Alsacia y la Selva Negra -  - E-Book

Alsacia y la Selva Negra E-Book

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Beschreibung

Alsacia apenas tiene 8.000 km2, es el departamento más pequeño de la Francia continental. Tal vez por ello y por su monotonía orográfica –un gran llano solo roto por las modestas cumbres de los Vosgos–, el país es muy homogéneo, con una economía volcada en la vinicultura, la industria y el turismo. Su deliciosa arquitectura, escapada de un cuento de los hermanos Grimm, se mantiene intacta. Su idioma, una variante del alemán, permanece vivo en las calles y en las escuelas. Sus castillos, herencia de cuando los recelos con los vecinos eran la norma, están bien conservados. Tan solo cruzar el río Rin encontramos la también encantadora Selva Negra, una "gemela" alemana de la Alsacia francesa. Incorporamos en esta guía un capítulo con los lugares más destacados de ese territorio, perfectamente factible en el mismo viaje, pues hay muy pocos kilómetros de distancia y la experiencia es un complemento perfecto, tanto en lo arquitectónico como –sobre todo– en el disfrute de la naturaleza. Todo actualizado en 2023 y acompañado de planos, fotografías e información práctica de la gastronomía local, transporte público, la famosa Ruta de los vinos y muchos datos de interés para el viajero.

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SUMARIO

MAPA DE ALSACIA
ALSACIA, HOY
RECOMENDACIONES PARA EL VIAJE
TRANSPORTE
GASTRONOMÍA
VISITAS IMPRESCINDIBLES
1 COLMAR
2 ESTRASBURGO
3 RIQUEWIHR
4 VALLE DE MUNSTER
5 HAUT-KOENISBERG
6 CAMPO DE CONCENTRACIÓN NATZWEILER-STRUTHOF
7 NEUF-BRISACH
8 OBERNAI
9 SÉLESTAT
10 DAMBACH-LA-VILLE
11 RIBEAUVILLÉ
12 HUNAWIHR
13 MULHOUSE
14 KAYSERSBERG
15 BERGHEIM
LA SELVA NEGRA
LA SELVA NEGRA
FRIBURGO DE BRISGOVIA
GENGENBACH
SCHILTACH
TRIBERG
VILLINGEN
DATOS ÚTILES
Restaurantes escogidos
Tiendas seleccionadas
Eventos destacados
GUÍAS DIGITALES ECOS

MAPA DE ALSACIA

ALSACIA, HOY

Hasta un pasado bastante reciente, para Alsacia su ubicación geográfica fue una maldición. Clavada en una encrucijada prácticamente en el centro de Europa, donde Francia, Alemania y Suiza se encuentran, fue un territorio que las dos grandes potencias continentales se disputaban. Estirándose a lo largo de la orilla izquierda del Rin, además, se veía redoblada su condición de terreno de frontera.

Pero hoy, tras el gran trauma de la Segunda Guerra Mundial y las heridas que tras ella había que restañar, Alsacia se erige en territorio moderno y próspero, presumiendo de ser la sede del parlamento europeo, el lugar donde Francia y Alemania se dan la mano y comparten, en ese pequeño país, costumbres, lengua, gastronomía, cultura…

Un lugar en el que sorprenden tanto los edificios civiles como los religiosos, las onduladas colinas repletas de viñas como las sorprendentes estaciones de esquí

Alsacia apenas tiene 8.000 km2, es el departamento más pequeño de la Francia continental. Tal vez por ello y por su monotonía orográfica –un gran llano solo roto por las modestas cumbres de los Vosgos–, el país es muy homogéneo, con una economía volcada en la vinicultura, la industria y el turismo. Su deliciosa arquitectura, escapada de un cuento de los hermanos Grimm, se mantiene intacta. Su idioma, una variante del alemán, permanece vivo en las calles y en las escuelas. Sus castillos, herencia de cuando los recelos con los vecinos eran la norma, están bien conservados. Sus vinos son mágicas conversiones de un clima inusualmente seco y soleado en vibrantes tesoros líquidos. Todo ello son motivos para visitar una región que, injustamente, no aparece en las primeras posiciones de las más conocidas y apreciadas por el turismo en Francia, pero que merece estarlo por su encanto sencillo y atmósfera relajante. Un lugar en el que sorprenden tanto los edificios civiles como los religiosos, las onduladas colinas repletas de viñas como las sorprendentes estaciones de esquí que aparecen bruscamente en las cumbres de los Vosgos. Un festival gastronómico para quienes aprecian la recia manera de comer del centro de Europa, donde los remilgos no tienen cabida. Un espacio para descubrir creadores artísticos de primera línea ignotos para muchos europeos del sur.

Tan solo cruzar el río Rin encontramos la también encantadora Selva Negra, una “gemela” alemana de la Alsacia francesa. Incorporamos en esta guía un capítulo con los lugares más destacados de ese territorio, perfectamente factible en el mismo viaje, pues hay muy pocos kilómetros de distancia y la experiencia es un complemento perfecto, tanto en lo arquitectónico como –sobre todo– en el disfrute de la naturaleza.

RECOMENDACIONES PARA EL VIAJE

La mayoría de ciudadanos occidentales no necesitan visado para entrar en Francia. Están exentos de ese requisito todos los ciudadanos de la Unión Europea y Suiza, y también los de Estados Unidos y la mayoría de países latinoamericanos, para estancias inferiores a 90 días y por motivos turísticos (Bolivia, Cuba y República Dominicana están fuera de esa lista). Si se desea un estancia más prolongada o hay dudas sobre si su país está incluido en la lista, antes de viajar, asegúrese de que no haya habido cambios en esta política. Hay información actualizada y requisitos de entrada de acuerdo a su nacionalidad y/o residencia en el sitio web oficial del Ministerio del Interior. www.diplomatie.gouv.fr (en castellano, francés e inglés). Si se halla entre los ciudadanos que están obligados a obtener un visado de entrada, puede tramitarlo a partir de la web oficial: https://france-visas.gouv.fr.

Clima

Alsacia está situada en el centro de Europa, lo que quiere decir que cuenta con inviernos fríos y veranos de temperatura moderada. Básicamente es una llanura, por lo que las nieblas, sobre todo teniendo en cuenta la influencia del poderoso río Rin o del más modesto Ill, no son nada raras. Los Vosgos son una cadena de montañas bajas (el pico más alto es el Grand Ballon, de 1.424 m) en las que, sin embargo, nieva con regularidad. Solo hay que tener en cuenta la existencia de estaciones de esquí. Pero, sorprendentemente, Alsacia cuenta con uno de los climas más secos y soleados de Francia. Las temperaturas pocas veces sobrepasan los 22ºC, y las precipitaciones son escasas, lo que redunda en la calidad de sus vinos (y la comodidad para los viajeros).

Hacer la maleta debería ser, teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, muy sencillo. Aunque si echa algo en falta, encontrará comercios en los que abastecerse con paraguas, sombreros, guantes, una camiseta o un jersey según la época del año. En verano la presencia de mosquitos está asegurada, viaje con un buen repelente e incluso un aparato eléctrico para enchufar en la habitación del hotel.

AEROPUERTO

El aeropuerto más importante de Alsacia es el de Estrasburgo (www.strasbourg.aeroport.fr), en realidad situado a 17 km al suroeste de la ciudad, más cerca de Entzheim. Para servir a una pequeña ciudad de menos de 300.000 habitantes, llama la atención la gran cantidad de aerolíneas que lo utilizan y la riqueza de rutas. Pero la explicación se halla en la presencia del parlamento europeo y su cohorte de diputados y funcionarios, lo que garantiza un tráfico generoso y constante. La manera más cómoda y sencilla de llegar a él es utilizar los trenes lanzadera que salen cada 15 minutos de la estación de ferrocarriles de Estrasburgo (www.ter-sncf.com). Tardan alrededor de 10 minutos en cubrir el trayecto.

La compañía de autobuses Flight Liner lleva hasta el aeropuerto de Karlsruhe / Baden-Baden (Alemania), situado a una hora (www.baden-airpark.de). Es la alternativa para muchos viajeros procedentes del este y el norte de Europa. También puede ser útil si se desea combinar la visita a Alsacia y a la Selva Negra y después regresar desde allí a casa sin necesidad de retornar a Estrasburgo. Lo mismo sucede con el Euroaeropuerto (www.euroairport.com), que se halla en una encrucijada estratégica entre la meridional ciudad alsaciana de Mulhouse; la capital oficiosa de la Selva Negra, Friburgo de Brisgovia; y la suiza Basilea.

En función de la época del año y las tarifas (también en combinación con los precios de los vehículos de alquiler), será conveniente que el viajero haga una buena búsqueda antes de escoger el trayecto aéreo, pues las diferencias tanto en frecuencias como en desembolso pueden ser notorias entre los tres aeropuertos citados.

Moneda

La moneda oficial de Francia es el euro. La ventaja es que es la misma que en Alemania, por lo que si se cruza la frontera no hay que pensar en el dinero. En cambio, si se traspasa a Suiza hay que recordar que allí rige el franco. En ciudades como Estrasburgo, Colmar o Mulhouse se encuentran oficinas de cambio, además de los consabidos bancos, más lentos y burocráticos. En otras localidades puede ser más difícil cambiar moneda. Las tarjetas de crédito internacionales funcionan con normalidad, incluso en compras pequeñas. Sorprendentemente, en algunos pueblos pequeños de la Selva Negra –por más que sean turísticos– pueden exigir que se pague en efectivo.

Oficinas de turismo

Hay oficinas de turismo desperdigadas estratégicamente por el territorio, generalmente con personal muy competente.

• Colmar (4, Place Unterlinden, www.tourisme-colmar.com)

• Estrasburgo (17, place de la Cathédrale, www.visitstrasbourg.fr)

• Marckolsheim (13, rue du Maréchal Foch, www.marckolsheim.fr)

• Mulhouse (1, Robert Schuman, www.tourisme-mulhouse.com)

• Obernai (Place du Beffroi, www.tourisme-obernai.fr)

• Rosheim (94, rue du Général de Gaulle, www.rosheim.com)

• Turckheim (Corps de Garde, www.turckheim.com)

• Wissemburgo (11, Place de la Republique)

Además, antes de viajar puede ser útil visitar la web de Turismo de Alsacia: www.tourisme-alsace.com, parcialmente en castellano.

TARJETA PASS'ALSACE

Los viajeros que tengan planeado realizar varias visitas a museos, parques temáticos o castillos, por ejemplo, pueden estudiar la posibilidad de comprar un Pass'Alsace. Se trata de una tarjeta con descuentos múltiples

Existe varias modalidades, en función de si cubren 1 (25€, 17€ para niños), 2 (35€, 22€ para niños) o 3 días (45€, 27€ para los niños), aunque hay que estudiar bien qué lugares se desean visitar, sobre todo si se va en familia, porque en algunas atracciones los niños tienen ya entrada gratis. Hay también tarjetas específicas para el periodo invernal y para visitar únicamente Estrasburgo y el norte de la región.

El cálculo de si el Pass'Alsace sale a cuenta no siempre es sencillo, pues en algunos museos, parques o centros culturales hay descuentos específicos para familias. Lo mejor es trazar un itinerario con las visitas que se desean hacer y entonces calcular cuáles incluye el pase y en qué sitios nos saldría más rentable no disponer de él. No todos los pases incluyen el mismo número de atracciones, pero siempre rondan el medio centenar.

Se consigue el Pass'Alsace por medio de la web www.pass-alsace.com y por teléfono: 33 458 176 797. No es necesario disponer de la tarjeta física, en las entradas a las atracciones se acepta llevar el Pass'Alsace cargado en un dispositivo electrónico.

Idioma

Paseando, oirá hablar un idioma que le sonará a alemán. Puede que lo sea, pues la permeabilidad de la frontera hace que los vecinos se visiten con asiduidad (también hay muchos suizos en la zona). Pero lo más seguro es que esté escuchando alsaciano, un dialecto muy emparentado con el germano. Testimonialmente, algunas calles de varias ciudades están también rotuladas en bilingüe. Pero si no domina la lengua de Goethe, lo más común es que se haga entender en francés, el idioma oficial. Todos los documentos, rótulos de carreteras y señalizaciones en museos están en esa lengua. Al traspasar a la Selva Negra, además de rudimentos de alemán, será conveniente comunicarse en inglés, la lengua que muchos negocios turísticos dominan. No se sorprenda, sin embargo, si encuentra ciudadanos alemanes que no posean conocimientos en esa lingua franca.

Seguridad

Alsacia es una zona segura, puede pasear a cualquier hora del día o de la noche sin temor. Sin embargo, ello no impide que se informe de qué barrios de Estrasburgo –la mayor aglomeración urbana– pueden ser más sensibles a la criminalidad o que esté atento a carteristas y descuideros, una plaga donde sea que haya turistas. En las aglomeraciones ponga a buen recaudo su cartera, mantenga cerradas las cremalleras del bolso e incluso, póngaselo en bandolera, aunque los tirones son realmente raros.

 

TRANSPORTE

Viajar por Alsacia sirviéndose estrictamente del transporte público puede alargar mucho la estancia. Aunque hay red de ferrocarril y autobuses, fuera de las grandes ciudades costará enlazar horarios convenientes y será muy difícil llegar a zonas rurales como el valle de Munster o los Vosgos. Lo ideal para visitar Alsacia, sobre todo por el tamaño del país, es el vehículo propio o alquilado. Hay muchas compañías y los precios son los estándares europeos, más baratos cuantos más días se soliciten. Todos los pueblos y ciudades –excepto Estrasburgo, donde con casi toda seguridad habrá que recurrir a un aparcamiento de pago– tienen zonas establecidas en su perímetro para dejar cómodamente el coche. Estrasburgo es ideal para recorrer en bicicleta. Existe un servicio público llamado Vélhop que permite tomarlas por horas o por días enteros a precios muy razonables (6 euros por día). Hay que tener a mano una tarjeta de crédito y un teléfono móvil para iniciar los trámites. https://velhop.strasbourg.eu.

GASTRONOMÍA

Si es usted un gourmand que no le teme ni a los michelines ni a los índices altos de colesterol, está de enhorabuena, Alsacia es su destino. El país recoge lo más distinguido de la gastronomía francesa (vinos, quesos, chocolates) con la cocina genuinamente alemana, con gran presencia de carne de cerdo y platos hipercalóricos.

Si desea entrar en contacto con la cocina típica, lo mejor es frecuentar las winstub, unas tabernas que se parecen a los pubs británicos, pero que ponen más su acento en la comida. Allí encontrará, lógicamente, todo tipo de salchichas acompañadas de patatas y de la inefable chucrut (col fermentada), que es el orgullo alsaciano. No se confunda, cuando pida un plato de este vegetal nunca lo recibirá solo, siempre irá enterrado en una montaña de carne de cerdo variada.

El baeckeoffe