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POESÍAS PARA MEDITAR es un viaje lírico a través de los paisajes interiores del alma y las grandes preguntas de la existencia. Con sensibilidad y profundidad, cada poema se convierte en una invitación a contemplar la vida, el amor, la naturaleza y la muerte desde una mirada poética y trascendental. Ideal para quienes buscan un momento de introspección y belleza en la palabra escrita.
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Seitenzahl: 61
Veröffentlichungsjahr: 2025
CARLOS ALBERTO CAVINA VARELA
Cavina Varela, Carlos Alberto Poesías para meditar / Carlos Alberto Cavina Varela. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6539-6
1. Poesía. I. Título. CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Fotografía de portada: Varanasi, la ciudad de los muertos. Amanecer en el río Ganges, 2023.
Prólogo
La ventana
Búsqueda
Intuición
Duermevela matinal
Los silencios del alma
La máquina
El niño y el río
Elegía de la nada
Taj Mahal
Un amanecer en el Ganges
Era
Renaciendo
Piel de jazmín
Soneto de amor
Rosa negra
Mira
Desierto
Una lágrima
La montaña
Moáis
El patio interior
La angustia del profeta
Roma
Río Paraná
Mar
El esclavo del esclavo
Estío
Nocturno
Una noche
Pirámides
Obsesión de amor
Amor
Espejismo
Los jardines ocultos
Felicidad
Humildad
Hoja en el viento
Bailarina
La huella del mar
Cintia
Corina
Encuentro
Juego con nieve
Canción de cuna
Elegir o no elegir
Secretos
Incógnita
Amar
Unión
El lago esmeralda
Octeto
Cuarteto
Homo racional
El indio
La estatua
Poema para mi abuelo gaucho
El cóndor
Bucólica
Volverse niño
Luchar y morir
Espíritu
Las estaciones
Ciencia y ser
La vejez
Otoñal
La siesta
El pianista
Mira que...
Andar
Paciencia
Los lobos
Esperanza
Un niño, otro niño
Serenata
Hombres de la selva
La rebelión del pueblo
Tiempo de volver
Mariposa
¿Adónde vas?
Noche sobre el lago
Laberintos
Buda
Las circunstancias
Vientos del alma
Serenidad
La aventura del niño
La nave del ocaso
Llamado
La isla
El devenir del hombre
Luna
El payaso
Pescador de ilusiones
Ángel y demonio
Envejecer
Mira esa luz
Lluvia blanca
El estanque
El tren
Capullo
Amazonas
Utopía
El tiempo
El límite
Separación
Cuerpo y alma
Remember
Genaro
Encuentro en Jerusalén
Poesía
La frontera
Pienso, ergo actúo
Palabras
El poder y el respeto
Tus ojos
Ser y devenir
Tiempo de vivir
Juegos de la mente
El signo
La nada, el ser
Nosce te ipsum.
Existen obras que no solo reflejan el talento de un autor, sino también su esencia, su visión del mundo y su profundo compromiso con la comunidad. Este libro de poesías de Carlos Alberto Cavina es precisamente eso, un testimonio de una sensibilidad excepcional y una imaginación que atraviesa paisajes, tiempos y emociones con una belleza singular.
Como padre y profesional, Carlos ha construido una vida con valores que merecen ser reconocidos. Su ética impecable, su capacidad de reflexión y su empatía hacen de él no solo un escritor admirable, sino también un hombre digno de destacar.
Cada poesía que ha escrito es producto de una existencia vivida plenamente, enfrentando los caminos que le tocaron recorrer como hijo, hermano, padre, profesional y deportista. No es la obra de alguien que observa desde lejos, sino la de alguien que ha atravesado la vida con coraje, absorbiendo cada experiencia y transformándola en arte.
Su poesía fluye con una dialéctica precisa, una exploración que invita a la introspección. En “El Indio”, por ejemplo, emerge la imagen del espíritu libre que atraviesa el horizonte, un reflejo de su mirada sobre la historia y la identidad. Su visión del tiempo, la existencia y la lucha se plasma en poemas como “El devenir del hombre”, donde la humanidad y sus desafíos son expuestos con una sinceridad descarnada. Y en “La huella del mar”, que personalmente considero un homenaje a los veteranos de Malvinas, Carlos ha sabido entregarme una de las más grandes muestras de afecto, al honrar mi propia historia en sus versos, algo que no puedo dejar de agradecer profundamente.
Cada poema en esta colección es una ventana a su mundo interior, una obra que merece ser leída con la misma pasión con la que fue escrita. Es un privilegio prologar este libro y compartir el talento de un hermano que, además de ser un gran escritor, ha sido y sigue siendo un ejemplo para mí a lo largo de la vida.
Claudio Cavina
Miré por la ventana de la noche
y encontré el silencio de las estrellas,
algún ladrido de un perro que dormita,
los cansados pasos de un vagabundo,
los duendes alados que transitan
el aire prístino y fresco
que mueve las copas de los árboles
suavemente...
El devenir imparable de los sueños,
que transcurren fugaces y fatigosos,
sin destino...
Las extrañas figuras que se pierden
en las calles solitarias, dormidas,
y el silencio que aturde, que enajena.
El latido imperceptible de la vida,
escondida en la oscuridad palpitante,
ansiosa, inconmensurable.
Un rayo de luz
se levanta desde el horizonte;
la ventana se ha cerrado.
Busqué en los largos silencios
del espíritu y la naturaleza,
entre la multitud del orbe,
en las distancias del desierto
y sus lejanos oasis,
sus infinitas arenas
milenarias de soles.
Busqué en la soledad del ser
el camino, la realidad, la verdad
de las simples cosas.
Busqué el significado y el significante,
el día y la noche,
el estar y el no estar,
los recuerdos y el olvido.
Un hálito de amor
transitando al hombre
y a otro hombre, y a otro,
y al universo.
Cae la tarde en el largo camino
y las sombras se apoderan de las cosas.
Un destino ignoto espera al viajero,
sus largos y blancos cabellos atesoran
cada instante y todos los instantes
del tiempo,
buscando en ellos la sabiduría,
imperiosa y necesaria, para poder,
desde ese misterio,
que angustia al hombre
desde tiempos remotos,
introducirse en el conocimiento.
Un presentimiento innato lo guía,
lo acosa, lo mueve, lo aconseja.
Siente que el secreto está dentro
de su propio ser,
de todos los seres que viven,
luchan y parten hacia ese
devenir eterno e infinito.
En la claridad etérea de la mañana,
en mi duermevela
de una noche de extraños sueños,
fatigosos caminos, sombríos castillos,
laberintos sin fin, caballos galopando
en la llanura, incomprensibles figuras
que se desmayan en la niebla,
destellos rojizos de volcanes
que apuran su lava formando senderos
luminosos, laderas con altos árboles
que confunden sus copas con el cielo,
y vientos que agitan sus ramas
en feroces rugidos.
Nieves que desaparecen en el fondo del mar,
gases que se elevan y ocultan el sol.
Largos silencios de hombres y mujeres
que viven en el futuro.
Siento que la tierra gira, gira,
gira, y se traslada en el universo,
que se expande, se aleja
hacia los confines del ser,
del espacio y del tiempo.
Largos silencios del alma,
como ensimismada, ausente
del mundo terreno,