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En este libro decantado y sugerente, Marcelo Uribe ofrece al lector un esclarecedor encuentro con poemas profundos y enigmáticos. Última función es un libro poblado de talismanes que convocan la inmersión en espacios reales hasta que algo de los transforma en mundos oníricos que continúan sin ninguna transición. Breves parcelas de experiencia sobreviven, no en sus vestigios, sino en la ausencia que producen: el vacío de los objetos es en cierta forma su reverso, y la ausencia es también una forma delicada de la inmediatez táctil. A partir de cuadros de Mark Rothko y Edward Hopper, entre muchos otros, del encuentro con elementos de la naturaleza y del mundo que nos rodea, de la arquitectura metafísica de las casas que habitamos, Uribe fija un amplio dictado, antes que por la memoria, por la fragilidad de algún recuerdo capaz de borrar los colores. Así, el poeta nos señala el telón de olvido y de contundente presencia que cae tras la Última función; el espacio de silencio en que el poema aspira a decirse.
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Edición digital: 2021
ISBN: 978-607-8764-18-1
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Marcelo Uribe
Marcelo Uribe
a Coral
a Lorena
a Lucía
I
Éstas son las líneas de tu rostro,ésta la inclinación de tu mirada.Así está escrita tu vozen esas pupilas,con estos trazos,éstas son las palabrasque extravía tu memoria,la luz desenfocada que filtra el aire.
Los ojos se detienen, van, regresan,buscan tus indicios entre las formas.
Pero eres tan sólo una telacon pigmentos adheridos,un recuerdo de aire,tan sólo una forma de ver y tocar;un nombre en una cédula,un recuerdo en una lápidaque tarde o temprano nadie podrá leer.
La hipnosis es translúcida,algo que está atrás, imposible,impensable página en blanco,página en azul, página en rojo.Ventana tapiada, ventana manchada,ventana sin luz, juego de ventanasclausuradas,bordes sin borde.¿Qué hubo, qué hay, qué habrá detrás?Un filo chorreando luz roja,una ventana ciega, un cuadro de luz negra,una adivinación de gris luz,un hilo de sangre de brillos verdes,un hilo de noche,un hilo de alba,un tejido de sombras,un tejido de preguntas y silenciosen cada ventana.Ventanas en movimientosin rumbo,rumbos de luz,reflejos de reflejosque velan una transparencia.Pero allá, siempre más atrás,su voz que nos mira apagada de angustiase filtra entre los coloreshipnóticos que hace tiempo no cesan.Entran los recuerdos por las rendijas,entra el silencio,el rito del silencio que filtra apenasrumores–¿cuál es el color de los rumoresque deja pasar el silencio?Fino rojo sobre rojo,hondo azul sin título,banda roja, número diez.
Sostiene una carta en la manodoblada cuidadosamentetantas veces. Susurrosde notas perdidas correnpor los muros crepitantes.Cuando murió su madrecruzó continentes para llegara ella.
Los pliegues de las cortinas,su peso, las remotas escalasde piano en la tonalidaddel aire de la callemientras los ojos de las niñasse fijan en el pentagrama.Sobre la mesa había floresmás o menos marchitasy un frutero.
Una casacontra el cielo vacíode Cape Cod,la luz del solcontra un murono significabannada para él,
nunca vioun horizonte deEdwardHopperal filode la caídade la tarde.
a Brian Nissen
La música de esquirlas de maren el silencio de la luz blanca.
Es el desorden siempre nuevo,el milagro de cada instante que no se repite,el vuelo de la flechaconvertido en el blanco.
La mirada se fundeen el mar roto en espejosde luz que saltan por todas partes.
El estallido del marpersigue siempre la calmade la mirada suspensa