Tiempo al cuento - Alejandro Echavarri - E-Book

Tiempo al cuento E-Book

Alejandro Echavarri

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Beschreibung

Si sos de leer, como si no lo sos. Estos cuentos son para vos. Este libro contiene una serie de historias totalmente independientes, de divertida y simple lectura que te llevara por unos minutos a un mundo nuevo donde el tiempo es un actor fundamental en las historias, pero quien arma la película en su mente es el lector. Con cuentos de ciencia ficción y otros puramente realista ninguno es parecido al anterior. Podrás identificarte con alguno o quedarte pensando y analizando alguna moraleja que puedan dejarte. El fin es que te diviertas leyendo estas páginas y puedas por un momento tomar distancia de la cotidianidad de la vida y darle un tiempo al cuento

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Seitenzahl: 140

Veröffentlichungsjahr: 2018

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Ähnliche


ALEJANDRO ECHAVARRI

TIEMPO AL CUENTO

Editorial Autores de Argentina

Echavarri, Alejandro

Tiempo al cuento / Alejandro Echavarri. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.

132 p. ; 20 x 14 cm.

ISBN 978-987-761-150-2

1. Cuento. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Maquetado: Eleonora Silva

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Este libro está dedicado a mis padres, hermana, tía y mi abuela. Pero especialmente para quienes me están cuidando por la eternidad, mi abuelo Jesús y hermanito Gustavo.

Indice

SECRETOS EN EL PARAÍSO

INFIERNO

UNIONES, la tecnología en el amor

EL RELOJ

OSITO

SOFíA, EL COMIENZO DEL FINAL

Historias de oficina

HISTORIAS DE OFICINAS(parte 2)

Gustavo

El último secuestro, nada terminará como empezó

Amante de la soledad

Pescador,una historia de búsqueda

Perdón mama

El día del partido

Me despido con un abrazo

SECRETOS EN EL PARAÍSO

En la localidad de Chivilcoy, lejos del centro, pero cerca de la naturaleza. Los rayos del sol impactaban de manera muy fuerte ese verano, pero no impedía que Marcelo sacara de su bolsillo y plantara las semillas de paraíso japonés. Este árbol produce unas bolillas recubiertas de un color rosado, no como el amarillo tradicional.

Su esposa había realizado un tratamiento en Japón por un problema de salud.

En el último tiempo que pasó en el hospital siempre tenía a su lado una maceta con este arbolito tan raro por nuestros pagos. Fue su última compañía y su esposo al volver al país trajo consigo esas semillas que muy difícilmente crecerían en la Argentina, pero Marcelo investigó, se asesoró y en homenaje a su señora fue que decidió plantarlas alrededor de su hogar donde tantos años fue feliz junto a su amor.

Al cabo de dos años y mucho esfuerzo comenzaron a salir los primeros brotes, luego la casa estaba rodeada de bolillas de color blanco a un rosa bien claro.

La mañana del cuatro de enero la tierra no volvió a moverse ni el pasto a cortarse. Marcelo había desaparecido, nadie sabía de él. La gente del pueblo se organizó para buscarlo, pero sin resultados. Todos sabían que había cobrado el seguro de vida de su mujer, pero quién sería capaz de arrebatarle el dinero al hombre que tanto había sufrido, a quien solo le interesaba obtener paz y silencio.

El caso llegó a los medios, los diarios se regodeaban con la noticia. Entrevistaban a toda la gente del pueblo. Algunos con auge de fama inventaban historias o elucubraban hipótesis escabrosas que escapaban de la realidad. Llegaron a decir que vieron un ovni en el campo de la familia de Marcelo Santos.

Al pasar el tiempo ya no hubo más noticias y todo quedó en un misterio sin resolver. Un periodista encargado del caso volvió al cumplirse tres años para realizar una editorial y notó que, en el campo de Alberto, el ferretero y compañero de colegio de Marcelo, había crecido un paraíso que daba unas semillas color rosa tan fuerte que parecían lágrimas de sangre, como si quisiera decir algo.

Esa clase de árbol solo crecía en la propiedad de Santos. El periodista se metió con una pala cuando el ferretero trabajaba y comenzó a excavar. Lo que encontró en ese lugar no se lo olvidará jamás. Las raíces del árbol abrazaban el cadáver de Marcelo como protegiéndolo. Ese árbol creció desde su corazón dando las semillas más puras.

Llamó a la policía y arrestaron al ferretero, quien jamás confeso ser el autor del asesinato, ni siquiera cuando encontraron en sus botas ADN de la víctima. Pero gracias a las semillas que tenía Marcelo en su bolsillo, esas que crecieron desde su interior pudieron encontrar el cuerpo y así ponerlo a descansar en paz con su mujer.

Sigue siendo un misterio la causa de la muerte para el público en general, pero la verdad de quien lo mató todavía sigue en el paraíso.

INFIERNO

Estoy a punto de ser juzgado en este planeta que podría llamarse utópico, aunque no permite lugar a la equivocación.

En este momento me encuentro sobre una clase de sillón de un material viscoso, esposado de pies y manos, me pusieron una máscara con oxígeno artificial como previa a lo que venía y frente a mí una puerta semiabierta donde tendría que entrar y sobre ella un cartel colgado que dice “Pena Permanente”. Comentan que atravesar esa puerta es el peor infierno que a alguien puede tocarle.

Como última declaración antes del juicio, tengo este papiro y una pluma de “Conodre” para poder realizar mi descargo escrito a la posteridad. Esto se usa para que los estudiantes de derecho intergaláctico puedan en un futuro analizar diferentes casos y ver la postura de los acusados, se puede dejar la hoja en blanco, pero yo quiero que sepan mi verdad.

Este planeta tiene una particular forma de justicia, al nacer o ingresar al planeta por primera vez, te insertan un chip dentro de la piel, cerca del cerebro, este componente lee las ondas cerebrales y confirma si estabas consciente al momento de realizar una acción.

Puede ser complejo de entender, pero con un ejemplo intentaré aclararlo.

El límite de velocidad es de mil kilómetros por segundo, si miras el velocímetro de tu nave y vas más rápido que la velocidad máxima, el sistema detecta que eres consciente de que cometiste una infracción, se manda una señal al departamento de justicia y automáticamente se te genera una multa.

Ahora, si uno maneja sin mirar el velocímetro, no es consciente mentalmente de la velocidad a la que se dirige, no importa si pasa el máximo, la información visual tiene que ingresar por la retina para que esa información llegue al cerebro y el chip pueda analizarla. Por eso en las autopistas hay carteles que indican a qué velocidad se dirigen, para que sean conscientes. Como este ejemplo hay miles más.

Su estilo de justicia se refiere a que, si eres consciente de que haces algo fuera de la ley, automáticamente tendrás un castigo.

El chip que te insertan detecta el cambio de patrón en tu cerebro. Cuando no coincide tu idea de bien moral con lo que estás realizando, se activa emitiendo una orden de penalización. No importa que las leyes de tu planeta sean diferentes.

En este mundo si asesinas a alguien, convencido de que es lo mejor para la sociedad, está permitido. El sistema no detecta que sea algo inmoral.

Hace tres días llegué a este planeta para realizar un negocio con minerales solares. Esa primera noche estaba libre y decidí conocer la ciudad. El planeta REN es famoso por su gravedad asimétrica, los líquidos se suspenden en el aire, puedes realizar formas con ellos moviendo las manos, mientras no se rompa la capilaridad del líquido.

Con un tipo de botas especiales puedes flotar en el aire y recorrer la ciudad, en los alrededores hay paisajes paradisíacos, por ejemplo, sus colinas que cuando son atravesadas por la luz del sol y de sus lunas reflejan colores que jamás vi y no encuentro otro color para poder compararlo, es simplemente maravilloso.

Siguiendo un claro sendero ingresé al interior de una colina, la iluminación provenía de las ranuras en el suelo provocadas por lava que transitaba debajo, esta luz tenue, pero bien rojiza permitía ver en las paredes señales y dibujos que quedaron grabados a través de los siglos, algunos eran muy divertidos. Después de caminar en soledad un kilómetro aproximadamente, comencé a escuchar gritos que cada vez iban sintiéndose con más fuerzas y se acercaban hacia donde me encontraba.

–¡¡¡Por favor, ayuda!!! -Era el grito agitado y desgarrador que resonaba por todo el lugar

Me puse a un costado del pasillo detrás de una piedra, los gritos eran estremecedores, invadían todo mi cuerpo, pasó una pequeña corriendo que tropezó y cayó al piso, en ese momento vino un extraño a pasos apurados y se lanzó como animal a su presa sobre la niña. No pensé, agarré una piedra que tenía a mi lado y la lancé sobre su cabeza.

Al recibir el golpe se dio vuelta y se abalanzó sobre mí, pude esquivarlo la primera vez, pero al segundo intento me agarró de un pie y caímos los dos contra el suelo. Una brasa pasó por una de las rajaduras y me quemó la piel, traspasando mi abrigo, me ardió tanto que me levanté en un segundo, totalmente erguido le grité a la pequeña que huyera mientras yo contenía a esta persona desquiciada. Cuando quiso ir tras ella, le di una patada en la espalda que lo hizo caer y golpear contra la punta de una roca que se le incrustó en uno de sus tres ojos, en ese momento sinceramente no pensé y con mi pie lo empujé más sobre esa piedra.

La chica pudo escapar y este individuo murió a las horas en un hospital por la hemorragia.

La pequeña contó que yo la había salvado, pero su justicia no se basa en lo que digan las víctimas o agresores, sino en la interpretación del chip que tenía insertado.

Yo hice lo correcto y lo que debía hacer, pero en mi planeta está prohibido asesinar, por lo tanto, el sistema detectó que realicé una acción consciente, pero que, para mi pensamiento estaba fuera de la ley. Por más que yo supiera que estaba bien lo que hice, no era lo correcto matar.

Así que ahora estoy frente a mi condena, puede ser extradición a mi planeta (eso aplica a hechos leves, asesinato es el más grave de todos) o el purgatorio, lo único que sabía de ese lugar es que, antes de ir, te ponen en una cápsula, la llenan de un líquido que te deja inconsciente y luego se comprime para lanzarla por una especie de tubo del que nadie sabe dónde termina.

Tanto en el planeta REN como en el mío, somos muy parecidos. Vivimos eternamente, la única forma de finalidad de la vida es que se agote la oxidesa (improbable que pase algún día) o que alguien termine con una vida (asesinato o suicidio). Con respecto a los viejos papiros que hablan de antepasados nuestros, no tenemos las llamadas emociones, estudiamos lo que era sufrimiento, pero no lo comprendemos, solo conocemos la felicidad, y para sobrevivir no necesitamos más que oxidesa.

Cuando terminé de escribir, aparecieron tres personas, una de ellas agarró el papiro y se retiró, la otra era el juez que me leyó la sentencia, comenzó describiendo lo sucedido y a través de proyecciones mostraban los pulsos de mi cerebro. Con su voz más ronca dijo que yo era culpable y mi sentencia sería el infierno.

La otra persona había estado parada al costado todo el tiempo, cuando terminó la sentencia abrió la puerta frente a mí, y arrastrando la silla me llevó hasta adentro, era el verdugo, se encargó de preparar todo y meterme dentro de una cápsula que era maleable como una bolsa de tela, pero esponjosa.

Mientras la llenaban con un líquido muy viscoso el juez comenzó a decirme con su sonrisa más diabólica lo que iba a encontrarme.

–En el infierno, conocerás el hambre, el máximo dolor, sufrimiento, pero no lo padecerás tú solamente, estarás rodeado de iguales a ti, de los cuales harás amistad, hasta te enamorarás (ahora no lo entiendes, pero cuando llegues verás que es así, me afirmó) y cuanto más feliz te sientas, vas a perderlos a todos.

La injusticia te rodeará, no existen las leyes planetarias como aquí, cada uno es libre de qué hacer con su conciencia y desatar sus instintos más primitivos. Se te dará la felicidad para arrebatártela, podrás procrear y amar tu descendencia más que tu vida, y sabrás que se van a morir, pero lo más diabólico de todo es que en el infierno existe la finitud constante.

No paraba de mirar fijamente mis ojos y sonreír de placer al decir todo lo malo que me iba a suceder.

–No sabrás cuándo morirás y luego que el castigo termine con tu muerte volverás a realizarlo del comienzo nuevamente, de una forma completamente nueva, pero aquí está la trampa, tú no recordarás nada. Así que vas a sufrirlo todo nuevamente como la primera vez y volverás a cometer los mismos errores una y otra vez. Tu esencia lo va a sentir, pero no podrás hacer nada para evitarlo.

Cuando finalizó de hablar, el líquido había tapado todo mi cuerpo, se acercó por última vez a mi lado y susurrando, con la voz atravesando el líquido podía oírse como si estuviera dentro de mí. “Vas a pasar tiempo en la cápsula y cuando se abra verás la luz del infierno”. Luego el verdugo me arrojó por un tubo que iba comprimiéndose más y más. Yo intenté pateando y empujando romper la cápsula, pero no hubo resultado.

En un momento el líquido comenzó a irse, de repente sentí cómo unas garras me apretaban y tiraban de mi pierna, había una luz tan fuerte, me encandilaba y no me permitía ver qué tenía delante.

Lo último que recuerdo de mi entrada al infierno fue una voz que dijo: “felicidades, señora, es un varoncito”.

UNIONES, la tecnología en el amor

Como todas las mañanas me levanté de la cama a las cinco y media de la madrugada, la gorda (como le digo a mi mujer) seguía durmiendo como siempre, no tengo idea de si se levanta después que me voy a trabajar o recién al mediodía, pero estoy seguro de que la novela de las doce jamás se la pierde, en Facebook comenta lo impactada que la dejó el último capítulo y lo lindos que son los actores.

Sueña con que me convierta en su galán mexicano, si de verdad quiere eso le firmo el divorcio y le regalo un pasaje de avión para que vaya a ese país y encuentre a todos los actores con bigote que ama, yo ni en pedo me dejo esos bigotes a lo Pablo Escobar.

Imaginarme soltero nuevamente provoca que se me iluminen los ojos, salir de joda, volver a ejercitar el viejo arte del chamuyo argentino. En mi época tenías que luchar para conquistar a una chica y después no necesitabas ir al gimnasio porque ya tenías los brazos marcados de tanto remarla.

A las seis de la mañana ya estaba esperando el tren en el andén de la estación para viajar sentado, somos como animales agazapados esperando que se abran las puertas para entrar lo más rápido posible y ubicarnos en nuestros lugares. Al viajar siempre los mismos ya nos conocemos y tenemos un contrato implícito donde cada uno tiene su lugar asignado para sentarse, algunos en los asientos y otros ya tenemos nuestros lugares en el piso, el problema es la gente nueva, esa que no viaja seguido y tiene el descaro de sentarse en mi lugar, cuando pasa eso es mi indicador de que lo que resta del día va a ser una mierda.

Charlando con Juan, en el viaje hasta Liniers me comentó de una nueva aplicación para celular con la cual tenías que chatear sin poder ver la foto de la otra persona como tampoco datos personales. Solo usás un Nik y contestás preguntas que te hace la aplicación, sobre la base de todas esas preguntas sobre diferentes tópicos que vos elegís, te va abriendo chats con personas con las que tenés muchas cosas en común. Pero para entrar a la App tenías que ser recomendado.

Me dijo que tenía un cupo para invitar, si lo quería usar, así que la descargué y empecé a responder. La verdad es que la hora y veinte de viaje hasta Liniers se me hace eterna y esto me entretenía, además de volver a sentirme un galán nuevamente

Mi vida es totalmente rutinaria, trabajo desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, los martes a la noche jugamos con los chicos del barrio un picadito y tomamos unas cervezas, los domingos son reservados para ir a la cancha a ver al club de mis amores, este que tengo tatuado en el brazo.

Estoy casado hace ocho años con una mujer que era hermosa, ahora la costumbre hace que nos comuniquemos por cordialidad y mis hijas prácticamente no me hablan.

A las seis y media de la tarde ya llego a casa y mi señora nunca está, se va a lo de la madre a tomar mates y hablar boludeces de mina o está vendiendo los productos caseros de maquillajes que hace, la verdad no se quién mierda le puede comprar eso si ella los usa y tiene una cara de culo todo el día con maquillaje y todo.