Polvos del Sahara - Mireya Piñeiro Ortigosa - E-Book

Polvos del Sahara E-Book

Mireya Piñeiro Ortigosa

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Beschreibung

Desde la noria cotidiana rotando entre el gozo y la melancolía, la nostalgia y la esperanza; desde el tedio hasta el asombro donde irrumpe la otredad de lo mismo, transcurren los hallazgos de estos Polvos del Sahara, donde la autora logró salvar de su infancia un susto agradecido ante lo que para muchos resulta lo más obvio: el simple acto de existir.

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Seitenzahl: 69

Veröffentlichungsjahr: 2025

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primera Edición2009

 

 

 

 

Edición: Cecilia Elías Guerra

Diseño: Víctor Enrique Sánchez Silveira

Composición: Marisol Ojeda Cumbá

Conversión a ebook: Grupo Creativo RUTH Casa Editorial

 

© Mireya Piñeiro Ortigosa, 2025

© Sobre la presente edición: Editorial El Mar y la Montaña, 2025

 

ISBN 9789592752894

 

Editorial El Mar y la Montaña

Calixto García # 902 e/ Emilio Giró y Crombet

Teléfono: 21328417

[email protected]

 

 

 

 

La Editorial El Mar y la Montañapublicóen 2009 el poemario de Mireya Piñeiro OrtigosaPolvos del Sahara, que ahora se presenta como libro electrónico bajo el sello RUTH Casa Editorial, encargada de promocionar y comercializar, a través de su tienda virtual, libros digitales cubanos en 70 plataformas internacionales.

Con la reedición de este volumen de alguna manera queremos homenajear a Mireya por sus 70 años de vida —que cumple el 9 de mayo—, de los cuales 10 de ellos los dedicó, como especialista principal, a encauzar el complejo entramado de lo que fue una editorial naciente. Era el año 2000 y ella estuvo entre los fundadores de El Mar y la Montaña, motivo por el cual Guantánamo le dedica su 33 Feria del Libro, a celebrarse del20 al 23 de marzo del presente.

EstosPolvos del Sahara, de Mireya Piñeiro Ortigosa, vienen a ser lo que ella misma llama sus “obras completas”, ya que aquí se recogen los textos que conformaron sus poemariosComo un eterno saludo(Ediciones El mar y la montaña, Guantánamo, 1992),En lo callado de la hoguera(Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 1994) yEn la ruta azarosa del velero(Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 1995), así como unos pocos que no habían sido publicados hasta la primera edición de este libro, en el ya referido 2009.

Alguna vez Mireya dijo, posiblemente refiriéndose al “trabajo de mi vida” —la manera que emplea para recordar el tiempo que le dedicó a la edición— que su Norte siempre estuvo puesto en “conquistar, insoportable e infructuosamente, a esa dama escurridiza que se llama Perfección”. Y si tengo que opinar acerca de su poesía, diría que toda ella es un acto de autenticidad y búsqueda de esa misma dama escurridiza.

Cecilia Elías Guerra

Marzo de 2025

 

Desde la noria cotidiana rotando entre el gozo y la melancolía, la nostalgia y la esperanza; desde el tedio hasta el asombro donde irrumpe la otredad de lo mismo, transcurren los hallazgos de estos Polvos del Sahara, donde la autora logró salvar de su infancia un susto agradecido ante lo que para muchos resulta lo más obvio: el simple acto de existir.

La obra de Mireya Piñeiro Ortigosa nunca llegó a tiempo a los estantes de la nación, pero en sus poemas —tal como sucedió con los versos del autor El mar y la montaña en los comienzos del siglo XX— las calles de esta ciudad, convertidas en puentes tropológicos, se salvaron, transubstanciadas por la música y las imágenes que volvieron a señalar hacia el misterio, hacia la sed trascendente “como una enjuta presencia apuntalando el pecho”.

Si la poesía, a través de las mismas angosturas del lenguaje, es un intento de retorno hacia el silencio primordial, Mireya se ha ganado dignamente su derecho a callar, digo; si es que su mutismo no es otro estado de preñez.

 

Juan Carlos Zamora Delgado

Tuve que vencer escrúpulos interiorespara proponerle a la misma editorial donde trabajo esta especie de “obras completas”; pero el consejo editorial, y mis propios compañeros, se solidarizaron con “la justificación” que le añadí a la entrega: eliminar la plaga de erratas e improcedencias de realización que acompaña a la mayor parte de mis publicaciones.

En consecuencia, este volumen reúne los textos que conformaron los poemarios Como un eterno saludo; (Ediciones el mar y la montaña, Guantánamo, 1992, editado por Rebeca Ulloa Sarmiento), En lo callado de la hoguera (Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 1994, editado por Luis Marré) y En la ruta azarosa del velero (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 1995, editado por Guadalupe Hechavarría r.), además de incluir tres de los textos que aparecen en la selección poética Mujer Adentro (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2000, editado por Asela Suárez, que participara en su conformación junto a Teresa Melo y Aida Bahr) y cerrar con el único poema escrito en esta década que concluye: “Limpieza de rutina”, publicado en la revista Videncia (no. 16/ mayo-agosto/ 2008), porque sus editores quisieron que apareciera una muestra de mi obra en su dossier con gesto de mujer, abanico de poesía cubana.

Tengo otros motivos de agradecimiento hacia mis compañeros de trabajo: una vez aceptada la propuesta, permitieron la majadería de que me hiciera una autoedición. Cecilia Elías me sorprendió gratamente seleccionando mi libro para iniciar esta colección “jerarquizada” a la que determinamos llamar La Torre, y así continuar en armonía con el autor de El mar y la montaña y La torre del silencio. Este nuevo proyecto, auspiciado por el Instituto Cubano del Libro, consiste en beneficiar el título seleccionado con una cubierta en cuatricromía que lo distingue de la grisura fecunda que nos posibilitan nuestras queridas impresoras riso. Yaimara Diéguez me ayudó a ver las erratas que dejé pasar en una lectura minuciosa, pero en ocasiones realizada más con el recuerdo que con los ojos. Marisol Ojeda, como siempre, hizo lo suyo a tiempo y sonriendo. Víctor Enrique multiplicó sus compromisos, fotografiando el balconcito ruinoso del otrora hotel Washington —antigua propiedad de Bertrán Gil, el tío abuelo de mi amiga Victoria del Carmen González Longoria Suñé... cuánto abolengo, querida Vicki— y con cielos y desiertos recortados por aquí y por allá, fabricó un paisaje a tono con las nostalgias estéticas que me dejara la iconografía de la revista Polonia por los años 80, además de colocar uno de mis libreros como telón de fondo al retrato que en una tardecita de bromas y cariño me hiciera la periodista Lilibeth Alfonso.1 Carelsy Falcón miró a distancia; pero lista para advertir el menor gazapo.2 La realización casi artesanal de este volumen corrió a cargo de Marcial López y Sonia Quintana, que precisaron caminar muchos kilómetros en el espacio de tres metros, para alzar los 33 pliegos de esta tirada de 1000 ejemplares... multiplicando tales cifras se alcanza una mejor idea de la gran marcha protagonizada por estos amigos.3 

1 Para la presente edición la foto fue sustituida por la que realizara el artista visual Miguel A. Dalmau Poveda, en una mañana... también de bromas y de cariño.

2 A pesar de tanto celo visual (¿o por eso mismo?) todo un poema se escabulló de una sección del libro En la ruta... que intentaba establecer una cronología poética que fuera revelando formas y motivos a través de 19 años de escritura. El poema que se dio a la fuga fue el correspondiente al año 1975. Semejante entuerto se solucionó con una enorme, pero vistosa Fe de Erratas a modo de marcador.

3 Aquella edición, tomando en cuenta las condiciones artesanales de su producción, tuvo que eliminar páginas de rigor, y algunas secciones se presentaron como hileras de textos para llegar a un mínimo de 132 páginas; la presente edición digital, respetando el aire que no se pudo alcanzar entonces, cuenta con 194 páginas.

Aficionada como soy a los detalles menores que conforman la memoria, quiero ofrecer algunas pinceladas sobre los libros que aquí se incluyen:Como un eterno saludoresultó un proyecto de lo que al inicio de la década del 90 se llamó Fundación para la literatura Regino E. Boti, radicada en la sede de la UNEAC guantanamera. Por tratarse de un cuadernillo de circulación estrictamente local, incluí su contenido en los libros posteriores, lo cual se consigna con notas al pie en cada caso específico. La rústica impresión de aqueleterno saludo