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En "Unos Brazos", Machado de Assis narra la historia de Inácio, un joven seminarista que se aloja en la casa de una pareja amiga de la familia. Allí, comienza a convivir con D. Severina, la bella esposa del anfitrión, y acaba sintiendo una pasión silenciosa y prohibida, completamente enamorado de sus brazos. El relato explora el despertar del deseo, el conflicto moral y la tensión entre la inocencia y el pecado.
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Seitenzahl: 17
Veröffentlichungsjahr: 2024
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En “Unos Brazos”, Machado de Assis narra la historia de Inácio, un joven seminarista que se aloja en la casa de una pareja amiga de la familia. Allí, comienza a convivir con D. Severina, la bella esposa del anfitrión, y acaba sintiendo una pasión silenciosa y prohibida, completamente enamorado de sus brazos. El relato explora el despertar del deseo, el conflicto moral y la tensión entre la inocencia y el pecado.
Pasión prohibida, Deseo, Moralidad
Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.
Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.
Inácio se estremeció al oír los gritos del solicitador, recibió el plato que este le ofrecía y se dispuso a comer, bajo una lluvia de insultos: granuja, cabeza hueca, estúpido, loco.
—¿Dónde andas que nunca escuchas lo que te digo? Se lo contaré todo a tu padre, para que te sacuda la pereza del cuerpo con una buena vara de membrillo, o un palo; sí, todavía puedes recibir una paliza, no creas que no. ¡Estúpido! ¡Loco!
—Fíjese que fuera es igual que lo que ve aquí —continuó, volviéndose hacia D. Severina, la señora con la que vivía maritalmente desde hacía años—. Me confunde todos los papeles, se equivoca de casas, va a un escribano en lugar de a otro, cambia de abogados: ¡es el diablo! Es ese sueño pesado y continuo. Por la mañana es lo que se ve; antes de despertarse hay que romperle los huesos... Déjelo; mañana lo despertaré con un palo de escoba.
