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Los cuentos cortos y relatos que les comparto tienen que ver con experiencias propias o de conocidos en las que se presentan como personajes no idénticos a la realidad. Se utiliza la invención de situaciones y nombres acordes. Entre los personajes se marcan características personales como la dificultad de expresión, la manipulación, la ambición, la simpleza y el amor. En cierta forma los lugares donde se desarrollan las historias tienen un protagonismo que acompaña al desarrollo de las situaciones como por ejemplo; en Mantria y Acade. En cuanto a las poesías son en general parte de algo vivido, sentido, incluso de relatos de amigas en particular donde se cuentan emociones que suelen ser plausibles de identificarse con lo descripto, a veces de manera grotesca, a veces rebuscadamente o sencillamente según el caso. Cada cosa transmitida por la autora fue sentida, directa o indirectamente.
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Seitenzahl: 66
Veröffentlichungsjahr: 2018
Sampayo, Cesé
Sentires intensos y otras pasiones / Cesé Sampayo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
100 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-761-528-9
1. Poesía. I. Título.
CDD A861
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Son muchas las personas y situaciones que motivaron estos sentires... les dedico a mis viejos, Gustavo y Graciela; que siempre acompañan mis ocurrencias;
la familia, especialmente sobrinos directos y políticos que alegran mi vida.
Mis lectores iniciales: Cris Pastor, Caro Heredia, Magui koralsky, Luján Cardozo; Ely Martínez, María Gracia Fernández, San Ortiz, Rachel Ortiz, Andrea Karlen, Ramiro Grimaldi.
A mi misma por mi libertad de expresión.
A quienes me acompañan/ron terapéuticamente en mis logros y caídas.
A Susana E. Rodríguez y Marisa Décima que ya no están.
A mi Amor, de quien no tengo más que decir que lo que hay plasmado en varias páginas, mis paredes y nuestra historia.
A mi felino compañero de todos los días, el gatipantera Terco.
A la poeta Natalia Zanotta coordinadora del Taller de Escritura que tanto me gustó y ayudó, a Hernán J. Molina, pronto colega y excelente escritor amateur, con su buena predisposición a “prologuear” mi creación, y; a los grandes autores de los que me hice fan sin querer como Gabo, Benedetti y Bukowski.
¡Gracias a todos y a mí!
Prólogo
Hay palabras que valen por dos. O que hacen innecesaria una segunda. Basta decir “subir” para que uno sepa que subimos arriba. Aclararlo es una tautología: “repetición innecesaria que no avanza en información”. Por otra parte, ¿uno puede subir abajo, acaso? No. Y es precisamente lo que se denomina un oxímoron: “figura retórica de pensamiento que consiste en complementar una palabra con otra que tiene significado opuesto u contradictorio”.
¿A dónde voy con esto? Siento las bases para realizar mi primer cuestionamiento a la autora de este maravilloso libro.
“Sentires intensos”, decide llamar a su obra. ¿El adjetivo le suma información al sustantivo? ¿Sentir, acaso, no implica ir más allá de la mera superficialidad? En este punto, uno podría estar tentado de acusar este título de tautológico, redundante. ¿Será que la autora cree que hay sentires intensos y otros de superficie? ¡Qué inocente suposición!
Pero un libro es más que un título. Y por eso uno lo abre. Y por eso uno lo lee. ¿Y qué se encuentra? O dicho de otro modo, ¿qué falta? Inocencia. Este no es un libro inocente, y por consiguiente, mucho menos lo es quien lo ha escrito. Y es así, entonces, que si no es por la inocencia por donde explicamos la elección del título, habrá que buscarla por otros lares.
Uno de los filósofos más importantes de nuestro tiempo, Giorgio Agamben, se hace la siguiente pregunta: “¿Qué es ser contemporáneo?”. El sentido común nos lleva a pensar que lo es, quien está a tono con su tiempo. Contemporáneo a mí, entonces, el que vive mi tiempo, entiende mi tiempo, va con-el-tiempo.
Agamben dirá otra cosa: contemporáneo es el que ve, de su tiempo, no la luz sino las sombras. El que de su tiempo observa, no lo que todos ven, sino las sombras de aquellos que todos miran…sin cuestionar. El que agarra la media y no decide cambiarla sino darla vuelta. Contemporáneo no es quien hace apología de su tiempo sino quien lo denuncia, pero antes que nada, quien muestra de la marioneta, sus hilos.
Es en esta idea donde encontramos las fuentes del Nilo que alimentan un título como este. Este libro es una denuncia y el título su proclama: “¡Hay que volver a sentir intensamente!”, nos grita su autora con la ironía que caracteriza gran parte de su obra.
Su título, más que reiterar nos viene a recordar lo que estos tiempos líquidos, volátiles, mercantilistas y superfluos nos han hecho olvidar: vale la pena sufrir por amor, jugársela por lo que uno ama, aceptarse esclavo de sus pasiones.
La autora, como psicóloga que es, no hace más que una lectura crítica de una realidad en la que los vínculos circulan bajo la lógica del capital: puros bienes de uso. Mientras te necesite, te quiero. Pero el amor va en otra lógica y eso lo hace incorruptible… y también un mal de época. Amar pasó de moda: lo ideal es lo fácil, lo rápido, lo intenso. El riesgo es enemigo del placer que nos venden desde el discurso de época: nada te tiene que costar, ni vale la pena sacrificarse. Y si algo te produce sufrimiento (o puede llegar a hacerlo), ni te metas.
Por eso este libro es contemporáneo: no es un libro de moda. Tributo a Nietzsche: escribe para un tiempo que no es el suyo. Pero contemporáneos somos varios y estas páginas son un bálsamo. Ya que ¿quién no sufrió hasta las entrañas por amor, alguna vez? ¿Quién no sintió tan intensamente, que llegó a experimentar el cielo y el infierno en un mismo momento dentro de uno? Todos fuimos, alguna vez, como Clara (uno de los tantos magníficos personajes de estos cuentos) en quien toda queja es, en definitiva, un pedido de amor.
Sin embargo, recapitulemos.
Comenzamos llevados por la tentación de acusar a nuestra autora de inocente y hasta (¡tremenda osadía la nuestra!) de redundante el título de esta obra. Y ahora nos vemos obligados a rendir cierto homenaje por traernos, desde su ironía, una crítica sagaz a nuestro tiempo y una invitación al amor.
Sin embargo, justo en el momento en que estamos por amigarnos y rendirle honores, nos topamos con el postre: “Sentires intensos… y otras pasiones”. ¿Hacía falta meterse con la Pasión? ¿No bastaba con el amor? Porque sí, querides lectores (me contagié de los habitantes de “Absurdón”) Amor y Pasión no son lo mismo.
¿Qué es una pasión? Algo que se padece. Y sufrir por amor no es lo mismo que padecer una pasión. Pues, la pasión está bien vista, tiene buena fama: “¡Mirá que apasionado que es!”, sin embargo, quien vive realmente una pasión sabe lo que por esencia la define: no podrá escapar nunca de ella. Es una tragedia. Pasión fue la de Cristo, y solemos recomendarla. O no deberíamos.
Por todo esto es que este libro no tiene desperdicio. Nos invita a sentir profundamente, cuando los tiempos actúales nos intentan convencer de que mejor es andar por la superficie. Nos recuerda las pasiones, cuando los tiempos actuales nos hacen creer que somos dueños de nuestro destino y podemos ser como queremos. Acaso sea cierto: se puede ser como queremos…pero superficialmente, es decir: la nada misma. Si queremos ser como queremos intensamente, habrá que devolverle a la pasión aquello que nunca perdió: su poder sobre nosotros.
Quizá quien mejor entendió esta idea de que el Yo no es Amo en su propia casa fue Freud. Aún así, lejos del pesimismo del que siempre se lo acusa, no dejaba de ser un romanticón: nada nos pone tan a salvo de la neurosis – decía – que al amor. Sin embargo (no era pesimista pero sí realista), nada nos expone tanto al sufrimiento que el amar. ¿No hay que amar por eso? Cada quien tiene sus respuestas. Hay quienes no podrían vivir sin amar, aún al costo de morir en el intento; y otros que por miedo a morir de amor, nunca han sentido intensamente. Quienes pertenecen al primer grupo, encontrarán en este libro un llamado a la cautela. Pero los que pertenezcan al segundo, un buen motivo para animarse a sus sentires profundos (que nunca faltan). A ellos, un mensaje: siempre hay tiempo de empezar. Hoy es siempre todavía.
Hernán José Molina
Sin palabras