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De acuerdo a la leyenda de los sabios mayas, el colibrí encarna un simbolismo con un poderoso significado espiritual, ya que representa la resurrección de las almas, pero únicamente de almas atormentadas por intensos sentimientos. Con el paso del tiempo, las partículas fueron mimetizándose hasta hacer de una simbólica energía ambivalente, fantasías que nunca debieran hacerse realidad, en un cielo creado exclusivamente para el solaz y la más inefable gratificación; antinomia absoluta de la más ímproba degradación . Un amor que trascendió más allá de cualquier portal, lógico o ilógico y, conforme a la extraordinaria epopeya, el colibrí logra hacer realidad la magia que estaba oculta, esperando su re-nacimiento. Esta diminuta avecilla de brillantes colores que refulgen con luz propia, encarna el eterno signo que mantiene viva e impoluta la exacta sincronización del amor que se manifiesta más allá de cualquier clandestina gesta. El potente y único piano de cola Steinway de color blanco, donde se apoyan las más privilegiadas y nepotistas partituras que impresionan por la subyugante valoración de sus agudas notas que enfatizan la energía por aliviar la imposibilidad de un sueño de amor nacido de las profundidades de cenizas que hallaron el adecuado céfiro para consolidarse. A pesar de la asfixia y el agobio en un alma enajenada por una miríada de emociones, que irreverentemente frustran aún a la indecorosa muerte. Es casi imposible lograr ese idílico estado, y solo un alma acrisolada y virginal logrará elevarse a la impecable magia que acendradamente completará la sublime pureza que logrará absorberlo inmaculadamente. La presencia del colibrí implica, con certeza absoluta, que el inalcanzable amor logró su cometido. Esta historia está inspirada en la maravillosa avecilla que es el colibrí; en el delicioso e insuperable cuento de el Principito y en el supremo y excelente pentagrama interpretado en el inmejorable piano de cola blanco y sublimemente interpretado por la máxima creación que Dios haya concedido a este mundo. Todo ello unido en un solo ser, creando una leyenda inolvidable. Explicar todo esto es casi imposible; casi como sostener el agua entre nuestras manos evitando que se derrame. No puedo hacerlo. Apenas lograré complacer las expectativas y el deseo ineludible de tan dispares personajes, para someterlos al auxilio de una desenfrenante historia que logrará vincularlos para la eternidad.
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Seitenzahl: 723
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Verónica Dutra
Dutra Carballo, Verónica La otra historia / Verónica Dutra Carballo. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3009-7
1. Narrativa Argentina. 2. Novelas. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
“NOTA DE LA AUTORA”
ENIGMA
PERFECCIÓN
AGUA
PROEMIO
EL PARAÍSO SÍ EXISTE
EL JEFE
¿POR QUÉ ERES TAN NIÑA’?
QUÉDATE CONMIGO
LA PETITE MORTE
EL CIELO NOS PERTENECE
ERES EL AMOR DE MI VIDA
BRUTAL SEMBLANZA
INVOCACIÓN DE AMOR
LA SERPIENTE
EL PRINCIPITO
CELOS
TE QUIERO SIEMPRE A MI LADO
¿SOLO TÚ JEFE?
¡NO PUEDES DOBLEGARME ASÍ!
MI AGONÍA ES VER COMO TE DESEAN
TU LUGAR ES A MI LADO
IMPECABLE RITUAL DE AMOR
¿EN QUÉ IGNOTO LUGAR TE EXILIAS PARA QUE YO NO PUEDA ALCANZARTE?
ETERNA BABILONIA
ENGAÑO Y DOLOR
¿QUIÉN ES PRISIONERO DE QUIÈN?
EL CAMINO HACIA EL PARAÍSO TIENE TU NOMBRE
QUIERO TODO DE TÍ
MI DESTINO ES AMARTE
SIEMPRE ESTÁS EN EL LUGAR QUE DEBES ESTAR
IMAGINAR UN MUNDO SIN TÍ ES IMPOSIBLE
SIEMPRE ESTARÈ A TU LADO
LA MARAVILLA DE TENERTE A MI LADO
CUALQUIER COSA POR TÌ
EL PODER Y LA PASIÓN
SI ESTÁS A MI LADO... LO TENGO TODO
VIVIR PARA TÍ
INDESCRIPTIBLEMENTE UNIDOS
ETERNAMENTE ENAMORADA
ERES EL AMOR DE MI VIDA
NO PUEDES BRINDARME LO QUE YA ME PERTENECE
¿CUÁN PROFUNDO ES TÚ AMOR?
EL PARAÍSO ERES TÚ
MI AMOR POR TÍ ES EVIDENTE
TU ME PERTENECES
ALGO MÁS QUE AMOR
¿LOGRARÉ RESISTIRLO?
TE AMO PORQUE ERES TÚ
CUENTO DE HADAS
NO EXISTE LÍMITES PARA EL AMOR
ERES LA MARAVILLA DE MI VIDA
ERES MI MÁS PERFECTA CREACIÓN
LLEVAS MI VIDA DENTRO TUYO
CADA DÍA NECESITO MÁS DE TÍ
HEDONISMO, EPICUREISMO: CULMINACIÒN: ABSOLUTA EUDAIMONIA
SENTIMIENTOS
EL SONIDO DE LAS LÀGRIMAS
EL DIOS DORADO
DEJA QUE SEA YO QUIEN TE AME
ESCAPAR
EL MÁS PERFECTO ACTO DE AMOR
CUÉNTAME DE MI AMOR POR TÍ
EL SOLITARIO
CADA ESTRELLA GUARDA UN BESO PARA TÍ
MADDIE
CUANDO EL AMOR CONVIRTIÓ LA NOCHE EN DÍA
LAS VEGAS
SUBLIME NOCHE EN LAS VEGAS
INTRODUCCIÓNTE AMO
AMÁNDONOS
CONOCIENDOTE
IDEADO PARA AMARTE
NO LO OLVIDES LLEVAS MI ANILLO EN TÚ DEDO
FUNESTOS PRESAGIOS
TE OBLIGARÉ A VOLVER Y NUEVAMENTE SERÁS MÍA
TODO ESTÁ MUERTO MENOS EL AMOR
EL CIELO ES UN MITO
LA ANTESALA DE LA MUERTE
MI CAMINO HACIA TI
LA PEOR HEREJÍA
UN VIAJE SIN RETORNO
NUNCA MÁS SERÉ LIBRE
PATÉTICA REALIDAD
LA ÚLTIMA DESPEDIDA
EL INFINITO ESTÁ ROTO
SINFONÍA DEL DOLOR
RETAZOS DE MI VIDA
Esta es una novela de ficción. Cualquier semejanza con personas vivas o muertas o situaciones similares sería pura coincidencia.
Un alma atormentada por sentimientos ambivalentes donde solo la perfección se destaca nítidamente, en esa infernal maraña.
¿Cuál es el sentimiento que produce congoja y tristeza, unido a una inefable gratificación por admirar todo lo bello y dulce?
Se acabó todo . Ya no más . Es imposible vivir... transitar aunque sea,, por un mundo sin ningún aliciente, sin belleza, ni meramente un sentimiento para lograr exteriorizar.
Me cansa ... me abruma ... me asfixia poseer tanto y no lograr extraerlo . Prisionera dentro de mi propio cuerpo. Alma cuajada de una miríada de emociones que no logro arrancar, tal vez si lograra hacerlo esta angustia e irritación que carcomen cada fibra de mi ser, llegaría a ser libre pero ...¡no lo soy! Estoy prisionera . Esclava de todo lo feo, del desorden y opresión . Eso ... eso que me comprime y evita que la exaltación escape de mí. Indómita euforia que debo domeñar, incautar como si de vil mendigo se tratara.
Esto... por lo que transito es la impertérrita aberración de un extremo desquite por ¿por qué’¿Por qué esa cruel ordalía en mi vida?
Necesitaría algo tranquilo, beatífico ... impóluto que simplifique la ebullición constante que prima dentro mío . Ya no más deseos, ni retorcidos sentimientos . Deseo la realidad del común de la gente . No quiero esta sordidez que me daña y angustia y entorpece la mediocridad de mi vida. Así debe ser . Debo vivir lo que me reste, en esa tranquila levedad de la nada.
Basta de entorpecimientos para identificar bulliciosas emociones que no conducen a nada. Solo asfixia y encierro ... un infinito agobio. Irracional paroxismo por escapar ... correr ... huir de todo ... de todos.
Debo someterme a esta tiranía de pasiva militancia,– tengo años haciéndolo así que corro con ventaja– ¿para que rebelarme? No hay solución . Nada... nada de lo que ansío será y la congoja jamás quitará sus garras de mí . Que siga haciéndolo ... alguien debe claudicar . En algún remoto tiempo, espacio... o tal vez dentro de mi mismo cerebro, logre aplacarse o me entierren con esta infausta y agobiante sensación de irrealidad que nunca se fue. Sensaciones, emociones todo trunco e irrealizable.
Quiero que las brasas ardan en mi cuerpo arrancando todo lo atemporal que siempre ha existido dentro mío. y jamás logró nacer. Solo las llamas crearán ese efecto alucinante e impactante por el cual siempre rogué.
Fuego purificador quita de mí tanta euforia y agobio como me ha perseguido siempre.
Durante tanto tiempo han permanecido sometidos y cautivos y reclaman ahora su libertad pero... yo nada puedo hacer.
Soy tirana de mi propio cuerpo. Debo amedrentar a ese mundo de alucinantes sensaciones y emociones de incalculable valor pero que me agobian ... me ahogan ... solo puedo intuirlos... desearlos... pero no tenerlos Jamás saldrán a la luz. ¿Los ves? ¿Los deseas?... obviamente así es pero, no puedes tenerlos.
Viven dentro tuyo, se alimentan de ti pero, nunca... jamás florecerán debido a tu irracional despotismo.
Caer y perecer o continuar hasta ser asfixiada por el cúmulo de emociones miles que jamás nacerán
Cuando pienso en la perfección vislumbro unos ojos celeste de arrobado mirar, cuyo color rivaliza con el cielo más celeste y el mar más cristalino y cálido.
Perfección es el delirio vehemente de contemplar extasiada, un rostro perfecto, cuya cualidad más sobresaliente, es esa inexplicable ternura proveniente del cielo.
Perfección son poderosos brazos cubiertos por vello muy rubio y manos tan fuertes como para practicar deportes tan rudos como el karate y tan sensibles como para acariciar la guitarra, el piano... sostener una rosa... impregnarse de su aroma.
No existe nada más tierno y doloroso que estar enamorado.
El amor produce angustia, pesadumbre, desazón ... tristeza ... pero también gozo y embelesamiento extremo.
Es casi obsesivo dedicarse a observar detenidamente al ser amado intentando adivinar su espíritu y sentimientos. No lograr dormir sin pronunciar su nombre y arrobarse pensando en él.
Perfección es ver formado en el arco iris el nombre amado.
Cuando veo en el firmamento ese tono celeste cerúleo con distintos matices, intento hallar en él el tono exacto de tus adorables ojos.
Intento adivinar en el agua cristalina, la fascinación con que revives mis sentidos
¡Cómo desearía poder hilvanar mis pensamientos y volcar esa miríada de sentimientos tan dulces e inexplicables y a la vez angustiosos y tristes!
Me embarga una sensación de sofoco y tristeza al pensar en tu sufrimiento. ¿Cómo es posible poseer tanta sensibilidad y que la pisoteen como si fuera estiércol?En este mundo que habitamos, no existe nada parecido a la piedad y consideracíón, todo ello es despreciado, como suponiendo que es la base de la fortaleza de algunos y no la emotividad de unos pocos.
Debería existir un mundo alternativo y exclusivo para personas tan irreales y con un mundo interior tan rico y fascinante.
¿Por qué habiendo alcanzado la perfección no lograste continuar?¿O... tal vez ese fue el precio a pagar?
Quisera que se aplacara tanta adoración, porque realmente me desborda la tristeza.
El tiempo es aliado de cualquier tormento o pesadumbre pero, tambien es el máximo enemigo de la juventud y belleza.
¡Cómo vivir sin belleza! ¡Cómo lograr vivir sin juventud!
Y contemplar las arrugas creciendo hasta convertirse en una uniforme capa ... sentir que las fuerzas flaquean, que las canas inventan un nuevo color y, lo peor y más cruel de todo es que, los sentimientos siguen a flor de piel . Imposibles de detener, de evitar, de acallar. .
El único consuelo es tenerte en mis sueños, donde vuelvo a ser joven y mi cuerpo es lozano y grácil y la edad un canto de alegría.
Esta incontrolable pasión que me devora, me brinda ilusión, algo porque vivir.
Es increíble cómo el ser humano logra asirse a la vida, a pesar de todo.
Deteriorada... arruinada ... sin ápice de esperanza hacia nada y, aún así invento una lluvia de inconstantes fantasías ... un imposible para continuar con esta lóbrega y oscura decepción que es la vida.
Morboso y tétrico amor, que sin embargo ha imbuido a un ser oscuro y gris en alguien optimista y vulnerable, tal vez demasiado.
¿Por qué debo tener tantos sentimientos cuando estoy en el ocaso de mi vida?
Esto que llamamos vida es un pedregoso camino de hastío y dolor . ¿Por qué si no puedo concretar mis fantasías, me fueron concedidas como divino don?
¿Fue tal vez, para hacerme más cruel el sendero?
Siempre fue duro y cruel. No hay ninguna duda, de que eso que se conoce como felicidad en mi vida no existió ni un ápice.
Y ahora, justo ahora llegan nuevamente sentimientos que deberé acallar, solo escucharte, sentirte y ... con eso deberá bastarme.
¿Cómo sostener el agua con las manos?A pesar de la belleza, de la limpidez y cuánto representa y el paroxismo de admirable belleza que inspira, es imposible tenerla más de unos segundos en contacto con la piel.
Es la perfección misma. No existe otra palabra para describir, esa sublime sensación.
¿por qué se necesitan emociones tan asfixiantes para ser feliz?
La felicidad, es efímera. Son momentos... ilusiones–que nunca se hacen realidad–son sensaciones irreales de intensos sentimientos.
La felicidad, es un paso a la eternidad.
Pedí una y otra vez “Dios, no me quites el hálito de vida, con el cual sobrevivo. Pedí... conservar un pequeño resquicio de dignidad pero ... siempre fué en vano.
Algo bello... algo que sobreviva a mi eterna desilusión.
Un pequeño resabio de cuántos sueños inventé... Algo... del aroma de mis fantasías.
Sin embargo ... el tiempo es cruel y avanza a pasos agigantados dañándolo todo... estropeando la vida misma.
Necesito un pequeño sueño,¡de los tantos frustrados! Quiero algo de lo mucho que pedí. Y,,¿por qué no?
Tan frágil ... tan nada es lo mío ¿que debo claudicar?
Tal vez, deba acostumbrarme a ¿nada?
Pero... ¿por qué veo tanto... construyo tantos castillos en el aire si no deben ser míos?
¿Por qué me brindaste Señor ... tanta fantasía si no puede ser mía? ¿por qué debo sentir tanto si no tengo cabida?¿por qué?
Lo que ayer fue bello y perfecto al pasar el tiempo, se marchita y muere... pero... antes... mucho antes de morir se estropea terriblemente, como para recordarnos la horrible condición humana. Lo cruel y dañino que puede ser el ser humano... y así es su deterioro.
¿Cómo evitar el deterioro físico?o ... peor aún ¿Cómo evitar a esa hiena dañina, que es capaz de embelesarse con la más dorada belleza y arrastrarla a su horrible guarida?
Llevarse a un ser tan dulce y exquisito debe ser su festín favorito.
Bellísimos ojos inmersos en picardía y dulzura, voz angelical y un rostro tan tierno que invoca a la devoción ¿cómo puedes sanguijuela implacable llevarte esa adoración?
¿Para qué sirve la vida?
La vida, podría ser agua que se derrama profusamente sin llegar a poseerla nunca. Es esa letanía inconcebible de desear algo sin conseguirlo... poseer sentimientos que no coinciden. Que no logran satisfacerme pero, me embargan hasta asfixiarme y ¿por qué sucede ello? Hay gente –que a pesar de lo tétrica y dañina que es esa arpía inmoral– le rinde culto a la vida. Yo no. No te temo Cansada de esta vida vacía que invoca solo resentimiento y sentimientos miles, imposibles de acallar.
Ya no tengo nada para brindar. Arrancaste de mí cuánto querías sin brindarme nada a cambio. Ni un ápice de satisfacción. Nada...
La vida es acaso, un acatamiento constante, un domeñamiento incesante para no espiar en pensamientos tan maravillosos e irreales que dañan nuestro ser.
La vida, sin amor, ni esperanza no existe.
Y mis esperanzas, se hallan ocultas y sin poder dar a luz.
Creo que lo que podía dar, ya lo hice y... no tengo nada más.
No creo tampoco, que la vida me pueda brindar más que miedos.
Esto... esto que vive, camina, respira y se mueve por mí... no soy yo.
Necesito algo más y ... no voy a lograrlo.
Mi voluntad terminó y ... a pesar de tener todavía algunas ilusiones, también tengo la certeza de que no serán nunca reales.
Ya no puedo siquiera, cumplir con aspiraciones netamente reales. Y ello termina frustrándome y dañando,–aún más– fantasías nuevas.
No hay nada más degradante y vano, que saber que ... ya no queda nada para mí.
Es algo hueco y vacío este camino que transito. Todos los días iguales.
Cotidianidad rutina... débiles y fatuos deseos al lado de tanto ímpetu y pasión que debo controlar.
Es un camino sin regreso.
¿por qué aferrarse a esto?¿para qué?
Ya no quiero continuar. No puedo. Tal vez, es necesario ¿que llegue al final?
Cuando directamente,¿me convierta en todo cuanto odio?
¿Hace falta llegar al final? ¿Al límite completamente?
Y ¿por qué los sentimientos y deseos no son acordes a lo que siento?
Ya caí y así quiero morir. No brindé nada, tampoco la vida me brindó nada. Demasiada vida interior, que no logro erradicar. Solo me causa daño y angustia. Y dolor. Un profundo dolor que nada logra arrancar.
No quiero nada. Quiero cerrar el lugar, por donde se filtra toda esa miríada de agónicos sentimientos que no pueden nacer.
¿Por qué entran tan soberbios y posesivos si yo, no tengo nada para brindarles?
Quiero culminar con esto, que no me lleva más que a la locura.
Es fácil caer. Ya no quiero seguir.
¿por qué siento tantas cosas que no puedo hacer realidad?Tantas emociones que me ahogan hasta el llanto, que tampoco llega... solo en raras ocasiones.
La realidad mi vida, fue cruel, dañina. Entonces ¿para qué más?Por qué brindarme sentimientos antagónicos que tan solo me producen ¿ofuscación y rencor?
No más. Ya no produzco nada. Ya no soy necesaria, más que para la real rutina que ya me pesa.
No hay nada que me ate a la vida.
Culminar... llegar al oprobio total habiendo sido ¿nada?.¿Es ese mi destino?
Ya no tengo nada, pero, a pesar de ello vuelvo a empezar. Una y otra vez. Intentando no dejarme ganar por la incoherencia de irrealidades y magia inconexa que jamás verá la luz.
Cada vez se agiganta más esta fustigante sensación de irrealidad... de magia que fustiga e incrementa con mayor celeridad esta obsesiva historia de amor.
Deseo realmente que finalice –y será solo con mi muerte–
Puedo salir de esto... sé que puedo pero...¿Quiero?
¿Deseo realmente que finalice esta opresiva y sofocante vida de misterio que me agobia y hace languidecer pero, despierta nuevas e ignotas sensaciones?
La irrealidad ha tomado partida para extraerse de sí misma y ser su propio paladín en lograr su independencia pero ¿quién claudicará?En realidad debo perecer y aún así ¡jamás florecerá!
Enamorada de el amor pero, esto no existe. Morirá al igual que debo hacerlo yo.
Debería sentirme marchita y mustia, igual que mi cuerpo pero, no es así.
Siento un ilimitado bagaje de ilusiones y lozanos sentimientos, que no coinciden con mi edad. Que no tienen capacidad de ser. No pueden.
No debo emocionarme ni sentir ... ni ser.
Se terminó. Ya no más. Basta.
Es solo oro en polvo tirado en el lodo.
De todas formas, te lo debo . Escribiré todo tal cual fue y culminará cuando yo lo haga. Justamente con mi muerte.
Sí. Voy a hacerlo pero... no imaginas cuánto daño provocas en mí. No creo resultar indemne.
Ojalá hubiera podido resistirme a tu gloriosa tentación pero, creo que llegaste a mí en un momento de debilidad y confusión.
Tu maravilloso rostro, tan varonil se fue insinuando con sutil sugerencia y esa ingenua y avasallante invitación de ternura y amor, acabó por fustigar incesantemente mi ser invitando a deleitarme con infinita magia.
Tal vez fue tu voz... tus ojos... o esa pletórica aura de encanto y seducción que emana de tí con lo que lograste conmoverme... No sé cuando sucedió ni por qué pero, llegó y mi vida se transformó. Me sentí llena de vida y entusiasmo, como nunca antes.
Tu físico de excelsos movimientos privilegiados y a la vez tan masculinamente seductores, lograron hechizarme.
Tchaikovsky, dijo una vez “Si no fuera por la música habría más motivos para enloquecer.” y ciertamente tuvo razón.
Yo solo sé que tu vida entera me ha desgarrado de emoción. Cada fibra de mi ser, siente tu sufrimiento ... tu infinito calvario por la superación y por lograr la perfección... en todo.
No entiendo el ¿por qué? de tantas decepciones y aflicciones, cuando debiste haber tenido un camino de fragantes rosas.
Lograste tener todo y ... sin embargo el daño fue mayor y lograste superarlo.
La infinita alegría que despilfarrabas tan pródigamente unida a la eterna seducción lograba la incomparable fascinación.
Es que acaso ¿en realidad no conocías el irresistible embelesamiento con que cautivabas por doquier?
No sé si pueda hacerlo nuevamente. Creo que los sentimientos y emociones son superiores y las palabras me suenan huecas y simples.
No me agrada lo que escribo. No es ni siquiera remotamente una ínfima parte de lo que abochorna mi espíritu.
Quisiera que esto concluyera ya. Intento resurgir.
Intento inventarme un mundo con una pasión nueva para lograr un incentivo para no sucumbir pero, ¿por qué no? No me molesta caer.
Parece todo tan huevo. Sin emoción ... Siento tanto y no logro arrancarlo de mí.
Inconcebibles miríadas de una arrolladora pasión que no puede siquiera brotar. Está destinado al fracaso.
No hay alcance ni luz para la verborragia atroz que vive dentro mío.
Me daña, angustia y entristece cada día de esto...¿Qué es?
¿Vida? ¿Acaso hay algo bello y tierno que me deslumbre aún?
No hay nada.
El pasto es árido, casi inexistente. Hay barro y desolación por doquier. Nada me alienta a seguir. No puedo más... o sí pero... no quiero hacerlo.
Necesito algo más que solo estar esperando el dolor.
Me cuesta continuar. La opresión en mi cerebro es constante. Se desencadenan un sinfín de sentimientos que no logro arrancar. Me duele continuar. Me duele vivir. Me duele respirar.
Mi destino ya estaba escrito desde que nací y ha sido así, desde siempre ¿para qué continuar?
Un universo paralelo pero, de todas formas, es apenas un placebo y no alcanza a cumplir con mis expectativas
¿Por qué seguir adelante? ¿Por qué el flagelo es aún más atroz que antes?
En un momento mis sentimientos parecieron haber sido domeñados... dormidos y ... ahora ¡Justo ahora! en el final de mis días surgen con mayor fuerza ¿Por qué?
Ya nada de lo que pudo ser, será y ¿entonces? ¿Por qué todavía siento tanto?
¿Por qué los sentimientos no se acallan?
Ya pasé por esta ríspida y agrietada senda que se llama inmoralmente “VIDA” Déjame ir.
Déjame caer Señor. Ya no quiero seguir. ¡Estoy agobiada!
Sin fuerzas, pero ... lo haré lo mejor que pueda y luego ... mi fin será inminente.
Solo dame eso.
Magia y seducción para lograr algo que no debió ser. que no debió comenzar.
Me duele vivir. Me duele respirar. La opresión en mi cerebro, es infernal.
¿Cómo comenzó todo?
Era verano.
El calor era tan intenso como sofocante y salir del mar significaba, casi un sacrilegio.
Punta del Este, es un balneario que se encuentra en una angosta península del Sudeste de Uruguay.
Es conocido como la “Saint – Tropez de Uruguay” gracias a sus preciosas playas, a sus sofisticados complejos y a sus ostentosas discotecas.
Me encontraba casi escondida de la populosa playa, cuando escuché un terrible griterío y una muchedumbre vociferando y corriendo ¿hacia dónde?
Intenté levantarme cuando sentí una fuerte presión y en un segundo me vì encima de un cuerpo grande y poderoso.
Solo vì sus ojos azules pidiendo clemencia y su voz en un muy lento castellano rogò:– No me delates. e intensificó aùn màs la presiòn de mí cuerpo sobre el suyo.
Sentí el ruido de varios pasos cerca nuestro y voces y gritos salieron de mi visiòn ocular.
Después de unos segundos, me contempló fijamente y muy suavemente rodó para dejarme sobre la arena.– Te debo una. dijo en un torpe pero encantador castellano y dejó un beso en mi nariz.
Lo vì salir corriendo hacia las rocas sin lograr salir del estupor.
Aùn no entendìa, que había sucedido. Sentía la piel de mi rostro hirviendo, las piernas me temblaban y creo que también las manos.
Deseaba sentarme o ingresar en el mar un rato pero, me había embargado una euforia muy especial y necesitaba escapar de ese lugar.
Por suerte, mi mamá había enviado a Carlos, él chòfer y ni bien distinguí el auto subí.
Llegamos en minutos, ya que la playa estaba a cuadras de mi casa.
Cerca de la pileta, se encontraban mis padres tomando el té. Brenda Thompson, mi mamá una dama muy elegante, tal vez demasiado, disfrutaba cada segundo que pasaba en compañía de mi padre Omar Eleirddn; un importante e influyente empresario textil que amaba complacer y mimar a su esposa.
Les saludé brevemente y fui a esconderme en mi dormitorio.
Me sentía abochornada y nerviosa. No entendía el porqué de tanto sofoco, al recordar un incidente aislado, que aún no lograba descifrar.
¿Quién era él? Sé que lo conocía pero, la turbación me producía mucho calor y opresión. El baño tampoco ayudó, solo me hizo sentir más confundida.
Tenía una entrevista muy importante, en uno de los salones del Hotel Conrad, y mi mente era un caos terrible que obviaba instruirme lo suficiente, para la tan ansiada cita.
Obviamente no pude cenar y mucho menos dormir.
Me levanté muy temprano y solo pude beber un café negro.
Brenda, me contempló curiosa, interpretando seguramente, que era por mi encuentro laboral que me hallaba tan inquieta.
—¿Está todo bien, hija?
—Por supuesto .–contesté sin pensar
—Si quieres puedo hablar con tu padre, para que haga un llamado
—No. Está bien. Yo me arreglo
—Bueno –asintió dudosa– ¿Me avisas cualquier cosa?
—Tranquila. Puedo arreglarlo.
—Por supuesto que sí.
—Estás hermosa, hija pero, ¿es una entrevista laboral? – bromeó mi papá.
Estaba vestida de blanco, con pantalón, chaqueta y sandalias doradas muy altas.
Le dí un beso rápido, mientras le replicaba.–¡Ojalá! así no estarías buscándome novio constantemente.
—¡Ja ja! . Él sabía que yo conocía sus intenciones, cuando traía a sus jóvenes amigos a casa. Ninguno de ellos había provocado ningún efecto en mí.
—Hace rato que no viene nadie,¿acaso no lo has notado?
—Tienes razón– asentí. Carlos, me llevará pero después caminaré un rato por la rambla.
—Bien, hija. Suerte
—Sabes que no la necesita .–dijo su esposa muy segura.
Al llegar al hotel, me sentía algo más relajada. El hombrecito que me atendió era muy presumido y demasiado cariñoso.
Al saludarme, se había quedado un largo rato sosteniendo mi mano y debí arrebatarsela bruscamente.
Me disgusté, porque no iba preparada para estar a la defensiva.
Me contempló largamente y comenzó a hacerme un sinfín de preguntas, que en realidad poco o nada tenían que ver con el trabajo.
Entró una simpática jovencita corriendo y dijo preocupada.– Llegó el jefe. Apresúrate.
Su rostro cambió por completo y se volvió obsequioso y diligente.
—Bien . se dirigió a mí y me comentó– Ensayaremos mañana, cerca del mediodía. Me gustaría que prepares algunos bosquejos para presentarlos entonces.
—Tengo varios aquí
—No. Mañana estará bien.
Me pareció que “el jefe” tenía tanto poder que lograba casi desmaterializar a sus “lacayos”
En fin. A mí me había servido, porque había logrado que este sujeto,– de quien ni siquiera recuerdo su nombre– desviara su excesiva y lasciva atención hacia mí.
Y supongo además, que había logrado el cargo.
Me levanté rápidamente, para evitar que quisiera nuevamente tomar mi mano o un beso o ... cualquier acercamiento pero, indudablemente él tenía otros urgentes asuntos que atender y yo debía lidiar ahora, con la sensación de una penetrante mirada clavada en mí, sin embargo ... no había nadie a mi alrededor.
Me dije entonces sonriéndome, que ese petulante, me había producido tanto malestar que hasta inventaba situaciones.
A pesar de que había dicho a Carlos, que iba a caminar, él estaba en el estacionamiento del hotel.
Le pedí que fuera a tomar un café y yo me fuí a caminar, realmente contenta con lo sucedido.
No había necesitado de nadie, para lograr mi objetivo y ello me motivaba agradablemente.
Estaba por oscurecer y la playa casi se encontraba desierta.
Me gustaba esa hora, porque podía sentirme completamente libre.
Me saqué las sandalias y levanté el ruedo del pantalón. Empecé a correr por el agua salpicándome alevosamente y disfrutando con esa placentera sensación.
Había conseguido el trabajo por mí misma. No con ayuda de mi papá o de sus amigos. Este era mi logro y estaba feliz con ello.
El agua se sentía deliciosa y la arena bajo mis pies me otorgaba una sensación casi etérea y realmente me sentía correspondida.
Hacía tiempo que estaba buscando un trabajo, conforme a mis aptitudes y estudios, que eran muchos y concienzudos.
Lo único, tal vez, desagradable fuera ese petulante presumido pero, sé que podría manejarlo.
Solo necesito estar tranquila y no dejarle entrever mi malestar. Ignorarlo definitivamente. Puedo hacerlo– me reí abiertamente, olvidándome que estaba sola ¿o no?
Miré a mi alrededor para ver si alguien observaba mi exultante entusiasmo. No había nadie. Suspiré agradecida, sin embargo perduraba en mí la sensación de ser observada.
Recordé lo acontecido el día anterior y nuevamente sentí el calor subir a mis mejillas, como si recién hubiera sucedido.
Me mojé la cara con las manos durante largo rato, esperando que desapareciera el ardor, sin embargo, ello no sucedió, ya que mi respetuoso cerebro seguía evocando aquel incidente.
Ya había oscurecido y en el cielo brillaban las estrellas, tintineando como voluminosos diamantes.
Hacía rato que debía haber vuelto a casa y seguramente enviarían nuevamente a Carlos, a buscarme si tardaba algo más, pero yo necesitaba caminar; sin embargo me quedé quieta... inmóvil al sentir una varonil mano, sujetando la mía.
Primero fue el aroma, increíblemente masculino y luego – debía mirarle, ¡era imposible no hacerlo! – unos magníficos ojos azules que me contemplaban inquisidores .–Te conozco, ¿sabes? Tú me salvaste ayer.
Su voz deliciosamente sugestiva y sensual tenía arpegios del cielo.
“¡Por Dios, que no vuelvan los colores a mi rostro”rogué ingenuamente.
—¡Estás festejando, verdad? digo por tus alegres carcajadas
¡No podía creerlo! Había estado ahí ... todo el tiempo.
—Ven. Sentémonos un rato.
Parecía haberse conmovido por mi turbación – obviamente no era así. No podía saberlo – pero fuimos hasta un promontorio rocoso, donde nos sentamos.
Durante todo ese tiempo, mi mano había permanecido asida a la suya y mi paz interior estaba agonizando.
—Ahora... dime ¿qué es lo que te puso tan contenta?
Debía hablar. La pasividad ya estaba arruinando mis nervios y haciéndome ver como una mojigata
¡Ojalá pudiera hacer salir mi voz! si tan solo lograra quitar mi mano de la suya. Tal vez reaccionaría con más naturalidad . Por fin, logré arrebatarsela, para acomodar un mechón de cabello que caía sobre mi frente y comenté muy tontamente. – Encontré un trabajo. Yo sola. Para mí era un gran logro, pero mis palabras salían muy neciamente de mi garganta. No quería contarle los detalles para evitar mi turbación y aún exultaba dicha y alegría, que no era precisamente por el trabajo, sino por el placer de tenerle tan cerca. ¿Debía estarlo tanto?
¡Dios mío! ¡Cuánta sensualidad exhalaba de todo su ser!
—¿Y qué vas a hacer?
—Estudié coreografía, escenografía y danzas y obtuve una posición para asesorar a un importantísimo cantante de rock.
Todo ese tiempo que había hablado él no dejó nunca de mirarme por lo que mi voz, se hacía menos nítida.. No podía evitarlo.
Demasiado esfuerzo debía hacer para no levantar mi vista y verle allí ... contemplándome
—Suena impresionante ... musitó tan solo y su voz ¿sonó burlona? –¿No me digas?
No entendía si estaba jugando conmigo o intentaba ser amable. En realidad me era muy difícil hasta respirar, teniéndole tan ... tan cerca.
—Sí. Dicen que vino de incógnito a visitar las playas, el mar y para realizar una nueva producción.
—Espectacular.
Hablaba un castellano que resultaba tremendamente subyugante y sensual, en realidad todo él lo era. ¿Hacía falta poseer tanta perfección?¡Hubiera estado más tranquila y dialogado mejor, si tan solo no fuera tan impecablemente varonil! Si tan solo no lograra conmoverme con tanta magia.– supliqué interiormente...
Me levanté de golpe y dije.–Debo irme
—¿Por qué? Quédate a mi lado. Solo un rato– me tendió la mano y una vez más estuve junto a él.
—Y ... dime ...¿crees que estarás cómoda?
¡Ah, por supuesto! Él hablaba del trabajo. No sabía si me hacía hablar solo por afabilidad o en realidad estaba interesado en cuanto le contaba.
—Espero que sí.
—¿Conoces al músico?
—No lo creo. Me dijeron que es extranjero. Norteamericano. Y aparentemente bastante exigente y meticuloso.
—¡Oh! ¿Quién te comentó eso?
No lo miraría. Era suficiente escucharlo tan cerca mío. Mis nervios estaban entumecidos por tanto arrobamiento.
—Creo que se llama Arthur, o algo así.
—Mm ¿qué tal es ese personaje?
—Un hombrecito bastante previsible,
Rió con gracia extrema y luego comentó .–¿No te agrada, verdad?
—No es eso. Solo que ... me mira demasiado y …
Ya lo había dicho. Me hacía hacer y decir todo lo que jamás se me hubiera ocurrido.
Él musitó levemente.–No lo culpo.
Ya no iba a escuchar más sus palabras. Me sentía demasiado embelesada y como en otra dimensión, en la cual no era yo.
—Debo irme. Mi papá debe estar preocupado
—Con una condición– tomó mi mano y comenzó con su dedo a trazar pequeñas formas, en mi palma, casi como si no hiciera nada y ... en realidad, para él seguramente era así –pero, yo estaba devastada.”Voy a aceptar lo que sea, solo deja de tentarme con tan eróticos movimientos “pensé demasiado alterada como para lograr moverme siquiera, pero deseaba irme. Escapar ya.
—Dime.¿era ese hilillo apenas concebido mi voz?
—Nos encontramos a nadar mañana.
—Bien. ¿A qué hora?
—Yo voy a encontrarte. Será mi desafío.
Se levantó ágilmente y me ofreció su mano. –Vamos. Te acompañaré a tu casa.
—No. Es que … Son solo unas cuadras y …
—Te acompaño.
Protestar no era una opción.
Estoy segura de que si hubiera tenido que entregarle algo, habría sido mi mano, porque él ya la consideraba como de su propiedad.
Noté que su ánimo había decaído al ver el Aston Martin gris que iba casi a su par. Al llegar a mi casa, se acercó más y me dió un beso en la nariz, y luego ... mucho más tarde fui dueña de mi extremidad.
Hizo bajar al conductor, poniéndose él al volante y el sumiso chófer a su lado.
Mi cerebro era un caos. La confusión y el embelesamiento eran ya mis eternos compañeros. ¿Cómo podía una persona... un ser humano lograr causar tanta exaltación y empoderamiento?
No lograba recordar un solo segundo de mi vida en que me sintiera en un éxtasis parecido o siquiera similar.
Tal vez, había llegado demasiado temprano, pero la noche anterior me había costado conciliar el sueño y la expectativa por estar a su lado nuevamente, mitigaba cualquier deseo natural. Comer, dormir, descansar ... nada tenía sentido.
Solo ansiaba estar a su lado y contemplar sus bellos ojos azules, ¡adorable tentación! y sentir el arrullo delicioso de su voz.
El hombrecito– que en realidad no lo era, solo que me provocaba irritación y por ello le veía así – vino a mi encuentro mirándome casi empalagosamente. Decidí que debía ser yo, quien lo pusiera en su lugar ya que iba a verle todos los días
—¿Arthur, verdad? ¿Hacia dónde debo dirigirme? pregunté con fría mirada y voz aún más.
—Creo que puedes irte. El jefe no vendrá hoy ¿podemos tomar un café, si deseas?–invitó sin amilanarse ante mi indiferencia.
—No. Vendré mañana, entonces. ¿A la misma hora, verdad?
—Por supuesto. ¿Te acompaño?
—No hace falta. Conozco el camino. No esperaba tanta impasibilidad de mi parte y quedó perplejo.
Lo único que realmente me importaba, era que había quedado en encontrarme, después del trabajo en la playa. ¿Cómo sabría él que hoy yo no trabajaría? ¿Qué debía hacer? ¿Quedarme, tal vez cumpliendo el horario?¿Por dónde pasaría a buscarme? ¿Y cómo sabría la hora?
Arthur, me contemplaba dubitativo hasta que se acercó alguien y le hizo un comentario – Nos vemos mañana, entonces.– comentó y se fue rápidamente.
Yo me quedé en el salón del hotel, sin saber qué hacer. Apareció un botones y me informó que me aguardaban en el estacionamiento..
Mi indecisión se trocó en una imperiosa ansiedad y ... no creí llegar al lugar, tan inquieta y temblorosa como me sentía..
Era increíble. ¿Cómo lograba saberlo todo?
Apenas había llegado al estacionamiento, cuando una coupé gris estacionó a mi lado y me pidió que subiera.
Obviamente era él ¿Quién más podría ser tan audaz?
Apenas subí, me encontré con su deslumbrante sonrisa y sus ojos aún más bellos que me contemplaban con una mirada entre burlona y provocadora.
—Hola, belleza ¿teníamos una cita, recuerdas?
¡Imposible olvidarlo!
Mi estabilidad emocional a su lado, era absolutamente nula. Desde su intenso aroma... su piel que asomaba discretamente por la camisa, apenas abierta hasta el tercer botón ... todo ello exudaba sensualidad y eróticas sensaciones. ¡Cuánta implacable virilidad!
—No creo haber escuchado tu voz ¿estás bien?
Obviamente que no. Todos mis sentidos, se desbordaban cerca suyo...¿cómo evitarlo? Él mismo era un canto a la alegría, al deleite infinito. Una oda a la masculina belleza.
—Sí, por supuesto
—Encontré un lugar perfecto para nadar– dijo entusiasmado
—Ah.–Mis monosílabos realmente no ayudaban a nuestro diálogo.
—¿Qué sucedió hoy? ¿Cómo se portó nuestro amigo ?
—Arthur, se llama y en realidad no trabajé. El “jefe” no fue.
—¡Ah! El jefe
—Debe estar preparando algo muy importante y complejo y hasta entonces, trabaja solo, para lograr compartir sus ideas y retocarlas luego.
—¡Oh! ¿Quién te comentó eso? ¿Arthur?
—Sí. Creo que todos le tienen mucho miedo
—¿Eso crees? ¿Y tú?
—No lo conozco pero, no me desagrada trabajar con alguien así de riguroso.. De hecho me agrada sobremanera la minuciosidad y exigencia.
Me sentía más relajada y me tomó por sorpresa, cuando estacionó el auto.
—Nos podemos quedar aquí, si quieres – musitó muy cerca mío– para seguir hablando .– agregó.
Él lograba ponerme en el estado que deseara. Imposible imaginar cómo lo conseguía pero, así era.
—Ya bajo. Se me atascó la sandalia
—¿En serio? Veamos .
Creo que ese percance, había sucedido en el peor momento. Estaba tan cerca mío.
—Yo puedo .– intenté levantarme pero, sabía que no podría
—Déjame ayudarte.
Tal vez fuera lo más conveniente. Mis piernas temblaban y supongo que mi rostro sería incandescente. Evité mirarlo e intenté sacar la sandalia que se había trabado
—Permíteme – tomó mi pie entre sus manos y sacó el calzado, luego lo quitó de entre el asiento y me lo volvió a poner..
¡Tal vez fuera demasiado pretender escapar en ese momento y volver cuando mis sentidos se hubieran relajado!
Me dió la mano y me ayudó a bajar.
—Vamos al agua. Debe estar absolutamente deliciosa.
Se sacó la camisa y su torso terminó por tirar abajo cualquier barricada que hubiera deseado poner a mis sentidos... deplorablemente inermes e indefensos.
Obviamente había visto cuerpos desnudos – no totalmente– tanto en la playa – la cual visitaba asiduamente, como en el gimnasio, en las clases con los bailarines cuando ensayabamos– o en casa . los amigos de mis padres ... pero... él era especial . Parecía un físico esculpido por finos orfebres que hubieran ido cincelándolo exclusivamente para lograr ese efecto: ícono de la seducción. Esa era su meta. Lograr la embelesante sinfonía de encanto y alucinación tan incitantes, como para crear el más completo hechizo.
Él era todo aquello que jamás ví o me atrevía imaginar siquiera.
Me quité la ropa y llegué a su lado . Me observaba ¿admirado? o tal vez frustrado y melancólico.
Algo había cambiado desde que bajáramos del auto y su personalidad alegre y desinhibida había desaparecido.
Si bien nadamos y nos divertimos con el agua, algo no era como lo que yo conocía. La melancolía y tristeza parecían tener cita con él, no yo. ¿Qué había sucedido?
Cuando me dejó en la puerta de casa su ánimo seguía siendo igual y me saludó con un simple gesto de su mano, dejándome ansiosa y angustiada.
Ese halo de enigmático misticismo lo alejaba aún más pero, le infundía un innato sello de magnífico prototipo masculino.
La virilidad, se deslizaba a su lado y le seguía con tanta solicitud, como si fuera su sombra.¡Imposible ser indiferente a tanta magia y esplendor
Llevaba puesto un vestido corto, dorado con sandalias muy altas del mismo color.. Estaba muy bronceada – ya que mis días transcurrían en la playa últimamente – y mis ojos dorado ámbar – como me decía constantemente mi papá – resaltaban con mayor intensidad.
Noches de insomnio – pensé yo ¿Por qué me desvelaba tanto pensando en un ser tan apabullante a quién no volvería a ver? Indudablemente su interés en mí – si existió– había mermado y prueba de ello era su escaso o nada de entusiasmo en la playa. Inclusive al despedirse fue correctísimo – obviamente– pero con infinita frialdad. Sin embargo, todo ello no implicaba que mis pensamientos y sentimientos no siguieran con él.
Existía una miríada de sensaciones nuevas y escandalosas repiqueteando sin cesar y no lograba entenderlas ni darles curso.
Me debatía en un confuso caos que desordenaba y mezclaba mi juicio.. No entendía la razón de su alejamiento tan repentino . ¿Qué había sucedido?
La cinta que sujetaba mi cabello se deslizó de él y al ir a recogerla me hallé contemplando unos preciosos ojos azules ¡qué tan bien conocía!
—¿Buscas esto?
—Gracias.
¡Cada vez que lo veía estaba más y más bello! ¿Cómo era posible? En nada contribuía a mi bienestar moral ni físico.
No me entregó la cinta, solo rozó mi mano con sus dedos y dijo .–Déjalo así. Démosles un bello espectáculo, aunque me irrite.
Sus halagos no podían ser más tiernos y este increíble hombre; chispeante y burlón no tenía nada que ver con el de la noche anterior, tan retraído y melancólico pero, siempre apolíneo como un Adonis.
En mi nuca sentí su cálida respiración cuando dijo.–Estas hermosa.
Ni siquiera me dió tiempo para asumirlo o reponerme .¿Adónde había ido? Aparecía cuando menos lo esperaba y desaparecía de igual modo.
Me sonreí feliz y caminé hacia el salón.
Había mucha gente preparándose y escuché que estaba “el jefe”, por ende había revolucionado todo el entorno.
Fuí al toilette, para cambiarme . Arthur, había pasado corriendo y me pareció divertido verlo tan nervioso y comedido.
“Llegó “el jefe” me dije irónicamente.
Cuando otra vez ingresé al salón, me extrañó el rostro entre asustado y confuso de todos los integrantes, pero, bueno ... ni siquiera los conocía. Tal vez, imaginaba más de lo que había.
Arthur, ni siquiera me miró cuando dijo.– “el jefe “, quiere algo tranquilo al comienzo y luego veremos. Si llegaras a necesitar más bailarines solo debes pedírmelo.
—¿Debemos ensayar ahora o esperamos a “el jefe”? . inquirí burlona, pero, Ralph ni lo notó . Tan ansioso y entusiasmado estaba por cumplir con su tarea.
—”El jefe” verá la filmación.
—Bueno.
Tenía preparada una breve introducción coreográfica. Se los explique verbalmente y también en la práctica, para lograr mi objetivo. Todos estaban entusiasmados con los esquemas y parecían disfrutarlos.
Al principio, supongo que les debe haber disgustado mi aspecto; tan impecable y sobre todo que fuera demasiado joven pero, luego lograron olvidarlo y aceptaron lo meritorio de cuanto yo proponía haciendo a la vez que ellos mismos lograran lucirse.
En muchas ocasiones, mi tono de mando los desconcertaba porque mi juventud era demasiado alevosa para poseer tanta espíritu, pero, se sentían seguros con alguien que sabía lo que deseaba y como pedirlo y hacerlo cumplir.
Apenas, lograban insinuar que era imposible de hacer o muy complicado, les daba una demostración y terminaban asumiendolo Si yo podía, se hacía.
El ensayo duró varias horas y mi entusiasmo no decreció en ningún momento pero, conocía las limitaciones del resto.
Arthur, avisó que “el jefe” había dicho que podían retirarse.
—Verka, tú no . “El jefe”, quiere verte . Yo te acompaño . Me llevó por un largo corredor hasta una gran puerta cerrada donde en letras doradas figuraba el nombre de: “Elkin Travis”
—Está ahí– comentó y se fue.
Golpeé discretamente y escuché una voz.– Adelante.
Abrí lentamente y me encontré con un enorme y espacioso salón íntegramente decorado con tonalidades celestes, inclusive el amplio sillón en donde se hallaba sentado: Elkin Travis.– su burlona sonrisa y el fulgor de sus ojos, debilitó cualquier coraje que hubiera logrado reunir durante su ausencia
—Eres tú. –musité sin creerlo.
Se levantó y cerró la puerta, antes de acercarse a mí y llevarme a uno de los sillones donde me hizo sentar con él.
Tomó mis manos y dijo.– Muy bueno lo de hoy . Faltan detalles por pulir pero ... a grandes rasgos era “casi” lo que yo deseaba.
Hablaba naturalmente, muy cerca mío, como si yo hubiera sabido todo el tiempo quién era él.
Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos.
—Pase. – su voz enérgica pero, no exenta de encanto me desconcertó.
Era Arthur que nos miró y como aturdido dijo.– Jefe, uno de los bailarines
—Soluciónalo.
—Pero, es que…
—Soluciónalo .– su tono de voz, no admitía réplicas.
—Está bien, jefe y salió presuroso.
Me sonrió entonces y la magia inundó el amplio recinto.–Si te lo hubiera dicho, ¿habrías venido?
—No lo sé.
—De esta forma, todos te conocen e ignoran nuestra relación. Lograste tu objetivo sin ayuda de nadie. Si tan solo no fueras... tan joven ... tan niña. La angustia en su voz y el enigmático hermetismo, nuevamente me aisló de él .¿En qué ignoto lugar que yo no conocía se exiliaba para no llevarme?
Era todo tan vertiginoso, que no me brindaba opción siquiera a pensar.
Todavía persistían sus dos palabras anteriores:”Nuestra relación”¿Cuál era esa?” Ni yo sabía que existiera un “nosotros” Y enseguida ese ataque tan cruel, condenándome por mi ¿juventud?
—¿Qué quieres decir?– casi imploré, sumamente conmocionada por su tristeza. Se puso unas gafas oscuras y tomando mi mano dijo .– Vamos. Debemos escapar.
Estaba muy cansada . Hacía días que me costaba dormir y él me sacaba de la euforia a la depresión en segundos Ya no sabía qué esperar.
—No. No quiero . dije deshaciéndome de su mano.
Las lágrimas habían opacado mi visión y la angustia me impedía hablar.
Me contempló devastado. – ¡Oh, por Dios! Ven aquí.
Me abrazó impetuosamente y su voz fue más intensa y personal. Casi un desvarío.–No puedo hacerte esto. Lo lamento . Tengo algunos problemas personales y .. olvido a veces ¡qué pequeña eres!
—No . No lo soy.– grité con lágrimas en los ojos. Y no me importaron . Realmente me impactaba su parsimonia para hablar de mi juventud, cuando en realidad el que actuaba infantilmente era él .–Eres tú el que va y viene. Me encuentras o no . Nunca sé cuando aparecerás . A veces estás bien y otras no. Nunca me dices nada. Hasta hace un rato, ni siquiera sabía quién eras . .¿Y tú me condenas por mi juventud? Eres tú el inmaduro
—¡Oh Verka! Ven aquí. me sujetó posesivamente impidiendo mi salida. No imaginaba que te sentirías así . No fue mi intención . No te vayas .– su voz fue casi un sonido de misericordia.
Me dejé abrazar, sin oponer resistencia. Obviamente . Esa había sido toda mi batalla y debía considerarme avasallantemente derrotada. Ahora necesitaba consuelo y él lo otorgaba divinamente.
Un golpe en la puerta logró sacarnos del sensual embrujo, en que nos hallábamos.–
—Sí – – gritó casi–Pase
—Jefe... están los periodistas . Se enteraron que estás aquí . Hay un centenar de personas y medios y
—Está bien . Hagan lo de siempre . Saldré en el Lotus por atrás.
—Pero, jefe
—Haz lo que te digo. –Concertemos una rueda de prensa para mañana. Diles eso.
Arthur, estaba incómodo . También yo... pero Elkin manejaba con seguridad y firmeza toda la situación.
—. Vamos . Hazlo.
Cuando hubo salido pidió.– Ven a casa conmigo.
El tono de su voz y la suavidad de sus labios besando mi cabello, terminó por conmocionarme.
—Haré lo que tu quieras.
Me besó con desesperación, como si de ello dependiera su vida . Con angustia y desolación. Parecía creer que yo iba a desaparecer en cualquier momento.
Ponte esto. – me dió un par de lentes y me llevó abrazada hasta el auto, donde estaba Arthur, esperando con la puerta abierta.
—¿Yo voy?
—No. No vienes.
Apenas subimos una multitud de gente se agolpó y Arthur, salió al encuentro y escuché que decía– Está saliendo por la otra puerta.
Elkin, sonrió feliz y dijo.– Ralph logra cumplir mis órdenes al pie de la letra . Amo a mis fans pero, hay veces que deseo ... algo más. Me sonrió con una sensual sonrisa y volví a contemplar a ese ser encantador, tránsido de magia y belleza. Sin rastros del severo e implacable “jefe” y hasta sin ninguna connotación de tristeza.
Era la máxima aspiración jamás realizable
Durante el camino a su casa no hizo más que ser “él mismo”.
Hizo chistes, contó algunas anécdotas y fue reveladoramente inspirador y sensual.
—Llamaré a Carlos para que pase a buscarme.
—¿Por qué?. me miró confundido y burlón.
Bajé la vista para responder. Era demasiado intimidante tenerle tan cerca. Me cohibía y quitaba sonido a mi voz. –Debo bañarme y ...¿Puedo volver luego si quieres? Propuse conciliadora, sin saber bien qué decir o diciendo abismales tonterías.¡Dios,! ¿dónde esconderme?.
Sin embargo, él no me hizo sentir turbada y solamente pidió.–Por favor, quédate conmigo. Su voz era un murmullo apenas inaudible.
No me rozaba pero su voz sí lo hacía . Causaba ese efecto devastador, y su mirada ...¿qué decir de ese infartante mirar de azulados ojos?
Sonrió ingenuamente y dijo.–Hay varios baños en la casa. ¿Puedo ofrecerte el de mi recámara también, si lo deseas?
—No . Negué rápidamente.
Él insistió socarronamente pero, sé que lo hacía como para quitar la tensión que me envolvía.–Es el más cómodo pero ... bueno tú te lo pierdes . Ven . Te enseñaré y elige el que quieras. Puede ser cerca mío. sonrió deslumbradoramente y fue la sonrisa más bella que hubiera visto en mi vida . Era una puerta hacia el paraíso.
—Voy a ducharme también. Si terminas antes que yo, ¿podrías enjabonarme la espalda?
¿Por qué debía ser tan irresistible? El aire mágico que lo envolvía opacaba cualquier otro sentido.
Por fin, logré bañarme y relajarme y descansar mi sobreestimulada sensibilidad De todas formas, estando a su lado lograría ese efecto por poquísimo tiempo pero, aún así ... debería servir.
Bajé las escaleras y antes de que él me viera lo ví yo . Sentado en un sillón. Relajado, tranquilo, tal vez hasta...¿feliz?
—Una princesa descendiendo del paraíso .– anunció alegre.–Espero que hayas disfrutado de tu baño.
—Sí . Lo hice.
—Yo no. Quedé con la ilusión de que, tal vez ... te hallaría a mi lado..
Me ruboricé notoriamente y él sonrió complacido. Le agradaba sobremanera tensionarme para luego invertir el proceso.
—Ven . Siéntate a mi lado.. Pedí comida, porque lamentablemente hoy no puedo salir. Me acosarían por todos lados.. ¿Y tú?¿Lo intentarás?
—Yo ni siquiera sabía quién eras. Y no . No creo que me agrade acosar a nadie.
—Ni siquiera ... ¿a mí?¿Podrías intentarlo?
Rozó apenas mi mano y me atrajo hacia él .– Prométeme que no escucharás nada que te cuenten sobre mí
—Pero, es que …
—Prometelo .
—Lo prometo.
—Yo te contaré todo ... de a poco . Muy despacio . musitó mientras me besaba.
—Quédate a mi lado hoy. Te necesito . susurró mientras me levantaba y trasladaba hacia su dormitorio.
Era caer o perecer . Y yo quería perecer. Jamás había sentido esa vorágine de sentimientos miles que me embargaban hasta asfixiarme.
Su suavidad, su infinita ternura ... su desconcierto luego y después la aterciopelada y emotiva exaltación con que me colmó de caricias y besos.
La elevación más excelsa y gloriosa conspiró para lograr la plenitud total.
Me contempló fascinado y preguntó dolido.–¿Por qué no me lo dijiste?
Escondí mi cara en sus brazos y apenas pude balbucear.– No me preguntaste
—Tenía derecho a saber. Jamás hubiera sucedido de haberlo asimilado.
Él estaba sumamente afligido y me atormentaba su pesar.
—Yo insistí. –y recordé el intenso momento cuando le supliqué que no me dejara. Me besó muy levemente, casi con reverencia y dijo.–Yo soy el mayor . Podría haber desistido . Debí hacerlo.
¿Por qué se culpaba tanto?
—No tuviste opción . Creo que eso se llama acoso. Yo lo hice, ¿verdad? y te seduje deliberadamente . Creo que aprendí a hacerlo –dije tan levemente como sus caricias y besos que no cesaban
—Solo hazlo conmigo ... por favor . –pidió vehemente.
—No se me ocurriría con nadie más.
Recuerdo todas las noches y los días con Elkin, porque fueron especiales, alucinantes pero, la primera noche, cuando había comenzado a sospechar y alejarse de mí, le había suplicado que no me abandonara ..”Deseo ser tuya . No puedes dejarme, no ahora“le había rogado con lágrimas en los ojos.
Sé que su deseo por mí era flamígeramente ardiente y después de cuanto habíamos compartido no tenía opción – aunque quisiera evitarlo – me tenía adosada a su cuerpo, inventando escandalosas y seductoras maneras de incitarlo, tentarlo . Definitivamente cuando recuerdo esos momentos, me parecen tan indecentes e inmorales que no puedo creer haber actuado en esa forma pero, luego recuerdo que se trata de Elkin, y sí . Por él podría convertirme en lo que lo estimulara o pudiera lograr el cometido del momento. Lograría inventar cualquier cosa y convertirme y ser lo que fuera plausible para lograr mi cometido o en éste caso su absoluta complacencia.
Cuando mucho más tarde me desperté, escuché su voz y bajé las escaleras para ir a su encuentro
. Bien, princesa. Te compraré algo tan bonito como tú, aunque no creo lograrlo .– se rió alegremente y continúo .–Yo también te extraño un montón. Trataré de solucionar todo para vernos cuanto antes.
La irritación y el dolor laceraron los sentimientos tan mágicos y gloriosos que exhibiera tan impúdicamente y terminé de bajar las escaleras, casi corriendo.
Elkin, me miró y su sonrisa quedó helada en su rostro al contemplarme
—Muñeca, te llamo en un ratito. Te quiero mucho.
Salió acelerado atrás mío y preguntó asombrado.– Verka ¿qué sucedió?
Me tomó en sus brazos y miró mis ojos anegados en llanto. –¿Qué sucedió?¡por Dios! Ven ... ven aquí
—No. No quiero. Debo irme.
—¿Así?– sonrió burlón y contempló mi ropa o la falta de ella. Arriba de la ropa interior tenía tan solo una musculosa.
Elkin, me tenía entre sus brazos y preguntó.–¿Escuchaste lo que hablaba?
—Sí . afirmé casi sin hablar. Sabes que hablo inglés. Así que no puedes ocultarme nada.
Me pareció infame su proceder. Yo estaba arriba durmiendo y él ya hacía planes para cuando me fuera.
—¡Uy Dios! Ven . Ven conmigo . – tomó mi mano con infinita suavidad y me llevó adentro nuevamente.
Una vez allí, sacó de una repisa una foto y me la mostró . Era una niñita rubia de ojos azules...¿como los suyos?
—Es mi hija . sonrió descaradamente consciente de tener la razón –Se llama Madeleine y tiene doce años.
—Yo creí que
—Jamás haría algo así –me abrazó fuertemente y besó mi cabello con urgente pasión.
—Cómo voy a extrañarte hoy.. Qué largo va a parecerme el día .–suspiró mientras decía esto y aspiró el aroma de mi cabello sosteniéndolo con sus manos.– Ni siquiera esto bastará... y no deberá hacerlo.. Sonrió irresistiblemente y dijo .– Tomémonos la mañana. Tengo tantas cosas que hacer contigo . Ven conmigo . Eres tan adictiva.
¡Qué decir de él! Cada vez sentía más fuerte la sensación de que era, inquietantemente una continuación de mi cuerpo... de mi ser todo.
Se amoldaba cada uno de sus miembros tan perfectamente a los míos. Se fusionaban con tan exactos engranajes, como si hubieran sido fabricados a medida.
La mágica y etérea irrealidad creaba un ser tan especial para que se amoldara idealmente a mi más complaciente creación.
Recordé al filósofo griego Platón, quien en su “Banquete” recoge la antigua leyenda según la cual el hombre nació en forma de doble ser, masculino y femenino a la vez.. Los enfurecidos dioses separaron a este “andrógino “inicial, como castigo, en sus dos mitades de hombre y mujer. Desde entonces están ambos condenados a buscarse continuamente, complementándose uno al otro, con su unidad perdida.. Generalmente, nunca sucede esto porque una no va descartando y esperando a esa ilusoria mitad que realmente nos completará totalmente. Es a veces casi imposible, separar el amor verdadero de la pasión . A ese nostálgico deseo al cual llama Platón amor.
Su radiante y arrolladora personalidad embebía nuevos y alucinantes roces sobre mi piel, que alteraban y turbaban mi ya desquiciada alma.
Lo más bello y natural parecía ser encontrarme a su lado cubierta por por su espléndido cuerpo e identificarnos como una sola unidad.
Me dominaba y adueñaba completamente de mí, con su complaciente ternura y su exquisita suavidad . No quedaba un segundo siquiera, para pensar en algo que no fuera él.
Se había apropiado plenamente de mi persona y no existía nada ni nadie que lograra alterar aquello tan irreal.
Recordar o añorar siempre la primera noche con Elkin, es adentrarse en un exhaustivo deleite que conlleva un paroxismo radiante de esplendorosas y gratificantes emociones, todas flamantes e impecablemente tórridas y flamígeras. Supongo que para él fue una experiencia insólita, debido a que lo seduje deliberada e intencionalmente, sin brindarle opción a la negación
“igual que hizo ella . – le comenté cuando mucho después, él me contó la abyecta experiencia con su ex–esposa.
Me había contemplado con reverente adoración y afirmado rotundo .– Nunca te compares con ella. Tú eres el brillo, la lozanía, el esplendor la mágica revelación
—Pero, un día la amaste – protesté enojada, porque si dejó de amarla a ella ¿Cuándo sucedería conmigo?
—No .– afirmó concluyente .. Fué una alucinación, un espejismo ideado por mi, para mi solaz y entretenimiento . Nada fué real. Yo deseaba creer en algo pero, ella fué todo lo contrario a mi idealización . Yo la creé . Fué un falaz y artificial engaño que logró imponerse a fuerza de agobiante fingimiento y luego ya no pude dar marcha atrás, porque había perdido el rumbo.
Había perdido la llave y me sentía sumamente abatido como para buscarla.
Ella enlodó mi alma y arruinó mi fé y espíritu
—Pero, tienes a tú hija, Elkin
—Es por lo único que no me arrepiento – aceptó, para agregar luego– Y fue una imposición. Ya lo sabes. Días y horarios debía estar a su lado para que ella y su familia lograran su cometido. Aberrante . Nunca imaginarás el costo que tuve y tengo que pagar.
Sí . Creo que podía imaginar algo – Y el alma se me estrujaba y comprimía inopinadamente.
Ya no deseaba pensar en ella. A pesar de todas sus oscuras maquinaciones, había perdido a Elkin, quién tuvo el valor para escapar de sus ponzoñosas redes y, yo lo mantendría bien alejado de ella.
El hecho de haberte liberado, significa que aún tenías entusiasmo y aguardabas ¿por mí?
—Por supuesto que sí, princesa..– había reído jocoso e inclusive había logrado quitar la funesta sombra que oscurecía sus preciosas pupilas, cada vez que mencionábamos a su ex–esposa.
¿Cómo explicar la iniciación de mis noches y días con Elkin?Fué un poema de amor inolvidable. La ilusión más imponderable, relamiéndose de placer y enardecimiento.
El ensalzamiento de sus labios deslizándose por mi piel con sutil y tenue sigilosidad, hicieron acopio de mis acuciantes exigencias, sin brindarle tregua ni descanso.
Sus manos parecían haberse mimetizado con mi cuerpo y resbalaban por él, haciéndose cargo de mi placer . La dermis de su rostro ya se había acercado a mi abdomen y su lengua jugueteaba deliberada e intencionadamente lenta, continuando con su descenso hasta mi pelvis, donde seguía causando estragos en un alborotado y turbulento desborde de confusión y turbación. Con mis manos sostuve con vigor extremo su rostro y perdí por completo noción de todo síntoma, que no fuera la ordalía deliberada de concupiscente y desordenado placer.
El gozo era indescriptible y sentí una etérea levedad, como de inconsciencia total cuando la humedad de sus labios me transportó a una complacencia y deleite infinitos Luego fue un desfallecimiento y entera falta de gravidez.
Mis dedos se solazaron descubriendo la exacta simetría de su soberbio cuerpo que implicaba una ilimitada e inconcebible feracidad de incitantes sentimientos que se multiplicaban fecundamente.
Era imposible sentir tan candente exacerbación, porque en lugar de mitigarlo aumentaba mi caudal de excitación.
Necesitaba más de él
—Tranquila, princesa . Tendrás todo de mí .– Su voz suavísima produjo una irracional paranoia por conocer mucho más.
Sus preciosos ojos me contemplaron dolorosamente expectantes y me preguntó angustiado.– Verka, dime que no eres virgen, por favor.
Era imposible ofrecerme la candente llama y luego impedirme siquiera que lo rozara.
Se fué alejando desolado y le exigí discolamente .– Elkin, vuelve a mí . No puedes hacerme esto . Luego sumisa le rogué sollozante.– Por favor, quédate a mi lado.
—Contéstame .– imploró negándose ya su propio frenesí
—Descúbrelo tú mismo. – lo incité mientras mis labios intentaban sustituir mi ineptitud, con exagerada vehemencia. Y fuí cada vez más intrépida y osada al comprobar su forzada parsimonia.
La aprendiz se amotinó intentando revertir su estoica resolución e implacablemente comenzó mi desenfrenada seducción, tentándolo con petulante impudicia.
La solemne indolencia de Elkin, desvirtuaba mis propósitos convirtiéndome en una suculenta presa que él se negaba a mancillar.
—Por Dios, Verka . Bríndame algo de sosiego . No puedo resistirlo – suplicó exhausto.
—Te tengo junto a mí . No voy a dejarte escapar.. No después de lo que hiciste. –repliqué insolentemente.
Y él supo que realmente yo no lo ayudaría a evitar mi corrupción porque, yo deseaba mi caída con él. La solemnidad con que me sostenían sus brazos, soterraban mis persuasivas caricias que amenazaban con corromper sus disuasivos intentos por negarme, el desenfreno que le exigía.
Por fin, frustrados sus fallidos intentos por mi indolente y arrogante audacia, que contradecía su intachable corrección me besó ardientemente y me permitió yacer junto a él en el más infinito desbordamiento de embravecido placer.–Ojalá no me estés trasladando al Infierno
—O al Paraíso .–musité yo engreidamente.
—Eres una hechicera.
—Pero, se me da solo contigo – comenté ingenuamente..
—¡Oh Dios mío! Es tan fácil perecer contigo.
Lo conturbante y acaparador era sentirme poseída y dominada por la potente fortificación que era su vigoroso cuerpo, reteniéndome y monopolizándome con inflamante desenfreno