Neurociencia y psicología aplicada al deporte - Francisco Arnut - E-Book

Neurociencia y psicología aplicada al deporte E-Book

Francisco Arnut

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Beschreibung

En el deporte, las destrezas mentales tienen un rol primordial para alcanzar el éxito. Es por ello que este libro propone un abordaje integral desde las Neurociencias y Psicología del Deporte, disciplinas científicas que abordan el sistema nervioso y sus procesos mentales. Esta integración interdisciplinaria posibilitará un mayor aprovechamiento de ambas para alcanzar objetivos propuestos, y también acercar al equipo y jugadores a su máximo potencial. Este libro está pensado para que el lector adquiera herramientas teórico-prácticas aplicables en los entrenamientos y partidos. Con el objetivo de contribuir a un adecuado rendimiento deportivo, esta propuesta se basa en criterios científicos, diferenciando procesos neurales y psicológicos.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Cristián García.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Arnut Echave, Luis Horacio Francisco

Neurociencias y psicología : aplicadas a deportes de equipo / Luis Horacio Francisco Arnut Echave. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2020.

297 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-708-711-6

1. Deportes. 2. Neurociencias. 3. Psicología. I. Título.

CDD 796.019

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,

total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución

por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidad

de/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2021. Arnut Echave, Luis Horacio Francisco

© 2021. Tinta Libre Ediciones

NEUROCIENCIAS Y PSICOLOGÍAAPLICADAS A DEPORTESDE EQUIPO

Francisco Arnut Echave

ÍNDICE

PRÓLOGO

DE DIEGO DABOVE 13

DE EUSEBIO GUIÑAZÚ 15

INTRODUCCIÓN

ANATOMÍA DEL LIBRO 19

CAPÍTULO 1

NEUROCIENCIAS Y PSICOLOGÍA

1.1.CEREBRO, MENTE Y SUBJETIVIDAD 23

1.2.NUESTRA EVOLUCIÓN 31

1.3.VIAJE AL INTERIOR DEL CUERPO 36

1.3.1.Niveles de organización del cuerpo humano 38

1.4.EL SISTEMA NERVIOSO 47

1.4.1.Sistema nervioso central 49

1.4.1.1.Estructura del sistema nervioso central 51

1.4.2.Sistema nervioso periférico 63

1.5.LA CORTEZA CEREBRAL 66

1.5.1.Neuroanatomía de la corteza cerebral 69

1.5.2.Conectividad cerebral 75

CAPÍTULO 2

CEREBRO SOCIAL Y EQUIPOS DEPORTIVOS

2.1.CONSTRUYENDO UN EQUIPO 79

2.1.1.Pasos para construir la visión 86

2.2.CEREBRO SOCIAL 96

2.2.1.Bases neurales de la cognición social 99

2.3.UN GRUPO O UN EQUIPO 112

2.3.1.Criterios para ser un equipo 116

2.4.PASOS PARA SER UN EQUIPO 129

2.5.DINÁMICA DE GRUPO 141

CAPÍTULO 3

ESTABLECER OBJETIVOS CON EL CEREBRO

3.1.FUNCIONAMIENTO EJECUTIVO 145

3.1.1.Neuroanatomía de las funciones ejecutivas 153

3.2.ESTABLECER OBJETIVOS EFECTIVOS 156

3.2.1.¿Qué es el establecimiento de objetivos? 158

3.2.2.Beneficios del establecimiento de objetivos 159

3.2.3.Tipos de objetivos 163

3.2.4.Características de los objetivos 168

3.3.DINÁMICA DE GRUPO E INDIVIDUAL 176

CAPÍTULO 4

LA MOTIVACIÓN

4.1.CONDUCTA MOTIVADA 179

4.1.1.¿Qué es la motivación? 183

4.2.CEREBRO Y MOTIVACIÓN 189

4.2.1.Sistema de recompensa 194

4.3.REFUERZO, CASTIGO Y CONDUCTA 196

4.3.1.Motivación, refuerzos y castigos 204

4.3.2.¿Qué y cómo reforzar y castigar? 209

4.4.EVALUANDO LA MOTIVACIÓN 213

CAPÍTULO 5

ATENCIÓN Y CONCENTRACIÓN

5.1.ATENCIÓN 219

5.2.BASES NEURALES DE LA ATENCIÓN 223

5.2.1.Tipos de atención 227

5.3.ESTILOS DE ATENCIÓN EN EL DEPORTE 229

5.4.POR QUÉ NOS CUESTA CONCENTRARNOS 237

5.4.1.Evaluación de la capacidad de concentración 241

5.5.ENTRENANDO LA CONCENTRACIÓN 245

5.5.1.Integrando la concentración en los entrenamientos 249

CAPÍTULO 6

PENSAMIENTOS Y AUTOCONFIANZA

6.1.AUTOCONFIANZA 255

6.1.1.¿Qué es la autoconfianza? 259

6.2.TIPOS DE AUTOCONFIANZA 263

6.2.1.Yo ideal vs Yo real 266

6.3.LA AUTOCONFIANZA COMO ANTÍDOTO 271

6.3.1.Fortaleciendo nuestras capacidades 274

REFERENCIAS

BIBLIOGRÁFICAS 277

AGRADECIMIENTOS

Este libro no sería posible sin el amor y apoyo incondicional de mi esposa, la alegría y el amor de mis hijas, que son la motivación y sostén de cada día.

PRÓLOGO

DE DIEGO DABOVE

En el fútbol he conocido a muchas personas. En mi paso por Godoy Cruz conocí a Francisco, con quien compartí buenas charlas y momentos, realizando un intercambio profesional que se fue transformando en un excelente trabajo en equipo.

Desde mi alejamiento de Godoy Cruz siempre estuvimos en contacto, pero un llamado se transformó en una sorpresa, porque me invitaba a escribir el prólogo de su segundo libro, algo que tomé con alegría, conociendo la pasión que siente por su trabajo y lo que para él significa escribir.

El poder ser parte de su libro fue una grata invitación, sabiendo que lo que iba a encontrar en esas páginas sería muy enriquecedor, ante lo cual no me equivoqué.

Siempre sentí una sintonía muy grande en cómo planteaba su trabajo, de forma sencilla y práctica, sobre todo enfocando en la especificidad de cada puesto. Es por ello, que tuvimos muchas coincidencias con el contenido y los temas tratados.

Mi experiencia me ha enseñado que no existe un solo camino para alcanzar el éxito, cada equipo es único y en esa diferencia está el desafío para los entrenadores, también para los jugadores y para todos los que están involucrados de alguna u otra forma en el deporte.

Para lograr el éxito, lo mental es transcendental, por eso considero que este libro es un gran aporte para los deportes de equipo, siendo un libro que me hubiese gustado tener hace mucho tiempo.

En el deporte actual, necesitamos de las ciencias del deporte para lograr los objetivos, pero de forma profesional, y en este sentido considero lo escrito por Francisco como innovador, responsable y serio, que posibilita obtener información para aplicar en el trabajo diario.

Realmente he disfrutado mucho la lectura de este libro, siento que me he enriquecido y he refrescado muchas charlas que tuvimos desde lo profesional.

Diego Omar DaboveEntrenador de fútbol profesional

PRÓLOGO

DE EUSEBIO GUIÑAZÚ

Quizás el mejor modo de comenzar a hablar sobre este libro, es entender la motivación del autor. Habría que preguntarle a Francisco —Pancho para mí—, cuál fue su motivación para que escriba este prólogo. Personalmente creo que surge desde la reflexión, el dialogo y la búsqueda, motores de nuestras conversaciones, con el fin de ponernos incómodos, e ir más allá en el estudio de la pasión que compartimos y lo que podemos transmitir.

Al leer este libro, me transporto directamente a aquellas charlas, que, en nuestro caso, siempre eran alrededor del deporte. Es así que puedo asegurar que el contenido de este libro, si bien tiene como destino a integrantes de organizaciones o equipos deportivos, sin importancia del rol que ocupen, podrá ser de mucha utilidad y aplicación para otros aspectos de la vida, personal y organizacional.

Claro está que la importancia de lo mental en el deporte es trascendental, ya sea como jugador o deportista o como entrenador, formador o educador.

En el caso de los primeros, para obtener herramientas de autoconocimiento, que permitan manejar las emociones, el estrés y los demás factores internos y externos en pos de un mejor rendimiento y del logro de objetivos deseados.

Desde el rol de entrenador o educador, para poder contar con herramientas organizacionales y sistémicas, para una mejor transmisión y construcción de las ideas que se quieren enseñar, comprender el proceso enseñanza-aprendizaje. Y en ambos roles (jugador o entrenador), la creación de hábitos e interacción en un lenguaje común.

En mi caso particular, el presente libro es sustento para continuar respondiendo algunas de las preguntas que más me apasionan, desde mi rol actual de entrenador. Cuando pienso en un equipo, pienso en un sistema, en un mecanismo, pero ¿cómo funciona este?, ¿cómo se generan valores, el lenguaje y una matriz de pensamiento común que permitan que el aprendizaje esté dentro de un determinado contexto? y ¿cómo transmito una idea? O aún mejor, ¿cómo hago para que un determinado grupo se apropie de mi idea, generando pertenencia?

Cuando el autor menciona, “un proceso neurobiológico, psicológico, y social, por medio del cual interpretamos, analizamos, recordamos, y empleamos la información sobre el mundo social, para construir una representación del ambiente de interacción entre las personas”, como definición de cognición social, sabemos inmediatamente que estamos en camino a desentrañar muchas de las preguntas mencionadas. Y lo hace dando herramientas para la construcción de ese marco y visión común, llevándolo a un universo simple, y situándolo en el campo de juego.

Siguiendo desde el lugar de entrenador y educador, vamos a poder ver también que muchas de las responsabilidades que solemos atribuir a jugadores, tales como su motivación, atención, concentración (o falta de estas), e incluso la aceptación de roles dentro del equipo, la generación de liderazgos, etc., en su mayoría dependen y son generadas a través de nuestra forma de transmisión y comunicación. Por lo que los capítulos de formación de un equipo, establecimiento de objetivos, motivación y atención, resultarán llenos de herramientas para poder mejorar.

Quizás nos sorprenderemos al comprender que las huellas de memoria gratificantes generarán habituación frente a los diferentes estímulos sensitivos, participando en la selección de información y siendo así función del entrenador establecer conductas motivadas.

Como cita Pancho: “el proceso de toma de decisiones inicia en la concentración y la correcta selección de los estímulos a procesar”, y “la concentración es la capacidad de dirigir y conservar la atención hacia los aspectos relevantes y requeridos del juego en cada instante, vinculados a nuestra función/rol”, podemos asegurar entonces, que es función del entrenador generar un modo de pensar que permita que el jugador pueda reconocer en que debe focalizar su atención, y de esta manera poder filtrar aquello que no es importante, generando mayor conocimiento del juego, aceptación de su propio rol, y pertenencia a ese sistema o mecanismo, que es el equipo.

Según Enrique Herrscher:

El imperativo de interdependencia, la necesidad de reducir interminables complejidades y la exigencia de lograr una simplicidad manejable, requieren un modo de pensar que nos permita concentrarnos en los aspectos relevantes, lo que necesitamos es un lenguaje de interacción, común a todos los actores, que nos permita ver a través del caos, y nos dé un marco en el cual pensar.

En deportes de interacción constante y variable, donde pesa más la variabilidad del entorno que los hábitos coordinativos, es fundamental y rol clave del entrenador percibir los estímulos más importantes del entorno, para que el jugador sea capaz de filtrar la información no relevante al tomar una decisión, ya que la interiorización de un determinado gesto técnico es más sencilla que su capacidad interpretativa. Una vez más, Pancho nos acerca al campo de juego, y propone el contexto de un partido para darnos herramientas que nos permitan poder manejar estas situaciones.

Más allá de la útil información que este libro puede brindar, también encontramos años de experiencia y la pasión con que Pancho desarrolla su tarea, y sobre todo la generosidad de seguir creciendo, poniendo su conocimiento a disposición.

Por lo cual, invito al lector a que, además de leer este libro con atención, el mismo permanezca cerca, siendo una fuente de consulta permanente, y herramienta para su propia mejora continua.

Este libro responde a los interrogantes mencionados, de forma exhaustiva, y lleva consigo la gran virtud de abrir la puerta a más interrogantes.

Eusebio GuiñazúEx jugador de rugbyJugador del seleccionado argentino de rugbyEntrenador de rugby

INTRODUCCIÓN

ANATOMÍA DEL LIBRO

La idea central del libro es poder integrar las neurociencias y la psicología, y saber qué son y qué puede aportar cada una de ellas al deporte. También delimitar dichos aportes, donde muchas veces se confunden los campos de actuación, hablando de neurociencias cuando estamos interviniendo desde la psicología, y hablar de psicología cuando es un abordaje desde las neurociencias, aunque esto último es poco habitual.

Existen tres redes neurales esenciales (red activa, de reposo y de control ejecutivo), y estudiar su ubicación y funcionamiento es una tarea más vinculada con las neurociencias, la cual nos muestra indicadores de activación de algún área específica e interconexiones. La psicología nos permitiría conocer el contenido de dichas redes neurales, valorando la subjetividad.

Utilizamos una analogía como ejemplo. Pensemos en una instalación de agua: los caños serían nuestras conexiones y redes neurales, y el contenido que llevan dichas cañerías, los procesos psicológicos. Como individuos podemos tener los mismos procesos neurales, y distintos procesos psicológicos, es decir, por las mismas cañerías, podría circular agua potable, poco potable o no potable.

Para comprender el comportamiento humano, a nivel motor y a un nivel más abstracto, como planificar, pensar, crear, innovar, entre otras cosas, necesitamos ambos procesos, neurales y psicológicos.

Estos procesos guardan una estrecha relación, con una gran conectividad. A nivel psicológico, lo resumimos con un gráfico, incluyendo solo motivación, concentración, autoconfianza, sobre la base de un equipo, donde las presiones y temores afectarían la fluidez de estas relaciones.

La concentración y autoconfianza son fundamentales en el proceso de toma de decisiones, ya que muchas decisiones son el resultado de un análisis, selección, autovaloración y ejecución.

En el siguiente gráfico resumimos el contenido del libro:

CAPÍTULO 1

NEUROCIENCIASY PSICOLOGÍA

1.1.

CEREBRO, MENTE Y SUBJETIVIDAD

“Nos hemos acostumbrado que la física explica la química,la química explica la biología, la biología explica parte de la psicología. Pero la consciencia parece no encajar en este esquema”.

David Chalmers

Escribir sobre neurociencias y psicología no es tarea sencilla, ya que todo lo que sucede en nuestro sistema nervioso es complejo. Buscaremos argumentar y fundamentar lo que decimos, aunque esto es otra tarea difícil, porque, actualmente, sobre muchas cosas que suceden en el sistema nervioso tenemos solo ideas o hipótesis, pero no certezas absolutas.

Actualmente las neurociencias abordan el proyecto conectoma, que inició en el 2003, el cual busca descifrar la conectividad completa del cerebro humano, basados en tres redes cerebrales: red activa, red de reposo y red de control ejecutivo.

Este proyecto consiste en identificar el modo, frecuencia, condiciones, y características de la conectividad de cada célula cerebral, neuronas de toda especie, con el conjunto de otras células del encéfalo y en la periferia (órganos y sistemas), de las regiones y estructuras cerebrales con otras y, en definitiva, la conectividad neuronal que constituye todo el organismo (Quiroga, 2020).

Se estima que en un futuro las patologías podrían denominarse conectopatías, y contendrían las bases potencialmente definitivas para la comprensión de porqué somos como somos, donde radican las diferencias entre las personas, donde se almacenan y reproducen nuestros recuerdos y como lo hacen, las modificaciones derivadas de las experiencias personales, y el moldeado de la red cerebral que sostiene nuestro ser. Siendo el soporte neural para la psicología, y esencial para las intervenciones desde esta última.

Sería posible también identificar con extrema precisión el nivel de desarrollo cognitivo potencial de un deportista, por ejemplo, para aplicar técnicas y métodos de desarrollo mucho más efectivos que mejoren los tiempos de adquisición de habilidades, que perfeccionen su juego y alcancen el potencial genético que lo acompaña, es decir, conseguir el mejor fenotipo posible del deportista, su mejor desarrollo personal, físico, técnico, táctico, cognitivo y psicológico (Quiroga, 2020).

Debemos ser cautos en reducir al ser humano al cerebro, y que no alcanza con conocer la localización de algunas funciones cerebrales para comprender nuestro ser. Debemos ser prudentes en creer, que todas las respuestas las encontraremos en el cerebro, y que las neurociencias han alcanzado un panorama completo de cómo funciona este.

La tendencia cerebro centrista nos reduce, limitando la mente al cerebro porque sabemos, por ejemplo, cómo funciona nuestro lenguaje o sistema motor. Hay mucho más en los seres humanos: la religión, la justicia, el comercio, las artes, la ciencia, la tecnología. Algo que no está establecido biológicamente por completo, sino que lo desarrollamos en colectivo.

El cerebro no crea estas actividades, sino que las media, las permite. El cerebro es un órgano mediador, no causador, de las actividades humanas. El cerebro forma parte de un andamiaje (como se dice en términos evolutivos y psicológicos) histórico y cultural gracias al cual media las actividades humanas, pero no las crea (Pérez Álvarez, 2017).

Son falsos los postulados reduccionistas que los fenómenos mentales o psicológicos son la expresión biológica de los procesos cerebrales y que plantean que la mente es cerebro y el cerebro es mente. Lo explicamos con el siguiente ejemplo: si dos personas corren hacia la parada del colectivo para poder abordarlo y no perderlo, podemos decir que ambas están corriendo y las órdenes del cerebro hacia los músculos es: ¡¡¡corre!!! Por ende, diremos que las dos personas podrían estar realizando el mismo proceso cerebral a nivel del sistema motor, y la explicación la podemos encontrar en la neurofisiología. Pero ¿para qué corre una y para qué la otra? Si pensamos que la respuesta es: “para lograr alcanzar el colectivo”, es demasiado sencilla. Hay otros motivos subjetivos e individuales: el llegar a tiempo al trabajo, no querer causar una impresión de impuntualidad, no querer esperar el otro colectivo, no enfrentar el reto del jefe, entre muchas más. Para qué corren solo lo pueden decir cada una de esas personas y es en la subjetividad, donde la psicología brinda su saber sobre los procesos mentales.

Veamos otro ejemplo, pensemos en la superfinal de la Copa Libertadores de América del 2018, entre River Plate y Boca Juniors, donde los hinchas del campeón mostraban altos niveles de alegría y los vencidos expresaban decepción y tristeza. Si apelamos a la neurobiología, esta lo podría explicar por medio de los niveles de serotonina en el sistema nervioso central, diciendo que las emociones “negativas” de los vencidos son el resultado de bajos niveles de este neurotransmisor y que la alegría de los ganadores es consecuencia de los altos niveles de serotonina en su sistema nervioso.

La psicología cognitiva expondría que no son los neurotransmisores quienes causan las emociones en forma directa, sino que la interpretación de la situación, por cada persona, explicarían mucho mejor los estados de ánimo, aunque se sirvan de los neurotransmisores para hacerlo. No estaremos tristes por escasez de serotonina, sino que escaseará la serotonina porque estamos tristes a consecuencia de una derrota y nuestra interpretación de la misma.

Con estos ejemplos queremos expresar que pensar el deporte descartando las neurociencias es un error. Sin lugar a dudas, el aporte del sistema nervioso en el rendimiento deportivo es indiscutible, como lo es la contribución de la psicología, aunque esta última puede presentar más detractores que adeptos, lo que no pasaría con las neurociencias. Esto sucedería muchas veces por desconocimiento o por una creencia errada de los aportes que brinda la psicología y por la dificultad de comprender y objetivar los discursos psicológicos, donde el deporte hoy pide datos y la psicología, generalmente, ofrece más palabras.

¿Qué son las neurociencias? Estas surgen por 1960, de la necesidad de integrar los aportes de diversas áreas de la investigación científica del sistema nervioso, su estructura, su funcionamiento y su patología. Entre estas áreas mencionamos: la física, la genética, la biología, la química, diversas ingenierías, la psiquiatría, la psicología, entre otras. Al estudiar el sistema nervioso, se agrega el prefijo neuro, por ejemplo, neurofísica, neurogenética o neuropsicología.

¿Por qué diferentes disciplinas? Porque el sistema nervioso, estructural y funcionalmente está compuesto por varios niveles: molecular, celular, genético, físico, químico, tisular y orgánico. Lo cual lo hace complejo y su estudio necesita de muchas ciencias, es decir, las neurociencias integran todas esas disciplinas. Todas brindan su saber, pero hay que limitar los campos de intervención, por ejemplo, un neurofísico o neuroquímico, no pueden intervenir desde la neuropsicología y viceversa. Y mucho menos desde la psicología.

¿Qué es la psicología? Es la ciencia que estudia el comportamiento humano, entendiendo por este la actividad abierta u observable (conducta visible como el comportamiento individual o de grupos) y la actividad encubierta e inobservable directamente (pensamientos, motivaciones, emociones, entre otras), vinculados con la salud mental y también al rendimiento.

¿Y la psicología del deporte? Investiga, como disciplina científica, las causas y los efectos de los procesos psíquicos que tiene lugar en el ser humano, antes, durante y después de la actividad deportiva (Riera, 1985).

La psicología brinda y obtiene información de las neurociencias, en poder comprender el funcionamiento del sistema nervioso para producir la conducta, y cómo este sistema es influido por el medio ambiente. De esta manera, se produce una nueva forma de entender las conductas de las personas, cómo aprende, cómo almacena información, cuáles son los procesos que facilitan el aprendizaje y su sistema motor. Aunque, como ya lo hemos resaltado, no podemos olvidar a la persona, al jugador, su biografía, contexto o su propia historia de aprendizaje y su consciencia, si hacemos esto estamos despersonalizando al ser humano y toda nuestra vida es responsabilidad de nuestro cerebro biológico, sin considerar su contenido psicológico: ¿somos unos robots con inteligencia artificial?

Veamos otro ejemplo en la búsqueda de integrar al cerebro con la psicología y viceversa. Competencia mundial de rugby, cuartos de final, en el minuto 75 de juego los equipos están empatados, seguramente las presiones y/o temores empiezan a ser protagonista de la escena, afectando negativamente, por ejemplo, los procesos neurales en el sistema límbico. Pero seguramente no será igual para todos los jugadores, por la subjetividad en la interpretación y valoración de la situación, apareciendo muchas posibles fuentes de presiones y/o temores: por el resultado, a fallar, a la crítica de la prensa, a perder lo logrado, al entrenador, a los compañeros, a la opinión de la gente, a los dirigentes, a perder un sponsor o un contrato, entre otras.

Para comprender y entrenar el “control” de las presiones y/o temores con mayor efectividad, debemos considerar sus redes cerebrales y su causa, eso es netamente subjetivo e individual. Además de ser una causa, que nos podría conectar con otra, hasta llegar a la verdadera fuente.

Nuestros procesos neurales pueden ser iguales,pero el contenido de ellos dependeráde cada uno de nosotros.

En este libro nos fundamentaremos en las neurociencias cognitivas, que consiste en una integración entre neurociencias y psicología cognitiva. Podemos definirla como la especialidad que estudia las funciones cognitivas, para poder explicar procesos involucrados en la adquisición, retención y/o manipulación de la información, es decir, comprende el procesamiento de la información y la conducta adaptativa que de tal procesamiento se desprende.

Nos basaremos en la diferenciación mente-cerebro, adhiriendo a la postura dualista, que sostiene que el cerebro no pueda dar cuenta de la mente, admitiendo la existencia de una mente distinta al cerebro. Reconociendo que sin este último la mente no podría existir, no tendría un soporte neural que permita sus procesos, y sin mente los soportes estarían vacios, no serían necesarios. Es decir, la actividad psicológica depende de la actividad cerebral (ya que en caso de alteración cerebral se produce una alteración en la actividad psicológica), pero asume independencia y autonomía de ella.

Entendemos que el comportamiento humano tiene correlatos neurales que no pueden dar una explicación absoluta, pero que es indiscutible que el funcionamiento cerebral es necesario, pero insuficiente para dar una respuesta total del comportamiento, y tampoco lo puede hacer la psicología. No existe una ciencia con todas las respuestas, es por ello que surgen las neurociencias.

Negamos el reduccionismo de que todo es cerebro o todo es psicológico. Cada disciplina cumple una función, expandiendo los aportes y saberes de la otra, pudiendo decir que las neurociencias se encargan de los procesos neurales y la psicología de los contenidos de dichos procesos. Es primordial comprender esta diferencia, para conocer desde que disciplina científica estamos interviniendo.

1.2.

NUESTRA EVOLUCIÓN

“La evolución son los cambios graduales que experimentan los seres vivos a lo largo del tiempo”.

Charles Darwin

La evolución del hombre desde un punto de vista biológico presenta numerosa información con validez científica y otra basada en creencias incorrectas.

Seguramente hemos escuchado y leído sobre nuestra descendencia del mono. Esta teoría, erróneamente atribuida a Charles Darwin, afirma que nuestro ancestro era el mono y que la evolución nos transformó en lo que hoy somos como seres humanos, y se representa por un gráfico secuencial donde el mono va mutando hasta llegar a ser un homo sapiens. La ciencia ha demostrado que no evolucionamos de seres más primitivos, sino que lo hicimos en los últimos millones de años, desde el homo sapiens.

Muchas especies descendemos de una especie animal la cual dio origen a los homínidos. En el algún momento de la evolución esa especie empezó a cambiar, tuvo descendencia, comenzando a ser diferentes unos de otros, en eso consiste la evolución, que los seres vivos cambian y surgen especies nuevas.

Millones de años atrás, existieron muchas tipos de homos (hombres), por ejemplo, el homo sapiens, el homo naledi y el homo neandertal. Como existen muchas especies de caballos o perros. Al día de hoy coexistimos con el mono, como lo hicimos años atrás, pero no descendemos de ellos.

Fue en África, hace 6 millones de años, donde se inició la evolución humana, cuando nos separamos del antepasado común que compartimos con el mono, bajamos de los árboles, desarrollando un nuevo estilo de vida.

Descendemos de antepasados primates, pero de ninguna especie de mono. Esta es una idea equivocada y muy arraigada en nuestra cultura.

Nuestros antepasados comenzaron a emigrar de África, llegaron a Europa y se encontraron con otros homínidos muy similares, pero no idénticos. Estos eran mucho más grandes y fuertes, se llamaban los neandertales.

Imagen explicativa de la evolución humana

Los neandertales y los sapiens eran muy diferentes en cómo vivían, cómo compartían sus conocimientos y sobre todo en cómo se vinculaban con la muerte. Los neandertales mostraban muy poco trato hacia sus muertos (algunos dicen que los enterraban y otros no); los sapiens en cambio los trataban de forma muy cuidada, enterrándolos con muchos adornos, mostrando una identidad cultural distinta a las demás especies.

Cada homo poseía su identidad cultural y es en esta donde encontramos algunas respuestas a la evolución de nuestro cerebro, ya que la cultura refleja una forma de evolución, marcando diferencias entre los homínidos.

La evolución del cerebro produjo cambios en su anatomía, esto es así porque las dimensiones en nuestro cráneo fueron aumentando, deduciendo que el cerebro también cambió de tamaño.

Pero no solo aumentó de tamaño, sino que su funcionamiento también cambió. La idea de una aparición de estructuras nuevas y complejas en un proceso de crecimiento sucesivo es opuesta a lo que sabemos de la evolución en general, la cual ha sido una reorganización de circuitos neurales existentes dotándolos de mayor complejidad, permitiendo nuevas funciones, es decir, que modificamos la conectividad en nuestro cerebro.

Como la falsa teoría de Charles Darwin de nuestra descendencia del mono, aunque cabe aclarar que este nunca explicó una descendencia a partir de una especie homínida, de hecho, se concentró en la selección natural, porque pensaba que era posible heredar descendencia con cambios adaptativos. Creía que lo que vivimos nosotros sería pasado a nuestra descendencia, y así sucesivamente (cambios pequeños difíciles de percibir, que a lo largo de muchos miles de años se traduce en un aspecto evolutivo). También existen otras teorías que se mencionan habitualmente, pero poseen poco valor científico. Entre ellas, la de MacLean, quien propuso el cerebro triuno, la cual sostiene que nuestro cráneo no aloja un cerebro,sino tres: el cerebro reptiliano, sistema límbico y la neocorteza, que funcionan interconectados pero cada uno con sus propias características y funciones. Hace una división cerebral comparativa, porque asume la teoría de la evolución, pero con cierto grado de lógica.

Sucede que en anfibios no hay estructuras límbicas, como en los mamíferos, pero si hay estructuras del tallo cerebral (ritmos cardíacos, respiratorios, sensación de hambre, respuesta sexual), junto al cerebelo y algo de corteza, el movimiento es posible. Ahora, una rana, no memoriza emocionalmente, no hace apego a la cría, como los mamíferos. Una culebra nunca sería una mascota afectiva, no tienen estructuras límbicas.

Por eso asumió que no tenían ese “segundo cerebro”. Un perro tiene sistema límbico, por eso posee memorias afectivas, hace apego, pero no presenta una neocorteza compleja como la nuestra, por eso MacLean supone una tercera evolución o “tercer cerebro”, el neocortex. Hoy se habla de redes, pero lo de MacLean es solo a partir de evidencias de estructuras, como las áreas de Brodmann, no entendía para qué servían, pero encontraba diferencias en el microscopio.

Muy distinto a Darwin, donde no es posible como mecanismo, pero además no hay evidencias, ni del mono al hombre (nunca dicho por él), ni de un gorrión a una paloma. La teoría de MacLean no tiene mucho valor porque la evolución nos ha permitido tener un sistema nervioso más conectado y no tres cerebros.

Ya sabemos que todo comenzó en África, que no descendemos del mono, que coexistimos con varias especies de homos y que nuestro cerebro evolucionó en tamaño y conectividad, siendo nuestra corteza cerebral la última evolución del sistema nervioso.

Hemos resumido millones de años en unas pocas páginas, porque nuestra intención solo es conocer un poco de la evolución del hombre y romper algunos mitos.

Sabiendo de dónde venimos y cómo evolucionamos, también creemos importante saber de qué se compone nuestro cuerpo.

1.3.

VIAJE AL INTERIOR DEL CUERPO

“Nuestra forma principal de adaptación biológica es la cultura, no la anatomía”.

Marvin Harris

Expondremos algunos conceptos que nos permitirán un conocimiento básico y sencillo para la comprensión de los objetivos del libro. Para aquellos profesionales con formación académica en anatomía humana, solicitamos que lean este capítulo porque está relacionado con los siguientes.

Trataremos de que sea un viaje ameno y coloquial porque la neuroanatomía abarca un sinfín de conocimientos (un abordaje en profundidad requiere una formación de grado específica), siendo una disciplina fundamental para poder comprender las estructuras y funciones del sistema nervioso. Aclarar, que hablar de neurociencias en el deporte, solo desde la neuroanatomía, es incompleto, porque no es suficiente para explicar el funcionamiento cerebral.

Conocer las interconexiones es muy importante debido que hace tiempo se dejó de lado la teoría frenológica que postulaba que cada función cerebral se ubicaba en una zona precisa del cerebro, sabiendo ahora que funciona en redes conectadas, es por ello su elevada complejidad.

El recorrido del capítulo lo haremos desde lo general a lo específico, comenzando por los niveles de organización para concluir en el sistema nervioso, basándonos siempre en que nuestra condición humana nos permite poseer capacidades cognitivas, emocionales y establecer vínculos sociales con identidad cultural, ya que no somos solo seres biológicos.

1.3.1.

Niveles de organización del cuerpo humano

La palabra organización hace referencia a la existencia de un orden, donde lo más simple son los átomos y lo más complejo es todo el organismo. Veamos de qué estamos hechos, siguiendo ese orden de jerarquía.

Nivel químico

Son todas aquellas sustancias esenciales para mantener la vida, entre las cuales incluimos los átomos (carbono, oxígeno, hidrógenos, entre otros) y las moléculas, que se originan cuando se unen dos átomos (agua, dióxido de carbono, hidratos de carbono, lípidos, proteínas, ácido nucleico, entre otras).

Nivel celular

Es la unidad anatómica y funcional de todo ser vivo, es donde comienza la vida. En nuestro cuerpo hay miles de millones de células que se diferencian según la función que realizan: la respiración, la nutrición, el crecimiento, la secreción, la excreción, la reproducción y la adaptación. Estas funciones tienen como finalidad mantener la vida de la propia célula, así como perpetuar la especie (Quintanar, 2001).

Nosotros nos dedicaremos específicamente a las células del sistema nervioso, denominadas neuronas, las cuales reciben los estímulos y conducen los impulsos nerviosos para que podamos realizar actos motores, por ejemplo, correr, saltar, hacer un pase con el pie o mano, un remate al arco, ejecutar un tackle, entre muchas acciones físicas, técnicas y tácticas. También nos permiten, poder pensar abstractamente, planificar, crear, innovar, entre otras capacidades mentales puramente humanas.

Las neuronas se componen de un cuerpo celular, de dendritas, que son las extensiones que reciben y emiten información, y por el axón, que es la prolongación única que emerge de cada neurona. Este tiene longitudes de hasta un metro, y está cubierto de la vaina de mielina (sustancia blanca) que conduce las señales que recibe para poder cumplir su función efectora de comportamientos.