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¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! (en inglés: Oh Captain! My captain!) es un poema de Walt Whitman escrito en homenaje a Abraham Lincoln, presidente de EE.UU.
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WALT WHITMAN
Canto el yo, persona simple, separada;
No obstante, pronuncio la palabra democrática, la
palabra En Masa.
La fisiología de la cabeza a los pies, yo canto,
Ni la fisonomía sola, ni el cerebro solo, son dignos
de la Musa; digo que el Cuerpo completo es más
digno,
A la Mujer igual que al Hombre, yo canto.
De la Vida inmensa en la pasión, en la elasticidad, en
la fuerza,
Alegre, para la más libre acción formado según las
leyes divinas,
Canto al Hombre Moderno.
Cuando meditaba en silencio,
Resolviendo mis poemas, juzgándolos, demorando,
Se irguió ante mí un Fantasma de dudoso aspecto,
Terrible en su belleza, en su lozanía, en su fuerza,
Genio de los poetas de las naciones viejas,
Y, lanzándome miradas como llamas,
Señalando con el dedo muchos poemas
inmortales,
Y con voz amenazadora, ¿Qué cantas?, dijo,
¿No sabes que sólo hay un tema para los bardos
inmortales?
Y ese tema es la Guerra, la suerte de las batallas,
La creación de soldados perfectos.
Así sea, respondí,
Yo también, altiva Sombra, canto la guerra, y una
guerra más larga y más grande que las otras;
Está empeñada en mi libro con varia fortuna, con
huidas, con avances y retiradas, con la victoria
diferida e indecisa
No obstante, la creo segura, o casi segura, al fin), el
campo de batalla es el mundo,
A vida o muerte, por el Cuerpo y por el Alma eterna,
He aquí que he llegado, entono el himno de las
batallas,
Y, sobre todo, estimulo el nacimiento de soldados
valerosos.
Viajes por los Estados emprendemos
(Siempre por el mundo, impulsados por estos
cantos,
Zarpamos hacia todos los países, hacia todos los
mares),
Nosotros, discípulos espontáneos de todos, maestros
de todos y amantes de todos.
Hemos visto a las estaciones ofrecerse y pasar,
Y hemos dicho: ¿por qué un hombre o una mujer
no hacen lo que las estaciones y se ofrecen
como ellas?
Demoramos un poco en todas las ciudades y
pueblos,
Recorremos el Canadá, el Nordeste, el extenso valle
del Misisipí y los Estados del Sur,
Nos tratamos como iguales con cada uno de los
Estados,
Nos sometemos a prueba e invitamos a los hombres
y mujeres a que nos escuchen.
Nos decimos: Recordad, no temáis, sed sinceros,
mostrad el cuerpo y el alma,
Demorad un rato y pasad, sed copiosos, sobrios,
castos, magnéticos,
Y que lo que ofrezcáis vuelva como vuelven las
estaciones,
Y que sea como ellas.
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