Obra poética - Mariano Melgar - E-Book

Obra poética E-Book

Mariano Melgar

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Beschreibung

«Obra poética» recoge todas sus poesías, la edición estuvo a cargo de Aurelio Miró Quesada y de la Academia Peruana de la Lengua, además, fue la obra que inició la colección de clásicos peruanos de esta institución. Melgar cultivó todo tipo de poesía, desde la filosófica hasta los epigramas, pero sobre todo se le reconoce el cultivo del yaraví, una canción de tema amoroso que combina los harawi incaicos con la música trovadoresca española.

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Veröffentlichungsjahr: 2022

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Mariano Melgar

Obra poética

 

Saga

Obra poética

 

Copyright © 1813, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726680928

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Este libro reproduce la edición de las Poesías completas de Mariano Melgar que publicó la Academia Peruana de la Lengua en 1971. Se han hecho actualizaciones ortográficas y se ha añadido al final el estudio biográfico de Aurelio Miró Quesada Historia y leyenda de Mariano Melgar, 1780–1815. Se agradece la colaboración de la Academia Peruana de la Lengua, de los herederos de Aurelio Miró Quesada y del poeta José Ruiz Rosas.

PRESENTACIÓN

1971

La Academia Peruana de la Lengua inicia con este volumen la realización de un viejo anhelo: la publicación de una biblioteca de Clásicos Peruanos.

A las ediciones, afortunadamente cada vez mayores en el número y más rigurosas en la calidad, de obras escritas por autores peruanos o sobre temas del Perú, pueden y deben unirse otros libros que, por su rareza bibliográfica, por su interés principal para los especialistas, por haber quedado a veces en forma manuscrita, o por requerir el complemento de aclaraciones o de notas, corren el riesgo de no llegar debidamente al público si no los toman a su cargo las instituciones de cultura.

Al emprender nuestra colección de Clásicos Peruanos el año en que se celebra el sesquicentenario de la Independencia Nacional, hemos considerado que no había mejor autor para iniciarla que Mariano Melgar, en quien se reúne la doble calidad de precursor de la Emancipación y precursor también, en la literatura, de la expresión de la voz íntima y de la preocupación por los ritmos y temas nacionales.

Para recopilar la obra poética de Melgar la Academia nombró una Comisión, encabezada por nuestro Director, Aurelio Miró Quesada, e integrada por los Académicos Estuardo Núñez y Augusto Tamayo Vargas y por los investigadores y poseedores de manuscritos melgarianos Antonio Cornejo Polar, Alberto Tauro del Pino y Patricio H. Ricketts; a los que se unieron los Profesores Enrique Ballón Aguirre y Raúl Bueno Chávez.

La Comisión se ha reunido muchas veces en la Biblioteca Nacional, donde ha contado con todas las facilidades de consulta y obtención de copias xerográficas; gracias a su Director doctor Estuardo Núñez. Se ha manejado también un nutrido caudal de estudios, de referencias bibliográficas y de publicaciones relacionadas con Mariano Melgar. En todo instante se han tenido presentes los excelentes trabajos de documentación y de interpretación del gran arequipeño don Francisco Mostajo, incomparable conocedor de la obra de Melgar y admirador del heroísmo, de la entereza cívica, del valor literario y de la capacidad de emocionar del insigne poeta de Arequipa.

La primera labor de la Comisión fue la de completar los textos conocidos con el estudio y la selección de manuscritos con poesías de Melgar, o a él fundadamente atribuídas:

a)- La más importante y antigua de esas fuentes es la titulada Poesías de Dn. Mariano Melgar. Cuaderno 2°; manuscrito de puño y letra del propio Melgar, con 12 composiciones, 5 de ellas inéditas, provenientes del Archivo Corbacho, adquirido por la Biblioteca Lilly de la Universidad de Indiana, Estados Unidos de Norte América, y del que hay ahora una copia fotostática en la Biblioteca Nacional del Perú, en Lima.

b)- Le sigue en antigüedad el manuscrito de Poesías de Mariano Melgar que perteneció a su contemporáneo Martín Ureta; valioso cuaderno con más de 50 composiciones, hoy perdido, pero que se puede reconstruir por las transcripciones y las citas que de él hizo Pedro José Rada y Gamio en su libro Mariano Melgar y Apuntes para la historia de Arequipa (Lima 1950).

c)- Sin fecha ni nombre de autor, pero indudablemente con poesías auténticas de Melgar, es el cuaderno manuscrito que encontró en Arequipa Patricio H. Ricketts, con cien composiciones, divididas en una sección de “Décimas” y glosas y otra (sin título específico) de yaravíes y otros versos; que su descubridor y propietario ha tenido la gentileza de poner íntegramente a disposición de la Comisión.

d)- También Alberto Tauro del Pino ha entregado generosamente copias de yaravíes y canciones de un manuscrito de su propiedad, igualmente sin fecha, que tiene el interés particular de haber sido copiado en Chuquibamba, o sea en una región significativamente vinculada con Mariano Melgar.

e)- Por su parte, Eduardo Ugarte y Ugarte ha proporcionado copia de otra composición, de acento melgariano, que posee en una hoja suelta con letra de principios del siglo XIX.

f)- Por último, gracias a la indicación de Emilio Carilla, la Biblioteca del Congreso de la Nación, de Buenos Aires, República Argentina, ha enviado copia fotostática de 46 páginas con poesías de Melgar, que forman parte del Archivo de valiosos papeles que fueron del ilustre erudito argentino Juan María Gutiérrez.

Al lado de las obras manuscritas, la Comisión revisó detenidamente los textos publicados de las poesías de Melgar.

g)- La publicación más antigua es la que aparece en la Breve descripción de las fiestas celebradas en la Capital de los Reyes del Perú, con motivo de la promoción del Excmo. Señor D.D. José Baquijano y Carrillo.... al Supremo Consejo de Estado, Lima 1812; en la que su recolector, José Antonio Miralla, incorporó los elogios poéticos llegados de Arequipa, entre los que figuran una oda, un soneto y un brindis de Melgar.

h)- También durante la vida del poeta, y más precisamente durante su estancia en Lima, se publicó, aunque sin nombre de autor, su fábula El ruiseñor y el calesero, en el periódico limeño El Investigador, del 2 de octubre de 1813.

i)- La Comisión ha utilizado también las dos más antiguas ediciones de obras poéticas de Melgar: la Carta a Silvia impresa en Ayacucho en 1827, y cuyo único ejemplar conocido ha sido proporcionado en Arequipa por Eduardo Ugarte y Ugarte; y la traducción de los Remedios de Amor, o Arte de Olvidar, de Ovidio, impresa en Arequipa en 1833, de la que posee un ejemplar (también de suma rareza bibliográfica) Aurelio Miró Quesada.

j)- De la misma época, en la que, evidentemente, con el entusiasmo de la recién ganada Independencia se produjo una reanimación de la fama de Melgar, son las publicaciones que hizo El Republicano de Arequipa, en junio de 1827, noviembre de 1830 y mayo-agosto de 1831, de siete fábulas; tres yaravíes o canciones; de odas, las Rimas provenzales y la traducción del Salmo 13.

k)- Uno de esos yaravíes, y quizá el más célebre, Vuelve que ya no puedo – Vivir sin tus cariños, se reprodujo traducido al francés en la obra de F. Dabadie A travers l’Amérique du Sud, París 1858, en el capítulo Le poete des Andes (pp. 226-227).

l)- Hasta entonces, todos los yaravíes tenían el nombre genérico de canciones; pero la primera vez en que se usa el nombre específico de yaraví parece ser la de la edición de la Geografía del Perú de Mateo Paz Soldán, París 1862, donde la poesía de Melgar que comienza “Con que al fin tirano dueño” se da como ejemplo de yaraví moderno, en comparación con el antiguo que recogió en 1791 el Mercurio Peruano.

m)- En Lima en 1873, en su Lira patriótica, Godofredo Corpancho reprodujo la oda En la 1a . Elección del Congreso Constituyente de Arequipa, habitualmente conocida como Oda a la Libertad.

n)- Como “yaraví” también se publicó “Con que al fin tirano dueño” en la segunda edición del Parnaso Peruano que hizo imprimir José Domingo Cortés en Valparaíso en 1877; segunda versión, de 800 pp., que recoge 6 composiciones de Melgar que no figuran en la primera versión, del mismo año pero más reducida, de 400 pp.

ñ)- El año siguiente, de 1878, se publicó, con pie de imprenta en Lima pero impresa en Nancy, Francia, la que se puede considerar edición oficial de las Poesías de Melgar, preparada desde 1865 con ocasión del cincuentenario del fusilamiento del poeta, con Prólogo de don Francisco García Calderón y Noticias biográficas del hermano del héroe, José Fabio Melgar; hermoso volumen que ha servido de base para numerosas reediciones posteriores.

o)- Como sin embargo allí no figuraron todas las obras del poeta, algunas se dieron a la luz más adelante en La Bolsa de Arequipa, que en 1891 (año en el que se conmemoró equivocadamente el centenario del nacimiento de Melgar) recogió varias composiciones hasta entonces inéditas, como la octava en versos italianos, la fábula El Sol, epigramas y otras. Con la misma ocasión, los artículos conmemorativos del poeta se recogieron en Arequipa en el volumen Album del centenario de Melgar. En los Apuntes para la biografía de Mariano Melgar (pp. 102-133). Gerardo Holguín reprodujo algunas composiciones, cuyas variantes hemos utilizado también en este libro.

p)- En 1914 la señora Lastenia Larriva de Llona reprodujo en facsímil, en su revista Arequipa ilustrada, una décima autógrafa de Melgar que desarrolla un versículo bíblico.

q) - El centenario de la muerte de Melgar, en marzo de 1915, dio motivo también para que el diario El Pueblo de Arequipa reprodujera muchos de los textos anteriores y algunos que, por lo poco difundidos, se presentaron como “desconocidos”.

r)- Aparte de estas publicaciones, directamente referidas a Melgar, sus poesías han aparecido siempre en lugar preferente en las numerosas colecciones editadas en Arequipa en la segunda mitad del siglo XIX y la primera parte de este siglo; como Mistura para el bello sexo (continuación del Lenguaje de las flores), que entre 1865 y la última y más completa versión que es la de 1893 recogió 23 composiciones atribuidas a Melgar, de las cuales una repetida y 9 inéditas; o como en la Lira Arequipeña, de 1889, que reprodujo 12 yaravíes y la célebre décima “La cristalina corriente”; o la Lira del Misti, que incluyó 26 yaravíes; o el Cancionero mistiano, de 1914, que publicó 27 yaravíes de Melgar, o atribuidos a él, de los cuales 2 hasta entonces eran inéditos.

s)- Fuera de Arequipa, los yaravíes de Melgar fueron varias veces reproducidos en el Cusco, como en La lira popular de 1902, y en algunos de los antiguos Cancioneros de Lima.

t)- Prueba también de su difusión en otros países la da el argentino Juan Alfonso Carrizo, quien en sus Antecedentes hispano-medioevales de la poesía tradicional argentina, Buenos Aires 1945, cita una Colección de Yaravíes de Melgar y otros autores, sin fecha, que circulaba en Córdoba y en otros lugares.

Como consecuencia de la investigación, se ha reunido así un caudal verdaderamente sorprendente de poesías atribuidas a Melgar. La edición considerada oficial, de 1878, recogió solo 31 composiciones (5 elegías, 5 odas, 2 sonetos, 3 traducciones, la Carta a Silvia, 10 yaravíes y 5 fábulas). En la colección que ahora publicamos se reproducen 181 composiciones, culmina la poesía cívica con la Marcha patriótica del manuscrito de la Universidad de Indiana, se incorpora una nueva y nutrida sección de glosas en cuartetas y en décimas, y en cuanto a los yaravíes, por ejemplo, que constituyen la máxima gloria literaria de Melgar, su número ha subido hasta la cifra inesperada de 71.

Para ordenar este material, la Comisión, después de varias deliberaciones, ha seguido el siguiente criterio:

1.- En lo que se refiere a la autenticidad de las poesías, la variedad de fuentes y la común costumbre de reunir en cuadernos manuscritos poesías de uno o de varios autores, sin consignar su nombre, hace muy difícil la atribución en muchos casos. Las poesías aquí recogidas son, por lo tanto, en su gran mayoría, indudablemente escritas por Melgar; hay otras muy fundadamente atribuidas; y otras, por fin, dudosas, o discutibles, o de otros autores coetáneos, o simplemente mal copiadas. De las fuentes éditas e inéditas manejadas se han eliminado, por falta de certeza, algunas composiciones; pero, por lo general, se ha preferido correr el riesgo del error, e incluir poesías tradicionalmente adjudicadas a Melgar, o que se hallan dentro de su espíritu, o que en todo caso reflejan el tono literario de su época.

2. - En el extremo opuesto, si bien hay poesías que se atribuyen a Melgar sin ser de él, ha de haber en cambio otras auténticas que hasta el momento no se han podido descubrir. El título de este libro, Poesías Completas, debe ser entendido así con esa limitación inevitable. Por lo menos, se puede afirmar con fundamento que la producción de Melgar que aquí se reproduce es la obra completa en el estado actual de las investigaciones.

3. - La edición llamada oficial de las Poesías, Lima-Nancy 1878, clasifica las obras de Melgar con un criterio predominantemente formal (elegías, sonetos, odas, fábulas). La Comisión en cambio, se ha decidido en primer término por una clasificación temática (poesía filosófica, poesía cívica, poesía laudatoria, poesía amatoria); y solo en segundo término ha recurrido a una subdivisión desde el punto de vista de la forma. Así la Poesía amatoria, que es la más rica y copiosa del volumen, se ha subdividido en Elegías, Rimas provenzales, Sonetos, Octava, Décimas, Glosas, Epístolas, Yaravíes; con las vacilaciones inevitables en la identificación de las composiciones, particularmente de los yaravíes.

4. - En el manuscrito de la Universidad de Indiana llevan título las fábulas, las odas, la traducción de un trozo de Virgilio; no así el yaraví “Llegó el terrible momento” ni la poesía “Sepa la cruel Melisa”. Ni en los demás manuscritos consultados (Ureta-Rada y Gamio, Ricketts, Tauro, Ugarte y Ugarte, J.M. Gutiérrez), ni en El Republicano, los yaravíes tienen título; y solo se les recoge bajo el rubro común de Canciones. En la edición Lima-Nancy, de 1878, las Elegías, las Odas, los Yaravíes y aun las Fábulas llevan números. En Mistura para el bello sexo, Lira arequipeña, Cancionero mistiano y otras recopilaciones semejantes se acostumbra identificar los yaravíes con un título a veces arbitrario. Para evitar confusiones con numeraciones y nombres distintos, ha parecido conveniente identificar a las composiciones (con excepción de la Carta a Silvia, las traducciones y las fábulas) solo por su primer verso, y consignar entre paréntesis o en nota la referencia a los textos más antiguos.

5. - Precisamente es la fuente más antigua la que ha servido como base para las transcripciones. Las notas aclaratorias y las variantes registradas en las diversas copias y ediciones irán al pie de página. Solo en algunas ocasiones, cuando la mejor lectura, el mantenimiento de la rima, o la corrección de una errata evidente daba lugar a ello, se ha preferido el texto que no era el más antiguo, y así se hace constar igualmente en las notas.

6. - Por lo demás, como en casi todos los casos, las copias manuscritas no son de puño y letra de Melgar, y como todas las ediciones (con excepción de las poesías en elogio de Baquíjano y la fábula de El Investigador) son posteriores a su muerte, no se ha creído necesario conservar la escritura original. Es bien conocida, de otro lado, la imprecisión ortográfica de la época. Por eso, para uniformizar los textos, en las transcripciones se ha modernizado la ortografía y se han resuelto las abreviaturas.

7. - Hay que recordar, también, que los yaravíes de Melgar eran habitualmente improvisados y se cantaban o se acompañaban con la música; por lo que su transmisión oral a través de los años tiene que haber producido variaciones, y aun incorrecciones en los textos escritos.

Dentro de estos conceptos, la Comisión designada por la Academia ha realizado su trabajo. Aunque en todo momento se ha buscado la labor en equipo, se ha efectuado también un reparto de investigaciones y de temas. Estuardo Núñez ha organizado todo el material que se conserva en la Biblioteca Nacional. Patricio Ricketts y Alberto Tauro han proporcionado los valiosos manuscritos que poseen. Augusto Tamayo Vargas obtuvo en Buenos Aires la copia de la colección de poesías de Melgar que fue de propiedad de Juan María Gutiérrez. Antonio Cornejo Polar, Raúl Bueno Chávez y Enrique Ballón Aguirre han tenido a su cargo las secciones Poesía Filosófica, Poesía Cívica, Poesía Laudatoria y buena parte de la poesía Amorosa (Elegías, Rimas Provenzales, Sonetos, Octava, Décimas, Epístolas). Aurelio Miró Quesada, además de la transcripción de la edición prínceps de la Carta a Silvia, recopiló y puso las notas a las Glosas, los Yaravíes y las secciones Fábulas y Epigramas y Traducciones y Paráfrasis.

Por último, ha parecido conveniente completar la recopilación con varios Apéndices: notas sobre los manuscritos, por Estuardo Núñez, y reproducción de los datos de Rada y Gamio; Bibliografía general, por Estuardo Núñez; y Tabla cronológica de Melgar, no basada en leyendas ni en conjeturas sino en documentos, por Aurelio Miró Quesada.

La Academia Peruana de la Lengua cree con fundamento que esta edición de las Poesías Completas de Melgar constituye una valiosa aportación a la historia literaria del Perú; se complace hondamente en rendir su homenaje a Melgar, poeta y héroe, en el Sesquicentenario de la Independencia Nacional; y reitera su vivo agradecimiento a los miembros de la Comisión que, con su entusiasmo, su docta investigación, su rigor técnico y su absoluto y total desinterés, han hecho posible la publicación de este libro.

SIGLAS 1

ms. I. Poesías de don Mariano Melgar, Cuaderno n.° 2, de la Biblioteca Lilly de la Universidad de Indiana, EE.UU. ms. U. Poesía de Mariano Melgar, manuscrito de Martín Ureta, transcrito por Pedro José Rada y Gamio, Cf. Ra. ms. R. Manuscrito de propiedad de Patricio H. Ricketts. ms. T. Manuscrito de propiedad de Alberto Tauro del Pino. ms. G. Manuscrito de la colección de Juan María Gutiérrez, propiedad de la Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos Aires, Argentina. M. Breve descripción de las fiestas celebradas en la Capital de los Reyes del Perú, con motivo de la promoción del Excmo. Señor D. D. José Baquíjano y Carrillo.... al Supremo Consejo de Estado, por José Antonio Miralla. R. El Republicano.P. P. Parnaso Peruano.N. Poesías de don Mariano Melgar, Edición de Nancy. B. La Bolsa.A. C. M. Álbum del Centenario de Melgar.P. El Pueblo. M. B. S. Mistura para el bello sexo.L. A. Lira del Misti.C. M. Cancionero Mistiano. L. P. Lira Popular. Ra. Mariano Melgar y Apuntes para la historia de Arequipa, de Pedro José Rada y Gamio.

I POESÍA FILOSÓFICA

ODAS

¡QUÉ GRANDE, QUÉ ESTUPENDA MARAVILLA! 2

1 ¡Qué grande, qué estupenda maravilla!

¡Asombroso criar...! El pensamiento

Se abisma... ¡Oh elemento!

¡Oh grandeza, en que brilla

5 Sin poderse borrar, en sumo grado,

La grandeza del Dios que la ha criado!

El mar inmenso viene todo entero,

Ya parece tragarse el continente,

Aviva su corriente,

10 En eterno hervidero,

Choca, vuelve a chocar, ya sorbe el mundo,

Mayor que el primer golpe da el segundo.

Porque una peña firme le resiste,

Contra ella va, la mina, la combate;

15 Si su furor rebate,

Con furor nuevo insiste,

De un salto dan sus aguas en la peña

Y un salto a otro más alto las empeña.

En su batir de ruido el aire llena;

20 Con una alma eternal vivir parece;

Si se estrecha, si crece,

Susurra siempre y truena,

Y en las colinas que le ven temblando

De una a otra el eco corre retumbando.

25 ¿Cómo es que dura aún la débil tierra

Si todo un mar insiste en destrozarla?

¿Quién puede sustentarla Contra esta eterna guerra?

Ya debería toda deshacerse

30 Y a este impulso en arena resolverse.

Pero no: las arenas deleznables

Se juegan con el mar y su bravura;

La infinita llanura En iras implacables

35 Sale y arrasa todo... dio en la arena,

Ya no es más... besa humilde su cadena.

Así lo mandó el Ser que no quería

Que el grande mar sus cultos usurpase,

Él mandó que no pase;

40 Si no... ya se vio un día:

Alzó su ley y el Rímac profanado,

Sal bebió, hacia los Andes rechazados.

Sabias leyes dejó que obedeciera

Para que al hombre sirva, no amedrente,

45 Y humilde y obediente

Desde la vez primera,

No osa salir ni sabe otro camino

Sino el que su autor fuerte le previno.

Aunque la luna por sobre él pasando

50 Quiera llevarse su caudal y eleve

Sus aguas, porque pruebe

Resistir aquel mando,

No la hará... antes aumenta su muralla

Y a par de su furor crece la valla.

55 Por la exterior corriente las oleadas

Vendrán más y más fuertes hacia dentro,

Pero ellas a su centro

Volverán humilladas,

Una a otra han de cortarse la corriente

60 Y servirse de grillos mutuamente.

Cuando unas aguas levantando vienen

Ya las otras cejando se retiran;

Y como opuestas giran,

Se chocan, se retienen;

65 Las de allá se alzan más, con fuerza tanta,

Que al desplomarse su furor espanta.

Revuelven las arenas con su espuma

Y encrespadas la playa van trepando;

Poco a poco calmando

70 Su peso las abruma;

Ruedan a engrillar otra y de esta suerte

Solo es para un placer su enojo fuerte.

Blanca toda la orilla se presenta:

Es un gusto a las olas acercarse,

75 Seguirlas, retirarse;

Y mirar cómo aumenta

Su reflejo, la luz que viene dando

El sol en las de atrás reverberando.

A ponderar entonces nos convida

80 Los bienes que produce en todo el mundo:

Cómo riega fecundo

La Tierra y nos da vida;

Y cómo sin él fuera el continente

Horroroso desierto solamente.

85 De aquí hasta donde raya el horizonte

Se ve criarse la volante nube;

Se exhala, crece, sube,

Y al valle, al prado, al monte

Va a dar frescura y riego, y sus corrientes

90 Sustentan y producen los vivientes.

Por hacer sus influjos inmortales

En las grandes montañas se recuestan;

Y en sus senos aprestan

Los inmensos caudales

95 Que socorren al Chili miserable

Y hacen al Marañón tan espantable.

El mar, aun al que habita algún planeta,

Quiere auxiliar a donde el Sol no alcanza;

Allá la luz avanza

100 De estas olas inquietas

Y para el que en la luna luz no viera

La tierra es por su mar grande lumbrera.

Pero ¿es dado a un mortal cantar los bienes

¡Oh mar! Que en ti guardó la providencia?

105 De su eterna clemencia

Tú mil tesoros tienes.

¡Ah! Por ti al nuevo mundo pasó un día

El mayor bien que un Dios hacer podía.

Eterno Rey del mar: sola tu ciencia

110 Dará a tu don su precio verdadero.

Yo en tanto añadir quiero

Este himno a tu clemencia.

“Cuando al profundo mar me haya entregado,

Dispensad a tu hechura tu cuidado”.

2 “¡Asombroso crear! El pensamiento” (ms. G.) (N) (L.A.). 6 “La grandeza del Dios que la ha creado!” (N). “La grandeza de Dios que la ha creado!” (ms. G.) (L.A.). 10 “Y en eterno hervidero” (N.) (L.A.). 11 “Choca, vuelve a chocar; ya sobre el mundo” (N.) (L.A.). “Choca, vuelve a chocar, ya suerve al mundo” (R.). 12 “Porque una peña firme lo resiste” (L.A.). 16 “Con nuevo furor insistes” (ms. G.). 20 “Con un alma eternal vivir parece;” (R.) (N.) (L.A.) (ms. G.). 28 “En su incesante guerra?” (R.) (N.) (L.A.) (ms. G.). 30 “Y a ese impulso en arena disolverse” (ms. G.). 38 “Que el grande mar su imperio le usurpase” (N.) (L.A.). 39 “El mandó que no pasase” (ms. G.). 41 “Que alzó su ley, y el Rímac profanado” (N.) (L.A.). 43 “Sabias leyes mandó que obedeciera” (N.) (L.A.). 44 “Para que al hombre sirva y no amedrente” (N.) (L.A.). 48 “Que el señalado por su autor divino” (N.) (L.A.). 53 “No lo hará, antes aumenta su murmullo” (ms. G.). 54 “Y a par de su furor crece su orgullo” (ms. G.). 59-60 No aparecen en ms. G. 61 “Cuando más aguas levantando vienen” (N.) (L.A.). 64 “Se chocan, se retiran (R.); Se chocan:” (ms. G.). 68 “Y encrespadas las olas van trepando” (R.). 71 “Ruedan a engrillar a otra, y de esta suerte” (N.) (L.A.). 84 “Pavoroso desierto solamente” (N.) (L.A.). 86 “Se ve criar la blanquecina nube” (N.) (L.A.). 87 “Se exhala, crece y sube” (N.) (L.A.); “Se aleja, crece, sube” (ms. G.). 89 “Va a dar frescura, riego, y sus corrientes” (ms. G.). 92 “En las altas montañas se recuestan;” (R.) (N.) (L.A.). “En altas montañas se recuestan” (ms. G.). 94 “Los inmensos raudales” (N.) (L.A.). 95 “Que sostienen al Chili miserable” (ms. G.). 96 “Y hacen al Marañón tan respetable” (N.) (L.A.). 99 “Allá la luz se avanza” (N.) (L.A.). 100 “De esta llanura inquieta” (R.) (N.) (L.A.) (ms. G.). 104 “¡Oh mar! que en ti dejó la Providencia” (R.) (N.) (L.A.) (ms. G.). 105 “De su dulce clemencia” (R.) (N.) (L.A.) (ms. G.). 107 “¡Ah! el nuevo mundo pasó un día” (ms. G.). 108 “Al mayor bien que un Dios hacer podía” (ms. G.). 109 “Eterno Rey del mar; solo tu ciencia” (N.) (L.A.) (Ra.). “¡Eterno Rey del mar! Sola tu esencia” (ms. G.). 111 “Yo en tanto cantar quiero” (L.A.). 113 “Haz que siempre que vea el mar profundo” (L.A.) (ACM). 114 “No niegues a tu hechura tu cuidado” (N.) (Ra.). “Te reconozca como Autor del mundo” (L.A.) (ACM).

OH SOLEDAD AMABLE 3

1 Oh Soledad amable,

Donde vive el sosiego

Que el hombre en otras partes busca en vano,

Su deseo insaciable

5 Aviva el mundo, y luego

Niega lo que ofrecía: ¡Infiel tirano!

Sólo aquí el pecho humano

Se engaña felizmente;

Le asusta del retiro la apariencia,

10 Mas viene a la experiencia

Y encuentra paz y gusto solamente.

¡Qué tranquilo se goza

Cuando en su dulce centro se reposa!

Como fieros lebreles

15 De su amo al pie tendidos

Yacen al pie del alma las pasiones.

Ya no alzan las infieles Ruidosos alaridos:

Cesaron sus funestas conmociones.

20 Con serias reflexiones,

Su grandeza eminente

Vuelve a tomar el hombre envilecido;

Conoce que ha nacido

A ser amigo del Omnipotente,

25 Y que su amistad tierna

Durará más que el mundo, será eterna.

Si viniera aquí un sabio,

Lleno de ciencia impía,

Mudará pronto su engañado juicio;

30 Y de su mismo labio

Todo el mundo oiría

Que hay inmortalidad y un Dios propicio.

El castigo del vicio Hace que temerosa,

35 Huyendo de su Autor busque la nada,

Un alma abandonada;

Pero venga a esta casa silenciosa,

Y verá cuánto precia

De ser benigno el Dios de nuestra Iglesia.

40 Como si el que ha caído

A manos de un contrario

Con cerrarse los ojos, escapase,

Se cree guarecido El hombre temerario

45 Cuando de sus miserias caso no hace.

Jamás oír le place Al que su bien procura.

Y teme huir del mal que se le espera;

Pero si aquí viniera

50 Conociera y sanara su locura;

Con paz, con alegría,

Desengaño y remedio encontraría.

Oí al dulce Batilo

Cantar el campo hermoso,

55 Hierbas y flores, fuentes y ganados.

Allá busqué mi asilo

Pero me fue engañoso.

No se calmaron todos mis cuidados;

Aquí estaban cerrados

60 Los bienes que buscaba;

Sólo aquí es mi deseo satisfecho,

Y abismado mi pecho,

Comienza a contar dichas y no acaba.

Venid, venid amigos,

65 Y de esto y mucho más seréis testigos.

2 “En ti vive el sosiego” (N.) (L.A.) (R.). 3 “Que el hombre en otra parte busca en vano” (N.) (L.A.). 9 “Le asusta de retiro la apariencia” (R.). 10 “Mas viene la experiencia” (N.) (L.A.). 13 “Cuando en paz dulce el corazón reposa!” (N.) (L.A.). 17 “Ya no alzan los infieles” (R.) (L.A.). 19 “Cesaron sus violentas conmociones” (R.) (N.) (L.A.). 23 “Y advierte que ha nacido” (N.) (L.A.). “Advierte que ha nacido” (R.). 24 “Para amigo de Dios omnipotente” (N.) (L.A.). 26 “Vivirá más que el mundo, será eterna” (R.) (N.) (L.A.). 29 “Su engañado saber corregiría” (N.) (L.A.) (Ra.). “Corregiría su engañado juicio” (R.). 36 “Un alma abandonada” (N.) (L.A.). 42 “Con cerrar bien los ojos se escapase” (N.) (L.A.). 50 “Conociera y sanara” (R.). 51 “En paz con alegría” (N.) (L.A.). 54 “Cantar al prado hermoso” (N.) (L.A.). “Cantar el prado hermoso” (R.). 59 “Aquí estaban guardados” (R.) (N.) (L.A.). 60 “Los bienes que anhelaba” (R.) (N.) (L.A.). 63 “Empieza a cantar dichas y no acaba” (N.) (L.A.). “Empieza a contar dichas y no acaba” (R.).

¡OH SUEÑO DELEITOSO...! 4

1 ¡Oh sueño deleitoso,

Imagen apacible

Del eterno reposo!

Por ti un pecho sensible

5 Halla consuelo en medio

De cualquier mal temible.

En ti el dolor o el tedio

Que me asalta entre día

Tiene fin y remedio.

10 Por ti es, que cuando impía

Se enoja Silvia hermosa

Y mata mi alegría.

Mi alma entonces penosa

Goza por un momento

15 Lo que en vela no goza.

Mil veces mi tormento

Así se ha mitigado

Y ha huido el mal que siento.

Que Silvia con enfado

20 Me muestre duro ceño

En día desgraciado,

Vendrá mi dulce sueño

Y el gozo ha de volverme

Su semblante risueño.

25 Que el destino tenerme

Procure lejos de ella

Por sólo entristecerme,

A pesar de mi estrella

Mi sueño hará entre tanto

30 Que vea su faz bella.

Despierto será el llanto,

Pero, por fin, dormido

Gozaré de su encanto.

En vela, perseguido

35 Me veré del recelo,

De su ira o de su olvido;

Y acabado el desvelo,

Su cariño constante

Me volverá el consuelo,

40 Y el dolor penetrante

De su ira despiadada,

Descansará un instante.

Así no temo nada,

Y es mi dicha segura

45 Aunque sea soñada.

Que en sintiendo dulzura,

No averiguo si es día

O estoy en noche oscura.

Con igual alegría

50 Recuerdo el bien soñado

Y el que en vela tenía.

Ya que un igual enfado

Causa el mal en despierto,

Que en sueño fatigado;

55 Y que en el curso incierto

Del bien nada nos queda

Sea soñado o cierto.

Con que si el tiempo veda

Después que el bien se ha ido,

60 Que gozársele pueda:

El que en sueño ha venido

Y el que real se presente,

Si igualmente es perdido,

Gocémosle igualmente.

6 “De cualquier mal terrible” (N.) (L.A.). 7 “En ti el dolor y el tedio” (N.) (L.A.). 8 “Que me asaltan de día” (N.) (L.A.). 9 “Tienen fin y remedio” (N.) (L.A.). 35 “Me veré de recelo” (N.) (L.A.). 44 “Y mi dicha es segura” (N.) (L.A.). 46 “Que sintiendo dulzura” (N.) (L.A.). 62 “O el que real se presente” (N.) (L.A.).

CUARTETAS

EL ALMA QUE ENTRE CONGOJAS 5

1 El alma que entre congojas

Respira sin un consuelo,

Es solo en el mismo instante

Que suspira con anhelo.

5 Odiando el gusto, apetece

El retiro y soledad,

El llanto y la confusión;

Detesta la sociedad.

Nada complacerle puede,

10 Si existe el corazón

Sumergido en la tristeza

Y privada la razón.

La muerte solo podrá

Endulzar su turbación,

15 Sirviéndole de placer

Su grande turbación.

Al fin, en un frenesí,

Delirando sin cesar,

No hallará remedio alguno

20 Que la pueda aliviar.

2 En el manuscrito: “Respira algún consuelo”. Parece necesaria la corrección (Nota de A.M.Q.).

SOY ARGOS PARA VER PENAS 6

1 Soy Argos para ver penas,

Tántalo de las tristezas,

Hidrópico de amarguras

Y el Fénix de la paciencia.

5 Soy cual cisne misterioso,

Que en agonías extremas,

De mi muerte canto triste

Las canciones postrimeras.

Bebo las ígneas centellas,

10 Cual salamandra sedienta,

Del incendio de fatigas

En que me abraso cual Etna.

Así es que soy un Océano

De tristes graves dolencias,

15 En quien sin declinar unas

Como a su mar otras entran.

Al fin, soy de penas todo

Universal la tristeza;

Que si Dios no me alegrara

20 Por cierto que yo muriera.

2 POESÍA CÍVICA

ODAS

ILUSTRE AMERICANO 7

1 Ilustre Americano,

Honor eterno del peruano suelo;

Al fin ya quiso el cielo

Que en jefe tan humano

5 Halle la patria todo su consuelo.

La mejor monarquía

Sus grandes infortunios lamentaba;

El remedio anhelaba,

Mas no le conseguía,

10 Por más que entre sus hijos le buscaba.

En ambos continentes

Sufre la dura mano de la suerte;

En ambos ve la muerte

Que derrama en torrentes

15 Ilustre sangre del hispano fuerte.

La América afligida

Ve sus hijos uno a otros devorarse;

Uno al otro culparse

Sobre la paz perdida

20 Cuando de ambos Fernando oye aclamarse.

La Península triste

Presa de la traición y tiranía,

Ya ser más no confía;

Parece no subsiste

25 Más que para llorar su suerte impía.

En tantas turbaciones

El indiano requiere y el ibero

Quien a su dolor fiero

Y extremas aflicciones

30 Pueda ser el remedio postrimero.

En ti se han refugiado

¡Oh gloria del Perú! En tu amable seno,

De luz y bondad lleno,

Está depositado

35 El bien del suelo patrio y del ajeno.

Sí: nosotros veremos

Acercarse Minerva al trono augusto;

Hablará el hombre justo;

Y el mal que padecemos

40 Tornarase en placer y eterno gusto.

No habrá vasallo honrado

Que no sienta el influjo poderoso

Del numen bondadoso;

Se alentará el estado,

45 Y resucitará nuestro reposo.

Todos en mil amores

Arderán por su padre justo y tierno;

Y haréis que del gobierno

Sientan los sucesores

50 El bien, y vuestro nombre será eterno.

Saldrán por todo el mundo

Luces brillantes desde el trono ibero;

Clamará el orbe entero:

“¡Oh, sabio sin segundo!

55 ¡Oh, cuánto vale un sabio Consejero!”.

La América entre tanto,

La América cobrando su derecho,

A tu sensible pecho,

Con perdurable canto

60 Te llamará su gloria y su provecho.

¡Oh! Llegue, llegue el día

En que, puesto a la faz de nuestra gente,

Seas perenne fuente

De amor y de alegría

65 Y nos felicitemos mutuamente.

Tú, Neptuno, al momento

Que el hijo de Mercurio y de Astrea

En tu imperio se vea,

Di al voraz elemento

70 Lo que nuestra nación tanto desea.

Nereidas y Tritones

Rodeen el depósito sagrado

De tu héroe tan amado,

Y el piloto halle siempre las regiones

75 Del aire vario prontas a su agrado.

Así llegue temprano

El instante de todo nuestro anhelo;

Y véase que al fin ya quiso el cielo

Que en jefe tan humano

80 Halle la patria todo su consuelo.

3 “Al fin ya quiere el cielo” (N.). 9 “Mas no lo conseguía” (N.). 10 “Por más que entre sus hijos lo buscaba” (N.). 14 “Que derrama a torrentes” (N.). 17 “Ve a sus hijos uno a otro devorarse” (N.). 24 “Piensa que no subsiste” (N.). 27 “Al Indiano requiere y al Ibero” (N.). 28 “Quien de su dolor fiero” (N.). 31 “En ti se ha refugiado” (N.). 32 “Almo seno” (N.). 35 “El bien del patrio suelo y del ajeno” (N.). 37 “Acercarse a Minerva al trono augusto” (N.). 38 “A hablar al hombre justo” (N.). 40 “Tornarse en bienes y en eterno gusto” (N.). 45 “Y de él resultará nuestro reposo” (N.). 48 “Harás que del Gobierno” (N.). 50 “El bien, y tu renombre será eterno” (N.). 64 “De paz y de alegría” (N.). 67 “Que el hijo de Mercurio y Santa Astrea”: así en M. Errata”. 73 “De un héroe tan amado” (N.) (Ra.). 75 “Del aire vario, prontas a su grado” (N.). 78 “Y veamos que al fin ya quiso el cielo” (N.).

POR FIN LIBRE Y SEGURO 8

1 Por fin libre y seguro

Puedo cantar. Rompióse el duro freno,

Descubriré mi seno

Y con lenguaje puro

5 Mostrará la verdad que en él se anida,

Mi libertad civil bien entendida.

Oíd: cese ya el llanto;

Levantad esos rostros abatidos,

Esclavos oprimidos,

10 Indios que con espanto

Del cielo y de la tierra sin consuelo,

Cautivos habéis sido en vuestro suelo.

Oíd: patriotas sabios,

Cuyas luces doblaban el tormento

15 De mirar al talento

Lleno siempre de agravios;

Cuando debiera ser director justo

Y apoyo y esplendor del trono augusto.

Oye, mundo ilustrado,

20 Que viste con escándalo a este mundo

En tesoro fecundo

A ti sacrificado,

Y recogiendo el oro americano,

Te burlaste del preso y del tirano.

25 Despotismo severo,

Horribles siglos, noche tenebrosa;

Huid. La India llorosa,

El sabio despreciado, el orbe entero,

Sepan que expiró el mal y que hemos dado

30 El primer paso al bien tan suspirado.

Compatriotas queridos,

Oíd también amigos europeos,

Que en opuestos deseos

Nos visteis divididos,

35 Oíd: acabe ya la antigua guerra,

Amor más que tesoros da esta Tierra.

Días ha que a la Iberia

Del empíreo bajó de luz rodeada

La libertad amada,

40 A extinguir la miseria

Que en nuestro patrio suelo desdichado

Por tres siglos había dominado.

Casi hasta el firmamento

Levantádose había el despotismo,

45 Y los pies del coloso en el abismo

Tenían su cimiento,

Pero, ¿de qué ha servido?

De hacer con su caída mayor ruido.

Pisóle en la cabeza

50 La santa libertad: se ha desplomado,

Se estremeció la Tierra y espantado

Volvió a ver su fiereza

Todo hombre; pero ve que ya no es nada

Su estatua inmensa en polvo disipada.

55 Vieron más los mortales:

El cetro, que arrancado al Rey había,

La libertad lo dio a la Nación mía:

“Acabad vuestros males,

Resistid al tirano”,

60 Dijo la Diosa con acento humano.

Sonó en toda la Esfera

Voz tan dulce: los Polos retumbaron;

El eco derramaron

Sobre la Tierra entera,

65 Y la América toda en el momento

Saltó llena de gozo y de contento.

¿Pero quién ejercita Este poder?

¿En dónde se comienza

A formar la obra inmensa

70 Del remedio, que incita

Esta voz celestial? Así decía,

Y empezó mi País desde aquel día.

Ya todo se previene

Para el día inmortal; mas del Averno

75 El enemigo eterno

Del hombre, el Error viene,

Arrastrando consigo hacia la Tierra

La discordia feroz, la cruda guerra.

Sobre este monte inmenso

80 Que a la ciudad domina, se ha sentado;

Sobre ella ha vomitado

Un humo negro y denso:

A todos dejó ciegos la negrura;

¡Cuánto horror presentó su noche oscura!

85 “Siempre seré oprimido...”

Pensó el indio infeliz dentro del pecho;

Bajo su pobre techo

De su triste familia circuido,

Lloró sobre sus hijos su quebranto,

90 Y la esposa dobló su amargo llanto.

“Triunfe allá la ignorancia”

Dijo el sabio sentado en su retiro,

“Si olvidado me miro,

Si falta vigilancia

95 Sobre la ilustración, ¿por qué me muevo?,

Así fue siempre; no es defecto nuevo”.

“Huyamos”, grita, “huyamos”,

Tímido y aterrado el europeo;

“Jurar mi ruina veo,

100 O diestros elijamos

A quienes con justicia y con prudencia

Muden en favor nuestro la sentencia”.

“¿Qué hacéis? ¡Qué! ¿No mirasteis

Qué pacíficos somos, generosos,

105 Amantes, obsequiosos?

Decid ¿dónde observasteis

El furor que teméis? ¿O equivocados

De nuestro amor huis precipitados?”

Así dijo el patricio,

110 Y su voz escuchó la providencia.

Su invisible presencia

Disipó el negro vicio,

Y cuando el Pueblo unido reclamaba,

Ella los electores señalaba.

115 ¿Pero calmó con esto

El temor, la aflicción, la desconfianza?

Cobró nueva esperanza,

Nuevo aliento funesto

El Error; y su empeño redoblando,

La discordia a los hombres fue turbando.

Volvió el indio a su pena;

El sabio hollado a su misantropía;

Y el de la Iberia creía

Que la grave cadena

125 De las manos del noble americano

Pasaría a ligar su fuerte mano.

Mas ¡qué! La Paz risueña

Juró que no; saliendo del Congreso,

Voló por la ciudad y a su regreso

130 En publicar se empeña

Que nada se recele, que ha extirpado

La cruel discordia de su Pueblo amado.

Volvió el Congreso luego;

Pues se dejó sentir su breve ausencia:

135 Con su afable presencia

Apagó pronto el fuego.

¿Cuándo han de pensar todos igualmente?

¿Ni dónde un mal cesó tan prontamente?

En tanto que asistían

140 La Paz y la Virtud al cuerpo sabio,

A su triunfo o a su agravio

Suspensas atendían,

Pisando cada una en su montaña,

Minerva, India y España.

145 Yo lo vi: en la del medio

Minerva se paró; a su diestro lado

Mayta estuvo rodeado

De indios, que su remedio

Esperaban, así como el hispano

150 Esperó Iberia en la siniestra mano.

Ya Febo se apartaba

Cansado de aguardar, hacia el poniente;

Mas suena de repente

La voz que se deseaba:

155 “El indio, el sabio de la unión amante,

Os han de gobernar en adelante”.

¡Eco plausible! ¡Viva!

“Viva, sí; la elección que nos conserva”;

Mayta, Iberia y Minerva

160 Con voz dulce y activa

Clamaron; y los Incas sepultados

Saltaron de su tumba alborozados.

Los sabios se alentaron;

Quedó el hispano en la ciudad seguro

165 Y los que “país oscuro”

A mi suelo llamaron,

Mirándole en prodigio tan fecundo:

“Ahora sí es, dijeron, Nuevo Mundo”.

Por el volcán terrible

170 Se sumergió el error avergonzado

De la mortal discordia acompañado.

¡Oh día el más plausible!

¡Oh Arequipa! Teatro afortunado

De una acción en que tanto se ha logrado!

175 ¡Oh sabios magistrados!

Jamás cantar sobre nuestros loores,

Pero ¿qué más honores

Qué himnos más bellos, más proporcionados

Que el general placer, con que mil veces

180 Se felicita el pueblo por sus jueces?

Compatriotas amados

Que en ultramar la luz primera visteis;

¿Esto es lo que temisteis?

¿Pensasteis ¡qué engañados!

185 Que un pecho Americano

Sería vengativo, cruel, tirano?

No hay tal. Fue nuestro anhelo

Este sólo: que al justo magistrado

Ya por sí penetrado

190 De amor al Patrio suelo,

Le urgiesen a ser fiel en cada punto

Deudos, padres, hijo, esposa, todo junto.

Así será y gozosos

Diremos: es mi Patria el globo entero;

195 Hermano soy del indio y del ibero;

Y los hombres famosos

Que nos rigen, son padres generales

Que harán triunfar a todos de sus males.

5 “Mostraré la verdad que en él se anida” (N.) (L.A.). 9 “Cambiado por el 10 y viceversa” (N.). 11 “Del cielo y de tierra, sin consuelo” (P.) (Ra.). 14 “Cuyas luces nos daban el tormento” (N.). “cuyas luces redoblaban el tormento” (Lira Patriótica). 15 “De mirar al Talento” (N.). 17 “Cuando debiera ser dictador justo” (N.). 18 “Apoyo y esplendor del trono augusto” (N.). “Y apoyo y esplendor del pueblo augusto” (L.A.). 23 “Que recogiendo el oro americano” (N.). 24 “Te burlaste del precio y del tirano” (N.). “Te burlaste del preso y del tirano” (P.) (Ra.). 27 “Huid. La india llorosa” (N.). 31 L.A. no transcribe del 31 al 42. 35 “Oid: acaba ya la antigua guerra” (N.). 37 “Dios ha que a la Iberia” (Ra.). 38 “Del Empleo bajó de luz rodeada” (N.). 39 “La Libertad amada” (N.). 44 “Levantándose había el despotismo” (Ra.). 48 “Hacer con su caída mayor ruido” (Lira Patriótica). 50 “La Santa Libertad; se ha desplomado” (N.). 53 “Todo hombre; pero ved que ya no es nada” (N.). 57 “La libertad le dio a la Nación mía” (L.A.) (P.) (Ra.). 58 “Acabad nuestros males” (P.) (Ra.). 70 “El remedio a que incita” (N.) (L.A.) (P.) (Ra.) (Lira Patriótica). 78 “Arrastrando consigo hasta la tierra” (Ra.). 78 “La Discordia feroz, la cruda guerra” (N.). 82 “Un humo denso y negro” (N.) (P.) (Ra.). 87 “Bajo su pobre lecho” (P.) (Ra.). 90 “Y la esposa bebió su amargo llanto” (N.) (Ra.). “Y la esposa vio su amargo llanto” (P.). 91 L.A. no transcribe del 91 al 114. 100 “Oíd estros elijamos” (P.). “Oíd estros lejanos” (Ra.). 105 “Amantes y obsequiosos?” (N.). 107 “El furor que teméis? ¿Equivocados” (N.). 110 “Y su voz escuchó la Providencia” (N.). 113 “Y cuando el pueblo reclamaba” (P.) (Ra.). 119 “El Error, y su empeño redoblado” (P.) (Ra.). 120 “La Discordia a los hombres fue turbando” (N.). “La discordia a los hombre fue turbado” (Ra.). 121 L.A. no transcribe del 121 al 126. 123 “Y el de Iberia creía” (N.) (P.) (Ra.). 128 “Mandó que no salieran del Congreso” (N.). 131 “Que nadie se recele, que ha extirpado” (L.A.). “Que nadie se recela que ha extirpado” (Ra.). 133 “Volvió al Congreso luego” (N.) (L.A.) (Ra.) (Lira Patriótica). 137 “¿Cómo han de pensar todos igualmente?” (N.). “¿Cuándo pensaron todos igualmente?” (P.) (L.A.) (Ra.). 139 L.A. no transcribe del 139 al 150. 140 “La Paz y la Virtud al cuerpo sabio” (N.). 141 “Al triunfo o a su agravio” (N.). 144 “Minerva, la India y la orgullosa España” (N.). 146 “Minerva se paró; y al diestro lado” (P.) (Ra.). “Minerva se posó; a su diestro lado” (Lira Patriótica). 147 “Manco estuvo rodeado” (N.). 149 “Esperaban; y allí con el hispano” (N.). 155 “El indio, el sabio con unión amante” (L.A.) (Ra.). “El indio, el sabio con unción amante” (P.). 157 L.A. no transcribe del 157 al 162. 159 “Manco, Iberia y Minerva” (N.) (P.) (Ra.). 160 “Con voz dulce y altiva” (P.) (Ra.). 161 “Llamaron; y los incas sepultados” (Lira Patriótica). 164 “Quedó el peruano en su nación seguro” (L.A.). 165 “Y los que “país oscuro” (N.). 169 L.A. no transcribe del 169 al 198. 170 “Se sumergió el Error avergonzado” (N.). 171 “De la mortal Discordia acompañado” (N.). “De la moral discordia acompañado” (P.). 182 “Que en Ultramar la luz primera visteis” (N.). 184 “¿Pensasteis [qué engañados]” (N.). 185 “Que un pueblo Americano” (N.). 187 “No tal: fue nuestro anhelo” (N.). 188 “Esto solo: que al justo magistrado” (P.) (Ra.). 192 “Deudos, padre, hijos, esposa, todo junto” (Ra.). 194 “Diremos: “es mi Patria el globo entero” (N.). 195 “Hermano soy del Indio y del Ibero” (N.).

YA LLEGÓ EL DULCE MOMENTO 9

1 Ya llegó el dulce momento

En que es feliz Arequipa,

Ya en mi suelo se disipa

El Despotismo feroz:

5 Ya se puede a boca llena

Gritar: que la patria viva,

Que la libertad reciba

Que triunfe nuestra Nación.

Cayó el monstruo detestable

10 Que en nuestra cerviz sentado

Trescientos años ha hollado

La justicia y la razón:

Y en su lugar se levanta

La oliva de la victoria,

15 Que borrará la memoria

De los siglos de opresión.

Levantad pues hijos bellos

Del Perú siempre oprimido,

Incrementad el partido

20 De esta grande Redención:

Ved que el Cielo nos protege

Y que salen los efectos

Mayores que los proyectos

Que el Patriotismo formó.

25 No se encuentre un hombre solo

Que no empuñe aguda espada,

Y arroje a su negra nada

Al tiránico español,

Pues las heridas gloriosas

30 Que en el campo se reciban

Harán que sus nombres vivan

Muerto el Déspota escuadrón.

Suene en fin en todas partes

Con las voces y los hechos,

35 Que no vivan nuestros pechos,

Si no logran este honor:

Viva, viva eternamente,

El Patriotismo Peruano,

Viva el suelo Americano,

40 Viva su libertador.

EN UNA NOCHE OSCURA Y PAVOROSA 10

1 En una noche oscura y pavorosa, (1)

Los males de mi Patria contemplaba;

Una escena sangrienta y horrorosa (2)

A mi pecho cruelmente atormentaba:

5 A esta constitución tan lastimosa

Encontrar un remedio procuraba;

Y en tan inútil como triste empeño,

Mis párpados se cierran, y yo sueño.

Sueño, que atada con cadenas iba (3)

10 Una infeliz mujer, cuyo vestido

Era un hito empapado en sangre viva: (4)

Tras ella con furor jamás oído

De hombres ingratos una comitiva (5)

Veo que corre, y en confuso ruido (6)

15 Oigo, le dicen: Sufre esas cadenas.

O padece mil muertes, tras mil penas. (7)

Turbóme de improviso y mi tristeza (8)

Llega a su colmo, cuando con desvío

Vuelve hacia mí su lánguida (9) cabeza

20 Y dice sollozando ¡ay hijo mío! (10)

Quiero ayudarla activo y con presteza, (11)

Quiero correr; mas ¡ay! Un sudor frío (12)

Un temor, (13) una pena, (14) mil tormentos, (15)

Debilitan, destruyen mis alientos:

25 Caigo en fin débil (16) al esfuerzo que hice,

Y riego con mis lágrimas la tierra: (17)

Procuro levantarme (18) y me maldice (19)

La tropa de los bárbaros, que aterra:

Entonces lloro y grito (20) ¡Ay infelice!

30 ¡Ay infelice Madre! ¡Oh Dios! Destierra... (21)

Confunde con tu vista a esos infames; (22)

Tu ira sobre mi Patria no derrames.

Sordo se muestra el cielo a mis clamores

De mi Madre a las penas no da oídos;

35 Parece complacerse en mis dolores,

Y que se holgara en vernos afligidos: (23)

Los bárbaros juzgando por favores (24)

Los desprecios del Cielo a mis gemidos;

Dicen con voz soberbia y arrogante: (25)

40 Presa nuestra será, (26) cual lo ha sido antes. (27)

¿Vuestra presa será? ¡Crueles! ¡Feroces!

¿Así a mi Patria, que rasgó su seno (28)

Para abrigaros, perseguís atroces?

Mas ¡oh dolor! De injurias me hallo lleno (29)

45 ¿Qué Patria tienes tú? (30) Dicen a voces

Y apurando mi mal corren sin freno

A consumar el hecho más injusto... (31)

Despierto: pasa todo: mas no el susto. (32)

COMENTO AL SUEÑO

(1) Tales me han de ser todas mientras no mude de estado. (2) Degollaciones injustas etc. (3) Sólo de las manos; porque ya se le han caído las de los pies; gracias a Buenos Aires, Caracas, Chile, Quito, Santa Fe etc. (4) La América viuda de tantos hijos muertos injustamente. (5) De patanes. (6) Porque jamás hablan con claridad ni concierto. (7) La Patria muere y pena en cada hijo suyo. (8) Esto sucede a todo Americano sensible; pero aún preso. (9) Tal la tienen de desangrado. (10) ¿En quien ha de buscar asilo, sino en sus hijos? (11) La reflexión, el Patriotismo producen estos efectos. (12) Este que en mi fue involuntario, es muy del gusto de algunos Americanos espurios y ( ). (13) De echar bendiciones con los pies. (14) De castigar a los insinuados chapetonistas pero hermanos. (15) Ver que se llama delito, el celo por la patria; inobediencia, el tenerla con quien no es Juez legítimo; libertinaje, los suspiros de un esclavo; disparate, un juicio despreocupado; vicio, la virtud etc. etc. etc. (16) No puedo absolutamente ejecutar mis deseos. (17) No puede más un peruano particular. (18) Levantarme y punto en boca. (19) A la tiranía añaden el insulto. (20) El que está atado de pies y manos no tiene más arma que la boca. (21) A la Tartaria o al Japón. (22) Estas lechuzas modernas ¿cuándo han de sufrir tanta luz? (23) (En blanco en el original) (24) Todo lo entienden al revés y se lo exponen a su modo. (25) Ese es su tono natural. (26) Escaso (27) Nadie lo duda. (28) Esto necesita una nota muy larga. (29) A un argumento dan esta razón del zapatero(30) Ita Garita.(31) Ni en sueño lo vi consumar; pero acometerlo si, y aun de día claro. (32) Ya se me va acabando.

OCTAVA

GIA NON SI PUO ASCOLTARE IL DOLCE NOME 11

1 Giá non si puó ascoltare il dolce nome

De la felicidad ni del consuelo;

Ya no podemos esperar que asome

La riservata pace in nostro cielo.

5 Corrucciato ha sconfitto Dio le Home

Con que fijó la dicha en este suelo;

Ya no hay otro recurso en tanta pena

Che pianger sopra il ferro e la catena.

3 POESÍA LAUDATORIA

ODAS

CUMPLIDO ESTÁ EN SU TODO EL VATICINIO 12

1 Cumplido está en su todo el vaticinio

Que el fuerte Hércules hizo en el gran día

En que rompió de un golpe la montaña

Que del inmenso Atlántico era dique.

5 De uno, dos montes hizo sus columnas;

Por entre ambas, abierto un paso estrecho,

Se lanzaron las ondas; un mar grande

Se hizo al momento en medio de la tierra,

Ciudades mil quedaron anegadas

10 Y el Lobo y el Delfín y los Tritones

Hicieron de las Torres y Palacios

Hondas cavernas do a dormir se acogen.

Los montes, que a un impulso tan violento

Apenas resistieron, hechos playas;

15 Y los montes que en islas se tornaron,

Al héroe miraban tan absortos,

Como quedó el ladrón del Vellocino

Cuando por artes de Medea arroja

Las semillas al suelo y convertirse

20 Se mira en belicosos militares.

Hércules los despierta, poco es esto,

“La Bética, esta tierra que ahora piso,

Un hijo de mi sangre dará un día,

Héroe como yo que en otro mundo

25 Será columna excelsa”; y luego en ambos

Alzó entonces la diestra poderosa,

Estrechóla con fuerza y destilando

Una gota de Sangre sobre Gages

Ella tormentosa dijo y partióse.

30 Han corrido los siglos y ya vemos

De la Herculeda Sangre fecunda

Levantarse al gran hijo, que cargado

Del peso enorme de una Iglesia viene

A ser alta columna de nuestro suelo,

35 ¡Oh muy ilustre Chaves! A tu vista

Huye el error y el crimen y la muerte;

Tú alzaste del profundo ese recinto

Que a Minerva ofrecido nunca fuera.

Mansión de luz, si tú bajo tus alas

40 No le acogieras, ni Minerva entrara

Si no era por tu empeño a poseerlo.

Arequipa feliz a ver llegaste

Un sabio a cuyo ruego baja Urania

Y muestra a tus hijuelos pensadores

45 Altas regiones que los astros cursan.

Un sabio a cuyo influjo se desgarran

Los burdos velos con que a nuestros ojos

Se ocultaban los senos de Natura

Y hasta el inmenso ser inconocible.

50 Del sumo Dios, sentado entre la niebla,

Se tienta especular que pasa todo;

Nuestro Maestro celoso dio millares

De preciosos depósitos que tienen

Fijos en perdurables caracteres

55 Las ciencias del Señor y de los hombres

Mil sabios de allí salen, tú los unges

Pastor esclarecido, y encargados

Del Supremo poder con que en el Cielo

Atar y desatar al Señor hacen.

CUANDO UN HÉROE EMPIEZA A CELEBRARSE 13

1 Cuando un héroe empieza a celebrarse

Se espera oír contar grandes acciones:

Grande ciencia en matarse

Ruinas, desolaciones,

5 Sangre, golpes tremendos...

Mas mi musa se esconde a esos estruendos.

Y no es que en vos, magnánimo Henestrosa,

Falten glorias de Marte recibidas:

10 Tienen bien conocidas

En la guerra onerosa

Tu pericia y bravura

Medellín, Cataluña, Extremadura.

El Dios de la batalla, el mismo

Marte Con placer en acciones te veía;

15 Su agrado fue mirarte

Y por fuerza decía:

“Ved un Marte en la Tierra

Que no puede vivir si no es en guerra”.

¡Qué engaño! Si es la paz vuestro elemento,

20 Iris cual primogénito te cuenta

Y exclama: “Es un portento

Que en la guerra sangrienta

Obrase mi pupilo,

Que no puede vivir si no es tranquilo”.

25 Ved aquí, esto me inspira y me da aliento;

Esa paz y dulzura primorosa

En que, como en su asiento,

Vuestro ánimo reposa,

Paz a cuya influencia

30 Brilla tu singular benevolencia.

Esto sí, ¡vive el cielo!, esto es lo raro,

Lo que es más grato y digno de memoria:

Que el fuego, a Marte caro,

El valor, la victoria,

35 Dan gloria a esos esmeros,

Pero gloria común a mil guerreros.

¡Cuán general es ver a los mortales

Que, al oír de su fama el grito augusto

Fingiéndose inmortales.

40 Quieren que en más que es justo

Su dignidad se aprecie,

Y los miren como hombres de otra especie!

Y vos, único entre ellos sois hermano,

Sin perder vuestro honor sois apacible;

45 Y esto es lo soberano

Lo raro, lo indecible:

Esto es sellar tu gloria

Y triunfar del valor y la victoria.

¡Oh bienaventurada americana

50 Que, a este fénix de paz estando unida,

A la América humana

Vinculáis esta vida,

Y vuestro amante anhelo

Le hace dicha, honor, placer de nuestro suelo!

55 ¡Apolo!, ven tú mismo, esta es tu esfera,

Haz que a cantar tus favoritos vengan.

¡Ojalá yo lo fuera!

Mas diré: siempre tengan

Dos tan preciosas vidas,

60 Honor, felicidad, glorias cumplidas.

2 “Se espera oír pintar grandes acciones” (Ra. 1). “Se espera oír cantar grandes acciones” (Ra. 2). 3 “Grande ciencia es matarse” (Ra. 1 y 2). 6 “Mas mi musa se esconde a estos estruendos” (Ra. 1). 7 “Y no es que en vos, magnánimo Honestrosa” (P.). “Y no es que en vos, magnánimo Henostrosa” (Ra. 2). 9 “En la guerra horrorosa” (P.) (Ra. 2). 11 “Tu fiereza y bravura” (P.) (Ra. 2). 14 “Tus acciones heroicas veía;” (P.) (Ra. 2). 15 “Su placer fue mirarte” (P.) (Ra. 1 y 2). 18 “Que no puede vivir sino en la guerra” (P.) (Ra. 2). 20 “Iris su primogénito te cuenta” (P.) (Ra. 2). 21 “Y clama: es un portento” (P.) (Ra. 2). 23 “Obrare un pupilo” (Ra. 1). 24 “Que no puede vivir sino tranquilo” (Ra. 1). 25 “Ve aquí, esto me enciende y me da aliento” (P.) (Ra. 2). 28 “Vuestro amigo reposa” (P.) (Ra. 2). 29 “Paz amiga influencia” (Ra. 1). 30 “Nace tu singular benevolencia” (P.) (Ra. 2). “No se tu singular benevolencia” (Ra. 1). 31 “Esto sí, ¡viva el cielo! Esto es lo raro” (P.) (Ra. 2). 32 “Lo sumamente digno de memoria” (P.) (Ra. 1 y 2). 36 “Pero gloria computa a mil guerreros” (Ra. 2). 38 “Que al oir de la fama un grito augusto” (P.) (Ra. 2). “Que al oir de su fama un grito augusto” (Ra. 1). 40 “Quieren que en más lo justo” (P.) (Ra. 2). 41 “La dignidad se aprecie” (Ra. 1). 42 “Y los miren como hombres de toda especie” (Ra. 1). 43 “Y vos único entre ellos sois humano” (P.) (Ra. 2). 44 “Sin perder vuestro honor sois apreciable” (P.) (Ra. 2). 46 “Lo sumo, lo admirable” (P.). “Lo sumo, lo indecible” (Ra. 1). “Y esto es lo soberano, lo sumo, lo admirable” (Ra. 2). 47 “Esto es vencer tu gloria” (P.) (Ra. 1 y 2). 51 “A la América hermana” (P.) (Ra. 2). 54 “Le hace hijo, honor, placer de nuestro suelo” (P.). “Le hace hijo, honor, placer de vuestro suelo” (Ra. 2). 55 “Apolo ven tú mismo, esto es tu esfera;” (Ra. 1). 58 “Mas dice: siempre tengan” (Ra. 1). 60 “Honor, felicidad, gloria cumplidas” (P.) (Ra. 2).

SE DICE QUE VENUS 14

1 Se dice que Venus

Viendo repartido

Todo el Universo

Bajo tres dominios,

5 Dominarlo todo

Ella sola quiso

Y logró rendir

A sus dueños mismos.

Los que esto fingieron

10 No lo han entendido:

La benignidad

Tiene mayor brío.

Ven benigno a Jove

Todos los nacidos;

15 Benigno a Neptuno;

De Ilión los residuos;

Al mismo Plutón

Bajando al abismo,

Orfeo y Eneas