Arte, literatura y revolución - Mao Tse-Tung - E-Book

Arte, literatura y revolución E-Book

Mao Tse-Tung

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No se puede construir lo nuevo sin destruir lo viejo; no se puede abrir camino a lo nuevo sin cerrar el camino a lo viejo, ni hacer progresar lo nuevo sin detener lo viejo. La nueva cultura y las culturas reaccionarias están enfrentadas en una lucha a muerte. El verdadero amor de la humanidad nacerá cuando en todo el mundo hayan sido eliminadas las clases. Las clases han dividido la sociedad en muchos grupos antagónicos; después de la eliminación de las clases, existirá el amor de toda la humanidad, pero no existe en este momento. No podemos amar a nuestros enemigos ni a los males sociales; nuestro propósito es eliminar a unos y otros. Esto es de sentido común; ¿es posible que todavía no lo comprendan algunos de nuestros artistas y literatos?

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Tse-Tung, Mao Arte, literatura, revolución. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : EGodot Argentina, 2015. E-Book. ISBN 978-987-3847-19-6 1. Filosofía. 2.Sociología. CDD 190Corrección Gimena RiverosIlustración de Mao Tse Tung Juan Pablo Martínez Spezza [email protected]ño de tapa e interiores Víctor MalumiánEdiciones Godotwww.edicionesgodot.com.arinfo@edicionesgodot.com.arFacebook.com/EdicionesGodotTwitter.com/EdicionesGodotBuenos Aires, Argentina, 2015

El movimiento cultural

[Escrito en marzo de 1927]

La cultura ha sido siempre en China patrimonio de los terratenientes e inaccesible a los campesinos. Pero esta cultura de los terratenientes debe su existencia a los campesinos, pues son precisamente la sangre y el sudor de los campesinos sus elementos constituyentes. El 90 por ciento de la población de China no tiene acceso a la cultura ni ha recibido instrucción. La inmensa mayoría de esa gente son campesinos. Con la caída del poder de los terratenientes en el campo ha comenzado el movimiento por la cultura de los campesinos. Da gusto ver con qué entusiasmo los campesinos, que siempre habían tenido odio a las escuelas, abren ahora escuelas nocturnas. Antes, los campesinos adoptaban siempre una actitud antipática hacia las escuelas “de enseñanza extranjera”. Cuando yo estudiaba, al volver a mi aldea podía comprobar la oposición de los campesinos a esas escuelas; pero en aquellos tiempos yo hacía coro a los estudiantes y maestros “de formación extranjera” y defendía los intereses de esas escuelas; me parecía que los campesinos estaban equivocados hasta cierto punto. En 1925, yo ya era comunista y tenía una concepción marxista de las cosas; después de haber pasado seis meses en el campo comprendí que el equivocado era yo, y que los campesinos tenían razón. Los libros de texto que usaban en las escuelas primarias rurales se inspiraban enteramente en temas propios de la ciudad y no respondían a las necesidades del campo. Los maestros de las escuelas primarias se portaban muy mal con los campesinos: no solamente no los ayudaban sino que, por el contrario, con su conducta se indisponían con ellos. Por eso los campesinos preferían las clases particulares al estilo antiguo (que ellos llamaban “chinas”) en lugar de las escuelas (que ellos calificaban de escuelas “de enseñanza extranjera”); y preferían los maestros particulares a los de las escuelas primarias. Ahora los campesinos crean por todas partes escuelas nocturnas, a las que llaman “escuelas campesinas”. En algunos lugares ya están abiertas; en otros, se disponen a abrirlas. Por término medio, hay una escuela por comarca. Los campesinos las crean con gran entusiasmo, y son las únicas que consideran verdaderamente suyas. Los recursos para el sostenimiento de estas escuelas nocturnas provienen de los ingresos de la superstición, de los fondos de los templos de los antepasados y de los ingresos y bienes públicos no utilizados. Las direcciones de instrucción pública de los distritos pensaban disponer de esos fondos para las escuelas nacionales, es decir, las escuelas “de enseñanza extranjera” que no correspondían a las necesidades de los campesinos; estos querían emplearlos para sus propias escuelas. Después de una discusión, se ha decidido repartirse ese dinero; en algunos pueblos esos fondos han sido entregados íntegramente a los campesinos. Con el desarrollo del movimiento campesino, el nivel cultural de los campesinos se ha elevado rápidamente. No está lejano el día en que en la provincia surjan decenas de miles de escuelas rurales. Y eso ya no es vana charlatanería de intelectuales o de “apóstoles de la instrucción” acerca de la “generalización de la enseñanza”, que a pesar del bombo que se le daba, solo era humo.

El Movimiento del 4 de mayo1

[Escrito en mayo de 1939]

El Movimiento del 4 de mayo es un gran movimiento revolucionario cultural. Antes del 4 de mayo, China había conocido movimientos culturales democráticos que aplicaban golpes a la ideología feudal y difundían nuevas ideas. A partir del 4 de mayo el movimiento de la nueva cultura se desarrolló aun más en China, donde el marxismo-leninismo comenzó a extenderse, permitiendo al pueblo chino conocer bien la sociedad china, la situación política del país y su porvenir. Fue en el curso del Movimiento del 4 de Mayo que surgió un gran número de intelectuales de vanguardia, que iniciados en las ideas comunistas tomaron partido por la Revolución de Octubre en Rusia. Por su intermedio, el movimiento obrero chino pudo vincularse rápidamente con el marxismo-leninismo, lo que preparó las condiciones ideológicas y los cuadros para la creación del Partido Comunista Chino.

El Movimiento del 4 de Mayo, que fue creado hace veinte años, marcó una etapa en la revolución democrático-burguesa de China contra el imperialismo y el feudalismo. Movimiento por una nueva cultura, el Movimiento del 4 de Mayo no era más que una de las formas de esta revolución. En esa época, como consecuencia de la formación y el desarrollo de nuevas fuerzas sociales, se delineó un poderoso campo en la revolución democrático-burguesa de China contra el imperialismo y el feudalismo: el campo formado por la clase obrera, los estudiantes y la naciente burguesía nacional. Pero fueron las centenas de miles de estudiantes quienes marcharon heroicamente a la vanguardia del Movimiento del 4 de Mayo. Ello muestra que el Movimiento del 4 de Mayo era un paso más adelante que la Revolución de 1911.

Si uno se remonta hasta su período preparatorio, advierte que la revolución democrático-burguesa en China ha cumplido ya varias etapas en el curso de su desarrollo: la Guerra del Opio2, la Guerra de los Taiping3, la Guerra Chino-Japonesa de 18944, el Movimiento Reformista de 18955, el Movimiento de los Yijetuan6, la Revolución de 19117, el Movimiento del 4 de Mayo, la Expedición al Norte8 y la Guerra Revolucionaria Agraria9. La guerra de resistencia contra el Japón que se desenvuelve actualmente constituye una nueva etapa en el desarrollo de esta revolución, la etapa más grandiosa, más activa y más dinámica. La revolución democrático-burguesa no podrá ser considerada victoriosa más que cuando las fuerzas feudales internas hayan sido fundamentalmente derrocadas y se haya creado un Estado democrático independiente. Cada una de las sucesivas etapas de la revolución a partir de la Guerra del Opio tuvieron sus características particulares. La más importante diferenciación que poseen es la de estar situadas antes o después de la aparición del Partido Comunista. Sin embargo, consideradas en su conjunto todas estas etapas revisten el carácter de una revolución democrático-burguesa. Esta revolución busca establecer un régimen social hasta ahora desconocido en la historia de China: un régimen democrático; este tiene por predecesor la sociedad feudal (que en los últimos cien años se ha transformado en una sociedad semi-colonial y semi-feudal) y por sucesor la sociedad socialista. Si se pregunta por qué un comunista debe luchar primero por una sociedad democrático-burguesa, y solamente después por una sociedad socialista, la respuesta será: sigue la vía determinada por la historia.

Ciertas fuerzas sociales son necesarias para el cumplimiento de la revolución democrática en China. Ellas son la clase obrera, el campesinado, la intelectualidad y la fracción progresista de la burguesía; dicho en otras palabras, los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y comerciantes revolucionarios, con los obreros y los campesinos como fuerzas revolucionarias principales y la clase obrera como clase dirigente de la revolución. Sin esas fuerzas revolucionarias principales y sin la dirección de la clase obrera será imposible llevar a buen fin la revolución democrática antiimperialista y antifeudal.

Hoy los principales enemigos de la revolución son los imperialistas japoneses y los traidores a la patria; la política fundamental de la revolución es la formación de un frente unido nacional contra el Japón, constituido por todos los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y comerciantes que se oponen a la agresión japonesa. La victoria final en la Guerra de Resistencia contra el Japón será lograda cuando ese frente unido sea considerablemente consolidado y desarrollado.

En el movimiento de la revolución democrática china, los intelectuales fueron los primeros que dentro del pueblo lograron conciencia política. La revolución de 1911 lo ha demostrado claramente, al igual que el Movimiento del 4 de Mayo; y en la época del Movimiento del 4 de Mayo los intelectuales eran más numerosos y más conscientes políticamente que en los tiempos de la Revolución de 1911. Pero si los intelectuales no se identifican con la masa de obreros y campesinos no llegan a nada. Hay un criterio decisivo para determinar si un intelectual es revolucionario, no revolucionario o contrarrevolucionario: saber si quiere identificarse y se identifica efectivamente con las masas obreras y campesinas. Solo esta es la línea de demarcación y no las charlatanerías sobre los tres principios del pueblo o sobre el marxismo. El verdadero revolucionario es aquel que quiere identificarse y se identifica efectivamente con las masas obreras y campesinas.

Veinte años nos separan del Movimiento del 4 de Mayo y casi dos han transcurrido desde que comenzó la Guerra de Resistencia contra el Japón. La juventud y los trabajadores culturales de la nación tienen una pesada responsabilidad en la revolución democrática y en la Guerra de Resistencia. Espero que comprendan cuáles son el carácter y las fuerzas motrices de la Revolución China; que en sus actividades se identificarán con las masas obreras y campesinas para llevar a cabo entre ellos el trabajo de propaganda y organización. El día en que el pueblo se levante con un solo impulso será el día de la victoria en la Guerra de Resistencia. ¡Al trabajo pues, juventud de todo el país!

La cultura de la nueva democracia

[Escrito en enero de 1940]

La cultura de la nueva democracia

En el plano ideológico, toda cultura es el reflejo de la política y la economía de una determinada sociedad. En China existe una cultura imperialista que es un reflejo de la dominación, o de la parcial dominación, política y económica, del imperialismo. Tal cultura no solo es preconizada por las instituciones culturales administradas directamente por los imperialistas en China sino también por sus desvergonzados aduladores chinos. Toda cultura que contiene ideas serviles cae dentro de esta categoría. También existe en China una cultura semifeudal, reflejo de la política y la economía semifeudales del país. Quienes propugnan el culto de Confucio, el estudio del canon confuciano, la vieja moral y las viejas ideas que se oponen a la nueva cultura y a las ideas nuevas, todos ellos son representantes de esta cultura. La cultura imperialista y la cultura semifeudal son íntimas hermanas que han sellado una alianza reaccionaria para oponerse a la nueva cultura china. Estas culturas reaccionarias, que están al servicio de imperialistas y de la clase feudal, deben ser derribadas. Sin derribarlas es imposible edificar nueva cultura. No se puede construir lo nuevo sin destruir lo viejo; no se puede abrir camino a lo nuevo sin cerrar el camino a lo viejo, ni hacer progresar lo nuevo sin detener lo viejo. La nueva cultura y las culturas reaccionarias están enfrentadas en una lucha a muerte.

En cuanto a la nueva cultura, en el plano ideológico, ella es el reflejo de la nueva política y de la nueva economía y está a su servicio.

La sociedad china cambió poco a poco su carácter desde que China vio nacer su economía capitalista; dejó de ser enteramente feudal y se volvió semifeudal, a pesar de que aún predomine la economía feudal. Con relación a la economía feudal, la economía capitalista es una economía nueva. Al mismo tiempo que aparece la economía nueva, la economía capitalista, aparecen y se desarrollan nuevas fuerzas políticas: la burguesía, la pequeña burguesía y el proletariado. Y la nueva cultura es, en el plano ideológico, el reflejo de las nuevas fuerzas económicas y políticas, por lo cual está a su servicio. Sin la economía capitalista, sin la burguesía, la pequeña burguesía y el proletariado sin las fuerzas políticas de esas clases, no habrían podido nacer ni la nueva ideología ni la nueva cultura.

Las nuevas fuerzas políticas, económicas y culturales, son todas fuerzas revolucionarias de China. Se oponen a la vieja política, a la vieja economía y a la vieja cultura. Estas últimas se componen de dos partes: por un lado, la política, la economía y la cultura semifeudales propiamente chinas; por otro, la política, la economía y la cultura imperialistas, que son las que prevalecen en la alianza entre estas dos partes. Ambas son igualmente dañinas y ambas deben ser completamente destruidas. La lucha entre lo viejo y lo nuevo dentro de la sociedad china es una lucha entre las fuerzas nuevas, las de las masas populares -las clases revolucionarias- y las viejas fuerzas, las de los imperialistas y la clase feudal. Esta lucha entre lo nuevo y lo viejo es la lucha entre la revolución y la contrarrevolución. Si se cuenta a partir de la Guerra del Opio, ya lleva un siglo; si se cuenta a partir de la Revolución de 1911, casi treinta años.

Pero como quedó dicho anteriormente, las revoluciones también pueden dividirse en viejas y nuevas, de modo que lo que es nuevo en una época de la historia se vuelve viejo en otra. Los cien años de revolución democrático-burguesa en China se dividen en dos grandes períodos: los ochenta primeros años y los veinte últimos. Cada uno de ellos goza de una particularidad histórica fundamental: en los primeros ochenta años la revolución democrático-burguesa perteneció a la vieja categoría; en los últimos veinte años, en conexión con la evolución política interna e internacional, pertenece a la nueva categoría. Vieja democracia para los primeros ochenta años, nueva democracia para los veinte últimos. Esta distinción para el plano político también aparece en el plano cultural. Cómo se manifiesta esta distinción en el plano cultural es lo que vamos a explicar.

Las características históricas de la revolución cultural en China

En el frente cultural o en el frente ideológico, el período que precede al Movimiento del 4 de Mayo y el que le sigue constituyen dos períodos históricos distintos.

Antes del Movimiento del 4 de Mayo, la lucha en el frente cultural de China se desarrolló entre la nueva cultura burguesa y la vieja cultura feudal. Antes de este acontecimiento las luchas entre el sistema de la escuela moderna y el sistema de los exámenes imperiales,10 entre la nueva escuela y la antigua, entre los estudios al modo occidental y los estudios al modo chino, todas ellas tenían ese carácter. Por sistema de la escuela moderna, nueva escuela o estudios al modo occidental, se entendía esencialmente (decimos esencialmente porque todavía permanecían allí numerosos vestigios del feudalismo chino) las ciencias naturales y las teorías sociales y políticas burguesas que necesitaban los representantes de la burguesía. En aquel entonces, la ideología de esta nueva escuela jugó un papel revolucionario al combatir a la ideología feudal china, y estaba al servicio de la revolución democrático-burguesa del viejo período. Sin embargo, como la burguesía china se había demostrado impotente y el mundo había llegado ya a la etapa del imperialismo, esta ideología burguesa fue vencida desde los primeros encuentros por la alianza reaccionaria de las ideas esclavizantes del imperialismo extranjero y las feudales ideas retrógradas chinas. A la primera contraofensiva insinuada por esta alianza ideológica reaccionaria, la nueva escuela arrió sus banderas, hizo callar sus tambores y tocó a retirada; perdida el alma, no quedó de ella más que el caparazón. A partir de la época del imperialismo, la vieja cultura democrático-burguesa estaba ya corrompida y había perdido todo vigor: su derrota pues, era inevitable.