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La poesía es una de las formas del conocimiento y, en ella, los poemas materializan las ideas que la animan y ensanchan. “La comedia sin dios” reúne un conjunto de poemas que, tras 11 años de escritura y reflexión sobre la soledad, el cambio, el amor y el deseo, la muerte, el dolor y el miedo, ficcionalizan el resultado de tales reflexiones.
El resultado es este primer intento poético de señalar, sobre un mapa inacabable, unas coordenadas que pueda reconocer como propias.
SOBRE EL AUTOR
Javier Hernández Fernández (La Palma, 1979), quiso ser inventor, médico y dentista. Se decidió finalmente por los estudios de Administración de Sistemas Informáticos, Traducción e Interpretación, y la Inteligencia Artificial. Con todo, es poeta, y así se sigue presentando. En 2007 creó el colectivo literario 9Puertas cuyas actividades culminaron con la publicación del libro colectivo “Confluencias” (Begin Book 2010). Desde entonces ha centrado su interés en la lectura de los poetas canarias de los años 90 y dosmiles, y la práctica de la crítica literaria.
Su actividad literaria se reparte entre: crítica literaria, I Encuentro de Joven Crítica Canaria, Jornadas sobre Crítica Literaria en las Redes Sociales, Festival Literatura 3 Orillas y el Festival Rock & Books; jurado, Premio de Narrativa Breve “Dolores Campos-Herrero”; traductor, traduciendo a la poesía reunida de Urbano Bettencourt, los ensayos breves de Léila Nunes, Ana Isabel Moniz, Ana Margarida Falcão, António Machado Pires, libro inédito de Eugénio de Andrade, Dalton Trevisan, Manuel Halpern y Patrícia Portela, y la versión francesa de La Guerre Comme Experience Interieur de Ernst Jünguer. Recientemente fue publicada su selección y traducción de 17 poetas canarios contemporáneos en portugués.
Actualmente trabaja en su siguiente libro de poemas, una antología crítica de poesía canaria contemporánea e investiga sobre Inteligencia Artificial y la creación de textos… Sigue pensando que es poeta.
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La comedia sin dios
© de los textos, Javier Hernández Fernández
© de la fotografía del autor, Supennapa Colpaert
© de la fotografía de portada, Javier Hernández Fernández
Ediciones El Drago
www.edicioneseldrago.com
Edición permanente, 2021
ISBN: 978-84-18813-09-2
DL: M-24000-2021
ISBN ePub: 978-84-18813-22-1
Diseño y maquetación: Montaña Pulido Cuadrado
Impreso en España – Printed in Spain
Impreso en papel reciclado
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La poesía, como una de las formas del conocimiento, materializa a través de los poemas las ideas que la habitan y ensanchan. La comedia sin dios reúne el resultado de 11 años de escritura y refl exión sobre la soledad, el cambio, el deseo y el amor, el dolor y la muerte, el miedo, arropadas en la fi cción del poema.
La comedia sin dios es esta primera tentativa poética de señalar, sobre un mapa inabarcable, unas coordenadas que pueda reconocer como propias.
Sinopsis
Una tórtola moribunda
Acontece a veces
No sé qué luz es esta
Pasarelas para el suicidio
Devora el firmamento
A veces el llanto
Todos estos muebles
Más allá de los aplausos
Un reflejo sobre el ventanal
Hay poca diferencia
Un erizo baldea sobre la arena
Decenas de farolas iluminan la calle
El pájaro elefante peregrina el futuro
Qué hago aquí
Esa mano
Acechas el destierro
Diga que ando perdido
Estrellas ahora de anestesia
Hagámoslo, amor
Acolinado sobre un rinoceronte
El pliegue de tus pechos
Gravitaciones
Morirás a manos
Millones de dientes de vela
De un lado, el mar
Aguardo atento
Anidamos besos en sílabas ocultas
Desterrar del otro la sombra
He sobrevivido a la lengua
Ante la luz incierta de un recuerdo
Playa de ciudad
El cuerpo de los marinos engulléndose
Aquí ahogan las horas
Puerto preñado. Son engendros
Un esqueleto de agua reclama
Bebiéndose del ombligo y las chalanas
Espacio inerte este cielo asediado
Agradecimientos
Sobre el autor
Una tórtola moribunda
estira la pata en la esquina
de un parterre. Sobre el pecho
miles de esmeraldas auscultan
el corazón del ave: el doctor
palpa y rebusca, procura
vida una última vez.
Cuando marcha, deja una reverencia,
atrás el fonendo sobre el pico,
y un adiós.
Al final de la calle vienen las hormigas,
haciendo antorchas con colillas
en hambrienta procesión.
Acontece a veces;
miras en el cristal
de una ventana,
en el espejo o
en el retrovisor,
y allí te descubres.
Reconoces en ti
el temblor e intentas
esconderte. Sabes,
entonces, que no vas
a llorar, hoy no
repica desahogo,
y no vale la pena,
porque en este preciso
instante alguien posa
de nuevo los párpados
sobre tus ojos.
No sé qué luz es esta,
en este patio, a estas
cinco y media de la tarde.
No sé qué luz, pero ya
es sobre los faroles
de cobre, bajo las tejas
verdes, frente a la ropa
tendida que aún seca
por navidad… Promesas,
de paz y recuerdos,
que acompañan el holograma
fingido de dos medias vidas.
Pasarelas para el suicidio
en los hospitales;
las palomas se entregan
ahí a la ciencia de los gatos,
al extraño temblor del olvido.
En algún momento dibujan en ti,
y con calma, su mirada,
y se dejan pellizcar por la caída
libre de las piedras.
Cuando mueren, ocupan sus ojos
dos líneas negras y las plumas
palidecen, de repente,
y la luna abre y las engulle.
Leve y repentina,
no deja más
que una sonrisa de asfalto
sobre los ojos.
Devora el firmamento
apurando unas chinescas
bajo el agua de la piscina.
Todo lo contempla ociosa
a estas horas.
La mano es apenas hoy
una palabra a contraluz,
clorada y llorosa,
que opone a una ventana negra.
Tímidamente hurta su boca
rogando a una sombra
que la lleve, que la lleve ya,
lejos, a algún lugar.
Que no sea inútilmente.