Versos de todos los tiempos - Ángel Larramendi Mecías - E-Book

Versos de todos los tiempos E-Book

Ángel Larramendi Mecías

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Beschreibung

Versos de todos los tiempos, es una selección de poemas y poetas que ofrece al lector la posibilidad de conocer una muestra significativa de la poesía escrita en Manzanillo, la Perla del Guacanayabo, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Textos que difieren en época y temáticas, pero que expresan, de manera directa, la gloria los conflictos de nuestra vida. La selección la integran sesenta autores nacidos en Manzanillo o que escribieron prácticamente toda su obra en la ciudad que les acogió; y destacan en ellas nombres como Bartolomé Masó Márquez, Manuel Navarro Luna, Julio Girona, Alex Pausides, Juventina Soler Palomino, Alejandro Ponce Ruiz y Felipe Gaspar Calafell.

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Seitenzahl: 103

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Título: Versos de todos los tiempos: Selección de poetas manzanilleros

Selección y edición: Ángel Larramendi Mecías

Corrección: Juan Manuel Alsina Milanés

Diseño y composición: José Á. Valdor Illana

Programación: José Á. Valdor Illana

Versión epub: 2.0

Ilustración de cubierta: La dársena de Manzanillo

Yeremi Guerra Reyes

© Ediciones Orto 2024

ISBN: 9789597238515

Plácido 161 esq a Pedro Figueredo

Manzanillo, Granma, Cuba

[email protected]

www.x.com/ediciones_orto

www.facebook.com/ediciones_orto

Índice de contenido
Presentación
Bartolomé Masó Márquez
Resurrección
José Manuel Poveda
Sol de los humildes
El trapo heroico
Luis Felipe Rodríguez
La casa vacía (Fragmento)
La cabalgata (Fragmento)
Juan Francisco Sariol
Miedo
Símbolo
Galileo Antúnez López
Lágrimas
Mírame
Miguel Galliano Cancio
Nada como el consuelo
El anciano
Manuel Navarro Luna
Ya es tarde
Elvira Fornaris Céspedes
A él
Nada más…
José Machado y Hernández
Añoranza
De Napoleón a Josefina
Alberto Aza Montero
Escóndeme en tu choza
Encuentro
Rafael Soto Peña
Tus ojos
Volvamos
Julio Girona Fernández
En mi camino
En la habitación
Ángel Pérez Agüero (Ángel Pena)
Las aguas bajo el muelle
Aquel músico al compás de los aires antiguos
Carlos Puebla Concha
Yo soy esto que soy
Poesía
(Gran estilo)
Wilvia Verdecia Suárez
Barracón
Ausencia
Gustavo Navarro Lauten
Palabras en tu ausencia
Los ojos cubiertos de caminos
Manuel Bonet García
Y no estás
Te has ido
Emilio Bejel
El libro regalado
Yoel Mesa Falcón
Tótems
Del otro lado de la lluvia
Juan Rosabal Garcés
Los toques
Meditación ante el dibujo perdido
Aurelio Hernández Sánchez
2
5
Andrés Conde Vázquez
En el aire debe estar la transparencia
Lonely people
Manuel Olivera Álvarez
Necesidad urgente
El mago de las formas
Alex Pausides
Paisana
Isla
Alina Galliano
32
236
Manuel Almarales Estrada
Tinieblas
Preludio del peregrino
Rosa Mas Calaña
Con Norge, Lucy y Los Beatles
Dos
Luis Carlos Suárez Reyes
Nuestra isla particular
Me debo
Julio Sánchez Chang
El hombre que barre la calle
Oración de la jarra
Julio M. García Ramírez
Paranoico
La realidad de lo probable
Alfonso Quiñones Machado
Concepto de la tierra según Anaximandro
El poeta en la balanza
Zoila Sánchez Núñez
En algún lugar posible
El agua nos devuelve la Trinidad
Ángel Larramendi Mecías
Que la luz no sea solo este
Maricela Barreras Ramírez
... o el tiempo desteje mi ciudad
Casi desenamorada o sin memoria
Alfredo Pérez Muñoz
S/T
S/T
Felipe Gaspar Calafell Pérez
Un hombre
Canción
Jesús Zayas Zayas
Quién
Habitado por las luces…
Luis Felipe Gutiérrez Wenclar
Eclipse
Ausencia
Roselia López Saborit
Desnudeces
Poema III
Ángel Leonardo Chang Molina
El ángel frente al espejo
Mu´jizat
Juan Manuel Alsina Milanés
The memory remains
El pozo
Julio César Montero Pacheco
Artillería en Cuarteles
Soledades
Claudio Lahaba
Dejar la Isla
Sonata del cuervo
Juventina Soler Palomino
El rey de bastos en la esquina de aquella casa
Veinte de enero de 1974
Migdalia Mendoza Vega
Arena en otras playas
Orlando López Rodríguez
Naram Sim
Carta escrita después fechada ayer
Odalis Robleda Cabrera
Ladrón
Volver a la tierra fue el enigma
Alejandro Ponce Ruiz
Tonadilla de la pradera
Síndrome de la sospecha
Marlene Moreno Sosa
S/T
Profecías de la isla
Denebis Pérez Matos
Piedra angular
Eco estrellado
Arianna Naranjo Leonard
Ángel caído
Subir al tren de Manzanillo
Yanmila Hidalgo Rosabal
S/T
La Isla
Yoendris Marín Saborit
Animal de feria
Últimas palabras del mártir
Rafael Rodríguez Guerra
S/T
S/T
Raiza K. Olivera Fleita
La muerte de Calíope
Historia nueva
Yainier Salazar Benítez
Juramento
Juramento dos
Susel Ortiz Fonseca
La casa
Cuando el juego termina
José Ángel Valdor Illana
Madre teje la noche entre sus manos
Filos
Rolando López Sánchez
Tempestades bajo la luna
Sacrificio del silencio
Graciela Rodríguez Rodríguez
If
De tus golpes a mis manos
Katherine de la Paz Herrera
Aclaración
Oración compuesta unimembre
Dato de los autores

Presentación

Manzanillo es, sin dudas, tierra de poetas en un país de profusa lírica. Un gran número de publicaciones periódicas que circularon en la urbe desde la introducción de la imprenta por Francisco Murtra en 1856 recogen textos poéticos firmados por habitantes nacidos en esta ciudad costera y por quienes arribaron a ella y escribieron aquí la mayor parte de su obra.

Esta selección de poemas y poetas ofrece la oportunidad de leer y conocer una muestra significativa de la poesía escrita en la Perla del Guacanayabo desde el siglo XIX hasta la actualidad. Textos que difieren en época y temática, pero que expresan, de manera realista, directa, la gloria y los conflictos de nuestra vida.

Cada época tiene su poesía y sus poetas, eso lo corroboran estas páginas, en las que se reúnen, desde autores ya “canonizados” por el panorama literario cubano, hasta otros que resultan revelaciones dentro de la poesía cubana de todos los tiempos.

Esta es una poesía que permite al lector, valorar el sitio ocupado por Manzanillo dentro del amplio y rico panorama de las letras cubanas.

Poeta: sé rebelde y deja reflejado en tus versos

lo mucho que has soñado y sentido…

MIGUEL GALLIANO CANCIO

Bartolomé Masó Márquez

Resurrección

Compatriotas, un pueblo oprimido

o que dócil se deja oprimir,

no debió nunca haber existido

o no debe jamás existir.

Ha llegado el momento supremo

que nos llama de nuevo a la lid,

y llegado ese caso ya extremo

es forzoso vencer o morir.

Nada extraño venimos haciendo,

que ya Cuba diez años luchó,

y no hay pueblo que pueda queriendo

no salirse del yugo opresor.

Las antiguas colonias lucharon

y lucharon con tanto fervor,

tan tenaces, que al cabo lograron

desasirse del yugo español.

¿Es luchar sin piedad nuestra suerte?

Pues luchar y luchar sin piedad;

que luchando, si viene la muerte,

es muy dulce por la libertad.

¡Cuántos héroes por ella murieron,

cuántos héroes que hay que imitar;

si no hacemos lo que ellos hicieron

Cuba libre jamás se verá!

Cuba libre es la frase sonora

que resuena en los campos doquier;

Cuba libre será desde ahora,

Cuba libre por fin ha de ser.

Ese grito es el grito de guerra,

ese grito sea el grito de paz;

cuanto en Cuba de noble se encierra

no responda a otro grito jamás.

Ya en el mundo no caben tiranos,

de los pueblos baldón y terror;

mientras haya uno solo, cubanos,

guerra, guerra demanda el honor!

José Manuel Poveda

Sol de los humildes

Todo el barrio pobre,

el meandro de callejas, charcas y tablados de repente,

se ha bañado en el cobre

del poniente.

Fulge como una prenda falsa en el barrio bajo,

y son de óxido verde los polveros

que, al volver del trabajo,

alza el tropel de obreros.

El sol alarga este ocaso,

contento de ver las gentes, los perros y los chicos,

saludarle con cariño al paso,

y no con el desdén glacial de los suburbios ricos.

Y así el sátiro en celo

del sol, no ve pasar una chiquilla

sin que, haciendo de jovial abuelo

le abrase a besos la mejilla.

Y así a todos en el barrio deja un mimo:

a las moscas de estiércol, en la escama,

al pantano, sobre el verde limo,

a la freidora, en la sartén que se inflama,

al vertedero, en los retales inmundos;

y acaba culebreando alegre el sol

en los negros torsos de los vagabundos

que juegan al base-ball.

Penetra en la cantina,

buen bebedor, cuando en los vasos arde

la cerveza, y se inclina,

sobre nosotros, a beber la tarde.

Pero entonces comprende

que se ha retrasado,

y en la especie de fuga que emprende

se sube al tejado.

Un minuto, y adivine la hora de esplín,

la oración misteriosa y sin brillo,

y el nocturno, medroso violín

del grillo.

El trapo heroico

Contra el muro, aplastado en deplorable

marco, casi mugriento, desteñido,

lo enseñan. Así el trapo inolvidable

expía haber triunfado del olvido;

así el signo preclaro que un glorioso

momento del pretérito ilumina,

semeja un buitre cínico y odioso

que exhibe las carroñas de su ruina;

así el pendón, con gesto denigrante

pregona las heridas que ha sangrado,

publica los dolores que ha sufrido;

así el pendón es ya lo vergonzante

y lo trágico de un Crucificado,

para escarnio del pueblo redimido.

Luis Felipe Rodríguez

La casa vacía (Fragmento)

I

La casa está solitaria y vacía, y en altas horas, cuando el aire se puebla de rumores misteriosos y vagos, y de la floresta fragante, se eleva hacia el cielo florido de estrellas un dulce concierto de voces diversas, por las puertas ruinosas de la casa vacía, entra sugerente y profunda la voz de la noche, pero como la casa está solitaria, se escapa la voz de la noche, por no encontrar un solo espíritu ni un solo corazón que le haga detenerse.

La noche tiene un alma honda y secreta. Cada cosa también tiene una voz conocida, maligna o cordial, pero la vieja casa, como está solitaria, no tiene ningún alma que haga detener el alma apasionada de la noche. Si en ella pensara algún espíritu comprensivo y atento, ¡ah, cuán elocuente fuera el recuerdo y el canto diverso de la ebria floresta!...

Entonces, se detendría en ella la gran voz de la noche, y la vieja casa solitaria, haríase emotiva y sensible como un gran corazón…

La cabalgata (Fragmento)

I

Siento que una imagen ingrávida se desliza a través de mi abismo. Paréceme que unos dedos sutiles oprimen mi frente ardorosa. Yo siento el deseo imperioso de proferir el grito no proferido. Pero me contengo, callo y pido reposo al aire nocturno. Para todas las íntimas voces que despierta en mi espíritu el fantasma turbador y terrible.

VI

Pasará el alegre cortejo de los años floridos.

Apagados los últimos círculos que formó la piedra al caer al profundo abismo del agua, las horas que pasan volverán a ser bellas, para aquel que cruce por vez primera el viejo y ahora nuevo camino de la floresta encantada. Y yo solo tendré lágrimas para llorar la tristeza irremediable de haberme contenido, mientras la angustia infinita en señal de duelo desgarrará sus morados ropajes y arrojará como una virgen doliente sobre su loca cabellera, un puñado de polvo.

Juan Francisco Sariol

Miedo

Como un grito siniestro se ha escuchado en la sombra.

El alma se ha escondido en el refugio fiel del corazón.

El alma tiene miedo, no se atreve a salir!

Tapiemos los resquicios

en las puertas y ventanas

de la casa de nuestro cuerpo!

Serpientes tenebrosas se agitan enconadas.

Y un silencio muy fino ha empezado a caer sobre el jardín!

El alma tiene miedo!

El alma se ha escondido en el refugio fiel del corazón!

Símbolo

En la fuente rumorosa,

fantástica, que embelesa,

yace flotando una rosa

que un rayo de luna besa.

La sonatina doliente

del céfiro en el follaje,

se ha prendido en el ambiente

y palpita en el paisaje.

Tiembla la noche emotiva,

de sensualidad cargada;

y, cual Lenda sensitiva

la rosa parece una

novia que fue violada

por un rayo de la luna…

Galileo Antúnez López

Lágrimas

Te he visto llorar, pequeña maga.

Por primera vez he visto surcado tu rostro por abundantes lágrimas… Tus lindos ojos convirtiéndose en manantiales de amargura. De su fondo misterioso brotó algo celestial y consolador, porque las lágrimas son paliativo eficaz y poderoso para todo el que sufre.

El que llora arroja del alma las penas, los intensos dolores morales, los sufrimientos que mordisquean el yo, como si quisieran abatirlo. El llanto normaliza y revive el ánimo contrito, poniendo en el espíritu una sensación de inefables dulzuras y tras este paréntesis indefinible, una placidez invade el ser.

Te he visto llorar, pequeña maga, y he medito mucho alrededor de tu llanto.

Tú que encarnas la alegría, la eterna alegría de los amaneceres primaverales, tú que simbolizas la jocundia, el optimismo sano que todo lo transforma en bondad y amor, ¿por qué has llorado?

Mírame