Luna de parasceve - Ignacio Galán - E-Book

Luna de parasceve E-Book

Ignacio Galán

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Beschreibung

Esta antología poética refleja el devenir de una vida durante más de setenta años, desde la juventud hasta el tiempo presente. Es una obra personal, con una visión de una vida propia en la que hablo de experiencias personales porque estimo que son sentimientos que cualquiera puede compartir e identificarse con estos poemas de vida, amor y muerte. Ignacio Galán

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© Derechos de edición reservados.

Letrame Editorial.

www.Letrame.com

[email protected]

© Juan Ignacio Galán Cano

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1181-446-1

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

.

Obra dedicada a toda aquella persona que ame la poesía, la poesía de amor vida y muerte.

PRÓLOGO

Este es mi último libro de poemas, la vida que me queda no creo que dé para más, pero nunca se sabe…

Como expreso en algún poema, los denominadores comunes son la vida, el amor y, sobre todo, la muerte, las tres heridas con las que llegó Miguel Hernández. Dejemos la belleza para el arte en sus manifestaciones. Entiendo que la poesía se ha de circunscribir a la persona que nace, ama, es el primer sentimiento que se tiene, que vive y padece y, de vez en cuando, disfruta algunos momentos y al final muere.

Todos los sentimientos que expreso han sido en mi vida, pero no son el estado natural del hacedor de poemas, están ahí, latentes, pero en algún momento, no elegido, surgen y entonces al no poder hacer realidad ese sentimiento lo único posible es revivirlo y describirlo por medio de la palabra y cuando esos sentimientos son de vida, amor y muerte es la poesía el instrumento.

El título de este poema trae cusa de un hecho acontecido en mi vida un Viernes Santo, 28 de marzo de 1975, Luna de Parasceve, primera luna llena de la primavera a partir del cual mi vida cambió y el sentido de mi vida solo encontró consuelo en la expresión del sentimiento que solo pude encontrar en la poesía: la propia y la ajena. Como me comentó alguien que conocí somos cuerpo de lo que comemos y sangre de lo que bebemos.

Con esta obra, al igual que las dos anteriores, Sombras del Recuerdo y Epístola a Pablo Salvat, no persigo reconocimiento ni elogio, sino testimonio de mi paso por este mundo.

Alguno de los libros que se editen subsistirán en una estantería, alguien los abrirá y leerá y con que comparta algún sentimiento de los expresados ya habrá tenido su utilidad.

Sea comprensivo con lo que una persona pueda sentir en setenta años de existencia.

LUNA DE PARASCEVE

Hace muchos años,

un Viernes Santo conocí

la luna de Parasceve,

Primera luna de primavera,

luna de viernes,

luna de sangre,

luna de muerte;

luna llena.

Pasado el tiempo conocí,

en Jerusalén,

en Getsemaní,

junto al Cedrón,

la última luna de primavera,

víspera del solsticio,

allí, en el Huerto, le vi,

le hablé,

le sentí.

No sé,

no recuerdo

lo que dije,

ni cómo lo dije

ni por qué lo dije,

pero le hablé,

hablé a Él

y a los presentes.

Habló mi corazón,

sentí su mirada,

su presencia,

y mis palabras

fueron oración.

No entiendo la vida sin fe.

No entiendo la vida sin amor.

No entiendo la vida sin Él,

desearía la paz,

imposible en la vida de los hombres.

La paz, ese preciado bien,

Superior a la libertad

es el premio a merecer,

es el premio que alcanzar.

La paz, la eternidad

son los premios

que Dios nos guarda para el final.

Mayo de 2011,

este fue mi último poema.

PENSAMIENTO

En la madurez de la vida

se endurecen los sentidos.

La pasión se diluye

en el agua del sueño.

El amor vivido,

el incierto futuro,

hoy son recuerdos

que nos muestran,

inequívocamente,

el progreso del tiempo.

Junio de 1994

EL VIENTO DEL SUR

El viento del sur

envuelve la noche.

Una paz quieta, azul,

en la blanca oscuridad

de la luna de verano.

Giran y giran

los brazos de luz

del gran faro.

La blanca luz lunar

iluminaba tu semblante;

solo se percibía

el aroma

que manaba

de las algas y las rocas

y el cansino rumor del mar.

Tú, ignorante,

desconoces mi sentir.

Eres una mujer,

—al menos lo pretendes—.

Yo, solo un niño,

atento a ti.

Rocé tu cintura

y un nuevo aroma

descubrí.

Miré a tus ojos

y, turbado en mi hallazgo,

estremecí.

Nunca jamás,

en mi corta edad,

en mi inocencia infantil,

algo parecido

sentí.

Absorto en el suceso,

ciertamente sorprendido,

comprobé

que una nueva vida

se abría ante mí.

Hoy,

lejano el tiempo,

ya recorrí

el tortuoso y dulce camino.

Sin embargo,

con agrado,

revivo en el recuerdo

el sueño

de aquella noche de verano:

El viento del sur

envuelve la noche.

Una paz quieta, azul,

en la blanca oscuridad

en que rocé tu cintura,

y solo prendí tu mano.

Julio de 1994

**

AYER

Ayer te quise,

hoy te quiero,

mañana te querré.

Ayer a ti sola,

hoy no solo a ti;

¿mañana? no sé.

Julio, 1976

VIENTO DE LEVANTE

La ira de Eolo se desata

en el Estrecho de Gibraltar.

La arena levanta,

la tierra calienta;

todo lo arrasa

en su caminar.

POESÍA

Llegó a mis manos

un libro de poemas,

pleno de belleza y dolor,

pasé sus hojas,

y, desgranando

cada verso,

conocí el amor.

Amor derrotado,

herido,

fracasado,

que motivó,

pena a pena,

cada canción.

Si el amor del poeta

triunfa,

se pierden

muchos poemas.

¿Qué importa más al poeta?

el amor correspondido,

convertido

en temporal,

perecedero;

o el amor imposible,

perdido,

derrotado,

fracasado,

convertido

en idea,

en pasión,

amor inmortal,

convertido

en poema.

Yo, aprendiz de poeta,

me planteé

este dilema,

de fácil solución:

cuando pasa la pena,

herida cicatrizada

por el tiempo,

en la carne disimulada

por nuevas vidas en mi vida,

que son otra canción.

Sin embargo,

aquella pena,

aquella gracia vivida,

pervive en el recuerdo

grabada en un poema,

escrito con dolor

sobre la carne del tiempo.

24 de diciembre de 1994

*****

ALEJADOS

El tiempo me alejó de ti,

y desde esta madurez,

con un vago recuerdo

de nuestro ayer,

una música de entonces

me evoca tu voz,

tu piel,

y en mi mente,

deseosa de ti,

te vuelvo a sentir.

Sin embargo,

amor mío,

ni entiendo

lo que me dices,

ni tú

lo que te digo.

EL BESO FINAL

Qué lejos quedan ya

aquellas tardes de verano,

aquella esquina,

aquel rojo banco,

en el paseo

frente al mar.

Qué lejos

aquellas inocentes mentiras

a nuestros mayores:

eran una gran verdad,

evidente

para nuestras vidas.

A la sangre

no le mientas,

no se le puede engañar.

Sin embargo,

nos tranquilizaba,

eran una justificación,

una explicación

tan ingenua

como nuestro

ingenuo

pero sincero

amor.

Aquel amor sellado,

terminado,

de modo tan sincero,

pero no tan imprevisto,

como empezó.

Sellado con un beso

junto al mar

a la luz de la luna

de un agónico agosto,

ya lejano en el tiempo,

a la vista de todos.

Recuérdalo:

Tú sentada en la arena,

yo me incliné

y, ante tu mirada,

firme, conformada,

mis labios

a los tuyos uní,

por última vez.

A MI MADRE

La vida,

ese milagro

de sentir,

de disfrutar,

de padecer,

de crear;

de conseguir.

Te lo debo,

madre,

a ti.

Toda una vida

a tu lado

gozando

tu presencia

y temiendo

tu ausencia.

Toda mi vida es

una deuda de amor

que no te puedo pagar.

Madre,

vuelvo la mirada

hacia atrás

y siempre

te encuentro

a mi lado,

y entre ambos,

la sombra de mi hermano.

Tú sabes de mi infancia,

de mi juventud,

de mis años de soledad,

de mi quiebra en el amor,

de mi pasión

y de mi mar.

Para ti, madre, este poema,

más que nunca,

con el corazón,

te dedico estos versos

que quedarán grabados

en nuestras almas

y en nuestro tiempo.

Sevilla, diciembre de 1995

EN LA ARENA

Hurgando en la arena

encontré un recuerdo

de un lejano amor,

lo quise prender,

pero una ola silenciosa,

olvidada,

viniendo del ayer

me lo arrebató.

Miré al mar,

celador

de la historia

y, agradecido,

me conformé

en la conciencia

de mi débil memoria

y efímera

existencia,