"Había conseguido controlarme un poco cuando, luego de más o menos cinco minutos, ella apareció en la puerta de la habitación.Con el cabello suelto.Sin lentes.Labios rojos.Y un body de encaje que revelaba que no tenía nada debajo de él y que el resto de su cuerpo combinaba a la perfección con el trasero firme que había visto antes. Como un rasgo adicional fetichista, había puesto dos cintas negras en cruz sobre sus pezones".Este relato corto se publica en colaboración con la productora fílmica sueca, Erika Lust. Su intención es representar la naturaleza y diversidad humana a través de historias de pasión, intimidad, seducción y amor, en una fusión de historias poderosas con erótica. -
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Original title:
Spansk sommer Copyright © 2018, 2019 Olrik and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726213416
1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
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Verano español
Literatura erótica
Eran las vacaciones de verano y no tenía planes porque mi novia y yo habíamos decidido terminar nuestra relación, lo que a nivel emocional no había sido para nada problemático. El sexo había sido escaso en los últimos seis meses, así que la relación se había transformado en algo así como una amistad, un vínculo de compañeros de cuarto. A largo plazo, ninguno de los dos hubiera estado satisfecho. Vivíamos juntos en mi departamento y yo hice la caballerosa propuesta de que no habría problema con que se quedara el tiempo que necesitase hasta encontrar un lugar dónde vivir. Por eso, he estado durmiendo en el sofá de la sala por casi dos meses. Ha sido todo un desafío. Principalmente porque te sientes un perdedor cuando duermes en un sofá con casi treinta años. Y, por supuesto, porque todas las noches fantaseaba con el sexo espectacular que habíamos tenido cuando recién comenzamos la relación. Pero ahora, finalmente, había encontrado otro lugar a partir del primero del mes siguiente —pensé que podría ir a visitar a mi amigo Raúl que vive en España para que mi exnovia pudiera mudarse en paz y tranquilidad— y podía volver a ser un adulto y soltero otra vez.
En cada una de sus invitaciones, Raúl había omitido mencionar que vivía en un departamento de un dormitorio a más de cien kilómetros de Madrid. Así que no me esperaba exactamente una hacienda con una amplia vista al océano. Le había escrito la semana anterior contándole que acepta b a su invitación y que llegaría allí la semana siguiente. Había respondido que sería perfecto y me había enviado la dirección. Unos pocos días antes, le había informado cuándo llegaría y me había respondido con un simple pulgar para arriba. Con una simple mochila con algunas cosas, me había embarcado hacia Madrid.
