Tedi López Mills - Tedi López Mills - E-Book

Tedi López Mills E-Book

Tedi López Mills

0,0

Beschreibung

Dice Pablo Piceno sobre el trabajo de la autora: "Lo que acerca a un lector a la poesía de López Mills y no lo suelta más es justo la obsesión por entender la realidad, aunque para ello sea preciso desmembrarla o pudrirse en el calabozo como Juan Batista: la prédica en el desierto. Un deporte extremo. Abrir surcos en la tierra hasta que emerja su explicación. A la vez, actividad intrascendente por sí misma, con aspiraciones poco capitalizables. Entender que se opone a trascender. No cejar en ese intento, no volver la vista atrás para hacer concesiones. Ni siquiera cuando la poética en boga propulsa la cesión de derechos absoluta al lector, que suele ser, más bien, un no-lector a quien lo último que le interesa es la búsqueda de cualquier cosa. Ni siquiera cuando se empiezan a escuchar voces y uno, fuera de sí, se ahuyenta a sí mismo -todos los poetas gritan consignas, ahora, cada vez más; Tedi López Mills, una sola: No vuelvas sin haber entendido".

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 36

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Contenido
Nota introductoria Convertir el delirio en razón sin abolirloPablo Piceno
De Segunda Persona (1994) Anclaje
De Horas (2000) Secuela (segunda)
De Luz por aire y agua (2002) Nieve
De Contracorriente (2006) W
De Muerte en la rúa Augusta (2009)
1.
6.
9.
De Amigo del perro cojo (2014) Una vida en el día
Divagaciones
Democracia
Fábula 4
De Lo que hicimos (2018)
1.
3.
28.

Nota introductoriaConvertir el delirio en razón sin abolirloPablo Piceno

 

“querido diario,/ nadie me dice la verdad/ nadie me explica/ cómo separar una tierra/ de la otra tierra/ que voy tocando con la mano […]”, exclama angustiado Gordon, el esposo jardinero, protagonista de Muerte en la rúa Augusta, la novela en verso de Tedi López Mills, parteaguas de toda su obra. Exclama, más que esperando la explicación, lamentando no haberla encontrado, inventándola a su vez a lo largo de la historia. En ese sentido transcurre la narración, el de la concreción de un manual de usuario, un instructivo. En ese sentido se agolpan, superponiéndose, sucediéndose abruptamente, los libros de López Mills: ensayando la explicación de un oficio, o, aún más, de un Sitz im Leben, una sede en la vida: abrir surcos en la tierra que se habita, que inexorablemente se tienta, que despierta nuestras emociones, las exalta, modela y acaba por suplantar. “Estoy aprendiendo:/—dirá en otro momento—/es el mundo/el mapa del mundo”. Arrojada, pues, al mundo, la poeta debe vérselas, como pueda, con la urgencia inaplazable de entender la realidad, que se le revela como ajena siempre. La habitación accidental de un mundo al que no logra entrar nunca, cuya clave de interpretación sin embargo parece habérsele caído a la atarjea del sinsentido un día de lluvia. Esa atarjea, ese agujero negro se llama lenguaje —o se nos ha dado en llamarle así, como decir: ¿cómo llamaré a esa ausencia de mí que me escala por dentro, ascendiendo y descendiendo? A medio camino entre lo que dijo César Vallejo —“Yo nací un día que Dios estuvo enfermo” y lo dicho por Edmond Jabès —“Escribo porque no tengo casa y estoy buscándola”—, la poeta pone en evidencia la oscuridad de las cosas, el mundo suspendido ante el abismo y, al hacerlo, contradictoriamente, pone luz ahí por donde pasa su palabra.

Todo poeta que realmente lo sea tiene atorada en la garganta una poética que exuda como pus cuando se le reclama. Explicar el poema es, como diría Blanca Varela, colocarse fuera del mismo, obstruyendo su paso. Escribirlo, en cambio, es hacerse a un lado para que el poema pueda pasar. (Tanto que se le da y tan poco que regresa.) Si, como algunos piensan, la escritura es una técnica de producción de la subjetividad, escribir es asistir a una fábrica puesta en acción con nulos dividendos, de no ser por aquello que ociosamente llamamos sujeto. Subiectus, es decir, puesto debajo. Es decir, debajo de la lengua, o mejor, de la tecla, pervive una forma que no encuentra cohesión sino en la secuencia de ideas, palabras, metáforas, aun las más prosaicas, o precisamente ellas. Mismas respecto de las cuales, por cierto, la poeta se encuentra como en un impasse, un contrapunto: si el poema metafórico es el de la trascendencia y, el literal, el de la inmanencia, en López Mills nos hallamos ante un poema evanescente, que da vueltas por la metáfora para hacerla aterrizar en el páramo seco de la lengua, depositaria de la muerte de los grandes discursos. O, como diría Anne Carson, a quien López Mills ha traducido y cuya erudición asemeja, su aproximación al mundo: “La gente sitúa a los dioses en el alto cielo azul porque ver hacia arriba causa un golpe de dopamina en el cerebro. Con todo, las nubes hacen más que secar tu llanto en lo alto: inventan la imaginación”. Invención: mecanismo de autosugestión y posterior desengaño.

Aunque también podría entenderse de otro modo el prisma poliédrico: sujeto que quiere decir puesto debajo queriendo decir sometido. Clavada la bota en la arena más persistente, como el líder del que habla López Mills en Amigo del perro cojo: no poder moverse más que en los márgenes de esa opresión, que es violencia y privación, al menos externa, de la libertad: “en el famoso poema/se dice/que el agua/es ‘una jaula limpia/para los peces invisibles’;/en el mío/la jaula soy yo/ con un espejo”. O, en otro, dirá la poeta: “oye Gordon que Donna lo llama/desde arriba