La casa y el cerebro - Edward Bulwer-Lytton - E-Book

La casa y el cerebro E-Book

Edward Bulwer Lytton

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Beschreibung

"La casa y el cerebro" se considera una pieza maestra de la literatura sobrenatural. El narrador de esta desasosegante fábula de fantasmas, desoyendo los consejos de sus allegados, decide pasar una noche, junto con su criado y su perro, en una casa encantada situada en Londres, de la que todos los demás huyen despavoridos. Allí, tal y como él esperaba, asiste a una serie de apariciones espeluznantes y descubre, a través de unas cartas, que la casa, muchos años atrás, fue el escenario de unos horribles crímenes. El secreto de todo parece encerrarse en una habitación vacía. Conectada a esta, la voluntad de un ser inmortal y perverso, uno de los que tuvo que ver con la casa en el pasado, ha creado y gobernado a distancia los extraños fenómenos. Lovecraft se refirió a "La casa y el cerebro" como uno de los mejores relatos de casas encantadas jamás escritos. Y Lafcadio Hearn afirmó que estamos ante la mejor historia de fantasmas creada en lengua inglesa, pues reproduce con asombrosa fidelidad las vivencias de una auténtica pesadilla.

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La casa y el cerebro

Edward Bulwer-Lytton

Traducción del inglés a cargo de

Arturo Agüero Herranz

Introducción

Una pieza maestra de la literatura sobrenaturalpor Arturo Agüero Herraz

La Encyclopaedia Britannica describe de la siguiente manera a Edward Bulwer-Lytton: «Político, poeta y crítico británico, a quien se recuerda sobre todo, sin embargo, como prolífico novelista. Sus libros, aunque de otra época, siguen siendo de muy grata lectura, y las experiencias del autor prestan a sus escritos un interés histórico inusual».

Edward nació en Londres el 25 de mayo de 1803, el menor de los tres hijos varones del general William Earle Bulwer, que falleció cuando el autor tenía cuatro años, y Elizabeth Barbara Lytton, heredera de Hertfordshire. En 1820 publicó su primer libro de poemas, Ismael: An Oriental Tale, with Other Poems, a imitación de Byron. Ingresó en Cambridge en 1822, donde coincidió en las aulas con Thomas Macaulay, autor de una célebre Historia de Inglaterra, así como de los Critical and Historical Essays, los cuales juegan un relevante papel en la narración breve que el lector tiene ahora en las manos.

Tras diplomarse, se instaló en Londres y frecuentó la sociedad en calidad de dandy. Durante una fiesta nocturna conoció a la irlandesa Rosina Doyle Wheeler. Se casaron en 1827 y tuvieron dos hijos: Emily y Robert, el cual llegaría a ser gobernador general y virrey de la India británica. Debido a los lujosos gastos del matrimonio, que ascendían a las tres mil libras anuales, y a que la madre del escritor le había retirado a este su asignación por no aprobar el enlace con Rosina, Edward se convirtió en un fecundo y exitoso autor, en la misma o mayor medida que un Dickens o un Thackeray. Edmund Gosse dijo: «Todo cuanto escribía se vendía como si fuera pan ofrecido a una multitud hambrienta». A lo largo de los siguientes años publicó novelas, poemas, obras de teatro, ensayos, cuentos, traducciones y volúmenes de historia. También editó el New Monthly Magazine y colaboró para otras revistas. A esto habría que añadir su carrera política, ya que a partir de 1831 fue durante once años miembro del parlamento, como Whig Radical; más adelante, entre 1852 y 1866, tendría una segunda etapa parlamentaria en las filas conservadoras.

El matrimonio de Edward y Rosina resultó no solo un fracaso, sino además un auténtico escándalo. Se separaron enconadamente tras un viaje a Italia en 1833-34, separación que se hizo legal en 1836. Rosina denunció públicamente y en diversos escritos o libelos el carácter y comportamiento de su marido. Él amenazó a sus editores, le retiró su asignación y le negó ver a sus hijos. Incluso hizo que ingresara en un sanatorio mental, del que ella salió al cabo de unas semanas. Así lo relata Rosina en sus memorias, A Blighted Life. Durante años no cejó de atacar a su marido, y finalmente lo sobrevivió.

La madre del autor, Elizabeth, falleció en 1843. Al año siguiente, de acuerdo con la voluntad materna, Edward cambió su apellido de Bulwer a Bulwer-Lytton y acogió las armas heráldicas de Lytton gracias a una licencia real. En 1866 ascendió a la nobleza como primer Barón Lytton. Para entonces, su fama de estadista y escritor era tal que en 1862, tras la abdicación del rey Otto de Grecia, le había sido ofrecida la corona griega, que él rechazó.

De natural desconfiado y reservado, Bulwer-Lytton sufrió durante sus últimos años una progresiva sordera que lo fue apartando del ojo público. Dividía a solas el tiempo entre la campiña, en su casa ancestral de Knebworth, y los balnearios del continente. Luego fijó su residencia en Torquay; y allí falleció el 18 de enero de 1873. Se cree que la causa de su muerte fue una infección del oído que le afectó al cerebro y ocasionó un ataque. Recibió sepultura en la Capilla de St. Edmund, junto al Rincón de los Poetas, en la abadía de Westminster.

Pese a sus diferencias de temperamento y, según fueron pasando los años, políticas, Bulwer-Lytton mantuvo una firme amistad con Charles Dickens. Fue el padrino del décimo y último hijo de Dickens, que recibió los nombres de Edward Bulwer Lytton, y a quien el autor de David Copperfield apodó simplemente «Plorn». Es famosa la anécdota de que fue Bulwer-Lytton quien persuadió a Dickens para que cambiase el primer (e infeliz) final de su novela Great Expectations. Entre sus otras amistades literarias se contó el también político —que sería primer ministro de Gran Bretaña— Benjamin Disraeli. Bulwer-Lytton admiraba al padre de este, Isaac Disraeli, cuyos ensayos reunidos bajo el título Curiosities of Literature se mencionan, como el lector verá, en un pasaje de «The Haunters and the Haunted».

La extensa obra narrativa de Edward Bulwer-Lytton abarca casi todos los géneros populares de su época. Novelas de la alta sociedad, o «silver fork novels», como Pelham; or, The Adventures of a Gentleman (1828), su primer éxito, que inauguró una duradera moda en los trajes masculinos de noche, pues su protagonista favoreció el uso del color negro. Novelas de criminales, o «Newgate novels», que anticipan a las policíacas de Wilkie Collins, como Paul Clifford (1830), célebre por su primera y, al parecer, infame frase: It was a dark and stormy night [Era una noche oscura y tormentosa], la cual repetirá el serio, hierático Snoopy ante su máquina de escribir en las tiras de Charlie Brown, y que ha dado origen a un satírico concurso de primeras malas frases (Bulwer-Lytton Fiction Contest). Novelas históricas, como The Last Days of Pompeii (1834) y Rienzi; or, The Last of the Roman Tribunes (1835), que inspiró a Wagner su ópera. Novelas filosóficas sobre jóvenes en busca del sentido de la vida, como Godolphin (1833). Novelas sobre la vida doméstica de la clase media, como The Caxtons (1849)…

Dignas de mención aparte son sus contribuciones al género sobrenatural y fantástico. El propio Bulwer-Lytton, al igual que muchos creadores de su tiempo, se interesó por el ocultismo y perteneció a sociedades secretas; la Sociedad Rosacruciana inglesa, fundada en 1867, lo reivindicó como su «Grand Patron». En Zanoni (1842), que versa sobre un eterno hermano rosacruciano, vivo y joven desde la civilización caldea, quien no puede enamorarse sin perder su inmortalidad, se introduce la enigmática figura del «Dweller on the Threshold» («el Morador del Umbral»). En A Strange Story (1862), la misma voluntad perversa de «The Haunters and the Haunted» se encarna en Margrave, un maligno personaje que desea vivir por siempre. The Coming Race (1871), acerca de una raza subterránea que espera apoderarse de la superficie terrestre —y cuya arma es una misteriosa energía cinética llamada «Vril», un «fluido que lo impregna todo»—, ha quedado como anticipo del género de ciencia ficción y de las sátiras utópicas de Butler, Huxley y Orwell.

La narración breve que el lector se dispone a leer, «The Haunters and the Haunted; or, The House and the Brain», se considera, sin lugar a dudas, una pieza maestra de la literatura sobrenatural. Suele incluirse en las antologías de lengua inglesa del género, y tal vez sea la obra literaria más lograda de su autor. Se publicó por vez primera en 1859, aunque luego reapareció en una versión mucho más corta que eliminaba la última parte del texto, ahí donde se empieza leyendo: «Pero mi historia aún no ha terminado». El autor suprimió este episodio final por temor a que pudiera interferir, por su semejanza, con la trama de A Strange Story.

El relato es extraordinario y muy ameno. De él dice Lovecraft en su clásico ensayo Supernatural Horror in Literature: «“The House and the Brain”, que alude al rosacrucianismo y a cierta figura maligna e inmortal sugerida acaso por Saint-Germain, el misterioso cortesano de Luis XV, aún perdura como uno de los mejores relatos de casas encantadas que se han escrito». Y Lafcadio Hearn, en una conferencia titulada «The Value of the Supernatural in Fiction», incluida en el segundo volumen de Interpretations of Literature, añade: «Les mencioné el otro día una narración breve de Bulwer-Lytton [«The Haunters and the Haunted»] calificándola como la mejor historia de fantasmas en lengua inglesa. Es el mejor cuento de ese género porque reproduce con asombrosa fidelidad las vivencias de una pesadilla. El terror de los grandes cuentos sobrenaturales es el terror de una pesadilla proyectado dentro de la consciencia despierta».

El argumento gira en torno a una casa encantada, en Londres, donde voluntariamente se introduce el narrador, junto con su criado y su perro, y asiste a una serie de apariciones espeluznantes. Se descubre, a través de unas cartas, que la casa fue muchos años atrás el escenario de unos crímenes. El secreto de todo parece encerrarse en una habitación vacía. Conectada a esta, la voluntad de un ser inmortal y perverso, uno de los que tuvo que ver con la casa en el pasado, ha creado y gobernado desde la distancia los extraños fenómenos.

Esta traducción de «The Haunters and the Haunted; or, The House and the Brain» se ha hecho a partir del texto incluido en Great Tales of Terror and the Supernatural (edición de Phyllis Cerf Wagner y Herbert Wise, The Modern Library, New York, 1994), donde se sigue la versión original y completa del relato de Bulwer-Lytton, publicada en la revista Blackwood’s Magazine en 1859.

Arturo Agüero Herranz

La casa y el cerebro

Un amigo mío, que es hombre de letras y filósofo, me dijo un día como entre bromas y veras:

—¡Figúrate! Desde que nos vimos por última vez, he descubierto una casa encantada en mitad de Londres.

—¿Realmente encantada? ¿Y qué había…? ¿Fantasmas?

—No puedo contestar a esas preguntas; lo único que sé es esto: hace seis semanas mi mujer y yo estábamos buscando un piso amueblado. Al pasar por una tranquila calle, leímos en la ventana de una de aquellas casas el anuncio: «Apartamentos amueblados». La ubicación nos satisfizo; entramos en la casa, nos gustaron las habitaciones, las alquilamos por una semana y las abandonamos al tercer día. Nada ni nadie habría convencido a mi mujer de que se quedase más tiempo; y no me extraña.

—¿Qué visteis?