Primeros pasos para la tierra plana - Luca Bertorelli - E-Book

Primeros pasos para la tierra plana E-Book

Luca Bertorelli

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Beschreibung

Las grandes mentes del pasado han sido apartadas a lo largo del tiempo para traernos la ciencia que todos conocemos hoy en día. Demos algunos pasos en una dirección diferente a la que estamos acostumbrados y verifiquemos la fiabilidad de algunos conceptos.

Luca Bertorelli nació en Barge, Italia, en 1970. Hijo del actor, director y escritor Toni Bertorelli, no ha seguido los pasos de su padre en el escenario. Este es su primer escrito dirigido a una gran audiencia.

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Luca Bertorelli

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Indice dei contenuti

PRIMEROS PASOS PARA LA TIERRA PLANA

CAPÍTULO 1

CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 11

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 17

CAPÍTULO 18

CAPÍTULO 19

CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 21

GRACIAS

DIRECCIÓN

PRIMEROS PASOS PARA LA TIERRA PLANA

por LUCA BERTORELLI

Copyright (c) July 2020

All rights reserved to the author.

CAPÍTULO 1

Pac-man contra Asteroides

Hablar de forma positiva o negativa sobre un tema transmite la información básica de igual manera. En un reporte de televisión el “efecto Pac-Man” se le atribuyó a los Terraplanistas, en otras palabras, la explicación de lo que le pasaría a un avión si cruzara el perímetro de una Tierra hipotéticamente plana: si fuera lanzada desde el borde de la Tierra, regresaría desde el lado opuesto. Primero, fui a ver si había partidarios de la Tierra plana en el mundo. En 1849, el inventor inglés Samuel Birley Rowbotham, bajo el seudónimo “Parallax”, publicó un folleto de dieciséis páginas titulado “Astronomía Zetética: La Tierra No es un Globo”. En 1956 Samuel Shenton, un miembro de la Sociedad Real de Astronomía fundó la Sociedad Terraplanista. Así que no solo los Terraplanistas existían, también tenían su propia asociación. Continúe examinando el “efecto Pac-Man” sin encontrar un solo partidario de la Tierra Plana que reclamara algo tan ridículo. Para mi asombro, descubrí que en realidad fue reclamado por un científico de ciencias oficial en la serie documental presentada por Morgan Freeman.

En el episodio titulado “¿Tiene límites el universo?” (episodio 2, temporada 2), el astrónomo Jean-Pierre Luminet hipotetizó un universo finito delimitado por un perímetro. Lo describió como un dodecaedro asimétrico, con lados redondos, como un balón de fútbol. Comentó que, si sales del universo desde uno de estos lados, regresarías desde el lado opuesto, pero en una rotación de trecientos sesenta grados. Jean-Pierre Luminet se inspira en los Asteroides, un videojuego famoso que fue popular en los años 1980s, hecho por Atari en 1979.

Continúe mi investigación y encontré un artículo que exponía la creencia en la Tierra plana. Aunque fue publicado por Repubblica, un periódico respetado, esperaba leerlo con la anticipación de encontrarme una farsa colosal. El autor listó conceptos que era completamente desconocidos para mí y me permitió descubrir una nueva forma de pensar dirigida a redefinir la forma de nuestro planeta. Al final del artículo me encontré reflexionando en cómo el conocimiento de no vivir en un globo afectaría mi vida. Probablemente no cambiaría divididos entre casa, el trabajo y el viaje que los une; aún haría las compras y aprovecharía mi tiempo libre. Sin embargo, comencé a tener una sensación de inquietud: estamos viviendo el inicio del tercer milenio, ¿y aún debatimos la forma de nuestro planeta? El hecho que la Tierra siempre fuera considerada plana por nuestros ancestros no es un misterio, pero proponerlo de nuevo en el mundo de hoy parece una idea extraña.

La cosa es: la forma de la Tierra es esférica o plana, fácil, ¿verdad? Pero el problema surge porque mientras que en el primer caso todo estaría escrito y consolidado, en el segundo caso, los fundamentos de la ciencia y partes de nuestra historia estarían socavada. Es más, si fuera cierto, alguien no solo nos habría estado mintiendo por décadas, pero lo habrían de una forma tan descara que la humanidad entera tendría que sufrir por su mentira. Desde mi punto de vista, el motive para un engaño tan vil parecía misterioso e impenetrable. Sin embargo, decidí dedicar un poco más de tiempo a las teorías de los Terraplanistas y pasé muchas horas, en los días que siguieron, desenredando miles de artículos y videos, ambos a favor y en contra de la Tierra plana. Mucho del material está más inclinado en ridiculizar a los Terraplanistas que proveer explicaciones científicas concretas. La única certeza en la que todos concordaban era la presencia de una atmosfera o domo que nos separa del espacio exterior. En algunos textos antiguos se le llama “arriba, más abajo” y que más allá del domo hay más agua. Pero si la Tierra es plana, ¿qué es abajo? Incluso esta legítima pregunta no fue respondida excepto por otros textos antiguos donde se dice que “el árbol de la vida”, con raíces profundas, llega al mundo abajo.

Estaba convencido de dejarlo, cuando leí un artículo fechado abril de 1900 en el cual un profesor de Portsmouth, Inglaterra arriesgó ir a prisión por cargos de enseñar preceptos falsos en el sistema escolar. De forma breve, este Sir John Gorst, director del departamento de educación británica, había sido demandado por “un acto de impostura” porque “parecía que en la escuela en Portsmouth enseñaban la maldita doctrina herética de que la Tierra es una esfera” (The Cook Count Herald, Grand Marais, Minnesota, sábado 21 de abril de 1900). Fue un momento crucial para mí, la confirmación de que algo no estaba para nada bien.

Piensa en esta cita: “Todo lo que se enseña en el sistema escolar durante una generación específica se vuelve verdad, aunque no lo sea. Esto significa que, si la Tierra plana fue enseñada en un tiempo relativamente cercano al nuestro, ese Estado estaba preparando esa generación para un evento futuro de gran magnitud. El primer conflicto mundial comenzaría solo unos años después, a la expensa de esa generación, confirmando la elección preventiva adoptaba por el Estado en cuestión. Imagina si durante el conflicto el mapa azimutal equidistante hubiera probado estar equivocado o incompleto. Los aeroplanos no hubieran bombardeado de forma precisa lugares considerados estratégicos, o enviado a soldados en paracaídas en áreas predeterminadas, dentro o fuera de las líneas enemigas o incluso navegado fuerzas navales en aguas seguras. De acuerdo a U.S.G.S (Servicio Geológico de los Estados Unidos) los mapas azimut equidistantes eran detallados y precisos.

Samuel Birley Rowbotham

CAPÍTULO 2

El Mapa de Gleason