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La historia está centrada en Dage, en su aventura en un mundo nuevo desconocido y casi perfecto, en donde se le es encomendada la misión de acabar con el mal que intenta destruir este mundo increíble. Ayudado por sus amigos de su vida anterior y presentes también en ésta, Minree, Junia y Macey, debe sortear varias dificultades y sorpresas con personas que no son lo que parecen (brujas). Aprende, crece, descubre nuevos sentimientos como ser traicionado y conflictos clásicos de adolescentes para convencerse a el mismo de su destino durante el camino al inevitable final.
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Seitenzahl: 173
Veröffentlichungsjahr: 2016
d.a.g.
SECUNDARIA
EN UN MUNDO INCREÍBLE
Editorial Autores de Argentina
Damián Gonzo
Secundaria : en un mundo increíble / Damián Gonzo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2016.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-484-3
1. Alumno de Escuela Secundaria. 2. Escuela Secundaria. 3. Novelas Costumbristas. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
ÍNDICE
1º parte
UNO
DOS
TRES
CUATRO
2º parte
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
3º parte
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISÉIS
DIECISIETE
Agradecimientos
A todas las personas que fueron parte de mi vida hasta antes de la publicación de este libro.
1º parte
UNO
No puedo decir “siempre”, así que no lo diré ya que no siempre se me pasó esto por la cabeza. Hasta hace poco creía en Dios pero ahora me pregunto si tal vez todo habrá sido una mal interpretación, así como hay otras religiones, hay diferentes creencias, por lo tanto tal vez sea algo inventado para justificar lo que nos ocurre a diario, a las preguntas que nos hacemos en el día a día; algunas casi sin respuestas y otras la tienen (la lógica es la más usada). Pero esto sí, no tengo ninguna duda de que hay algo ahí. Para mí eso es el universo, porque siempre está ahí, se creó en el mundo en el que vivimos, es infinito y nos encontramos en este, no podemos escaparnos de él, porque miramos arriba, está ahí, nuestra vida cotidiana ocurre en el mismo. A partir de ahora mi “Dios” será el universo. Después de razonar sobre la existencia de un ser sobrenatural me duermo, porque realmente estoy muy cansado.
Al día siguiente me despierto maravillándome de un paisaje tan hermoso que es imposible que sea real. Nunca en mi vida había visto algo así, ¡ni siquiera en fotos!
Estaba ahí contemplando la increíble vista, que prácticamente de un momento a otro, me había quedado hipnotizado. No muy pronto salgo de este estado y me pregunto qué hago aquí; bajo la cabeza y veo una nota que dice: háblame. De pronto me empiezo a preocupar.
Luego comprendo que es mi única salida, como no hay nadie aquí cerca y no sabía dónde estaba, tenía que hablarle. ¿Pero a quién?
—¿Hola?— dudo de la existencia de alguien.
Tenía razón ya que la voz sonaba en mi cabeza y decía— Hola soy el que te trajo a este mundo, tu tarea aquí es cumplir con tu destino.
—¿Quién eres?
— El creador. Aquí me llaman el todopoderoso. Soy el que creo todo esto.
—¿Por qué yo estoy aquí y por qué a mí? ¿Acaso no había otra persona a quien hacerle esto?— no me arrepiento de que me trajera aquí, pero la pregunta salió por sí sola.
— Porque naciste para algo que nadie más es capaz, por eso no fue nada extraño que tengas tantas dudas sobre religiones u otras cosas.
—¿Cómo te llamas?
— Tú me nombraste “Dios” y tú te llamas Dage y tienes 15 años de edad.
— Así que...—me quede sorprendido. Rápidamente mi conciencia eligió creerle, ya que él me trajo acá— ¿y qué tengo que hacer?
— Escribe tu destino en el papel que tienes en la mano, luego emprende tu viaje y nos veremos al final del mismo.
Veo mis manos y tenía un lápiz, un borrador y una hoja de papel. Me pregunto cuál es mi destino, cuando de pronto recuerdos de toda mi vida pasan por mis ojos. Me doy cuenta de que mi destino es lo que quiero ser, así que me siento, apoyo el papel en una de mis piernas, como no sé cómo empezar, me decido a escribir lo siguiente:
Seré alguien muy querido por su entorno, seré lo mejor de mí, una persona talentosa, buena y no dejaré de amar a las personas que tengo en mi vida, me mantendré de los aplausos de gente que aprecie lo que hago y quién soy.
Me parece que es todo lo que pido que me pase. Ahora que lo veo me parece un poco egoísta. Ya hecho todo, miro a mis alrededores y me doy cuenta de un camino que había detrás de mí a unos metros, lo tomo y, luego de atravesar un pequeño bosque, llego a la cima de una colina en donde veo una ciudad con tres edificios altos y el resto casas. No es muy grande, porque era un círculo la ciudad y luego de sus edificios eran todas casas de familia, o mejor dicho lo parecen. Detrás veo unos grandes espejos de agua. Uno de ellos rodeado por arena y palmeras.
Bajo la colina y llego a la entrada de la ciudad; ahí me entero de que hay un muro que rodea la ciudad, es uno muy vulnerable ya que es como de dos ladrillos de alto y tres de ancho, por lo que tampoco es grueso. La entrada es un solo un globo gigante, el cual el nudo y una pequeña parte de él están bajo el suelo, supongo para que no salga volando, y es de color azul (mi favorito junto al naranja) y a un costado hay un cartel que dice “ponle nombre a tu ciudad”. Me acerco y me doy con una nota pegada a la esquina superior derecha que dice mi nombre. La abro:
Dage:
En este mundo solo hay una manera y todo esto no es lo que parece.
“Dios”
Con eso en mente pienso en el nombre de la ciudad. ¿¡Cómo podré llamarla!? Y luego se me ocurre ponerle uno de una metrópoli en la que quise vivir toda mi vida, “Los Ángeles”. Ordeno las letras, después pienso en cómo hacer para atravesar el globo (aunque podría cruzar el muro) pero la intriga me come vivo. En un instante se me ocurrió que podía atravesarlo porque aquí solo hay una manera de hacer todo, así que camino hacia el globo gigante y lo hago. Al instante ya estaba en el otro lado, en la ciudad. Ya en la urbe mi opción era caminar por las calles vacías esperando que alguien se me aparezca y me cuente sobre el lugar en donde me encuentro. Cuando llego a la esquina veo a unas cuantas personas que me sonríen, lo que es muy sorprendente ya que no las conozco pero les respondí con una sonrisa, también. No pienso empezar siendo un mal educado en mi nueva capital.
De pronto me encuentro con una chica de pelo negro, un color de piel perfectamente bronceado y un vestido amarillo con un mini arco iris en la cintura y ojos verdes. Realmente una chica muy bonita, es prácticamente Megan Fox pero más naranja (por el bronceado). Me saluda, me besa en la mejilla y por educación le devuelvo el saludo, total si actúa como si me conociera, no sería problema. Continuando, me empieza a hablar:
—Bueno ahora vamos a casa, tu mamá nos espera.
—¡Espera! —la detengo sosteniéndola del hombro lo más amable y suavemente posible— ¿quién eres tú?— le pregunto.
—Macey, tu mejor amiga desde los 4 años— me contesta con una sonrisa, la misma desde que la conocí pero más grande, lo cual me pareció lo más extraño hasta ahora.
— Entonces puedo confiar en ti para decirte algo.
— Sí.
— ¿Por qué hay personas que me sonrien y no puedo reconocer a ninguna?.
— Porque increíblemente reviviste de tu momento de gloria y la doctora nos dijo que olvidarías todo. No te preocupes si no conoces a nadie, ya que todos lo sabrán, aparte seguramente repondrás tu vida más rápido de lo que creeremos que será.—con razón no me trataron como un desconocido que solo pasaba por ahí, sorprendiéndose.
— Está bien, llévame con mi mamá— se lo confirmo tratando de poner una sonrisa y borrar mi cara de confundido—¡estoy ansioso de conocerla y a mi familia!
Caminamos unas cuadras, mientras observo las casas, todas son diferentes pero de una manera extraordinaria, ninguna se parecía en nada a las otras. Pasamos por uno de los edificios, es totalmente de cristal y alto, media por lo menos unos trescientos metros. Por fin llegamos a mi casa después de haber caminado unas seis cuadras.
— Aquí es.
—¿Mi casa?—pregunto desorientado.
— No, mi casa.
— Vengo a buscar algo. Ven, entremos, no te preocupes, será una parada rápida.
— OK.
Entramos a su casa. Cruzo la puerta y observo el comedor, es muy lindo, tiene una mesita de luz que es como una caja de cristal y adentro tiene esculturas hechas con metal y porcelana si no me equivoco, está rodeada por tres sillones, dos grandes y uno pequeño, y un televisor que reúne la atención.
Macey había subido las escaleras que estaban al fondo de la habitación y llevaban al siguiente piso. Como no sé cuánto se va a demorar, me pongo a pensar por qué “Dios” hizo esto. Esto de que todos con los que me cruce me conocieran, pero al final me doy cuenta que se lo tengo que agradecer ya que si no lo hubiera hecho no sabría donde quedarme a dormir y soy medio tímido así que me hubiera costado conseguir a alguien tan rápido en un pueblo desconocido. No solo eso también qué hubiera comido y dónde hubiera dormido. A los cinco minutos llega Macey con unas fotos en las manos.
— Estas son fotos nuestras antes de tu momento de gloria, una es en el Lago Playa y la otra en frente del centro comercial— me muestra las fotos y realmente me resulta increíble pero le sigo la corriente total por algo “Dios” la hizo mi mejor amiga.
—¿Qué bien la pasábamos antes, no?
— Si todos los días nos juntábamos y nos divertíamos como nunca— hace una pausa— Bueno, mucho descanso, vamos a tu casa.
En la foto del Lago Playa estábamos jugando, y en la otra posábamos en la puerta del edificio y me di cuenta que esa construcción alta y de cristal que había visto antes era el centro comercial.
Salimos. Caminamos una cuadra y llegamos a mi casa. Una casa mitad roja y mitad verde. Pasamos el floreado jardín y apenas abrimos la puerta vemos que las luces están apagadas. Cuando las prendo:
—¡Sorpresa!— grita un montón de personas saltando de todas partes de la habitación.
Había, seguro, más de 20 personas en la habitación. Y todas, para mí, desconocidas, ninguna en mi memoria. De repente se me acerca una señora de unos cuarenta y algo de años y me abraza.
—¿Cómo estás querido? No sabes cuánto nos preocupamos cuando tuviste tu momento de gloria y no resultó— No sabía qué era eso, pero seguirles la corriente era mi plan hasta ahora, así que procedo a preguntar:
—¿Tú eres mi mamá?
— Claro que sí.
— ¡Hola! Mi querido nieto muy querido.
— Y supongo que tú eres mi abuela.
— Mi queridito, ¿no es obvio?
Luego vino mi papá, un señor al igual que mi mamá, de unos cuarenta y tantos años, un hombre paciente y parece un poco Einstein pero sin los pelos apuntando para todos lados, en ves es castaño, ojos celestes, alto pero no para exagerar y viste de traje sin la corbata. Luego mis hermanos gemelos, que son de los clásicos que se parecen pero son diferentes en personalidad aunque no lo parecen, lo único diferente entre ellos son sus nombres, Loutie y Rounie; son rubios con ojos marrones, mayores que yo, tienen diecisiete años, y supuestamente, son muy solidarios y ayudan mucho a las personas. Después tíos, primos y amigos no muy cercanos, todos desconocidos. Seguimos la fiesta y al final compartimos algunas anécdotas, no me acordaba de ninguna pero muchas fueron graciosas. Por último, Macey contó la historia de Lago Playa. Los espejos de agua que había visto eran dos lagos, uno parecido a una playa con agua salada, arenas blancas y palmeras, como el que había descrito; y el otro un lago común y corriente con una variedad impresionante de animales de agua dulce. La historia comienza un día en que nos dio ganas de ir a al Lago Playa a divertirnos, y cuando llegamos, las ansias hicieron que apenas bajamos del auto, ya estemos metidos en el agua, nos fuimos un poco profundo y ella me empujo. Yo fingí que me ahogaba, ella se lo creyó y yo la atraje conmigo para que se mojara también, jugamos un poco más y luego hicimos una fogata en la playa con otros dos amigos Minree y Junia. Ellos están en la fiesta ahora, Minree tiene dieciséis años, ojos marrones, pelo negro y gusto excelente para las cosas dulces, porque lo escuché definir perfectamente la diferencia entre la masa de una torta y un pastelillo. Junia es una chica moderna se podría decir, es rubia aunque tiene un mechón de pelo naranja, de ojos verdes, usa mucho maquillaje, y tiene un corazón demasiado gigante, que comparte con todos los que los rodean.
Una vez terminada la fiesta, todos se fueron y mis padres me llevaron a mi habitación. Realmente es muy espaciosa y tiene dos niveles: en uno está la cama y en la esquina el televisor y en el otro nivel el escritorio con una computadora y mi celular encima, un baño privado y un sillón grande.
Tomo el celular y mis padres me dicen que estaba tal cual lo había dejado antes de irme, con mis contactos y el historial. Luego me llevan a recorrer la casa.
Una vez que me la enseñaron toda, me llevaron a mi pieza, de nuevo. Realmente mi casa es gigantesca, no es una mansión pero tiene de todo. Decido darme un baño y caigo dormido, después de este corto pero largo día.
Justo en ese momento, mi papá llama a la puerta. Lo dejo entrar.
— ¿Qué tal la pasaste?
— Cansador.
— Entonces duerme. En tu armario esta tu pijama. Y descansa bien, porque mañana es tu regreso al colegio.
Estaba sorprendido, hasta ahora este no parecía un día en el que tendría que ir a la escuela pero lo tendré que hacer— Está bien, buenas noches.
— Buenas noches.
DOS
Tengo un sueño extraño, estaba caminando por mi nueva ciudad hasta que veo unas sombras persiguiéndome. Me doy cuenta que son brujas volando en sus escobas, estaba de un lado de la esquina y ellas en el otro cuando dan vuelta y una de las cuatro se fija en mí. Dice susurrando fuertemente: — Dagar. Salgo corriendo a toda velocidad sin mirar atrás, llego a la otra esquina y veo que al final de la cuadra, a mi derecha hay un bosque, voy hacia allá inmediatamente. Gracias a “Dios” tengo piernas largas y durante mi infancia me encantaba el atletismo, por lo que tenía ventaja ya que las brujas no iban muy rápido con sus escobas. Colina abajo, voy esquivando los árboles y evitando ramas hasta que una bruja se posa a unos pocos metros míos, me doy vuelta y me encuentro con una cara a cara, me empuja hacia atrás, caigo colina abajo rodando y me lastimo un poco con unas ramas. Cuando paro de caer veo un signo de esos hippies de “amor y paz” lo tomo; sigo corriendo hasta que el bosque termina y finalizo en el patio trasero de una escuela, al final de un descampado. No paro de correr y veo que las brujas se acercan, empiezan a dispararme con un arma rara y disparan unas balas largas como de quince centímetros pero logro esquivar todas excepto una que cuando me doy vuelta se dirige hacia mí a una velocidad inalcanzable por un humano, pero me agacho y logro esquivarla. Casi llego a la escuela cuando me disparan en el tobillo, se me dificulta correr pero seguí sin parar. Cuando por fin llego a cruzar la puerta, me despierto de golpe.
Sé que fue un sueño raro pero cuando me doy cuenta sigo con el signo hippie de “amor y paz” en la mano, lo pude ver bien y era de color rosado y de un plástico resistente y flexible, pero me parece raro.
Me levanto y me preparo para mi primer día de clases, me fijo en el escritorio y estaban todos los libros en un estante y mi mochila al lado del escritorio. Bajo, saludo a mis padres y hermanos, desayuno y me llevan en auto al colegio. Es la misma escuela que vi en mis sueños, un edificio alto de 4 pisos de alto en medio, a los costados dos alas más chicas creo que de dos pisos y pintados todos de amarillo. Mis padres me dicen que es la única, y que todos los jóvenes vienen a esta escuela. Les pregunte sobre la primaria pero dijeron que no existe tal, esa es la crianza de tus padres hasta antes de los 12 años, luego sigue la secundaria donde cada persona descubre bien quién es y su talento, después hay que empezar a hacer lo que te guste o desarrollar tu talento, no existe la universidad ni las notas, solo el bien y el mal. Me hace acordar a la interpretación de los niños en mi mundo anterior, para ellos existe el negro y el blanco, es así, al menos hasta que empiezan a desarrollar su razonamiento.
Esto me hizo dar cuenta de que es un mundo perfecto, no existe el “no me gusta”, es tan simple como no soy talentoso para eso, es decir que si no sirvo para algo, no lo hago y nadie se enoja por nada. Todos tienen paciencia, todo es perfecto, hasta los días, la gente sigue sus pasos y se adapta a su edad sin problema, aparte, que yo haya observado, no existen las adicciones. Todos son diferentes pero saben cómo convivir en amor y paz, siempre con sonrisas o cara de póker que no expresa nada. Por eso el signo, “Dios” me lo dio para que sepa mantenerme y controlarme.
Muy bien ya descubrí el porqué del signo, ahora las brujas.
Al salir del auto me dirijo entre grupos de estudiantes hacia administración. Allí me dan el número de mi casillero y las clases que estaba tomando antes, y me dicen que no es obligatorio ir todos los días, pero solo puedo venir de lunes a viernes. Aquí el tiempo es el mismo que en mi vida pasada, segundos, minutos, horas, días, semanas, etc. También, puedo saltarme alguna clase si quiero, aunque cada materia fue hecha de manera que por dos meses la tomes y sepas si es para ti o no, si lo es tomas la clase siguiente si no elijes otra.
Mis horarios son:
atletismoquímicahistoria IIIgeologíaalmuerzobiología IIDespués de cada materia suena el timbre para intercambiar de aula y hacer otras cosas, como buscar libros, conversar, comer algo, etc.
Al parecer a mi antiguo yo, el que estuvo antes de que apareciera, le gustaba la historia y la biología.
Al salir de recepción me encuentro con mis mejores amigos Minree y Junia, los dos me saludan con un beso en los labios (algo que me parece horroroso); obviamente mi cara les dijo que me explicaran que es una de las máximas formas de afecto, y como me extrañaban, bueno. Lo que no entiendo es por qué la primera vez que me encontré a Macey no me saludo así ni tampoco mis familiares. Debe ser que sabían que no estaba adaptado del todo. Después me llevan a mi casillero y continúo con mi vida.
Todo iba normal hasta que empezó la clase de historia. Estoy medio aburrido, así que, empecé a dibujar, la profesora pasea por los pasillos, todo bien cuando de pronto pone sus garras de Wolverine en mi dibujo y me llama la atención.
— Señor Dagar, ¿qué está haciendo?— subo la mirada y me encuentro con una bruja, lo que me asustó. Parpadeé y se volvió a convertir en profesora y me repitió pero esta vez más amable— ¿señor Dage, que está haciendo?
— Nada, estaba dibujando lo que me imaginaba de la historia que nos contaba— me excusé.
Al parecer no pasó nada porque nadie me miraba, ni se enteraron que pasó.
En el almuerzo me encuentro con Macey, Minree y Junia.
— Hola chicos.
—¿Qué tal geología?— me pregunta Minree y luego se atraganta de comida.
—Muy bien.
—Oigan... ¿Saben algo sobre brujas?
—¿Qué es eso?— Junia me mira con cara de interés.
— Nada—le contesto.
Una vez terminada mi clase de biología, me encuentro con mis hermanos que me llevan con mi abuelo que no pudo estar en la fiesta ayer. Como es cerca fuimos caminando. Me hablan de mi abuelo, es el único que tengo, además de mi abuela pero uno es el padre de uno de mis padres y la otra la madre del otro. Después de que me contaran intento charlar con ellos.
—¿Cómo les fue hoy?— les pregunto a mis queridos hermanos.
—Bien— es lo único que me contestan. Luego entablan su propia conversación de su día sin incluirme.