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Recuperamos la edición de Relaciones y soledades que había sido publicada años atrás y que, al cuidado de Joan Parra, recoge una selección de las reflexiones de Arthur Schnitzler sobre una multitud de asuntos con arreglo a un triple criterio: su interés literario, su encaje en las corrientes de pensamiento de la época y su vigencia temática desde una perspectiva contemporánea. Temas como el sentimiento, la voluntad, la soledad, el amor, la verdad y la mentira, la inteligencia y la estupidez, la política, el humor o el arte, entre otros muchos, encuentran espacio en esta selección, en donde la frescura y la brillantez del escritor vienés no dejan de admirarnos.
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Seitenzahl: 99
Veröffentlichungsjahr: 2021
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ARTHUR SCHNITZLER
Relaciones y soledades
Edición y selección de Joan Parra
Selección basada en la obraAphorismen und Betrachtungen
Primera edición en esta colección: noviembre de 2021
© S. Fischer Verlag. Frankfurt an Main, 1967
© de la selección, traducción, prólogo y notas, Joan Parra, 1998, 2021
© de la presente edición: Editorial Alfabeto, 2021
Editorial Alfabeto S.L.
Madrid
www.editorialalfabeto.com
ISBN: 978-84-17951-13-9
Ilustración de portada: Alba Ibarz
Diseño de colección y de cubierta: Ariadna Oliver
Diseño de interiores y fotocomposición: Grafime
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).
Para Jordi Nadal
J. P.
Mal aforismo es aquel ante el que una persona inteligente no piense: eso mismo, o lo contrario, se me ha ocurrido a mí también alguna vez.
El Schnitzler que presentamos aquí es uno de los más desconocidos y, si se exceptúan sus diarios, quizá el más privado. Autor ante todo de obras dramáticas y narrativas, reservó a la producción aforística un papel discreto, aunque no desdeñable, en su obra. Estas cápsulas de pensamiento condensado nos revelan no solo la filosofía de Schnitzler, sino también sus debilidades personales. Y lo que es más importante: en ese espacio íntimo en el que no cabe el fingimiento, el pensamiento se mueve a sus anchas sin ataduras de ninguna clase y destapa verdades ocultas, muchas de ellas de plena actualidad:
La tolerancia frente a la intolerancia es el peor de todos los crímenes. Ni siquiera la intolerancia es tan grave.
La obra aforística de Schnitzler, lejos de constituir un espacio cerrado, desfila ante el observador como glosa, complemento y a veces espejo deformante de lo que podríamos llamar su obra «pública». Como narrador y dramaturgo, Schnitzler ocupa un nicho bien definido en la literatura en lengua alemana de su época. Su poética surge del naturalismo y deriva hacia una variante personal de rasgos impresionistas en la que el análisis psicológico desempeña un papel decisivo. Una de sus aportaciones más importantes es la técnica del monólogo interior. En conjunto, la obra de Schnitzler representa una interesante síntesis —por otra parte, muy decadentista— de las tendencias estéticas más importantes de su época. El propio autor expone con claridad su posición en este aforismo:
Todo poeta, si lo es de verdad, es realista e idealista, impresionista y expresionista, naturalista y simbolista al mismo tiempo.
Con esto Schnitzler supera los postulados de su primera tribu literaria, el grupo Jung Wien, al que se lo asoció a partir de 1890. Diez años más tarde, ya era un autor de éxito que había estrenado Liebelei (1895) y causaba escándalo con su relato El teniente Gustl y su drama La ronda. La razón del escándalo: el empeño del autor por plasmar sin compromisos su visión de la realidad social, que, en el contexto de su época, podía calificarse de progresista o, por lo menos, de irreverente.
Ante todo, Schnitzler trata de captar y explicar su entorno. Fajado en las trincheras de la vida social vienesa, en la que participó intensamente, centra su análisis en la configuración psicológica del individuo y su entramado de relaciones. Su interés por lo interpersonal y lo colectivo hace de él uno de los pocos autores austríacos de su tiempo que abordaron los problemas sociales desde una perspectiva realista, a diferencia, por ejemplo, de Hugo von Hofmannsthal, un autor con el que comparte muchas coordenadas personales.
Con todo, su ámbito de contemplación apenas rebasa los límites de su propia clase social, la burguesía urbana. Y, más estrictamente, se centra en el ser humano inmerso en la desintegración cultural y social o, dicho de otro modo, en la psicología del individuo enfrentado a los fenómenos de la modernidad.
La faceta de profesional de la medicina quizá contribuye a explicar el rigor casi científico con que Schnitzler atendió a la dimensión psicológica de sus criaturas. Obras como Relato soñado, La señorita Else y Frau Beate y su hijo revelan un gran interés por los procesos de la psique y del inconsciente. El propio Freud, en carta de 1922, confiesa a Schnitzler: «Tengo la impresión de que usted ha averiguado por medio de la intuición —o más probablemente observándose a sí mismo— todo lo que yo he descubierto en otras personas gracias a fatigosos estudios». Aun así, el entusiasmo de Schnitzler por el psicoanálisis fue muy limitado, ya que lo juzgaba demasiado determinista.
Hasta entrada la década de 1920, Schnitzler fue para sus conciudadanos la encarnación misma de la modernidad. No es de extrañar a la vista de su compromiso literario y social en favor de la liberación sexual, el pacifismo, la emancipación de la mujer y otras causas progresistas. Un siglo más tarde, puede parecer quizá más bien portavoz de un espíritu liberal burgués algo trasnochado, y en cualquier caso, su compromiso social queda matizado por un profundo nihilismo y escepticismo a toda prueba.
En este contexto, la atención a la crisis del lenguaje es otro de los rasgos que incardinan a Schnitzler en su época. La conciencia de la arbitrariedad del lenguaje y de la banalidad de todo acto comunicativo recorre toda su obra y cristaliza en algunos aforismos:
No posee las cosas, solo posee las palabras. Pero tampoco, porque, si las tuviera de verdad, también tendría las cosas. Son las palabras las que lo poseen a él.
Para Schnitzler, la clave de la comprensión del individuo se halla en su relación con el mundo y con el resto de los individuos. Por ello el grueso de los aforismos del autor oscila en torno a dos polos: la soledad y las relaciones.
Mientras soñamos, ¿no seremos fantasmas en los sueños de los otros?
Este deseo de penetrar en la otredad halla su máxima expresión en la visión de la mujer. El tratamiento de los personajes femeninos (por ejemplo, la señorita Else del relato del mismo nombre o las figuras fugaces y angulosas que atraviesan los aforismos) revela un gran esfuerzo por desvelar el misterio de lo ajeno encarnado en la mujer. Obviamente, ese esfuerzo no fue siempre fructífero, como muestran algunas de sus observaciones sobre la psicología femenina, que pagan tributo a los prejuicios de su época y resultan francamente chocantes hoy.
Sin embargo, sería exagerado tachar a Schnitzler de misógino. De hecho, tenía estrechas conexiones con el incipiente movimiento emancipatorio y sufragista, cultivó la amistad de Lou Andreas-Salomé y de otras mujeres libres de la época, leía a autoras feministas e hizo bandera de la defensa del aborto, de las madres solteras y de la pareja de hecho. Schnitzler se entendía a sí mismo como un abogado de la liberación sexual de la mujer, aunque en un contexto muy propio del decadentismo y el fin de siècle.
Salta a la vista la contradicción entre la visión reaccionaria que asoma la cabeza en el género intimista y privado del aforismo y la postura progresista que evidencia la obra «pública», que en buena parte cabe considerar un ejercicio de autocrítica. Sea como sea, hay que reconocer que la capacidad de Schnitzler para provocar y escandalizar ha llegado intacta a nuestros días, acaso a veces de manera insospechada para él mismo.
Uno de los principales puntos de inflexión de la carrera intelectual de Schnitzler es la Primera Guerra Mundial. Sus aforismos sobre el tema dan fe de una postura claramente antibélica o incluso antimilitarista.
Y también en ellos se revela el escepticismo ante las trampas de la identidad colectiva. Schnitzler se define a sí mismo como un ciudadano del mundo con «compatriotas en todas las naciones», lo que implica no solo el rechazo al corsé patriótico austrogermánico, sino también el distanciamiento respecto a su propia identidad judía.
Todo ese griterío insensato. Sentirse patriota. ¿Cómo sirve uno a su nación? ¿Cómo le demuestra su amor? ¿Vociferando: «Soy un buen alemán, somos los mejores»? ¿Dejando por los suelos a todos los demás? Ser patriota es procurar esforzarse al máximo dentro de la capacidad de cada uno; así prospera cada ciudadano y prospera la nación. Para la patria solo cuentan los que trabajan; los que se limitan a sentirse patriotas están de sobra.
La presente selección de los aforismos de Arthur Schnit—zler se nutre del volumen Aphorismen und Betrachtungen («Aforismos y reflexiones») de las obras completas del autor, a cargo de Robert O. Weiss (1967). El volumen original se compone de cuatro partes: Buch der Sprüche und Bedenken («Libro de los proverbios y las dudas»), Der Geist im Wort und der Geist in der Tat («El espíritu en la palabra y el espíritu en la acción»), Verstreut Erschienenes («Materiales dispersos») y Aphorismen und Betrachtungen aus dem Nachlass («Aforismos y reflexiones póstumos»). De la primera parte se ha tomado íntegramente la sección Beziehungen und Einsamkeiten («Relaciones y soledades»).
El criterio de selección de los aforismos se ha basado en su interés literario (es decir, su relación más o menos oblicua con las reglas consagradas del género), su encaje en las corrientes de pensamiento de la época y su relevancia en el contexto actual.
En la selección se han incluido también otros fragmentos del volumen mencionado que derivan hacia el ensayo o el comentario y, por lo tanto, desbordan el patrón formal estricto del aforismo, aunque comparten su carácter de unidad de pensamiento encapsulada.
En algunos casos aislados se han extraído frases formalmente aforísticas que forman parte de unidades textuales más amplias y se ha traducido en prosa algún aforismo que en la versión original aparece en verso, ambas cosas con el propósito de mantener la unidad formal de la selección.
Se ha efectuado una ordenación temática (algo que el propio Schnitzler esbozó antes de su muerte) a lo largo de una línea que, partiendo del análisis psicológico y ético del individuo, pasa por el mundo de las relaciones humanas y la reflexión sobre lo colectivo y culmina en la dimensión estética y el género literario del aforismo.
Los problemas de traducción que plantean los aforismos de Schnitzler son en buena parte los propios del género.
Se trata, en primer lugar, de problemas de tipo interpretativo. La concisión y la ambigüedad, características esenciales del género, exigen a menudo un análisis detenido y la búsqueda de referencias contextuales.
Otro apartado es el de los problemas formales, en especial los relacionados con la estructura del aforismo (que a menudo funciona por oposición de conceptos o por manipulaciones lingüísticas).