Salud mental y psicología del deporte - David Peris-Delcampo - E-Book

Salud mental y psicología del deporte E-Book

David Peris-Delcampo

0,0

Beschreibung

Este libro práctico, orientado fundamentalmente a psicólogos y otros profesionales del deporte (entrenadores, directores deportivos, deportistas, dirigentes, padres y madres, fisioterapeutas, médicos deportivos…) que deseen profundizar y entender los aspectos clave de la salud mental o psicológica en deportistas de todos los niveles, pretende dar visibilidad y normalidad a una de las áreas que conforman la realidad del ser humano: la salud mental; de ahí que, la búsqueda de un estado de salud física y psicológica sea uno de los argumentos necesarios para el bienestar personal y la calidad de vida.  La actividad deportiva -y especialmente el alto rendimiento- determinan exigencias y patrones de conducta que necesariamente deben estar bajo el control del deportista, por lo que la presencia de especialistas que ayuden y permitan ese autocontrol se vuelve imprescindible. En los capítulos que conforman este libro, un amplio grupo de reconocidos profesionales de la psicología del deporte de diferentes países de América y España abordan de una manera precisa y con un carácter eminentemente aplicado, el fenómeno de la salud mental y la psicología del deporte.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 370

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



 

 

Salud mental y psicología del deporte

Fundamentos Prácticos

Relación de autores de capítulos (por orden de aparición):David Peris-Delcampo (España; C. Valenciana) · Marcelo Roffé (Argentina) · Francisco Enrique García Ucha (Cuba) · Paula Ortiz Marholz (Chile) · Alex García-Mas (España; Baleares) · Antonio Núñez (España; Baleares) · Isabel Díaz Ceballos (España; Cantabria) · Débora Godoy Izquierdo (España; Andalucía) · Aurelio Olmedilla Zafra (España; Murcia) · Eduardo Morelló Tomás (España; Euskadi) · Verónica Gómez Espejo (España; Murcia) · Alejo García-Naveira (España; Madrid) · Claudia Rivas (México) · Mª Dolores González Fernández (España; Galicia) · Miquel Torregrossa - Álvarez (España; Cataluña) · Félix Arbinaga Ibarzábal (España; Andalucía) · Joaquín Díaz Rodríguez (España; Cantabria) · Jaume Martí Mora (España; Cataluña) · Francisco Díaz Arévalo (España; Cataluña) · Damián Camaño (Argentina) · Gonzalo Primo (Argentina) · Fabián Esteban (Argentina) · Galatea Cristaldi (México) · Dante Nieri Romero (Perú) · Enrique Cantón Chirivella (España; C. Valenciana) · Pablo Jodra (España; Madrid) · Gloria Balagué (EE. UU. y España; Cataluña) · Joan Palmi (España; Cataluña) · Shirley Jaycee Mallo Barriga (Bolivia) · Natalia Dancuart Allende (Paraguay)

Este libro práctico, orientado fundamentalmente para psicólogos y otros profesionales del deporte (entrenadores, directores deportivos, deportistas, dirigentes, padres y madres, fisioterapeutas, médicos deportivos...) que deseen profundizar y entender los aspectos clave de la Salud Mental o Psicológica en deportistas de todos los niveles, pretende dar visibilidad y normalidad a una de las áreas que conforman la realidad del ser humano: la Salud Mental; de ahí que, la búsqueda de un estado de salud física y psicológica sea uno de los argumentos necesarios para el bienestar personal y la calidad de vida.

La actividad deportiva -y especialmente el alto rendimiento- determinan exigencias y patrones de conducta que necesariamente deben estar bajo el control del deportista, por lo que la presencia de especialistas que ayuden y permitan ese autocontrol se vuelve imprescindible. En los capítulos que conforman este libro, un amplio grupo de reconocidos profesionales de la Psicología del Deporte de diferentes países de América y España abordan de una manera precisa y con un carácter eminentemente aplicado, el fenómeno de la SALUD MENTAL Y LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE.

Salud mental y psicología del deporte / Marcelo Roffé. - 1a ed. - Villa Sáenz Peña : Imaginante, 2023

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-987-8999-92-0

1. Psicología del Deporte. I. Roffé, Marcelo

CDD 150

Diseño de tapa: Natalia Dancuart

Conversión a formato digital: Estudio eBook

© 2023 El copyright corresponde a cada uno de sus autores.

© De esta edición:

2023 - Editorial Imaginante.

www.editorialimaginante.com.ar

https://www.instagram.com/imaginanteditorial/

www.facebook.com/editorialimaginante

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra bajo cualquier método, incluidos reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la previa y expresa autorización por escrito del titular del copyright.

Prólogo

Blanca Fernández Ochoa fue esa deportista pionera que desde muy joven empezó a tener éxito en su deporte, el esquí, logrando algo hasta entonces inimaginable para una deportista española: primeros puestos en grandes campeonatos de Europa y del mundo y ¡hasta una medalla de bronce en unos juegos olímpicos de invierno! Y premios, muchos, y reconocimientos, entre los que destacan dos premios Reina Sofía como mejor deportista del año, una Medalla de Oro y una Gran Cruz al Mérito Deportivo. Además, era una persona alegre, que disfrutaba de la vida y que hacía que los demás recibieran su energía especial cuando estaban con ella. Era una deportista ejemplar y una persona entusiasta. Menos cuando no lo era.

Desde muy pequeña se preparó para lo que fue: una deportista de éxito y digna de admiración. Y la mayor parte de su tiempo disfrutaba de lo que hacía. Hasta que dejó de serlo, de hacerlo.

Blanca Fernández Ochoa se fue a su monte preferido en la Sierra de Madrid; a pasear por sus bosques, un 24 de agosto del 2019 para no volver. Y allí se quedó, en su Cercedilla, en su montaña. Tenía 56 años.

Blanca Fernández Ochoa fue esa deportista ejemplar a la que quizás nadie le enseñó a funcionar fuera de su deporte (porque quizás se confiaba en esa fortaleza de superhéroes que se les atribuía a todos los ídolos), a gestionar su vida personal lejos de los focos, a manejar adecuadamente su trastorno bipolar que se le diagnosticó quizás muy tarde. Blanca fue esa deportista, que también es persona. Hasta que dijo basta.

Como Blanca, desafortunadamente, hay muchos deportistas que son muy buenos en su deporte, pero que no reciben el trato necesario fuera de él. Y podríamos poner muchos ejemplos, demasiados ejemplos de casos quizás similares (cada uno a su manera) en personas que han sido deportistas de primer nivel y que muy probablemente muchos de ustedes tienen en su memoria.

Desde la Fundación Blanca de Apoyo al Deportista queremos ayudar a todas esas personas que son mucho más que deportistas, y para que sepan también funcionar bien como personas.

Por ello, cuando desde la Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD) y la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Psicología de la Actividad Física y del Deporte (SOLCPAD), se nos propuso realizar este prólogo, nos gustó mucho la idea de colaborar con este manuscrito lleno de fundamentos psicológicos relacionados con la Salud Mental a través de más de treinta psicólogas y psicólogos del deporte de gran prestigio de al menos diez países. Un gran acierto que desde la FEPD y SOLCPAD se plantee este manual muy necesario.

El libro Salud Mental y Psicología del Deporte: una compilación en equipo recoge, a lo largo de dieciséis capítulos, temas fundamentales relacionados con la Salud Psicológica o Mental que además se plantean de forma práctica y útil tanto para deportistas, para psicólogos y psicólogas y para otros profesionales del deporte.

En la primera parte, “La Salud Mental en el Deporte: aspectos generales”, que incluye los dos capítulos: “¿Qué es la salud mental y cuál es su relación en el deporte?” y “Psicopatología y Deporte” se aborda una definición aplicada sobre lo que es realmente la salud mental, con ejemplos que muchos de nosotros hemos oído, junto con las principales dificultades y patologías de los deportistas desde la perspectiva psicológica o mental; y el papel del psicólogo en todas estas cuestiones.

La segunda parte, con el título “Factores de riesgo en la Salud Mental”, se habla, a lo largo de siete capítulos (“Ansiedad, estrés y abandono deportivo: implicaciones prácticas”; “Los trastornos de alimentación en el deporte”; “El manejo de la Salud Mental en las lesiones deportivas”; “Juguetes rotos, del éxito al fracaso: el lado más humano de los deportistas de élite”; “La retirada del deporte: ¿Qué sucede cuando llega el punto y final del deporte de alta competición?”; “Acoso Psicológico y abuso en el deporte”; y “Redes sociales: efectos en deportistas y entrenadores”) de los principales problemas a los que se enfrentan hoy en día los deportistas y que pueden desencadenar en problemas de salud mental o bien potenciar aquellas psicopatologías o posibles psicopatologías que se pueden llegar a desencadenar.

En la tercera parte (“Desarrollo de Estrategias Psicológicas para el Manejo de la Salud Mental en el Deporte”) se repasan concienzudamente, a lo largo de cuatro capítulos (“Cine y narrativa en el deporte”; “Recuperación y descanso en el deporte”; “La resiliencia y la resistencia en la actividad deportiva”; y “El manejo de las cogniciones y emociones en el deporte”) algunas novedosas estrategias para manejar aspectos relacionados con la salud mental de los deportistas.

Y ya en la cuarta parte (“Prevención de la Salud Mental en el Deporte”) con tres capítulos (“El cuidado de la Salud Mental en Grandes Competiciones Deportivas”; “La Salud Mental de los Entrenadores: ¿quién se ocupa de ellos?”; y “Promoción y Prevención de la Salud Mental en el Deporte Base”) se abordan la manera de trabajar para evitar que ocurran, o al menos limitar su impacto, las dificultades de manejo psicológico que pueden llegar a ser graves en algunos casos y tener un importante impacto en la salud mental.

En definitiva, un libro práctico, con la impronta y el estilo peculiar y de calidad de más de treinta autores de al menos diez países, con un gran objetivo: prevenir, tratar y potenciar la salud mental de esas personas que hacen deporte.

Ojalá este libro se hubiera escrito hace más de treinta años. Las cosas hubieran sido diferentes.

Gracias a la Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD) y a la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Psicología de la Actividad Física y del Deporte (SOLCPAD) por el importante esfuerzo que seguro agradecerán esos deportistas que también son personas.

 

Lola Fernández Ochoa y Toñi Martos Moreno

(Presidenta y Psicóloga del Deporte respectivamente de la Fundación Blanca Apoyo al Deportista)

Parte 1: La salud mental en el deporte: aspectos generales

Capítulo 1: ¿Qué es la salud mental y cuál es su relación con el deporte? David Peris-Delcampo y Marcelo Roffé

“Debo concentrarme en mi salud mental y no poner en riesgo mi bienestar. Es terrible cuando luchas contra tu propia mente.”

Simone Biles (Gimnasta estadounidense)

 

 

Era un 11 de julio del 2010. Estadio Soccer City de Johanesburgo, en Sudáfrica. Minuto 116 de un disputado partido entre Países Bajos y España. Andrés Iniesta marcó el “gol de todos”, el que a la postre pondría la tan deseada estrella en el corazón de todos los españoles ya para siempre. La Selección Española de fútbol sería Campeona del Mundo, por fin. Iniesta, justo tras marcar el gol en esa final del Mundial de Fútbol del 2010, se quitó su camiseta azul oscuro para que se pudiera leer: “Dani Jarque siempre con nosotros”, en homenaje a un amigo, rival en el campo, pero amigo, que falleció de muerte súbita meses antes. Quizás todo hacía parecer que Iniesta era feliz, que lo tenía todo, pero tiempo más tarde reconocería Andrés que sufrió una depresión, motivada en parte por la muerte de Dani, y también en parte por el vacío que significa ganarlo todo en lo deportivo (Fútbol Club Barcelona y Selección Española) a la que tuvo que hacer frente con la ayuda profesional. Parecía que lo tenía todo, pero lo estaba pasando realmente mal.

Cada vez hay más casos en el deporte profesional (Sánchez, 2021) en los que se “destapan” situaciones relacionadas con la salud mental de esas personas que hacen una cosa muy bien, y en muchos casos ganan mucho dinero por ello: practicar deporte al más alto nivel; y que además son personas que tienen sus emociones, pensamientos, inquietudes. Casos como Michael Phelps (el deportista que ha conseguido más medallas olímpicas de la historia), quien manifestó haber sufrido varios episodios de depresión; Simon Biles, esa gimnasta que parecía que lo iba a ganar todo en Tokio 2020 y que sufrió de ansiedad en los mismos juegos y manifestó haber padecido abusos por parte de alguien de su confianza; la lanzadora de peso Raven Saunders, que “cayó en picada” tras volver de Río 2016, quedando quinta en esos juegos; el baloncestista Alex Abrines que sufría una gran “presión y ansiedad” cuando se acercaba a una cancha de baloncesto; el que fue gran esperanza de la natación española Rafa Muñoz, batiendo el récord nacional de cincuenta metros con tan solo veinte años, que intentó suicidarse dos veces; la tenista “top” Naomi Osaka, que abandonó en pleno Roland Garros por “ansiedad y depresión” siendo una de las favoritas para ganar el torneo; o el jugador de baloncesto español de la NBA Ricky Rubio que publicó una carta en “The players Tribune”, donde mostraba los tremendamente malos momentos que pasó tras la muerte de su madre y cómo le afectó a su vida personal y profesional; sumado al futbolista “El Morro” García, uruguayo, quien jugaba en primera división del fútbol argentino y en plena pandemia decidió quitarse la vida a los treinta años; son todos ellos ejemplos que han hecho visibles situaciones relacionadas con la salud mental y que han tenido una gran repercusión mediática por su relevancia deportiva. Cabe citar el documental de Phelps El peso del oro (Rapkin, 2021) en el que el múltiple medallista guionó, dirigió y actuó, donde se muestra cómo él necesitó ayuda profesional, ya que estuvo muy cerca del suicidio, así como también escalofriantes testimonios de deportistas de élite que se suicidaron o estuvieron muy cerca de hacerlo, producto del vacío que plantea el fin de los Juegos Olímpicos (Roffé et al., 2021).

 

La Organización Mundial de la Salud (2022) define a la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”, siendo mucho más que la “mera ausencia de trastornos mentales” y “parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos”, entendiéndola, además como un “derecho humano fundamental” que se constituye como un “elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico”.

De esta forma, un deportista que tiene una buena salud mental es capaz de ser feliz, disfrutar de lo que hace a través de un buen bienestar psicológico y manejarse bien ante las diferentes situaciones más o menos estresantes que ya de por sí tiene la alta competición. Mantener ese estado favorecerá, además, la prevención de que aparezcan trastornos psicológicos o estados no patológicos, pero previos a la psicopatología. Así mismo, habría que buscar la manera que rinda a su mejor nivel como deportista, que sea capaz de alcanzar sus mejores logros con la preservación de la salud mental.

1. Factores de riesgo de salud mental en el deporte

En el deporte, bien sea de máximo nivel, de aficionados o de niños, existen una serie de demandas psicológicas que lo hacen más o menos difícil de gestionar en función de diferentes factores personales y ambientales. Manejar bien estos aspectos hará que, por un lado, se prevenga la salud mental de los deportistas y de las demás personas implicadas en el deporte (entrenadores, dirigentes, árbitros, padres y madres) y, por otro, se atajen posibles situaciones mentalmente complicadas que pueden ser el preludio de trastornos mentales. De esta forma, existen una serie de factores de riesgo, relacionados con la salud mental (Buceta, 2020; 2022), cuya buena gestión y manejo ayudarán a prevenir y a fomentar un estado óptimo de bienestar psicológico. Algunos de los más relevantes se detallan a continuación.

La manera de interpretar las situaciones deportivas y extradeportivas

La forma en que valoramos lo que nos ocurre, determina cómo nos sentimos y cómo actuamos. Es decir, nuestros pensamientos marcan directamente nuestra manera de actuar (Peris-Delcampo, 2020) y las emociones que sentimos ante determinadas situaciones. Y eso determina en gran parte nuestra salud mental en casos como de ansiedad o depresión, por ejemplo, y también nuestro bienestar psicológico. De esta manera, a modo de ejemplo, un deportista que ante una situación complicada se lamenta y se castiga por no haber logrado el éxito, o piensa que debería ganar sí o sí, o se asocia su valor como persona (autoconcepto y autoestima) a sus éxitos deportivos, se sentirá mal ante los fracasos y estará aprendiendo una manera de interpretar las diferentes situaciones que les supondrá un riesgo de cara a su salud mental en un futuro no demasiado lejano. En cambio, otro deportista que tiene pensamientos realistas en función de lo que ocurre (como por ejemplo acepta las cosas como son y busca soluciones desde un análisis objetivo de la realidad) estará desarrollando una manera de funcionar que le supondrá un buen indicador de una buena salud mental en el futuro.

El cómo pensamos, cómo interpretamos lo que nos pasa, marca nuestra manera de funcionar y, por tanto, lo que hacemos y cómo nos sentimos; y eso determina nuestra salud mental. Crear buenos “hábitos mentales” a través de pensamientos automáticos que sean saludables (y que además favorecen el rendimiento deportivo) es una muy buena manera de, por un lado, prevenir trastornos mentales y, por otro, potenciar la salud mental, eliminando además acciones relacionadas con la evitación o escape que hace que deportistas huyan de situaciones competitivas de diferentes maneras.

El manejo de las expectativas propias y del entorno

“Tengo que ganar sea como sea”, “la única opción posible es ganar una medalla”, “si no soy el mejor, defraudaré a mis padres y patrocinadores” son todos ellos mensajes que tienen que ver con expectativas, es decir, con lo que los deportistas esperan que vayan a lograr; o con lo que el entorno cree que va a conseguir el deportista. Si las expectativas están ajustadas (lo que se cree que se va a lograr está en la línea de lo que, de manera realista, es posible que consiga), el deportista funcionará mejor (evitando el estrés y la ansiedad por un reto desmesurado, por ejemplo) y además estará aprendiendo una manera de afrontar la realidad que le ayudará a prevenir situaciones emocionalmente desagradables en un futuro relacionadas con la salud mental. En cambio, si existe una gran diferencia entre lo que se espera que consiga y en lo que realmente puede lograr, las emociones desagradables y el manejo inadecuado de variables como el estrés, lo que predispondrá al deportista a tener esta manera de afrontamiento de expectativas en el futuro errónea y “peligrosa” para su salud mental.

Las lesiones deportivas y otras afecciones físicas

Para un deportista que está acostumbrado a tener una rutina donde entrena, compite, comparte momentos con compañeros de juego, con las personas que le acompañan en su “viaje” como deportista, a tener esos reforzadores que le ofrece el deporte…, el estar lesionado supone estar en una situación inhabitual para él o ella, en muchos momentos extraña y donde ya no percibe esos elementos que le hacen disfrutar de lo que hace. Cómo maneje esas situaciones y, sobre todo, el apoyo (también profesional) que reciba en esos extraños momentos para el deportista, determinará en buena medida cómo se sienta y qué recursos aprenda para hacer frente a esas dificultades. Manejarlas adecuadamente y aprender de ello con eficiencia es fundamental para promover herramientas para su salud mental presente y futura. En las lesiones graves hemos visto como decisivo y fundamental el apoyo social del entorno, además del apoyo profesional adecuado. El gran enemigo del lesionado grave es la ansiedad, la culpa y hasta la depresión. Y en su camino de regreso, los miedos: allí está el rol del psicólogo del deporte.

El acoso psicológico y abuso en el deporte

Lamentablemente, de vez en cuando aparecen, en medios de comunicación, noticias en las que se cuenta que ciertos deportistas han sufrido acoso sexual o de otro tipo y la repercusión que eso tiene en la vida deportiva y personal de la persona que lo padece. Personas con una situación de poder sobre otras, como pueden ser entrenadores sobre sus deportistas, pueden dar lugar a situaciones indeseadas para el o la joven deportista donde aparezca el maltrato físico y, lo que quizás es peor y se ve mucho menos, el psicológico para el que la persona que lo sufre y que puede tener tremendas repercusiones generales negativas para la salud mental.

Implantar estrategias para la prevención, la detección e intervención del acoso y abuso psicológico es fundamental para la buena salud mental, especialmente en niñas, niños y jóvenes deportistas.

El control de peso y el estilismo físico

Hay deportes en los que el control de peso es un imperativo, ya que se compite por categorías (por ejemplo judo, boxeo y taekwondo) y otros en los que se exige de alguna manera que se mantenga la figura estilizada (por ejemplo gimnasia rítmica y natación sincronizada) y se convierta en casi una obsesión el limitar la comida para estar dentro de los estándares de peso exigidos, con los riesgos que esto supone para la salud física y también mental de las personas que practican deporte y cuyo peso se puede convertir en una obsesión.

Obviamente, es necesario comer bien, alimentarse correctamente y mantener la línea junto con una buena forma física para rendir al máximo nivel, pero también es conveniente generar las estrategias necesarias para que esto no se convierta en una malsana obsesión y se lleve a cabo dentro de los mejores parámetros en pro del beneficio de los/as deportistas.

La gestión del “entrenamiento invisible”

Factores relacionados con el dormir bien (según el neurólogo del deporte Dr. Ramiro Fernández Castaño , dormir menos de ocho horas por día triplica el riesgo de lesión), alimentarse adecuadamente, descansar cuando toca, trabajar diariamente con un psicólogo del deporte la fortaleza mental, tener materiales adecuados, trabajar a contraturno la parte física, quedarse después del entrenamiento para trabajar y perfeccionar la técnica, es decir, todo aquello que tiene relación con el rendimiento del deportista, pero que “no se ve”, que se realiza entre entrenamiento y competición, entre entrenamiento y entrenamiento, y que influye en el estado físico y mental de esa persona que practica deporte, es lo que se llama “entrenamiento invisible”. De esta forma, tener un buen descanso, cuidar las relaciones personales, los viajes, la dieta, las horas de comidas, las actividades alternativas a las propias deportivas; todo ello son aspectos que es necesario manejar para, en primer lugar, facilitar el rendimiento deportivo, y también para generar buenos recursos para fomentar una buena salud mental en el deporte.

El entorno personal y deportivo

Las personas que están alrededor del deportista influyen decisivamente en su funcionamiento psicológico del momento y del futuro más o menos inmediato y a largo plazo. En este entorno están tanto los padres y madres, y demás familiares, como pareja, hijos… según los casos, pero sobre todo las personas que están cerca de los deportistas y que tienen cierta incidencia en ellos, como pueden ser los representantes, entrenadores, fisioterapeutas, “amigos”. En este círculo cercano es cada vez más frecuente encontrar a psicólogos del deporte que están plenamente integrados en el staff del deportista y que tienen un papel relevante en el funcionamiento deportivo y general de esa persona que practica deporte.

Además, es frecuente encontrar a personas que se “acercan” a los deportistas para “sacar todo lo que pueden” de ellos (los “amigos del campeón”) y cuya influencia puede ser perjudicial (en ocasiones mucho) porque su principal interés son ellos mismos y no el deportista. Por ejemplo, existen casos de representantes de deportistas jóvenes que cuando perciben que no van a llegar donde se les espera, dejan “abandonados” a sus pupilos, o que, aprovechando su vulnerabilidad inicial, se llevan comisiones estratosféricas obligando al deportista a realizar múltiples competiciones para “ganar mucho ellos y poco los deportistas”. También existen personajes tóxicos que “mienten” a ciertos deportistas diciéndoles lo que ellos quieren y no lo que les va mejor para su vida deportiva y personal, pensando más en permanecer al lado del crack y no en hacer bien su trabajo. Obviamente, también hay personas que “hacen lo que toca” y son buenos profesionales, aunque en ocasiones el propio deportista tiene difícil discriminar los “buenos” de los “malos”. En nuestra experiencia de tantos años, ocho de cada diez representantes piensan más en su beneficio personal que en el del deportista. Por eso en el libro Fútbol de presión (Roffé, 2000) definimos a los representantes como un mal necesario, aunque obviamente los hay que sí “ayudan de verdad” a los deportistas.

En esta línea, el entorno familiar, como son los padres y las madres (Peris-Delcampo, 2023), así como los entrenadores de deportistas jóvenes y demás responsables deportivos, tienen una gran influencia en cómo se desarrolla la actividad deportiva y cómo favorecer (o no) a los deportistas, sobre todo, jóvenes. Este tipo de experiencias y contacto con el círculo más cercano es fundamental para favorecer un entorno seguro, coherente y fundamentado, que favorezca la salud mental de los deportistas u otra cosa.

El manejo de las redes sociales

Es frecuente que cada vez más temprano, deportistas de todas las edades, decidan (quizás junto con sus padres) crear una cuenta de Instagram u otra red social para imitar a sus ídolos y publicar todos los éxitos que consiguen o deberían lograr, ofreciendo así una imagen al mundo quizás idílica. Una vez se empieza a manejar las redes sociales, existen riesgos como la posible adicción o la idealización de influencers que puede afectar a la autoestima de quien intenta ser como sus ídolos sin conseguirlo (entre otras cosas porque el influencer muestra un mundo irreal donde “solo” se ve lo bueno y no la realidad en sentido amplio). Por ello, es cada vez más importante manejar adecuadamente tanto el contenido como las propias redes sociales en sí mismas, de manera que se usen correctamente y no supongan un riesgo para el funcionamiento deportivo y la propia salud mental de los deportistas (también existen los haters que agreden desde el anonimato haciendo mucho daño).

La retirada deportiva

Para un deportista que está acostumbrado a la rutina propia de un deportista de élite y a los reforzadores (beneficios) que recibe cuando está “en la cresta de la ola”, dejar de hacer esa actividad que seguramente lleva haciendo durante toda su vida, siendo aún joven para la vida común, pero viejo para el deporte, puede suponer incluso un importante trauma que se debe trabajar, si es posible con los medios adecuados facilitando la prevención, para generar un adecuado bienestar psicológico y una buena salud mental tanto en los momentos previos a la retirada como después de ella. En el libro ¿Y después del retiro qué? (Roffé, 2019) se desarrolla una importante investigación con 130 deportistas de élite sobre este tema traumático, donde el deportista cuanto más alto llega, más grande es su burbuja y más duro su regreso a su vida terrenal. Allí cambiamos el concepto de retiro: hay que entrenarlo desde los juveniles (por ejemplo, realizando talleres desde edades tempranas), desarrollando otra zona de interés u oficio y no esperar a retirarse o a esperar estar cerca.

Las propias exigencias del deporte

El deporte en sí mismo, especialmente en su forma de élite, conlleva demandas significativas tanto para mantener un alto nivel de rendimiento como para gestionar los diversos aspectos que surgen en relación con entrenamientos, patrocinadores, competiciones y las relaciones con compañeros y rivales. El psicólogo del deporte tiene que ayudar al deportista a cuidar ese exceso de autoexigencia que puede ser contraproducente (de hecho, tenemos un listado de veinte tips para disminuir la autoexigencia excesiva). Es decir, mantener un nivel alto de rendimiento durante mucho tiempo es difícil y muchas veces duro y supone un tremendo esfuerzo que puede repercutir a la salud mental. La gestión adecuada de estos momentos es fundamental para el funcionamiento deportivo y personal.

2. El profesional de la salud mental en el deporte: el psicólogo del deporte

Si bien es cierto que todas las personas que interactúan sobre los deportistas tienen incidencia “mental” sobre ellos, y cada uno de ellos (sean entrenadores, dirigentes, familiares, fisioterapeutas, preparadores físicos, incluso árbitros) puede incorporar la psicología para hacer mejor su trabajo (siempre respetando el rol de cada uno), también lo es que el profesional “mental” del deporte es un psicólogo que tenga una licenciatura o grado en psicología y que además disponga de una formación específica en psicología del deporte. Así mismo, en este sentido, entidades como el Consejo General de la Psicología de España facilita la acreditación como Psicólogo Experto en Psicología del Deporte a aquellas personas colegiadas que cumplan con unos requisitos de formación y experiencia, siendo así una garantía de buen hacer profesional. En la Argentina, por ejemplo, la carrera universitaria dura entre cuatro y seis años, según el ritmo y dónde se realiza, y luego existe una especialidad de dos años para acreditarse como especialista.

Ahora bien, en relación con la salud mental, es necesario precisar que un buen psicólogo del deporte no tiene por qué ser necesariamente un experto en salud mental, aunque sí debe saber detectar posibles casos y manejar los riesgos (como los presentados en este capítulo) para prevenir casos más o menos graves relacionados con la salud mental. En este sentido, hay cada vez más clubes deportivos que demandan a un profesional de la psicología del deporte que además sea especialista en salud mental (por ejemplo, Psicólogo General Sanitario en España y Psicólogo Clínico en la Argentina) para detectar, cuidar y, sobre todo, anticipar este tipo de cuestiones para manejarlas adecuadamente.

En otros países (por ejemplo, en los Estados Unidos) y cuando existen problemas serios de salud mental (por ejemplo, en casos de depresión o ansiedad graves) en deportistas de rendimiento, existe la figura del psicólogo clínico del deporte, que es un profesional de la psicología que además de estar especializado en psicología clínica y de la salud, también lo es del deporte.

Es necesario que los deportistas reciban la mejor intervención, tanto preventiva, como cuando aparece un trastorno, por lo que contar con profesionales especializados es fundamental para cumplir esa triple faceta: la detección, la prevención y la intervención. Y para ello, el psicólogo del deporte (sin formación específica en Clínica y de la Salud) puede detectar y de alguna manera prevenir y derivar; el psicólogo del deporte que además sea especialista en Psicología Clínica y de la Salud (por ejemplo, Psicólogo General Sanitario en España) podrá realizar las tres facetas si no existe interferencia en sus diferentes funciones; y el psicólogo clínico del deporte podrá intervenir, sobre todo, en los casos más graves. Sea como fuere, es necesario actuar con profesionalidad, y el psicólogo (en el caso que sea) debe saber hasta dónde puede llegar y qué puede hacer, siempre pensando en el bienestar psicológico de los deportistas con los que interviene.

También es necesario que los demás profesionales del deporte sepan que existen profesionales de la psicología especializados y qué pueden hacer, además de colaborar con ellos con coherencia y profesionalidad, pensando siempre (además del rendimiento deportivo) en la salud mental de los deportistas.

El deporte es un campo muy particular que precisa de profesionales especializados (Cantón, 2016) que sepan “moverse” en cada entorno; de ahí la importancia de elegir bien a cada profesional (en este caso de la psicología) según qué necesidades se detecten.

Experiencias del campo aplicado y la ventaja/dificultad de la doble especialidad

Como psicólogos del deporte tenemos que estar atentos a varias cuestiones que intentamos desarrollar en este capítulo.

No es nada fácil ser psicólogo del deporte. Existe una soledad propia del rol y una pasión como motor. Y una competencia absurda con pseudoprofesionales como pueden ser los coach que suplantan la función del psicólogo del deporte sin formación, ni competencias ni con un código deontológico que respalde su intervención.

Recuerdo el caso de un jugador de un plantel al que le insistí para que se abriera y pudiera elaborar el duelo de la muerte de la madre, que había sido reciente. Se negaba hasta que accedió. En ese caso, evalué derivarlo a un psicólogo clínico/sanitario para que no quedara etiquetado en el plantel como “jugador problema”. Su respuesta fue la siguiente: “Ahora que me abrí quiero trabajar con vos, no ir a otro desconocido”. Entonces, como tenía las dos especialidades, y atendiendo a su pedido, comenzamos a trabajar con buenos resultados, ya que la angustia se apoderaba de él en el campo de juego.

En la vereda de enfrente derivé a un deportista a un psicólogo del deporte que se había formado conmigo. Más que nada por una cuestión geográfica de cercanía de ciudades. Para mi sorpresa, me enteré a través de otros deportistas a los que también brindaba atención en la misma especialidad, que durante un viaje, este deportista se golpeó la cabeza contra la pared mientras se bañaba y no paraba de llorar. Eso me llevó a pedirle a mi colega que lo derivara a un psicólogo clínico/sanitario, ya que se le estaba escapando de las manos el caso y él no tenía la segunda especialidad. Su respuesta determinó que nunca más confiara en él y me preguntara muchas cosas: “es por su relación con el padre, yo no estoy especializado, pero cuando me formé como psicólogo del deporte se incluye relaciones interpersonales, así que no hace falta”.

La ventaja de tener las dos especialidades es la posibilidad de distinguir entre ambos campos, que en los libros están bien diferenciados, pero en la realidad muchas veces no. La psicología del deporte ha hecho un esfuerzo en diferenciarse de la psicología clínica/sanitaria que dio resultado para que no nos etiqueten que trabajamos con locos o enfermos, pero hoy estamos viviendo otros tiempos, donde debemos encontrar un punto de equilibrio y no de antagonismo.

La esgrima de tener la especialidad clínica/sanitaria te ayuda sin duda en nuestra experiencia para preguntar mejor y ser un psicólogo del deporte más eficaz. Hay sesiones que pueden ser exclusivamente con el foco en la optimización del rendimiento, otras sólo en los temas personales (mal de amores es un tema recurrente, por ejemplo) y otras que predominan son mixtas, donde se puede dividir la misma entre ambos intereses.

Hoy, el alto rendimiento y la alta competencia tienen un costado psicopatológico producto de la dictadura del resultado. Allí el psicólogo del deporte debe intervenir para disminuir las presiones y ayudarlo a tener metas de desempeño y enamorarse del proceso (el camino es la recompensa). Pero no debemos olvidar que también somos agentes de salud mental y que antes que deportistas tratamos con personas de carne y hueso que por más famosos que sean y millonarios, les pasan cosas como a cualquier ser humano. En ese sentido creemos que tener las dos especialidades es importante para intervenir eficientemente, de lo contrario saber derivar a tiempo, para prevenir depresiones, suicidios, fobias, trastornos alimentarios, etc., que dañen definitivamente la salud mental de los deportistas o los alejen del deporte para siempre.

Referencias

Buceta, J. M. (2020). Psicología del Deporte de Alto Rendimiento. Dykinson.

Buceta, J. M. (2022). actor mental en el deporte ¿enemigo o aliado? Dykinson.

Cantón, E. (2016). La especialidad profesional en Psicología del Deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 1(1), 1-12.

Organización Mundial de la Salud. (2022). Salud mental: Fortalecer nuestra respuesta. Recuperado de: www.who.int

Peris-Delcampo, D. (2020). Diez ideas potenciadoras para rendir al máximo en el deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 5(2), e11, 1-8.

Peris-Delcampo, D. (2023). Mamá, papá, ¡Quiero ser futbolista!: Claves prácticas para madres y padres. LibroFútbol.

Rapkin, B. (2021). “El peso del oro”. Documental. HBO.

Roffé, M. (2000). Futbol de presión. Psicología aplicada al deporte, (4ta edición). Lugar Editorial.

Roffé, M. (2019). ¿Y después del retiro qué? Salud mental y resiliencia en el deporte. Lugar Editorial.

Roffé, M. (16 de agosto de 2020) [Roffevideos] La Película-El retiro deportivo. Youtube.

Roffé, M., Ucha, F., Nieri, D., y Hernandez, L.D. (2021). Claves actuales de la Psicología del Deporte. SOLCPAD.

Sánchez, V. (27 de julio 2021). Ocho deportistas que tuvieron que interrumpir su carrera por problemas de ansiedad o depresión. El Periódico. www.elperiodico.com

Capítulo 2: Psicopatología y Deporte Francisco García Ucha y Paula Ortiz Marholz

La actuación de los psicólogos en el deporte se ha centrado históricamente en garantizar y mejorar el rendimiento deportivo. Sin embargo, en la actualidad los problemas derivados del elevado estrés, de la presión social que se encuentran, entre otros, ha dado lugar a pensar que el enfoque principal de los psicólogos que trabajan en entornos deportivos también debería ser la salud, el bienestar y la felicidad de aquellos vinculados al entorno deportivo. Prueba de ello fueron las manifestaciones de Simone Biles y otros participantes en la Olimpiada de Tokio, donde se puede decir que fue un punto de inflexión en cuanto a la resistencia de algunos deportistas a soportar las presiones psicológicas en medio de meses de tensiones creadas por la irrupción de la pandemia. Simone manifestó en Tokio 2020: “Mi cuerpo y mi mente dijeron no” donde una crisis derivada del estrés le impidió formar parte de varias de las disciplinas. También, Naomi Osaka expuso que: “antes de ser deportista de élite soy persona, y si como persona no estoy cómoda y no estoy a gusto, prefiero no seguir compitiendo. No es lo más importante ganar, lo más importante es sentirme bien como persona”. En suma, los deportistas tienen fortaleza mental, pero tienen su propia circunstancia, tienen que afrontar distintas condiciones, entre ellas, el retraso de las fechas, si se cae un sponsor, afectaciones en cuanto a los ingresos monetarios, problemas con los familiares, etcétera.

Los deportistas son personas que no solo deben de recibir una preparación mental para su quehacer en el deporte, sino además para sortear el estrés derivado de su esfera social.

Hoy día contamos con los elementos necesarios para mostrar la necesidad de modificar el rol del psicólogo del deporte y que su labor no sea exclusiva el aseguramiento de los rendimientos, sino que también considere el acompañamiento, detección de trastornos emocionales o cognitivos de los deportistas y la prevención de psicopatologías derivadas de la práctica.

Todo lo relacionado con la psicopatología en el deporte es importante, al menos por tres de las razones siguientes:

 

Primero, el estado mental del atleta puede influir directamente en su rendimiento.Segundo, se sabe que la participación en la actividad deportiva y física afecta el estado de ánimo y salud mental de manera particular.Tercero, el tratamiento psiquiátrico de cualquier atleta que se encuentra con problemas de salud mental debe tener en cuenta el contexto deportivo si desea que el tratamiento tenga el resultado deseado.

En la actualidad, existen manifestaciones en los deportistas que están vinculadas a problemas psiquiátricos, entre ellos los trastornos alimentarios (anorexia) , como es la el síndrome de sobre entrenamiento y el burnout, así como las repercusiones psicológicas, fruto de las lesiones deportivas, de igual modo la tendencia al perfeccionismo, los trastornos fóbicos, trastorno del estado del ánimo, trastorno de personalidad, trastorno por estrés, y otros, en una revisión sobre problemas de salud mental en atletas se concluye que, los desórdenes alimentarios y abuso de substancias han sido los temas más estudiados, mientras que es necesaria mayor investigación sobre los desórdenes de ansiedad, psicosis en atletas, desorden bipolar, suicidio, hiperactividad y déficit atencional.

Todo lo anterior señala que, si bien el psicólogo del deporte está preparado para la preparación mental del deportista para los entrenamientos y competencia, potenciando las capacidades y habilidades psicológicas, en ocasiones pueden presentarse problemas que requieran poseer dominio de la psicología clínica, tanto por comportamientos no adaptados, o por circunstancias de la vida, por ejemplo, experiencias de duelo dado el fallecimiento de un familiar del deportista.

El hecho es que ser psicólogo del deporte no limita la atención primaria a un problema que presente un deportista. De manera que el conocimiento de los trastornos psicopatológicos puede garantizar la actuación del psicólogo del deporte cuando la presencia de un problema de salud mental lo requiera.

Por más que la población de atletas está formada mayoritariamente por personas sanas mentalmente, pueden presentarse casos de deportistas con trastornos de personalidad, como tendencias paranoides, trastorno bipolar, histeria y otros que requieren del psicólogo una determinada preparación en psicología clínica.

El estudio de los trastornos mentales y las enfermedades psíquicas por parte de médicos, psiquiatras y psicólogos ha sido un objetivo central para conocer las distintas realidades patológicas y del comportamiento (Antonelli y Salvini, 1987).

Las investigaciones han señalado que es conveniente delimitar la presencia de trastornos psicológicos en el deporte. Para ello, son importantes algunos criterios que hay que tener en cuenta para delimitar su presencia en el deporte:

Conductas que amenazan o deterioran la salud del deportista a corto o largo plazo.Manifestaciones cognitivas, emocionales o motrices que dificultan el rendimiento deportivo y alteran el equilibrio psicológico del deportista, generándole malestar significativo y persistente.Conductas que generan conflicto en las relaciones interpersonales del deportista.Conductas que se corresponden a los criterios diagnósticos de los trastornos incluidos en el DSM – V (2013) o el CIE 11 (2019).Revisión de los cuatro criterios tradicionales para determinar la delimitación entre lo “normal” y lo “patológico”: Estadístico, Social, Subjetivo y Biológico.

El Modelo de Salud Mental (MSM) del rendimiento deportivo (Morgan, 1985), describió que el éxito en el deporte está inversamente correlacionado con la psicopatología. El modelo predice que los atletas que se caracterizan por alcanzar altas puntuaciones en las medidas de constructos psicológicos, tales como el neuroticismo, ansiedad-rasgo, depresión, confusión y fatiga, tienden a no tener éxito en comparación con los atletas que puntúan bajo el rango normal en estas mediciones.

La psicología aplicada al deporte necesita estar en sintonía con los trastornos de personalidad de los deportistas debido a que los efectos de diversos trastornos requieren de un manejo sustancial, ya que pudieran seriamente impedir el potencial del individuo y afectar la armonía del equipo.

Bienestar en el deporte

La angustia de la participación deportiva, el estrés de los problemas familiares, el estado anímico, la confianza, la formulación y conocimiento de objetivos, el reconocimiento de expectativas, la evaluación de lesiones y la autoestima son factores que permiten valorar el nivel de bienestar psicológico (Romero, García- Mas y Brustad, 2009) de nuestro deportista y, en función de ello, hacer planes que incluyan además del entrenamiento psicodeportivo, el entrenamiento en el desarrollo psicológico personal o bien la educación para el bienestar psicológico.

No toda práctica deportiva puede ser considerada saludable, de ahí que el criterio de salud sea un factor relevante que deba acompañar toda actividad física-deportiva, incluido el alto rendimiento.

En este sentido, la Psicología del Deporte tiene como guía la búsqueda del bienestar de la persona. Como se ha visto, podrían existir dentro del deporte trastornos psicológicos, muchos de ellos, relacionados con la misma práctica deportiva o mediados por ella, entonces, los psicólogos del deporte deben estar preparados para hacerle frente a este tipo de situaciones e idealmente intervenir sobre los mismos para anticiparlos. Para lo mismo, no se debe dejar de lado, el conocimiento sobre las otras áreas de la vida del deportista, sus redes sociales y el apoyo social, además de la periodización del entrenamiento deportivo (Vealey, 2006 y Romero et al., 2013).

Por todo lo anterior, resulta fundamental incluir en la formación del psicólogo deportivo el aprendizaje y la comprensión del concepto de bienestar psicológico, así como sus enfoques de tratamiento, metodologías de intervención y la evaluación y seguimiento de esta variable.

El éxito deportivo debe ser conceptualizado como un proceso y no sólo en términos de resultados como el nivel del equipo (arranque / no arranque; éxito / fracaso) o el cumplimiento de un rendimiento. Factores tales como la propensión o resistencia a las lesiones, la enfermedad y el síndrome de estancamiento, cada uno contribuyen al éxito deportivo y, a su vez, están asociados a variables psicológicas.

Psicopatología en deporte

Estudios han demostrado que las manifestaciones más comunes de síntomas y trastornos de salud mental en atletas de élite incluyen: ansiedad, miedo excesivo, trastornos del comportamiento relacionados con la ansiedad (por ejemplo, fobias y ataques de pánico), depresión (tristeza persistente y generalizada), estado de ánimo bajo, fatiga excesiva y pérdida de interés/placer. Un metaanálisis llevado a cabo por Consenso de Salud Mental del COI (2019), determinó que el 33,6 % de los atletas de élite y el 26,4 % de los exatletas declararon tener síntomas de ansiedad o depresión. Un estudio de 2020 encontró una mayor prevalencia de ansiedad o depresión en mujeres atletas (26,0 %) que en hombres atletas (10,2 %).

Los cuadros patológicos más relacionados al deporte, aunque también se pueden observar en otros ámbitos son:

Síndrome del campeón: manifestación determinada por elementos de personalidad, así como circunstancias ambientales en las que tiene que vivir. Se caracteriza por el aumento del ego producto de una baja capacidad para asimilar prestigio alcanzado con rapidez, del cambio repentino de las costumbres o el entorno. Dichas situaciones pueden desencadenar aislamiento afectivo, nostalgia por los amigos y familia. El deportista pierde espontaneidad y la actividad deportiva puede pasar de ser un juego y asociada a la diversión, a ser una fuente de esfuerzo y ansiedad, con temor a no poder mantener el estatus logrado. El deportista presenta una serie de conductas y justificaciones contradictorias, como evasión de responsabilidad, toma de decisiones erradas en los afectos o negocios, consumo de drogas o dopaje.Nikefobia: es la manifestación del miedo a ganar, donde el deportista rinde más en entrenamiento que en competición. También puede llevar a la convicción de no poder repetir un rendimiento alcanzado (Carbone, 1986). Esto ocurre en algunos cuando se obtiene un resultado importante inesperado y frente al cual no están preparados psicológicamente, por tanto, se genera la angustia y miedo de no saber cómo podrán mantener su valía y se justifican con la aparición de una lesión, de un dolor o la queja de un empeoramiento físico antes de una competición importante.