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Y esa roca, áspera y multiforme en sus inicios, pierde materia a medida que rueda, golpe tras golpe se va puliendo, y es cada vez más bella, más lisa, más suave. Van quedando por el camino: frases, pensamientos, su deseo de que las mariposas y los pájaros sigan volando. Al tiempo que ella se hace polvo, poco a poco, en un mundo lleno de reglas, se pregunta: ¿tendrá reglas el polvo?, ¿tendrá fronteras?, podría tal vez, bailar con el viento al arrullo de estos versos. Con el corazón en la mano, Rebeca Camperi Cadogan nos entrega su ópera prima llena de reflexiones y sentimientos. Un libro precioso que nos invita a mirar el mundo que nos rodea y el que llevamos dentro.
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Seitenzahl: 48
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© Rebeca Camperi CadoganPlaneta Mío.
© La Mancha
Dr. Juan Benza, Ecuador 317.
Asunción, Paraguay,
(+595 21) 556 815
www.editorialatlas.com/la-mancha/
Diseño & Diagramación:
Arianna Gini
Marzo 2023
ISBN: 978-99925-17-86-4
Planeta mío
Introducción
Poemas
Aguas traicioneras
Amor & libertad
Cansancio
Cerro Ybytyruzu
Como el agua
Crecer
El Canto de la Abundancia
El Canto de la Pobreza
El Canto de la Codicia
El Canto Social
El dolor de un duelo
Equipaje invisible
Evolución
Fuerte & débil
Huida
Indígena de mi tierra
Juego de palabras
Maleza espinosa
Me hago cargo
Mi moneda tiempo
Migrante
Mis Bodas de Oro con la vida
Misterio universal
Mundo pequeño
Nido vacío
Olvido
Planeta mío
Poeta
Prisionera del Miedo
Progreso
Querido Sol
Quisiera
Rebelde
Recíclame cuando me duerma
Regalos
Resiliencia
Sin fronteras
Soledad y Compañía
Soltar
Soy
Tristeza
Vibración traicionera
Aforismos
Cuentos
Un corazón para el chef
El espíritu del bosque
El destino de Atina
Dedicado a mis hijosArianna, Gabriel y
César Augusto.
Hoy regreso a ti.
Tú lo aguantas todo y nunca me reprochas.
¡Hacía tanto tiempo que no te contaba nada! Y ahora,¡cuántas cosas te he contado!
Me escuchas mudo ante lo que pienso y escribo. No mejuzgas. Estás conmigo cuando te necesito.
Te comportas como un espejo, y eso me gusta. Puedomirarme por dentro. Me acompañas en muchas utopías,ilusiones y realidades.
Así, naces tú de mis entrañas,“Planeta mío”.
Desde un paraíso en la tierra, al arrullo de las olas, partiste.
Aguas traicioneras se llevaron tus ilusiones hacia profundidades desconocidas.
No más tus besos, no más tu risa, no más tú.
En tu viaje al infinito, las aguas bravas ignoraban tal vez, que mi medio corazón iba contigo.
Devuélvanmelo.
¿Cómo viviría yo mi resto de vida sin esa mitad?
Soy liviana como el aire cuando estoy entre tus brazos.
De inmediato, mis libertades se percatan y denuncian invasión de territorio.
Amor y Libertad barajan sus cartas.
El Miedo se presenta desplegando un minucioso inventario de libertades cercenadas.
Mi corazón susurra que sin ti, pende de un hilo.
Amor y Libertad se agazapan, piden una tregua.
Los gritos que no salen se convierten en silencios.
Y decido amarte, a pesar de todas mis libertades, para sentir que entre tus brazos yo alcanzo las estrellas.
Hoy me invade la fatiga y mi cuerpo se niega a responder.
Cuando la alarma tintinea, anunciando que el descanso llegó a su fin, yo deseo pasar de largo y nunca despertar.
Siento que el deber llama, que la vida continua, que el día de hoy debe seguir.
Pero la debilidad se enseñorea, me castiga, me traiciona.
Es entonces, cuando alguien en lo profundo, muy despacio, me recuerda que te amo.
Eso hace que día tras día, me levante en las mañanas.
De día y de noche, esa Cordillera, de Este a Oeste, esa Cordillera.
Tus sombras se agazapan formando figuras.
Tu misterio me ejerce extraño magnetismo.
Te despido al atardecer, te saludo al alba.
Tus colores me avisan del humor del pueblo.
Si hoy vistes de azul, me siento feliz.
No sé qué te hace cambiar al naranja, y si te ves de verde, es que hay esperanzas.
Cuando te cubres de negro, presagio tristeza.
Anhelo abrazarte y en ti cobijarme.
Te ves tan lejana, te siento imposible.
Mis brazos no alcanzan para abrazarte entera.
Cierro mi ventana, hasta que regreses de azul.
No busques atraparme, soy huidiza, afamada.
Más, te diré en secreto, cómo has de retenerme.
Observa al agua: junta tus manos y forma un cuenco, cárgame, que quepa justo entre las palmas de tus manos, sin desbordar, espera a que me aquiete, contempla el fondo, y bébeme, sorbo a sorbo.
¿Cómo creceré, si sé que en las noches frías me extenderás una cobija?
¿Cómo creceré, si tu fulgor me encandila y me contento con mirar tu brillo?
Es cómodo y tibio estar bajo tu sombra, pero no hay manera de encontrar mi propio sol, sin salir a la intemperie.
Ni bien he nacido, alguien me ha cobijado.
Brazos amorosos fueron mi cuna.
Con arrullo sereno vigilaron mi sueño.
Mis primeras caídas fueron contenidas.
Del frío y la lluvia, fui siempre protegido.
Ni la escasez, ni la pobreza han tocado a mi puerta.
Ni fueron mis amigos, el exceso y el desperdicio.
Ni mucho, ni poco, una abundancia justa moldeó mi ser.
¿Cómo no devolver, cuando he recibido tanto?
Alimentado y alegre, emprendo la jornada.
Soy compasivo de alma, pleno de sol mi corazón, celebro con trinos de gratitud los colores verde y naranja.
Bailo, canto, río, pinto.
¡Devuelvo lo que recibo en exceso, cuando me han dado abundancia!
Albergar bondad no puedo cuando me llora el hambre.
Compasión no siento cuando me falta un techo.
De esperanzas carezco porque no veo futuro.
Todo es hoy porque mañana es olvido.
En la calle habito con mis amigas las palomas que tienen en abundancia libertad, hogar y comida.
Cuando llega la noche quisiera volar con ellas hacia un refugio seguro donde anidar mi sueño.
Respeto no me exijas, pues ni bien he nacido, mi inocencia se ha ido.
No conozco de abrazos, ni de canciones de cuna, solo me han cobijado el piso duro y la escarcha.
Hábil debo ser en el arte del engaño, para obtener un mendrugo y acallar al hambre.
No llores ante mí,