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Amante de "sus" montañas, a las que recorre en solitarias y prolongadas caminatas, Federico comenzó volcando en versos los "sentires" que le despiertan los cerros y -sobre todo- quien los habita, "el cerreño". Más adelante, sumó a estos poemas "con olor y sabor a cerro", otros sobre todo aquello que -al hacerle vibrar el alma- nos revelan la sensibilidad de su espíritu. Así, el lector encontrará en las páginas de este libro poemas tan puros y diáfanos como profundos, que tratan sobre temas universales: El amor, la amistad, los valores humanos, la gratitud, o las injusticias... Nos dice el autor: "Una de las razones por las que comencé a escribir, tal vez haya sido el temor a ir perdiendo mi memoria -como dolorosamente le ocurrió a mi madre, que también escribía-, y de esta manera imagino que mis nietos quizás un día puedan saber lo que su abuelo 'ha vivido', o 'ha sentido', como si se los estuviera contando en primera persona…" Y continúa: "Por esa misma razón he decidido publicar este libro: para que mis hijos, mis amigos, o 'los que nos sigan', puedan -al leer estos poemas- tener la sensación de que les estoy hablando, que les estoy contando 'mis sentires', como si fuese una charla íntima…" Y vaya si lo logra…
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Seitenzahl: 138
Veröffentlichungsjahr: 2018
SENTIRES
federico garcía hamilton
Sentires
Editorial Autores de Argentina
García Hamilton, Federico
Sentires / Federico García Hamilton. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-761-272-1
1. Poesía. I. Título.
CDD A861
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Índice
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
BREVE RESEÑA
FAMILIARES
“PERMISO, VIOLETA PARRA”
OJOS DE MIEL
LA TEJIDA
COPLAS PARA ISABEL
A MI HIJO GAUCHO
¿DÓNDE ANDARÁS, INGRATO?
A NUESTRO NEGRO
UNOS OJOS SINGULARES
AMOR Y DISTANCIA
ALFORJAS DE RECUERDOS
“LLAGUITAS” EN EL ALMA
A MI NIÑA… ESCRIBANA
¡QUÉ ORGULLO!
SEMILLAS DE NUESTROS FRUTOS
A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
UN LAMENTO POR MI MADRE
PLEGARIA DOLOROSA
UN REGALO PARA MI MADRE
EL LEGADO DE MI MADRE
LA CALANDRIA ENDULZADORA
“CHAU, MI NIÑA”
YA EN EL CIELO
TRAS LAS HUELLAS DEL ESCRIBANO
SUEÑOS DEL INMIGRANTE (DE DOLORES Y ESPERANZAS)
DE RACO Y LOS GUAYACANES
EL LEGADO DE DON ATA
TORMENTA EN EL VALLE
FIESTA RAQUEÑA
¡QUÉ LINDO VERLOS BAILAR!
MOCHILA Y CHUPETE
Y LA LUNA SONRIÓ...
EL MISTERIO DEL MONTE
VIEJO CARDÓN
LA RIQUEZA DE MI JARDÍN
“YA CANTARÁS, CALANDRIA”
GALERÍA DE GUAYACANES
“LA LUNA NO VIENE”
POEMA DEL AGRADECIDO
GRACIAS A LOS PAZ
LA CASA DE LOS GUAYACANES (PARA CUANDO YA NO ESTEMOS)
ZAMBA DE LOS GUAYACANES
DESCANSAR EN POEMAS
DE LA MONTAÑA, EL MONTE Y SU GENTE
ANDOY CONMIGO
CABALGANDO SUEÑOS
CUANDO HABLA LA MONTAÑA
LA HORA MÁGICA
NO SÉ SI LO PENSÉ YO
“BUSCÁ LA CUMBRE”
DESCANSAR EN EL CABRA HORCO
SECRETOS CERREÑOS
COPLITAS CHAQUIVILEÑAS
LA VIRGEN DE LAS ARQUITAS
LOS ÚLTIMOS PUESTEROS
“TRAÉLO AL COYA”
OTRA VEZ EN LA MONTAÑA
GUITARRA DE PITA
CORAZÓN DE MADRE
POETA CERREÑO
SOLITA EN SUS SOLEDADES
CABRESTEÁNDOLE A LA VIDA
VIDALA DE ABEL Y CLYDE
EL ESPÍRITU DEL INCA
OTROS SENTIRES
AL PAPA FRANCISCO
UN COMPROMISO CON DIOS
ROMANCE DEL NIÑO DIOS
LA OBRA DE DIOS
SER LUZ Y CALOR
NO ENTIENDO
LA PARCA
REMAR CON EL ALMA
LA CUESTA DE LA VIDA
P´AL QUE LE SIRVA…
CANTO RODADO
AL PADRE GUILLERMO BENZI
¡LINDO LLEGAR A VIEJO!
CUESTA DEJAR ESTE MUNDO
CONSEJOS DE VIEJOS
DE HUELLAS Y VALORES
LOS EXTREMOS DE LA VIDA
HAY OTRO ÁNGEL EN EL CIELO
LAS ALFORJAS DEL ALMA
ALMAS NOBLES
“DEJÁ TU GOTITA CLARA” (CANCIÓN DE LA FUNDACION NUTRIR ANTA)
SEGÚN CÓMO ANDE TU ALMA
LOS VALORES DE LA PATRIA
¡QUÉ ENVIDIA!
POBRES “LAS VALENTINAS”
LA ESPERANZA PERDIDA
TRISTE BUENOS AIRES
EN AMÉRICA Y SANTIAGO
QUE NO HAYAN MÁS NOCHEBUENAS
EL MANUAL OLVIDAO
AROMAS DIGITALES
¡LINDA CARICIA!
“HASTA PRONTO, AMIGO”
ES SIMPLEMENTE UN CABALLO
PANCHITOS DE LOS RECUERDOS
LA VIRGEN ROBADA
A DOS LAPACHOS CAIDOS
CON ALGUNA CHISPA
EL REY DEL CASI
EL CRIOLLO AGRINGADO
EL MEJOR REGALO
ANTES DE DECIR MAMÁ
VERSOS LICITATORIOS
MANDINGA Y EL CARNAVAL
LA YEGUA ROSADA
RELATOS, HISTORIAS Y ROMANCES
SUFRIDOR (La cabalgata más larga de la historia)
EL DESFILE DE “EL TONY” (Relato en verso -contado por el propio caballo a sus pares-, acerca de su experiencia en el “Desfile del Bicentenario” del 9 de Julio de 2016)
CUMBRES CALCHAQUIES (Relato en verso de una caminata de 4 días por las Cumbres Calchaquíes, con Fede y un baqueno)
ROMANCE DEL GRINGO ACRIOLLADO (Romántica historia de un antepasado nuestro que llegó con las invasiones inglesas)
A DON BERNABÉ ARÁOZ (El Prócer Olvidado)
DE MI MADRE
A FEDERICO
10 DE ABRIL DE 1987
REFUGIO
PASAJERA
AGRADECIMIENTOS
Quiero dar gracias a Dios
Por la vida, por los míos,
Y por todos los “sentires”
Que he volcado en este libro.
Porque aprendí a disfrutar
En grande, de lo pequeño,
Y porque VIVO la vida
Con lo malo, y con lo bueno.
Por lo mejor que me ha dado,
Que es a Isabel, mi mujer,
Y con ella a nuestros hijos
Fede, Isaías e Inés.
Por mi madre, que ha dejado
Su huella en este sendero,
De sacar cosas del alma
Para que queden en versos.
Y también por mis amigos
De “relinchos parecidos”,
Que me empujaron de a poco
A publicar este libro.
……………………………….
¡Y además les doy las gracias,
Por todo lo recibido,
A Isabel, a nuestros hijos,
A mi madre, y mis amigos!
PRÓLOGO
Cuando se aprende a amar las cosas vividas y pensadas, y se escribe sobre ellas al impulso de ese amor, sin otro afán, difícilmente el lector olvide las palabras así escritas: dejan como impresa en el alma una sensación indescifrable, que no puede explicarse.
En ese caso, todos los demás accidentes de la poesía -su cadencia, su rima, su estilo, y hasta su tema- pierden el ya exiguo poder que parecían tener sobre la pura inspiración; y entonces, sobreviene el misterio del asombro ante la belleza.
¿Si no, por qué nos quedamos pensativos después de leer esos versos?; ¿qué virtud evocadora tienen para sumirnos en una repentina claridad?
Solamente atinamos a aceptar que las cosas del Cielo y de la tierra tienen su propio lenguaje, y que por obra del poeta hemos comprendido repentinamente, como en una revelación fulgurante, ese idioma que jamás nos había sido enseñado.
Y si buscamos otras fatigosas razones, no las hallaremos.
En los versos de este primer libro de Federico García Hamilton experimentamos esa dichosa perplejidad del espíritu.
Decir que son jubilosos, puros y diáfanos; sencillos y a la vez profundos, es decir muy poco. Intuimos, eso sí, que en ellos se confirma la inolvidable sentencia de Rilke “una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad”.
Y si decimos que este poeta es un versificador nato, que toma muchos de sus motivos de una honda comunión con los cerros hermanados a su casa de Los Guayacanes, habremos dicho algo más sobre él, pero no aún lo esencial.
Hay en esos versos una constante presencia del paisaje montañés de nuestro norte y, sobre todo, del criollo pobre y sufrido que lo habita desde hace generaciones: toda la memoria de su vieja sangre argentina se vuelve una y otra vez hacia la tierra madre, de nombre doliente y hermoso: Tucumán.
Todo lo más entrañable que esa tierra le ha dado -su mujer, sus hijos, su madre- está dicho con veneración contenida. Celebra y agradece la vida con candorosa mirada, sin hacerse notar. Nada hay de jactancioso ni de vano en esta poesía suya: como un primoroso artesano de los tiempos antiguos, atesora sus impresiones del mundo y de la vida, las contempla, las medita, y con una prodigiosa virtud creadora les infunde vida propia, dándoles un sello inconfundible.
Y si algún pasaje nos recuerda al bucólico Lugones del “Salmo pluvial”, o a las memorables escenas camperas de Benito Lynch, no nos toca a nosotros indagar los parentescos estilísticos de estos versos: sería tanto como quitarles su primordial voz propia, su inconfundible acento de frescura montaraz, su sutil parecido a sí mismos.
La gratitud (“por algo pasan las cosas/no es sólo por el destino”), el dolor lacerante, aunque aceptado (“hacía tanto que no hablaba/y hoy dijo ese ‘chau mi niña’”), el tierno amor correspondido (“lo que puede un par de ojos/nadie sabe más que yo”), la rueda en Los Guayacanes (“y en lo oscuro de la noche/se va enredando la charla”), son los sentires que prevalecen como cardones erguidos en el transcurso de su vida plena y generosa.
Pero dejémonos de tanto prólogo: mejor que sea él mismo el que nos muestre su luminoso mundo de palabras, hilvanadas al compás de su corazón cerreño.
Máximo Méndez
BREVE RESEÑA
Escribo para dejar grabado Mi sentimiento.Porque la palabra es aire,Y al aire, se lo lleva el viento
Jaime Dávalos
No sé bien cuándo, ni cómo, ni porqué empecé a escribir, pero cada vez que algo me toca el alma siento la necesidad de dejar por escrito mis “sentires”, y lo hago. A veces en prosa, a veces en verso.
Durante mucho tiempo lo hice “solo para mí”. Más aún, nadie siquiera sabía que yo escribía.
Hace algunos años, empecé a compartir mis poemas con unas pocas personas: mi mujer, mis hijos, y unos cuantos amigos con los que “relinchamos parecido”, al decir de uno de ellos que hoy me honra prologando este libro.
Una de las razones por las que comencé a escribir, tal vez haya sido el temor a ir perdiendo mi memoria -como dolorosamente le ocurrió a mi madre, que también escribía-, porque de esta manera imagino que mis nietos quizás un día puedan saber lo que su abuelo “ha vivido”, o “ha sentido”, como si se los estuviera contando en primera persona…
Y por esa misma razón he decidido publicar este libro: para que mis hijos, mis amigos, o “los que nos sigan”, puedan -al leer mis poemas- tener la sensación de que les estoy hablando, que les estoy contando “mis sentires”, como si fuese una charla íntima…
Por eso agregué al pie de muchos de ellos algunas aclaraciones, que quizás hoy parezcan innecesarias.
Porque eso ayudará a que mañana -“cuando ya no esté”- puedan entenderlos, y así sentir “que sigo estando…”.
FAMILIARES
“PERMISO, VIOLETA PARRA”
Le pido permiso a Violeta Parra,
Como ella, a la vida, quiero darle gracias.
Me dio tantas cosas que quiero agregarlas
A su bella lista y así completarla.
Me ha dado a Isabel, mi mujer amada,
Sus ojos de miel endulzan mi alma,
Y más si en su rostro está dibujada
Su sonrisa plena, de dientes perlada.
Con ella dejamos semillas sembradas,
Bajo su tutela ya están germinadas,
Buscando caminos despliegan sus alas
Y al paso del tiempo dejarán la casa.
Por cosas más simples, también le doy gracias…
Por la charla amena en la mesa diaria,
Cuando voy corriendo, el viento en la cara,
La vista a los cerros, las aves que cantan.
Igual le agradezco por darnos la casa
En Los Guayacanes, allá en la montaña,
Y por el Cabra Horco, donde el sol se guarda
A renovar fuerzas hasta la mañana.
En nuestros arcones tenemos guardadas,
Cual si fueran joyas por Dios regaladas,
Mil puestas de sol, noches estrelladas,
Y hasta el disfrutar del jardín de casa.
Por eso pidiendo permiso empezaba,
Porque a diario siento que hay que dar las gracias,
Y como la Blázquez ya nos enseñara,
Creo honrar la vida, en buenas y en malas.
Los Guayacanes: Lugar cercano a Raco, donde tenemos nuestra casa.
Cabra Horco: Imponente cerro que se destaca al Oeste desde la galería.
OJOS DE MIEL
A Isabel
Vivía la vida sin darme cuenta,
Fue solo verte y todo cambió,
Era tan joven que no sabía
Que andaba oscuro mi corazón,
La blanca chispa de tu sonrisa
Como una hoguera lo iluminó,
Y ví en la miel que tienen tus ojos
Todo lo dulce de tu interior.
Pisé la senda de los milagros,
Todo en mí, adentro, se conmovió,
Con la tormenta de tu mirada,
El río de mi alma se desbordó.
Sabor más dulce que el de tu boca
Amor, la mía, jamás probó,
Siento al besarte, eternamente,
Que hacia los cielos me elevo yo.
Aquella noche, claro he sentido
Un remolino en el corazón,
Se amplió de golpe, como hechizado,
Y allí, por siempre, guardé tu amor.
LA TEJIDA
A Isabel
Voy a tejerte esta zamba
Con gruesa lana ovejuna,
Le bordaré tu sonrisa
Con blancos rayos de luna.
Con hilitos de vicuña
Le grabaré tu mirada,
Y con jirones de sueños
Lo más profundo de tu alma.
— Estribillo —
Voy a subir a los cerros
Pa´ traer lo que preciso:
El silbo de una calandria,
La musiquita del río,
Todo el color de las flores,
Y el verde de los alisos.
Con ella te abrigaré
Cuando la noche esté fría,
Será luz en tu sendero
Si andando lo necesitas.
Y cuando no esté a tu lado
Y sientas que te acaricia,
Con ella pago el amor
Que me das en tu sonrisa.
Musicalizado por Mariano Coll Mónico, con ritmo de zamba.
COPLAS PARA ISABEL
Las horas que tiene el díaLas he repartido así;Nueve soñando contigoY quince pensando en ti
Copla popular
Para llenarme el alma
Miro al Cabra Horco,
Porque nada hay más bello
Salvo tus ojos.
Si al pintarse los cerros
No estoy contigo,
Seguro estoy sintiendo
“Te necesito”.
Cuando sale el lucero
Busco en el cielo,
Y si no estás conmigo
Allí te encuentro.
Al tenerte en mis brazos
Oyendo el monte,
Mi corazón se agita
Y va al galope.
Cuando vas a caballo
Y yo a tu lado,
A la vida la siento
Como un milagro.
Mimar a tus caballos
Te hace feliz,
Cuando te miro hacerlo…
También a mí.
A MI HIJO GAUCHO
A Fede
Las coplas pa’ m’ hijo Fede
Gauchescas tienen que ser,
Porque él tiene el alma gaucha
Y gaucho, es todo su ser.
Si usté lo viera ataviao
Portando nuestra bandera,
En su sillero peruano
En “La Rural”… O ande sea.
O Montao cantando el himno
Sombrero al pecho, a la izquierda,
Cuando da inicio a un desfile
Con su “Agrupación Raqueña”.
Tal vez en Los Guayacanes,
Preparando su sillero,
Con apero y guardamonte,
Pa’ meterse monte adentro.
O acompañao por un mate,
Sentao en el monturero,
-Mientras suena alguna zamba-
Sobando todos sus cueros.
Pero no es por todo esto
El que yo me enorgullezco,
Es más bien por los valores
Gauchescos, que lleva adentro.
Pues no son sólo las prendas,
La baqueanía, o la guapeza…
Lo que más destaca al gaucho,
Se resume en su nobleza.
¿DÓNDE ANDARÁS, INGRATO?
A Fede
“Se nos ha muerto el Ingrato”
(Así, llegó la noticia)
Y nosotros allá lejos
Con el alma destruida.
Amaneció desnucado,
Enredado en los alambres,
Lo estaban -como velando-
Rodeando, todos sus pares.
¿Por dónde andarás, Ingrato?
¿Quizás las sendas cruzando
-Con el flete de Atahualpa-
Del cielo pa´l buen caballo?
¿O por ahí retozando
-Como imaginó Mareco-
Con un recado de estrellas
Junto con su Zaino Viejo?
¿Y si es que hay un solo Cielo,
Y ya estás con el Tatita
Entre hombres y animales
Engrosando su tropilla?
Lo imagino presumiendo:
“Es cría de Santa Isabel…
Fue el caballo de mi nieto,
Yo acá se lo cuidaré”.
“Lo tendré con el Rosillo,
El Gitano, el As de Espadas…
Que mi nieto esté tranquilo,
Porque acá nada le falta”.
Y como en todos los tiempos
Sólo con esa esperanza,
Podrá aliviarse la pena
Que le ha lastimado el alma…
El Ingrato: Lindísimo rosillo peruano que le habíamos regalado a Fede al recibirse de Ingeniero Agrónomo.
El Tatita: Abuelo materno de Fede.
Santa Isabel: La finca (en Trancas) donde él criaba sus caballos peruanos.
El Rosillo, el Gitano y el As de Espadas: Algunas de sus mejores crías.
A NUESTRO NEGRO
A Isaías
Isabel me preguntaba,
Ayer al final del día,
En dónde estaría el futuro
De nuestro Negro Isaías.
De la lejana Alemania,
(Donde se encuentra estudiando)
Los vientos traían noticias
De que estaría enamorado.
Más no es la única razón
Que nos hace preguntarnos,
Ya que siempre hemos sentido
Que le queda chico el pago.
Desde chango parecía
Que empezaba “a carretear”,
Como un ave majestuosa
Para largarse a volar.
Joven salió por el mundo,
Tal como el cóndor andino,
Que volando alto y seguro
Va en busca de su destino.
Se pone objetivos altos
Y lucha por alcanzarlos.
Dios le dio las herramientas
Y él va “con el mazo dando…”
Y nosotros, desde entonces,
Lo fuimos siempre apoyando.
Parece lo hicimos bien
Al verse los resultados.
Y por cierto no dejamos,
A la Virgen de pedir:
“Donde lo encuentre el futuro
Que el Negro sea muy feliz…”
Escrito en mayo de 2015
UNOS OJOS SINGULARES
A Isaías
Siendo joven fue a Alemania
Con el afán de estudiar,
Y unos ojos singulares
Le tiraron un pial.
Tan certero fue ese tiro
Que el corazón le pialó.
Lo que puede un par de ojos,
Nadie sabe más que yo…
Por eso a tenerlo lejos
Me tendré que acostumbrar,
Y a que pase lejos nuestro
Año nuevo, o Navidad.
Si bien es algo difícil
Se alegra mi corazón,
De saber que él está lejos
Por un motivo: El amor.
Para acortar las distancias
Hay que buscar un atajo,
Y en un vino torrontés
Hoy trataré de encontrarlo:
Una botella allá lejos,
En nuestra mesa la otra,
Y los corazones juntos
Al levantar nuestras copas.
Un océano nos separa,