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Colaboración con la Coordinación de Humanidades, el Instituto de Investigaciones Históricas, el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y el Centro de Enseñanza para Extranjeros. A Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, más conocida como Juana de Zúñiga, marquesa del Valle, se le puede considerar la primera mujer de la alta nobleza que se trasladó de la Península Ibérica a la Nueva España con la intención de arraigar allí. Junto a la lengua, la cultura y la religión, los españoles trasladaron a América la jerarquía social imperante en Castilla y su matrimonio con Hernán Cortés permitió al conquistador cumplir su sueño de emparentar con la nobleza y fundar un linaje propio bajo el marquesado del Valle de Oaxaca. En 1540, cuando Cortés volvió a España por segunda vez, Juana permaneció en América a cargo de la administración de su casa. Nunca volverían a verse, ya que Cortés murió en Castilleja de la Cuesta en 1547 debido a una infección gastrointestinal, posiblemente disentería. Tras la muerte de su marido, Juana también regresó a España, donde falleció en 1583.
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En el marco del programa de conmemoraciones universitarias México 500, dentro de la colección Material de Lectura de la UNAM, convergen la colaboración de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, la Coordinación de Humanidades, el Instituto de Investigaciones Históricas, el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y el Centro de Enseñanza para Extranjeros en la serie 1521, un atado de vidas, como parte de una de las colecciones editoriales emblemáticas de la Universidad. Nacida en 1977 para poner al alcance del público universitario selecciones breves de los textos canónicos de los escritores y las escritoras más relevantes de la literatura contemporánea y con más de 350 títulos, autoras y autores reunidos en los géneros del cuento, el ensayo y la poesía, Material de Lectura renueva su imagen para iniciar una nueva época con esta serie de perfiles históricos. Desde las preguntas que suscita nuestro convulso presente, cada ensayo de 1521, un atado de vidas ofrece una rendija para asomarnos a la intimidad de las personas, sus acciones, decisiones e ideas, por las que discurrieron tensiones y destinos de territorios y poblaciones enteras que colisionaron durante el siglo XVI.
Entre los antiguos nahuas, el ciclo de 52 años concluía, cada vez, en el año Ome acatl (2 caña) con la fiesta de toxiuhmolpilia (“se atan nuestros años”), en la que quedaban enlazados los componentes de aquella unidad solar temporal, para dar paso a un nuevo periodo. La llegada de los españoles al valle de Anáhuac ha sido interpretada por algunos como una nueva atadura de los tiempos. Fue, asimismo, gozne que entreveró trayectorias vitales diversas, hasta entonces desconocidas entre sí. Aquella insólita confluencia acarreó la alteración de los itinerarios particulares y la desestructuración de sus respectivos mundos para dar paso a otro nuevo, pretendidamente universal. Las noticias de estas vidas, fragmentadas por la guerra, la distorsión reiterada o el olvido invitan a regresar la mirada para encontrar en ellas una ruta para restituir el pasado en su complejidad, dignificar el presente y elegir el futuro. Por esta razón, quien ponga la mirada, el corazón y la mano en este atado, encontrará lo mismo la huella de trayectorias célebres de hombres y mujeres hechos de piedra y de letras, que retazos de vidas apenas conocidas, luces tenues de existencias olvidadas.
Inexorablemente unidas por una historia común, las escrituras que componen este atado son una constelación de la diversidad de tiempos que quedaron sujetos a partir del siglo XVI, dando paso a un nuevo orden solar, en el que confluían las tradiciones toltecas, nahuatlacas, árabes y cristianas. Y son también vidas, a la manera de Plutarco, que proyectaban hacia el futuro la trenza caótica que las unió. Pero si las del griego surgieron del pasado clásico, helenístico y romano, que daba cuenta de un único mundo mediterráneo, éstas otras, a despecho de los mitos nacionales, provienen del magma de la guerra, la amplitud de la técnica y la ciencia, la apropiación de la tierra y la generalización de la enfermedad, la ganancia y el crédito, para dar cuenta del desorden mundial que a partir de entonces vinculó continentes enteros y destinos individuales.
En su antigüedad entreverada, los referentes cíclicos mesoamericanos y la tradición clásica mediterránea confluyen en nuestra actual necesidad de comprender. Como en un espejo humeante, la contingencia de nuestro cotidiano y la incertidumbre procedente de fuerzas que nos exceden —como la actual pandemia— se refleja en los destellos de experiencias pasadas, entreveradas por una época que dio paso a nuevas formas de convivir. Lejos de las convencionales explicaciones históricas, la pátina oscura de aquel reflejo vital nos acerca a la escala de la alegría y el dolor, el anhelo y la frustración, la angustia y la resignación, la satisfacción y la ambición, la valentía y el miedo, la enfermedad, la salud, el silencio. La muerte como parte indisociable de la vida.
1521, un atado de vidas es también la confluencia impresa de un puñado de personas provenientes de muy diversos ámbitos de escritura. Como en otras series de esta entrañable colección editorial universitaria, Material de Lectura abre la puerta a la experimentación, a la reflexión y a la búsqueda de nuevos horizontes textuales. Al fin y al cabo, leer y escribir, como respirar y dormir, son actividades constitutivas de la vida y de la historia.
Cada ensayo de esta serie refleja un acercamiento personal a otra vida y otro contexto. El resultado excede los límites de la historia académica y renuncia a los formatos de la biografía para reconciliarnos con el texto como tejido de intenciones, de actos de enunciación, de cosas que decir. Desde las pulsiones vitales que animan a cada pluma, el pasado individual se presenta como la ocasión para escribir sobre lo práctico y lo urgente; para suscitar el debate, como pretendió Montaigne; para evocar el gozo y la desdicha, como lo versificó Nezahualcóyotl en tinta negra y roja, o plasmar una verdad mediante trazos, tonos y velos claroscuros, a la manera de Artemisia Gentileschi. En el fondo, la intención general de la serie pretende indagar si, bajo el sol de hoy, estamos condenados a contemplar aquellas vidas como gigantes de un mítico mundo separado del nuestro por 500 años, inventado por otros hace medio milenio; o si, por el contrario, podremos reconocernos en su humanidad y encontrar un nuevo equilibrio con el pasado.
Los editores
La vida de Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, más conocida como Juana de Zúñiga, está inevitablemente unida a la de Hernán Cortés. Para reconstruir su memoria hay que recurrir a las crónicas que relatan las hazañas de su esposo, entresacando los escasos datos referidos a ella que nos han transmitido. A pesar de que ha quedado eclipsada por su marido, como tantas otras mujeres en la historia, en este caso es de justicia dedicarle un espacio propio a una mujer que resultó ser una figura clave en la instalación y consolidación de la nobleza castellana en la Nueva España.