Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Poemario perteneciente a nueve de las once colecciones que, entre septiembre de 1998 y este mismo mes de 1999, Antonio Guerrero escribió en el "hueco". Acompañado por las viñetas que Gerardo Hernández realizó específicamente para este proyecto y el epílogo de René González, demuestra que los Cinco resultan un ejemplo estremecedor de lo mejor de la condición humana; o como diría René: "que sólo con altura podremos poner fin a la bajeza".
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 49
Veröffentlichungsjahr: 2016
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Título original
LA VERDAD ME NOMBRA
Selección y epílogo
AITANA ALBERTI y ALEX PAUSIDES
Prólogo
RENÉ GONZÁLEZ SEHWERERT
Ilustraciones
GERARDO HERNÁNDEZ NORDELO
Diseño de cubierta
EUGENIO SAGUÉS
Realización computarizada
JULIO CUBRÍA VICHOT
© Antonio Guerrero Rodríguez, 2014
© Editorial Capitán San Luis, 2014
ISBN: 978-959-211-441-8
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
Distribuidores para esta edición:
EDHASA
Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España
E-mail:[email protected]
En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado
RUTH CASA EDITORIAL
Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá
www.ruthcasaeditorial.org
www.ruthtienda.com
Más libros digitales cubanos en: www.ruthtienda.com
Síganos en:
Canto a la vida, al amor
Querido lector:
Los versos que usted leerá fueron escritos en el primer año de un largo calvario, que comenzó el 12 de septiembre de 1998. En los días en que nos llegaban, frescos, recién inspirados por las musas de nuestro hermano Antonio, nos quedaba aún por descubrir mucho de lo bajo que puede caer un gobierno cuando se aboca a la triste tarea de utilizar su sistema de justicia para cobijar a sus terroristas, encarcelando a quienes protegían de ellos el más elemental de los bienes jurídicos: la vida humana.
A la bajeza el autor optó por responder con altura. Las condiciones precarias en que esta poesía fue concebida respondían a un esquema perfectamente pensado para arrebatar a los acusados cualquier posibilidad de una adecuada defensa y llevarlos a la desesperación, el desaliento y la claudicación. El trozo de lápiz con que se hicieron los trazos que luego devendrían versos —en los días buenos de pulgada y media y en los no tan buenos, ingeniosamente extendido con un cilindro hecho de un tubo de pasta dental desechado, de un par de centímetros— era el mismo con el que se escribían notas en preparación para el juicio o se respondía la correspondencia. Sólo una voluntad superior, alimentada por la fuerza moral de la causa que defendíamos, dio a Tony la perseverancia de convocarse cada día para inspirarse y hacer poesía.
Han sido esa voluntad y esa moral las que nos han permitido atravesar esta experiencia sin que nuestros espíritus hayan sucumbido al odio o a la amargura. El proceso legalha recorrido caminos tortuosos; casi siempre empedrados dedecisiones judiciales insólitas que retan cualquier noción de la jurisprudencia, del sentido común o de la más elemental decencia humana. Ha sido una contienda desbalanceada en la que las reglas cambian en cualquier instante, las leyes se desacomodan hoy para reacomodarse mañana y las evidencias se escogen —o, sobre todo, se desechan— a conveniencia; todo para alcanzar a toda costa un resultado decidido de antemano por los prejuicios, el ensañamiento y el profundo odio que la revolución cubana y quienes la defendemos inspiramos en jueces y fiscales.
Al cabo de mas de 13 años el proceso sigue su paso cansado, interminable; regido por un calendario que pareciera dictado por alguno de aquellos personajes bíblicos que vivían novecientos años. Recurso tras recurso desestimado. Momentos de alegrías y esperanzas, en que parecía que al fin se sostendrían las leyes, seguidos por otros de profunda decepción y —por qué no decirlo— legítima rabia. Pero nuestra voluntad y fuerza moral siguen inalterables, como en aquellos primeros doce meses; ahora estimulados por el apoyo de miles de ciudadanos de todo el mundo que claman porque se haga justicia.
Y también, a pesar de todo, nuestros espíritus siguen libres de cualquier sentimiento de odio o de amargura. Quien se asome a la poesía más reciente de nuestro hermano Antonio encontrará el mismo canto a la vida, a la alegría, a la solidaridad y al amor. En ella siempre se ha manifestadonuestra determinación de no ceder espacio en ese rincón de nuestras almas, en que se refugia nuestra esencia humana, a cualquier sentimiento que nos rebaje al nivelde quienes por cualquier consideración —que dicho sea de paso, nos resulta de muy poco interés- decidieron dejar caer sobre nosotros todo el peso de su ensañamiento y de su venganza.
Tanto en la poesía de Antonio como en la creación gráfica de Gerardo sobre quien ha caído una dosis de odio desproporcionada en estos años- se hallará esa resistencia a dejarse arrastrar, a ceder terreno en esa otra puja que se libra en nuestros interiores. Es tal vez el reconocimiento de que es allí precisamente donde se gana o se pierde esta batalla. Es tal vez la convicción de que —para citar a Silvio— si se está dispuesto a ser muerto de la felicidad ajena no se puede, bajo ninguna circunstancia, renunciar a la propia.
O es tal vez que nos tocó en suerte descubrir, a través de esta experiencia, que sólo con altura podremos poner fin a la bajeza.
René González Sehwerert
Nota del autor
Debo explicar algunas cosas a los que algún día lean estos poemas. Ellos fueron escritos durante el primer año de un cruel encierro, totalmente aislado en una celda de castigo.
Normalmente, a primera hora de la mañana me surgía una idea o un impulso (como quiera llamarse) que provocaba mi musa. Luego me tomaba todo el día terminar el poema. Era escaso mi conocimiento acerca de la composición de un poema. Totalmente desconocía lo que es un cuarteto o un serventesio endecasílabo.
Por eso, en mi “Nota” para el libro Desde mi altura, en el que aparecen algunos de estos poemas, dije que la poesía es simplemente inexplicable.