Los caníbales Aztecas y otros cuentos similares - Alejandro Aulestia - E-Book

Los caníbales Aztecas y otros cuentos similares E-Book

Alejandro Aulestia

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  • Herausgeber: WS
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2022
Beschreibung

Esta es una colección de cuentos espantosos y violentos sobre los aztecas. La muerte, la piel desollada y el dolor son el espíritu de estas leyendas. Escrito de una manera insólita y moderna, este libro es ideal para aquellos que quieren una introducción a la mitología azteca y a la vez, prefieren la brutalidad al sosiego.

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Seitenzahl: 52

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Alejandro Aulestia

Los caníbales aztecas y otros cuentos similares

Copyright © 2022 by Alejandro Aulestia

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma o por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado, escaneado o cualquier otro sin el permiso por escrito del editor. Es ilegal copiar este libro, publicarlo en un sitio web o distribuirlo por cualquier otro medio sin permiso.

Esta novela es enteramente una obra de ficción. Los nombres, personajes e incidentes retratados en él son obra de la imaginación del autor. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, eventos o localidades es pura coincidencia.

Alejandro Aulestia hace valer el derecho moral a ser identificado como el autor de esta obra.

Primera edición

ISBN: 978-9942-42-340-5

Editado por Mara Gabriela Serrano Falconí

Para Ximena Tapia

Contenidos

Prefacio

Agradecimiento

UNO

DOS

TRES

CUATRO

CINCO

SEIS

SIETE

OCHO

NUEVE

Epílogo

DIEZ

Sobre el autor

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Prefacio

“La carne humana me fascina”, escribió en uno de sus ensayos el arzobispo Papuel. No se refería con eso a la degustación de carne humana, sino a los textos de investigación sobre canibalismo en las Américas. Durante el siglo XVI, luego de la llegada de Colón y la subsecuente repoblación de América por parte de los españoles, los escribas y sacerdotes dedicaron gruesos tomos al tema de la ingesta de carne humana de los indígenas americanos. Algunos textos desarrollan ideas tan peculiares como el “aseo interdental o la halitosis cárnica”, esto, es otra forma de decir que les preocupaban los hábitos de higiene de los antropófagos. Es cautivador pensar que los pedazos de carne humana atrapada en los dientes de un caníbal eran la ilusión de algún investigador medieval. Otros excesos del pensamiento religioso incluyen la medida del paladar, la consistencia de la saliva o las consecuencias de la ingesta de carne humana en el olor del sudor. El cura Gomerillo escribió que “recolectaba muestras de angustia y fatiga en gasas, para luego analizarlas a conciencia y con respeto”. En otras palabras, empapaba telas de algodón con sudor de caníbal para luego olerlas y saborearlas con el fin de determinar el aroma característico de los antropófagos. Gomerillo usó su lengua para comprobar la hipótesis de dos teorías: la división de las papilas gustativas y la diferenciación de un caníbal con respecto a hombres con dietas más tradicionales. Llegó incluso a comparar a caníbales que comían hombres adultos con caníbales que comían niños.

Debido a su método empírico, es imposible darle credibilidad científica a sus investigaciones, pero sus registros sirven de ejemplo para entender la curiosidad de los obispos.

Otras investigaciones incluyeron análisis culturales o antropológicos primitivos de los comportamientos caníbales, e incluso una vasta selección de encuestas públicas bajo el nombre de “Real encuesta realizada a los indígenas del sur sobre sus opiniones generales sobre la antropofagia”, dedicada, con un prólogo en forma de poema lírico, al rey Felipe II.

La literatura y el asco son una constante en estos escritos de finales del siglo XVI. Por eso fue una literatura pasada por alto o más bien, enterrada bajo la sombra del siglo de oro y los poemas sobre los acertijos de Dios y el pesimismo de las ovejas. No hubo cabida para estos textos en las antologías, ni siquiera en los estantes de la documentación oficial de la historia de las Américas. Pero cabe pensar que para el hombre del siglo XXI, amoldado a la conveniencia de los tecnócratas, el mal aliento de un caníbal se le hace más interesante que la ansiedad existencial de Calderón de la Barca. Y esta introducción pretende hacer evidente las diferencias entre los marcos teóricos actuales y los de hace 500 años. La explicación más simple se puede encontrar en los textos de Isaac L. Barrymore, sobre todo en su ensayo titulado “Introducción a las relaciones geográficas en las Galicias Caníbales”. En este texto de carácter antropológico, Barrymore dice que la gran mayoría de especulaciones sobre el canibalismo en los pueblos indígenas americanos viene de fuentes inverosímiles. Se trata más de una selección de folklore y mitología, pasada de generación en generación, con la intención de desacreditar las creencias de los pueblos amerindios. Según él, era importante para los españoles crear una dicotomía de opinión con respecto a las creencias religiosas de los indígenas.

El canibalismo es uno de los tabúes más repulsivos, si se analizan sus términos y consecuencias bajo conceptos cristianos. Comerse la vagina de una mujer delante de su esposo, genera una rápida definición entre el bien y el mal. El practicante de esta tarea absurda queda inmediatamente estigmatizado por la mirada “objetiva” del individuo occidental. Bajo ningún precepto se puede justificar un acto así. A menos, por supuesto, que se trate de un sacerdote azteca en el año 1500 d.C.

Es cierto que los españoles usaron este y otros tabúes para desacreditar a los aborígenes y dar paso a un adoctrinamiento masivo. Era más fácil para ellos convencer a los indígenas sobrevivientes de que la verdadera religión era la católica, si al otro lado tenían a un montón de caníbales comiéndose las vaginas de sus mujeres. Por eso, entre 1980 y 1990 algunos antropólogos se dedicaron a justificar y hasta ensalzar los actos cometidos por los aztecas en los años previos a la invasión española.

Arrancar con las manos el corazón de un hombre aún con vida se convirtió en un acto de fe suprema, no uno de barbarismo, como se había pensado hasta ese momento. Según estos científicos, nadie podía juzgar las creencias de un grupo de seres humanos, menos si se trataba de un grupo oprimido por años de esclavitud. Pero ese debate estaba perdido desde el inicio si el lado opositor argumentaba que era justificable juzgar como bárbaros a los aborígenes, si en sus creencias, un hombre se podía alimentar con un caldo hecho del cadáver de su hijo. Por eso la única solución que encontraron fue negar la existencia de tales actos de barbarismo.

No eran nada más que propaganda española de la época: todas estas encuestas, informes y ensayos estaban claramente manipulados por la iglesia católica para crear una imagen negativa de los pueblos originarios de América. Esta postura fue la que se mantuvo como cierta hasta que, en el 2010, se encontraron pruebas que constaban en los documentos españoles.