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¿Cuánto recordamos? ¿Cuánto queda sepultado en algún microsegundo de la vida? ¿Cuánto nos animamos a desenterrar? Mujer con corazón de niña es reflejo, la infancia que marca, los dolores que gritan, la consciencia de no tenerles miedo, secarles las lágrimas y acompañarlos. Alexandra no escatima en abrirse, mostrar su camino, el de la niña que un día fue y que, sabiendo encontrarla, sigue ahí. A versos, traza la ruta hacia la mujer que es hoy, pero con la vulnerabilidad de saberse niña, y abrazar ambas partes. Este es un poemario que invita a volver los ojos hacia nosotros.
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Alexandra Lemi
Mujer con corazón de niña
© 2023, Alexandra Lemi
© de esta edición: junio 2023
Ediciones Venado Real
Primera edición: junio de 2023
ISBN: 978-9915-9599-0-0
Dirección editorial y corrección: Juliana Del Pópolo
Edición: Lilibeth Acevedo
Ilustraciones: Paloma Niedfeld
Diseño de cubierta y diagramación: H. Kramer
Reservados todos los derechos.
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Nota de autora
LA NIÑA QUE FUI
Mujer (in)segura
Cicatrices
Una poeta triste
Fortalezas de papel
Extrañarte
Intentos fallidos
Amores imposibles
Carta a quien se fue
No hay perdón
Falsas distancias
Tu felicidad nunca tuvomi nombre
¿Cuánto vale un recuerdo?
Sin ti
La excusa favorita
Suéñame
Eterno
La idea de mí
No me quisiste querer
Realidades que golpean
Cobardía
Tú, y otras maneras de perderme
Infidelidad
Supiste ser más
Bancarrota
Salvavidas
Recaída
Imaginación suicida
Personas y palabras
Mundos que aplastan
Lo que el tiempo se llevó
Relación muerta
Salvar a quien te salvó
No basta con querer
Mi verdad es tu mentira
El descenso
He vuelto
Verdades que duelen
Suicidio
Altos costos
Aún me tengo a mí
LA MUJER QUE SOY
Mi mayor verdad
No te enamores de mí
Caer también es volar
Dejar(nos) ir
Puentes por romper
Me apago y te enciendo
La parte más difícil
Lo acepto
Salvarme de mí misma
Alzar el vuelo
Recuperar(me)
Soy mi propio arte
Guerrera
Encantada de conocerme
Insurgente
Crecer
Mi lamento y mi tormento
Me marchité y florecí
No me gustaba mi nombre
El trabajo que nadie ve
La mente olvida lo que el corazón no puede
Mi pequeña Venecia
Mentes mediocres
Qué bonito es querer(me)
Lo mucho que me quiero
Para el hombre de los libros
La raíz
Ojalá
(Re)construirme
Profundidad
Sujétame
Segunda voz
El milagro de sanar
Al amor de mi vida
Rebelión
Certezas
El amor vive de esperanza
Mi mejor amigo
(In)mortalidad
Te amo
Incendio carnal
Arder (pero contigo)
Nacimiento
Quererte
Ya todas mis preguntas tienen respuesta
Locos y cuerdos
Morfina
La respuesta correcta
Agradecimientos
Sobre la autora
A mi tío Manuel Eduardo,por demostrarme que sí puedoaun cuando yo no lo creía.
Este poemario soy yo en todas mis versiones: la mujer que es feliz, y también la niña que continúa siendo triste.
Si ya he conocido todo lo que fui, ¿por qué continúo teniéndome miedo?
Mujer con Corazón de Niña es una puerta que decido abrir, a pesar de haber tenido la llave para hacerlo desde hace tanto tiempo. No importa cuántas veces tuvimos la posibilidad de dar un paso importante, si aún no tenemos la valentía para afrontar lo que significa; yo hoy la tengo, y, con el miedo palpitando en mi piel, corro el riesgo. Porque quien no corre riesgos nunca llega a ningún lado. Y yo quiero llegar.
Me enfrento a las paredes estrechas donde habita el espejismo de la niña temblorosa que llegué a ser. ¡Oh, pequeña! Cuánto te entiendo porque, aunque no lo creas, yo llegué a ser tú.
Percibo el dolor de tu corazón como mío, los pánicos, la evasión a los espejos, lo mucho que querías ser como las otras chicas porque no tenías ojos para saber mirarte bien. Pensaste que nadie te quería, cuando eras querida por muchos, menos por la persona más importante: tú misma.
Te perdono, porque te quiero.
Me perdono, porque me quiero.
Llena de coraje anuncio al mundo esta pomada a las heridas que aún duelen y que pasaron inadvertidas por acostumbrarse al dolor. Me sujeto la mano —y te invito a hacerlo— para decirme que está bien sentirme triste, pero jamás resignarme a serlo.
Porque no todas nuestras viejas versiones son malas si se aprende a apreciarlas, pues solo aceptando que se es oruga, se convierte en mariposa. Y qué bonitas nos hemos pintado las alas.
Mi primer poemario es un entierro al pasado, no para olvidarlo u obligarlo a morir, sino para ver crecer a las flores que me darán esperanza en el mañana.
Que me darán esperanza en mí misma cada vez que la sienta perdida.
—Aunque quede(n) herida(s) en el intento—.