Los Hijos de la Estrella Blanca - Linda Thackeray - E-Book

Los Hijos de la Estrella Blanca E-Book

Linda Thackeray

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Beschreibung

Luego de que Garryn vuelve a su hogar a reclamar el trono, se ve invadido por sueños de un misterioso sistema estelar con un sol Amarillo.

Al consultar a un mentalista, Garryn descubre que no es el único con esos mismos sueños y se embarca en un viaje para comprender sus visiones.

Pronto la verdad detrás de los sueños revela un secreto que cambia la vida de Garryn y sacude el Imperio hasta sus cimientos.

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LOS HIJOS DE LA ESTRELLA BLANCA

LINDA THACKERAY

Traducido porDIEGO FERNANDO PRADO RIESTRA

Derechos de autor (C) 2020 Linda Thackeray

Diseño de Presentación y Derechos de autor (C) 2021 por Next Chapter

Publicado en 2021 por Next Chapter

Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con eventos reales, locales o personas, vivas o muertas, es pura coincidencia.

Todos los derechos reservados. No se puede reproducir ni transmitir ninguna parte de este libro de ninguna forma ni por ningún medio, electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso del autor.

ÍNDICE

Prólogo

I: Sueños

II: Emperador

III: El Mentalista

IV: El Soñar

V: El Descubrimiento

VI: El Accidente

VII: Kalistar

VIII: La Oficial Trayla

IX: La Distracción

X: Soñadores

XI: Expedición

XII: Secretos

XIII: Ascensión

XIV: El Asmoryll

XV: Ruptura De Núcleo

XVI: Cuartel General

XVII: Cathomira

XVIII: Nova

XIX: Audiencia

XX: Theran

XXI: El Descubrimiento

XXII: El Tercer Planeta

XXIII: Señal De Auxilio

XXIV: El Bien Mayor

XXV: Young

XXVI: Justin

XXVII: Casa

XXVIII: Acorazado

XXIX: Escape

XXX: Incendio

XXXI: Una Última Vez

XXXII: Juicio

XXXIII: Sacrificio

Epílogo

Querido lector

Acerca De La Autora

Este libro está dedicado a mis padres y amigos, que han tenido que soportar mis locuras.

PRÓLOGO

ÉXODO

Somos los afortunados.

Sobrevivimos al éxodo al nuevo mundo, a diferencia de muchos de nuestro pueblo. Estamos aquí porque el destino nos permitió sobrevivir a las probabilidades, mientras que el resto no lo hizo. Es escalofriante pensar que los Tejedores pueden ser tan caprichosos a la hora de elegir quién vive o quien muere.

De acuerdo con los registros de nuestra nave, el viaje de la Casa Brysdyn a nuestro nuevo hogar tuvo lugar sin incidentes. Treinta naves dejaron nuestro sistema estelar, llevando no menos de quinientos mil pasajeros en estasis. Sin embargo, cuando las computadoras instaladas en nuestras Naves Mundo nos despertaron al acercarnos a este mundo, supimos que sólo quedaban dos naves.

Cualquier posibilidad de reconstruir el imperio murió con los otros.

La pérdida de tantos nos afectó tan profundamente como enfrentarnos a la realidad de la inminente supernova de nuestra estrella blanca. Es algo aleccionador para cualquier raza aceptar que sobrevivirá a su planeta de origen. La civilización de la Estrella Blanca, que representaba todo lo que conocíamos, estaba llegando a su fin.

Durante años muchos trataron de negar la verdad, descartarla como histeria del día del juicio final, pero la ciencia del cosmos demostró sin lugar a duda que la estrella enana en el centro de nuestro sistema solar estaba muriendo. Nuestra existencia se debió a una casualidad evolutiva. La vida nunca debería haberse formado aquí, pero gracias a una posibilidad entre mil millones lo hizo, y nuestra civilización nació.

Al final, importaba poco, porque nuestro sol aún se estaba desintegrando.

Después de que la conmoción y la consternación iniciales desaparecieron y aceptamos la situación, fue necesario actuar con rapidez para hacer frente a la amenaza. Puede parecer mucho tiempo, pero cincuenta años para trasladar una civilización entera a otro sistema capaz de sostener la vida no era suficiente para llevar a cabo la obra. Las Naves Mundo fueron comisionadas por el Gran Consejo y la construcción comenzó poco después. Durante las siguientes cinco décadas, el negocio del imperio fue la construcción naval.

Muchos se engañaron hasta el amargo final. Cuando llegó el momento, se negaron a ir, incapaces de enfrentarse a la idea de empezar de nuevo sin las comodidades que siempre habían formado parte de sus vidas. Tratamos de no pensar en los que se quedaron atrás, tratamos de no pensar en su muerte sin sentido frente a su obstinada ignorancia cuando el sol quemó su último suspiro.

Sus muertes se sumaron al recuento de los perdidos desde que dejamos la estrella blanca.

Los ordenadores grabaron lo máximo posible en sus bancos de memoria, almacenando la información para cuando despertáramos. Gracias a ellos, teníamos conocimiento de lo que le pasó al resto de la flota. La mayoría de los buques sufrieron averías mecánicas, debido a nuestro prolongado viaje. Sin tener una idea clara de cuánto tiempo estaríamos viajando, nos preparamos para cada contingencia, pero todavía quedaban demasiadas cosas fuera de nuestras manos.

La nave llegó al nuevo mundo casi lista para desmoronarse. Considerando los efectos del largo viaje en nuestra Nave Mundo al momento de nuestro aterrizaje, no es difícil imaginar a otras naves fallando aún más temprano en el viaje. Sobrevivimos gracias a la buena ingeniería o a la suerte.

No todas las víctimas sufrieron un fallo mecánico. Existen numerosos peligros cuando se viaja a través del espacio inexplorado: agujeros negros, cuerdas cósmicas, lluvias de meteoritos y supernovas. Cualquiera de estos fenómenos era capaz de desgarrar nuestras Naves Mundo como papel.

La ausencia de los otros demostró que ninguna cantidad de preparación era adecuada.

Afortunadamente, no todas las naves fueron destruidas. Una nave descubrió un mundo ideal mucho antes que nosotros. La Casa Jyne eligió un mundo para sí misma al otro lado del cuadrante. Durante los diez años adicionales que nos llevó llegar a nuestro paraíso, ellos comenzaron la colonización de su nuevo hogar. Las noticias de su supervivencia nos dieron esperanza. Tal vez esparcir a nuestra gente entre las estrellas no significaría una perdición automática. Incluso en su estado dañado, llegaron a mundos a los que podían llamar su hogar.

En un futuro lejano, el tiempo podría reunir a los hijos de la estrella blanca.

Incluso podríamos vernos como amigos.

I: SUEÑOS

Estaba de vuelta.

El mismo viento caliente y seco soplaba en sus mejillas mientras parpadeaba y renovaba su relación con este sueño familiar. Todo aquí siempre parecía nuevo, no importaba cuántas veces lo visitara. Quizás fuera porque el terreno parecía tan extraño, con cosas nuevas por descubrir.

El cielo azul siempre fue lo primero que le llamó la atención.

La mayor parte de su vida se había despertado a un cielo de color ámbar, calentado por el brillo de un sol naranja oscuro alrededor del cual Brysdyn orbitaba. El brillo le quitaba el aliento. El azul parecía un color tan poco natural. A lo largo de su carrera militar nunca había visto otro mundo como este.

El azul era para los océanos y los paisajes helados, no para el cielo.

Sin embargo, este era uno de los muchos enigmas que había en este lugar. Los campos dorados que se extendían por el paisaje, con alguna que otra mancha de verde, era otro. Siempre pensó que el amarillo o marrón en una planta significaba vegetación moribunda, calcinada al calor de un clima ardiente. Sin embargo, al mirar la tierra que tenía ante él supo que estaban sanas. Los tallos se erguían majestuosos a la luz del sol, orgullosos y desafiantes contra el viento que suavemente los invitaba de doblarse.

Emitían un olor peculiar, desconocido, pero extrañamente relajante. Un rescoldo de reconocimiento chispeó en su mente, pero su luz fue tan tenue que los fragmentos desaparecieron antes de que tuviera el sentido común suficiente para unirlos. Pequeños granos de polen, transportados por la brisa, bailaban en el aire. Oyó ruidosas charlas de extraños pájaros blancos con crestas amarillas que volaban por el cielo, gorjeando con voces casi humanas.

¿Cómo había llegado a estar este mundo en su cabeza? ¿Era una amalgama de lugares que conjuró su psique? ¿Era todo aquí una pieza simbólica en un rompecabezas irrealizado de su subconsciente?

Hubo un cambio visible, una caída repentina de la temperatura. El problema con el cielo azul era que cuando hacía frío parecía más oscuro. En lo alto, las nubes blancas se tornaron de un gris ominoso, que le recordaba al humo. El viento se convirtió en un vendaval, sacudiendo violentamente a los bailarines de polen, transformando su elegante actuación en un frenética dispersión.

Sabía lo que se avecinaba. La calma momentánea siempre le hacía olvidar, pero en cuanto la tempestad azotaba la tierra como un dios vengativo, él recordaba lo que venía después.

Que representaba esto, él deseaba saberlo, desesperadamente. Desde el principio había provocado un miedo tan intenso, incomparable con nada de lo que había experimentado en su vida. Garryn no era un cobarde ni ajeno a las cosas más terribles de la vida, y era más que capaz de resistir su miedo, pero cuando las explosiones comenzaban deseaba poder correr y esconderse bajo una roca.

La explosión inicial lo obligó a arrodillarse. Incluso en un sueño, años de servicio militar superaron el terror y se hicieron cargo. Los vio venir por encima de él, formas oscuras y malignas, como aves de presa, que se lanzaban en otra pasada. La forma hizo otra corrida, pero él sabía que no era el objetivo.

Quería algo más, algo escondido.

Nunca supo que buscaban, solo que dejarían el campo dorado en llamas y encenderían el cielo para encontrarlo. Las hermosas aves blancas cayeron al suelo carbonizado, sus prístinas plumas blancas ennegrecidas por el hollín y la suciedad. Sus ojos empezaron a llorar y sus pulmones ardían a medida que el humo consumía el aire fresco y el calor le surcaba la piel.

Quería despertar y estar lejos antes de que este sereno lugar se desintegrara aún más, pero algo siempre lo retenía. No, se dio cuenta, algo no. Alguien.

En el momento en que pensó en ella, apareció.

Parecía necesitar conjurarla en su mente antes de que ella apareciera. La joven tenía el pelo tan claro y dorado que era casi blanco. La luz del sol rebotaba en el a pesar de la destrucción que la rodeaba. Su piel era broncínea y, mientras corría por las llanuras ardientes, se veía como un espíritu de fuego indomable.

Nunca se despertaba antes de su llegada.

Sus ojos azules escudriñaban los campos, siempre buscando, llenos de miedo, no aterrorizados por las cosas voladoras que hacían llover muerte desde el cielo, sino por otra cosa. Algo alimentaba su determinación de seguir adelante, a pesar de su ansiedad. Era una búsqueda inútil en ese caos de fuego y humo. Incluso él se daba cuenta. Pero ella seguía adelante, firme en su negativa a ceder. Estaba impulsada por algo más grande que la preservación de su vida.

Ella gritó un nombre, pero él nunca podía oírlo. Vio la desesperación en sus ojos, montada a horcajadas del pánico, cuando ella empezaba a darse cuenta de que podría no llegar a encontrar lo que estaba buscando. Lágrimas rodaban por sus mejillas, creando senderos a través de su hollinada piel. Él quería ayudar, pero como en tantas otras ocasiones, no pudo llegar a ella a tiempo.

Descalzo y aún en ropa de cama corrió hacia ella, tratando de llegar a ella antes de que lo inevitable los tomara a ambos.

Llegó en la forma de una demasiado familiar explosión final. Detonó dentro de su cráneo cuando todo el ruido y el color del ataque sobrecargaron sus sentidos. Le siguió un breve grito, el único sonido que le había oído producir en ese lugar.

Sin aliento, la alcanzó en el lugar donde siempre parecía encontrarla. Como en esas tantas otras veces, nada cambió cuando se acercó a ella. Las llamas del campo ardiente se elevaban sobre ellos y la nube humeante era tan espesa que hacía difícil ver el cielo. El mundo se convirtió en una neblina de humo bilioso y calor invasor.

Una lenta vena de rojizo río se deslizó hacia sus pies descalzos, su calor manchando sus plantas. No retrocedió, ni se dio la vuelta. Esto era necesario para el ritual, un juicio que debía durar hasta que la pesadilla lo liberara. Tal vez todo lo que necesitaba para irse, para despertarse, era verla primero.

Sus vacíos ojos azules miraban a la nada mientras su dorado pelo se cubría de sangre. Venas carmesí surcaban sus mejillas, entremezclándose con suciedad y lágrimas secas. Su cara tenía una expresión de enfado, como si la Muerte fuese una invitada a cenar que llegara temprano. Su pecho portaba la herida mortal. Su carne carbonizada seguía chisporroteando, la energía aún no disipada del todo de la explosión que había recibido.

La oleada de dolor y angustia que se elevaba desde su interior era como un maremoto de fuerza inquebrantable, y gritó.

Gritó la única palabra que nunca podía recordar cuando se despertaba.

Garryn se sentó en su cama.

Por un momento esperó encontrarse rodeado por las llamas y el humo de su sueño. Como siempre, cada vez que intentaba recordar la sustancia del sueño, el recuerdo huía de su mente. Para cuando se dio cuenta de que estaba despierto, estaba con el pulso acelerado luchando por recordar a causa de qué.

Respirando profundamente, se pasó los dedos por el pelo, quitándose los efectos residuales de la pesadilla. A pesar de la fría noche, sus sábanas permanecían pegadas a su piel. Durante mucho tiempo, una sensación de estar perdido e incertidumbre lo poseyó, antes de que se convirtiera en frustración. Este era el mismo sueño de casi todas las noches desde su regreso a casa y, si el patrón se mantenía, no dormiría el resto de la noche.

Después de un esfuerzo inútil tratando de desafiar las probabilidades e intentar de todos modos, decidió levantarse de la cama. Todavía estaba oscuro afuera. El reloj en la pared le dijo que el amanecer no estaba lejos. Hacía años que no veía el amanecer en Brysdyn y aún más tiempo que no estaba en casa para apreciarlo.

"Luces".

"Luces activadas".

Los controles ambientales computarizados respondieron con una voz calmada y femenina, inundando la habitación con suave luz ambiental.

La vista de esta habitación todavía lo sacudía.

Habría preferido volver a la suya, pero la elección ya no era suya. La habitación era una suite y estaba adosada a un balcón que daba al patio de abajo. Albergaba antigüedades y arte inestimable de una docena de mundos y lucía telas tanto lujosas como elegantes. Garryn se sentía como la última pieza de una exposición de museo.

Se levantó de la cama y se envolvió con una bata antes de salir al balcón. Necesitaba llevar el aire de la noche a sus pulmones y escapar del pánico que subía de sus entrañas. La decisión de trasladarse a la residencia oficial del Primero nunca se había sentido tan claustrofóbica.

Garryn se apoyó en la empalizada de mármol y vio el glorioso amanecer. Aún estaba oscuro, pero el profundo cielo ámbar revelaba un cálido día por delante. La suite del Primero estaba situada en las plantas superiores del Domicilio y ofrecía una vista panorámica de la ciudad.

Paralyte dormía debajo de él, lo que le hacía sentir envidia de su capacidad para dormir. La capital le recordaba a una antigua viuda que se sentaba en el centro del Imperio Brysdyniano. Hogar del Emperador y del Primero, su supuesto heredero, había sido inmortalizada en prosa, teatro y arte desde los Primeros días del Imperio. Los Primeros colonos, saliendo del Éxodo, habían elegido este lugar para construir su nuevo asentamiento, tras haber alcanzado esta parte de la galaxia.

El Imperio había comenzado en esta ciudad.

Ahora, la joya era un manto de oscuridad, su vida revelada solo por el brillo de las luces de los rascacielos a través del cielo. Garryn amaba Paralyte. Le gustaba pasear por sus pabellones, paseos, museos y sus parques. Se puede hacer un día de paseo de viajar en tren flotador desde un extremo al otro de la metrópoli, bajando sólo cuando algo de interés se encuentra a lo largo de la ruta.

A su madre le encantaban los bazares e hizo que él también los amara. Le gustaba caminar por los puestos, aspirando el aroma de las especias de lugares exóticos. Uno podía escuchar a los comerciantes durante horas, regateando mientras vendían sus mercancías a astutos clientes que venían de todos los rincones del Imperio. Cuando eran niños, Aisha les había traído a él y a su hermana para explorar los mercados. Hacían estos viajes en el anonimato, porque creía que las mejores gangas se hacían cuando los vendedores ambulantes no sabían que era la esposa del Emperador.

Ella ya se había ido, y Garryn aún la echaba de menos. Estar de nuevo en casa sin que su madre lo recibiera era casi tan desconcertante como dormir en una habitación lo suficientemente opulenta como para ser un museo. Fue un tonto al creer que la vida podría ser la misma, dado el acercamiento de la Ceremonia de Ascensión. El hecho de que estuviera en esta habitación ridículamente lujosa era una prueba de ello.

Durante la última década de su vida, Garryn había desempeñado el papel de soldado. Al incorporarse a las filas como un recluta más, sus camaradas no tenían idea de su verdadera identidad, y él lo prefería así para evitar cualquier trato especial. Le gustaba ser soldado y se habría conformado con seguir siéndolo, si no fuera por las responsabilidades de su puesto.

Siempre estuvo orgulloso de ser el hijo del Emperador. No porque su padre fuera el gobernante de Brysdyn, sino porque era un buen hombre y un mejor padre. Los había guiado a través de sus años más turbulentos y se había ganado la eterna devoción de su pueblo en el proceso. Fue difícil para su familia no compartirlo. Después de la pesadilla del Azote, la familia se convirtió en la preocupación singular de cada uno de los brysdynianos, e Iran no era diferente. Atesoraba a los suyos como un regalo precioso.

Aunque Garryn era un Nuevo Ciudadano, se esperaba que algún día se convirtiera en Emperador. La ceremonia era sólo el primer paso. Se pregunta si la vacilación a la hora de asumir el cargo se debía a que se trataba de un niño adoptado. Quizás la sangre real era necesaria para ser el Emperador. Él era igual a cualquier otro Nuevo Ciudadano traído a Brysdyn después del Azote.

¿Qué lo hacía lo suficientemente especial para que el Emperador lo eligiera el próximo gobernante?

Nada, excepto que te ama, se dijo a sí mismo Garryn. Porque, adoptado o no, eres su hijo.

Garryn se dio de baja del servicio militar para regresar a casa para la Ceremonia, para la que sólo faltaba un mes. Una vez que se convirtiera en Primero, estaría bajo la tutela directa de su padre y aprendería las complejidades de dirigir el imperio. Incluso si la responsabilidad era desalentadora, Garryn sabía que haría lo mejor que podría, porque lo único peor que fallar al Emperador era decepcionar a su padre.

Ahora, si tan sólo pudiera lograr una buena noche de sueño, todo estaría bien.

El número de veces que se despertaba con sudor frío iba en aumento. Las pesadillas habían empezado hacía meses, pero no entendía qué las había desencadenado. Es cierto, recientemente regresó de Erebo. El ejército fue enviado para reprimir un levantamiento violento en el mundo de las colonias y, mientras la guerra agobiaba la conciencia de un hombre, él era un piloto, no un soldado de combate de primera línea. Los ataques aéreos le evitaron la prueba de ver de cerca la devastación de sus misiones.

Si Garryn soñaba con la guerra, no era una que le fuera familiar.

Tal vez debería seguir el consejo de Elisha.

Su hermana, la Princesa Real, era dos años menor que él y, en gran medida, la hija de su madre. Rompiendo el estereotipo del vano y frívolo aristócrata, Elisha no era una diletante. Aisha, una niña de la Delegación Jyne, crio a sus hijos para que valoraran la tolerancia y el conocimiento. Gracias a su madre, ella creció para convertirse en una joven consciente cuyos primeros amores fueron sus causas y sus libros.

Malcriados escandalosamente por su padre, Garryn temía imaginar en qué monstruos podrían haberse convertido si no fuera por la disciplina de Aisha. Desde su muerte, Iran fue libre de satisfacer las fantasías de Elisha, incluso permitiéndole elegir a su propio marido. La mayoría de la aristocracia brysdyniana desaprobaba la decisión, por supuesto, pero Garryn sabía que a su padre no le importaba. Elisha era su hija pequeña y nunca la obligaría a contraer un matrimonio político.

Estaba agradecido por ello. Cuando eran niños, eran confidentes; cuando eran adultos, los mejores amigos. Era Elisha quien sabía las cosas correctas que decir cuando tenía dudas y era natural que él le confesara sus pesadillas a ella.

Como todos los soldados, desconfiaba de los hombres de medicina, aunque reconocía su contribución a la sociedad. Elisha sugirió que consultara a un Mentalista para su problema. Al principio, se resistió a la idea. Si los Sanadores eran malos, los Mentalistas eran peores. Estos Sanadores que afirmaban estudiar la psique, no veían ningún sacrilegio en exigir el acceso a los recuerdos más íntimos de uno. A Garryn no le gustaba la idea, ni quería someterse a tal tratamiento.

Aun así, no podía permitirse el lujo de estar mentalmente desequilibrado en este momento. No cuando sólo faltaban unas semanas para que lo coronaran Primero. También flotaba en su nuca un miedo persistente de que podría necesitar verdadera ayuda. Si así fuera, no sólo se lo debía a sí mismo para corregir la situación, sino también al Emperador, que necesitaría a su Primero en la mejor condición posible.

Así que, por el bien de su padre y el suyo propio, no tenía más remedio que ver a un Mentalista, por muy repugnante que fuera.

II: EMPERADOR

"Somos los hijos de la Estrella Blanca, guerreros de la Casa Brysdyn. ¿Debemos abandonar los instintos guerreros que nos ayudaron a construir nuestro imperio? ¿Cuándo nos convertimos en una pandilla de cobardes que eligen esconderse detrás de un libro de leyes? Paz, amigos míos, es una palabra que estamos usando para convertirnos en una nación de ancianas. ¿Cuándo dejarán de influir estas ideas alienígenas en nuestra sociedad? ¡Debemos defender nuestro patrimonio antes de que se derrumbe a causa de nuestras indulgencias!"

Garryn miró asombrado. El General Edwen siempre había odiado las políticas de su padre, pero escuchar al hombre expresar su opinión frente a todo el Quórum era desconcertante. El comandante de la Élite de Seguridad hablaba orgulloso y desafiante, mirando fijamente al Emperador, desafiándolo a responder, pero carecía de la autoridad y el carisma que Iran demostraba en el Quórum. Aun así, los rasgos poco característicos, aunque encantadores, de Edwen tenían una cualidad que a menudo engañaba a la gente haciendo que lo subestimaran.

Pero no a Garryn.

Ser miembro de la casa real le había enseñado a distinguir entre amigos y enemigos. Años antes, Garryn sabía a qué campo pertenecía Edwen. Se preguntaba cómo iba a tratar Iran los sentimientos anti-jyneses de Edwen, expresados tan públicamente. Llevaba años en ebullición y no sorprendió a Garryn en absoluto. Aisha había hecho que Garryn se diera cuenta del creciente descontento de Edwen con Jyne años atrás.

Su padre era Elvan, Canciller de la Delegación Jynesa. La unión tuvo lugar durante una visita de Iran, entonces Primero, a Jyne, donde conoció a Aisha en un baile de estado. Ni Elvan ni Darian, el Emperador de entonces, tenían la intención de lograr una boda de este viaje. Jyne no creía en los matrimonios políticos, y Brysdyn encontraba el enfoque diplomático de Jyne con respecto a todo tema tedioso.

Sin embargo, los dos jóvenes, tan diferentes, se enamoraron, para sorpresa de ambos padres. Su relación produjo la inesperada posibilidad de una nueva Alianza Blanca, a la manera de sus antepasados de otras eras. Muchos dieron la bienvenida a la unión como la fusión de dos naciones poderosas, mientras que otros, como Edwen, la vieron mal desde el principio.

Hasta que el Azote, el matrimonio y la alianza inminente se convirtieron en una fuente constante de debate en el piso del Quórum, dejando a Aisha con la culpa de causar tanta enemistad.

Garryn nunca perdonó el desaire contra su madre.

Hoy, el viejo argumento había resurgido con fuerza y Garryn estaba agradecido de que Aisha estuviera ausente para el discurso malicioso de Edwen.

Cómo aún no era el Primero, Garryn sólo podía ver los procedimientos desde la galería de visitantes. ¿Cómo reaccionaría el Emperador ante el desafío del General? Sin importar el contexto, esto no fue sólo un desafío al favoritismo de Iran al tratado de no agresión con Jyne, sino también un insulto a su esposa.

Al anunciar su oposición, Edwen denunció a ambos.

Los miembros del Quórum, el órgano electo que representa a los distritos regionales de Brysdyn, sostuvieron el aliento mientras los dos titanes libraban su guerra fría. El general Edwen había disparado la primera ronda, y esperaban la respuesta del Emperador con excitación.

Tras una larga pausa, habló.

"General, si me permite una refutación."

Iran, el Primero de su nombre, se levantó de su asiento y bajó los escalones que conducían al podio de Orador. Edwen, un hombre alto y delgado, que a veces parecía macabro, abandonó el puesto y regresó a su propio lugar en el salón del Quórum.

Mientras se preparaba para dirigirse a ellos, Iran le recordó a Garryn una vez más lo impresionante que podía ser su padre. Su padre era de la misma altura de Garryn y tenía el mismo pelo oscuro. Ambos compartían ojos azules y a menudo se les creía de una misma sangre, incluso si cualquier similitud entre ellos era una coincidencia. En Iran fluía el linaje de mil generaciones de la Casa Brysdyn, algo que Garryn nunca poseería.

Cuando subió al podio, Iran no miró a Edwen antes de empezar a hablar.

"Amigos míos, a lo largo de nuestra historia hemos sido una raza de conquistadores. Definimos nuestra cultura por la expansión y el sometimiento de razas menos agresivas. Para nosotros, no había otra manera de vivir. Nuestro imperio es la prueba de todo lo que hemos logrado, pero el Azote nos obligó a cambiar".

Una oleada de reconocimiento se extendió por la asamblea y Garryn fue testigo del efecto de mencionar al Azote. No importaba el argumento que Edwen hiciera en contra de que Brysdyn perdiera su identidad, nada resistía la realidad de los tiempos más oscuros del Imperio.

"Muchos de nuestros niños recién ahora están pensando en tener uno propio", continuó Iran. "El Azote está a sólo un cuarto de siglo de distancia de nosotros, y nuestra falta de una nueva generación considerable no puede ser ignorada. Hace años, nuestra dedicación a la guerra obstaculizó nuestro avance en todos los demás campos. Quizás si hubiéramos dedicado más recursos a actividades más científicas, como la medicina, podríamos haber escapado de ser castrados por el Azote".

Nada de lo que dijo garantizó alegría o aplausos, sólo un triste reconocimiento. Su condición no podía ser negada, pensó Garryn con una pizca de compasión por aquellos que vivían con un conocimiento íntimo de lo que el Emperador quería decir. Ni siquiera Edwen no parecía haber sido afectado por la misma tristeza que embargaba a todos los hombres de Brysdyn nacidos antes del Azote.

"Los Tejedores nos dieron una segunda oportunidad con nuestros Nuevos Ciudadanos. Nuestra esperanza se renueva porque nos han dado hijos fuertes y sanos. Ellos son nuestro futuro y quiero verlos vivir lo suficiente para que nos sucedan. ¡No quiero otra guerra en la que mueran tan insensatamente como lo hicieron nuestros nonatos en el Azote! Nuestro imperio fue salvado de la extinción. No malgastemos nuestra próxima generación olvidando lo preciados que son.

Con respecto a esta Alianza, permítanme recordarles que los Jyne fueron los únicos dispuestos a ayudarnos durante el Azote. Recuerden que cuando los otros se dieron la vuelta y se negaron a escuchar nuestras súplicas, los jyneses no lo hicieron. No se aprovecharon de nuestra debilidad a su favor, ni trataron de invadirnos cuando estábamos en nuestro punto más vulnerable. En cambio, nos ayudaron a tratar de encontrar una cura. La Casa Brysdyn, como la Casa Jyne, partieron juntos de la Estrella Blanca. Nuestros antepasados querían que encontráramos juntos un nuevo hogar y viviéramos en paz. Siempre estuvimos destinados a estar unidos, si no en territorio, al menos en amistad".

Tras del discurso estallaron aplausos ensordecedores, aunque Garryn no esperaba nada menos. Su padre era un líder carismático, con la capacidad de hablar llegándole a su audiencia. La entusiasta respuesta permitió al General Edwen hacer una salida discreta. El desafío fue superado y respondido, por ahora, pero Garryn sospechaba que este asunto estaba lejos de haber terminado.

Sin embargo, sintió cierta satisfacción al ver a Edwen desaparecer por la puerta trasera con la cola entre las piernas.

Cuando el consejo del Quórum decidió cerrar el día, Garryn esperó hasta que el último de sus miembros terminó de hablar con el Emperador antes de ir a encontrarse con su padre. Al avanzar hacia la entrada restringida, a Garryn le fue permitido el paso por el guardia de servicio.

Su padre, flanqueado por sus guardias, estaba a punto de salir cuando se encontraron a mitad de pasillo. Alineó su paso con el de Iran y sus protectores se hicieron a un lado, aumentando su flanco para dar a padre e hijo algo de privacidad.

"Edwen mostró su mano", comentó Garryn.

"No me sorprende", se encogió de hombros Iran. "Nunca estuvo encantado con la idea de una Alianza, y esperaba que en algún momento expresara su oposición. Deduzco que a ti tampoco."

"Madre me enseñó bien."

La expresión de su padre se entristeció y un parpadeo de dolor privado apareció en sus ojos. Garryn sospechaba que la muerte de Aisha aún estaba viva en él, lo que le hizo apretar el hombro de Iran para reconfortarlo.

"Sí, siempre fue tan clara en esas cosas. Todavía la extraño."

"Estuviste casado treinta y cinco años, padre. Dejarla ir no puede ser fácil. Era mi madre y cuando paseo por su jardín favorito, todavía espero que esté allí, en su banco, leyendo. No puedo imaginar el dolor que debes sentir."

Iran le brindó a su hijo una sonrisa agradecida por su comprensión, luego ambos quedaron en silencio mientras caminaban por los pasillos del Panóptico, donde el Quórum llevaba a cabo sus reuniones.

"Edwen tolera la idea ahora."

"No, no lo creo." dijo el Emperador, pero no se preocupó por explicarlo, ya que llegaron a un conjunto de puertas al final del pasillo.

Estas sisearon mientras se abrían, y ambos hombres entraron en Bahía Panóptico. Aunque no tan grande como los puertos comerciales de Paralyte, la bahía era adecuada en tamaño para acomodar los transportes de los líderes del Quórum. También albergaba a los mecánicos y el equipo necesario para dar servicio a los vehículos.

La mayoría de la guardia del Emperador lo esperaba en sus vehículos de escolta. Un guardia tomó su asiento habitual al frente con el conductor y el deslizador comenzó a moverse una vez que Iran y Garryn subieron al asiento trasero. Al acercarse a la salida, una voz de ordenador indicó la desactivación de la red de seguridad, permitiendo el paso de la caravana fuera del Panóptico.

Afuera, el día era cálido. Paralyte estaba lleno de actividad hoy. El buen tiempo atrajo a todo el mundo, y los bazares y vendedores ambulantes abundaban en toda la ciudad. Con la temporada turística los visitantes de todo el Imperio y más allá se movían por las calles en un exótico surtido. Algunos se detuvieron a contemplar al Emperador, disparando holofotos mientras su convoy pasaba a su lado.

"Ojalá pudiera entrar en Paralyte sin ser notado como tú. Tu madre tenía la idea correcta al usar disfraces".

"Es cierto", estuvo de acuerdo Garryn, pero no iba a ser disuadido del tema Edwen. "¿Qué vas a hacer con el General?"

Con la mirada fija en los paisajes que pasaban, Iran respondió sin mirar a su hijo. "No voy a hacer nada, Garryn. Edwen es una voz y las voces pueden decir lo que quieran".

"Tiene apoyo. Su Élite de Seguridad sigue siendo muy leal a él. Me pregunto si somos sabios al permitirle un foro con la gente que tiene a su disposición".

"Cierto", Iran concedió el punto antes de volverse hacia Garryn. "Pero el número de reclutas en bruto que se les unen es pequeño. Erebo dejó un mal sabor de boca y la Élite de Seguridad fue en parte responsable de lo que pasó allí. Edwen puede ser un orador formidable, y no dudo que tenga partidarios en el sector civil, pero no es suficiente para superar a Erebo".

"Tengo que estar de acuerdo contigo."

Tuvo suerte de haber sido sólo piloto durante el levantamiento. Las tropas de superficie que aterrizaron en la luna soportaron las dificultades reales. A ningún buen soldado le gustaba derribar a civiles, y mucho menos a un grupo de civiles mal armados y sin entrenamiento. Durante meses, los pobladores de Erebo lucharon desesperadamente por mantener vivo el sueño de una nueva nación, aunque nunca tuvo la más mínima oportunidad de convertirse en realidad.

Iran no dejó de notar la expresión sombría en la cara de Garryn.

"No nos dieron otra opción, Gar. Les ofrecimos el perdón total para que depongan las armas y vuelvan a trabajar o a casa si así lo deseaban. Se negaron y nunca entenderemos lo que estaban pensando cuando decidieron suicidarse encendiendo el mineral. Quizás, para ellos, morir era mejor que enfrentarse a la derrota".

"No deberían haber sido llevados a esa posición en absoluto. Los soldados que regresaron de Erebo después de la limpieza son perseguidos por los recuerdos. No creo poder olvidar los horrores en sus rostros y no se disipará de sus mentes por mucho tiempo".

"Comparto su tormento", suspiró Iran, y Garryn adivinó que estaba pensando en algo más que en Erebo. La expresión de tumba desapareció de su cara y, un momento después, volvió a mirar a Garryn. "¿Estás convencido de que Edwen ya no es una amenaza?"

"No lo sé. Sigo pensando que hay que vigilarlo", admitió Garry.

"Pero no seríamos mejores que su Élite de Seguridad, ¿verdad?"

Garryn no pudo refutar el argumento.

III: EL MENTALISTA

"¡Jon, no vas a creer esto!"

Jonen se quedó boquiabierto ante su normalmente eficiente y tranquila asistente después de que ella irrumpiera en su oficina sin aliento y excitada. Siempre perfectamente peinada y nunca propensa a hacer demostraciones innecesarias de emoción, Mira era un monumento a la moderación. Excepto cuando ella estaba parada en su escritorio, mirándolo como una adolescente con los ojos muy abiertos.

"Mira, por favor, contrólate." No pudo resistirse a burlarse de ella.

Nunca tuvo la oportunidad de darle la vuelta a la tortilla. Siempre era Mira la que le decía que se calmara cuando algún asunto le hacía levantar los puños al universo en protesta. Por pequeña que pudiera ser esta victoria, le gustaba la oportunidad de reivindicarla. Mira había manejado su práctica desde su primer día, y a lo largo de los años habían disfrutado de una relación cómoda que les permitía un jugueteo seductor.

Con los ojos entrecerrados, Mira Giving se enderezó inmediatamente y adoptó una vez más su fría conducta.

"Garryn está aquí", dijo ella, con su voz desprovista de su entusiasmo anterior.

Jonen no entendió inmediatamente el significado.

¿"Garryn"? La miró desconcertado.

Mira puso los ojos en blanco con sarcasmo. "Garryn, el que será coronado Primero en cuestión de semanas, ese Garryn."

Al ver cómo el shock crecía en su cara, Mira se alegró un poco de su reacción y retuvo cualquier otra información hasta que su impaciencia se volvió intolerable.

"¿Y?"

Una sonrisa engreída se arrobó en su cara por hacer el movimiento ganador en su combate de ajedrez verbal.

"Está en la sala de espera, afuera."

"¿El supuesto heredero necesita un Mentalista?" Jonen parpadeó, aun lidiando con su sorpresa.

Estaba acostumbrado a ver pacientes de importancia en su consulta, pero no estaba preparado para la realeza. Técnicamente, los Emperadores no estaban destinados a ser considerados como tales, pero para un brysdyniano común estaban lo suficientemente cerca. Aunque su reputación como uno de los Mentalistas más notables del Imperio era merecida, recibir a un visitante de este calibre seguía siendo un shock.

¿Realmente Garryn necesitaba sus servicios?

Otras preguntas surgieron en los cortos segundos antes de que él diera más instrucciones a Mira. ¿Por qué vendría Garryn hasta aquí para consultarlo en otra capacidad? Su oficina estaba ubicada en el corazón del respetable distrito de Rura en Paralyte. Alguien de la estatura de Garryn podría permitirse convocar a un Mentalista a su presencia sin ninguna dificultad.

"¿Le hago pasar? No podemos dejar que espere afuera. Después de todo, va a ser nuestro próximo Emperador." El sarcasmo goteaba de cada palabra.

"¡Sí, por supuesto!" Hizo una cara a su triunfo desvergonzada.

Ella salió de la habitación sonriendo.

Viéndola marchar, un repentino estallido de afecto llenó su pecho y Jonen se preguntó qué haría sin ella.

Una vez que desapareció por la puerta, Jonen limpió su escritorio de cualquier trabajo realizado antes del inesperado anuncio de Mira. Se puso en pie y alisó el material de su traje de color claro, con la esperanza de que estuviera en estado como para recibir a un visitante tan auspicioso. Maldiciéndose a sí mismo por no cortarse la barba cuando tuvo la oportunidad esa mañana, hizo una mueca al pasar su mano sobre su barbilla.

A pesar del retroceso de la línea del cabello mantenía su cabello, que antes era oscuro, pulcro, y eso hacía que las vetas grises parecieran distinguidas. De pie tenía una altura media, y una ligera panza en el vientre, proyectando la imagen de un hombre que se cuidaba a sí mismo sin ser vano. Al menos ya no se vestía como un académico desaliñado, aunque todavía se sentía como tal.

Mira regresó unos segundos más tarde con el joven siguiéndole. Parecía más joven que las imágenes que Jonen veía en las Transbands. Por supuesto, esos programas nunca fueron confiables y era un hecho bien conocido que al Emperador no le gustaba que sus hijos estuvieran a la vista del público. Sólo recientemente Garryn había sido finalmente capturado en holograma de adulto.

Garryn era un Ciudadano Nuevo, aunque a uno se le podía perdonar por confundir a Garryn con el vástago biológico del Emperador. Se parecían mucho. Sin embargo, no se presentó como la realeza cuando estuvo en la oficina de Jonen. Llevaba la ropa de cualquier joven que Jonen pudiese encontrar en la ciudad, afeitado, pero sus ojos desdibujaban sus rasgos juveniles. Parecían más viejos que sus años.

Jonen salió de detrás de su escritorio para saludarlo.

"Garryn Primero, es un honor". Jonen extendió una mano y, para su placer, el aparente heredero devolvió el apretón de manos con calidez.

"Oh, por favor, llámame Garryn". El disgusto por el título le cruzó la cara con un leve gesto.

"Entonces, es un placer conocerte, Garryn."

Esto tranquilizó a Jonen y disipó su ansiedad por tener un visitante tan importante. En esa frase, Jonen obtuvo una visión de cómo Garryn deseaba ser tratado.

"Por favor, siéntate", Jonen lo guio hasta el suave sillón de cuero que se encontraba frente a su gran escritorio.

Jonen volvió a su silla y notó que el joven se movía en su asiento, intentando no parecer cohibido.

No quiere estar aquí.

Esto no era inusual. La mayoría de sus pacientes tuvieron dificultades con la primera consulta.

"Ahora, Garryn, ¿cómo puedo ayudarte?"

Garryn suspiró y miró a través de la habitación. Estudió las placas de la pared, los cuadros de la familia e incluso las pinturas. Se tomó un momento para estudiar el parque bajo la ventana y se dio cuenta de que intentaba evitar la pregunta del Mentalista.

"Supongo que puede decirse que no me gusta estar aquí."

"No es una reacción poco común", le aseguró Jonen. "Por favor, no te sientas incómodo con tus dudas. Muchos de mis pacientes comienzan de la misma manera. Como brysdynianos, tenemos una aversión natural a llamar la atención sobre nuestra salud mental. ¿Por qué no me dices qué te trajo aquí? Así podré decirte si puedo ayudarte".

A pesar de su ambivalencia, Garryn se confesó a si mismo que el Mentalista no era nada parecido a lo que esperaba. Elisha lo había recomendado después de leer los diversos documentos escritos por el hombre en las revistas científicas que tanto le gustaba leer. Su propia visión de los Mentalistas no era halagadora, pero el sanador parecía ser honesto y directo, y esto le inspiraba confianza.

"Todavía tengo mis reservas sobre todo esto. Mi hermana cree que necesito ayuda. El problema de ser un soldado es que te acostumbras a que la forma de lidiar con los problemas mentales es no lidiar con ellos en lo absoluto".

"¿Un soldado?" exclamó Jonen con cierta sorpresa.

Las últimas dos décadas de la vida de Garryn no eran del conocimiento público. Aparecía de vez en cuando con la familia durante las vacaciones y las celebraciones nacionales, pero en su mayor parte permanecía fuera de la vista. Ahora Jonen empezó a darse cuenta de que podría ser por un propósito mayor que el de su seguridad.

"Sí", contestó Garryn, entendiendo la confusión del hombre. "He sido piloto de la Flota desde los 18 años. Me alisté bajo un nombre falso para evitar complicaciones. Hace poco que dejé el Cuerpo, porque es hora de que asuma mis deberes como Primero".

"¿Y ser soldado fue tu elección?" preguntó Jonen, fascinado.

"Sí. Créeme, esta es una larga tradición. Creo que un Emperador estudió y se convirtió en Sanador, mientras que otro esculpió bajo un nombre falso. En mi caso, no creía que podría liderar un imperio sin entender cómo funciona".

Esto impresionó a Jonen. Los niños aristocráticos con estilos de vida exaltados a menudo crecieron hasta convertirse en adultos arrogantes, pero los Emperadores evitaron esto permitiendo que sus hijos siguieran sus propios caminos. Hizo que se convirtieran en algo más que herramientas políticas y les permitió escapar de la educación indulgente para convertirse en mejores gobernantes.

"Debo decir que estoy bastante impresionado", admitió Jonen. "¿Su razón para estar aquí tiene que ver con sus experiencias en los recientes compromisos en Erebo?"

Tras el levantamiento, algunos de sus pacientes eran soldados que sufrían los efectos de la guerra. Tendría sentido que Garryn estuviera igualmente afligido si había estado en combate activo.

"No lo sé", admitió Garryn y empezó a relajarse cuanto más hablaba con este Mentalista. "La verdad es que tengo pesadillas."

Jonen intentó ocultar su sorpresa y no mostrar ninguna señal mientras le ordenaba a Primero que reanudara su historia. Él activó la grabadora al lado de su escritorio como parte del procedimiento estándar para una consulta.

"Por favor, continúa."

"Empezaron cuando fui a Theran. El levantamiento estaba en su tercer mes y mi escuadrón y yo prestamos apoyo aéreo a las fuerzas terrestres. Los sueños comenzaron poco después de que llegué al sistema. Mientras estaba en órbita sobre Erebo, venían casi todas las noches. Al principio, pensé que podría ser el estrés, debido a los objetivos civiles. Excepto que los soñaba incluso antes de volar mi primera misión, así que no sé qué significan o por qué los tengo".

"Descríbelos".

La idea de describir lo qué había estado viviendo estos últimos meses era difícil, pero Garryn sabía que, si quería la ayuda de este Mentalista, tendría que compartir sus sueños.

"Comienzan pacíficamente. Estoy en un planeta alienígena, uno con una estrella no tan ámbar como la nuestra. El cielo es azul. ¿Puedes imaginarlo, un cielo azul?"

Esperaba que Jonen le devolviera la mirada con incredulidad, pero el Mentalista solo se inclinó hacia delante con interés.

"Recuerdo el lugar con mucha claridad a veces. Los árboles tienen la corteza color ceniza y los pájaros son blancos como la nieve, con enormes plumas amarillas en la parte superior de la cabeza. Estoy rodeado de algún tipo de cereal, pero no es nada que reconozca. Su aroma es rico y su color dorado. Estoy parado en un campo de ellos y es hermoso. Todo es tan primitivo. Puedo sentir la tierra cruda bajo mis pies y lo arcillosa que se siente la suciedad entre los dedos de los pies".

"Suena como un lugar muy agradable para estar", comentó Jonen, acariciándose la barba. "¿Qué pasa después?"

La expresión oscura de Garryn no sorprendió a Jonen.

Su pecho se apretó mientras se fortalecía para decirle al Mentalista el resto. Cuando estaba en combate, experimentando peligros capaces de matarlo fácilmente, nunca se asustó tanto como cuando reveló lo que vendría después en su sueño.

"La escena se torna oscura, de pesadilla. No puedo describirlo todo, pero recuerdo el humo y el fuego. A veces me despierto y todavía huelo las cenizas de las llamas. Es como si la muerte me siguiera al mundo despierto. La pesadilla sólo me deja ir cuando todo a mi alrededor está muerto".

El sudor goteaba por su frente, aunque la habitación estaba fresca. Una parte de él se sorprendió de lo desagradable que podía ser describir los sueños. Cuando le dijo a Elisha, sintió cierta vulnerabilidad al exponer sus problemas nocturnos, pero nunca los reveló a este detalle.

Las náuseas lo agarraron como si la bilis se le metiera por la garganta. Esperaba que contárselo a este extraño le ayudaría, pero en vez de eso se sintió peor. Avergonzado, dudó en mirar a la cara de Jonen hasta que vio al Mentalista vertiéndole un vaso de agua de un cántaro en su mesa.

"Tómate un momento. Recupera el aliento. Todo está bien".

Garryn asintió y tomó la taza, sorbiendo varios tragos. Su garganta aún se sentía seca y transcurrió un minuto antes de que pudiera volver a hablar. "No me di cuenta de que tendría tantos problemas para hablar de esto."

"A nadie le resulta fácil confiar algo tan privado a un extraño. ¿Con qué frecuencia tienes estos sueños, ahora que estás en casa?"

"Desde mi regreso de Theran, tres o cuatro veces por semana. En esas noches, duermo dos o tres horas como mucho".

Incluso si nada parecido a un tratamiento se llevó a cabo hoy, Garryn no se arrepintió de haber seguido el consejo de Elisha y de haber consultado a Jonen. Se le quitó un peso de encima con sólo hablar de ello. Quizás guardarse las imágenes para sí mismo era tan dañino como los propios sueños.

"¿Me estoy volviendo loco? ¿Estoy sufriendo estrés post traumático? Sé que a veces ocurre."

"No estás loco", insistió Jonen, porque muchos pacientes temían que no se les descubriera que estaban enfermos, sino que se les marcara con el estigma de la locura. En esta época, la gente todavía tenía problemas para notar la diferencia.

"No hay duda de que algo está pasando en tu cabeza. Los sueños son la forma en que la mente afronta las situaciones estresantes y el subconsciente ventila lo que el consciente no está preparado para revelar. Nuestro objetivo es tratar de interpretar estos mensajes, para aprender lo que su subconsciente está tratando de decirle. Una vez que descubramos cuál es el mensaje, se irán".

"Eso es bueno oírlo", contestó Garryn, aunque pensó que esto no pudiera ocurrir suficientemente rápido.

"Ahora necesito hacerte algunas preguntas de rutina", preguntó Jonen. "¿Asumo que eres un Nuevo Ciudadano?"

"Sí."

"¿Cuántos años tenías cuando fuiste adoptado?" preguntó Jonen, introduciendo las respuestas de Garryn en una consola frente a él.

"Según mi madre, a los tres años. Elisha no es mi hermana natural. Creo que sólo tenía seis meses".

"¿Algún recuerdo antes de tu adopción?"

Esta era la pregunta a la que Jonen quería una respuesta por sobre todas. Esto lo determinaría todo.

Garryn intentó recordar su primer recuerdo lúcido.

Lloró mucho hasta que ella vino y lo abrazó, diciéndole que nada lo lastimaría de nuevo.

"Ahora estás a salvo, pequeño." Su voz era como una canción, y su olor familiar como las flores. El olor le recordaba a alguien....

El recuerdo seguía siendo esquivo, pero era suficiente para que se aferrara a ella. Él la llamaría madre muy pronto, pero durante el primer año, ella era la dama de las flores.

Antes de ella, no recordaba nada.

"Ningún recuerdo."

Horas más tarde, Jonen reflexionaba sobre los acontecimientos del día mientras se sentaba en su silla y miraba la puesta de sol. La Primera sesión de Garryn duró más de dos horas. Jonen debería haber hecho la sesión corta, como deberían ser las sesiones preliminares, pero este caso era demasiado importante como para tratarlo de manera rutinaria. Mira estaba indudablemente furiosa por todas las citas que se vio obligada a cancelar, pero valió la pena la molestia.

El joven necesitaba tratamiento, pero temía exponer su condición al Imperio. Aunque a Jonen le pareció una consideración menor, Garryn insistió en la necesidad de discreción. Como el próximo Primero y algún día Emperador, su estado mental necesitaba estar por encima de todo reproche. Por eso vino a Jonen en vez de llamar al Mentalista al Domicilio.

Jonen había pasado el resto de la sesión escuchando a Garryn, asegurándose de que sus sospechas fueran fundadas. Si sus suposiciones son correctas, sería en el mejor interés de Garryn asistir a su próxima cita. Lo que Jonen tenía que decirle podría molestar al joven, pero al final resultaría satisfactorio.

"He reprogramado todas las citas que cancelaste hoy." Mira anunció, entrando en la habitación. Con las horas de oficina terminadas por el día, ella cerró la oficina al público.

Jonen se giró en su silla y la miró de frente. La había conocido lo suficiente como para reconocer su tono de voz. "¿Siento una reprimenda?"

"No, sólo un recordatorio de que un paciente importante no debe ser tratado a expensas de otros."

"Siéntate, Mira", le dijo Jonen señalando la silla.

Mira levantó una ceja ante la sugerencia. Sus ojos marrones oscuros se entrecerraron con perplejidad al darse cuenta de que algo estaba pasando. Se sentó con su elegancia habitual. Sus manos descansando en su regazo mientras esperaba que él lo contara todo.

"Tenemos otro", declaró.

Ella no necesitaba preguntarle a qué se refería. Era una práctica común que los Mentalistas compartieran sus secretos con sus asistentes. Discutía sus casos con ella en el entendimiento de que ella estaba sujeta a las mismas reglas de confidencialidad. Jonen encontraba el intelecto de Mira formidable, y además no se veía afectada por la teoría popular o los hechos académicos.

Mira decía lo que pensaba, y a menudo era precisa y única.

¿"El Primero"? Estaba conmocionada, pero se recuperó muy pronto.

"Sí", asintió Jonen. "Con Garryn, el número es ahora de catorce en Paralyte. Hablé con el Mentalista Darix hace una hora y ha informado de otros dos casos. Eso hace que sean nueve en Tesalone. Alwi, de Rainab, dice que ahora tiene diecisiete pacientes. Esta puede ser la primera epidemia psicológica que hayamos visto".

"¡Tenemos que decírselo a alguien!", exclamó.

"Me gustaría, pero por ahora estoy de acuerdo con Darix y Alwi. Aún necesitamos más información. Si esto es un virus, es el más específico que he visto en mi vida. No hace nada para deteriorar el cuerpo físico y sólo se manifiesta cuando el sujeto está soñando. También opera en un grupo de edad muy particular. Dudo que el Círculo de Sanadores lo tome en serio".

"Pero algo debe estar mal. ¿Cómo puede esta condición afectar sólo a los Nuevos Ciudadanos? A pesar del pequeño número de personas que no fueron afectadas por el Azote, los niños todavía estaban naciendo cuando llegó el Nuevo. ¿Cómo pueden ser susceptibles, pero no nuestra población indígena?"

"Bueno, esos niños nacieron en el Imperio. Los Nuevos Ciudadanos no", le recordó Jonen. "Los trajimos de Cathomira cuando ya no quedaba nada de su planeta. Ninguno de los equipos de rescate se atrevió a permanecer el tiempo suficiente en la superficie para reunir nada más que sobrevivientes. La Flota tuvo suficiente tiempo para sacarlos, no para buscar textos médicos sobre la naturaleza de la guerra biológica de Cathomira".

"¿Y los sueños?"

Jonen no tenía respuesta. Los sueños eran lo más enigmático de la enfermedad. Parecían tan similares. En todos los casos habían mencionado un cielo azul. ¿Qué tenía el cielo azul? Algunos nunca habían salido del planeta. Los que viajaron nunca se encontraron con un lugar como el que describieron mientras dormían.

No puede ser Cathomira. Una vez que Jonen supo que todos sus pacientes eran Nuevos Ciudadanos, leyó todo lo que pudo sobre el mundo condenado. El planeta orbitaba una gigante roja. Antes de recibir el llamado de auxilio, nadie creía en la existencia de ningún planeta habitable en su sistema.

"Los sueños son extraños. El patrón es el mismo, pero la descripción es diferente. Todos empiezan bien, pero descienden a la violencia. Siempre es en este mundo alienígena. Sigo pensando que es Cathomira, aunque las descripciones sean inexactas. No hay mucha información sobre el lugar, aparte de los informes de la misión cuando el equipo de rescate aterrizó. Las imágenes que hay allí describen un mundo que no se parece en nada a lo que la gente está viendo".

"¿Un recuerdo, quizás?"

"Consideré la idea. La destrucción de tu mundo natal es algo bastante traumático. Muchos no tienen recuerdos antes de llegar a Brysdyn, lo que da credibilidad a la teoría de una experiencia compartida. Podría sugerir recuerdos reprimidos debido a un trauma extremo. Los niños bloquean lo que es demasiado angustioso para lidiar con ello."

"Eso debe ser entonces," dijo Mira, confiada.