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- Herausgeber: salud pública
- Kategorie: Gesellschafts- und Liebesromane
- Sprache: Spanisch
- Veröffentlichungsjahr: 2017
El autor está implicado en el fomento de la lectura mediante diversas acciones como animaciones, talleres de lectura y el diseño de campañas de promoción de la lectura. Con muchas de sus obras se han celebrado dichas campañas, ya que basa sus creaciones en los temas transversales escolares y asuntos de interés social como el respeto al medio ambiente, la igualdad de oportunidades entre sexos, la solidaridad, discapacidad, la paz, educación vial... Colabora semanalmente en prensa con secciones dedicadas a la educación y los libros infantiles. También escribe y adapta obras de teatro, guiones y cultiva el relato corto, poesía y novela. Ha recibido algunos premios por estas obras. Su personaje, Laura, comienza diciendo: Dispongo de un máximo de diez minutos para tomar una de las decisiones más importantes de mi vida. ¿Me vacuno o salgo corriendo? Estas son las últimas palabras que acabo de escribir en mi diario, apoyada en la pared de un largo pasillo que comunica la recepción del instituto y la sala de profesores. Salir corriendo. ¡Cuántas veces lo habré hecho en mi vida!
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© 2017 Amazing Books S.L.
www.amazingbooks.es
Editor: Javier Ábrego Bonafonte
Centro de Arte y Tecnología
Avenida Ciudad de Soria, N º8
50003 Zaragoza - España
Primera edición: Septiembre 2017
ISBN: 978-84-947526-2-9
Reservados todos los derechos.
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LAURA AL FINAL DEL PASILLO
Miércoles, 9 Oct. 2013
Dispongo de un máximo de diez minutos para tomar una de las decisiones más importantes de mi vida. ¿Me vacuno o salgo corriendo?
Estas son las últimas palabras que acabo de escribir en mi diario, apoyada en la pared de un largo pasillo que comunica la recepción del instituto y la sala de profesores.
Salir corriendo.
¡Cuántas veces lo habré hecho en mi vida! Hace apenas tres meses vivía con mis padres y mi hermano mayor en la ciudad en la que nací, con mis amigos de siempre y sin que nada hiciera presagiar un cambio en mi vida, pero los cambios y temblores en la vida dicen que son necesarios. De la mano firme y protectora de mi madre, que ha sido la promotora de la carrera hacia esta desconocida ciudad, he viajado, en esta ocasión, y la sensación de desconcierto y no saber si estoy donde debo de estar se ha adueñado de mi mente. Supongo que será el peaje que tengo que pagar por la separación de mis padres. Pero en la huida no es todo negativo, he conocido a otras personas: una profe estupenda, amigas y amigos, un autor irlandés que me ha fascinado desde que leí su primera cita, un chico encantador y muy guapo... También he conocido un poco más a mi madre y quizá empiece a conocerme a mí misma de forma definitiva.
Recuerdo perfectamente las sensaciones de aquella tarde…
Domingo, 15 septiembre
Estoy tan sola en esta ciudad, tan sola en mi vida, que he decidido buscar un amigo en ti, querido diario.
Tampoco se me ocurrió escribir nada más. Ni necesitaba hacerlo.
Al tercer día de comenzar el curso, mientras ojeaba un pequeño libro de citas de Óscar Wilde que nos habían mandado comprar, aquel guasap recibido me reactivó de forma extraordinaria, pero ya no abandoné mi diario. Y no creo que fuera casualidad. La primera cita del autor la anoté en mi diario e intuí que cada palabra de aquel escritor era una píldora que podía curarme o, al menos, acompañarme en aquella extraña travesía recubierta por la desorientación.
Miércoles, 18 sept. 2013
A veces, podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
En la pantalla solo puedo ver:
Hello soy Pau...
Acudo a ti, diario, para tomarme tiempo y decidir si este mensaje quiero que sea lo que presiento que puede ser.
Y ahora sé que ese momento era uno de los instantes concentrados de los que hablaba el autor. Y pulsé con mi dedo la pantalla del móvil para desvelar el contenido total del mensaje.
Hello, soy Pau, te agrego al grupo. Pareces maja.
Estuve media hora sin responder. Tampoco sabía quiénes formaban parte de ese grupo, pero me daba igual si uno de los miembros era Pau. Tan solo había cruzado con él cuatro palabras de saludo y dos miradas y supe desde el primer instante que ese chico era un imán para mí y quizá yo fuera también magnetita para él. Contaba con que su novia, Vanesa, estaría muy integrada en aquel grupo de guasap, segurísimo.
¿Por qué siempre nos caerá mal la novia del chico que nos gusta? Evidente, pero en este caso, más. Vanesa era de lo más creída y presuntuosa, saltaba a la vista, y con una mirada hueca que admitía más el recelo que la confianza, una mirada poco sincera, que suele decir mi padre.
“Pareces maja”. ¡Vaya expresión ocurrente para uno de los chicos más populares del instituto!
Y después de cenar, ya metida en la cama, repasando la agenda de mis contactos en línea, se me fue el dedo, la pinza, la olla… se me fue incluso el cuerpo con todas mis hormonas amontonadas y desordenadas, todo, detrás de aquel primer mensaje a Pau:
Agrégame, pareces majo.
Vaya expresión para una de las chicas nuevas del insti. Pero con la emoción, se me olvidó preguntarle quién le había pasado mi número de teléfono. ¿O era una simple excusa para volver a hablar con él?
Y la que me respondió fue Vanesa.
¡¡¡Bienvenida!!! Hooollassss, Laura, guapaaaa.
Y no tuve más remedio que hablar con ella, y por was todavía parecía más ortopédica que en directo.
Hello, Vane, guapísimaaaa.
Debía escribir con su mismo lenguaje cursi, poniendo muchas aes, claro, para parecer una Vane de bote más.
Aquella rubia teñida con mechas naranjas me amenizó la noche y me puso al corriente de los avatares de la panda.
Albis acababa de cortar por enésima vez con Sarah.
Angeline lo que se había cortado era el pelo en su último y desesperado intento de encontrar pareja este curso.
Y así, entre peluquerías, marcas de ropa y algunas chorradas más, me fui haciendo la dormida y escribí “un chao”. Pero lo que hice fue seguir hablando con mis amigos del anterior instituto, la ciudad anterior, mi vida que nunca creí perder y que ahora parecía estar difuminándose a medida que cobraba fuerza la imagen de Pau en mi mente.
Nada nuevo bajo la capa de ozono y su agujero. Todo continuaba su curso.
Y entró mi madre para decirme que si me había puesto su camisa de puntitos azules, que no la encontraba.
- Mamá, cuando hicimos la mudanza te advertí que me la quedaba –le recordé mirándola con ojitos tiernos.
