Síbaris - Domingo Villar - E-Book

Síbaris E-Book

Domingo Villar

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Beschreibung

LA COMEDIA NEGRA DE UNO DE LOS MÁS QUERIDOS AUTORES DE LA NOVELA POLICIACA EN ESPAÑOL «No me ofrezcan vivir en un gran velero, o en un palacio romano, o en un ático de Manhattan: yo quiero vivir en una novela de Domingo Villar».Enric González «Domingo Villar definió su obra teatral como una comedia. El espacio, perfectamente detallado en una acotación ad hoc al principio de la pieza, nos permite concretar un poco más el género: comedia de salón, quizás, o incluso comedia burguesa. Pero la trama, basada en una intriga sobre la falta de inspiración del protagonista y su voluntad de de­saparecer aprovechando un muerto muy oportuno, nos orientan a la comedia negra. Como sea, el ritmo rápido, el enredo más o menos complicado, y la intención de hacer reír mediante la comparecencia de gags e ingeniosas líneas de diálogo que hacen entrar y salir a los personajes de su tendencia al estereotipo convierten esta pieza de Villar en una obra tan interesante dramatúrgicamente como divertida para el público. Eso es Síbaris: un refugio definido en la pieza como una tranquila playa de Grecia, esa que figura en los sueños de evasión de cada espectador que, como su protagonista, también necesita un lugar donde huir de la vida cotidiana que, absurdamente, avanza esquivando esa verdad que solo aportan los sueños y las artes». Del prólogo de Inma López Silva

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Edición en formato digital: marzo de 2023

En cubierta: ilustración © Carlos Baonza

Diseño gráfico: Gloria Gauger

© Domingo Villar Vázquez, 2023

Publicado por acuerdo con Pontas Literary & Film Agency

© Del prólogo a esta edición, Inma López Silva, 2023

© Ediciones Siruela, S. A., 2023

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Ediciones Siruela, S. A.

c/ Almagro 25, ppal. dcha.

www.siruela.com

ISBN: 978-84-19744-92-0

Conversión a formato digital: María Belloso

Domingo Villar y el teatro

Eu sei que non é O xardín das cerdeiras, pero quero saber se alguén máis ca min a imaxina representada. Se funciona (a priori) como comedia ou se non ten graza ningunha. […] Partindo de que non ten máis ambición que regalar ao público hora e pico de sorrisos.

[Yo sé que no es El jardín de los cerezos, pero quiero saber si alguien más que yo se la imagina representada. Si funciona (a priori) como comedia o si no tiene ni pizca de gracia. […] Partiendo de que no tiene más ambición que la de regalar al público hora y pico de sonrisas].

DOMINGO VILLAR, conversación en WhatsApp, 2 de junio de 2021

¿Por qué una obra de teatro?

Parecía que Domingo Villar era un autor exclusivo de novela policiaca. Pero solo un año antes de su repentino y prematuro fallecimiento había publicado un volumen de relatos cortos titulado Algunos cuentos completos, que demostraba que su mundo literario iba mucho más allá de las oscuras aventuras de Leo Caldas. Eran relatos breves, con una profunda influencia de su admirado Álvaro Cunqueiro, arraigados en las fórmulas constructivas de la narración oral y en un cierto costumbrismo, pero armados con la ironía característica de toda la literatura de Domingo Villar.

Además, siempre estuvo ahí su pasión por el teatro, desconocida para el público general, pero de sobra sabida por sus amistades y colegas, que compartían con él una afición a los escenarios que lo hacía no solo un asiduo espectador, sino también un apasionado conversador sobre las bambalinas y vicisitudes del teatro y su mundo fascinante.

A principios de junio de 2021, y después de llevar años yendo y viniendo sobre el texto, Domingo Villar dio por finalizada su primera obra de teatro, Síbaris. Inició entonces su periplo de «consultas», para poner la guinda a aquella incursión dramática que lo ilusionaba hasta el punto de reservarse un lugar en el elenco. Poco después, se llevó a cabo el proceso de lectura en voz alta —indispensable para él, incluso en sus novelas— el 31 de julio, en compañía de las personas que, en su imaginación, habrían de ser quienes encarnasen los personajes de la obra: Carlos Blanco, Belén Constenla y él mismo, bajo la batuta de un joven director, pero no por ello menos experimentado, Lois Blanco. Es así como Síbaris inició su recorrido hasta convertirse en el texto que ahora tenemos en nuestras manos.1

Seguramente el lector se preguntará qué lleva a un exitoso autor de novela policiaca a optar por el proceloso viaje de la escritura dramática. Domingo Villar declaró en múltiples ocasiones su amor al género de Shakespeare para explicar el germen de su vocación cuando era un escritor jovencísimo que hacía teatriños en el instituto y que habría llegado a comunicar a sus horrorizados padres el deseo de estudiar la carrera de Dramaturgia en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, en Madrid. Pero, al margen de esto, creemos que hay dos factores que pueden explicar esta incursión en el teatro tras su éxito como novelista.

El primero de ellos tiene que ver con una forma de escribir, una destreza característica en la escritura de Domingo Villar, vinculada con una de las técnicas literarias esenciales de su narrativa: el diálogo. Es característico de la narrativa policiaca que buena parte del argumento discurra a través de dinámicos diálogos que dosifican la intriga y aportan una estructura rítmica a la novela. Villar era un maestro no solo en la técnica de elaboración de los diálogos, sino también en la caracterización de los personajes a través de su forma de hablar, ámbito donde destaca la particular idiosincrasia de Leo Caldas. Esa habilidad, obviamente extrapolable a su primera comedia, es, en realidad, la causante de la apariencia teatral de muchos pasajes de sus novelas. Además, la voz autorial de los relatos de Algunos cuentos completos, a menudo opta por un narrador en primera persona que recuerda de cerca a los usos del monólogo (autorreferencialidad, apelación a un narratario fácilmente equiparable con el público, disposición de la intriga como si la voz narradora no conociera el desarrollo argumental), o por un uso del diálogo destinado a dar agilidad al argumento. Por lo tanto, el paso al género dramático no resulta sorprendente en alguien que ya contaba con esta destreza, requisito indispensable de la teatralidad.

Además, no debemos olvidar que Domingo Villar estaba muy familiarizado con la dramaturgia, es decir, la organización argumental en función delpresente performativo de la trama. Este factor, imprescindible para que el teatro sea tal, es el segundo elemento que, a mi juicio, influye en la consideración de Síbaris como un paso natural en la evolución de la obra de Villar entendida como conjunto. De hecho, el origen de nuestro autor como profesional de la literatura está en el guion televisivo, modalidad dramatúrgica aplicada al audiovisual. Recordemos, en este sentido, que firmó el guion de la adaptación cinematográfica de La playa de los ahogados, dirigida por Gerardo Herrero.

¿Qué es Síbaris?

Domingo Villar definió la obra como una comedia. El espacio, perfectamente detallado en una acotación ad hoc al principio de la pieza, nos permite concretar un poco más el género: comedia de salón, quizás, o incluso comedia burguesa. Pero la trama, basada en una intriga sobre la falta de inspiración del protagonista y su voluntad de desaparecer aprovechando un muerto muy oportuno, nos orientan hacia la comedia negra. Sea como sea, el ritmo rápido, el enredo más o menos complicado, y la intención de hacer reír mediante la comparecencia de gags e ingeniosas líneas de diálogo que hacen entrar y salir a los personajes de su tendencia al estereotipo, convierten esta pieza de Villar en una obra tan interesante dramatúrgicamente como divertida para el público.

El protagonista de Síbaris es el gran escritor Víctor Morel. No se nos escapa la coincidencia —desconocemos si intencionada— del apellido con el personaje que da título a la novela de Adolfo Bioy Casares La invención de Morel, protagonizada por un científico que cree que la verdadera inmortalidad está en la permanencia del espíritu, no del cuerpo, gracias a la tecnología. En el caso de Síbaris, Víctor es un artista excéntrico y sofisticado, angustiado por la falta de inspiración y por el tedio que le causa la superficialidad de un espacio literario que ha sucumbido al poder alienante del dinero. El mundo de los escritores de éxito, que tan bien conocía Domingo Villar, aparece aquí retratado con sarcasmo al enfrentar la posición más o menos idealista de Víctor Morel a la de su mujer, la pragmática Laura. A pesar de las diferencias —que se muestran irreconciliables gracias a la dosificación de la intriga—, encuentran un camino intermedio capaz de contentar a ambos: la posibilidad de que Víctor desaparezca para iniciar una vida nueva y anónima en el equivalente al lugar ideal descrito en la novela que lo llevó al éxito: Síbaris, y que Laura se aproveche del dinero que generará la venta de la novela tras su muerte. No hay crítica ni ajusticiamiento en la comedia de Domingo Villar: el argumento nos obliga también a comprender a Laura, cuyo amor por Víctor desde la juventud la conduce a dejar sus propias ambiciones profesionales para facilitar la dedicación de su marido a la literatura. De algún modo, y como corresponde a la comedia burguesa clásica, todos tienen razón.

A través de las técnicas básicas del enredo, y de una intriga rápida que bebe directamente de la estructura cinematográfica de escena breve, Domingo Villar trata con ironía e incluso comicidad ese argumento que de otro modo podría haber conducido a un drama. Desde el principio, subyace a cada escena un cierto destino trágico para ese protagonista que es un soñador devorado por la realidad capitalista aplicada al arte. Por eso, su principal excentricidad no es introducir en el hilarante diálogo con los demás personajes las mudas intervenciones de un maniquí al que trata como un ser vivo, preocuparse más por el gato Capone que por su mujer, o utilizar extravagantes sombreros. Lo que convierte a Morel en un ser verdaderamente pintoresco (ese adjetivo que le causa verdadero dolor) es creer en los edificantes valores de la cultura como motor de la vida de los que se dedican al arte. Su drama está en que el happy end propio de toda comedia negra, con asesinato frustrado incluido, requiere su aniquilación como artista.

Pero esa desaparición del protagonista deja de lado sus implicaciones trágicas al venir determinada por el paso de la infelicidad a la felicidad de Morel. Ya Aristóteles, en su Poética, señaló como característico del argumento cómico el proceso por el que alguien pasa de la tristeza a la alegría, pero aquí Villar introduce una reflexión amarga: el happy end del protagonista se produce a cuenta de sustraerle a la sociedad —al público— los valores del arte puro. Aunque, según nos recuerda constantemente Laura, es posible que esos valores no sea tan imprescindibles como Víctor Morel cree.

A pesar de la risa provocada por la trepidante sucesión de acontecimientos absurdos y la ternura con la que se nos obliga a observar a todos los personajes, Síbaris deja en nosotros el poso amargo pero refrescante de la comedia inteligente, esa que lo es porque se basa en la ironía y no en la carcajada o en el estricto gag. Este es el tono de Síbaris, coincidente en buena medida con la voz narrativa de su autor y basado en el diseño de unos personajes que solo son estereotipos en apariencia.

A pesar de todo, no se trata de una obra pesimista. Al contrario, tanto Víctor Morel como Laura (y en cierta medida su agente Louis) encuentran una especie de salvación en la realización de sus ideales, por contradictorios que parezcan. Por ello flota sobre la pieza un mensaje positivo de lucha por el arte. Tras la lectura, entendemos que hay un lugar para el arte en medio de la maraña comercial que tanto agobia a los perfiles artísticos como el de Víctor Morel y quizás del propio Domingo Villar, aquel ultraperfeccionista autor de novelas policiacas con las que lograba conquistar al público mientras él, en su bastión, leía compulsivamente a Joseph Conrad, a Stevenson y a otros clásicos en los que, sin duda, encontraba la inspiración y un sentido vital que iba más allá de los dictados del iceberg comercial y otros oropeles de la esfera pública.

Eso es Síbaris: un refugio, definido en la pieza como una tranquila playa de Grecia, aquella que figura en los sueños de evasión de cada espectador que, como Morel, también necesita un lugar donde huir de la vida cotidiana que, absurdamente, avanza esquivando la verdad que solo aportan los sueños y las artes.

INMA LÓPEZ SILVA

1La compañía de teatro Codetrespés estrenó la obra el 30 de septiembre de 2023, en el Teatro Afundación de Vigo, bajo la dirección de Lois Blanco.