Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Los nocturnos son poemas reflexivos, descriptivos, en donde la mulata dormida, la noche, se apropia de los versos y las metáforas. Su yo lírico es un ente que vive diferentes momentos, desde el atardecer, el ocaso, el crepúsculo, la noche, la medianoche y la profunda medianoche. La Luna, las estrellas y todo el universo con sus astros son testigos de su dolor, su amor y su búsqueda de la pareja. Estos poemas nos pasean por diferentes estados del alma, como la soledad, la nostalgia, el dolor, el deseo, el amor, lo prohibido, el sentimiento de sentirse Dios a veces y viajar a través del tiempo y del espacio. Son todos poemas de amor, sensibles y sentimentales, que harán identificarse a una gran cantidad de lectores y lectoras.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 27
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
NOCTURNO I
NOCTURNO II
NOCTURNO III
NOCTURNO IV
NOCTURNO V
NOCTURNO VI
NOCTURNO VII
NOCTURNO VIII
NOCTURNO IX
NOCTURNO X
NOCTURNO XI
NOCTURNO XII
NOCTURNO XIII
NOCTURNO XIV
NOCTURNO XV
NOCTURNO XVI
NOCTURNO XVII
NOCTURNO XVIII
NOCTURNO XIX
NOCTURNO XX
NOCTURNO XXI
NOCTURNO XXII
NOCTURNO XXIII
NOCTURNO XXIV
NOCTURNO XXV
POEMAS DE AMOR
AGUIJÓN DE ROSA
COMPAÑERA
TUS OJOS
TU BOCA
TU MIRADA
TU BESO
TRAICIÓN
Anochece: preñada está la Luna
y suave el viento.
Diamantes siderales
giran saltarines
en exótica danza nocturna.
Mi alma se dispersa
de estrella en estrella
y quiere detener
la expansión de los astros.
¡Pero, cuidado! El universo es perfecto.
La energía celeste
es perfecta, más perfecta
de lo que sospecha el Creador.
Ahora, seres alados
de ambientes paradisíacos
vienen hasta aquí
y giran en torno mío
al compás de mis suspiros.
Mi alma está ebria
de danza nocturna
y se deshace en lágrimas.
“El amor es celeste y
es prodigio divino”.
Me lo dijo un ser alado
en esta plateada noche del
grandioso plenilunio.
La mulata dormida
respira sutilmente
su perfumado aliento.
La pálida llama de una vela
termina con la noche
y mis pensamientos
con la aurora matinal.
Los acordes de guitarra
y el canto de los jóvenes
sube armonioso
en el apacible titubeo nocturno.
Un perro aúlla
embrujado por la vieja Luna
y su desarticulado eco
se eleva lastimero
sobre la ciudad dormida.
La canción de la noche
se eleva a las estrellas
y mi suspiro de enamorado
traspasa el universo,
porque mi alma es canción
y mis versos son el eco
de una melodía sin fin...
Mi mirada se dirige
al abandono de la tarde
y persigue al arrebol distante
que huye cual fantasma.
La noche vino
con su manto mortuorio
borrando imperceptiblemente
la estética del color
y la soledad me acompaña
otro día hasta mi glacial lecho
de lobo sideral.
El céfiro gira
trizando el silencio
con aterciopelada suavidad,
mientras la hechicera Luna
me dirige su sonrisa
de coqueta milenaria.
Tarde, noche, luna,
soledad, silencio;
y un beso inmaculado
me envuelve con tibieza
hasta alcanzar el alba.
Salgo al jardín a la hora más silenciosa
del beso con la noche
y allí está ella: la bruja milenaria
sonriendo seductora
sobre una infinita alfombra de diamantes.
¡Oh, paraíso nocturno,
circundante quietud