Salud de la Botica del Señor - Maria Treben - E-Book

Salud de la Botica del Señor E-Book

Maria Treben

0,0
14,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La obra principal de Maria Treben, "Gesundheit aus der Apotheke Gottes" ("Salud de la Botica del Señor"), fue publicada por Ennsthaler Verlag en 1980 y ha sido traducida hasta ahora a 27 idiomas. Describe con detalle 31 hierbas medicinales, su poder curativo y sus posibles aplicaciones en forma de té, infusión, baño o zumo fresco. Maria Treben ha conquistado su lugar en la historia como una de las pioneras más importantes de la fitoterapia. Muchos la veneraban como a una santa, en realidad era una mujer que llevaba toda una vida trabajando con hierbas medicinales y quería compartir sus experiencias con el mayor número de personas posible. A lo largo de los años, su popularidad y la de sus obras nunca ha disminuido. Hoy en día, sus libros experimentan una nueva e ininterrumpida actualidad debido a la progresiva aplicación de la medicina alternativa.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 355

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Maria Treben

Salud de la Botica del Señor

Consejos y experiencias con hierbas medicinales

ENNSTHALER VERLAG STEYR

MARIA TREBEN

1907–1991

Nota:

El lector tiene toda la responsabilidad sobre la aplicación de los consejos presentados en este libro. Los escritores, la editorial, los traductores, los distribuidores, los vendedores y todas las otras personas que están relacionados con este libro no pueden asumir la garantía ni la responsabilidad sobre consecuencias posibles que resultan de manera directa o indirecta de las informaciones presentadas en este libro. En todo caso es imprescindible ver a un médico.

Agradecemos sinceramente al médico español Dr. José Chamorro Molina la supervisión de la terminología médica. Traducido del alemán por María Pega.

www.ennsthaler.at

11.a edición en español: 2019

Imagen de portada, gráficos en color y dibujos por Robert Schöller, pintor licenciado en bellas artes, Viena Imagen en color de la Salvia (lámina XI) por Marlene Gemke-Passet, Dießen am Ammersee, Alemania

ISBN 978-3-7095-0095-8

Maria Treben · Salud de la Botica del SeñorReservados todos derechosCopyright © 1980 by Ennsthaler Verlag, SteyrImpreso y editado por Ennsthaler, 4400 Steyr, Austria

Prohibida la reproducción y reimpresión completa o parcial

Prólogo

»El Señor creó de la tierra los remedios, el hombre sensato no los desprecia.«

(La Biblia, libro de Eclesiástico 38, versículo 4)

A pesar de los muchos ataques recibidos desde los más diversos lugares contra mi persona y mis consejos en el folleto »Salud de la botica del Señor«, la gran cantidad de cartas entusiásticas que me han enviado sanos y enfermos, médicos y versados en medicina, del país y del extranjero, me han inducido a seguir poniendo al alcance de todos mis conocimientos y experiencias más recientes acerca de las plantas medicinales en una nueva edición mejorada y ampliada del mencionado folleto.

En una época, en que gran parte de la humanidad se va apartando considerablemente de un modo de vida natural y va dejando por una concepción falsa de la vida camino abierto a enfermedades amenazantes, deberíamos acordarnos de las hierbas medicinales que Nuestro Señor por su bondad nos está regalando desde tiempos remotos. El Padre Kneipp dice en sus escritos que »para cada enfermedad ha crecido una hierbecilla«.

Siendo así, cada uno puede favorecer a su salud recolectando a su debido tiempo plantas y hierbas de la »farmacia de Dios«, bebiendo diariamente o durante un período determinado infusiones o utilizando los extractos para fricciones y compresas, cataplasmas de vapor o baños de hierbas. Una vez uno se haya decidido a utilizar las hierbas medicinales tendría que empezar con las hierbas purificantes de la sangre, como Ajo de oso, Ortiga, Verónica, Diente de león y Llantén. Estos tratamientos no pueden perjudicar nunca si se siguen exactamente mis indicaciones. Si no aportan el alivio esperado, puede ser debido a que existan zonas geopáticas en el entorno del enfermo (vivienda, puesto de trabajo). En este caso habría que consultar con un zahorí (buscador de manantiales) para que localizara lugares libres de radiaciones.

En casos serios de malestar, fiebre u otros síntomas de enfermedad manifiestos, es imprescindible consultar a tiempo al médico para que diagnostique. Igualmente es preciso dejar controlar por un médico concienzudamente el proceso de desarrollo y de curación de una enfermedad grave.

El hecho de que la medicina oficial vaya prestando cada vez más atención a la medicina natural se ha demostrado claramente en el 25 Congreso Internacional de Postgraduados de la Deutsche Bundesärztekammer y Österreichische Ärztekammer (Colegios médicos alemán y austríaco) que tuvo lugar en Badgastein (Salzburg) y en el que participaron 1500 médicos.

El Prof. Dr. Carl Alken (Universidad de Saarland, Alemania) justifica ese incremento de atención hacia las virtudes curativas de la naturaleza con las siguientes palabras:

»Después de la segunda guerra mundial, los médicos se encontraron prácticamente incapacitados para combatir por ejemplo la tuberculosis o la parálisis renal. Luego vino el gran cambio con la introducción de los antibióticos. Los resultados son evidentes, hoy ya tenemos que luchar contra las consecuencias negativas de la administración excesiva de los mismos y contra la mala utilización de esa »bendición«. A ello hay que añadir la avalancha imparable actual de enfermedades por hongos (micosis), que se deben a trastornos del equilibrio biológico, al exceso de medicamentos o a otras influencias del medio ambiente.«

Desde hace años voy frecuentando sesiones y congresos, cuyos resultados también se publican en los periódicos. Muchos médicos conscientes de su responsabilidad previenen contra el peligro del abuso de medicamentos. Sobre todo no dejan de advertir lo peligrosos que pueden ser los analgésicos. Gran cantidad de gente los toma sin ningún control médico, lo que causa a veces lesiones gravísimas de los órganos. Por ejemplo, los medicamentos para bajar la tensión arterial, tomados durante cierto tiempo, favorecen en las mujeres la formación de cáncer de mama, hecho que han demostrado los resultados de tres grupos de investigadores experimentando independientemente en Boston, Bristol y Helsinki. Mi propósito es poner al alcance de la mano de los enfermos el conocimiento de las propiedades curativas de una serie de plantas importantes.

Para el ser humano es muy edificante el encontrar una salida a su desesperación y padecimiento valiéndose de su propio esfuerzo y su propia voluntad, gracias a la ayuda maravillosa de nuestras hierbas medicinales. El enfermo que se empeñe en reconquistar su salud asumiendo él mismo esta responsabilidad, ha elevado de tal manera su dignidad humana, que se encuentra en el camino que le puede sacar de ese callejón sin salida cual es su enfermedad.

Siempre me preguntan de dónde saco mis conocimientos sobre las plantas medicinales, pero no puedo dar una contestación precisa. Siendo niña solía pasar las vacaciones de colegio en casa de la familia de un guarda forestal. Allí aprendí precozmente a conocer y a apreciar la naturaleza en su conjunto. De niña ya sabía distinguir las plantas y conocía sus nombres; sin embargo ignoraba su importancia como plantas curativas. Mi madre, entusiasta de los métodos naturales de Kneipp, procuraba criarnos de una manera natural, sin influencias químicas.

Siendo jovencita tuve dos experiencias que fueron muy decisivas para mi vida. Una viuda de unos 40 años, madre de tres hijos, estaba enferma de leucemia y después de una estancia en el hospital la mandaron a su casa como incurable. Los médicos le pronosticaron solamente tres días de vida. Su hermana, preocupada por los niños, fue con la orina de la enferma a consultar con una herbolaria que vivía cerca de Karlsbad. La mujer dijo asustada: »¡Tan tarde viene usted con esa agua de muerto!« No obstante, las hierbas que le dio ayudaron a la enferma. Según un nuevo reconocimiento en el hospital 10 días después, la leucemia había desaparecido por completo.

Un caso parecido se dio al mismo tiempo con una mujer de 38 años, madre de cuatro hijos. Aquí también se trataba de leucemia y según los médicos no había esperanza. La mujer pidió igualmente consejos a una herbolaria, la cual le dio unas hierbas. Se preparaba cada día varios jarros de tisana. Cada vez que pasaba por donde estaban se bebía un buen trago y pensaba: »Si bien no me ayudan, no me harán ningún daño.« El resultado del nuevo reconocimiento después de diez días: Totalmente libre de la leucemia.

Estos ejemplos demuestran lo importante que es beber distribuido durante el día grandes cantidades de tisana cuando se trata de enfermedades que parecen ser incurables. A raíz de estos hechos me convencí de que las hierbas podían aportar ayuda incluso en casos de enfermedades malignas.

El día de la Candelaria de 1961 murió mi buena madre. Entonces recibí el empuje para dedicarme a la ciencia de las plantas medicinales. Iba haciendo nuevas experiencias y poco a poco me familiaricé del todo con las hierbas de la farmacia del Señor. Era como si me condujera una fuerza sobrenatural, como si la madre de Dios, amparo de los enfermos, me enseñara el camino seguro. Por la confianza que le tengo, siempre me ha ayudado mucho personalmente, en casos de duda, la oración ante una imagen de la Virgen que tengo en casa.

Así que no sólo quiero llamar la atención sobre las plantas medicinales, sino también sobre la omnipotencia del Creador, en cuyas manos está nuestra vida, que El guía. En El buscamos ayuda y consuelo en los casos de graves enfermedades y recogemos piadosamente las hierbas de Su farmacia.

Finalmente quisiera subrayar que he intentado lo mejor posible incorporar en esta edición refundida todas mis experiencias, para ofrecerlas a la humanidad con el fin de que tengan provecho. Igualmente quiero añadir a esta edición una petición: ¡No me llamen por teléfono ni me manden cartas! Como no soy curandera, tampoco paso consultas. El índice de materias bien detallado le indicará la manera exacta para aplicar las hierbas adecuadas. También quisiera llamar la atención sobre el folleto »Maria Trebens Heilerfolge« (Los éxitos curativos de Maria Treben; cartas e informes sobre éxitos curativos) que ha publicado la misma editorial.

Y otra cosa más: Yo no hago envíos ni recojo encargos de hierbas.

Grieskirchen, en mayo 1980

Maria Treben

Indice

Portada

Título

Pie de imprenta

Prólogo

Generalidades

Correcta recolección, conservación y preparación de las hierbas medicinales

Modos de preparación

Las hierbas medicinales de la Botica del Señor

Agrimonia

Ajo de oso

Aleluya

Cálamo aromático

Celidonia

Cola de caballo

Consuelda mayor

Diente de león

Epilobio de flor pequeña

Fárfara

Galio

Hipérico, Hierba de San Juan

Licopodio

Llantén menor

Maíz

Malva

Manzanilla

Maravilla

Milenrama

Muérdago

Nogal

Ortiga mayor

Ortiga muerta amarilla

Pan y quesillo

Petasita

Pie de león

Primavera

Salvia

Serpol, Tomillo salvaje

Vara de oro

Verónica

Hierbas Suecas

Vino cordial

Mezcla de tisana para la mesa familiar

Consejos para curar diversas enfermedades

Abortos

Acné

Afecciones del corazón y de la circulación

Angiomas

Artritis, Artrosis, Coxartrosis

Ataque de apoplejía (Prevención)

Ataque de apoplejía (con manifestaciones de parálisis)

Atrofia de las encías y dientes móviles

Atrofia muscular

Bocio

Cálculos biliares

Cataratas y glaucoma

Catarro del heno

Crecimiento del cabello

Debilidad de la vejiga

Descenso del útero

Diabetes

Dolor del miembro fantasma (Amputaciones)

Dolor de oído debido a resfriados

Edemas

Enfermedad de Parkinson

Enfisema pulmonar

Erisipela

Esclerosis múltiple

Estreñimiento

Fimosis

Fístulas

Gusanos

Hemofilia

Herpes zoster

Hipo

Inapetencia en los niños

Irritación del apéndice

Lagrimeo excesivo

Lesiones de la espina dorsal

Mal olor de la boca, lengua sucia

Malos resultados en el colegio (en niños)

Menstruación excesiva

Neuralgia facial

Osteoporosis

Panadizo

La Psoriasis »incurable«

Riñones: arenillas y cálculos renales

Sudores nocturnos

Sueño intranquilo (en niños)

Temblor de los miembros

Uñas – inflamación de la raíz, lesiones

Consejos para curar enfermedades malignas

Bajo vientre

Estómago

Glándulas linfáticas

Hígado, cirrosis

Huesos

Intestinos

Laringe

Lengua

Leucemia

Páncreas

Pechos

Piel

Pulmón

Riñones

Testículos

Tiroides

Tumores

Advertencia importante

La fermentación láctica

Láminas de hierbas medicinales I - XV

Generalidades

Correcta recolección, conservación y preparación de las hierbas medicinales

Recolección

El conocimiento preciso de las plantas medicinales es primordial para su recolección. Una vez lo tengamos, hay que saber cuándo, dónde y de qué manera se recolectan las hierbas.

La experiencia ha demostrado que los mejores resultados de curación se han conseguido con hierbas recién cogidas, las cuales son imprescindibles para obtener un éxito en caso de enfermedades graves. Hierbas frescas puede recolectar uno mismo desde principios de la primavera, a veces ya a finales de febrero, hasta entrado noviembre. Algunas incluso se pueden encontrar en invierno debajo de la capa de nieve (p. ej. la Celidonia), con tal de que uno se acuerde del lugar donde crecen.

Para el invierno se prepara una reserva no muy grande de hierbas secas, las cuales se recolectan en el momento de su mayor contenido en sustancia activa.

Para la FLOR es al principio de la floración.

Para las HOJAS antes y durante la floración.

Las RAICES se desentierran a principios de la primavera o en otoño.

Las FRUTAS se recogen en la época de su maduración.

Además téngase en cuenta las siguientes reglas: ¡Sólo se cogen plantas sanas, limpias y sin insectos! Las hierbas se recolectan los días de sol, sin estar húmedas y cuando el rocío se haya evaporado.

Para la recolección hay que evitar campos y praderas abonados químicamente, riberas de aguas sucias y contaminadas, terraplenes ferroviarios y la proximidad de carreteras frecuentadas, autopistas e instalaciones industriales.

¡Cuida bien la naturaleza! ¡No arranques las plantas con todas las raíces, no hagas ningún daño! Algunas plantas están bajo protección. Hay muchas otras plantas medicinales con las mismas sustancias activas que no están protegidas (p. ej. Oreja de oso, protegida – Primavera, no protegida).

Al cogerlas no hay que aplastar las flores y hojas ni meterlas en bolsas de plástico, porque entonces las hierbas empiezan a sudar y más tarde al desecarlas se vuelven negras.

Desecación

Las hierbas no se lavan para desecarlas. Se cortan a pedacitos y se extienden lo más posible sobre tela o papel sin estampar y se dejan secar lo más rápidamente posible a la sombra o en piezas cálidas y aireadas (desvanes). Raíces, cortezas o partes de plantas muy jugosas requieren con frecuencia una desecación con calor artificial. En estos casos la temperatura no debe sobrepasar los 35° C. Las raíces (lavadas cuidadosamente), el Muérdago y el Epilobio se secan mejor si se cortan antes.

Las hierbas que se guarden para el invierno tienen que estar completamente secas. Se conservan perfectamente en recipientes de cristal o cajas de cartón. ¡No emplee recipientes de plástico o de hojalata! Es recomendable guardarlas al abrigo de la luz. (Use cristales de color; los verdes son los mejores.)

¡Renueve las provisiones cada año! Con el tiempo las hierbas pierden sus virtudes curativas. Cada primavera nos da su nueva riqueza de hierbas.

Modos de preparación

Infusión

Cocimiento: Las hierbas frescas se cortan en pedacitos y se meten en las cantidades prescritas en un jarro de cristal u otro recipiente que no sea de metal. Se pone agua a hervir, se retira y se echa sobre las hierbas preparadas. Las hierbas frescas se dejan poco tiempo en infusión (medio minuto basta). La bebida debe ser de color claro: amarillo claro o verde claro. Las hierbas secas se dejan un poco más de tiempo en infusión (de uno a dos minutos). Una tisana preparada de este modo es mucho más favorable para la salud y el paladar, y además tiene buen aspecto.

Las raíces se ponen al fuego con agua fría según la cantidad prescrita, se le da un hervor y se deja reposar tres minutos.

Se echa en un termo la cantidad diaria establecida y se va bebiendo a sorbos, según las indicaciones, a lo largo del día. En general se toma una cucharadita bien llena de hierbas por ¼ l. de agua (= taza), salvo las indicaciones especiales para ciertas plantas.

Maceración: Algunas hierbas (p. ej. la Malva, el Muérdago y el Cálamo aromático) no deben de escaldarse, ya que por el calor perderían sus virtudes curativas. El extracto de estas hierbas se obtiene en frío. Se deja macerar la cantidad indicada para las diversas plantas en agua fría, de 8 hasta 12 horas (preferentemente durante la noche), después se calienta ligeramente (temperatura para beber) y se guarda la cantidad necesaria para un día en un termo previamente enjuagado con agua caliente.

La mezcla de la maceración y la infusión se considera como la mejor manera de aprovechar las plantas medicinales: Ponga las hierbas con la mitad del agua indicada durante la noche en remojo, cuele el líquido al día siguiente por la mañana. Escalde las hierbas que han quedado en el tamiz con la segunda mitad de la cantidad del agua indicada y cuélela nuevamente. Ahora se mezclan los dos líquidos, uno obtenido por maceración y el otro por infusión. De esta manera se extraen de las hierbas los agentes activos que sólo se disuelven o en frío o en caliente.

Tintura (Esencia)

Las tinturas son extractos que se obtienen por maceración en alcohol (o un buen aguardiente) de 30–40 °. Se llena una botella u otro recipiente por el estilo hasta el gollete con las hierbas, sin apretarlas, y se echa encima el aguardiente. Después de cerrarlo bien se deja durante 15 días o más en un lugar cálido sacudiéndolo de vez en cuando. Finalmente se cuela el alcohol exprimiendo bien el residuo. Las tinturas se toman por vía interna a gotas diluidas en té; en uso externo se emplean en compresas y unturas.

Jugo fresco

Los jugos de hierbas frescos sirven para uso interno, tomándolos a gotas; para uso externo se aplican con ayuda de un tapón de algodón a las partes enfermas del cuerpo. Estos jugos se obtienen mediante una licuadora que tritura y exprime las plantas al mismo tiempo. Hay que procurar hacer estos jugos cada día con hierbas frescas. En botellas pequeñas bien cerradas pueden durar unos meses si se guardan en la nevera.

Cataplasmas de plantas frescas

Sobre una tabla de madera o en un mortero se machacan los tallos y las hojas de la planta hasta que quede todo a modo de una masa. Esta se extiende sobre un trozo de tela y se aplica a la parte enferma del cuerpo cubriéndolo después todo con un paño y vendándolo para mantenerlo caliente. Esta cataplasma se puede dejar actuar toda la noche.

Cataplasmas de hierbas al vapor

Tomamos una olla con agua hirviendo y colocamos sobre la misma un colador grande, tamiz o escurridor con las hierbas frescas o desecadas de forma que éstas no toquen el agua. A continuación, se tapa la olla y se mantiene en el fuego para que el vapor reblandezca las hierbas. Después de un rato se envuelven las hierbas ya blandas y calientes en una gasa y se aplican a la parte enferma del cuerpo. Se cubre todo con un paño de lana y se ata con otros paños. Hay que procurar que el enfermo no tenga la sensación de frío. Muy eficaces son estas cataplasmas hechas con Cola de caballo. Las cataplasmas al vapor se dejan actuar durante dos horas o toda la noche.

Preparación de pomadas y aceites

Se trituran cuatro puñados de hierbas. 500 g. de manteca de cerdo se calientan como para freír carne. En esta grasa caliente se echan las hierbas y se remueve todo bien. Después de haberlas frito brevemente se remueve todo otra vez, se retira la sartén del fuego, se tapa y se deja enfriar del todo durante la noche. Al día siguiente se calienta ligeramente, se cuela a través de un lienzo y se vierte la pomada antes de que se enfríe en vasijas de cristal o de porcelana.

El aceite se prepara de la siguiente manera: En una botella se meten las flores o hierbas sin apretar hasta que lleguen al gollete, se llena con aceite de oliva virgen de modo que éste sobrepase en dos dedos el nivel de las hierbas. La botella debe estar 15 días al sol o cerca de otra fuente de calor.

Baños de hierbas

Baño de cuerpo: Las hierbas indicadas se dejan durante la noche en agua fría a remojo. Para un baño se necesita un cubo lleno (6–8 litros) de hierbas frescas ó 200 g. de hierbas desecadas. Al día siguiente se calienta todo y después de colarlo se añade el extracto al agua del baño. La duración del baño es de 20 minutos. El corazón tiene que estar fuera del agua. Después del baño no hay que secarse sino envolverse en una toalla grande o una bata y sudar en la cama una hora.

Baño de asiento: Para el baño de asiento se toma solamente medio cubo de hierbas frescas o unos 100 g. de hierbas desecadas y se procede de la misma manera que para el baño de cuerpo. El agua del baño debe cubrir los riñones. ¡Siga las indicaciones dadas para cada planta!

Tanto el agua del baño de cuerpo como la del de asiento se puede utilizar todavía dos veces si se vuelve a calentar.

Compresas de hierbas suecas

Según la parte del cuerpo que haya que tratar, se toma un pedazo de algodón o de celulosa más o menos grande, se moja con gotas de Hierbas Suecas y se aplica a las partes enfermas. Es imprescindible untar previamente las partes afectadas con manteca de cerdo o pomada de Maravilla, para que el alcohol de las Hierbas Suecas no seque la piel. Sobre esta compresa se puede poner un plástico para no manchar la ropa. Después se cubre con un paño de lana y, si conviene, se venda. Según la enfermedad se deja actuar la compresa de dos a cuatro horas. Si el paciente lo soporta, puede dejarse toda la noche. Después del tratamiento se empolva la piel. Si aparecieran, en personas con piel sensible, irritaciones, se abrevia el tiempo de aplicación o se interrumpe la cura por un cierto período. En caso de alergias se suprime el plástico y sólo se pone el paño. No hay que olvidarse de untar la piel antes de aplicar la compresa. Si se manifestara picor unte la piel con pomada de Maravilla.

Estas compresas no obligan a quedarse en la cama; si están bien vendadas puede uno moverse tranquilamente en casa o estar sentado.

Las hierbas medicinales de la Botica del Señor

Agrimonia

Agrimonia eupatoria

Esta excelente planta se llama también Hierba de San Guillermo, Té de los bosques, Hierba de las heridas, Hierba bacera y Hierba del podador. Se cría en los setos y ribazos, en los bordes de los caminos, a orillas de los cultivos, en los matorrales espesos y en las ruinas. Las pequeñas flores amarillas forman, parecido al Gordolobo, una espiga larga. Toda la planta está cubierta de un vello suave. Las hojas se dividen en segmentos desiguales, de los cuales los grandes alcanzan una longitud de 10 cm. La Agrimonia llega a 80 cm. de altura y pertenece a la misma familia que el Pie de león. Se recolecta de mayo en adelante en plena floración. El uso de esta hierba medicinal, como el de muchas otras, se remonta a tiempos lejanos. Los antiguos egipcios ya la conocían.

La Agrimonia es un remedio muy indicado para curar toda clase de inflamaciones de la garganta, de la boca y de la faringe. Se recomienda en casos de anginas, afecciones de la garganta, estomatitis ulcerosa e inflamaciones de la mucosa bucal. Las personas que debido a su profesión están obligadas a hablar mucho o a cantar, deberían hacer preventivamente cada día gárgaras con una infusión de Agrimonia.

Las hojas actúan eficazmente contra la anemia y las heridas, así como contra el reuma, el lumbago, las indigestiones, el hígado duro, la congestión del hígado y las enfermedades del bazo. De la infusión se pueden beber dos tazas al día.

Cada persona debería molestarse en prepararse una o dos veces al año un baño de cuerpo de Agrimonia (véase en »Modos de preparación«). Los niños escrofulosos deberían de tomarlo cada día.

La Agrimonia constituye por sus virtudes astringentes y sus principios activos curativos una de nuestras mejores plantas medicinales. El doctor Schierbaum dice: »Tres veces al día una taza de infusión, cura las dilataciones del corazón, del estómago y del intestino; tomándola durante algún tiempo, cura incluso las afecciones de los riñones y de la vejiga.«

Contra las varices y las úlceras crurales se recomienda la pomada de Agrimonia (véase en »Modos de preparación«); es muy eficaz y tiene casi el mismo uso que la pomada de Maravilla.

Para combatir las enfermedades del hígado se utiliza una tisana compuesta de Agrimonia, Galio y Aspérula olorosa. Se toma cada día una taza en ayunas y dos distribuidas durante el día, a sorbos espaciados.

Modos de preparación – Agrimonia

Infusión: Una cucharadita de Agrimonia por cada ¼ l. de agua. Se echa el agua hirviendo sobre las hierbas y se deja reposar brevemente.

Baño de cuerpo: 200 g. de hierba por baño (véase en Generalidades »Baños de cuerpo«).

Tisana compuesta (para el hígado): Se mezclan 100 g. de Agrimonia, 100 g. de Galio y 100 g. de Aspérula olorosa; con una cucharadita de la mezcla y ¼ l. de agua se prepara una infusión.

Pomada: Dos puñados de hojas, flores y tallos triturados por cada 250 g. de manteca de cerdo (véase en Generalidades »Preparación de pomadas y aceites«).

Ajo de oso

Allium ursinum

Cada primavera nace la esperanza de los días de sol y de calor. Nos sentimos animados y de buen humor, nos alegramos del primer verde y del júbilo de los pájaros y con el corazón abierto percibimos en estos regalos la bondad del Creador. En vista de este rejuvenecer de la naturaleza tendríamos que decidirnos a someternos a una cura primaveral depuradora, cuyo efecto refrescante para nuestra salud no hay que tener a menos.

El Ajo de oso es uno de los primeros anunciadores de la primavera. Las hojas lanceoladas, brillantes y de un verde llamativo, parecidas a las del Lirio de los valles, brotan de un bulbo alargado cubierto de unas membranas blancas transparentes. El bohordo liso y verdeclaro con las flores blancas agrupadas en forma de una bola alcanza unos 30 cm. de altura. Esta planta sólo se cría en los prados húmedos, ricos en mantillo, en las vegas sombreadas y húmedas y en los bosques de los Alpes, debajo de los arbustos. Su fuerte olor a ajo nos revela la planta antes de percibirla con la vista. Por este olor característico es imposible confundir las hojas con las del Lirio de los valles o del venenoso Cólquico.

Al principio de la primavera en muchos bosques alpinos se ven por todas partes las hojas frescas y verdes del Ajo de oso. Empiezan a salir en abril o mayo y a veces antes. La floración es en mayo o junio. Poderosas virtudes curativas se ocultan en esta hierba medicinal y se cuenta que los osos, después de su sueño hibernal, también la buscan para limpiarse el estómago, los intestinos y la sangre.

En general se puede decir que el Ajo de oso tiene las mismas propiedades que nuestro ajo común, sólo que aquél es mucho más eficaz. Por eso es muy indicado para las curas primaverales depuradoras y para mejorar las enfermedades crónicas de la piel.

Como el secado disminuye considerablemente las virtudes medicinales de las hojas, hay que utilizarlas frescas para las curas de purificación. Cortadas a pedacitos se pueden comer con pan y mantequilla o se utilizan bien trituradas como condimiento, sin hervirlas, para enriquecer las sopas, patatas u otras comidas, donde normalmente se echa perejil y otras hierbas finas. También se pueden consumir en forma de ensalada o hervidas. En este último caso se mezclan con hojas de Ortiga para suavizar el gusto fuerte que tienen cuando se preparan en grandes cantidades.

En abril y mayo, es decir antes de que salga la flor se recolectan las hojas jóvenes; los bulbos se desentierran a fines de verano o en otoño. Estos se pueden utilizar al igual que el ajo común.

Para las personas delicadas del estómago recomiendo el siguiente uso: picar las hojas y el bulbo, cubrirlo todo de leche tibia y después de dejarlo en maceración una o dos horas se bebe el líquido a sorbos. – Para poder gozar todo el año de las virtudes del Ajo de oso, se prepara en casa una tintura (véase en »Modos de preparación«). De ésta se toman cada día 10 ó 15 gotas diluidas en un poco de agua, lo que constituye un buen remedio para fortalezer la memoria, prevenir la arteriosclerosis y curar muchos otros males.

El Ajo de oso actúa favorablemente sobre el estómago y los intestinos. Combate tanto las diarreas agudas y crónicas, aunque vayan acompañadas de gases y cólicos, como el estreñimiento, lo mismo que se deba a un espasmo interno como a la relajación de los intestinos. Los gusanos, incluso las ascárides se expelen después de ingerir durante una cierta temporada Ajo de oso. Una vez equilibrado el sistema digestivo, desaparecen también aquellas molestias que suelen hacer sufrir a muchas personas ancianas o a gente muy comedora, por relajación o hartura de los intestinos. También ayuda a curar los trastornos cardiacos o el insomnio, causados por el estómago, así como las molestias debidas a la arteriosclerosis o a la tensión alta de la sangre, como mareo, presión en la cabeza y ansiedad. La tensión de la sangre se normaliza lentamente.

El vino de Ajo de oso (véase en »Modos de preparación«) es un remedio maravilloso para los ancianos que sufren de catarro bronquial crónico y, en consecuencia, de dificultades respiratorias. Incluso en casos de tos antigua facilita la expectoración y elimina la disnea. Asímismo recomiendo este vino para combatir la tisis pulmonar y la hidropesía, de las cuales padecen con frecuencia las personas de edad. Las hojas recién cogidas limpian también los riñones y la vejiga y tienen un efecto diurético. Heridas de mala curación se cicatrizan rápidamente untándolas con jugo fresco de Ajo de oso. Las afecciones de los vasos coronarios también se mejoran.

El Ajo de oso es uno de los mejores purificantes de la sangre, por lo que es muy eficaz para combatir las impurezas crónicas de la piel. El herborista y médico naturista suizo, el padre Künzle, no se cansa de elogiar esta planta: »Limpia todo el organismo, elimina las sustancias tóxicas y los residuos impuros y malos, renueva la sangre, destruye y expulsa las sustancias tóxicas. Las personas eternamente enfermizas, los afectos de líquenes y granos, los pálidos, escrofulosos o reumáticos deberían apreciar el Ajo de oso como si fuera oro. Ninguna hierba del mundo es tan eficaz para depurar el estómago, los intestinos y la sangre. Los jóvenes florecerían como las rosas en el jardín y se desarollarían como una piña al sol.« – Künzle prosigue diciendo que conoce a familias enteras que antes de consumir el Ajo de oso »estaban todos enfermizos, pendientes del médico, llenos de erupciones y líquenes y tenían todo el cuerpo escrofuloso; estaban pálidos como los muertos en la tumba, desenterrados por las gallinas« y después de someterse a una cura prolongada de Ajo de oso, ese magnífico don del Señor, se pusieron todos sanos y frescos.

Modos de preparación – Ajo de oso

Como condimento: Las hojas frescas picadas (como el perejil) se emplean para aliñar bocadillos, sopas, salsas, ensaladas y platos de carne.

Tintura de Ajo de oso: Se trituran las hojas o los bulbos de la planta y se llena una botella, sin apretar, hasta el gollete. Después se cubre todo de un aguardiente puro de 38–40 ° y se deja 15 días al sol o cerca de la lumbre. Se toman de 10 a 15 gotas diluidas en un poco de agua, cuatro veces al día.

Vino de Ajo de oso: Un puñado de hojas cortadas a pedacitos se hierven brevemente en aprox. ¼ l. de vino blanco. Endulzado con miel o jarabe se bebe de este vino unos cuantos sorbos distribuidos durante el día.

Aleluya

Oxalis acetosella

Sus nombres populares son, entre otros, Pan de cuclillo, Trébol acedo o Acederilla y se cría en los bosques, cubriendo por todas partes el suelo como un tapiz con sus hojas de un verdeclaro y sus finísimas florecitas blancas. Ofrece un aspecto verdaderamente encantador. Cuando estoy buscando setas, me agacho a veces para coger una hoja y comérmela. Las flores las recolecto en pequeñas cantidades para preparar una mezcla de tisana (véase en »Mezcla de tisana para la mesa familiar«).

La Aleluya no se deseca, sólo se utiliza fresca. Es un remedio contra la acidez del estómago y las indisposiciones del hígado y de la digestión. En estos casos se toman dos tazas al día de la infusión fría. Contra la hepatitis, la nefritis, las erupciones de la piel y los gusanos se administra la misma cantidad de infusión, pero se bebe templada.

La medicina popular recomienda el jugo fresco de Aleluya para combatir el cáncer de estómago incipiente, las úlceras y los tumores cancerosos, internos y externos. El jugo fresco se obtiene mediante una licuadora. Cada hora se toman de 3 a 5 gotas, disueltas en agua o tisana. Los tumores externos se untan con el jugo fresco.

En los casos de parálisis agitante (enfermedad de Parkinson) se recomienda el jugo fresco, cada hora de 3 a 5 gotas diluidas en una infusión de Milenrama; en uso externo se hacen fricciones en la espina dorsal.

Es muy importante atenerse concienzudamente a las indicaciones acerca de la dilusión y la dosis, tanto en los casos de cáncer de estómago, úlceras y tumores, como en el de la enfermedad de Parkinson.

Modos de preparación – Aleluya

Infusión: 1 cucharada sopera de hojas frescas se escalda con ½ l. de agua hirviendo y se deja reposar un poco.

Jugo fresco: Las hojas se lavan y se pasan por la licuadora.

Cálamo aromático

Acorus calamus

Esta planta acuática suele crecer en los suelos encharcados a orillas de lagos y pantanos. En el cieno de los bordes de las aguas discurre el rizoma rastrero, del cual arrancan numerosas hojas ensiformes que alcanzan una altura de 1 m. El vástago aplanado lleva en la mitad una panícula coniforme de color verdoso o pardo amarillento. La raíz, que puede llegar a un metro de longitud, es del grueso del pulgar y recién cogida tiene un fuerte sabor amargo aromático. Este se suaviza después del secado. Se recolecta a principios de la primavera o a fines del otoño.

La maceración de la raíz del Cálamo aromático no sólo se emplea como tonificante en los casos de debilidad general del aparato digestivo, gases del estómago y de los intestinos y en los cólicos, sino que también es un remedio poderoso para combatir las enfermedades de las glándulas así como la gota. Esta tisana contribuye enormemente a calentar el estómago y los intestinos lentos y a fomentar la secreción de mucosa. Se recomienda contra el metabolismo lento, las digestiones lentas, lo mismo que contra la clorosis y la hidropesía.

Personas excepcionalmente delgadas, que no lo son por falta de alimento, deberían beber frecuentemente tisana de Cálamo aromático y de vez en cuando tomar un baño a base de esta raíz. El Cálamo elimina la inapetencia, ayuda a curar trastornos renales y es un buen remedio para la limpieza de todo el organismo. Esta tisana ayuda a los niños con intolerancia a los cereales, un mal que va aumentando siempre más. Las raíces secas, masticándolas lentamente, ayudan a los fumadores a quitarse el vicio de fumar. Para fortalecer la vista se unta varias veces los párpados cerrados con el jugo fresco de la raíz, se deja actuar unos minutos y luego se lava los ojos con agua fría.

Con baños tibios de raíz de Cálamo aromático he ayudado frecuentemente a curar sabañones y otras congelaciones. Las raíces se ponen en agua fría a remojo durante la noche. Al día siguiente se pone todo al fuego y se calienta hasta que rompa a hervir. Después se deja reposar 5 minutos y se cuela. En este líquido, no demasiado caliente, se bañan las partes afectadas durante unos 20 minutos. Este cocimiento se puede utilizar tres o cuatro veces, calentándolo cada vez. También ayudan estos baños contra manos y pies fríos, pero en este caso el líquido tiene que estar bien caliente.

Un hombre de 35 años no llegaba a recuperarse después de la operación de un tumor de hígado. Le venían unas fiebres muy altas en intervalos de cuatro a cinco semanas. Ya pensaban en transladar al enfermo desde Linz a una clínica vienesa cuando me contó su suegra muy preocupada el caso: Se habían formado ya tubérculos intestinales, los cuales causaban esas calenturas tan altas. La raíz del Cálamo aromático ayudó también en este caso sin esperanza. Claro que en enfermedades tan graves esta tisana sólo tiene efecto si se toma durante varias semanas o incluso meses.

En una excursión por los Alpes me encontré un día con un matrimonio. Iban los dos subiendo la montaña cargados con sus mochilas y tenían la intención de pasar unos días tranquilos en una cabaña solitaria. Nos paramos a descansar y charlar un rato. Allí me enteré de lo siguiente:

El hombre, de más de 50 años de edad y 1.85 m. de alto, había empezado un año antes a demacrar constantemente sin que conocieran los motivos de su enfermedad. Cuando ya sólo pesaba 48 kilos entró un día acompañado de una enfermera en la consulta de su médico el cual estaba justamente hablando por teléfono con un colega suyo: »Le mando ahora mi paciente más grave y sin esperanza – cáncer del pulmón.« Así se enteró sin querer de su diagnosis. Pero alguien le aconsejó que tomara por la mañana y por la noche infusión de Milenrama y que masticara continuamente raíz de Cálamo aromático, el cual le ayudaría además a quitarse la costumbre de fumar. Poco a poco empezó a aumentar el peso del enfermo y como se sentía mejor dejó de ir al médico. Sólo medio año más tarde fue a la consulta. El médico, al ver al hombre que ya creía muerto, se incorporó y fijó la mirada en él como si viera un fantasma. »¿Raíces de Cálamo? ¿Dónde se encuentran?« »No es necesario que se busquen, señor doctor, en cualquier herboristería las venden por poco dinero.«

Entonces ya había recuperado el hombre su peso habitual de 86 kilos y medio año después emprendió, cargado con una mochila llena, la excursión durante la cual nos conocimos.

Cada vez que recuerdo el hecho que voy a contar, o cuando lo nombro en mis conferencias o lo tengo presente como ahora que lo estoy apuntando para ustedes, no puede menos que pensar en la divina providencia y me siento profundamente emocionada: Mi madre había caído muy enferma. Tenía los intestinos en un estado deplorable y el médico me dijo que contara con lo peor, que era cáncer intestinal. Esto sucedió cuando yo todavía me dedicaba muy poco a las plantas curativas aunque sí solía recurrir ya a remedios naturales y no tomaba nunca medicamentos. La noticia del médico me dejó atónita y aquel día no fui capaz de terminar mis quehaceres diarios que normalmente me ocupaban desde las 6 de la mañana hasta bien entrada la noche. Por eso, me acosté a eso de las ocho y la situación desesperada de mi madre no se me quitaba de la cabeza. De repente se abrió la puerta del dormitorio y entró mi marido con un transistor en la mano. »Toma«, dijo »para que no estés tan sola« y me lo dejó allí. Poco después oí una voz en la radio: »Aquí habla el médico de cabecera. Con la raíz del Cálamo aromático se cura toda clase de trastornos del estómago y de los intestinos, por crónicos y malignos que sean. Se echa una cucharadita rasa de raíces en una taza con agua fría y se deja macerar toda la noche. Por la mañana se calienta un poco, se cuela y se bebe un trago antes y después de las comidas. En total son 6 tragos al día, más no hay que beber. La tisana se calienta cada vez al baño de María. Este tratamiento es para todo el aparato digestivo, incluido el hígado, la bilis, el bazo y el páncreas.« Contentísima le conté a mi madre al día siguiente lo que había oído en la radio, pero ella me dijo con un gesto de resignación: »A mí no me puede ayudar nada ni nadie.« Sin embargo yo me procuré la raíz de Cálamo y la apliqué de la manera indicada arriba. Suena como un milagro si le cuento que al cabo de 15 días habían desaparecido todos los padecimientos de mi madre. A partir de aquel momento empezó a recuperar otra vez su peso, recobrando cada semana unos 400 g. Este acontecimiento contribuyó a despertar mi interés por la medicina vegetal y pronto pude ayudar a muchos enfermos sin esperanza.

Sobre todo la raíz del Cálamo aromático ha aportado siempre resultados sorprendentes.

En los casos de exceso o déficit de ácido gástrico el Cálamo actúa como equilibrador.

Una mujer de Vorarlberg padecía ya durante dos años de dolores de estómago y no podía pasar ningún día sin tomar tabletas. Le aconsejé que tomara los seis tragos arriba indicados de tisana de Cálamo (un trago antes y después de las comidas); tres semanas después desaparecieron los dolores y no volvieron a repetirse.

Otra mujer, de Baja Austria, tenía desde hacía muchos años úlceras duodenales. Para soportar los dolores tomaba continuamente medicamentos. No digería los alimentos sólidos y tampoco tenía apetito. Al enterarse de los efectos de la raíz de Cálamo, comenzó a tomar cada día los seis sorbos recomendados. Los dolores fueron disminuyendo paulatinamente hasta que desaparecieron por completo al cabo de cinco semanas. La mujer recobró el apetito y pudo comer como los demás de la familia comida casera sin que le sentara mal.

Un sacerdote de edad avanzada padecía desde muchos años de diarrea. Ya se había hecho con la idea de que su mal no se curaría nunca. Finalmente siguió mi consejo y empezó a beber los seis tragos de maceración de Cálamo. Al poco tiempo tenía el intestino curado.

A un niño pequeño no se le cortaba la diarrea a pesar de estar a dieta rigurosa; con el tratamiento de los seis tragos de tisana de Cálamo se puso bueno. Ahora ya ha aumentado de peso y su madre está contentísima.

Durante 10 años padecía un hombre de diarreas sangrientas que se presentaban de 30 a 40 veces al día. Su amigo me contó que aquel hombre, que en otros tiempos había sido alegre y optimista, se había convertido, como se comprende, en un hombre amargado. Todo lo que probó en los últimos años fue en vano. Estaba jubilado por incapacidad. Por las Pascuas empezó, aunque sin mucha confianza, a tomar los 6 sorbos de maceración de Cálamo diarios y simultáneamente 2 tazas de infusión de Maravilla. ¡Qué sorpresa me llevé cuando su mujer me escribió diciéndome que a principios de junio del mismo año había empezado su marido a trabajar!

Modos de preparación – Cálamo aromático

Maceración: La tisana de raíces de Cálamo aromático se obtiene mediante maceración. Una cucharadita de raíces se pone a remojo durante la noche en ¼ l. de agua fría. Al día siguiente se calienta todo un poco y se cuela. La tisana se bebe tibia calentándola cada vez al baño de María.

Jugo fresco: Se limpian las raíces frescas cuidadosamente y se pasan antes que se sequen por la licuadora.

Baño: Aprox. 200 g. de raíces de Cálamo aromático se ponen a remojo en 5 l. de agua fría. Al día siguiente se calienta todo hasta que rompa a hervir y después de reposar un rato se añade el líquido al agua de baño (véase en Generalidades »Baños de cuerpo«).