Mujeres e Inquisición - Vicenta Márquez de la Plata - E-Book

Mujeres e Inquisición E-Book

Vicenta Márquez de la Plata

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Beschreibung

La hoguera, el garrote vil y otros castigos de crueldad inimaginable fueron herramientas habituales de la Inquisición. Las mujeres no se libraron de su asedio siendo perseguidas injustamente. ¿Ser mujer influía en el castigo? ¿Quiénes y por qué fueron acusadas por el Santo Oficio? Plebeyas o nobles, ricas o pobres, místicas o ignorantes, los inquisidores no lo tuvieron en cuenta a la hora de dictar las terribles condenas… Monjas, mujeres de vida disoluta, endemoniadas, bígamas, herejes, lesbianas, hechiceras, heterodoxas y sacrílegas desfilan por el último libro de Vicenta Márquez de la Plata. ¿Qué les sucedió a estas mujeres?, ¿Lograron algunas salvarse de las penas? Te lo desvelamos en las páginas de esta inquietante obra.

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MUJERES E INQUISICIÓN

Vicenta Mª Márquez de la Plata

Mujeres e Inquisición

© Vicenta Mª Márquez de la Plata, 2021

© De esta edición. Ediciones Casiopea

ISBN: 978-84-123188-0-7

Imagen de cubiertas: La Pesadilla, Heinrich Fuseli.

Diseño de cubierta: Anuska Romero

Maquetación: CaryCar Servicios Editoriales

Impreso en España

Reservados todos los derechos

Índice

A modo de presentación

Sor Magdalena de la Cruz (1544 - 156?)

Confesión de Magdalena de la Cruz: sus "méritos"

Posesión diabólica, confesión, exorcismo. Arrepentimiento

La sentencia definitiva del tribunal de la Santa Inquisición

Bibliografía de Sor Magdalena de la Cruz, fingida santa y endemoniada

María de San Gerónimo (1581-1596).

Los Cazalla

Firma de autógrafa de Agustín de Cazalla

María de San Gerónimo se presenta a la Inquisición a través de su confesor

Detalles sacrílegos

Declaración de María de San Gerónimo sobre Agustín Cazalla y su hermano (folio 32 del expediente del AHN)

Conclusión, el castigo

Bibliografía María de San Gerónimo (1581-1596). Religiosa. Apóstata, hereje y sacrílega.

Proceso Inquisitorial en el Nuevo Mundo

Proceso del Santo Oficio a Elena de la Cruz, monja profesa del monsaterio de la Inmaculada Concepción de María de la ciudad de México sobre ciertas palabras que dijo contra nuestra fe católica

La acusación contra Elena de la Cruz

Las testigos

Calidad de las testigos

Declaraciones de las testigos

Sentencia

Texto de la abjuración

Final

Bibliografía Elena de la Cruz (1525-158?) Acusada de heterodoxa.

Juicio inquisitorial a Sor Francisca de la Anunciación (1536- ¿?)

Los prolegómenos del juicio de sor Francisca de la Anunciación

Extraño proceder

El expediente: testigos y declaraciones

Testimonios

Fin

Bibliografía de sor Francisca de la Anunciación Heterodoxa.

Mariana de los Reyes, (1598- ¿?)

Francisco de San Antonio, naciedo en la ley de Moisés y cristiano converso

Mariana de los Reyes

Bibliografía de Mariana de los Reyes (1548- ¿?). Sacrílega y Bígama.

Gitana Isabel María de Montoya. (1671-¿?)

La brujería y su persecución en Europa y en España

Isabel María de Montoya

Las supuestas brujerías para ayudar a la criada y ama en asuntos de amor

Todo era una engañifa y una estafa

Aante la Inquisición. ¿Pacto con el Diablo?

Los inquisidores toledanos y su sentencia. ¿Signos del despertar de España la España moderna?

Hechiceras o brujas

Cómo transcurrió el juició a Isabel María de Montoya

Bibliografía Gitana Isabel María de Montoya. (1621-¿?). ¿Hechicera o embaucadora?

Sor Juana Luisa de Gracia (Benítez)

Discurso del confesor (el título escrito al margen)

Una pequeña muestra de religiosas poseídaspor el Diablo en el convento de las Clarisas y otras

Sello de la Orden de Predicadores. Padres Dominicos

Conclusió

Bibliografía Juana Luisa Benitez, Religiosa clarisa. Mística y endemoniada.

Proceso a Francisca García. (1745- 1750¿?)

Bibliografía Francisca García

Proceso de fe de Juana María Mulata 1728-1732.

Carta de fray Hermenegildo el 10 de noviembre

Bibliografia Juana Maria Mulata

Inés de Santa Cruz y Catalina Ledesma

Insistencia de los inquisidores

Tres años después: confesión de Catalina de Ledesma

Segunda parte: Conclusiones

Generalidades: Influencia que tuvieron sobre la ley y las costumbres. Las opiniones tradicionales sobre la mujer.

Consecuencia de estas ideas sobre la mujer en el entendimiento de su mismidad.

Castigo a las brujas

Castigo a las hechiceras

La herejía

Resabios heréticos merecedores de castigo

En resumen, nuestros hallazgos y conclusiones

A MODO DE PRESENTACION

Con este libro nuestra intención ha sido hacer un estudio comparativo, aunque no exhaustivo, entre los castigos sufridos por mujeres y los sufridos por varones como consecuencia de haber sido llamados, unas y otros, a declarar ante el Tribunal de la Herética Parvedad (más conocido como el Tribunal de la Santa Inquisición). Sus faltas podían ser más o menos graves, o más o menos leves, ser nuevas o ya repetidas ante el Tribuna, lo que deseamos saber es si ser hombre o mujer influía en el castigo final. Y si era así, de qué modo.

No es nuestra intención comentar la licitud o no de tales castigos, ni su moralidad, ni la opinión que nos merecen, ni su alcance o influencia en la sociedad. Nuestro libro se ajusta al título de la obra: MUJERES E INQUISICIÓN. ¿Ser mujer influía en el castigo?

Para ello acudimos a los diferentes Archivos tanto peninsulares como los que hoy son de otros países pero que en siglos pasados eran tan españoles como los peninsulares, y esto porque las instituciones eran del mismo origen y se regían por leyes y costumbres iguales. Nuestros territorios allende los mares no eran “colonias”, eran el mismo país, tenían y se regían por las mismas leyes que en la Península, los de “allá” eran como los de “aquí” iguales que los regnícolas ante la ley, también ante la Inquisición. Por decirlo de una manera clara, las herejías de aquí eran las herejías de allá.

Para llegar a nuestro fin hemos pedido, al azar, los expedientes de mujeres que tuvieron que pasar por el Santo Oficio para declarar, bien porque, arrepentidas, se acusaron ellas mismas o acaso fueron acusadas por terceros. No deseábamos expurgar de los archivos un solo tipo de “pecados” o faltas, (herejías, bigamia, judaizantes, etc.) sino por el contrario que los expedientes estudiados fueran fruto de la casualidad y así reflejarían mejor las consecuencias como grupo humano, sin discriminar si eran plebeyas o nobles, ricas o pobres, místicas o ignorantes y zafias. Los solicitamos así específicamente, sin fijarse en las faltas de que se las acusaba, del grupo social al que pertenecían o raza, ni en su castigo final.

Hemos transcrito en gran parte de los expedientes, las preguntas de los Inquisidores y las respuestas del acusado/a. La desnuda mismidad de las expresiones de unos y otros son parte del relato en su última verdad.

Las penas, comentarios y castigos por parte de la Inquisición están reflejados hacia el final de la inquisitio y son ellas las que nos permiten sacar conclusiones sin ideas preconcebidas de justicia o parcialidad, de misericordia o misoginia, simplemente como son, mejor dicho, cómo fueron esos castigos, sin más.

Al azar, pues, hemos topado con monjas, mujeres de vida airada, alguna que se creía endemoniada, suicidas, bígamas, herejes, alguna considerada santa por sus superiores y embaucadora por el Santo Oficio, hemos hallado apóstatas, hechiceras, heterodoxas y sacrílegas, todo ello según el Santo Oficio. ¿Qué les sucedió?

El resultado de sus juicios respectivos lo ofrecemos al lector.

Sor Magdalena de la Cruz (1544 - 156?)

Religiosa franciscana. Fingida santa y endemoniada

Magdalena de la Cruz, luego monja franciscana del convento de Santa Isabel de los Ángeles de la ciudad de Córdoba, nació de padres humildes en la villa de Aguilar hacia 1487 y profesó como religiosa alrededor de 1504. Poco más se sabe de sus orígenes pues de las mujeres cuanto menos se sabía mejor. La más honrada y piadosa era la que no tenía historia.

Aunque ya desde joven pareció ser devota, cuando ingresó en las clarisas pronto empezó a adquirir fama de santa y fue elegida abadesa en 1533, tenía por entonces unos 46 años, edad más que respetable para el cargo. No debió hacerlo mal y fue reelegida en el 1536 y en el 1539, pero en las votaciones de 1542 no repitió y fue entonces cuando emergió la verdadera Magdalena de la Cruz.

Sin decirnos cómo empezó exactamente este “descubrimiento” es entonces cuando parece que se manifestó la ficción de su santidad y fue conducida el 1 de enero de 1544 a las cárceles secretas de la inquisición en la dicha ciudad de Córdoba.

Antes de referir lo que resulta de su causa en cuanto a sus faltas se podrá conocer cuál era la opinión sobre la santidad de esta religiosa durante el largo espacio de treinta y ocho años y para ello contamos con la declaración de uno de los testigos de su proceso “persona de dignidad y talento” cuyo nombre no viene al caso que dijo así:

Su buena fama por ser tan pública y de todos aprobada por mucho tiempo me movió a desearla conocer, porque oía cosas que me causaban admiración y veía que todo el pueblo no trataba de otra cosa que de su santidad, y no solo el pueblo, sino personas de calidad, cardenales, arzobispos, obispos, duques, condes y señores muy principales, letrados muy prestigiosos de todas Órdenes; y en particular vi que el cardenal de Sevilla Alonso Manrique la vino a visitar desde Sevilla y en sus cartas le llamaba “muy apreciada hija” y se encomendaba a sus oraciones; y que los Inquisidores de Córdoba siempre la llamaban “Mi Señora” y vi que el General de los frailes de san Francisco la visitaba, siendo fama constante que el principal motivo de venir de Roma era el ver y tratar a sor Magdalena de la Cruz; y después vi a Juan Reggio, Nuncio de S.S. que vino a visitarla y la Emperatriz, nuestra señora, la envió un retrato suyo que está en el dicho Convento para que la tuviese presente en sus oraciones; y le envio la cobija y el tocado con que se bautizó al príncipe Felipe para que los bendijese, y la llamaba en los sobreescritos “Su mucho Estimada Madre” y “la mas bienaventurada que había en la tierra”…y en casi toda la cristiandad se tenía noticia de ella sin que se pusiese duda en su espíritu y santidad, antes bien los predicadores en sus pulpitos y todos en público y en secreto la alababan y todos los confesores del convento y los provinciales la acariciaban (la ababan) en extremo y personas muy religiosas y habidas por de gran espíritu decían haber en Magdalena nueva manera de santidad….

Y la verdad era en su conversación afable con todos, amable, caritativa, compasiva, y de tan buen ejemplo que a todos convidaba a servir a Dios. Y muchos se metían religiosos en gustando de su conversación y era tenida por tan avisada en todo género de negocios que tenía mas audiencias que haber puede en chancillerías.

Es un buen resumen de la aceptación de esta “Santa” entre los que la conocían. Otros testigos, además de referir sustancialmente lo mismo y de relatar muchos éxtasis y arrebatamientos del espíritu añaden que ella había pronunciado varias profecías y anuncios de cosas futuras, principalmente la muerte del marqués de Villena, la concesión del capelo cardenalicio al Inquisidor General don Gaspar de Quiñones; la prisión del rey de Francia, Francisco I y su casamiento con doña Leonor, la reina viuda de Portugal y hermana del Emperador Carlos V, por todo lo cual llegó a escribirse la vida de Magdalena de la Cruz, que después se ha procurado ocultar si es que no se ha quemado.

Tras su inquisitio el día 3 de mayo de 1546, el Tribunal de la Herética Parvedad pronunció sentencia definitiva la cual fue leída en público por un Secretario de la Inquisición, la lectura del extracto de los cargos se conoce con el nombre de méritos, estos méritos fueron extraídos de la misma confesión que había hecho la monja:

CONFESION DE MAGDALENA DE LA CRUZ: SUS “MÉRITOS”

En su confesión la religiosa dijo que…

…teniendo ella la edad de cinco años, se le apareció el Demonio como Ángel bueno de luz y la anuncio que había de ser una santa famosa, por lo que la exhortó a seguir desde entonces una vida devota; y frecuentemente después las apariciones hizo una de ellas representando la figura de Jesús crucificado; y la dijo que se crucificase ella también, como efectivamente se crucificó y poniendo en la pared unos clavos en lo alto y diciendo el ángel que la siguiese lo intentó ella cayó al suelo, se le rompieron dos costillas y se las curó el demonio, fingiendo siempre ser Jesucristo.

— Que teniendo ella siete años y prosiguiendo el Demonio su ficción, la exhortó a una vida más austera y ella, encendida en fervor, se salió de casa de sus padres una noche y fue a cierta cueva del campo de la villa de Aguilar con ánimo de hacer allí vida eremítica y sin saber cómo amaneció después en la casa de sus padres1

— Que en otra ocasión fingiendo el demonio ser Jesucristo, la recibió por esposa suya, en señal de lo cual le tomo dos dedos diciendo que no le habían de crecer jamás y con efecto no le han crecido por lo que ha dicho a las gentes que esto era milagro.

— Que cuando tenía doce años ya era tenida por santa y deseosa de conservar esta opinión hacía muchas cosas buenas y fingía milagros.

— Que en aquella edad se le aparecieron demonios en figura de los santos a quienes ella profesaba devoción, particularmente San Gerónimo, Santo Domingo, San Francisco y San Antonio y ella se arrodillaba en su presencia creyendo ser ante los santos; otras veces le parecía ver a la Santísima Trinidad y otras visiones grandes, con lo cual crecía su deseo de ser tenida por santa.

— Que cuando ella se había dejado ya dominar de esta vanidad, se le apareció el Demonio en figura de un hombre joven muy hermoso, y le dijo ser uno de los serafines que habían caído del cielo, que había estado haciendo a Magdalena de la Cruz compañía desde que esta tenía cinco años; que se llamaba Balban y tenia un compañero nombrado Pitonio, que si perseveraba en el propósito de seguir su vida como hasta entonces, podría gozar con él todos los placeres que apeteciese, tomando él á su cargo aumentar la fama de santidad: que ella respondió conformándose, con tal que no se condenase para siempre, y Balban le dijo que no se condenaría; en consecuencia de lo cual, ella hizo pacto espreso con el Demonio de seguir sus consejos; comenzó á tenerlo por hombre incubo2, y ha proseguido usándolo hasta el día de su confesión estrajudicial, hecha en el convento el año anterior de 1543.

– Que un dia se le presentó el Demonio en figura de hombre negro y feo; y habiéndose espantado ella y esclamado de repente Jesús, huyó el Demonio; pero después volvió y la reprendió mucho, y al fin hicieron paces, quedando en que no había de asustar a Magdalena si él volvía en aquella figura; lo que asi sucedió en varias ocasiones.

– Que habiendo entrado monja con muy grande opinión de santidad, solia dar un grito luego que comulgaba y fingir éxtasis que las otras monjas tenian por verdaderos.

– Que en uno de estos éxtasis le clavaron alfileres en los pies para ver si sentía, y ella sufrió gran dolor, pero disimuló por conservar opinión de santa.

– Que con este objeto se crucificó ella en su celda muchas veces, y se hizo heridas en las manos, pies y costado, cuyas señales mostraba en ciertas festividades. Que auxiliada de su Demonio salía de su convento muchas veces, iba al de los frailes Franciscos y á otros; veía lo que allí hacían, y luego revelaba lo que consideraba oportuno para conseguir opinión de que sabía cosas ocultas.

– Que una vez fue á Roma con su Demonio, oyó misa y comulgó de mano de un presbítero que estaba en pecado mortal, y todos estos viajes eran sin que la echaran de menos en su convento, porque suplía su falta Pitoni o compañero de Balban, representando la figura de Magdalena.

– Que su demonio Balban le decía varias cosas futuras como la prisión del Rey de Francia, su casamiento con doña Leonor de España, y las guerras de comunidades; pero algunas veces no salia cierto lo anunciado.

– Que su demonio Balban quiso una vez cierta deshonestidad, la repugnó ella, y él enojado la levantó á lo alto, la dejó caer, quedó ella maltratada y enfermó.

– Que estando con otras monjas una vez esclamó ella gritando válgame Santa María; le preguntaron la causa, y respondió habérsele aparecido un alma del purgatorio implorando su auxilio, y diciendo: Valedme Magdalena, y por eso habla gritado ella que le valiera Nuestra Señora.

– Que cuando la opinión de su Santidad estaba bien sentada, hizo creer á las monjas y otras personas que en el día dé la anunciación de Nuestra Señora había ella concebido por obra y gracia del Espíritu Santo al niño Jesús, y parídolo en el dia de su nacimiento; que lo envolvió en los cabellos de ella, los cuales siendo negros se volvieron rubios; que luego desapareció el niño, y lo pidieron, y ella dio como reliquias sus propios cabellos á varias personas.

– Que había ella hecho creer que muchos abades y frailes tenían concubinas sin ofender á Dios porque no era pecado tenerlas.

– Que habia hecho á varias personas comer carnes en dia de abstinencia, y trabajar en días festivos, asegurando que no era pecado.

– Que estando ella una vez en el coro con las monjas entró su Demonio en figura de paloma, y se le acercó á la oreja; visto lo cual Magdalena dijo á las monjas haber sido el Espíritu Santo, y ellas lo adoraron entonces.

– Que Balban previno d Magdalena un dia que la buscaría para pedirla consuelo un personaje muy principal afligido por la enemistad de un príncipe con él; y encargó á Magdalena no dejara de consolarle mucho, y de prometerle que rogaría de veras á Dios por él, pues le aseguraba que el tal personaje era siervo de Balban; y con efecto á pocos días se verificó la visita, y sucedió lo demás.

– Que había procurado por espacio de once años que no comia, y que se mantenía con sola la Eucaristía, lo cual era incierto; pues los siete primeros años comia pan, y bebía agua en secreto con el auxilio de unas monjas confidentas, y los cuatro últimos comia varias cosas que se proporcionaba por distintos medios. En fin confesó muchas otras especies relativas á revelaciones, ilusiones, apariciones de almas, de santos y de diablos, profecías, curaciones de enfermos y otras cosas que no específico, porque todo se reduce á comprobar la hipocresía y ficción con la idea de ser tenida por santa.

Por lo que podemos dilucidar a través de sus palabras y de su confesión esta señora desde que empezó a tener uso de razón tuvo ensueños, como muchos niños (tenía, dice, cinco años) en sus primeros años y confundió la realidad y la fantasía…, teniendo ella la edad de cinco años, se le apareció el Demonio como Ángel bueno de luz y la anuncio que había de ser una santa famosa, por lo que la exhortó a seguir desde entonces una vida devota.

Probablemente ella se contó a alguien estas “visiones” y este alguien le celebró la idea y quizás desde ese momento vio que llamaba la atención con sus elucubraciones y palabras y los “contactos” y visiones y continuaron, quien sabe si ella misma en algún momento llegó a creerlo.

Puede que tales apariciones le pareciesen reales y esto unido a una personalidad frágil le llevó a confundir el mundo del ensueño – con sus demonios y milagros – con el mundo sólido de la realidad; o tal vez sus supuestas experiencias y todo lo que contó a lo largo de su vida fuese fruto de un ansia desmedida de llamar la atención. Para ello acudió al engaño pretendiendo tener las llagas de la crucifixión de Dios Nuestro Señor y también que había dado a luz al Niño Jesús, que se mantenía con el Pan de los Ángeles y otras lindezas por el estilo. Quién sabe su llegó a creerse su versión del asunto, cosa que también es posible.

POSESION DIABÓLICA, CONFESION, EXORCISMO. ARREPENTIMIENTO.

Para hacer creíbles alguna de estas argucias de fingida santidad la monja, como ella misma confiesa, contaba con “algunas monjas de confianza” las cuales, por ejemplo, le proporcionaban comida con lo cual podía fingir alimentarse casi del aire, solamente de la comunión. Las heridas en manos y pies y en el costado se has hacía ella misma y de las apariciones y éxtasis solo ella nos podría decir la verdad.

Durante ocho años fue abadesa y en este tiempo cumplió externamente con todos sus deberes y con sabiduría a satisfacción de sus monjas, pero en el año 1542, por la razón que fuese no fue reelegida; sin poder real que la apoyase la antigua abadesa fue abandonada por sus “monjas de confianza” y algunos de sus secretillos comenzaron a ser rumoreados como falsías, las habladurías se extendieron pues ella era persona muy conocida por toda Córdoba e inclusive lejos de ella por personajes de alto rango, pues hasta los reyes la tenían en gran estima.

Sus devotos incluyeron al General de la Orden Franciscana, fray Francisco de los Ángeles Quiñones; fray Francisco de Osuna, el místico cuyos escritos fueron tan apreciados por santa Teresa de Ávila; y el arzobispo de Sevilla e inquisidor general Alonso Manrique.

Llegó el momento en que la monja franciscana cayo gravemente enferma. Viéndola en peligro de muerte la nueva abadesa le aconsejó una confesión general y un confesor fue llamado junto a la enferma. Cuentan que cuando el confesor se puso la estola para empezar con su ministerio Magdalena comenzó a tener convulsiones por lo que el sacerdote sospechó de una posesión demoníaca, no obstante por si fueran convulsiones de un ataque de origen físico se llamó a un médico el cual no halló rastro de un trastorno debido a enfermedad que justificase los ataques y ambos, médico y sacerdote estuvieron de acuerdo en que tal vez era una posesión diabólica.

Se llamó a un exorcista con experiencia y mientras este llegaba, la enferma empeoró e incluso dijo escuchar las palabras “Te estás muriendo no verás otra la Navidad” y otras señales misteriosas que la llenaron de terror. Pronto llegó el exorcista don Juan de Córdoba para exorcizar a Magdalena. El sacerdote exige al demonio que abandone el cuerpo y el alma de Magdalena: Te ordeno en el nombre de Jesús que dejes a esta pobre mujer y me digas tu nombre. El demonio exhala un grito terrible junto con el nombre: Balban.

En su libro HISTORIA CRÍTICA DE LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA de Juan Antonio Llorente este dedica un capítulo a nuestra monja y relata lo siguiente3:

…. Que el confesor convocó á todas las monjas, y en su presencia habló á la enferma, la cual declaró entonces que tenía los demonios desde niña y los conservaba de la edad de trece años voluntariamente , con pacto para pasar plaza de santa; espresando además muchísimas cosas particulares y estrañas, y entre ellas las que dejo referidas.= Que el confesor escribió todo en muchos pliegos de papel, comunicó el suceso al prelado provincial; quien concurrió con varios religiosos antes de la Pascua de Natividad de dicho año 1543 Los inquisidores de Córdoba, noticiosos del caso dijeron ser asunto que les pertenecia exclusivamente pero esto no obstante, tratando el provincial de la administración de sacramentos á la enferma, logró que Magdalena firmara en la cama cierta declaración en que revelaba nuebas ficciones; recibió Magdalena el Viático, y dijo que daba gracias á Dios de haber comulgado sin acaecimientos esteriores singulares; bien que dudaba que Dios la perdonase.

LA SENTENCIA DEFINITIVA DEL TRIBUNAL DE LA SANTA INQUISICIÓN

Vistas todas las triquiñuelas y mentiras de la monja para parecer virtuosa y también que en la creencia de todos había estado endemoniada, tuvo tratos con el Maligno en forma de íncubo, y considerando sus continuas mentiras y fingimientos, la sentencia del Tribunal fue benigna.

En 1546, el dia de la Santa Cruz, en la iglesia catedral de a ciudad de Córdoba se celebró el auto de fe en donde nuestra monja sería expuesta a la vegüenza púbica. La ceremonia estuvo presidida por el obispo Leopoldo de Austria4. Como era costumbre y protocolo la acusada, Magdalena, salio de la cárcel llevando en las manos una vela encendida y una soga de esparto en la garganta, vestía el hábito de las clarisas (franciscanas) a excepción del velo. Llegada a la iglesia catedral hubo de subir a un cadalso preparado para ella y desde allí asistió a misa en donde el religioso don Juan Navarro le dijo: Ahora sí, Magdalena de la Cruz, que tenéis buena ocasión de ser santa, pues os ha humillado Dios y dado a conocer para que vos os conozcáis y le busquéis. Terminada la misa el secretario leyó en ata voz la sentencia definitiva.

…que Magdalena saliese de las cárceles vestida de monja sin velo, con soga en la garganta, mordaza en la boca y vela encendida en la mano, fuese á la catedral de Córdoba , donde se prepararía un tablado, se celebrar el auto de fe (y) oiria la sentencia con méritos (las acusaciones) y el sermón de estilo; que después se le recluyera en un convento de monjas del instituto franciscano fuera de la ciudad, permaneciese reclusa toda su vida, sin velo y sin voto activo ni pasivo; comiese todos los viernes en refectorio en la forma que acostumbraban las monjas penitenciadas; no hablase jamás con personas distintas de las religiosas de la comunidad, y confesor y prelados sin licencia espresa de la Inquisición, y no comulgase por espacio de tres años sino en caso de gravísima enfermedad; todo con apercibimiento, de que si quebrantaba alguno de los capítulos, se le reputada por relapsa y por apóstata de la santa fe católica.

Poco castigo parece para esta embustera y embaucadora, mientras otros acusados fueron quemados con menos razón solamente por sospechar que eran luteranos o similar. Al fin y al cabo solo se le condena a permanecer en su convento y hablar solo con las monjas, no llevar velo negro y poca cosa más. El convento elegido para la “prisión” fue el de Andújar en donde permaneció hasta su muerte.

Nos preguntamos si esta benevolencia se debe a la orden que circuló por parte del Consejo de la Inquisición con fecha 18 de julio de 1541 mandando que si un reo condenado por impenitente se convertía de veras y de modo que se conociese su arrepentimiento, no fuese relajado al brazo secular; “antes bien, los inquisidores lo admitan á reconciliación y le absuelvan con penitencia”.

Esta benevolencia no regía en los casos de los relapsos, pues la única gracia que las constituciones permitían al relapso penitente, se reducía a perdonarle la muerte en las llamas, podía no ser quemado si no muerto antes y quemar sus restos sin vida.

Bibliografía de Sor Magdalena de la Cruz, fingida santa y endemoniada.

CANO FERNÁNDEZ, Adelina y MILLÁN TORRES, Vicenta. HISTORIA GENERAL DE CORDOBA DE ANDRES DE MORALE. Editorial Ayuntamiento de Cordoba. 2005. (2 vols.)

CUADRO GARCÍA, Ana Cristina, TEJIENDO UNA VIDA DE RELIQUIA. ESTRATEGIAS DE CONTROL DE CONCIENCIAS DE LA SANTA DIABÓLICA MAGDALENA DE LA CRUZ, en Chrónica Nova, 31, 2005, pp. 307-326.

Gracia Boix, Rafael, AUTOS DE FE Y CAUSAS DE LA INQUISICIÓN DE CÓRDOBA, Córdoba, Diputación Provincial, 1983.

GRAÑA CID, María del Mar, EN TORNO A LA FENOMENOLOGÍA DE LAS SANTAS VIVAS: ALGUNOS EJEMPLOS ANDALUCES, SIGLOS XV-XVI, en Miscelánea Comillas, 59, 2001, pp. 739-777.

GRAÑA CID, María del Mar, LA SANTA/BRUJA MAGDALENA DE LA CRUZ. IDENTIDADES RELIGIOSAS Y PODER FEMENINO EN LA ANDALUCÍA PRETRIDENTINA, en La mujer, II, Actas del III Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba, 2001), Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural CajaSur, 2002, pp. 103-120.

IMIRIZALDU, Jesús, MONJAS Y BEATAS EMBAUCADORAS, Madrid, Editora Nacional, 1978.

MACKAY, Angus; WOOD, Richard, MUJERES DIABÓLICAS, en Muñoz, Ángela y Graña, María del Mar (eds.), Religiosidad femenina. Expectativas y realidades (siglos VIII-XVIII), Madrid, A.C. Al-Mudayna, 1991, pp. 187-196.

Ms. 354. Folios 248-269 vto. Biblioteca Nacional de Francia. Proçesso a Madalena de la Cruz Sacosse este proceso de uno que tenía el licenciado Copones, Yinquisdor de la Sta. Ynquisicion. Rressidente en Sevilla.

María de San Gerónimo (15815-1596).

Religiosa6.Apóstata, hereje y sacrílega

La Inquisición actuaba de varias maneras: una de ella era la llegada de los Inquisidores a una localidad, fuese ciudad, villa o lugarejo, tras su llegada al sitio en un discurso público se conminaba a todos aquellos que se sentían culpables de herejía a presentarse espontáneamente a los inquisidores dentro de quince días o un mes, que era el tempus gratiae, tambiénconocido como tempusindulgentiae. Un mes durante el cual se esperaba que los así llamados se presentasen voluntariamente.

Todo el que se confesaba culpable sin que otro supiese antes de su herejía se salvaba con una penitencia muy ligera y secreta. El que ya era conocido como herético y se presentaba espontáneamente dentro del tempus indulgentiae, recibía sólo penas eclesiásticas como la obligación de una peregrinación, ayuno, tal vez multas, pero no la cárcel o la pena de muerte.

Tras el tempus gratiae venía la segunda fase llamada edictum fidei, que obligaba a todos a denunciar a cualquiera de los que eran conocidos como herejes o sospechoso de herejía, bastaba la mínima sospecha para que los que lo sabían tuviesen obligación de denunciar al vecino, amigo o pariente. Al delatado se le presentaba la acusación, seguía un juramento de parte del acusado de decir la verdad y el interrogatorio, la inquiestia. Del nombre inquiesta procede el apelativo de “inquisición”.

El período de estancia de los inquisidores en un lugar podía ser de días, semanas o meses. Suponemos que mientras tanto el terror recorrería las casas. Nadie está limpio de pecado, ninguna conciencia exenta de temor.

En todo caso durante su estancia los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa y la delación era aceptada como parte de la investigación. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía entonces se publicaba un requerimiento judicial. Si tras haber sido llamados a declarar el mencionado individuo no se presentaba por las buenas, la policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos y a estos no se les concedía derecho de asilo.

Una vez apresados, a los acusados se les leían una declaración de cargos contra ellos. Años atrás se había ocultado el nombre de los acusadores y delatores (si los hubiese), pero el papa Bonifacio VIII (1294-1303) abrogó esta práctica y desde entonces se podía comunicar a los acusados el nombre de sus acusadores, aunque parece que no siempre se hizo; por el contrario, el acusado ignoraba quién y de qué se le acusaba. Durante la inquisitio el acusado estaba obligado bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad.

He aquí una persona que se acusó a sí misma presentándose ante los inquisidores mientras confesaba que tenía algún reparo de conciencia y quería descargarse de ese peso. Pasemos a estudiar la vida y proceso de María de San Gerónimo, religiosa del convento de la Penitencia de Madrid.

María de San Gerónimo se presentó a sí misma a la Inquisición cuando el tribunal se hizo presente en la villa y anunció que estaba dispuesto a escuchar a los que se arrepintiesen y se acusasen a sí mismos de herejía o similar. En ese momento ella era monja en el convento de la Penitencia de Madrid y al llegar el Inquisición a su ciudad ella ruega al confesor de su convento, el licenciado Zapata (Çapata), que le ponga en contacto con el Tribunal para descargar su conciencia.

El documento que relata la historia inquisitorial de la monja que está custodiado en el Archivo Histórico Nacional (Inquisición, 110, exp 5, legajo 12) comienza así:

Gerónimo, María de San. Monja en el Convento de la Penitencia de Madrid, que en el siglo (fuera del convento) se llamaba Villanueva, María. De padres desconocidos, que al nacer la hecharon (sic) a las puertas del palacio de la emperatriz Mujer de Maximiliano7, estando en Cigales y la crio en Valladolid doña Beatriz de Vivero hermana del doctor Cazalla e asistió a los conventículos que Cazalla y demás luteranas de Valladolid tenían, y queda imbuida en sus errores y después de una vida muy relajada y de costumbres lúbricas, habiendo apostatado de la Ffe, sentró en dicho convento y últimamente confesó con sinceridad y dolor todos sus delitos, dolores y abominaciones, y fue absuelta y reincorporada al gremio de la Iglesia imponiéndole algunas penitencias espirituales de ayunos y oraciones durante un año.

Tras este resumen viene el legajo con la historia de María Villanueva, o Sor María de San Gerónimo, en donde consta la relación de su vida y avatares hecha por ella misma y las “inquisiciones”, preguntas y respuestas, de que consta el historial de esta penitenciada.Los hechos de los acusados tienen el nombre de méritos. De estos méritos dependerá la sentencia.

En cuanto a sus orígenes y genealogía ella misma contesta a los inquisidores que toman nota escrita y puntual de todo lo que manifiesta el acusado o la acusada, en este caso manifiesta ser hija natural de padres desconocidos:

…dijo que no sabe el nombre de su padre de pequeña la oyo decir que su madre era doña Beatriz de Viveros y que ella no lo sabe de cierto y que la dicha Beatriz de Vivero era hermana del doctor Cazalla, y que la dicha Beatriz de Vivero la llamaba “hija” en su cassa y en cassa de su madre de la dicha doña Beatriz la qual no era cassada si no beata.

Preguntada, dijo que la dicha doña Beatriz de Vivero tuvo por hermanos los siguientes:

El doctor Cazalla

Pedro de Cazalla, cura de Pedrocha

Francisco de Vivero, clérigo

Doña Constanza Vivero mujer del Contador Hernando Ortiz

Doña Leonor de vivero, monja de Santa Clara Doña Juana de Vivero viuda que hera (sic) y que no sabe cómo se decía su marido.8

LOS CAZALLA9

Llegados aquí debemos hacer un inciso y dar la importancia que merece el dato de que “Beatriz de Vivero, su madre (adoptiva)” fuese “hermana del doctor Cazalla”.

El llamado doctor Cazalla, era Agustín de Cazalla, había nacido en Valladolid alrededor de 1510, era hijo de Pedro de Cazalla, contador real, y de Leonor de Vivero. Hombre piadoso y de inteligencia Agustín comenzó sus estudios en San Pablo, bajo la atenta mirada y la tutoría de su confesor don Bartolomé de Miranda. En 1531 recibió su grado de Bachiller y hasta 1536 permaneció en Alcalá. Era clérigo de palabra fácil y convincente y su fama de predicador se extendió de modo que en 1542 el mismo Emperador le llamó a junto a sí para que fuese predicador en su Corte.

Con la Corte del César pasó a Alemania, lugar en que vivió nueve años. Fue seguramente allí en donde entró en contacto con las doctrinas luteranas y aunque al principio se significó por combatir las ideas heréticas, tras conocerlas mejor y meditar sobre ellas empezó a simpatizar con las ideas de Lutero pues para mejor combatirlas se dedicó a estudiar con ahínco y profundidad sus tesis y proposiciones y al parecer el conocimiento de estas hizo mella en su ánimo.

Tras su estancia en Alemania volvió a España y fue enviado a Salamanca en donde permaneció como canónigo de su catedral desde 1552 a 1556; en este tiempo formó parte de la comisión que presidía Antonio de Fonseca para estudiar los Breves de Su Santidad sobre el Concilio de Trento, el cual trataba de dilucidar las verdades de la fe que eran de obligado cumplimiento para la grey católica.