Una mujer posible - Maraní González del Solar - E-Book

Una mujer posible E-Book

Maraní González del Solar

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Beschreibung

Una mujer posible, el esperado debut poético de Maraní González del Solar, es un exquisito poemario donde los pequeños actos cotidianos de la vida conforman su observatorio de escritura.

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Maraní González del Solar

Una mujer posible

Desayuno continental

Qué placer; estoy en camisón

con un sweater de lana sobre los hombros

en esta mañana clara

y no tengo que salir a los piques

a pagar cuentas

o dar clases

o trabajar en algo.

Qué placer, hasta cualquier hora

frente a la taza de té y las tostadas

canturreando

con la cabeza en cualquier parte

o detrás de alguna noticia interesante

o simplemente en nada.

Qué placer el leve escalofrío

en esta mañana clara

cuando sospecho

que alguien también carga la tostada con miel

y deja enfriar la taza humeante

en este preciso momento

en este edificio, en esta manzana

en esta ciudad que se despierta.

Y seguramente más lejos

en la ciudad de Posadas, o más lejos aún

en un pueblo de pescadores del noroeste brasileño

ella o él, que se levantaron dos horas antes según el reloj

y no se echaron abrigo al hombro

porque allí hace calor,

pelan la fruta, calientan leche y pescado

y se distienden en esta mañana

que les anuncia buen tiempo.

Y mientras que seguramente

la gente del hemisferio norte

está por acostarse

o perdida en la mitad de un sueño inconfesable

nosotros aquí, desde el sur,

en esta mañana

con el bocado en la mano

dispuestos a morder el día.

A la mañana las cosas vuelven

Para que se vayan acomodando las palabras

cuando a la mañana las cosas vuelven a su lugar

en el placard se mezclaron los tantos

pero la lluvia cae en el baño y afuera hay sol

y en la pantalla las noticias cuelgan.

El reloj digital marca con lucecitas

ahora, la vida servida en bandeja.

El 95

Es temprano, tempranísimo

el 95 está casi vacío.

Una señora viaja con la pierna vendada

en un asiento individual.

Madres, padres y chicos de colegio

en las butacas dobles, fundan

las bases del distrito escolar.

Más atrás

un hombre se recuesta sobre la ventanilla

y un chiquilín se exilia en la pantalla.

Es temprano, tempranísimo.

El papá joven de la primera fila

mantiene con su hombro al bello zombi.

La mamá japonesa enlaza con su brazo

a su japonesita totalmente dormida.

Los mellizos (supongo)

voltean sus cuerpos al centro del asiento

con los ojos cerrados

para cuidar los últimos minutos, antes de la tarea.

Chofer, ¡baje la radio!

no detenga la marcha,

que todo se repliegue a nuestro andar

que la señora vendada no vaya al hospital

que el hombre de la ventanilla pierda el trabajo

que el chiquilín del celular llegue tarde

que se borren los patios de los colegios

que no suenen los timbres ni batan las campanas.

¡Chofer!

Haga del colectivo una gran mecedora

por favor, deje que en esta cápsula

el sueño de los chicos me sostenga.

Tan necesaria para los sembrados

Volvió a llover y

yo en la ciudad y sin paraguas

que la mañana manda y el trabajo llama.

Lavé la ropa y no hay chance de que seque

detrás del vidrio el agua me saluda

tan necesaria para los sembrados

y para la mugre acumulada de un patio que no se baldea.

¡Qué hace por mi barrio!