Planeta mío - Rebeca Camperi Cadogan - E-Book

Planeta mío E-Book

Rebeca Camperi Cadogan

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Beschreibung

Y esa roca, áspera y multiforme en sus inicios, pierde materia a medida que rueda, golpe tras golpe se va puliendo, y es cada vez más bella, más lisa, más suave. Van quedando por el camino: frases, pensamientos, su deseo de que las mariposas y los pájaros sigan volando. Al tiempo que ella se hace polvo, poco a poco, en un mundo lleno de reglas, se pregunta: ¿tendrá reglas el polvo?, ¿tendrá fronteras?, podría tal vez, bailar con el viento al arrullo de estos versos. Con el corazón en la mano, Rebeca Camperi Cadogan nos entrega su ópera prima llena de reflexiones y sentimientos. Un libro precioso que nos invita a mirar el mundo que nos rodea y el que llevamos dentro.

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Planeta mío

© Rebeca Camperi CadoganPlaneta Mío.

© La Mancha

Dr. Juan Benza, Ecuador 317.

Asunción, Paraguay,

(+595 21) 556 815

www.editorialatlas.com/la-mancha/

Diseño & Diagramación:

Arianna Gini

Marzo 2023

ISBN: 978-99925-17-86-4

Índice

Planeta mío

Introducción

Poemas

Aguas traicioneras

Amor & libertad

Cansancio

Cerro Ybytyruzu

Como el agua

Crecer

El Canto de la Abundancia

El Canto de la Pobreza

El Canto de la Codicia

El Canto Social

El dolor de un duelo

Equipaje invisible

Evolución

Fuerte & débil

Huida

Indígena de mi tierra

Juego de palabras

Maleza espinosa

Me hago cargo

Mi moneda tiempo

Migrante

Mis Bodas de Oro con la vida

Misterio universal

Mundo pequeño

Nido vacío

Olvido

Planeta mío

Poeta

Prisionera del Miedo

Progreso

Querido Sol

Quisiera

Rebelde

Recíclame cuando me duerma

Regalos

Resiliencia

Sin fronteras

Soledad y Compañía

Soltar

Soy

Tristeza

Vibración traicionera

Aforismos

Cuentos

Un corazón para el chef

El espíritu del bosque

El destino de Atina

Dedicado a mis hijosArianna, Gabriel y

César Augusto.

Introducción

Hoy regreso a ti.

Tú lo aguantas todo y nunca me reprochas.

¡Hacía tanto tiempo que no te contaba nada! Y ahora,¡cuántas cosas te he contado!

Me escuchas mudo ante lo que pienso y escribo. No mejuzgas. Estás conmigo cuando te necesito.

Te comportas como un espejo, y eso me gusta. Puedomirarme por dentro. Me acompañas en muchas utopías,ilusiones y realidades.

Así, naces tú de mis entrañas,“Planeta mío”.

Poemas

Aguas traicioneras

Desde un paraíso en la tierra, al arrullo de las olas, partiste.

Aguas traicioneras se llevaron tus ilusiones hacia profundidades desconocidas.

No más tus besos, no más tu risa, no más tú.

En tu viaje al infinito, las aguas bravas ignoraban tal vez, que mi medio corazón iba contigo.

Devuélvanmelo.

¿Cómo viviría yo mi resto de vida sin esa mitad?

Amor & libertad

Soy liviana como el aire cuando estoy entre tus brazos.

De inmediato, mis libertades se percatan y denuncian invasión de territorio.

Amor y Libertad barajan sus cartas.

El Miedo se presenta desplegando un minucioso inventario de libertades cercenadas.

Mi corazón susurra que sin ti, pende de un hilo.

Amor y Libertad se agazapan, piden una tregua.

Los gritos que no salen se convierten en silencios.

Y decido amarte, a pesar de todas mis libertades, para sentir que entre tus brazos yo alcanzo las estrellas.

Hoy me invade la fatiga y mi cuerpo se niega a responder.

Cuando la alarma tintinea, anunciando que el descanso llegó a su fin, yo deseo pasar de largo y nunca despertar.

Siento que el deber llama, que la vida continua, que el día de hoy debe seguir.

Pero la debilidad se enseñorea, me castiga, me traiciona.

Es entonces, cuando alguien en lo profundo, muy despacio, me recuerda que te amo.

Eso hace que día tras día, me levante en las mañanas.

Cerro Ybytyruzu

De día y de noche, esa Cordillera, de Este a Oeste, esa Cordillera.

Tus sombras se agazapan formando figuras.

Tu misterio me ejerce extraño magnetismo.

Te despido al atardecer, te saludo al alba.

Tus colores me avisan del humor del pueblo.

Si hoy vistes de azul, me siento feliz.

No sé qué te hace cambiar al naranja, y si te ves de verde, es que hay esperanzas.

Cuando te cubres de negro, presagio tristeza.

Anhelo abrazarte y en ti cobijarme.

Te ves tan lejana, te siento imposible.

Mis brazos no alcanzan para abrazarte entera.

Cierro mi ventana, hasta que regreses de azul.

Como el agua

No busques atraparme, soy huidiza, afamada.

Más, te diré en secreto, cómo has de retenerme.

Observa al agua: junta tus manos y forma un cuenco, cárgame, que quepa justo entre las palmas de tus manos, sin desbordar, espera a que me aquiete, contempla el fondo, y bébeme, sorbo a sorbo.

Crecer

¿Cómo creceré, si sé que en las noches frías me extenderás una cobija?

¿Cómo creceré, si tu fulgor me encandila y me contento con mirar tu brillo?

Es cómodo y tibio estar bajo tu sombra, pero no hay manera de encontrar mi propio sol, sin salir a la intemperie.

El Canto de la Abundancia

Ni bien he nacido, alguien me ha cobijado.

Brazos amorosos fueron mi cuna.

Con arrullo sereno vigilaron mi sueño.

Mis primeras caídas fueron contenidas.

Del frío y la lluvia, fui siempre protegido.

Ni la escasez, ni la pobreza han tocado a mi puerta.

Ni fueron mis amigos, el exceso y el desperdicio.

Ni mucho, ni poco, una abundancia justa moldeó mi ser.

¿Cómo no devolver, cuando he recibido tanto?

Alimentado y alegre, emprendo la jornada.

Soy compasivo de alma, pleno de sol mi corazón, celebro con trinos de gratitud los colores verde y naranja.

Bailo, canto, río, pinto.

¡Devuelvo lo que recibo en exceso, cuando me han dado abundancia!

El Canto de la Pobreza

Albergar bondad no puedo cuando me llora el hambre.

Compasión no siento cuando me falta un techo.

De esperanzas carezco porque no veo futuro.

Todo es hoy porque mañana es olvido.

En la calle habito con mis amigas las palomas que tienen en abundancia libertad, hogar y comida.

Cuando llega la noche quisiera volar con ellas hacia un refugio seguro donde anidar mi sueño.

Respeto no me exijas, pues ni bien he nacido, mi inocencia se ha ido.

No conozco de abrazos, ni de canciones de cuna, solo me han cobijado el piso duro y la escarcha.

Hábil debo ser en el arte del engaño, para obtener un mendrugo y acallar al hambre.

No llores ante mí,