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"Las Aventuras de San" es un viaje mágico, lleno de imaginación, ternura y enseñanzas sobre la amistad, el coraje y el valor de los pequeños momentos. La historia comienza en el balcón de un departamento, donde San, un niño curioso y soñador, presencia el encuentro inesperado entre su gato Cach y una intrépida paloma llamada Luma. Este será solo el inicio de una serie de relatos que mezclan la vida cotidiana de San con el universo fantástico de los animales que lo rodean. A medida que avanzan las páginas, el lector descubrirá un bosque lleno de personajes entrañables como Juanita, una madre chinchilla que cuida a su hijo Vikingo en un hogar construido dentro de un tronco, cocinando en una vieja lata de picadillo. También conoceremos a Pelusa, un conejo rosado lleno de energía, y a Tito, un zorro bandido que decide cambiar su vida y reformarse gracias a la amistad. Las historias transitan entre la ciudad y el bosque, entre la realidad y la fantasía, donde las travesuras, los cumpleaños, las fogatas y las lecciones de vida acompañan a San en su crecimiento y descubrimiento del mundo. Con un estilo cálido, lleno de humor, aventura y valores, este libro invita a grandes y chicos a mirar la naturaleza con otros ojos y a creer que las amistades más hermosas pueden surgir en los lugares más inesperados.
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Seitenzahl: 85
Veröffentlichungsjahr: 2025
THOMAS SANTOS LICERI LEMOS
Liceri Lemos, Thomas Santos Las aventuras de San 2 / Thomas Santos Liceri Lemos. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6554-9
1. Cuentos. I. Título. CDD A860
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
MENSAJE DEL AUTOR
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 98
CAPÍTULO 99
CAPÍTULO 100
CAPÍTULO 101
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
CAPÍTULO 121
CAPÍTULO 122
CAPÍTULO 123
CAPÍTULO 124
CAPÍTULO 125
CAPÍTULO 126
CAPÍTULO 127
CAPÍTULO 128
CAPÍTULO 129
CAPÍTULO 130
CAPÍTULO 131
CAPÍTULO 132
CAPÍTULO 133
CAPÍTULO 134
CAPÍTULO 135
CAPÍTULO 136
CAPÍTULO 137
CAPÍTULO 138
CAPÍTULO 139
CAPÍTULO 140
CAPÍTULO 141
CAPÍTULO 142
CAPÍTULO 143
CAPÍTULO 144
CAPÍTULO 145
CAPÍTULO 146
CAPÍTULO 147
CAPÍTULO 148
CAPÍTULO 149
CAPÍTULO 150
CAPÍTULO 151
CAPÍTULO 152
CAPÍTULO 153
CAPÍTULO 154
CAPÍTULO 155
CAPÍTULO 156
CAPÍTULO 157
CAPÍTULO 158
CAPÍTULO 159
CAPÍTULO 160
CAPÍTULO 161
CAPÍTULO 162
CAPÍTULO 163
CAPÍTULO 164
CAPÍTULO 165
CAPÍTULO 166
CAPÍTULO 167
CAPÍTULO 168
CAPÍTULO 169
CAPÍTULO 170
CAPÍTULO 171
AGRADECIMIENTOS
Queridos amigos lectores:
¡Hola! Soy San. Sí, el mismo San que aparece en estas aventuras que ustedes tienen ahora en sus manos.
Quiero empezar diciéndoles gracias… gracias por acompañarme en esta segunda parte de mis historias, por viajar conmigo por el balcón, por el bosque, por cada rincón donde una nueva aventura nos esperaba.
Junto a mí siempre está Cach, mi gato travieso y curioso, que a veces parece más humano que gato de tantas cosas que entiende. También está Luma, mi amiga paloma, que con sus alas siempre me enseña a mirar las cosas desde lo alto, a ver más allá de lo que parece.
En este libro también conocimos más a Juanita, la mamá chinchilla que cocina como nadie (aunque use una lata de picadillo para hacerlo), y a su hijo Vikingo, que no se cansa de buscar nuevas aventuras igual que yo, la verdad.
Pelusa, nuestro conejo rosado, nos hace reír todo el tiempo, siempre tan bueno, siempre dispuesto a ayudar. Y Tito, el zorro que antes era un poco bandido pero que ahora es uno de nuestros mejores amigos… él nos enseñó que todos podemos cambiar, que siempre hay una segunda oportunidad para ser mejores.
Cada aventura que vivimos me dejó una enseñanza… que aunque las cosas no salgan como quiero, decirte a vos, que estás leyendo esto, que también podés con todo lo que te propongas. Que nunca dejes de soñar, de imaginar, de creer en la magia y en los amigos.
Si alguna vez te sentís solo, abrí este libro y volvé a caminar conmigo por el bosque o a sentarte conmigo en el balcón a mirar el cielo. Siempre va a haber una historia más para contarte.
Gracias por estar ahí. Esta aventura es tuya también.
Con mucho cariño,
San(Thomas Santos Liceri Lemos)
San se despertó temprano. El sol apenas se asomaba entre las nubes. Afuera, su gato Cach maullaba frente al balcón. Algo lo inquietaba.
—¿Qué mirás, Cach?
Cach agitó la cola y señaló con la mirada: una paloma blanca lo observaba desde la baranda.
—Me llamo Luma —dijo la paloma con voz clara—. Vengo a buscar a San. El bosque lo llama.
Luma explicó que venía del Bosque Susurrante, un lugar donde los árboles guardaban secretos y los animales hablaban en sueños.
—Solo los que han visto la ternura pueden entrar —dijo.
San tomó su mochila, Cach saltó a su hombro, y juntos, guiados por Luma, cruzaron una puerta entre las plantas del balcón.
Al llegar al bosque, los recibió Juanita, una chinchilla madre, que cocinaba sobre una lata de picadillo convertida en cocina.
—¡Bienvenidos! Tengo sopa de raíces dulces. Les vendrá bien.
Vikingo, su hijo, asomó su naricita desde una cueva en un tronco y sonrió.
—¿Van a quedarse? ¡Hay muchas cosas por ver!
Mientras comían, apareció Pelusa, un conejo rosado con un delantal lleno de harina.
—Estaba horneando tortas de zarzamora. Traje para compartir.
Pelusa saltaba entre ramas, cantaba y tenía un cuaderno de recetas mágicas.
—Esta dice que si mezclás azúcar con risa, podés volar —dijo y todos rieron.
Un crujido entre los arbustos hizo temblar a Vikingo.
—Tranquilos —dijo Juanita—. Es Tito, el zorro. Antes era bandido, pero cambió.
Tito apareció con una flor entre los dientes.
—Ahora soy jardinero del bosque —dijo—. Aprendí que cuidar es más hermoso que robar.
Esa noche, mientras dormían en la cueva de Juanita, Cach encontró algo bajo una piedra: un mapa pintado a mano con tinta azul.
Mostraba una cascada, un claro y un símbolo que brillaba.
—Es la Ruta de la Luz —dijo Luma—. Allí sabrán por qué están aquí.
Emprendieron el camino. Las raíces del bosque se abrían a su paso, como si los árboles los reconocieran.
—Este sendero no se muestra a cualquiera —dijo Tito.
Cach iba adelante. Algo brillaba entre las hojas: una brújula sin aguja que latía como un corazón.
Llegaron a una piedra gigante. Cuando San la tocó, escuchó un susurro:
“Tu bondad abre los caminos.”
Era la voz del bosque.
Pelusa sacó una zanahoria y la dejó como ofrenda.
—Todo lo que das, vuelve —dijo.
De repente, comenzó a llover, pero las gotas eran doradas. No mojaban, acariciaban.
—Es lluvia de memoria —explicó Luma—. El bosque recuerda quiénes somos.
San sintió una emoción fuerte, como si abrazara un recuerdo que no sabía que tenía.
En el claro, encontraron una casita con ventanas redondas.
Vivía allí Don Búho, un ave anciana que no veía, pero lo sabía todo.
—Si buscan respuestas, deberán hacer tres preguntas que no tengan miedo de escuchar.
San preguntó:
1. ¿Por qué soñé con el bosque?
2. ¿Por qué puedo entender a los animales?
3. ¿Qué debo cuidar?
Don Búho dijo:
—Soñaste porque pertenecés. Entendés porque escuchás. Y debés cuidar… tu corazón.
Al salir de la casa del búho, el grupo llegó a un claro donde cada palabra que pronunciaban volvía transformada por el viento.
—Hola… ola… ala… alma…
—Es el Eco del Sentido —dijo Luma—. Aquí, las palabras cambian según quien las dice y lo que siente.
San dijo:
—Gracias.
Y el eco respondió:
—Gracia.
Comprendió que en ese bosque, todo tenía alma, incluso el lenguaje.
Esa tarde, Cach comenzó a mirar hacia atrás, inquieto.
—Nos siguen —murmuró.
Entre los árboles, una sombra delgada y temblorosa los observaba. No tenía forma fija, solo ojos tristes.
—¿Quién sos? —preguntó Vikingo.
—Soy lo que callás cuando tenés miedo —susurró la sombra.
San no corrió. Se acercó, le ofreció la mano y dijo:
—Podés venir con nosotros. No estás solo.
La sombra se hizo más clara, y por primera vez, sonrió.
Esa noche, todos se reunieron bajo un sauce centenario que brillaba con luz propia.
Pelusa cocinó pastel de estrellas. Juanita entonó una canción de cuna antigua. Tito bailó con sus flores en la cabeza.
—Este es tu primer día completo en el bosque —dijo Luma—.
San miró a todos y pensó:
—Estoy en casa.
Esa noche, Cach se quedó dormido sobre una raíz tibia. Soñó con una puerta pequeña tallada en madera, escondida entre las raíces.