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Leer poesía es espiar el interior del otro. Vestir su alma y su piel. Es descubrir las emociones escondidas en las palabras y sus silencios. Pequeñas líneas capaces de hacernos vibrar, suspirar, recordar o volar. Pero hay algo que hace a la poesía aún más misteriosa. Para mí su esencia está en que, al leerla, el lector no estará sumergiéndose en la vida del poeta, sino en la propia. No abrazará los amores y tormentos del escritor, sino, sobre todo, los propios. El lector le pone su propia historia a cada poesía, transformando la voz del poeta en propia. Nos regala así una poesía las palabras para nombrar lo que tal vez permanecía dentro nuestro hasta hoy, innombrable. La poesía siempre nos alude, nos refiere, nos identifica. Por todo lo que nos hace humanos, podremos siempre encontrarnos en una poesía, pues allí residen nuestros puntos en común: el amor, la vida, la muerte, los miedos, la tristeza, la felicidad. Palabras de sentido universal, esenciales en la poesía. Aun escrita cientos de años atrás, nuestra piel sentirá las cosquillas que vagaban el mundo por aquel entonces. Se vuelven las páginas una sala de café para conversar con un interior ajeno que nos refleja. Comunicación de una profundidad pocas veces alcanzada en lo cotidiano. Por todo eso, entre innumerables razones más, es para mí la poesía un regalo que hemos heredado del pasado y un legado a continuar.
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Seitenzahl: 41
Veröffentlichungsjahr: 2023
CLARA BENITEZ
Benitez, Clara Transiciones / Clara Benitez. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3717-1
1. Poesía. I. Título. CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Arte de tapa: Sabrina Janczewski
Contacto con Clara Benítez: [email protected]
Despertares
Ansiedad
Dioses
Lo que permanece
Impaciencia
Cambio
Barro
El juego de las decisiones
Mi amiga la verdad
Sin devoluciones
90’s
Indecisión
Once
Ella
Atardecer
Amanecer
Por San Martin
Tu espacio
Vino y sandía
La gira
Llave
Bailarina
Piano
Abrazo
La Boca
Bajo el agua
Estás
La película
Gustarme más
Descalza
Río arena
Miedos
Tal vez mañana
Firma, tu cabeza
Preocupación
Cuerpo
3 de abril
Burocracia de sueños
Frío
Coherencia
Nubes y calambres
Mardel
Advertencias del otro lado
Bailar o enloquecer
Renaceres
Gritos
Italia 83
Creerlo
La ola
Llevátela
Desorden
Sea
Sin embargo, lloro
Libro viejo
No office
Rastros
Conmigo
Adiós
Pasiones
Amor propio
Aquí hay alguien
Su momento
Último atardecer
A Belén Milano, Macarena Romo, Milagros Celleri,
Sabrina Janczewski, Marina Terzano y Laura Palombo,
por acompañar estas transiciones.
Leer poesía es espiar el interior del otro. Vestir su alma y su piel. Es descubrir las emociones escondidas en las palabras y sus silencios. Pequeñas líneas capaces de hacernos vibrar, suspirar, recordar o volar. Pero hay algo que hace a la poesía aún más misteriosa. Para mí su esencia está en que, al leerla, el lector no estará sumergiéndose en la vida del poeta, sino en la propia. No abrazará los amores y tormentos del escritor, sino, sobre todo, los propios. El lector le pone su propia historia a cada poesía, transformando la voz del poeta en propia.
Nos regala así una poesía las palabras para nombrar lo que tal vez permanecía dentro nuestro hasta hoy, innombrable.
La poesía siempre nos alude, nos refiere, nos identifica. Por todo lo que nos hace humanos, podremos siempre encontrarnos en una poesía, pues allí residen nuestros puntos en común: el amor, la vida, la muerte, los miedos, la tristeza, la felicidad. Palabras de sentido universal, esenciales en la poesía.
Aun escrita cientos de años atrás, nuestra piel sentirá las cosquillas que vagaban el mundo por aquel entonces. Se vuelven las páginas una sala de café para conversar con un interior ajeno que nos refleja. Comunicación de una profundidad pocas veces alcanzada en lo cotidiano. Por todo eso, entre innumerables razones más, es para mí la poesía un regalo que hemos heredado del pasado y un legado a continuar.
“Entre las sombras que te anegan
otro rostro amanece”.
-Octavio Paz
Entre tantas luces
te quedaste a oscuras,
por pretender el centro
te quedaste afuera.
No saber esperar
te transformó en esclavo
de lo que viviste, sin notarlo.
Adelantarte al tiempo
te encerró en un espacio frío
y vacío de tu mente.
Apartado por completo
de lo que pudo ser
tu mejor momento.
Solo quedó el recuerdo
confuso de tu cuerpo
donde no estuviste.
Mientras piensas lo que harás
buscando la perfección
el presente se te va.
Viviendo al revés
imaginando qué será
sin poder ver
lo que ya es.
Luego, ese instante
desaparece
despertás en el futuro,
no es como imaginaste.
Te quedaste sin pasado
te quedaste sin presente,
pero no volverás
a ese tiempo inexistente.
Creamos mundos desde la acción
no alcanza lo que nace
en el pensamiento,
si allí se queda.
Una idea no es mundo
si no pasa de la voz
a las manos.
Somos dioses
de nuestro alrededor
creamos y destruimos
a cada segundo
lo que somos
lo que fuimos.
Y expertos a la vez
en lo que aún no es,
habría, debería, podría
tirando de mis piernas
trabando mis pasos.
Sin un solo clavo
ni un ladrillo puesto
decir que la casa caerá,
habitando una cueva
evitando averiguar
qué gano, qué pierdo,
qué pasa
si me pongo a martillar.
No sea mi cabeza
un cajón de sueños
ni mi vida,
una espera eterna.
Cuando todo se pierde,
o parece perdido
que es casi lo mismo.
Cuando todo desaparece
o no puedo verlo
que es casi igual.
Cuando no sé dónde estoy
qué quiero, a dónde voy.
Cuando respirar cuesta
cuando el techo aplasta
cuando me canso de intentar
cuando me olvido quién soy.
Cuando el destino se vuelve
una calle sin salida
sin señales, ni luces
solo neblina.
Cuando me olvido de mí
cuando no me siento
cuando me desarmo
cuando me rindo.
Algo permanece
algo, solo algo