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En este libro sencillo y práctico a la vez no encontrarás remedios milagrosos, sino unos consejos específicos que harán que tu rutina cotidiana resulte mucho más llevadera y que puedas volver a sentir el placer por los alimentos. Nunca hay que renunciar al bienestar; por ello hemos recopilado unas recetas de platos apetitosos que se adaptarán a tu estado y a tus necesidades. Encontrarás: "Veinte alimentos destacados: lista de alimentos, beneficios que aportan, cuándo y cómo consumirlos. "Trucos para estimular el apetito: preparar porciones pequeñas, cocinar lo que a uno más le gusta, distribuir las comidas "Consejos para combatir los efectos secundarios del tratamiento: evitar los alimentos grasos para atenuar las náuseas, chupar hielo para reducir las aftas, tomar sopas "Numerosas recetas fáciles de elaborar: cremas de vegetales, papillotes, sándwiches ligeros y nutritivos, compotas
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Seitenzahl: 158
Isabelle Delaleu
Recetas saludables duranteun tratamiento ANTICÁNCER
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Los editores no han comprobado la eficacia ni el resultado de las recetas, productos, fórmulas técnicas, ejercicios o similares contenidos en este libro. Instan a los lectores a consultar al médico o especialista de la salud ante cualquier duda que surja. No asumen, por lo tanto, responsabilidad alguna en cuanto a su utilización ni realizan asesoramiento al respecto.
Colección Salud y Vida natural
Recetas saludables durante un tratamiento anticáncer
Isabelle Delaleu
1.ª edición en versión digital: junio de 2017
Título original: Mes recettes santé pendant un traitement anticancer
Traducción: Pilar Guerrero
Maquetación: Marga Benavides
Corrección: M.ª Ángeles Olivera
Diseño de cubierta: Isabel Estrada, sobre una ilustración de Shutterstock
© 2013 Leduc.s Éditions
(Reservados todos los derechos)
© 2017, Ediciones Obelisco, S.L.
(Reservados los derechos para la presente edición)
Edita: Ediciones Obelisco S.L.
Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida
08191 Rubí - Barcelona - España
Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23
E-mail: [email protected]
ISBN EPUB: 978-84-9111-250-1
Maquetación ebook: [email protected]
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Contenido
Portadilla
Créditos
Prefacio
Prólogo
Introducción
La relación entre tratamientos
Nuestros consejos prácticos
RECETAS SALUDABLES PARA TODOS LOS DÍAS
SOPAS
SOPA DE VERDURAS CON CEREALES Y LEGUMBRES
SOPA CALABACÍN-GRANNY
SOPA DE LENTEJAS, ESPINACAS, TOMATES Y ESPECIAS
SOPA CREMOSA DE MAÍZ A LA AMERICANA
SOPA CHINA CON FIDEOS
VELUTÉ DELICIOSA DE COLIFLOR CON BRIE
SOPA MEXICANA CON POLLO Y TORTILLAS
SOPA DE CARNE A LA ASIÁTICA (O NO)
SOPA CREMOSA CON MEJILLONES
SOPA DE CALABAZA Y ZANAHORIA AL RULO DE CABRA
¡TODO FRESCO!
SÁNDWICH AL PESTO AL PESTO
ENSALADA VERDE Y ROSA
ROLLITOS DE PRIMAVERA SÚPER FRESCO
CARPACCIO DE VIEIRAS CON FRUTAS
CEVICHE DE PESCADO
ENSALADA CÉSAR
ENSALADA DE VERDURA ASADA AL RULO DE CABRA
ENSALADA FRÍA DE QUINOA
ENSALADA DE BUEY PICADO A LA THAI
AGUACATE DE FIESTA
PLATOS COMPLETOS
PAPILLOTE DE BACALAO A LA PROVENZAL
PAPILLOTE DE POLLO CON ENDIVIAS CARAMELIZADAS
PAPILLOTE DE SALMÓN COCO-CITRONELA
TARTA AL TOMATE
PURÉ DE LENTEJAS CORAL A LA CÚRCUMA Y EL CILANTRO
ROLLITOS A LA ITALIANA
ARROZ DELICIOSO CON TOMATE CALIENTE O FRÍO
PURÉ DE CALABAZA Y ZANAHORIA CON NUBES DE POLLO
CANELONES DE ESPINACAS CON RICOTTA
QUICHE DE ATÚN Y VERDURA
BROCHETA DE CERDO CON MIEL CON ENSALADA DE VITAMINAS
TORRIJAS CON QUESO Y PERA
PATO CON UVAS
BOLITAS DE AVE AL VAPOR CON CILANTRO Y MENTA
TORTAS VEGANAS
CLAFOUTIS SALADO CON ZANAHORIAS EXÓTICAS
ROLLITOS DE JAMÓN
TORTILLA DE BONIATO
GRATINADO ESTILO BEBÉ
POLLO CON FRUTA
PLACERES DULCES
QUESITO BLANCO PICARÓN
BIZCOCHO DE YOGUR REINVENTADO
PAPILLOTE DE KIWI, FRAMBUESAS, MANDARINA, ALMENDRAS O AVELLANAS
SOPA DE FRUTOS ROJOS A LA NARANJA CON ALBAHACA
MOUSSE DE CHOCO SÚPER LIGERA
TARTA A LA NARANJA CON OREJONES Y CHOCOLATE
BOMBONES DE KIWI CON CHOCOLATE
MAKI DE CREPE CON FRUTA
BANANA BREAD A LA AMERICANA
COMPOTA RETRO EN CRUMBLE
GELATINA DE KIWI CON SALSA DE FRESA
ARROZ CON LECHE EXÓTICO
SOPA DE MELÓN A LA MENTA CON JENGIBRE
FRUTA BELLA-HELENA EXPRÉS
BEBIDAS
SMOOTHIE HELADO REFRESCANTE
JENGIBRE DRINK
ACE CASERO
BATIDO DEL BOSQUE
TÉ A LA MENTA
ZUMO SÚPER LIGERO
BIBLIOGRAFÍA
Prefacio
Aunque los beneficios de la nutrición artificial entre los pacientes que están recibiendo un tratamiento para el cáncer siguen siendo discutidas, las ventajas de una dietética adecuada están plenamente reconocidas en la actualidad. La Sociedad Francófona de Nutrición Clínica y Metabolismo (www.sfnep.org) ha publicado recientemente recomendaciones relativas a la importancia nutricional cuando se padece un cáncer, en las que los consejos dietéticos ocupan un lugar relevante. Recomendaciones simples, al alcance de todos los bolsillos, individualizadas, que cualquier paciente o sus familiares pueden hacerse suyas, permiten llevar una alimentación suficientemente rica en calorías y proteínas a lo largo de todo el tratamiento en un gran número de casos. Lo más destacable es que permiten a todo paciente ser autónomos y conservar la capacidad para elegir sus comidas, disfrutando así de los placeres de la mesa. Puede parecer paradójico estar medicándose contra el cáncer y preocuparse por comer lo que a uno le gusta, pero no lo es. Este libro demuestra todo lo contrario.
Isabelle Delaleu, experta en alimentación sana y baluarte de la dietética y el bienestar, ha sabido reunir, en esta obra, numerosos consejos simples y perfectamente aplicables por todo el mundo, para conservar una alimentación óptima durante y después de los tratamientos para combatir el cáncer. La pérdida de apetito, los problemas con el sentido del gusto y la inflamación de la boca son síntomas frecuentes y a menudo presentes en el diagnóstico del cáncer. Contribuyen a la disminución de la alimentación y a una drástica pérdida de peso. Ya sabemos que esta pérdida de peso (desnutrición) está claramente asociada a la disminución de la eficacia de los tratamientos contra el cáncer, pero también, muy a menudo, al aumento de su toxicidad. Por otra parte, comer menos y perder peso influye negativamente en la calidad de vida de los pacientes, incluso entre los que ya se han curado, en ocasiones durante semanas o meses después de los tratamientos. La pérdida de apetito acaba desembocando en la pérdida de lazos sociales. Por ello, hay que ayudar a los pacientes a comer mejor durante su enfermedad. Puede conseguirse de manera muy fácil en la mayoría de los casos, sin necesidad de recurrir a técnicas de nutrición artificial, siempre que se ponga manos a la obra de forma precoz y proponiendo consejos sencillos y adaptados.
Así, ¿cómo ayudar a un paciente a recuperar el apetito y a comer mejor a pesar de sus problemas digestivos? Las recomendaciones propuestas en esta obra son la respuesta. Nos permite hacernos con trucos para adaptarlos a los gustos y hábitos alimentarios de cada paciente. Rompe con algunos mitos o tabús (no hay alimentos prohibidos, no hay alimentos milagrosos) en vez de ir en el sentido de ciertos alquimistas de la nutrición, poco escrupulosos, que creen poder transformar una humilde sardina en oro. Las recetas aquí presentadas y los consejos propuestos están teñidos de buen humor y sentido común.
¡Y por qué no imaginar a médicos y dietistas utilizando este libro o inspirándose en él para aconsejar a cada paciente que tenga dificultades para alimentarse!
Dr. Bruno raynard
Jefe de la Unidad Transversal de dietética y nutrición del
Instituto Gustave Roussy (Villejuif)
Prólogo
No hay ninguna promesa milagrosa (forzosamente falsa y embustera) en este libro. Sería tan escandaloso como peligroso hacer creer que sólo la alimentación puede curar un cáncer de manera milagrosa. El objetivo perseguido es, sencillamente, acompañar al paciente en un período largo y difícil para no perder –o recuperar– el placer del buen comer durante esas semanas (o meses) en los que se sufren los efectos secundarios de los tratamientos (náuseas, vómitos, falta de apetito, aftas, etc.) que tanto complican la vida del enfermo.
Estas páginas son prácticas, simples y tranquilizadoras, serias, golosas, positivas y, en una palabra, útiles.
Es esencial que comer no sea un martirio, ni en la cocina para preparar los platos ni en la mesa para degustarlos.
Y es que, si bien la comida no es la panacea que nos curará, sí es un soporte fundamental para la sanación: bien escogida, en efecto, puede ayudarnos a combatir la fatiga, a soportar mejor los tratamientos y a arreglárselas mejor con los efectos secundarios (se presentan trucos contra las náuseas y la falta de apetito, por ejemplo), a conservar el control del peso para evitar la desnutrición y, finalmente, a luchar mejor contra la enfermedad.
Se trata de conservar o recuperar la buena disposición en la mesa no sólo mediante una alimentación sana y sabrosa –a pesar de los problemas–, sino correctamente adaptada para poner todas las oportunidades de nuestro lado y suavizar la vida cotidiana. Éste es el objetivo del presente libro.
Importante: todos los consejos y recetas de esta obra son de carácter general. Aunque es nuestro deseo hacerlos útiles para todos los pacientes que sufren un cáncer, durante el curso de sus tratamientos (quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia…), cada patología, particularmente cuando afecta al sistema digestivo, puede exigir otras normas nutricionales específicas en ciertas etapas del tratamiento (justo después de una intervención en el tracto digestivo, normas dietéticas muy estrictas que se deben aplicar, etc.).
No hay que dudar, en este sentido, en consultar con el oncólogo para solicitarle la derivación hacia un especialista en nutrición que nos ofrezca un seguimiento personalizado. Prácticamente todos los servicios hospitalarios de oncología proponen consultas con nutricionistas o dietistas especializados, que sabrán adaptar la dieta a nuestro caso concreto.
INTRODUCCIÓN
Si ya en la vida «normal» tenemos interés en comer correctamente (mediante una dieta sana, equilibrada y variada), cuando se tiene un cáncer y nos sometemos a un tratamiento, la alimentación adquiere otra dimensión, mucho más importante para el estado de salud general de nuestro organismo.
En efecto, los tratamientos contra el cáncer tienen fuertes y frecuentes repercusiones en el estado nutricional de los pacientes. Pérdida de apetito (anorexia), náuseas, rechazos alimenticios, modificación del sentido del gusto, aftas, candidiasis bucal y un cansancio importante (a veces insoportable) acaban provocando pérdida de peso y, sobre todo, de masa muscular, lo cual es verdaderamente nefasto.
Se ha demostrado que perder mucho peso (en particular si es masa muscular) es perjudicial para el tratamiento en sí mismo, que puede llegar a ser menos eficaz e incluso nocivo, con efectos secundarios agravados. Por tanto, hay que alimentarse lo mejor posible, habida cuenta de la situación personal de cada individuo.
«Los expertos en oncología, radioterapeutas, dietistas y psiquiatras saben que, recuperar el sabor de los alimentos es esencial para mantener la calidad de vida de sus pacientes y que este tema forma parte integral de la forma de abordar la enfermedad en su globalidad».1
1. Fuente:Gôut et Cancer: retrouver le plaisir du gôut. Dossier BioAlliance Pharma, 2008.
La relación entre tratamientos
contra el cáncer y nutrición
POR QUÉ ES IMPORTANTE ALIMENTARSE BIENDURANTE LOS TRATAMIENTOS
En el preciso momento en que nos enfrentamos a la enfermedad (o a la de un ser querido), esperamos que lleguen días mejores, y comer bien parece, sin duda alguna, un detalle sin apenas importancia. En el peor de los casos puede tratarse de un problema mayor y un martirio cotidiano.
Sin embargo, alimentarnos de manera adecuada no sólo nos ayudará a vivir mejor este período tan difícil de la vida, sino también a luchar contra el cáncer propiamente dicho desde diferentes perspectivas:
• Algunos alimentos refuerzan el sistema inmunológico, lo cual significa que ayudan al organismo a movilizar todas las defensas naturales para luchar con más eficacia contra las enfermedades –en este caso el cáncer–. Alimentarse bien es darle un empujón natural a nuestro cuerpo, más aún, es un plus que no deberíamos obviar porque está al alcance de todos y es muy sencillo.
• El tumor maligno tiene grandes necesidades energéticas: ¡tiene que nutrirse! Para ello, desarrolla toda una red de vasos sanguíneos destinados a aportarle los nutrientes necesarios para su crecimiento y proliferación: es lo que se denomina angiogénesis. Después de varios años, numerosas investigaciones se han llevado a cabo en este campo y se han preparado medicamentos «antiangiogenéticos»: matan de hambre a la célula cancerosa, que se va debilitando hasta que muere.
No obstante, numerosos alimentos presentan propiedades antiangiogenéticas demostradas. Es cierto que no podrán detener la proliferación del tumor por sí solos, no podrán curarnos, pero representan un plus que no puede ser sino beneficioso, puesto que va en el mismo sentido que los tratamientos médicos clásicos contra el cáncer. Obviamente, no reemplazan de ningún modo a la alimentación equilibrada y variada, rica en calorías y en proteínas (porque eso es lo que sustenta el capital muscular), pero si nos gustan, podemos añadirlos a todos nuestros platos.
• Otros alimentos citados en esta obra, integrados en las recetas propuestas, nos ayudarán a soportar ciertos efectos secundarios difíciles, durante los tratamientos con quimioterapia y radioterapia (tales como las náuseas, la pérdida de apetito, las aftas, etc.), convirtiéndose en suplementos de confort en nuestra vida cotidiana. ¿Y eso de qué sirve? Para tener más «calidad de vida» como dicen los profesionales. Es fundamental porque la calidad de vida se traduce en un estado de ánimo mejor, más fuerza, más energía ¡y una sonrisa en la cara!
• Comer bien y recuperar el placer de los diferentes sabores, de sentarse a la mesa, de compartir con la familia y los amigos… Desde luego no es uno de los objetivos principales, pero cuando uno está afectado por una patología como el cáncer, con tratamientos largos y difíciles, un poco de alegría en nuestras vidas la hacen más soportable y no es un detalle insignificante, ni mucho menos. En nuestra cultura, comer es un acto esencial, forma parte de nuestro ser desde hace milenios: disfrutar alimentándose en compañía, alimentar cierta glotonería y compartir ese ratito con gente que nos gusta evita el aislamiento social y participa plenamente en el equilibrio psicoafectivo.
• Alimentarse saludable y suficientemente sirve para conservar un peso razonable porque la desnutrición es un verdadero problema en los tratamientos anticancerosos, reduciendo la eficacia de un tratamiento y aumentando su toxicidad, incluso obligando a su interrupción, lo cual siempre es perjudicial. Mantener un peso estable es evitar problemas mayores y aumentar las posibilidades de curarse. De igual modo, nos ayuda a sentirnos mejor físicamente, a luchar contra la fatiga persistente, a recuperar la energía… y a no tener aspecto de enfermo terminal: muy importante en el plano social, en la autoestima y en el ánimo de los pacientes.
EFECTOS SECUNDARIOS DE LA ENFERMEDAD (O DE SU TRATAMIENTO) QUE INFLUYEN EN LA ALIMENTACIÓN
Uno de cada dos enfermos de cáncer manifiesta que come menos y que sufre una modificación significativa en el sentido del gusto. Los alimentos que «antes» se adoraban ahora provocan horror, algunos olores que salen de la cocina les repugnan, el apetito desaparece, los sabores también desaparecen o se modifican y el placer de sentarse a la mesa deja de serlo. Para acabar de estropear todo, las patologías bucales, benignas pero dolorosas, son muy penosas y hacen acto de presencia recurrentemente: aftas, inflamaciones de las mucosas y candidiasis. Por último, los problemas digestivos (diarrea o estreñimiento) deben tratarse de inmediato porque complican la alimentación del paciente…
POR QUÉ DEBE EVITARSELA DESNUTRICIÓN
La desnutrición afecta al 40 % de los pacientes de cáncer, con independencia del tipo, en todas las edades, llegando al 60 % (en formas de moderadas a severas) en enfermos de más de 70 años.
En el plano general
Comporta una degradación del estado general, un adelgazamiento notable debido a la pérdida de grasa y, particularmente, a la pérdida de masa muscular. El organismo funciona peor (músculos, cerebro, sistema inmunitario y también las defensas contra las infecciones, la cicatrización, etc.).
Altera la calidad de vida y afecta, en ocasiones de manera nefasta, a la moral y la autoestima.
Sobre la enfermedad y los tratamientos
La desnutrición puede entorpecer, complicar o impedir los tratamientos. Aumenta su toxicidad y el riesgo de complicaciones postoperatorias y, de igual modo, se asocia a un ingreso hospitalario mayor.
Con un mismo cáncer en idéntico estadio, un paciente desnutrido tiene un riesgo de mortalidad superior a un paciente correctamente alimentado.
«En un enfermo de cáncer, la pérdida de peso superior al 15 % se asocia necesariamente a una alteración del pronóstico, independientemente del tumor». Así que la desnutrición sería la responsable de la muerte de los pacientes de un 5 % al 25 % de los casos, según los especialistas. Un problema mayor largamente banalizado, como si fuera una consecuencia lógica e inevitable de la enfermedad en sí misma, pero que, después de un tiempo, se ha tenido en cuenta y se trata con seriedad por los equipos médicos.
EXTRACTO DE LA ENTREVISTA AL DR. SAMI ANTOUN, MÉDICO DEL INSTITUTO GUSTAVE ROUSSY
¿Es la nutrición una nueva clave en el tratamiento del cáncer?
Absolutamente. Debido a la continua mejora de los tratamientos, el cáncer está en camino de convertirse en una enfermedad crónica, como la insuficiencia cardíaca o la respiratoria. En esos casos, el papel del soporte nutricional es cada vez más importante para la vida cotidiana de los enfermos. Hemos pasado mucho tiempo prestando atención al dolor en la enfermedad. Hoy, pacientes y facultativos deben movilizarse para que, al mismo nivel que el dolor, la nutrición se tenga en cuenta en el tratamiento de la enfermedad. Tiene un impacto real sobre el paciente, sobre la enfermedad misma y sobre la curación. Es un terreno en el que nos es posible actuar ¡Actuemos!
SOBRE EL INTERÉS EN UNA INFORMACIÓN ENFOCADA
El equipo de Paula Ravasco, en Portugal, ha llevado a cabo un estudio sobre el interés de una intervención educativa nutricional entre pacientes tratados para cáncer colorrectal, comparándolos, después, con otros pacientes que no habían recibido formación particular al respecto. ¿Los resultados? En los pacientes formados se llegó a un 91 % de individuos cuyo estado nutricional se preservó; aumentó su tasa de supervivencia de modo que sólo el 8 % falleció, en lugar del 30 % de fallecidos en el grupo sin formación nutricional.
Fuente: Am J Clin Nutr 2012; 96: 1346-53
CONTROLAR EL PESO: UN IMPERATIVO
• Pésate regularmente (lo ideal sería dos veces por semana). Tu referencia debe ser el peso que tenías antes de enfermar, sea cual sea tu constitución (delgada, normal o con sobrepeso). Una pérdida superior al 5 % del peso habitual en un mes (esto es, 3 kg para un individuo de 60 kg) o superior al 10 % en seis meses (6 kg para un individuo de 60 kg) se considera una pérdida importante y anormal. No esperes a haber perdido 5 kg para reaccionar, enriquece tu alimentación y, si es necesario, habla con tu médico durante una de tus visitas.
Debes saber: que una persona considerada médicamente delgada, es decir, con un IMC inferior a 18,5, tiene más riesgo de desnutrición.
• Haz toda la actividad física que puedas (por lo menos un mínimo): puede parecer paradójico, pero moverse atenúa la fatiga, estimula el apetito y preserva la masa muscular. Habrá quien tenga que conformarse con andar a un ritmo lento. Se recomienda, en cualquier caso, 30 minutos de actividad diaria, que pueden dividirse en paseos de 15 minutos cada uno, cada cual al su ritmo según sus posibilidades. Quien tenga costumbre de ir en bicicleta, de hacer estática o practicar golf, puede seguir haciéndolo, aunque haya que reducir la duración de las actividades o su frecuencia. ¡La actividad física hace mucho bien!
• En los períodos más fáciles, donde no hay náuseas, cuando el apetito vuelve a aparecer, no te prives de nada