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Contra la norma, exhausta, de lo literario genérico —es decir, de la literatura como género de sí misma, Carlos Augusto Alfonso, en Lepanto, vuelve a restablecer el vínculo del género con la familia olvidada —es decir, la historia como salón de espejos cuya luna se quiebra cada vez que el poeta se sienta a registrar el recuerdo de lo que entrevió, devolviéndonos su penúltima imagen, y no como mausoleo administrado por los usureros de lo mismo— y la especie: él mismo, en su escritura sin malla de protección, como el otro que nos habita informe, salvo cuando se repara, como nos dice, en aquel "malentendido hecho persona" "que sin saberlo transformó [nuestra] vida". Lo cual no puede sino querer decir que nos rescató del olvido de sí, de la confusión entre existencia y sentido, confesión tumultuosa y poesía como taladro, ruido que dura poco hacia una luz inmortal para quien venga después, del otro lado del hueco que abrimos para no ahogarnos. Volvamos, entonces, con Carlos Augusto Alfonso, a entrar en el salón de espejos donde único podremos entrever lo que fuimos que dejamos de ser. Para volver a serlo. O, mejor, para terminar de serlo. Sin extenuarlo. En la poesía.
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Seitenzahl: 56
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Título
Lepanto
El libro que escribí para Milosz
Carlos Augusto Alfonso
© Carlos Augusto Alfonso, 2023
© Sobre la presente edición:
Editorial Letras Cubanas, 2023
ISBN: 9789591026200
Tomado del libro impreso en 2021 - Edición y corrección: Leandro Pérez Camargo / Dirección artística y diseño de cubierta: Suney Noriega Ruiz / Imagen de cubierta: Antropometría, de Yves Klein / Emplane: Yuliett Marín Vidian
E-Book -Edición-corrección, diagramación pdf interactivo y conversión a ePub y Mobi: Yuliett Marín Vidian / Diseño interior: Javier Toledo Prendes
Instituto Cubano del Libro / Editorial Letras Cubanas
Obispo 302, esquina a Aguiar, Habana Vieja.
La Habana, Cuba.
E-mail: [email protected]
www.letrascubanas.cult.cu
Carlos Augusto Alfonso. Sus trabajos aparecen en diferentes publicaciones cubanas y extranjeras. Es co-compilador de la antología de jóvenes poetas Retrato de Grupo (Letras Cubanas, 1989). Ha publicado los poemarios: El Segundo Aire (Premio “David”, 1986), Población Flotante (Letras Cubanas, 1994), La Oración de Letrán (Letras Cubanas, 1996), Fast Delivery (Premio “Abril”, 1996), El Ladrón de Licario (Premio “Dador”, 1997), Cabeza Abajo (Premio “Julián del Casal” y “Premio de la Crítica”, 1997), Cerval (Premio Internacional de Poesía “Raúl Hernández Novás”, 2001 y “Premio de la Crítica”, 2004), El Rey Sastre (Letras Cubanas, 2010), Protestante (antología, Unión, 2014) y Todas las guerras (Editorial Casa Vacía, Estados Unidos, 2018).
Contra la norma, exhausta, de lo literario genérico —es decir, de la literatura como género de sí misma, Carlos Augusto Alfonso, en Lepanto, vuelve a restablecer el vínculo del género con la familia olvidada —es decir, la historia como salón de espejos cuya luna se quiebra cada vez que el poeta se sienta a registrar el recuerdo de lo que entrevió, devolviéndonos su penúltima imagen, y no como mausoleo administrado por los usureros de lo mismo— y la especie: él mismo, en su escritura sin malla de protección, como el otro que nos habita informe, salvo cuando se repara, como nos dice, en aquel “malentendido hecho persona” “que sin saberlo transformó [nuestra] vida”. Lo cual no puede sino querer decir que nos rescató del olvido de sí, de la confusión entre existencia y sentido, confesión tumultuosa y poesía como taladro, ruido que dura poco hacia una luz inmortal para quien venga después, del otro lado del hueco que abrimos para no ahogarnos. Volvamos, entonces, con Carlos Augusto Alfonso, a entrar en el salón de espejos donde único podremos entrever lo que fuimos que dejamos de ser. Para volver a serlo. O, mejor, para terminar de serlo. Sin extenuarlo. En la poesía.
Lepanto
Luego de la parálisis de mano,
demoro en aprender a escribir,
con la derecha, es complicado.
No es “que se supone”: Paso de mí.
Ex libris encabalgo expedición al dado.
Participo a bastardo Juan de Austria de lo que ve mi ojo,
como punto ciego castrense incondicional.
A vuestra majestad os digo: La flota enemiga fue avisada.
Creo dije “Avistada” no “Avisada”
porque se resintió en mi perlesía,
me di a conocer carente de unamuno,
la mano de arrojar el guante a la cara.
Infante en Lepanto en medio de un consejo de guerra
a determinar cómo no actuaría la armada combinada,
sabiendo cómo actúa la flota sin virarse,
en una metedura, absurda, de sus trajes.
Iba decidido al no confiar en carenas,
sentirme con derecho a decir“la mar,
agente cobrador del cobrador mayor”.
Estamos en Lepanto en medio de un consejo de algo.
Hay en su calabozo un malentendido hecho persona
que dijo haber vivido lo que no vivió. Mentiroso de
feria ganguea excomulgado, paloma que hace clavo.
Si le permito que se muestre, nuevo rey de la guerra
tenga la certeza en la certeza del córtenme la mano,
que al anteponer astil de oro la vida ya ni es el dogal.
Cuántica
Quién eres muéstrate dual naturaleza pero sal de mí.
Sedúceme con los altibajos de tus carrozas de fuego
dejillos en mis lenguas de cuarks encauza horizonte,
árabe gollería acimut en observatorio de desinterés.
Delinea siquiera su variable de aunar en lado macro,
la Constante de Planck, su liso corazón electro débil,
el cero periférico de cero cantidades de movimiento,
E igual a h; por lo que estables vacilarán ingrávidos,
en acciones que enuncian cobro a destajo, nulidades,
holocausto caníbal, santo remedio, toro del Bitcoin,
sus ajuares, su naturaleza omerta, sectaria vengativa.
Decantas monopolio y costeas mis datos en La Nube.
Códice del minero ancestral escamotea piedras Delta.
Usan microscopio de barrido, criptomoneda, cuerno.
Fractura el acantilado de Bandiagara, amo Discovery.
Convence al puto amo de vivir Mitologías Olvidadas.
Dice retardado: Haces mi concesión indeterminable.
Cuando aprietas tus dientes por el dolor,
ya en Vancouver de noche, y enBurkina,
regulación de mis dogones de Alto Volta,
hechiza F-15, acto seguido: Mitocondria,
lo eyectó del Soho al acantilado pendular,
separa el linaje -de facto- del prohombre.
Basado en mal manejo de la superchería
de su cartel del rayo gálico hasta el cuello
se me pone a prueba acimut en el enlace.
De amnésicos factótum me han rodeado.
Jack
Hola Jack, soy Jack
tu némesis actuante,
casi el de tus frijoles.
Jack, destripa cielos
compré en el mercado de la intercepción Cuarto Camino
un puño de frijoles “caritas”, negros, colorados y blancos
con la intención indecorosa de alimentar parte de la saga.
¿No me vas a atender? Hay entes envainados y sin vaina,
comprando en mercados en intercepción de dos caminos