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La mano que escribe retoma su antiguo oficio con pequeños recortes de fantasía y realidad que confluyen en bellas postales que no tienen más que tiempo que perder. Un encuentro sutil con recuerdos, objetos, canciones y personajes que, sin motivo aparente, tal vez, algo nos quieren decir. Femenino y masculino convergen en un texto intergénero que mezcla poesía, prosa poética y micro-cuento Acertijos, magias, sueños de estaciones inmemoriales cobran vida junto a la antigua correspondencia. Algunos vestigios han llegado hasta aquí.
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Seitenzahl: 97
Veröffentlichungsjahr: 2021
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© Derechos de edición reservados.
Letrame Editorial.
www.Letrame.com
© Juan Cruz Campagna
Diseño de edición: Letrame Editorial.
ISBN: 978-84-1386-835-6
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Primera parte
Postales De un tiempo sin reloj
Se cree que el presente escrito es producto de recortes, cartas enviadas y recibidas, recuerdos, papeles sueltos, señales y signos de un tiempo sin reloj.
Almacenados en cofres de cristal durante los años antiguos y recordados por la mano que escribe. Se trata de relatos, canciones, anécdotas reales e inventadas de un lugar y momento inciertos.
Es posible que parte de lo escrito haya sido plagiado a ciertas entidades que soportaron el peso de esta sombra en alguna época o siempre. Pedimos perdón.
A todos ellos y a todas ellas.
A las víctimas que tallaron con sus sueños mi suerte.
Esto no es más que un sentido homenaje.
Y un especial agradecimiento.
Por dejarme plagiar postales.
De un tiempo sin reloj.
Y un libro para pintar con flores y escuchar canciones.
Puntitos
… Y tan inmensa se nos presenta a veces la vida;
Tantas miles de historias para tantos miles de rostros,
Tantas soledades para tantos solitarios,
Tantas lujurias para tantas pasiones…
Tan solo somos dos puntitos perdidos en la soberanía de esta superficie sobre el rostro irónico del mundo. Un mundo tirano y cruel, un gigante arrasador, tan Narciso como tan Quasimodo. Y frente a él tan pequeños que nos ahogamos donde crecerá una flor, tan chiquitos que nos parece injusto el peso constante sobre nuestras espaldas. No creemos merecer los golpes inherentes al nacimiento, las pérdidas diarias de todo lo que nos moviliza, las angustias del amor, las tentaciones del placer y los momentos que, una vez muertos, dejan un amargo sabor en nuestros labios.
Tan miserables nos sentimos frente a tanta inmensidad que no queda más que preguntarnos sobre todo lo que nos mata y resucita.
… Y los puntitos están tristes, lloran, ríen, se aman y se odian, no comprenden ni el mundo ni sus respectivas llegadas a él…
Mientras me quedo mirando mis pies que están pisando y presionando tal vez algún sitio del semblante del tirano, pensando que entre tantos universos fue este de acá y entre tantos puntitos fuiste vos.
Entonces me siento en deuda…
La manta y las huellas
Ojalá me acepten allí, en el circo.
Traigo kilómetros de soledad
Y un reloj que sirve para perder el tiempo…
Percibo perfumes que trae el viento desde tierras lejanas.
Tengo el recuerdo de un futuro remoto,
Frente a la ventana que te vio cambiar
El paisaje de tus ojos cada otoño…
Tengo una manta con las huellas de alguien
La manta y las huellas
No son de la misma estrella
Porque no escuché cuando dijiste
Que compre pasaje de vuelta al corazón…
(Guardabas los sueños en cajitas de cartón)
Entonces comienza la historia, cuando lleva siglos de antigüedad.
Presagio de una agradable trampa
Aquel día te tuve a mi izquierda.
Respiré cerca de tu cuello y simulaste que nada significaba.
Sonreíste y te alejaste tomada de su mano.
Te vi caminar desde atrás.
Tuve que encender un cigarrillo.
Presagio de una agradable trampa.
Una mirada profunda como el fondo del mar.
Hasta que estuve seguro de que no ibas a escapar.
Me acerqué con la excusa que había utilizado la primera vez.
Aceptar fue una mala decisión.
Tiempo después, supe que había caído en su trampa.
Clavó sus uñas y ya no pude salir.
Cuerpo
Decías haber dejado todo.
Me daba cuenta de que no era así.
Hacías todo fingiendo más pasión de la que sentías.
Un exagerado placer vacío.
Sentado en un banco de plaza,
donde siempre te esperaba.
Elaboré mi venganza.
Te movías como una serpiente.
Esperé unos minutos y te desencanté.
Jamás volví y jamás volviste.
Me alejé de los gritos, paciente.
Y pensé: se goza con el cuerpo.
Y también pensé: ahora tendré un poco más de tiempo.
En el barro
Fue por un callejón sin dueño que pudiste renacer. El brillo que aparece en las oscuridades más profundas de una ciudad sin ley te deslumbró. Allí encontraste alivio a tu dolor.
Es que no siempre la justicia hace pagar el precio de los crímenes cometidos por los más nobles inocentes. Contrabandistas de mala muerte atravesando un puente a punto de ceder. Asesinos cuchilleros cruzan por las noches.
También las ilusiones de la redención. Aunque la herida sea tan profunda que no deja lugar para sanar; sobrevivirá.
Fue abandonado a su suerte, a su mala suerte, y se quebró. Humillado, derrotado y triste, tuvo que volver a empezar cuando el tiempo marcaba ya el comienzo del fin. Luchó y pudo resucitar entre las miserias más inconfesables.
Lleva impreso en su piel la resistencia a todo mal. Lleva escrito en sus manos los tatuajes de las pesadillas de otros, más ruines y peligrosas que las propias.
Prefiere callar porque ha perdido todo. Escondido en su tugurio, busca reconstruir un templo en soledad. Se fue a vivir a un corazón sin luz.
Del peor barro nacerá la mejor flor.
Ya no es creíble
Ya no es creíble decir que fueron maravillosos aquellos días.
Ya no era lindo correr todo el tiempo sin saber a dónde ir.
Metidos en un laberinto de espejos.
Puedo sentir el cuchillo
clavándose en el vacío que dejó tu belleza.
Nunca creí en algo que realmente existe.
Nunca existí realmente en algo que creí.
Por eso, te extraño.
Aunque ya no es creíble.
Misterio
Sentado aquí, bajo la luz, mientras estás sentado ahí en la oscuridad, frente a mí, no sé qué pensar.
Todos, sin importar qué profesión, trabajo o actividad realicen, viven bajo ciertas condiciones o parámetros de seguridad mínimos.
Nuestra actividad es distinta. Casi lo opuesto. Vivimos bajo condiciones de incertidumbre. Nunca se sabe algo con exactitud.
Si quien está sentado frente a vos está en tu equipo, o en tu contra, o ambas al mismo tiempo. Cada uno trabaja con suposiciones, con instintos, con probabilidades y con esperanzas… Nuestra materia prima son sensaciones.
Es como jugar un ajedrez infinito donde hay cientos de piezas y cientos de jugadores moviéndose al mismo tiempo. Y uno nunca sabe cuándo es pieza o jugador. Más bien uno es a veces pieza y a veces jugador. Aunque la mayoría de las veces es ambas a la vez.
Simplemente se trata de cómo te mueves en esa situación. O incluso de lo que no haces o no dices en cada momento. Si puedes o no soportar la presión…
Debes buscar la debilidad de la persona sentada frente a vos y profundizarla aún más. El proceso está repleto de situaciones críticas. Se busca crear una crisis controlada. El desgaste emocional es enorme.
Existe una contradicción inherente. Lo principal es la confianza. La otra parte debe confiar en nosotros. Las relaciones y la dinámica dependen de cada persona. En ocasiones aparecen confesiones íntimas. Cada caso es diferente.
Significa ser una máquina de contar historias. Un reproductor de relatos. Un sistema donde todos tienen roles asignados. Ser lo suficientemente inteligente para convivir con situaciones cambiantes y responder adecuadamente en cada una de ellas.
También tiene cosas maravillosas. Esta ocasión es una de esas: nos reunimos solamente porque el problema es tan difícil que solo puede resolverse si los enemigos trabajan juntos.
Me gusta resolver misterios. Pero más me gusta ser creador de ellos. Soy responsable de la situación imposible en la que nos encontramos.
Tarde en la noche
Sigo llegando tarde en la noche.
No me iré hasta encontrarte.
Dejaré la vida sin quejarme.
Nunca existió distancia entren los dos.
Solitario siempre el tren.
De los que no viajan
Por afuera del dolor.
El señuelo del secreto aparente
Considerado uno de los diplomáticos más destacados de su época, Charles Maurice de Talleyrand fue notable en su ejercicio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y muy influyente en la política y las relaciones internacionales de toda Europa. Durante su carrera lideró la política exterior de la Revolución francesa, la política expansionista del consulado francés y el Imperio napoleónico, además de tener una destacable participación en el Congreso de Viena en 1814 y 1815.
Algunos investigadores que han estudiado sus acciones dicen que utilizaba la táctica de ocultar sus intenciones. No se aislaba, sino que hablaba permanentemente de sus objetivos. Se rodeaba de amigos y enemigos con total facilidad y demostraba un gran encanto. Parecía una persona amable, abierta y que confiaba en los demás. Sin embargo, lo que hacía realmente era engañar a todo el mundo. Hablaba de aquellas metas que no eran las reales.
Talleyrand era un maestro en ganarse la confianza de otros. Lo hacía a través de revelar algún secreto ficticio. Esta simulada confesión lograba conseguir una información verídica de parte de otra persona.
La lengua es una bestia que cuesta mucho dominar.
Los vinos de la buena memoria
Supimos descubrir el barrio de los abandonados al olvido. Pudimos respirar fragancias que dejaban las barricas de los mejores miedos. Al salir en la madruga del lúgubre salón que nos contenía, nos arrepentimos, cada jueves, de volver a hacerlo.
Luego de cada tertulia, prometimos que esa vez había sido la última. No es que quisiera esconder mis peores desmanes tras las copas y las lágrimas, pero esa verdad que nunca nos dijimos estaba presente como un fantasma entre las cepas. En el fondo nos gustaba vivir arrepentidos.
Nunca más reconocimos a la cofradía de los sueños infelices. Y es un secreto a voces que los malos entendidos jugaron una mala pasada. Los males entendidos también. Quien bebe solo agua, dijo alguien que conoció a los humanos, alguna culpa oculta.
Antes de que pudiera dar una nueva vuelta al sol, supimos levantar las miradas y brindar una vez más, por nuestros caminos cruzados y encumbrados. El terruño que nos vio crecer ya no puede seguir esperándonos.
En medio de la tempestad podré ofrecer un trago más, de aquellos que te podían arrancar una sonrisa para fotografiar. Lo lindo de la imagen es que pudo desaparecer.
Mientras tanto, íbamos aprendiendo a distinguir entre los colores y sus orígenes. Así como su destino conmovedor. Como en los paraísos artificiales… un gusto por lo infinito…
Solo los vinos de la buena memoria nos podrán devolver aquello que nos quitaron por siempre.
Vestido azul y humo
Todo flota, despacio, con cuidado, humo.
Una tranquila noche, entre vinos.
Todo flota, despacio, con cuidado, fumo.
Hablar de esto y de aquello.
Una agradable música.
No pido nada más, solo seguir mirando tras la niebla.
Un lindo sillón, entre risas y juegos.
Todo es lento, muy lento, sin temor, despacio, sueño.
Nada puede salir mal, entonces sucede.
Todo es lento, muy lento, sin temor, despacio, espero.
Ella entró con su vestido azul.
Interrumpe mi partida.
Y ya nada pudo ser igual.
Los sueños caen, la brisa escapa.
Ahora es el silencio que lo cubre todo.
Pero pude traer un secreto de aquel mundo lejano
En la niebla.
En el abismo.
Todo flota, despacio, con cuidado, huyo.
Cuando un vestido azul y humo
Son todo lo que existe.
Suplente
Supongo que todos somos el suplente de alguien. Y no está mal. Me tocó algunas veces a conciencia, y otras supe apreciar el lugar que me ofrecía una inocencia trágica.
Algunas veces supe esperar el momento. La paciencia es un arte en las cosas del querer.
Supe calentar mil veces y no entrar. Espiar y esconderme en los armarios.
