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El universo nos promete historias aunque lo ignoremos. La promesa también puede ser de amor y el entramado que teje hasta la concreción de esa promesa puede ser tan misterioso como su desenlace. Esta es la historia de un amor cuyo zurcido invisible une momentos plenos de magia, dulzura y desazón. En el atreverse a vivirlos más allá de su precio se encuentra la diferencia entre la promesa cumplida y la promesa rota. Atreverse a transitarla representa al mismo tiempo ese desafío bisagra al alma que una vez atravesado nunca nos dejará en el mismo punto de partida. Atreverse a transitar esta promesa de amor es en definitiva estar dispuestos a nunca más volver a ser los mismos por amor.
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Seitenzahl: 50
Veröffentlichungsjahr: 2016
Analía Miller
La promesa
Editorial Autores de Argentina
Miller, Marta Analía
La promesa / Marta Analía Miller. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2016.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-605-2
1. Novela. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
“Yo no quise conocerla, yo no quise encontrarla,
ni siquiera sabía que era posible, que era real…”
Indice
La Promesa
La primera mirada
El después
El reencuentro
Mi separación
Encontrarme
La cita impensada
Vaciar el mundo
La noche trae sueños
Mi castillo
Sentirla
Pétalos de rosas colombianas (la noche soñada)
El regreso del pasado
Entre dos amores
Abrir el sendero
Regalarnos una tarde
XXI
Una premonición
Escaparnos
Noviembre
Dos caramelos
Vivirlo todo
Mis fantasmas
La Promesa
Siempre supe que mis caminos no fueron muy claros, mucho menos comunes, por lo general merodee entre lo extraño, exótico e inesperado.
Nunca me aguardó lo cotidiano, lo sencillo, lo estimado. Siempre fue así, sin embargo creí que eso se había terminado y que mi vida de caminos enredados había acabado. Creí, eso creí de verdad hasta que viví una promesa, mi última gran promesa.
Todo empezó hace un año atrás, más o menos, había pasado un lindo domingo de primavera con mi amor y mis amigos, el día fue placentero, relajante, muy disfrutado hasta entrada la tardecita.
Todavía no había caído el sol, y ya pensaba que el fin de semana estaba terminado. Empecé a pensar en las obligaciones de la semana que asomaba; el lunes, la vuelta a casa, en fin. Cuando inesperadamente llego una última invitación.
Una de mis amigas nos dice, a mi y a mi pareja: nosotras vamos a tomar unos mates a casa de fulanita no creo que haya problemas si quieren venir, quieren? Miré la hora, era temprano, consulté y finalmente acepté. Y allá fuimos.
Que sabía yo de ese lugar al que íbamos? Conocía a la dueña, muy poco, pero la conocía, ella iba a estar allí junto a su novia, a quien nunca había visto ni escuchado mencionar. Era todo, era poco.
Decía, fuimos, la dueña de casa nos recibió con vasta sonrisa y muy anfitriona nos hizo pasar. Era un departamento pequeño, ubicado en las inmediaciones de Palermo y Almagro, tenía un bonito balcón, muy amplio. Pasamos y pude ver una mesa con algunas galletitas, el mate no estaba.
Pero estaba ella; mi última promesa.
La primera mirada
Quiero describirlo, y juro que en cada intento de hacerlo, cada vez que quiero transmitir esa sensación; aquella que tuve ni bien la vi, las palabras nunca me son suficientes, y aunque estoy convencida de que siempre me van a faltar voy a volver a intentarlo aquí.
Entrar no fue nada fácil, mucho menos avanzar, solo sé que la miré y sentí pánico de que todo lo que me estaba atravesando fuera demasiado evidente.
Qué era? Tantas cosas, inexplicables, incontrolables, tan viscerales!
Todo pasó por mis entrañas, todo fue tan subterráneo y a la vez me vi tan expuesta, no quise más mirarla, no quise más verla. Fue como un rayo devastador que dejó para siempre una huella inexplicable, indeleble, imposible de quitar.
La tierra había girado compulsivamente a mi alrededor y fue como un giro de veinticuatro horas en un segundo.
Un segundo bastó para que el misterio de su piel se colara en mi presencia y me dejara ahí, despojada, desprovista de toda posibilidad de gritar lo que me ocurría. Tuve que callar, callar y olvidar por mucho tiempo.
Quería borrar aquel momento, que rápido pasara. Ella estaba sentada en el otro extremo de la mesa, hablaba poco, preparó el prometido mate y un único tema nos convocó, las dos éramos hincha del glorioso Club Atlético Boca Junior que esa tarde jugó contra Independiente.
Supe que ahí se quedaba, esa sensación, ese intenso e increíble deseo. Supe que no podía continuar, decididamente no quería, cual obsequio que no debía abrir e intenté convencerme de que todo iba a quedar en ese primer impacto, y nada más.
En verdad, cada vez que pienso en aquella tarde creo que lo que realmente temí, no era llegar hasta esa mesa donde ella sentada esperaba sino, sentir que de una manera u otra entraba a mi vida sin mediar permiso alguno.
Rogué no haber sido tan obvia, rogué haber podido disimular, rogué que no fuera tan fuerte todo aquello, rogué… pero todo fue en vano.
Fue en vano, y la discusión con mi pareja fue inevitable, ni bien atravesamos la puerta ella ni siquiera preguntó, ella me afirmó: te gustó!
Y yo que hace rato que ya no miento con estas cuestiones no lo negué pero trate de tranquilizarla y tranquilizarme restándole importancia a la situación y diciéndome internamente que de ahí no pasaría jamás.
Y en eso creía firmemente convencida. Lo que nunca voy a poder olvidar de aquella tarde es que no quería mirarla, no quería su mirada para finalmente llegar a sentir que era posible.
Mi vida y su vida, creí estaban mejor así.
El después
El después fue sin novedades, diseminando los deseos, deseos de verla, de saber de ella, de conocerla. Un par de invitaciones que no fueron aceptadas, un par de veces de cruzarnos esporádicamente en algún bar, un hola y chau, algunas cosas que contaba su pareja (o ex pareja, según el momento que atravesaban) y nada más.
Hasta su nombre se me borraba de a poco. Los días siguientes sirvieron para dejar a un lado, como en un recuerdo olvidado a aquella mujer que tanto me había impactado. No supe más y así lo dejé. Después de todo siempre creí que las cosas del corazón cuanto más intensas menos inalcanzables, una se vuelve tan vulnerable!.
El reencuentro