La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952 - Jorge Levoratti - E-Book

La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952 E-Book

Jorge Levoratti

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Durante los seis años del gobierno de Domingo Alfredo Mercante las cuestiones educativas fueron tratadas desde distintas concepciones ideológicas. Si bien esa diversidad encuentra explicación en la distinta orientación político-ideológica de las gestiones de Alejandro Greca (1967-1947), Estanislao Maldones (1947-1949) y de Julio César Avanza (1949-1952), puede señalarse que reflejaba la pluralidad de líneas que coexistían en los niveles directivos de la educación. Así, figuras como Jaime Glattstein, quien orientó la enseñanza preescolar en los principios de la escuela activa, o Bernardo Serebinsky, médico psiquiatra de filiación freudiana y de compromiso político con los republicanos españoles, creador del Instituto de Psicología y Orientación Profesional, compartieron funciones con católicos, como Emilio Mignone, en la Dirección de Enseñanza, el pedagogo Rafael Ruta, en el Departamento de Didáctica, o el padre Leonardo Castellani, como asesor ministerial. Esta composición, no obstante el sesgo catolizante impreso a partir de 1949, evidenciaba tanto la heterogeneidad del campo técnico-pedagógico como la vigencia de una pluralidad ideológica. Múltiples fueron las transformaciones educativas durante el mercantismo. En lo institucional se produjo a partir de 1949 la transición del sistema educativo fundacional a un modelo que privilegió la ejecutividad sobre la deliberación, se complejizó la estructura de gobierno con la incorporación de organismos que atendieron a nuevos niveles y modalidades, y se sumaron otros, de sesgos modernizantes, que aportaron conocimientos técnico-científicos al tradicional saber pedagógico que predominaba en la educación provincial. La concreción de las 2982 obras del Plan Integral de Edificación Escolar resolvió el problema que la educación provincial arrastraba desde sus inicios. En tanto, el sesgo católico que Mercante impuso a la educación a partir de 1949, en tiempos que comenzaban a arreciar las tensiones entre Perón y la Iglesia católica, no puede considerarse extraño a la confrontación entre ambos líderes políticos.

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LA EDUCACIÓN EN EL GOBIERNO PERONISTA DE DOMINGO MERCANTE

Durante los seis años del gobierno de Domingo Alfredo Mercante las cuestiones educativas fueron tratadas desde distintas concepciones ideológicas. Si bien esa diversidad encuentra explicación en la distinta orientación político-ideológica de las gestiones de Alejandro Greca (1967-1947), Estanislao Maldones (1947-1949) y de Julio César Avanza (1949-1952), puede señalarse que reflejaba la pluralidad de líneas que coexistían en los niveles directivos de la educación. Así, figuras como Jaime Glattstein, quien orientó la enseñanza preescolar en los principios de la “escuela activa”, o Bernardo Serebinsky, médico psiquiatra de filiación freudiana y de compromiso político con los republicanos españoles, creador del Instituto de Psicología y Orientación Profesional, compartieron funciones con católicos, como Emilio Mignone, en la Dirección de Enseñanza, el pedagogo Rafael Ruta, en el Departamento de Didáctica, o el padre Leonardo Castellani, como asesor ministerial. Esta composición, no obstante el sesgo “catolizante” impreso a partir de 1949, evidenciaba tanto la heterogeneidad del campo técnico-pedagógico como la vigencia de una pluralidad ideológica.

Múltiples fueron las transformaciones educativas durante el “mercantismo”. En lo institucional se produjo a partir de 1949 la transición del sistema educativo fundacional a un modelo que privilegió la ejecutividad sobre la deliberación, se complejizó la estructura de gobierno con la incorporación de organismos que atendieron a nuevos niveles y modalidades, y se sumaron otros, de sesgos “modernizantes”, que aportaron conocimientos técnico-científicos al tradicional saber pedagógico que predominaba en la educación provincial. La concreción de las 2982 obras del Plan Integral de Edificación Escolar resolvió el problema que la educación provincial arrastraba desde sus inicios.

En tanto, el sesgo católico que Mercante impuso a la educación a partir de 1949, en tiempos que comenzaban a arreciar las tensiones entre Perón y la Iglesia católica, no puede considerarse extraño a la confrontación entre ambos líderes políticos.

 

 

Jorge Levoratti Profesor en Historia (Universidad Nacional de La Plata), magíster y doctor en Historia (Universidad Nacional de Tres de Febrero). Profesor asociado en la cátedra Problemas de Historia Argentina de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Presentó ponencias en jornadas y congresos nacionales e internacionales sobre cuestiones educativas durante el peronismo clásico. Publicó artículos sobre revistas educativas y sindicales y sobre agremiaciones docentes del período.

JORGE LEVORATTI

LA EDUCACIÓN EN EL GOBIERNO PERONISTA DE DOMINGO MERCANTE

1946-1952 Forjistas, peronistas y católicos

Índice

CubiertaAcerca de este libroPortadaDedicatoriaAgradecimientosPrólogo, por Carolina BarryIntroducciónLa educación peronista en los estudios históricosPeronismo y educación: interpretaciones historiográficasMiradas y perspectivas sobre la política educativa de Domingo MercanteFuentes documentales: aportes novedososPerspectivas e interrogantesEstructura del libroCapítulo 1. La Revolución de Junio en la educación de Buenos AiresPolíticas, situación y problemáticas (1943-1946)La Revolución de Junio en la Dirección General de Escuelas: liberales, católicos, nacionalistas, filosocialistas y radicalesArmando Molla Villanueva: “Vosotras, como mujeres y como maestras, sois las reinas de la democracia”Emiliano Mac Donagh: “La pacificación de la familia argentina”Eduardo Noya: “En el magisterio deben desaparecer, a la par que la política, las influencias externas y las complacencias”Carlos F. Ancell: “La Secretaría de Trabajo y Previsión… impulso vivificante y renovador de la Revolución de Junio”Juan Carlos Miranda: “La patria es hija de la democracia”La educación provincial según el censo escolar de 1943La identidad de las escuelas provinciales: religión y patriaLos presupuestos educativos 1930-1945Finanzas y pedagogía: la creación del primer grado inferiorLos religiosos católicos en el Consejo General de EducaciónLa infancia en el sistema escolar: jardines de infantes y colonias de vacacionesLos bordes del sistema: la enseñanza profesionalConclusión: de oscuros y clarosAnexo. Autoridades provinciales y educativas 1943-1946Comisionados e interventores nacionales en la provincia de Buenos Aires. 1943-1946Consejo General de Educación 1943-1946Capítulo 2. La condición docente en los prolegómenos del peronismoMercado de trabajo y condiciones laborales del magisterioLos salarios docentes: regresión y reparación (1930-1946)La profesionalidad del magisterio en cuestión: el “perfeccionamiento docente” y los ateneos pedagógicosConclusiónCapítulo 3. Alejandro Greca, un militante “radical” (1946-1947)Las rivalidades al interior del naciente “mercantismo”: radicales intransigentes, renovadores, laboristas y exlaboristasRelaciones con el magisterio: el fallido cuestionamiento a la ley de escalafón 4.675La enseñanza preescolar obligatoria: entre la educación de los párvulos y la protección de la familiaEl proyecto Simini. La ley 5.096. Los primeros jardines de infantes y la Escuela Formativa de ProfesorasLa educación primaria en 1946: ¿peronización y adoctrinamiento?La política educativa de Alejandro GrecaLa enseñanza profesionalLos edificios escolares: Alejandro Greca y el primer proyecto de Plan Integral de Edificación EscolarLos inicios del Plan Integral de Edificación Escolar: el proyecto de GrecaNuevo cuestionamiento: embestida y declinaciónEmbate final y caída de Greca: un débil MercanteConclusiónCapítulo 4. Estanislao Maldones: “el cristianismo práctico” (1947-1949)La reorganización de la Dirección General de EscuelasEl “cristianismo práctico” y el juramento docenteCreaciones de jardines de infantes y escuelas formativas de profesorasLa Inspección General de Jardines de InfantesNueva orientación de la educación primariaCreaciones de escuelas y cargos en la enseñanza primariaLa creación del Instituto de Orientación Profesional PosescolarEl Plan Inicial de Edificación Escolar “Maldones”El Plan Integral de Edificación Escolar. Ley 5.251El Plan Integral de Edificación Escolar. Ley 5.283Las modificaciones del piee: las leyes 5.431 y 5.541ConclusiónCapítulo 5. La Constitución provincial de 1949, la cuestión de la enseñanza religiosa y la creación del Ministerio de EducaciónLas relaciones entre Perón, Mercante y la Iglesia católicaPerón y la Iglesia católicaMercante y la Iglesia católicaLas Constituciones provinciales de 1949 y la cuestión educativa. La Constitución de Buenos AiresConclusiónCapítulo 6. Julio César Avanza, el Ministerio y la “catolización” de la educación1. El MinisterioJulio César Avanza, primer ministro de Educación de la provincia de Buenos AiresEmilio Fermín Mignone: la nueva política educativaOrganización del MinisterioLa educación preescolar: un nuevo paradigma y el fin de la obligatoriedadAvanza y las “escuelas nuevas” primariasEl Congreso de Educación de Tandil: nuevos planes y programas de estudioLas instituciones patrias: catolicismo, lengua y tradiciónEl Plan Integral de Edificación EscolarEl PIEE y la relación de Mercante con la LegislaturaEl PIEE en ejecuciónAlcances del piee hacia 1952Conclusión2. La legislación en los “tiempos tempranos”Las escuelas-fábrica provinciales. Ley 5.468Creación de las escuelas-fábrica provincialesLas escuelas-fábrica de MercanteLos institutos superiores de pedagogía. Ley 5.538Conclusión3. Los “tiempos tardíos”: el Estatuto del Docente y la Ley de EducaciónEl Estatuto del Docente. Ley 5.651. Primera reglamentación de los derechos de la docencia bonaerense. AntecedentesEl Estatuto del Docente y las agremiaciones docentesLa Ley de Educación 5.650: el catolicismo escolarConclusiónConsideraciones finalesBibliografíaAnexoCréditos

A Sandra Pilar

Agradecimientos

Este libro es una adaptación de mi tesis de doctorado en Historia presentada, en 2018, en la Universidad Nacional Tres de Febrero (Untref). La extensa y copiosa investigación que realicé durante cinco años tuvo en la dirección y orientación de la doctora Carolina Barry el permanente acompañamiento, caracterizado por su generosidad personal y su calidad académica y profesional, cualidades que hicieron posible la concreción de la tesis. Carolina Barry leyó y releyó borradores, esbozó sugerencias, propuso alternativas y promovió mi intervención en variados espacios académicos, permitiéndome ampliar la mirada sobre mi tema de investigación. Vaya en estas palabras mi profundo reconocimiento.

También me es grato recordar y agradecer a los profesores de los seminarios cursados, en el marco de la maestría y el doctorado en Historia de la Untref, por sus aportes a la comprensión de los procesos históricos, sus dinámicas y controversias, con especial mención al director del doctorado, el doctor Samuel Amaral. En los comentarios del jurado de la tesis, integrado por los doctores Oscar Aelo, Gustavo Castagnola y Martín Castro, encontré recomendaciones y reflexiones que me permitieron repensar cuestiones y resultados de mi investigación; a ellos mi agradecimiento.

Una investigación como la realizada solo es posible si en la búsqueda y el acercamiento a la verdad histórica se cuenta con los aportes de quienes con responsabilidad tienen con ella un compromiso. A todos ellos quiero agradecer en estas pocas líneas. Muy en especial a María Elais Avanza, quien a través de varias charlas, con entusiasmo y generosidad, me brindó importante información y documentación a la vez que habilitó mi vinculación con la familia de Emilio Mignone. A Isabel, Mercedes y Javier Mignone, que me posibilitaron el acceso el archivo familiar, previo a su donación a la Universidad Nacional de Luján. A mi primo, monseñor Armando Jorge Levoratti, que en largas conversaciones evocó el ambiente del Seminario Mayor de la época, frecuentado por funcionarios peronistas y católicos. Al doctor Claudio Panella, que me brindó la amplitud de sus conocimientos y su generoso apoyo en varios encuentros y consultas que realicé al Archivo Histórico Ricardo Levene, y al profesor Darío Pulfer, que facilitó la realización de algunas entrevistas.

A lo largo de los años de la investigación consulté archivos, bibliotecas y hemerotecas, en los que conté con la esmerada atención de su personal. Muchas veces, luego de pasar largas horas escudriñando en diarios o archivos, en los tiempos en que los investigadores hacemos un alto en la tarea, pensaba en la llegada de este momento de la publicación y no puedo negar que me embarga la emoción. De algunos conocí sus nombres, por la asiduidad con la que visité el lugar, de otros conservo la imagen de sus rostros; de todos, el mejor de los recuerdos. Como me sería imposible mencionar los nombres de todos ellos me limitaré al de las instituciones. Agradezco a mujeres y hombres de la Hemeroteca de la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Biblioteca de la Facultad de Humanidades de la UNLP, la Biblioteca de la Provincia de Buenos Aires, la Biblioteca de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso de la Nación, la Biblioteca Reservada del Congreso de la Nación, la Biblioteca de la Untref, la Biblioteca del Maestro, la Biblioteca de la Provincia de Mendoza, la Biblioteca del Archivo General de la Nación, la Biblioteca de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Biblioteca del Seminario Mayor San José de La Plata.

Mi reconocimiento a los directivos, trabajadoras y trabajadores del Archivo Histórico Ricardo Levene de la provincia de Buenos Aires, el Archivo Intermedio del Archivo Histórico Nacional, el Centro de Documentación e Información Educativa de la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, el Archivo de la Oficina Registro y Notificaciones de la Dirección General de Escuelas de Buenos Aires, el Archivo Administrativo de la escuela primaria Nº 1 de Lanús de la Dirección General de Escuelas de Buenos Aires, el Archivo de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, el Centro de Documentación del Ministerio de Educación de la Nación, el Archivo de la Asociación de Maestros de la Provincia de Buenos Aires, el Archivo del Centro de Estudios Legales y Sociales y el Archivo Histórico de la Provincia de Jujuy.

Un especial reconocimiento a quienes realizaron sus comentarios y aportes a mis presentaciones en las Jornadas Inter-Escuelas de Departamentos de Historia, en los congresos de los pueblos de la provincia de Buenos Aires y en los congresos de la Red de Estudios sobre Peronismo.

También quiero dar las gracias a mis amigas y amigos y compañeras y compañeros de la materia Problemas de Historia Argentina de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), con quienes he compartido la participación en jornadas y congresos y debatido sobre distintos aspectos del peronismo clásico y de la historia nacional, en las reuniones internas de cátedra, y a todas y todos los colegas que en conversaciones informales escuché con atención, así como a todos y todas mis estudiantes.

Como en toda investigación de largo aliento, el entusiasmo que la anima discurre entre la euforia y la languidez; continuarla es un acto que requiere el ejercicio cotidiano, tenaz y enérgico. En esos numerosos días los afectos fueron la constante para persistir en la tarea, y a ellos quiero recordar en estas líneas: a mis hijos y a mi esposa y compañera Sandra Pilar.

Quiero expresar mi inmensa gratitud a la enseñanza pública gratuita, sin la cual nunca hubiera podido escribir este libro. Gratitud a mis maestras de la escuela Nº 66 de la ciudad de La Plata, en la que cursé mis estudios primarios, donde aprendí a leer y escribir; a las profesoras y los profesores de la Escuela Industrial de la Nación Albert Thomas, donde realicé mis estudios secundarios y a las profesoras y los profesores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP, ámbito en el que me formé como profesor en Historia. A todos ellos mi reconocimiento.

Por último, quiero agradecer a la Universidad Nacional Tres de Febrero en la cual cursé el doctorado en Historia con la defensa de la tesis que es la base de este libro.

 

Prólogo

Carolina Barry

 

 

 

 

“Mi hermanita y yo amamos a mamá, a papá, a Perón y a Evita”: frases como esta, publicada en un libro de lectura de 1953 que estaba destinado a quienes daban sus primeros pasos en la escuela primaria, han acaparado por mucho tiempo la atención sobre la educación durante el peronismo. El adoctrinamiento de la infancia con la presencia de imágenes y textos producidos por el aparato de propaganda del gobierno de Juan Domingo Perón ha calado tan profundo en la memoria colectiva que ensombreció la posibilidad de análisis más detenidos sobre otros aspectos del período. En las últimas décadas, esta situación comenzó a revertirse y hemos asistido a la producción de nuevos estudios que abordan distintas áreas del quehacer educativo que revelan, además, que no hubo una sola, única y omnipresente política educativa en el período más allá de los intentos de imponerla. Este libro se inscribe dentro de esta oleada, sin desatender el momento de producción de frases como la inicial, que contextualiza y sitúa en clave historiográfica, y que le permite avanzar sobre otros ejes del ejercicio educativo.

La renovación de los estudios del peronismo se ha detenido, también, en abordajes de lo que se dio en denominar estudios extracéntricos o de espacios subnacionales. En ellos la mirada se complejiza y se detiene en las provincias y ex-Territorios Nacionales, e incluso en espacios geográficos más acotados, lo que permite una aproximación diferente de la mirada nacional. En está línea, la gobernación de Domingo Mercante se transformó en un tema en sí mismo y se vio sometida a numerosos y variados análisis de aspectos que abonan, en más y en contundentes episodios, que el mercantismo actuó como una línea interna dentro del peronismo y como un espacio claro de disputa de poder. La gobernación de Mercante, cruzada por las tensiones del proceso de construcción de su liderazgo político y por la larvada, pero no menos considerable, rivalidad con Perón, llevó adelante diferentes políticas educativas hasta lograr un modelo propio, que dejaba entrever valoraciones de cómo concebir la sociedad. Muestra, también, a las claras cómo el crecimiento político de Mercante, no exento de disputas al interior del movimiento, estaba en consonancia con planteos y nuevas apuestas educativas no necesariamente en línea con los dictados de la perspectiva nacional, salvo una pax circunstancial y breve.

El libro de Jorge Levoratti, producto de su tesis de doctorado en Historia por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, es una apuesta superadora de los trabajos existentes hasta el momento. Su estudio está focalizado en analizar pormenorizadamente y en cada uno de sus aspectos los escasos seis años de la educación mercantista; trabajo sustentado en un atrayente y formidable material de archivo producto de años de búsqueda minuciosa de más y nuevos reservorios, algunos por primera vez consultados. La investigación abarca todas las instancias y actores que intervienen en la vida educativa bonaerense y, como si fuera un rompecabezas, amalgama sus piezas para brindar una mirada de conjunto. Articula las autoridades y las políticas aplicadas, las educadoras y sus reclamos gremiales, la vida escolar atravesada por las demandas y los intereses del alumnado y sus familias. Todo ello sin dejar de prestar atención al momento político y las superposiciones, cuando no las contradicciones, ideológicas de quienes intervinieron en el proceso.

El autor se detiene, pausadamente, en cada una de las administraciones educativas que atraviesan la gobernación, pero también, por preciarse hijo y continuador de la Revolución de Junio, como se definía a sí mismo Mercante, emplea capítulos en desarrollar el contexto anterior. Toma en cuenta las principales características y políticas adoptadas por la Dirección General de Escuelas y sus variopintos agentes cuyas ideologías abrevaban en universos diversos y fluctuantes, entre el liberalismo y el nacionalismo. De ese conglomerado surgieron políticas nodales que fijaron los períodos siguientes como el censo educativo de 1943, dejando al descubierto el alcance del analfabetismo, la situación docente y el abandono escolar del país en su conjunto.

Los dos primeros directores generales de educación de la etapa mercantista, Alejandro Greca y Estanislao Maldones, asistieron a la creciente construcción política de un Mercante embrionario, jaqueado por las diferentes líneas internas de un peronismo, también en proceso de formación, hasta llegar a otro fortalecido y con la capacidad de imponer un armado propio como el ambicioso plan de edificación escolar que todavía perdura en la memoria bonaerense: las famosas y emblemáticas “escuelas Mercante” erguidas tanto en espacios urbanos como rurales. Ambas administraciones educativas sostuvieron proyectos de tinte progresista en relación con la primera infancia y la creación de los jardines de infantes, algo resistidos por quienes comulgaban con los postulados emanados por la Iglesia católica.

La mixtura educación e Iglesia e Iglesia y peronismo atraviesa todo el espacio alcanzando límites inadvertidos a los que el autor nos conduce con destreza como el tratamiento diferencial, por ejemplo, de la educación religiosa en la nación y en la provincia. Si bien la obligatoriedad de la enseñanza católica se remonta a un decreto de 1943, e incluso antes en la provincia con la gobernación de Manuel Fresco, cada espacio subnacional la implementó de diversas maneras y no necesariamente con un estilo y alcance uniforme. Este cóctel, educación y catolicismo, tuvo su mayor apogeo durante la más larga administración educativa del gobierno de Mercante: la de Julio César Avanza y su principal colaborador, el director de enseñanza, un joven Emilio Fermín Mignone. Ambos serán los responsables de emprender el proyecto educativo propio del mercantismo, según nos particulariza Jorge Levoratti. Un momento de inflexión para Mercante, fortalecido políticamente no solo a nivel provincial, que arriesga en todos los ámbitos de la gobernación con una agresiva gestión de gobierno: la creación del Ministerio de Educación y la disolución de los organismos preexistentes que implicaba, también, el fin de una era deliberativa iniciada con el modelo sarmientino, por otra de traza ejecutiva y de enérgica concentración política. Luego, y en concordancia con un profundo giro ideológico que funcionó como un dominó en las distintas áreas del quehacer educativo, con relación a otro giro ideológico pero de signo contrario a nivel nacional, punto de partida, también, de un proceso sistemático de lo que se dio en llamar la peronización del ámbito educativo. La conjunción de estas fuerzas inversas Levoratti las observa y sitúa como germen de la disolución y del conflicto de la dupla Perón-Mercante y de las consecuentes rivalidades al interior del peronismo.

El libro de Jorge Levoratti no se puede pensar solo como un aporte a la historia de la educación bonaerense durante la primera gobernación peronista en la provincia. Su estudio la trasciende y nos habla del período en general y cómo estuvo atravesado y conformado por mujeres y hombres que abrevaban en distintas corrientes ideológicas y que hacían a un modo del ver el mundo, la vida, la política, la sociedad, cuya amalgama dio como resultado el fenómeno político más perdurable de la historia argentina y cuyas derivaciones perduran en la actualidad.

He tenido la oportunidad de acompañar a Jorge en importantes momentos del desarrollo de su vida académica y de su vida personal, camino que ha derivado en una amistad perdurable. Va mi agradecimiento a esas gratas sorpresas que también nos depara la vida profesional.

 

Buenos Aires, agosto de 2020

 

Introducción

En la memoria colectiva de la sociedad bonaerense resuenan, inspiradas en las imágenes de miles de edificios escolares construidos en toda la provincia de Buenos Aires, voces que evocan, como ejemplar, la obra pública educativa del gobernador Domingo Mercante. Es objetivo principal de este libro reconstruir el proceso histórico surcado por las políticas educativas y la situación de la educación bonaerense del gobierno de Mercante.

Predominan en la historiografía versiones Estado-céntricas que asimilan las más diversas políticas educativas, y las no menos diversas situaciones de la educación que existieron en las provincias argentinas en tiempos del primer peronismo –en muchos casos muy poco estudiadas–, a las políticas implementadas en el ámbito nacional durante las presidencias de Juan Perón entre 1946 y 1955.

Si bien el peronismo amalgamó diversas y polifacéticas fuerzas políticas, como movimiento político y como gobierno “hubo de adquirir en cada provincia y territorio configuraciones particulares. La cuestión remite, en definitiva, a su doble e irreductible dimensión” (Kindgard, 2010: 25). La heterogeneidad de esas configuraciones se expresó en todas las dimensiones del quehacer social. La cuestión –en los momentos iniciales– no obstaculizó la pertenencia a una filiación partidaria, mas en el devenir del quehacer político dio origen a fuerzas y proyectos divergentes que en ciertos casos colisionaron en ásperos y traumáticos enfrentamientos. Por tanto, las políticas y los modelos educativos provinciales no fueron ajenos a esa conflictividad, presentando configuraciones específicas en cada jurisdicción. No obstante el potente esfuerzo centralizador que impuso el gobierno nacional, las especificidades provinciales coexistieron con los lineamientos nacionales y en determinados momentos estas definieron la orientación y el “tono” de la política educativa.

En consecuencia, no hubo una única y omnipresente política educativa peronista, más allá de los intentos por imponerla, como en otros ámbitos no hubo una producción y una estética cinematográfica puramente peronista (Krieger, 2009), ni un único y exclusivo estilo arquitectónico peronista (Aboy, 2005). No obstante, en el proceso de consolidación del liderazgo de Perón puede verse el predominio de fuerzas centrípetas que opacaban las luces periféricas. También las políticas educativas provinciales –aun las implementadas durante la misma gestión de gobierno– fueron diversas. Las distintas coaliciones que predominaron a lo largo de la conformación del Partido Peronista en el orden nacional (Mackinnon, 2002) y sus repercusiones en todo el ámbito político incidieron directamente en los gabinetes provinciales. No menos habrían de incidir las seculares tradiciones culturales y educativas de cada jurisdicción. Desde este planteo, considerar el estudio de una política educativa provincial implica desprenderse de los preconceptos construidos a partir de aventuradas generalizaciones conformadas a partir del caso nacional.

El peronismo bonaerense y las políticas educativas de Buenos Aires forman parte de esa “configuración particular”, de esa doble dimensión. Esa particularidad será identificada de aquí en adelante como “mercantismo”. La gobernación de Mercante, cruzada por las tensiones del proceso de construcción del liderazgo político del coronel y por la larvada, pero no menos considerable, rivalidad con Perón, llevó adelante variadas políticas educativas, acordes con la “tonalidad” del escenario político y con las fuerzas propias para imponer su “modelo educativo”. La trayectoria de Mercante entre 1946 y 1952 puede graficarse en un ciclo casi modélico: conoció comienzos débiles y tormentosos que remontó desplegando una enérgica obra de gobierno, alcanzó el cenit hacia 1949 –presidió la Convención Nacional Constituyente y sus hombres predominaban en la coalición de fuerzas que integraban la conducción del Partido Peronista– e inició la fase declinante del ciclo tras el rotundo triunfo electoral de 1950. Los dos últimos años de la gobernación conocieron la hostilidad creciente de quienes veían morir políticamente al otrora “corazón de Perón”. Las políticas educativas espejaron el ciclo del gobierno de Mercante.

Se considerarán, por un lado, los enunciados discursivos y las políticas aplicadas en los distintos ámbitos de intervención estatal: la educación preescolar, primaria, especial y profesional; la capacitación y el “perfeccionamiento” de los docentes, el régimen de retribuciones materiales y simbólicas. Por otro lado, se tendrán en cuenta las transformaciones acaecidas en la estructura estatal del gobierno escolar, en los dispositivos institucionales, en las normas legales de regulación del sistema educativo y en las realizaciones materializadas en obras de infraestructura, dimensiones de las plantas funcionales y matrícula del alumnado. También se problematizará alrededor de la autonomía o el alineamiento de la educación provincial con las líneas directrices impulsadas por el ministerio nacional. Pueden destacarse como centrales las cuestiones referidas, a los fines de la educación primaria, la implementación de la enseñanza religiosa, la particularidad de la enseñanza en ámbitos rurales y la vinculación con el mundo del trabajo. La centralidad que adquirió en la época la injerencia de la Iglesia católica en el campo educativo remite necesariamente al análisis de las disímiles relaciones que Perón y Mercante tuvieron con la jerarquía católica.

Interesa, asimismo, escudriñar en la concepción o el modelo de sociedad que sustentó las políticas y realizaciones del mercantismo. Entran en esta cuestión las ideas referidas al lugar de la Iglesia católica en relación con el poder político, la presencia y los límites del poder sindical y el reconocimiento de los ámbitos sociales –urbanos o rurales– como espacios privilegiados para una sociabilidad virtuosa. Los años en los que surge el peronismo estaban surcados por una diversidad de crisis que Gino Germani (1965) definiera como propias de la transición de la sociedad tradicional a la sociedad de masas, entre ellas, la crisis estimativa, reveladora de la alteración de valores en el plano de las relaciones intersubjetivas. A las crisis no son ajenos los actores políticos que, sintetizando, las abordan desde perspectivas antagónicas; unas conservadoras, procurando restaurar el “orden” precedente, y otras transformadoras, que intentan armonizar un nuevo cuadro de relaciones sociales. Ambas presentan variedad de matices y de intensidad. En la lucha política se dirime el predominio de unas sobre otras, y es en el proyecto o modelo educativo donde se manifiestan con nitidez. Sobre esta cuestión cabe preguntarse cómo las concepciones político-ideológicas sobre el orden social se manifiestan traducidas como políticas públicas educativas. Las determinaciones de la política educativa de Mercante fueron básicamente definiciones acerca del modelo de sociedad que deseaba el mercantismo construir, y no es aventurado señalar que en las distancias con el modelo social que propiciara Perón se albergaron los motivos de la disidencia entre los líderes de la Revolución de Junio.

La educación peronista en los estudios históricos

Los estudios sobre las políticas y la situación educativa del primer peronismo prontamente se impregnaron de conceptos y visiones generadas en las virulentas y facciosas luchas políticas desarrolladas en el país en tiempos del gobierno de Perón. Es así que no es extraño encontrar argumentaciones generadas en el ámbito de la extrajudicial Comisión Nacional de Investigación conformada por la “revolución libertadora” y en la prensa opositora, principalmente La Nación y La Prensa hasta su expropiación. El concepto “peronización”, virtualmente omnipresente en los trabajos históricos, no procede del campo de la investigación historiográfica; es, pues, la categoría nativa creada por los opositores al peronismo para denunciar el fin subalterno de la educación a la manipulación política.

Alrededor de las cuestiones mencionadas se pretende revisar la visión predominante en el campo historiográfico que presenta un panorama educativo homogéneo en lo jurisdiccional –nación y provincias– y una escasa variabilidad en la dimensión temporal. Los estudios sobre la educación en el peronismo clásico acentúan el aspecto propagandístico de la acción estatal y partidaria, el culto a la personalidad de Juan Perón y Eva Perón y la exaltación de sus obras y pensamientos. Predomina en la construcción de estas versiones el análisis de los libros de lectura escolares aprobados por el Ministerio de Educación de la Nación. Como ya se ha dicho, no es ajena a estos enfoques la supervivencia, en los contextos de producción historiográfica, de caracterizaciones en parte devenidas de la lucha política intensificada en los últimos años de la segunda presidencia de Perón, caracterizados por la alta polarización política. A partir ello, se ha construido una versión Estado-céntrica, que tiene como protagonista principal de la educación durante el peronismo al Estado nacional y, por lo tanto, opaca –cuando no anula– el quehacer de los Estados provinciales y sus organismos educativos. El énfasis puesto en estos aspectos y en esta perspectiva ha llevado a presentar como finalidad principal y exclusiva de la educación la “peronización” de la infancia y la juventud, con igual desarrollo e intensidad en todas las jurisdicciones administrativas de la Argentina. Por otra parte, es de destacar que la facultad y la responsabilidad de impartir la educación común o primaria correspondía y corresponde por prescripción constitucional a las provincias; cabe entonces indagar acerca de la orientación ideológica y pedagógica que estas impulsaron. La finalidad que las reformas constitucionales provinciales de 1949 asignaron a la educación y las leyes con ellas alineadas expresaron esas orientaciones, que lejos estuvieron de ser unívocas.

Así como los trabajos compilados y publicados en 2003 por Darío Macor y César Tcach en La invención del peronismo en el interior del país y los realizados con anterioridad por César Tcach (1991), Moira Mackinnon (1996), Darío Macor y Eduardo Iglesias (1997), Adriana Kindgard (1999), Mercedes Prol (2001) y Oscar Aelo (2002), así como las producciones posteriores de estos últimos, arrojaron evidencias sobre la particularidad de los peronismos provinciales, la diversidad de composición y las distancias ideológicas y doctrinarias con el peronismo “central”, se plantean aquí las que existieron en el ámbito educativo bonaerense.

Peronismo y educación: interpretaciones historiográficas

En las décadas transcurridas entre los tiempos del primer peronismo y nuestros días se ha abordado desde distintas perspectivas el tratamiento de la llamada “cuestión educativa peronista”. No obstante la importancia del tema, la mayoría de las investigaciones fueron publicadas a inicios de la década de 1990.

Predominó, con exclusividad, la caracterización que acentuaba el sesgo propagandístico y partidario que la política educativa nacional implementó a partir de 1952. El todo fue tomado por la parte: la educación brindada durante los diez años del peronismo era solo propaganda política, en tanto las políticas educativas provinciales no formaron parte de las investigaciones. Esta visión era cómoda desde la concepción del peronismo como un movimiento verticalista y carismático y, en consecuencia, homogéneo.

Transcurridos diez años de la caída del peronismo, la revista Primera Plana inició una publicación periodística titulada “Historia del peronismo”, consistente en entregas semanales que se extendieron hasta junio de 1969. En septiembre de 1966, bajo el título “Los únicos privilegiados”, lejos de descalificar la acción educativa, la gestión de Oscar Ivanissevich fue presentada como resultante de una seria y elaborada política diseñada en el Primer Plan Quinquenal y de estudios de experiencias educativas internacionales.1 En los mismos años Alberto Ciria y Horacio Sanguinetti (1968) consideraron la política universitaria peronista como autoritaria y ambivalente. Dos décadas más tarde, Ciria (1983) publicó un ensayo sobre la cultura popular en el peronismo a partir de la autopercepción del peronismo basado en las publicaciones oficiales y los discursos de Perón. Los libros de lectura escolar fueron considerados como expresiones genuinas de la cultura peronista. En Política y cultura popular Ciria relativiza la posición que adoptara en 1968, y recupera aspectos sostenidos por defensores del peronismo, tales como el antilimitacionismo y la gratuidad de la enseñanza universitaria. Respecto de la enseñanza primaria, el análisis se limitó a los debates legislativos sobre la obligatoriedad de la enseñanza religiosa. El libro se alejaba de las versiones militantes de la oposición política antiperonista.

La década de 1990 fue la más prolífera en obras dedicadas al estudio de la educación durante el peronismo clásico. Desde perspectivas diversas y en distintos marcos referenciales la cuestión educativa fue abordada en sus múltiples aspectos, principalmente desde la historia política, la historia de la educación y la pedagogía (Escudé, 1990; Puiggrós y Bernetti, 1993; Plotkin, 2007a; Caimari, 1994; Dussel y Pineau, 1995; Rein y Rein, 1996; Cuccuza, 1997; Pitelli y Somoza Rodríguez, 1997; Gvirtz, 1999a, 1999b; Gambini, 1999a, 1999b).

Carlos Escudé (1990: 145-154), en un ensayo cuya finalidad central era reconstruir las bases ideológicas del nacionalismo escolar, afirma que hacia 1943 surge “una cultura exótica” continuadora de la tradición autoritaria, cuyos rasgos centrales fueron el quiebre de la tradición laica y el fuerte avance de los sectores católicos en el gobierno nacional. Para Escudé, nada inventó Perón.

Hacia 1993 Jorge Luis Bernetti y Adriana Puiggrós publicaron Peronismo: cultura política y educación, 1945-1955, preocupados como exmilitantes peronistas por dilucidar cuestiones o mitos que se fueron construyendo durante los años de proscripción del peronismo en los cuales este utilizó la historia como instrumento de lucha política. Los autores fundamentan su análisis desde la perspectiva teórica de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, referida a la existencia de cadenas de equivalencias entre distintas demandas. Finalmente, destacan en el discurso oficial la función del Estado en la formación de los sujetos, orientado por los conceptos del fundamentalismo católico y espiritualismo católico (Puiggrós, 1993: 146).

Desde una perspectiva ideológica distinta, Mariano Plotkin publicó en 1993 Mañana es San Perón. El capítulo V del libro está dedicado a la “reorganización del sistema educativo durante el régimen peronista (1943-1955)”. Plotkin incluye en lo que denomina “régimen peronista” a los gobiernos surgidos del golpe de Estado de junio de 1943. Para el autor, “el sistema educativo fue convertido en los inicios de ese período en un instrumento de adoctrinamiento alrededor del nacionalismo católico, que Perón luego profundizó y redefinió” (Plotkin, 2007a: 172).

Según Lila M. Caimari, dos fueron los períodos de la política educativa nacional, correspondientes a diferentes proyectos educativos. El primero continuó la orientación del gobierno militar de 1943 y el segundo procuró el adoctrinamiento de la infancia y la juventud en el marco de lo que denomina “el cristianismo peronista”. Según Caimari (1994: 137), en los tiempos iniciales del gobierno de Perón el eje de la relación con la Iglesia se localizó en el aspecto educativo.

Otros enfoques adscriben a la educación peronista como expresión genuina de un caso de populismo político. Es el caso de Mónica Rein y Raanan Rein (1996). En el artículo “Populismo y educación” presentan la política educativa de Perón –con referencias exclusivas a la jurisdicción nacional– como resultante de una acción planificada, estructurada en dos períodos: el primero caracterizado como de preparación para uno posterior, cuya finalidad era el adoctrinamiento de la infancia.

Varios artículos focalizados en aspectos específicos de la educación durante el peronismo fueron publicados en los años 90, con la dirección de Héctor Cucuzza (1997). Estos, en general, sostienen como hipótesis de trabajo la preexistencia de un sistema educativo escolar estructurado por la legislación liberal de fines del siglo XIX, al que consideran inmutable, a pesar de los distintos intentos de reforma, y al que el peronismo debió enfrentar (Cucuzza, 1997: 21).

Desde otra perspectiva, Silvina Gvirtz (1999a, 1999b) se aleja de los tradicionales estudios sobre la política educativa peronista para estudiar, es particular, la institución escuela. A fines del siglo XX, Hugo Gambini publica en dos tomos la Historia del peronismo. Gambini (1999a: 335-336), con lacerante pluma, describe las realizaciones educativas del peronismo, diferenciando las gestiones de Oscar Ivanissevich y de Armando Méndez San Martín, en las que encuentra en común un fuerte sesgo laudatorio a las figuras de Eva Perón y Juan Perón.

Coincidiendo con la versión de Caimari, para Susana Bianchi la cuestión de la enseñanza religiosa fue un espacio de intersección entre el peronismo y la Iglesia católica. En los tiempos iniciales de la presidencia de Perón la legalización del decreto 18.411 del 31 de diciembre de 1943 formaba parte de la retribución del favor político que el peronismo debía a la Iglesia. La designación de funcionarios identificados –según la autora– con el ideario católico garantizaba las expectativas de la Iglesia. Según Bianchi (2001: 118), algunas innovaciones del peronismo, consideradas por la Iglesia como peligrosas modernizaciones, iniciaron un proceso que fue corroyendo el vínculo.

Desde el ámbito de la historia de la educación Miguel Somoza Rodríguez presenta una mirada que cuestiona las versiones que considera paradigmáticas del primer peronismo. Centralmente refiere a los enfoques de Mariano Plotkin, Carlos Escudé y Adriana Puiggrós criticando, en unos y en otros, la reducción de los dirigidos a la condición de simples manipulados e irracionales, y afilia esas interpretaciones con la historiografía liberal positivista. Somoza Rodríguez sitúa en el liderazgo pedagógico de Perón, como “líder, predicador y maestro”, la centralidad de los rasgos de la identidad educativa del peronismo. El peronismo sería una paradojal mezcla de democracia social y autoritarismo en el cual el sistema educativo funcionó como una agencia de difusión del programa partidario, como “un instrumento para crear una imagen mítica de Perón y de Eva Perón […] y de brindar una cultura ciudadana y una formación cívica que coadyuvaran a la consolidación de la hegemonía del proyecto peronista” (Somoza Rodríguez, 2006: 115).

Como se ha puesto en evidencia, toda la bibliografía remite exclusivamente a la escala nacional. La ausencia de las políticas provinciales es una temática prácticamente ausente si se quiere tener una idea cierta de la educación peronista considerando que la educación primaria obligatoria según la Constitución Nacional –sea la de 1853 o de 1949– correspondía a los gobiernos provinciales.

Miradas y perspectivas sobre la política educativa de Domingo Mercante

Por su parte, los trabajos sobre la educación bonaerense en la gobernación de Mercante tienen limitaciones, tanto en la consideración integral de todos los aspectos de la educación como en las variaciones ideológicas que impusieron las distintas administraciones peronistas; a ello se suma la restringida consulta de fuentes primarias.

En un artículo sobre la educación bonaerense entre 1934 y 1972 Daniel Pinkasz y Cecilia Pitelli (1997: 16-17) afirman que el período peronista tiene sus anticipaciones en el gobierno conservador de Manuel Fresco (1936-1940), y el Estatuto del Docente de 1951 tendría su antecedente en la ley de escalafón 4.675 de 1938. Un aporte importante fue el realizado por las publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires –compiladas por Claudio Panella– realizadas a partir de 2005, donde distintos aspectos de la educación bonaerense tuvieron un tratamiento específico, que posibilita visualizar cercanías y distancias con la política educativa nacional. Silvia Vázquez (2005: 86) aborda su enfoque a partir de las construcciones político-pedagógicas autodefinidas por el propio peronismo como originales o fundantes, considerando que las formas de vinculación política de la década fueron contrapuestas a las desarrolladas por el modelo oligárquico-liberal hegemónico. De esa vinculación estrecha con el catolicismo diferencia el primer tramo de la gobernación de Mercante, con la imposición de la obligatoriedad de los jardines de infantes en la gestión de Estanislao Maldones. En sus conclusiones presenta a la educación peronista como ambivalente: por un lado, con un alto potencial herético, democrático y de fuerte oposición a las clases tradicionales dominantes y, por otro, impregnada de una perspectiva netamente conservadora y restauradora. Otras publicaciones refieren a aspectos específicos, como el Plan Integral de Edificación Escolar (Longoni, Molteni, Galcerán y Escanciano, 2006). El trabajo presenta los antecedentes de la problemática edilicia escolar y la trayectoria legislativa del plan. Por su parte, Adriana Valobra y Nadia Ledesma Prieto presentan la política educativa de Domingo Mercante y de Carlos Aloé como parte del proceso de integración social que implementaron los gobiernos peronistas. El proceso de politización de los contenidos escolares se habría demorado durante la gobernación de Mercante por la preocupación de brindar una formación espiritualista a los alumnos, que generó ciertos límites y reparos al proceso de “indoctrinación” (Valobra y Ledesma Prieto, 2007: 73). A esos artículos se suma el de Gisela Manzoni (2011: 32) sobre la enseñanza preescolar, donde se presentan los debates parlamentarios del proyecto del diputado Jorge Simini, que finalmente dieron lugar a la sanción de la ley provincial 5.096, que estableció la obligatoriedad de asistencia a los jardines de infantes a partir de los tres años. Desde la perspectiva de género, la autora introduce el debate acerca del carácter pronatalista, de crianza estatizada o promaternalista de la política peronista respecto de las mujeres trabajadoras, adhiriendo a esta última interpretación en la caracterización del gobierno de Mercante. Parafraseando a Marcela Nari, la autora sostiene que “las madres trabajadoras, y sobre todo aquellas que lo hacen fuera del hogar, siempre se habían presentado como una amenaza para la reproducción de la nación”. Por su parte, Eva María Petitti (2014) en su tesis sobre la educación primaria bonaerense entre 1946 y 1955 inscribe la política educativa en el marco más amplio de las políticas sociales impulsadas por el peronismo.

Fuentes documentales: aportes novedosos

Este libro resulta de un proceso de investigación que privilegió la búsqueda y consulta de fuentes primarias, en aras de superar las limitaciones advertidas en los trabajos circunscriptos a la consideración del discurso oficial o la enunciación nominal de las leyes.

La consulta del archivo de resoluciones del Ministerio de Educación ha permitido corroborar y correlacionar la creación efectiva de escuelas con la consignada en los discursos del gobernador y los mensajes oficiales. Del cotejo resultan notorias diferencias que posibilitan conocer la real dimensión del crecimiento de las instituciones educativas. Singular relevancia tiene el análisis de la revista Escuela y Religión, mencionada en algunas investigaciones pero nunca evaluada en su gravitación sobre la educación y menos aún en el gobierno peronista de Mercante. La revista fue fundada, en 1938, por el Consejo Arquidiocesano de Educación Católica y la Federación Católica del Profesorado y Magisterio de la provincia de Buenos Aires y oficializada por el ministro Julio César Avanza en 1949, siendo homologada en su importancia pedagógica y didáctica con la publicación oficial fundada por Domingo F. Sarmiento, en 1858, la Revista de Educación. Escuela y Religión, que nació de las preocupaciones de la jerarquía católica, primero por sostener la implantación de la enseñanza religiosa y luego por definir una propuesta didáctico-pedagógica de la catequesis escolar, permite reconstruir con mayor fidelidad las problemáticas por las que transitó la enseñanza religiosa y, fundamentalmente, la relación de la Iglesia con el Estado provincial. También el análisis de los libros de actas de la Asociación de Maestros de la Provincia de Buenos Aires ha posibilitado –con las limitaciones propias de la mediación– un acercamiento a la recepción que las medidas políticas tuvieron por parte de los docentes agremiados. La investigación en el archivo de la escuela Nº 1 de Lanús ha abierto perspectivas interesantes acerca de la llegada y el tratamiento de las disposiciones de la política educativa por parte de los receptores y ejecutores en el ámbito de las instituciones escolares. Asimismo, es conveniente señalar que ciertas afirmaciones –tal como el crecimiento de la educación profesional– tomadas de los mensajes y las estadísticas oficiales merecen en verdad una puesta en contexto. El estudio realizado sobre la situación educativa previa a la asunción de Mercante revela que esa modalidad de enseñanza tenía un amplio desarrollo expresado en las Escuelas Argentinas de Educación Profesional, instituciones privadas que el gobierno oficializó.

Como se ha señalado, varios de los aspectos de la problemática educativa de la provincia de Buenos Aires han sido objeto de tratamiento en distintos trabajos históricos, en gran parte documentados en la publicación oficial Revista de Educación, en los debates parlamentarios de la Legislatura bonaerense y en la prensa, principalmente de los diarios El Día y El Argentino de la ciudad de La Plata. Los números de la Revista de Educación consultados corresponden a un período mucho más amplio que el tratado en esta obra. Este libro incorpora la indagación de un cuerpo documental relativamente inexplorado. Al material periodístico mencionado se ha adicionado el de diarios nacionales, tanto del periodismo empresarial La Nación y La Prensa como del partidario Democracia y El Líder y, diarios locales como Norte de Quilmes. Asimismo, se han considerado publicaciones estrictamente direccionadas a la corporación docente, tal el caso de la relevante revista La Obra y de otras de menor gravitación como la Revista de Instrucción Pública. En la cuestión de la enseñanza religiosa se han consultado los debates del Congreso Nacional de 1947, que posibilitan ver las argumentaciones que esgrimieron oficialistas y opositores. También se han consultado las publicaciones que desde diciembre de 1943 realizaron las revistas católicas Criterio y Orden Cristiano y el diario católico El Pueblo. El curso de la cuestión en el ámbito provincial se ha indagado a través de la revista Escuela y Religión. Los aspectos referidos a la política educativa de la jurisdicción nacional han sido explorados en la revista El Monitor del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y en los boletines informativos ministeriales. Con la finalidad de reconstruir el estado de la situación educativa bonaerense en los momentos previos e iniciales del gobierno de Mercante se ha trabajado el IV Censo Escolar de la Nación efectuado en 1943, en especial la sección correspondiente a la provincia de Buenos Aires, y el IV Censo Nacional de Población y Vivienda de 1947.

En cuanto a los aportes novedosos, proceden de la consulta a reservorios documentales poco o nada referenciados en los trabajos existentes sobre la educación bonaerense, los cuales se pasa a reseñar. Exhaustivamente se ha consultado la sección Emilio Fermín Mignone del archivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). El fondo documental ha sido objeto de consulta y tratamiento por su biógrafo –Mario del Carril –y, por Petitti en su tesis de doctorado; no obstante, la publicación referida al Plan Integral de Edificación Escolar no ha sido considerada por ambos autores. En referencia a la actuación de Emilio Mignone se ha indagado en la documentación del archivo familiar –parte del cual fuera donado al Archivo Histórico de la Provincia Ricardo Levene–. En él abundan borradores de informes y proyectos de resoluciones y de leyes que Mignone elaboró durante su desempeño como director de enseñanza del Ministerio de Educación entre 1949 y 1952. El archivo contiene una frondosa cantidad de documentación diversa: estatutos, reglamentos de licencia, planes y programas de estudio, acuerdos firmados con el ministerio nacional y, boletines de orientación didáctica del período, además de numerosas notas periodísticas glosadas por Mignone. Muy relevante acerca de la idea de “patria y nacionalidad” fueron las conferencias pronunciadas en el Congreso de Educación de 1950 por el director del Departamento de Didáctica del Ministerio, material que obra en el archivo mencionado. Asimismo, se ha consultado la abundante documentación del archivo Julio César Avanza del archivo Ricardo Levene y la facilitada al autor por la familia Avanza.

Al estudio de la Revista de Educación y del suplemento El reino del niño, la Labor técnica, pedagógica y administrativa publicada por el director general Estanislao Maldones en 1948 y el Boletín Interno de Prensa de 1950, tradicionales materiales citados en los trabajos sobre la educación bonaerense, se han incorporado las publicaciones de las revistas Biblioteca y Cultura. La investigación incorpora, por otra parte, la indagación y el tratamiento de fuentes al momento exiguamente consultadas.

Con referencia exclusiva a la acción de gobierno, los aportes documentales de mayor relevancia son por un lado las actas y las circulares del Consejo General de Educación (CGE) producidas entre 1943 y 1945 y, por otro, las resoluciones del Ministerio de Educación. Las actas registran la composición y los debates del CGE. La agenda temática del organismo posibilita un acceso a las problemáticas que afrontaba la educación bonaerense durante el período de las intervenciones nacionales del gobierno de la Revolución de Junio. Las resoluciones ministeriales consignan los actos efectivos de gobierno a partir de la creación del ministerio en 1949 –designaciones de personal, creación de escuelas, reorganización administrativa, convocatoria a concursos, calendario de actividades escolares, etc.– y contrastar sus contenidos con los enunciados de los discursos y la propaganda oficial. Una fuente de significativa trascendencia lo constituye la publicación oficial de la Reforma Educativa realizada por el gobierno de Manuel Fresco en 1937, fundamentalmente por el registro de las conferencias de presentación que realizaron el ministro de gobierno Roberto Noble y el responsable técnico de la reforma, el consejero general Jorge P. Arriaga, quien se desempeñó como subsecretario de Educación en la gestión de Oscar Ivanissevich.

Aspectos referidos a reconstruir –aunque parcialmente– la receptividad de las medidas de gobierno se ha podido concretar a partir de la consulta del archivo escolar de la escuela primaria Nº 1 del distrito escolar de Lanús (en el período en estudio denominado “4 de Junio”). Contiene amplia información referida a las condiciones materiales y funcionales de la institución, consistente en circulares, notificaciones, informes de inspección, reuniones gremiales, ateneos y jornadas pedagógicas, salarios docentes, titulación y antigüedad del personal, conformación de las plantas orgánicas de las escuelas, funcionamiento de las asociaciones cooperadoras y matriculación, desgranamiento y promoción escolar.

También se han realizado entrevistas en profundidad a actores con desempeño escolar en el sistema durante esos años. Como se verá, importantes son las visiones educativas de la inspectora de Enseñanza Religiosa Ana María Lacasia, de la maestra de jardín de infantes Adelina Alaye y del maestro y profesor Alfredo Van Gelderen, militante de la Acción Católica Argentina que mantuvo en la época una estrecha relación con Emilio Fermín Mignone. Las entrevistas realizadas a María Elais Avanza, hija del ministro Julio César Avanza, y a los hijos de Mignone –Isabel, Javier y Mercedes– aportan sustanciales referencias a aspectos poco conocidos de la gestión de gobierno. A su vez, las entrevistas realizadas por el historiador José Marcilese a José Aralda y Francisco Parera –ambos funcionarios de la gestión Mercante– revelan interesantes cuestiones del quehacer político y cultural del período.

Documentación sobre las agremiaciones docentes bonaerenses se ha podido recabar en el archivo de la escuela primaria Nº 1 de Lanús y en la sede de la Asociación de Maestros de la Provincia, institución que nucleó a los docentes bonaerenses desde comienzos del siglo XX. Las publicaciones de la asociación transcriben las actas de asambleas, congresos, reclamos y petitorios presentados ante las autoridades. El panorama del gremialismo docente en el orden nacional ha tenido como material de consulta la publicación de la revista ADA de la Agremiación del Docente Argentino, entidad constituida hacia 1951, adherida a la Confederación General del Trabajo (CGT). Los contenidos de enseñanza de la educación provincial se han estudiado a partir de los planes y programas de estudio, en tanto que una profusa revisión de libros escolares del período permite el acercamiento a un panorama más amplio de la educación en la provincia.

De vital importancia ha sido el análisis de la memoria del Plan Integral de Edificación Escolar (PIEE) elaborado por Avanza en 1952 –material no consultado en ninguna publicación anterior–, que permite corroborar el estado efectivo de construcciones de edificios escolares nuevos, reparaciones y ampliaciones proyectados, realizados y en ejecución al momento de culminar el gobierno de Mercante

Perspectivas e interrogantes

La reflexión de Mariana Garzón Rogé (2014) acerca de la legitimidad limitada –en el campo de los estudios del peronismo– de la reconstrucción histórica de los procesos o casos provinciales o regionales en sí misma, sustentada en la existencia de vacíos historiográficos, cobrándola solo en la medida que habilite el debate a nivel de problemas y conceptos, se relativiza considerando los escasos avances de los estudios sobre la situación y las políticas educativas en las provincias. Las investigaciones que tuvieron como unidad de análisis las jurisdicciones provinciales o municipales definieron su objeto de estudio casi con exclusividad en la configuración de las coaliciones partidarias y las luchas políticas. Por lo tanto, es sustantivo emprender investigaciones sobre el curso de la educación en las provincias, cuestión que sin duda aporta al desarrollo de debates teóricos sobre el conocimiento histórico. La situación de la educación en las provincias es escasamente conocida y –además de las investigaciones ya citadas– son parciales e incipientes los trabajos elaborados recientemente.

Como interrogante central este libro se plantea en qué medida la política educativa de Mercante –particularmente la formulada a partir de 1949– fue el espejo del modelo de sociedad que animaba los actos políticos del gobernador. En un segundo nivel se cuestiona si a partir de la caracterización del ideal social del mercantismo, impregnado en su política educativa y cultural, pueden rastrearse las huellas que diferenciaban su proyecto político del que animaba el ideario de Juan Perón y, consecuentemente, cómo se pueden encontrar allí los motivos que generaron la divergencia en las trayectorias de ambos líderes políticos. Descartadas las versiones que simplifican y reducen la disolución de la sociedad política Perón-Mercante a episodios anecdóticos, otras múltiples cuestiones derivan en otros tantos interrogantes. ¿Pueden acotarse los motivos de la rivalidad a las aspiraciones de poder político? ¿Hasta dónde llegaban las distancias en el “estilo” del “hacer” político de ambos líderes? ¿Por qué fueron compatibles los desempeños de Perón y Mercante a lo largo de los tres años del gobierno militar y los primeros años del período constitucional? ¿Hubo acaso una notoria diferencia en la relación con la jerarquía de la Iglesia católica por parte de ambos gobernantes? En la reconstrucción de los distintos aspectos de la política educativa provincial y, a partir de ella, en el señalamiento de las cercanías o distancias con la nacional se procurará encontrar las claves de interpretación de una divergencia, que se entiende como expresión de otra más amplia que la incluye y la excede.

En el exclusivo ámbito de lo educativo varios interrogantes orientan la indagación en los distintos aspectos del quehacer institucional. Entre los más importantes están los siguientes: ¿expresan correspondencia los fines educativos de las constituciones, nacional y bonaerense reformadas en 1949?, ¿obedeció a similares motivaciones la inclusión por ley, de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en la nación y en la provincia?, ¿qué motivos pudieron haber impulsado al mercantismo a sancionar una ley de educación alineada con los principios católicos enunciados por Pío XI cuando ya declinaba la estrella política del gobernador?, ¿cuál fue la orientación de la reforma de los contenidos de enseñanza primaria bonaerense?, ¿cuál la correspondencia con las orientaciones nacionales?, ¿pueden inscribirse en una misma concepción ideológica todas las medidas de política educativa del gobierno de Mercante, en particular las referidas a la educación preescolar?, ¿abrevó en una concepción más “católica” que estrictamente “peronista” la creación y orientación de los institutos superiores de pedagogía?, ¿por qué la educación técnico-profesional adquirió una nimia relevancia en contraposición con la impulsada por Perón en el orden nacional?, ¿la predilección por el fortalecimiento de la enseñanza rural encubría la preferencia por un modelo de sociedad más afín con la ruralidad que con el modernismo de las ciudades industriales?, ¿no puede encontrarse conflictiva la vasta acción cultural desplegada en la provincia con la edición de revistas –en particular a partir de 1949– de filiación ideológica afín con principios educativos del “franquismo” cuando Perón se alejaba del modelo español y ponía distancia en la relación con el caudillo?

Otros interrogantes recorren una diversidad de aspectos, aunque con menor densidad explicativa, contribuyendo a pensar la trayectoria de la situación y la política educativa de la provincia de Buenos Aires, tales como los que siguen: ¿en qué medida animó la problemática del analfabetismo la acción de gobierno?, ¿cuál fue el crecimiento de la matrícula y la escolarización de la infancia?, ¿qué magnitud tuvo la presencia del “adoctrinamiento” de la infancia en los libros de lectura escolar?, ¿cuál fue el impacto de las políticas sociales en los ámbitos escolares?

A su vez, imposible es pensar el sistema educativo sin hacer referencias precisas a la condición docente. En tal sentido los interrogantes son fuertes: ¿fue similar al mejoramiento salarial de los obreros industriales al aplicado a las remuneraciones docentes?, ¿variaron positiva o negativamente las condiciones materiales e institucionales de la docencia?, ¿cuál fue el impacto de las distintas estrategias de “perfeccionamiento” docente a partir de la cuestionada como deficiente formación académica de las escuelas normales?, ¿primó la identificación del magisterio con la pertenencia a la clase trabajadora o a las clases medias?, ¿se expresaron las agremiaciones docentes bonaerenses como agrupaciones de trabajadores o de profesionales?, ¿es una versión estereotipada la que muestra al magisterio en una posición política monolítica y fuertemente antiperonista?

Por último, si tanto la Constitución provincial de 1949 como la Ley de Educación 5.650 se fundaron en los principios doctrinarios del peronismo y, a su vez adhirieron a los postulados universales que la Iglesia católica planteaba para la educación de la infancia, ¿puede colegirse que peronismo y catolicismo no fueron, en la expresión “mercantista” del peronismo, doctrinariamente antitéticos, y pensarse entonces el mercantismo como la manifestación de una particular y circunstancial conjunción de peronistas católicos y católicos peronistas?

Nuestra hipótesis es que esa conjunción fue concomitante con la consolidación del liderazgo de Mercante en el gobierno provincial, tras el triunfo electoral de marzo de 1948, y, en el Partido Peronista, con la integración de dirigentes bonaerenses a la conducción nacional partidaria y la presidencia de la Asamblea Constituyente. El afianzamiento político de Mercante devino tras los primeros años de gobierno, en los que vio condicionado su accionar por las presiones de las facciones políticas (Panebianco, 1993) de la coalición, que apoyaron su candidatura, cuestión que se reflejó en las gestiones educativas previas a la sanción de la Constitución provincial y la creación del Ministerio de Educación. Liberados de las coacciones de “laboristas” y “radicales renovadores”, el modelo político y, consecuentemente, el modelo educativo, pergeñado por Mercante en respuesta a la crisis política e ideológica de 1930, tuvieron su manifestación más prístina en tiempos de la sanción de la Constitución provincial de 1949.

Estructura del libro

En atención al relativo vacío bibliográfico que existe acerca del curso de la educación durante el gobierno de la Revolución de Junio, sobre el cual las versiones historiográficas existentes se limitan exclusivamente al ministerio nacional de Gustavo Martínez Zuviría, se desarrolla en el capítulo 1 el azaroso devenir de la Dirección General de Escuelas (DGE) de la provincia de Buenos Aires, entre 1943 y 1946, resultante de las múltiples intervenciones nacionales al Estado provincial. La sucesión de políticas educativas de orientación liberal, católica, nacionalista, filosocialista y radical daban cuenta de la heterogeneidad ideológica de la dictadura de junio y de la gravitación que en esos cambios tenían la variación de las relaciones de fuerza en el contexto internacional y nacional. Por otra parte, el período del gobierno militar interesa sustancialmente, toda vez que Mercante se define como un continuador de la Revolución de Junio. El análisis del censo escolar de 1943 permite conocer la real dimensión de la situación educativa, en particular las problemáticas del analfabetismo y del abandono escolar en la provincia y la nación. Los avances y retrocesos de la influencia católica, la evolución de los presupuestos educativos, la creación del primer grado inferior, las nuevas preocupaciones sobre la atención estatal de la infancia en situaciones de no escolarización y la particular gravitación de la enseñanza profesional completan las cuestiones consideradas.

Con el propósito de hacer comprensibles las transformaciones operadas en la situación del campo educativo durante el gobierno de Mercante se ha considerado necesario plantear un segundo capítulo acerca de la condición docente durante los años previos a la experiencia peronista. Entre 1930 y 1946 se esbozaron las problemáticas que tuvieron continuidad en los seis años “mercantistas” vinculadas a cuestiones como el escalafón y los salarios docentes, el mercado de trabajo y las condiciones laborales del magisterio, el cuestionamiento a la formación profesional adquirida en las escuelas normales, las demandas de “perfeccionamiento” y el surgimiento de los ateneos pedagógicos.

En el capítulo 3 se inicia el tratamiento de las administraciones educativas de Mercante, con la dirección de Alejandro Greca y las rivalidades al interior del naciente mercantismo entre radicales intransigentes, renovadores, laboristas y exlaboristas, rivalidades que erosionaron políticamente al primer director de escuelas designado por Mercante y terminaron con su renuncia forzosa. Por su parte, los límites del poder político de Greca hicieron a su fallida derogación de la ley 4.675. La orientación “progresista” de los tiempos iniciales se hizo evidente con la sanción de la ley que impuso la obligatoriedad de la enseñanza preescolar y la creación de los primeros jardines de infantes estatales provinciales. A su vez eran manifiestos la comunidad de objetivos de los proyectos de Greca y Perón para impulsar la enseñanza profesional. Por otra parte, la ruinosa situación de los edificios escolares tuvo en Greca el primer abordaje sistemático, que se materializó en el diseño del primer plan de edificación escolar.

La obra de la administración de Estanislao Maldones, previa a la transformación sustancial que impusiera la sanción de la Constitución provincial, se desarrolla en el capítulo 4. La infancia intensificó su presencia en la agenda educativa con la incorporación del suplemento El Reino del Niño en la Revista de Educación y la importancia creciente de la enseñanza preescolar, en tanto las innovaciones introducidas en la estructura organizativa de la DGE dieron lugar a la intervención de la psicología como disciplina científica en el campo educacional, hasta el momento de exclusividad del saber pedagógico. Durante la dirección de Maldones se produjo el fortalecimiento político de Mercante que le permitió contar con el apoyo legislativo necesario para lograr la aprobación de un nuevo y ambicioso plan de edificación escolar.