La violencia más allá de los ríos - Alejandro Estivill - E-Book

La violencia más allá de los ríos E-Book

Alejandro Estivill

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Beschreibung

La literatura tiene la función transformadora de habitarnos en la palabra. Ahí nos desgarra y nos devuelve conscientes del dolor que no es nuestro, pero nos pertenece. Estos relatos reconstruyen la memoria desde la entraña porque no hay mayor cercanía que sentirse lejos. Las y los autores de origen mexicano que radican en tierras canadienses muestran la herida viva de la violencia estructural que, sutil, encuentran su fuerza en la construcción de una cultura excluyente y depredadora, que normaliza la farsa y el exterminio. Es en la forma de contar estas historias donde encontramos el fondo de la violencia y sus causas. El desencuentro se da en una composición de altibajos. La justicia literaria de estos relatos se siente en las vidas ajenas que nos presta, en los rumbos donde nos lleva y los abismos a los que nos arroja. Durante su lectura matamos y morimos, sin matar ni morir, porque estamos a salvo, pero aquello oculto de sus palabras permanece vivo y no nos deja en paz. Nos sacude. En México, no importa si es Coyoacán, Juárez, Papantla o la ciudad; si sucede en un quirófano, en la escuela o un hormiguero o, si nos llueven peces o sangre, la violencia más allá de los ríos corre, descordada, sin respetar comas ni puntos porque no hay quien la pare.

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La violencia más allá de los ríos.

Colección de relatos de escritores mexicano/canadienses

Primera edición en papel: noviembre 2023

Edición ePub: diciembre 2023

De la presente edición:

D. R. © 2023, Bonilla Distribución y Edición, S.A. de C.V.

Hermenegildo Galeana #116, Barrio del Niño Jesús, Tlalpan, 14080, Ciudad de México

[email protected]

www.bonillaartigaseditores.com

ISBN: 978-607-8918-98-0 (impreso)

ISBN: 978-607-8918-99-7 (ePub)

ISBN: 978-607-8956-00-5 (pdf)

Cuidado de la edición: Bonilla Artigas Editores

Responsable de la colección: André Urzúa Plá

Diseño de portada: d. c. g. Jocelyn G. Medina

Ilustraciones de forros: Rita Arias Simarro

Ilustradora: Pilar Macías (Collage fotografías numéricas, 2021)

Formación de interiores: María L. Pons

Realización ePub: javierelo

Hecho en México / Printed in Mexico

Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los editores.

Índice

Introducción

Antolina Ortiz Moore. Hasta hacernos quetzal

Alejandro Estivill. Pye en Juárez

Damián Siqueiros. Morí venado

Alejandra Bernal. Privilegio

Claudio Palomares-Salas. Libélulas

Ángel Mota Berriozábal. Las hormigas

Alma Mancilla. Pedazos de cuerpos por todas partes

Martha Bátiz. Cuenta nueva sin borrón

Dafne Blanco-Sarlay. Un pez azul

Omar Alexis Ramos. El hierro sangra la noche

Agradecimientos

 

Dedicado a los que sufren de la violencia en México, y a quienes trabajan incansables por un retorno a la paz.

Introducción

Esta antología responde a la necesidad de contar historias atrapadas en el silencio, historias que atraviesan fronteras de sur a norte y de norte a sur. Historias sobre la violencia en México. La idea nació a partir una conversación casual, tan espontánea como natural. Quisimos que fuese algo colectivo. Son casi infinitas las anécdotas y memorias sobre el tema. Por ello es necesaria la presencia de muchas visiones y experiencias en un libro. Sólo así se puede tomar un poco de todo lo que se debe narrar. Como coordinadores, convocamos así a escritoras y escritores mexicanos de todo Canadá.

Desde el inicio fue un desafío: no somos muchos los escritores de origen mexicano. Con el temor de no tener suficiente cuerpo en las páginas, los contactamos uno por uno. Con gran beneplácito, logramos enlazar plumas de gran talento, desde escritores de oficio a noveles escritores muy prometedores. De hecho, varios de ellos, presentes en este libro, han sido premiados en México y otros países: el premio de novela negra Akron, en España, el premio nacional de novela Ignacio Manuel Altamirano, el premio nacional de cuento o el premio Juan Rulfo, en México. Con esto, el bagaje literario es muy sólido. Se ve en el índice de libros y cuentos publicados por la mayoría. Por otro lado, varios han sido o son docentes en universidades canadienses, como la Queens en Kingston, York en Toronto o la de Montreal. Otros, incluida la creadora de la portada de este libro, se han dedicado con mucho éxito al mundo de las artes, la fotografía, con exposiciones tanto a nivel nacional como internacional.

Durante el proceso de organización nos dimos cuenta de que no sólo estábamos ideando una obra colectiva sobre la violencia, sino un libro escrito sólo por mexicanos. Algo en sí innovador, siendo que, desde hace décadas, como escritores mexicanos nos hemos integrado, como un todo, a la comunidad de escritores latinoamericanos. Hasta ahora no se ha hablado de una literatura mexicana en Canadá. Somos parte de la denominada LatCan o literatura hispano-canadiense. Uno de los motivos es precisamente que hemos sido pocos. Eso está cambiando. Son cada vez más numerosas las plumas que ejercen su profesión y sigue creciendo el número. Nosotros somos de este modo la segunda y tercera generación de la literatura mexicano-canadiense. La primera fueron pioneros. Entre ellos, tres autores que se dieron a conocer con éxito a inicios de los años noventa: Juan Escareño, quien fundó Artificat Editions, la segunda casa editora creada en Canadá dedicada a las letras hispano-canadienses; Juan Pablo de Ávila Amador, poeta experimental y Gilberto Flores Patiño, primer autor mexicano con reconocimiento en Quebec, cuyas novelas fueron publicadas en francés. La segunda generación migró a Canadá en los años noventa. Empezó a hilvanar su presencia con la revista de poesía Helios, en Montreal. Si bien sencilla, es la más longeva de las letras hispanas de Canadá. Sobre todo, es en esa revista donde se reúnen por primera vez diversos poetas de origen mexicano, se vuelve medio de unión entre artistas, escritores y músicos, pues no sólo es una publicación, las veladas literarias, fiestas, cabarets que organizó, permitieron dar cohesión a esa generación y vincularla con poetas de otros orígenes y, sobre todo, con los escritores de Canadá. De ahí nacieron lecturas en cafés, peñas latinas, noches de poesía hispano-quebequenses y transculturales. Ello tuvo como correlativo el que, en 2008, cuando Quebec fue el invitado de honor en la feria del libro de Barcelona, dos poetas mexicano-canadienses fueran invitados a representar a la provincia, en el colectivo Troc Paroles, como parte de los eventos literarios.

Sin duda, el evento que dio cabida al reconocimiento definitivo de la literatura mexicana-quebequense fue el Festival de la poesía de Montreal, en el 2013, cuando México fue el país invitado de honor. No sólo vinieron poetas consagrados de nuestro país, sino que se dio un lugar especial a los y las poetas mexicanos de aquí, con una lectura en la plaza más importante del Festival, gracias a la iniciativa del ya difunto poeta Claude Beausoleil, gran admirador de México.

A esta generación se aunó la tercera, llegada en los años 2000. De hecho, antes de estos años, la población mexicana era aún muy poca. Es a partir de la violencia extrema que empezó a vivir el país que la ola migratoria crece a un paso vertiginoso. A lo largo de los años 2000, entonces, se enriquece, consolida y toma un aspecto de suma relevancia nuestra literatura, con la llegada de escritoras de mucho talento. Es cuando la generación de los años noventa y la del 2000 se juntan, se comunican de una ciudad a otra: de Toronto a Montreal, de Montreal a Ottawa y otras ciudades como Vancouver. Un ejemplo de ello es lo que en Toronto logró una autora mexicana-canadiense, junto con otros dos autores hispanos, al crear el organismo Imagina. Una iniciativa literaria que ha editado dos antologías importantes de cuento hispano-canadiense, las cuales han sido puente de unión entre escritores mexicano-canadienses de todo el país. Por otro lado, el profesor y escritor mexicano, Gerardo Barajas Garrido, desde la provincia de Ontario, organiza lecturas y conferencias de autores mexicano-canadienses, en universidades como la Western University. Al mismo tiempo, somos invitados a impartir conferencias, ser moderadores en festivales de literatura o como editores para las casas editoriales ya establecidas y revistas hispanas de Canadá. Se aúna el hecho de que nuestra presencia es ya reconocida por las letras canadienses, y en varios casos, también en México y en España. No sólo dejamos huella como escritores, sino también como periodistas, promotores culturales, teóricos, animadores en la radio y televisión. Somos un aporte esencial a las letras y cultura hispano-canadienses y de Canadá.

Al iniciar el proyecto sabíamos que el tema no sería fácil de abordar. Como autores y coordinadores nos enfrentamos con el trauma vivido y con la violencia de la que hemos sido testigos. Eso es lo que leemos en las páginas de este libro. El estilo y tipo de narración obedece al modo en el cual las autoras y los autores pudieron expresar algo que viene desde el vientre, a partir de sensaciones socavadas. La violencia se cuenta así con relatos poéticos como los de Claudio Palomares, Antolina Ortiz y Omar Alexis Ramos. Poesía que no busca respuestas, es una rememoración y evocación de hechos atroces, de la violencia cotidiana, en donde se expresa el dolor, la tristeza y la rabia. Vemos cuentos impregnados de ironía, lo macabro e insólito en los textos de Alejandro Estivill, Ángel Mota Berriozábal y Alma Mancilla. Modo de contar casi como fábula. El humor como medio de acceder a lo más horrendo, a lo que nos seca la garganta. Hay cuentos en donde se expresa lo que, en el cotidiano, se vuelve tragedia, la muerte que cae a gotas, como susurro que nos ahoga con sus razones absurdas. Se lee en el relato de Alejandra Bernal. La violencia de género y contra las identidades cruzadas, que se perpetúa desde Canadá hasta México, es narrada por Martha Bátiz, Dafne Blanco y Damián Siqueiros, como deseo de dar voz y presencia a quienes han sido sepultadas y agredidas por la fuerza del odio. Un tema que es la imagen misma de la portada de este libro, creada por la artista visual Pilar Macías, quien a su vez no dudó en participar en el proyecto y aportar todo su talento, fruto de su larga trayectoria artística en este país. Con todos estos cuentos vemos que, no hay una manera de expresar la violencia. Hay una infinidad de modos de hacerlo, de verla y de escribirla. Este colectivo es prueba de ello.

Si algo queda claro en estas páginas es el hecho de que las historias nos han marcado como autores. Historias con las que somos y escribimos más allá de los ríos de Estados Unidos y entre los ríos de Canadá. De ahí emerge el título de este libro. Como lo menciona la autora chicana Gloria Anzaldúa, refiriéndose a los chicanos: vivimos entre dos y más mundos, lo que ella define como “Nepantla”: a borderline, donde se construye y deconstruye la identidad social y personal; un sitio amorfo en donde se cruzan las lenguas e historias, puente de una frontera a otra, de una cultura a otras. Por el Río Bravo se cruza a los Estados Unidos. Por los ríos Detroit, Niágara y San Lorenzo se cruza a Canadá. De este modo, los ríos son un borderline. Sin embargo, por la topología y geografía de Canadá, estos flujos de agua se conectan con otros. Existen más de un millón y medio de ríos en este país. Es un país de agua. Nosotros vivimos más allá del Río Bravo, pero de cara a los ríos canadienses que no conocen fronteras, que van de un territorio a otro, que van de una historia a otra. Donde, desde siempre, se ha construido la identidad y la cultura.

Los ríos son el medio a través del cual las culturas indígenas se comunicaron, hicieron comercio, combatieron unos con otros, en un territorio tan vasto. A ellos les debemos esta tierra. Les pertenece. Ellos enseñaron a los colonos cómo vivir con los ríos, cómo ir a las tierras lejanas del oeste, del norte y del sur por sus aguas. Fuente de vida, medio de contacto, cauce de guerras y “descubrimiento”. Los ríos de este país son la inmensidad que ha dado vida a sus habitantes y donde nosotros hemos aprendido a vivir aquí y desde donde nos dirigimos hacia México. El río, como territorio, nos une y nos hace. Somos testigos de su cauce y de su historia. Somos ya su historia. Al atravesar y vivir cerca del agua, la que fluye continua, la que no cesa de ir y venir, la que es testigo de la muerte y de la violencia, oímos las voces de nuestro país de nacimiento y las de Canadá. Desde los ríos vamos a México, de muchos modos, en lo físico, lo virtual, lo emotivo, lo mental o lo artístico. Así escuchamos susurros, lamentos, memorias con las que escribimos. Nuestra memoria es memoria de un mundo entre dos o más ríos. Nadie detiene el cauce de un río; sólo otro río o la presa, muro que un día caerá. No se nos puede definir por un sitio: somos los sitios que hacemos, los sitios que hacen lo que somos. Porque la violencia no tiene fronteras y menos la imaginación, no las tendrá.

Este libro colectivo desea, por lo mismo, ser un puente de México con Canadá. Deseamos que los canadienses lean acerca de la violencia, contada desde otro punto de vista. Uno que parte de la experiencia de quien la ha vivido, visto y tenido de cerca. Esta necesidad de contar nace del hecho que vivimos aquí, y somos parte de las letras canadienses. Los hispanos somos parte esencial de este país, así lo vivimos, así lo sentimos. El español vive un gran apogeo. En Quebec, una gran parte de la población aprende la lengua, la mastica o la domina. Nuestra presencia se ve en todos los ámbitos. Existe una afinidad con América Latina, por la cercanía, por historias compartidas. Con ello, nuestros conciudadanos canadienses están muy interesados en lo que sucede en México. Nos hemos dado cuenta de que uno de sus intereses principales es el de desear conocer lo que la población vive, lo que siente frente a la violencia y cómo ve esa violencia en lo cotidiano, tan acaparada por los medios de comunicación y la nota roja. De ahí que uno de nuestros intereses primordiales en este colectivo es contar sin la nube del estereotipo o del sensacionalismo, lo cual vemos en las películas de acción de Hollywood, los medios de comunicación o en los programas televisivos que glorifican la violencia. De ahí la necesidad de mostrar otra versión de los hechos; una más humana, más real que cualquier ficción por ser verdadera: nuestros muertos y dolor son verdaderos. Nuestros muertos y desaparecidos están vivos en nosotros.

Los editores:

Antolina Ortiz Moore

Ángel Mota Berriozábal

Alejandro Estivill

Antolina Ortiz Moore