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La poesía de Darío está en una línea que surge del Romanticismo y tiene una clara influencia de los poetas simbolistas franceses.
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Veröffentlichungsjahr: 2017
ANTOLOGÍA
DE
RUBÉN DARÍO
CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA A Gregorio Martinez Sierra Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este mundo de duelo y aflicción.
Miraba come el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño, Herodias y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y mas consoladora y mas
halagadora y expresiva,
la otra fue mas sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé...
y le mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Mas es mía el Alba de oro!
En medio del camino de la Vida...
dijo Dante. Su verso se convierte: En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela esta tejida, y ella en la copa de los sueños vierte un contrario nepente: ¡ella no olvida!
In memorian...
RECUERDAS que querías ser una Margarita Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá Tus labios escarlatas de púrpura maldita sorbían el champaña del fino baccarat; tus dedos deshojaban la blanca margarita,
"Si... no..: si... no..." ¡y sabías que te adoraba ya!
Después ¡oh flor de Histeria! Llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mías.
Y en una tarde triste de los más dulces días,
la Muerte, la celosa, por ver si me querías
¡como a una margarita de amor te deshojó!
[1894]
SONATINA
La PRINCESA está triste... qué tendrá la princesa?
Los, suspiros se escapan de su boca de fresa
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro; Y en un vaso olvidada se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y, vestido de rojo, pirutea el bufón.
La princesa no ríe la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión.
Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz!
iO en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar, ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlate,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tule [...]