Asalarización y profesionalización - Marta Panaia - E-Book

Asalarización y profesionalización E-Book

Marta Panaia

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Beschreibung

En el marco de los procesos de flexibilización del mercado de trabajo, los profesionales con título universitario han sufrido frecuentes cambios en sus formas de inserción en el mercado de trabajo tanto en las variantes de contratación, en los procesos de estabilización de sus cargos, en las dificultades de acceder a una carrera con continuidad y capacitación y en el acceso a los cargos jerárquicos. En términos generales, se pueden observar dos tipos de procesos como tendencia, un proceso de salarización de los profesionales que a partir de la estabilidad en la empresa o en la función pública se convierten en la mayor parte de su tiempo en asalariados comprometidos con el proyecto empresario o burocrático del organismo que les da inserción, o un fuerte borramiento de los límites de los campos profesionales, aumento de la multifunción y pérdida de identidad profesional, actividades interdisciplinares y multidisciplinares o lo que se podría definir como formas problemáticas de profesionalización, con las limitaciones que este concepto plantea. Esto implica un delicado equilibrio entre la autonomía con respeto estricto de las buenas prácticas y la estabilidad asegurada de los ingresos y la atención de la seguridad social, con compromiso institucional. Ambas tendencias constituyen un desafío para analizar las transformaciones que ocurren con las incumbencias profesionales en la organización del trabajo y en el mercado de trabajo y se han convertido en un ámbito fecundo de análisis sociológico tanto en una dirección micro-sociológica como a nivel macro-social.

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Marta Panaia (Coord.)Asalarización y profesionalización.El difícil equilibrio entre la autonomía y la estabilidad1ª ed. - Buenos Aires: Miño y Dávila editores - Agosto 2020.272 p.; 22,5x14,5 cm.ISBN: 978-84-18095-50-4THEMA: JHBC [Investigación social y estadística]SHBL [Sociología del trabajo y del esfuerzo]JNM [Educación Superior y continua. Educación terciaria]Depósito legal: --

Edición: Primera. Agosto 2020

ISBN: 978-84-18095-50-4

THEMA: JHBC [Investigación social y estadística]; SHBL [Sociología del trabajo y del esfuerzo]; JNM [Educación Superior y continua. Educación terciaria]

Depósito legal: --

© 2020, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila editores sl

Prohibida su reproducción total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de los editores. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Diseño: Gerardo Miño

Composición: Laura Bono

Página web: www.minoydavila.com

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Dirección postal: Miño y Dávila s.r.l.

Tacuarí 540 (C1071AAL), Buenos Aires. Tel. (+54 11) 4331-1565

Índice de contenido
Presentación
Entre la profesión y el asalariado,por Marta Panaia
Inserción laboral, inclusión y profesionalización en la UNDAV,por Vanina Simone
Los comunicadores y la construcción de una identidad social profesional,por Cecilia Blanco
Ingenieros emprendedores de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Explorando algunas de las tramas que entretejen el proceso de emprender,por Paola Verónica Paoloni, Analía Chiecher y Leticia Concha
Representaciones en torno al ejercicio profesional en Enfermería. Estudio sobre trayectorias de graduados/as de UNDAV,por Raúl E. Chauque y Natalia Iribarnegaray
Mujeres en espacios masculinizados o la imposibilidad de mirarse al espejo,por Marta Panaia
Análisis de la oferta laboral y formación de veterinarios en el Uruguay como aporte a un nuevo plan de estudios,por Paola Cabral, Brasiliano Rodríguez, Claudia Borlido, José Passarini
Caracterización de empresas del sector informacional del Chaco y la inserción laboral de graduados de Ingeniería en Sistemas de Información, de la UTN Resistencia,por Marta Ceballos Acasuso, Carlos A. Lovey y Gabriel C. Hruza
Los nuevos estándares de acreditación en las carreras de Ingeniería en Argentina. Programa Institucional de la Facultad Regional Avellaneda de UTN, por Luis Alberto Garaventa
Sobre los autores

Presentación

Este libro es producto de los trabajos presentados en el X Encuentro de Laboratorios de Monitoreo de Inserción de Graduados (MIG) realizado en Resistencia (Chaco), Argentina, el 23 y 24 de mayo de 2019, bajo la consigna “Diferencias y similitudes regionales en el seguimiento de graduados”.

De la producción debatida en esos días se hacen evidentes las diferencias entre varias profesiones en las distintas regiones del país y las transformaciones que enfrentan dadas las condiciones de flexibilidad en el mercado productivo y de trabajo, así como los desafíos que se abren a su ejercicio.

El dispositivo homogéneo utilizado para organizar este material son los Laboratorios MIG donde se utilizan instrumentos científico-técnicos especializados en el estudio y seguimiento de la problemática ocupacional surgida entre los jóvenes graduados y el mundo del trabajo. A partir de la experiencia pionera del MIG UTN FR General Pacheco, que comenzó a funcionar en el 2000, se han desarrollado espacios similares, tanto en instituciones de educación superior como en organismos del estado.

Esta es una cuestión compleja donde los Laboratorios MIG investigan desde la perspectiva de la formación-empleo, tratando de resolver las tensiones entre la Sociología del Trabajo y la Sociología de las Profesiones. Estos Laboratorios hacen una recolección permanente de datos sobre los graduados en distintas profesiones basados en sus trayectorias laborales y de formación. Con estos datos cuantitativos y biográficos se caracterizan las modalidades que ellos siguen para insertarse en el mercado de trabajo; y en el diagnóstico de requerimientos de demandas laborales planteadas por los diferentes contextos productivos, en distintas regiones del país.

Entre sus logros se cuenta con información para identificar el ser estudiantil, las dificultades surgidas en los trayectos estudiantiles, las características del abandono universitario, las identidades profesionales y las actuales condiciones del mercado productivo respecto de su innovación, flexibilidad y sus demandas.

Como es tradicional, los Encuentros Nacionalesbrindan a los investigadores que participan en ellos, un espacio de diálogo y un ámbito de discusión metodológica y teórica, que enriquece los trabajos presentados; que facilitan la acumulación de aprendizajes, potencian los recursos y crean lazos de cooperación y apoyo mutuo entre los equipos de trabajo.

En estos eventos se comparten los resultados logrados en cada región, y se posibilita la realización de análisis comparativos. Tales propósitos guiaron la organización de estos encuentros desde sus comienzos, en el año 2005; y vienen consolidando ininterrumpidamente el funcionamiento en una RED VIRTUAL de todos los Laboratorios MIG, cualquiera sea su institución sede, bajo la coordinación general del Programa del Ares de Investigación de Trabajo y Empleo (PAITE) dirigido por la Dra. Marta Panaia, investigadora principal del CONICET en el Instituto de Investigaciones “Gino Germani” de la UBA.

La periodicidad de los cinco primeros encuentros fue anual, y a partir de entonces se realizan cada dos años. La secuencia histórica ha sido:

2005. I Encuentro Nacional de Laboratorios MIG. UTN FR Gral. Pacheco

2006. II Encuentro. UTN FR Avellaneda

2007. III Encuentro. UN Río Cuarto, Facultad de Ingeniería

2008. IV Encuentro. UTN FR Resistencia

2009. V Encuentro. UTN FR Gral. Pacheco

2011. VI Encuentro Nacional y I Internacional de Laboratorios MIG. UN Río Cuarto

2013. VII Encuentro. UTN FR Avellaneda

2015. VIII Encuentro. UN Córdoba

2017. IX Encuentro. UN Avellaneda

2019. X Encuentro. UTN Resistencia

El último Encuentro cerró un ciclo de diecinueve años de trabajo conjunto que contribuye a mantener estrechos vínculos científicos e institucionales entre todos los Laboratorios MIG; y que permiten la reflexión colectiva, la colaboración mutua, y el intercambio de ideas sobre los desafíos interdisciplinarios que afronta la educación superior, el ejercicio profesional y los cambios que propone el contexto productivo, en el caso de las profesiones universitarias en general.

La Coordinación

Entre la profesión y el asalariado

Marta Panaia

En el marco de los procesos de flexibilización del mercado de trabajo en la Argentina, los profesionales con título universitario han sufrido frecuentes cambios en sus formas de inserción en el mercado de trabajo tanto en la variantes de contratación, en los procesos de estabilización de sus cargos, en las dificultades de acceder a una carrera con continuidad y capacitación y en el acceso a los cargos jerárquicos.

Se pueden observar dos tipos de procesos como tendencia, un proceso de asalarización de los profesionales que a partir de la estabilidad en la empresa o en la función pública se convierten en la mayor parte de su tiempo en asalariados comprometidos con el proyecto empresario o burocrático del organismo que les da inserción, o un fuerte borramiento de los límites de los campos profesionales, aumento de la multifunción y pérdida de identidad profesional, actividades interdisciplinares y multidisciplinares o lo que se podría definir como formas problemáticas de profesionalización, con las limitaciones que este concepto plantea (Demazière, 2009).

Estas dos orientaciones plantean desde sus inicios una tensión entre la profesión y la organización y señalan la posibilidad del conflicto entre el antagonismo o la complementación. Para los profesionales la tensión se plantea entre la orientación hacia los valores profesionales y el reconocimiento de sus pares, lo que disminuye su alianza con la empresa o el estado; o la identificación con la organización que plantea como prioritario el compromiso con la institución y por lo tanto un menor compromiso profesional1.

Entre esos dos polos, los profesionales asalariados encuentran diferentes formas de distanciamiento de la organización. Una de las mejores constataciones contra la teoría de la profesionalización como mero proceso de socialización es la débil profesionalización de los empleados más inclinados a adoptar la ideología de otras clases sociales mientras que sus posiciones en la organización del trabajo justifican ampliamente sus faltas de profesionalización.

Ambas tendencias constituyen un desafío para analizar las transformaciones que ocurren con las incumbencias profesionales en la organización del trabajo y en el mercado de trabajo y se han convertido en un ámbito fecundo de análisis sociológico tanto en una dirección micro-sociológica vinculada a la actividad productiva, el análisis interactivo del grupo profesional y con otros grupos profesionales y al destino individual o colectivo de las trayectorias profesionales; como a nivel más macro-social, en cuanto a sus jerarquía clasificatorias, competencias y monopolios de saberes y sus poderes de estructuración de las instituciones y de la totalidad social.

Trayectorias profesionales: profesionalización o profesionalismo

En la literatura funcionalista e interaccionista –que son las que más se han ocupado del proceso de profesionalización–, es evidente que es uno de los procesos más controvertidos de los estudios sobre profesiones (Maurice, 1971).

En la sociología americana la profesionalización es aplicada en general al proceso de evolución de una ocupación, particularmente a la institucionalización del estatus de asalariado (carrerización), pero más ampliamente a la evolución de la estructura de la ocupación en una sociedad en general.

El crecimiento de actividades de servicios, el desarrollo de actividades científicas, de categorías de empleados, de cuadros técnicos y gerenciales convergen hacia la emergencia de una sociedad “profesionalizada” o post-industrial (Maurice, 1971).

Este concepto tan general es fuertemente criticado por Wilensky (1964), que pone en duda la existencia de una “historia natural de la profesionalización” o de la “profesionalización paratodos” y con ese argumento excluye las “quasi-profesiones”, “semi-profesiones” o “profesiones marginales”, que incluyen frecuentemente las profesiones asalariadas. Categoriza estos procesos como “profesionalismo” o “proletarización”, pero no como profesionalización.

Las “semi-profesiones” son caracterizadas por Chapoulie (1973: 97) como aquellas donde hay grupos activos políticamente ante sus colegas y ante las autoridades establecidas que intentan promover una forma de organización similar a las de sus profesiones vecinas o que muestran una fuerte tendencia a la profesionalización. Sin embargo, esta caracterización resulta insuficiente, por la gran heterogeneidad que encierra esta categoría y porque en general funcionan como intermediarias de profesiones establecidas como los médicos y los abogados, etc. Esto queda confirmado por un artículo muy citado de Wilensky (1964), donde muestra que los procesos de institucionalización de las profesiones establecidas tienen poco que ver con la evolución que tienen las semi-profesiones. Wilensky entiende que la profesionalización implica ciertas tácticas adoptadas por los grupos de actividad o los oficios con el agregado de una “manipulación de símbolos”, que cambian verdaderamente de organización profesional o de modelo de conducta. O sea, ante el obstáculo que ofrece la burocratización de las ocupaciones, lo que distingue un verdadero proceso de profesionalización es la autonomía. Por eso solo aplica los procesos de profesionalización a las profesiones liberales y el profesionalismo, en cambio, se corresponde con los crecientes procesos de burocratización de las organizaciones.

Mac Clelland (1990: 107) citado por Evetts (2003) distingue entre la profesionalización de la manipulación exitosa del mercado por parte del grupo y de la dominación de las fuerzas externas al grupo. Si bien esta categorización pretendía diferenciar las formas de profesionalización angloamericanas y alemanas, es más fructífero para considerar el concepto de profesión y particularmente de profesionalismo.

La distinción entre profesionalización “from within” y profesionalización “from above” la retoma Evetts (2003) cuando habla de profesionalismo “from above” que interpreta como un instrumento de control ideológico de los asalariados destinado a facilitar el cambio organizacional. Este discurso del profesionalismo se convierte en una de las formas de disciplinamiento del managment moderno, que los profesionales asalariados aceptan para acceder a mayores jerarquías.

En ese sentido un aporte importante de Chapoulie (1973) es que son las condiciones de ejercicio de las prácticas profesionales las que condicionan las mismas y si estas se realizan en forma independiente van a predeterminar ciertas formas de logro profesional, estrategias de carrera y de reconocimiento de estatus, pero si las condiciones de ejercicio son predominantemente asalariadas, sus estrategias de carrera, sus prácticas y las formas de reconocimiento de la profesión serán modificadas. Sin embargo la evaluación de las mismas no se considera en cada tramo sino como evaluación de todo el curso de la carrera. Así que está introduciendo un concepto de proceso y de variación a lo largo de la misma, poco reconocido por el funcionalismo clásico.

Por otra parte, en ningún momento se habla de prácticas unificadas en el ejercicio profesional, sino que se acepta una gran variedad de prácticas que respetan los antagonismos y diferenciaciones internas, competencias técnicas y éticas profesionales que se encuentran en las diversas condiciones de empleo de las profesiones establecidas. Lo que caracteriza el modelo profesional, en sentido amplio para Chapoulie (1973) es la pertenencia a las clases medias y la formación superior que les otorga una calificación específica, marcando con esto la relación política, económica y social entre los grupos profesionales y las clases sociales.

El estudio de las profesiones como proceso social no fue suficientemente desarrollado en la investigación sociológica y tampoco en los análisis de orientación marxista, donde podría haber ayudado a comprender los cambios de la estructura de clase. En particular no se desarrollaron los indicadores sociales del proceso de limitación de la autonomía profesional, autorregulación del grupo, demarcación jurisdiccional de las bases cognitivas técnicas y el surgimiento y desaparición de las profesiones. En la medida en que los grupos profesionales son históricos, pueden convertirse en factores de transformación social.

A diferencia de lo que plantean los funcionalismos clásicos centrados en la competencia y el cierre de los campos profesionales, la sociología francesa se centra en la evolución de los grupos profesionales y en el análisis de sus trayectorias, que demuestran que estas funciones no son estáticas sino que representan una vía de movilidad social. En la medida que esas funciones se cumplen y aseguran posibilidades de desarrollo económico y humano, el análisis de estas profesiones, también permite un estudio de los cambios intergeneracionales, del acceso de nuevas poblaciones a los ámbitos universitarios, el surgimiento de nuevas trayectorias de formación-empleo; el comportamiento de esas trayectorias que inician desde lugares muy distantes a las clases más acomodadas y pueden acceder a los lugares más prestigiosos y elevados de la sociedad.

Los funcionalismos clásicos centran el análisis al interior de las profesiones y sus procesos de reproducción, fragmentación y control de sus saberes, sus relaciones con otros grupos profesionales y los mecanismos que surgen en esos grupos para mantener la hegemonía de los saberes que aseguran el control de los núcleos más estables de una profesión, en este sentido los aportes de Abbott (1988) tienen todavía mucha vigencia y son importantes su reflexiones acerca de la demarcación, la jurisdicción y la ecología de las profesiones. Abbott (2003) examina el aspecto teórico del concepto de vinculación entre las ecologías que actúan como entidades independientes, con las reglas que les son propias. Abbott sostenía en 1988 que

“las profesiones en competencia las unas con las otras, aspiran a desarrollarse emparentándose a tal o cual esfera de trabajo que ellas transforman enseguida en ‘jurisdicciones’, por medio de saberes profesionales y reivindicaciones destinadas a obtener una legitimidad con los poderes públicos”.

Este sistema está directamente condicionado para Abbott por la competencia. Todo lo que pasa en el seno de una profesión tiene repercusiones sobre las profesiones vecinas y se traduce sea en los desarrollos, sea en los defectos. De los desarrollos puede haber causas exteriores al sistema, o debido a cambios tecnológicos o a nuevas formas sociales como la burocracia. Todos esos cambios pueden ser el origen de nuevos saberes abstractos, o sea son profesionalizables.

Las profesiones aprovechan esas ocasiones para reforzar sus jurisdicciones por medio de transformaciones estructurales, ajustando las asociaciones, los exámenes, las revistas, brevemente todos los dispositivos de profesionalización. Esas formas de control están sometidas a auditores que sirven de árbitros para mantener la legitimidad del sistema de profesiones.

No obstante, este sistema de profesiones presenta dos inconvenientes que Abbott intenta revisar en miradas posteriores a estas primeras definiciones: la primera, es sobrestimar la solidez del cierre del campo profesional, para explicar el proceso de nacimiento de nuevas profesiones, creadas particularmente a partir de grupos pioneros; la segunda, se refiere a los auditores que fueron considerados como auditores simples encarados solamente en un sistema profesional. En realidad, lejos de ser estructuras unificadas, esos auditores son ellos mismos estructuras de interacción complejas dominadas por fuerzas ecológicas, parecidas a las ecologías que dominan en el mundo de las profesiones.

En ese texto, Abbott define dos sistemas ecológicos, el de la profesión y el del Estado o de otro auditor. Toda la sociedad podría pensarse desde el concepto de ecologías vinculadas. Insiste en la idea de que una táctica jurisdiccional no responde solamente a un objetivo profesional, sino al mismo tiempo a una parte de los objetivos del Estado o de otra estructura que lo contenga.

Así, un actor se vincula en el sistema ecológico de un dominio y no actúa como actor único, sino en una coalición relacionada a un grupo de firmas, de agencias gubernamentales, de asociaciones voluntarias que participan de alianzas y de otras compañías y cada acción profesional tiene repercusiones en todo el sistema. De esta manera, Abbott concibe el mundo social como un conjunto de ecologías múltiples y ligadas entre ellas. Aplicado al mundo de las profesiones, implica que está imbricada en un conjunto de otras ecologías por las cuales el profesional sirve de ejecutivo. De esta manera se ponen en cuestión dos conceptos que acompañaron históricamente el concepto de profesiones, por un lado, el pasaje del profesional al ejecutivo con función en el Estado, la empresa u otra institución, máxime si la profesión de origen estaba muy relacionada con la formación de “cuerpo”, como es el caso de los abogados, médicos e ingenieros; y por el otro, la cuestión del cierre del campo profesional como consecuencia de la posesión de un título con incumbencias específicas y el monopolio de ejercicio que ellas defienden y controlan, el contenido de las competencias profesionales, la transmisión de saberes y la socialización de los miembros, las reglas éticas que rigen las buenas prácticas y el valor social y económico de sus actividades.

En esa concepción la profesión es un concepto en que el campo de aplicación es relativamente directo y objetivo y contribuye a formar una especie de elite profesional situada a un alto nivel de la escala de prestigio y de remuneraciones, que se instala en la estructura del mercado de trabajo con cierta estabilidad.

Toda la revisión francesa de la Sociología de las Profesiones de Dubar y Tripier (1998) abre una renovación teórica en la medida que muestra que los grupos profesionales no son cerrados, protegidos y codificados, sino entidades problemáticas donde dentro de una misma nominación, el ejercicio es muy heterogéneo y la legitimidad social no está asegurada.

En este sentido, una veta poco estudiada en la sociología argentina sobre las profesiones es la relación entre los grupos profesionales y sus colegiaturas u organismos auditores que cumplen una función importante en la demarcación, y control del grupo profesional, es la que asume los mecanismos de control y reproducción del grupo y muchas veces entra en conflicto con los grupos sindicales o los convenios colectivos que establecen los ingresos de los profesionales asalariados.

A diferencia de los aportes de la escuela inglesa, la mirada holística de la obra de Dubar, Tripier (1998) modifica el concepto de la literatura anglo-americana de “profesión” por el de “grupos profesionales”, realiza una notoria arqueología de las profesiones en Francia y relaciona la dinámica de las investigaciones sobre las profesiones con la evolución de la Sociología del Trabajo.

De ahí la revisión del concepto de profesionalización que hace Demazière (2008) que busca

“explorar los procesos de emergencia, de diferenciación y de autonomía de actividades profesionales y más ampliamente de movimientos diversificados, ambiguos y contradictorios de transformación de actividades profesionales: emergencia, identificación, delimitación, categorización, legitimación, invalidación, erosión, segmentación, destrucción y desaparición”.

En este sentido los procesos de profesionalización y desprofesionalización (o “profesionalización problemática”) como los denomina Demazière (2009), que implica la pérdida o la dificultad en lograr esos monopolios de saberes se constituyen en uno de los campos más novedosos del estudio de las profesiones en el momento actual.

Demazière (2009) se plantea la profesionalización siempre como inacabada e incompleta, porque en ella se da la tensión entre una perspectiva deseada y las dificultades atravesadas en el logro de esos objetivos.

En ese sentido, el análisis de las trayectorias se convierte en un instrumento clave para recoger la experiencia de reconocimiento, de legitimidad, de formación de los colectivos y de la autonomía, de comprender los dispositivos de formación y de conectar esas formaciones a los sistemas de empleo, de ver los procesos de profesionalización problemáticos y los procesos de integración inteligente a los colectivos de trabajo.

Los procesos de profesionalización resultan problemáticos en razón de ciertas propiedades, de procesos retrasados, de procesos en desarrollo y de procesos todavía inciertos, vulnerables o reversibles, que tienen estrategias heterogéneas y muchas veces contradictorias. Demazière analiza esto como campos de fuerzas y de luchas conflictuales, donde además de ser un campo en tensión el proceso mismo de profesionalización es problemático en la medida en que nomina procesos dispares, a veces muy variados del mundo del trabajo.

Es en este sentido que Demazière (2009) plantea la profesionalización como problemática, no porque se trate de fenómenos difíciles de identificar y calificar, sino porque son procesos heterogéneos y contradictorios y porque las categorías de análisis que se utilizan para estudiarlo son pragmáticas y polisémicas. Si bien este análisis de la profesionalización incorpora un contenido crítico, no es un direccionamiento ni único ni obligatorio, muestra una preocupación por los procesos de inserción, pero al mismo tiempo destaca su heterogeneidad y multiplicidad.

De la lectura teórica de la Sociología de las Profesiones y sus principales cultores surgen varias constataciones: La primera es la importancia decisiva que posee el tema de las formas de organización del proceso de trabajo profesional, pero también la importancia del conjunto de creencias y racionalizaciones que acompañan sus actividades en un momento dado del tiempo y del espacio. En realidad no existe una receta universal de cómo ser un profesional, no hay como postula el taylorismo un “one best way” para organizar el trabajo profesional y tampoco hay una definición científica de lo que es un grupo profesional y esto es lo que pone en el foco de los estudios los llamados “procesos de profesionalización” cómo se llega a ser profesional y a legitimar el ejercicio.

Esto sumado a la alta heterogeneidad de las prácticas profesionales justifica el fuerte pluralismo encontrado en la teoría sociológica donde cada corriente de pensamiento desarrolla un modelo privilegiado sobre las profesiones, su estructura, su dinámica, su función y sus efectos. No todos estos modelos se plantean las mismas cuestiones, ni recortan sus objetos de la misma manera, ni recogen el mismo tipo de datos. En ese sentido no se puede afirmar que exista una Sociología de las Profesiones, sino que hay acercamientos variados al estudio de los grupos profesionales.

Una segunda constatación encontrada entre los enfoques teóricos más frecuentes, como el funcionalismo y el liberalismo, que han planteado con mayor consecuencia el tema de las profesiones, es que para ellos las profesiones constituyen los elementos esenciales de la estructura social y de su regulación moral y reconocen como problema prioritario el de la reproducción de los grupos profesionales. Para los interaccionistas, en cambio, las profesiones no son “entidades” o suerte de viejas comunidades que comparten la misma cultura, sino movimientos permanentes de desestructuración y de reestructuración de segmentos profesionales en competencia y frecuente conflicto.

Para estas corrientes de pensamiento, las profesiones representan los desafíos inscriptos en trayectorias históricas y las formas de acción colectiva constituyen modelos para las carreras individuales. Esta visión tiene su raíz en un modelo crítico del “cuerpoinstituido” y la “vocación instituyente”, pero todos ellos reconocen el importante papel que ocupa el campo profesional en la vida social y en la existencia personal.

Las nuevas teorías surgidas en la década del ‘70 y del ‘80, a pesar de su origen weberiano o marxista, confrontan la dinámica histórica de las profesiones con la economía de mercado culminando en la burocracia o en las grandes firmas o en ambas. Estas aproximaciones son en las profesiones de mercado cerrado de trabajo, que intentan monopolizar un segmento de actividades y de legitimar su monopolio por múltiples estrategias. Se refieren frecuentemente a un modelo liberal e intentan teorizar las relaciones entre el mercado, el Estado y las profesiones.

Como señala Tousijn (1994), se podrá objetar que hoy las profesiones se ejercitan mayormente al interior de las grandes organizaciones, y entonces, son estudiados como asalariados con los instrumentos que la sociología ha elaborado para explicar la división del trabajo en este contexto. Esto es discutible: la división del trabajo en el área en el cual operan los profesionales no se comprende sin usar el recurso y algunos instrumentos conceptuales de la Sociología de las Profesiones y, en particular, la idea de que las profesiones mismas son sujetos colectivos que poseen su identidad profesional y su estrategia profesional, aunque haya variaciones en las formas de conseguirla. Las distintas formas de complementación que se dan entre la diferentes profesiones que tienden a compartir su tarea en las organizaciones, da pie a diferentes tipos de conflictos y componendas que justifican diferentes tipologías de relación entre profesiones y que son las que dirimen los problemas a la hora de resolver su comportamiento institucional.

Sin embargo, la flexibilización del mercado de trabajo y las nuevas formas de contratación de los profesionales en las grandes empresas e incluso en la administración pública, pone en cuestión esta vinculación lineal entre el profesional y el mercado de trabajo, acercándolo más a una vinculación múltiple y compleja. Esto varía mucho según las profesiones y el poder acumulado por las colegiaturas, pero cada vez más es un asunto en revisión por las consecuencias de la flexibilización misma del mercado de trabajo.

La situación actual no implica una superación de las viejas teorías por las nuevas, más bien todos los intentos recientes de sintetizar la historia del trabajo, las formas de organización del trabajo, las formas de organizar la producción y la participación de los trabajadores ponen el acento en la incertidumbre que plantea la crisis y los cambios estructurales que están enfrentando las economías de nuestros países y, en todo caso, de analizar una nueva estructuración del campo de investigación que nos ocupa. Sin embargo, es evidente que las constataciones empíricas y los estudios sobre los grupos profesionales hacen nuevos aportes que son importantes considerar.

Entre ellos, hay algunos más generalistas como los aportes de Tripier y Dubar (1998) que aportan una arqueología y una sistematización teórica de las Sociología de las Profesiones, los aportes de Abbott (1988) que avanzan sobre las formas de control que caracterizan a las profesiones en tanto que construcciones sociales. Esos controles están concentrados en la etapa de la formación y la socialización profesional y el control de los códigos éticos que definen el comportamiento profesional. De allí proviene la palabra licencia que indica que una profesión tiene el derecho de licenciar o sea autorizar a sus miembros a ejercer. Con un criterio más amplio, se puede considerar el concepto de jurisdicción, que implica para una profesión la capacidad de regular no solo sus condiciones de producción y reproducción sino también su entorno especialmente otras profesiones que compiten en el campo o fracciones que se encuentran subordinadas a ellas y que recientemente son puestas en cuestión por el propio Abbott (2003).

No es porque sí, la tendencia reciente a trabajar grupos profesionales en situaciones límites, en actividades legítimas o ilegítimas, actividades marginales o voluntarias, porque en alguna medida, eso significa no trabajar en base al modelo de profesión establecida sino a la existencia de procesos múltiples de ocupaciones que no responden a reglas generales y a partir de los relevamientos de datos empíricos. De ahí la revisión del concepto de profesionalización que hace Demazière (2008).

Esta definición se acerca mucho a la metodología de los Laboratorios MIG2 en el sentido de captar en las trayectorias profesionales, los procesos, los motores, las bifurcaciones, los estancamientos, los ascensos y los descensos, sin pensar que todas las trayectorias profesionales siguen un modelo establecido (Panaia, 2006; 2009; 2011; 2013). La incursión por profesiones distintas muestra caminos diferentes para la estabilización, los logros de institucionalización y los grados en que ello se logra y vincula este proceso con otras categorías de análisis ligadas a la formación del grupo, su consolidación y estabilización, o por el contrario llevan a rupturas teóricas y desmembramientos del grupo, fragmentación o autonomización de distintos grupos profesionales y en ese caso, cuál es realmente el proceso de profesionalización.

Si bien este análisis de la profesionalización incorpora un contenido crítico, no es un direccionamiento ni único ni obligatorio, muestra una preocupación por los procesos de inserción, pero al mismo tiempo destaca su heterogeneidad y multiplicidad.

Hay que ver, lo que Abbott (2003) plantea como la tarea de los auditores, es decir de los controladores de la profesión que cumplen un rol de poder y de orden que acompaña los procesos de evolución de los colectivos profesionales. Esto incluye el análisis de la actividad de los idóneos, de los amateurs de los voluntarios, de los no calificados, etc., que aparecen en muchos colectivos profesionales y constituyen categorías en el límite.

Metodología y relevamientos empíricos

Los datos se recogen y analizan a dos niveles: El análisis micro aporta a las identidades individuales y sociales, a las trayectorias de formación-empleo, al nivel de ingresos, a las jerarquías sociales, a la distribución de los tiempos de trabajo que se alteran con la flexibilidad y modifican su vida cotidiana, a los posicionamientos en la inserción al mercado de trabajo y a la estructuración de los espacios próximos de vinculación social.

A nivel macro-social el análisis de las profesiones permite comprender la estructuración de la sociedad total, pero también el cumplimiento de necesidades básicas que la sociedad tiene que cubrir para poder asistir a su población, como las funciones de educación, de salud, de administración, de crecimiento, etc.

Por otra parte, Demazière no desconoce el aspecto cultural de la profesionalización, como trayectoria y considera que la profesionalización es también un proceso de vinculación social con otros grupos y otras profesiones, ya lo plantea Abbott desde sus ecologías y lo retoman los aportes de Gadea (2012), que incorpora la regulación o más precisamente la autorregulación como una dimensión característica de las profesiones siguiendo los rastros de Durkheim. Gadea se interesa por estudiar los límites de los campos profesionales y como los considera móviles y flexibles, con esto abre un amplio campo de análisis que tiene que ver con el problema de las fronteras, pero que implica considerar un grupo profesional como un ser colectivo y como tal tienen un nacimiento, un desarrollo y una terminación que puede prolongarse o no en el tiempo.

Surgimiento, transición y desaparición o estabilización de los Grupos Profesionales

La profesionalización es también un proceso de vinculación social con otros grupos y otras profesiones, ya lo planteaba Abbott desde sus ecologías y lo retoman los aportes de Gadea (2012) que incorpora la regulación o más precisamente la autorregulación, como una dimensión característica de las profesiones siguiendo los rastros de Durkheim. Gadea se interesa por estudiar los límites de los campos profesionales y como los considera móviles y flexibles, con esto abre un amplio campo de análisis que tiene que ver con el problema de las fronteras, pero que implica considerar un grupo profesional como un ser colectivo y como tal tienen un nacimiento, un desarrollo y una terminación que puede prolongarse o no en el tiempo.

Gadea distingue dos categorías diferentes de grupos profesionales, los llamados “grupos establecidos”, en general con un gran prestigio, con procesos de formación altamente institucionalizados, con un título protegido y un mercado de trabajo cerrado.

Una segunda categoría es lo que él llama “categorías formalizadas”, en la medida que no siempre disponen de un monopolio del título y del ejercicio, pero son objeto de una formación específica, sancionada institucionalmente. Además de estas dos grandes categorías, presenta una tercera categoría que llama “oficios de hecho”, que se caracteriza por la ausencia de la organización formal y la institucionalización de los saberes y de los aprendizajes. Una cuarta categoría está vinculada al concepto de fronteras y se refiere a las “situaciones límites”, o sea actividades que no pueden ser consideradas como profesionales, sea porque ellas no dan lugar a una remuneración que permita vivir de esa actividad o porque es una actividad que se practica de manera irregular y no continua.

Es decir, que la idea es que los grupos profesionales como seres colectivos, pueden nacer, desarrollar sus actividades, estableciendo una identidad que puede ser más o menos larga y persistente o desaparecer por un proceso lento o rápido de desprofesionalización o de aparición de nuevos saberes, ruptura de las reglas de competencia cambios importantes en el sistema político y económico, cambios tecnológicos, etc. Luego hay situaciones contextuales que generan riesgos potenciales, invasiones en el campo, apropiaciones de saberes que pueden producir movimientos y nuevas dinámicas.

Aportes desde la Experiencia de Los Laboratorios MIG

De la experiencia realizada con los Laboratorios de Monitoreo de Inserción de Graduados (MIG) en distintas profesiones universitarias y distintas regiones del país, surge que hay factores que ponen en tensión la identidad de los profesionales y se refleja en sus trayectorias de diferentes maneras, porque tienen que ver con la constitución de sí mismos. Las trayectorias laborales truncadas o con frecuentes bifurcaciones, el abandono de varias carreras universitarias y las dificultades de inserción en actividades relacionadas con los estudios realizados, son algunos de los escenarios más frecuentes.

Argentina es un país que tiene un extenso territorio y muchas diferencias regionales que producen títulos con similitud de contenidos, pero con ejercicios profesionales muy heterogéneos. El hecho de contar con Laboratorios en distintas Regiones y con metodologías comparables permite observar estos distintos procesos.

En estos Laboratorios se recoge información sobre distintas profesiones, según sean las Carreras que se dicten en cada Universidad, que pueden ser Nacionales o Tecnológicas, pero siempre de gestión pública y van desde las profesiones más estabilizadas como la Medicina y la Ingeniería, hasta las más nuevas como Turismo, Comunicación y Enfermería.

La exclusión de trayectorias continuas o de largo plazo, condiciona la conformación de los campos profesionales y su reproducción y la flexibilización de los mercados de trabajo y las formaciones interdisciplinarias contribuyen a complejizar los procesos de conformación de las identidades profesionales, los procesos de profesionalización y la movilidad social.

El rol de la tecnología, la necesidad de la innovación y los cambios en el mercado de trabajo intervienen en estos procesos por las nuevas formas de organización del trabajo y muchas veces precarización o asalarización de los profesionales, con transformaciones poco estudiadas en su identidad. Más limitado aún es este proceso en las mujeres profesionales, frecuentemente descalificadas en sus conocimientos y capacidades por su género. Por otra parte, la pérdida en grandes sectores de la población de la centralidad del trabajo como área ordenadora de sus actividades y trayectorias de vida que se refleja en trayectorias caóticas y discontinuas, a veces muy dispersa.

La brecha entre la teoría anglo sajona, la escuela francesa y los aportes de la teoría marxista lejos de estar superada, está en tensión entre los interrogantes que la Sociología del Trabajo no puede contestar, particularmente en el área de formación y empleo en los procesos de “profesionalización problemáticos” (Demazière, 2009) y la incidencia de la flexibilización de los mercados de trabajo que genera procesos crecientes de desprofesionalización y una vuelta a las preguntas teóricas que fundaron el campo de la Sociología de las Profesiones. La declinación o las transformaciones de algunas profesiones que son hoy claves para el desarrollo, como la Ingeniería, las enormes ramificaciones de las profesiones del “care” con las múltiples formas de enfermería, cuidados especiales, atenciones domiciliarias, gerontología, etc. y sus complejidades tecnológicas o de profesiones que se han expandido fuertemente desde sectores más informales en todos los niveles, como la Informática, la Comunicación o los casi inexistentes, pero acuciantes estudios sobre el personal de Seguridad, generan un área de indagación que interpela los límites entre la Sociología del Trabajo y la de las Profesiones.

Así aparece la necesidad de repensar sus aportes teóricos, a partir de los relevamientos longitudinales y biográficos, con datos empíricos y recientes sobre cada profesión y cada grupo profesional; desde el género, que aporta nuevas miradas y desde los límites jurisdiccionales, desde la formación-empleo impulsada por el Estado y por los formadores privados en dirección de resolver la tensión en las fronteras de los colectivos profesionales, pero también para discriminar los aportes disciplinarios de la Sociología del Trabajo, de la Sociología de las Profesiones y de otras disciplinas que aportan variedades novedosas como la Tecnología, el Management y la Sociología del Género, cuando se trata de analizar categorías socio-profesionales, procesos de inserción en el mercado de trabajo, de profesiones que han adquirido cierta notoriedad y masividad, como las vinculadas a la comunicación, a la informática, al cuerpo, al arte y los servicios o que muestran desajustes en la formación y el trabajo y se alejan de los procesos clásicos de profesionalización.

Por otra parte, muchos saberes profesionales se constituyen en el seno del aparato estatal en áreas específicas (como es el caso de abogados, médicos, ingenieros, sociólogos, etc.) y también en casos que el saber profesional se ejerce exclusivamente, o casi, en el mismo Estado (científicos, diplomáticos, policías, militares, magistrados), generando procesos de “profesionalización problemáticos”, burocráticos o dominados por estructuras externas a la profesión misma.

Del análisis de las trayectorias se observa mayor fragmentación en las profesiones y el surgimiento de nuevas profesiones ligadas al fuerte crecimiento de las formaciones de posgrado, que polarizaciones entre el ejercicio liberal y el asalariado, también llamado proceso de proletarización de los profesionales, si bien este es más frecuente sobre todo en los profesionales que trabajan en la función pública.

Muchas actividades buscan las vías de la profesionalización, aunque otras pierden control y reservas, dejan de acumular conocimientos y legitimidad y se dispersan en otras áreas profesionales. Si hay una proximidad con la Sociología del Trabajo, por un lado, ésta se debilita con la pérdida de la centralidad del trabajo en las identidades sociales, por el otro. La internacionalización también trae el modelo de las empresas de servicios profesionales, acercando profesiones a la discusión sobre corporaciones, mercados, business, internacionalización y globalización y no sólo con los aportes de la Sociología del Trabajo. Además, hay una enorme diversificación de los grupos profesionales y de las intersecciones o demarcaciones del campo profesional al desplazar el debate de ese campo clásico del trabajo.

Tres casos ejemplifican los procesos de profesionalización difícil: Por un lado, el caso de las enfermeras, frecuentemente considerada una semi-profesión o una categoría profesional, en un contexto de transformación3, que tienen tanto dificultad para hacer carrera en su medio como en mantener la autonomía de sus actividades. La perspectiva de carrera de esta actividad son las jefaturas administrativas, que implican el abandono de la tarea práctica cerca de los enfermos por la tarea de gestión y de repartición de tareas. Por otra parte, en la tarea propia de su rol la pelea por el logro de su autonomía, sigue planteada con el médico que le delega tareas que la valorizan, pero que la obligan a delegar a su vez parte de su trabajo en las cuidadoras. En ambos casos –las enfermeras y las cuidadoras– lo que se pone en tensión es la posibilidad de profesionalización de ambas categorías subordinadas en la división del trabajo hospitalario. La evidencia de la delegación de parte de sus tareas propias, que en general es informal, afecta la profesionalización del propio grupo y de los grupos vecinos que están siempre basados en los conocimientos técnicos propios de su rol. En ese ámbito de escasa autonomía, la profesionalización es problemática o difícil y, sin embargo, es innegable la base técnica y la necesidad de la profesionalización de las enfermeras (Panaia y Delfino, 2019).

Otro caso muy evidente, es el de los ingenieros, que puede considerarse una profesión establecida por su importancia en los avances tecnológicos y su rol en el desarrollo, por las bases cognitivas específicas y los procesos de institucionalización de esta profesión, que construyeron durante el período de sustitución de importaciones una identificación entre los ingenieros y la gerencia de las grandes empresas y del Estado, ampliando su bases cognitivas a la gestión y la administración, delegando en alguna medida sus actividades propiamente técnicas en los técnicos. Sin embargo en un contexto de globalización y flexibilización creciente, se observa la destrucción de las carreras de empresas, tienden a perder la estabilidad de sus cargos y sus roles ejecutivos frente a los managers, especializados en la gestión. La imposibilidad de estabilizarse en sus cargos y acceder a las jerarquías más altas de la empresa o el Estado los lleva a formar consultoras independientes y aceptar cargos de asesores de varias empresas o instituciones, dificultando la posibilidad de profesionalizarse en una línea de actividad sobre sus bases cognitivas técnicas.

Respecto del aumento de los cuadros jerárquicos y la conformación de las elites superiores de la estructura social, es bastante evidente que el nuevo management trata de responder a las demandas de autenticidad, autonomía y libertad de las profesiones y enriquecer el acceso a los cargos jerárquicos de múltiples especialidades sin que los profesionales que provienen de la formación de cuerpos, sean los que preferentemente ocupen las elites funcionarias, aunque no necesariamente sean los más creativos y, por otra parte, culturalmente los jóvenes soportan con dificultad la disciplina de la empresa, del estado y de las administraciones muy rígidas, con el control estricto de los jefes y se niegan a ejercerlo con sus subordinados.

Por último, los agentes de turismo, considerada también una categoría profesional que comparte la división de tareas con otros grupos vecinos como los vendedores de pasajes, o los coordinadores de grupos turísticos, cuyo conocimiento técnico de las condiciones y características de viaje, basados en una relación de servicios personales especializados, compiten con una tecnología de plataformas que maneja una enorme cantidad de datos, con una gran celeridad, bajos costos y vacía de alguna manera su rol propio de gerenciar los viajes, apropiándose parte de sus tareas por su supremacía técnica. Sus posibilidades de profesionalización se convierten en problemáticas o difíciles, porque compiten con las de cualquier técnico informático, que no tenga conocimientos especializados en turismo, pero que puede trabajar desde una plataforma en el armado de toda la secuencia del viaje o con las de un profesor de idioma que puede guiar un grupo por sus conocimientos idiomáticos sin tener conocimientos específicos (Panaia y Totino, 2012). Este segmento de economía digital o plataformas promueve una lógica de empresa en oposición al segmento tradicional que pierde lentamente su legitimidad (Panaia, 2011; 2015).

El caso argentino

En las últimas décadas se experimentan en países centrales y periféricos, transformaciones estructurales que les permiten ocupar lugares de peso a nivel internacional, pero que muestran un proceso de disminución en la gravitación de la industria en el conjunto de la actividad económica (Ortiz y Schorr, 2009).

En los países desarrollados este proceso está ligado a la maduración y la sofisticación del entramado industrial. Esto produce fuertes aumentos en la productividad por la incorporación de un amplio abanico de tecnologías y bienes de capital, que –entre otras consecuencias– producen una caída de los precios relativos de los productos industriales; en los servicios y en distintos tipos de actividades no productivas cerebro-intensivas asociadas a sectores fabriles de punta. En la Argentina, en cambio, la desindustrialización proviene directamente de la desarticulación productiva y la reestructuración regresiva del aparato manufacturero iniciada a mediados de los años ’70 con el golpe militar.

Este proceso, según Ortiz, Schorr (2009) está ligado al predominio de ciertos sectores que adquieren poder de veto sobre el desarrollo de otros sectores, que conforman mercados muy concentrados y vinculados a capitales transnacionales y que se distancian cada vez más del tejido fabril local. Por otra parte, se produce un gran retroceso de actividades con elevado desarrollo tecnológico e ingenieril y fuerte potencial en la creación de cadenas de valor con generación de empleo, es decir, en el fortalecimiento del entramado industrial interno.

La apertura comercial implementada, particularmente desde 2015, plantea una dualidad estructural entre los que exportan y los que no lo hacen y la estructura de precios relativos. También tiende a desalentar la inversión industrial en estos países y como contrapartida la centralidad de la especulación financiera en el proceso de acumulación y reproducción ampliada del capital con las empresas que empujan a la crisis a las empresas de niveles menores.

En síntesis, los principales factores explicativos de la desindustrialización argentina de las últimas décadas está ligada al aumento de la brecha entre la economía local y de las naciones más desarrolladas con el afianzamiento de la globalización. De manera que, la desindustrialización por modernización y profundización industrial registrada en los países más desarrollados es muy diferente, contrasta con la desindustrialización por crisis y simplificación por crisis y simplificación productiva argentina, o sea que se genera el carácter trunco y desarticulado de la estructura manufacturera consolidada por las políticas neo-liberales de los últimos años.

Como consecuencia, el sector industrial productor de bienes de capital argentino carece de espaldas suficientes para hacer frente a una demanda de inversiones en expansión. Por esa razón, Argentina, en la última década, mantiene una fuerte heterogeneidad al interior de la trama industrial, con dependencia tecnológica, lo que se refleja en el mantenimiento de una matriz productiva trunca y desarticulada.

En base a los casos estudiados se presentan tres conclusiones para las actividades profesionales. En primer lugar, los procesos de tercerización de la economía que lleva a una menor disponibilidad de empleos directamente relacionados con el sector productivo. O sea que hay una fuerte demanda hacia los servicios y una declinación del sector industrial.

En segundo lugar, el aumento de las estructuras jerárquicas de las empresas que pone en cuestión quienes son cuadros y quienes no y que revisa en los hechos la relación con la empresa/Estado/institución y con el proyecto personal de los profesionales que pueden acceder, ocasionando a veces serios divorcios, dificultades para el ingreso de jóvenes, etc. Todas estas razones convierten la relación de los profesionales con las instituciones, con el Estado y con el mercado en situaciones mucho más inestables, porque lesionan la acumulación de sus saberes, la legitimidad de su ejercicio y sobre todo su poder de mando y la proyección futura de su carrera. De hecho el cuestionamiento a la acumulación de poder de las colegiaturas y las Asociaciones profesionales, tienen que ver con un control de la profesión que escapa a la flexibilidad del mercado y mantiene cupos de poder en el que es difícil entrar y negociar, sobre todo para el Estado (caso de la Res. 1254/18).

Por último, en tercer lugar, los cambios en la separación de las tareas de concepción, de investigación, de desarrollo, de producción, y de gestión que eran consideradas inevitables en las instituciones universitarias, no resultan hoy operatoria.

Algunas reflexiones finales

Las últimas décadas muestran una crisis de las profesiones tradicionalmente establecidas, como la Ingeniería, por los cambios en el mercado de trabajo profesional y en la estructura productiva, pero también la aparición de grupos profesionales nuevos, el crecimiento de fracciones profesionales y categorías que tienen dificultades en profesionalizarse. Esto pone en tensión los procesos de profesionalización. En especial sus posibilidades de carrera profesional, de autonomía, de autorregulación y de posibilidades de reproducción de su campo profesional. En un contexto de globalización, de flexibilización de los mercados de trabajo, de segmentación de los mismos y de heterogeneidad y coexistencia de distintos modelos productivos, las trayectorias de los grupos profesionales muestran sus dificultades para profesionalizarse.

Los estudios realizados muestran bastante consenso sobre tres procesos que resultan significativos a la hora de evaluar que los afectan más directamente. En primer lugar, los procesos de tercerización de la economía que lleva a una menor disponibilidad de empleos directamente relacionados con el sector productivo. O sea que hay una fuerte demanda hacia los servicios y una declinación del sector industrial.

En segundo lugar, el aumento de las estructuras jerárquicas de las empresas que pone en cuestión quienes son cuadros y quienes no y que revisa en los hechos la relación con la empresa/Estado/institución y con el proyecto personal de los profesionales que pueden acceder, ocasionando a veces serios divorcios, dificultades para el ingreso de jóvenes, reconversiones dolorosas, despidos a veces numerosos, por reestructuraciones empresarias y no pocas veces por competencias técnicas que quedan obsoletas después de varios años.

Todas estas razones convierten la relación de los profesionales con las instituciones, con el Estado y con el mercado en situaciones mucho más inestables, porque lesionan la acumulación de sus saberes, la reproducción de su base cognitiva, la legitimidad de su ejercicio, pero sobre todo su poder de mando y la proyección futura de su carrera. De hecho el cuestionamiento a la acumulación de poder de las colegiaturas y las Asociaciones profesionales, tienen que ver con un control de la profesión que escapa a la flexibilidad del mercado y mantiene cupos de poder en el que es difícil entrar y negociar, sobre todo para el Estado4.

Por último, en tercer lugar, los cambios en la separación de las tareas de concepción, de investigación, de desarrollo, de producción, y de gestión que son consideradas inevitables por el funcionamiento de compartimientos estancos, actualmente no reconocen esta división que no es operatoria, porque la flexibilización a nivel de la empresa, el mercado, el salario, la fábrica, la formación se generaliza cada vez más. Por este motivo los aspirantes a esos cargos deberán manejar la matriz de conocimientos técnicos, pero también manejar otras lógicas, saber dirigir equipos, comunicarse fluidamente, ejercer liderazgos, etc.

Es posible entonces pensar que la identidad proporcionada por la socialización tradicional basada en los conocimientos técnicos resulta insuficiente. Y de la misma manera, las trayectorias profesionales que estaban pensadas como el pasaje de una etapa de producción a una etapa de gestión, tienen contornos borrosos, porque ya no se puede separar nítidamente una de otra, hay elementos de ambas en las dos. Programar el porvenir deviene más complicado y difícil y el concepto de formación-empleo deviene una antigüedad, que no puede ser pensado solamente para la inserción en el mercado de trabajo. Sin embargo, lo que cobra mayor importancia es la elaboración de un plan o proyecto personal durante el curso de los estudios, muchas veces multi-ocupacional que provoca procesos de desprofesionalización más que de cohesión profesional. Es tarea de los sociólogos tratar de analizar el significado de estas trayectorias cada vez más difusas.

Para el caso argentino, respecto del primer punto hay que reconocer que las estadísticas son muy deficitarias y no hay buenas evaluaciones de la cantidad de profesionales que trabaja en cada ámbito, ni de los procesos de surgimiento y desaparición de profesiones. No obstante lo que habría que valorar de estas apreciaciones son los posicionamientos estratégicos respecto a la innovación, que tiende a ocupar al profesional, sobre todo en las empresas más nuevas y creativas y los formatos educativos que aseguren la reproducción de la formación de base.

Es preciso aclarar que ninguno de estos tipos de estudio es frecuente en nuestro medio y existen contadas excepciones en que sean comparables por el uso de relevamientos y métodos similares. Por otra parte, los estudios no son homologables para todas las profesiones porque priman distintas representaciones de carrera y son otros los objetivos valorados socialmente en cada una, en las cuales ellas se desenvuelven. Los trabajos genéricos que abordan este tipo de temática dan cuenta fundamentalmente del hecho de la ruptura de las trayectorias socio-profesionales o laborales dadas las condiciones existentes de contratación en el mercado de trabajo o el nivel educativo. Es decir, trabajan con categorías sociales más amplias o de determinado nivel de estudios alcanzados lo cual acentúa la desprofesionalización de los grupos hacia una evolución incierta en términos de permanencia del grupo.

En cuanto al tercer punto a partir de las entrevistas biográficas5 que permiten hacer un primer barrido de los parámetros que usan los propios graduados para calificar sus expectativas y representación de su experiencia profesional, tanto referida a las dificultades para construir la trayectoria profesional, como la realización de sus expectativas y la percepción de la solidez de la formación recibida6.

En realidad la investigación sobre los territorios de cada profesión, sometida a sus reglas específicas solo tiene como límite la autonomía de otros grupos profesionales. Sin embargo, la noción de jurisdicción, tan cara a Abbott, lo único que marca es la existencia de territorios que obedecen a una misma regla, pero esto no significa que se encierren en una lucha corporatista. Más allá de su poder auto-regulador y de la defensa de sus intereses, los grupos profesionales representan una acumulación de capital social y de conocimiento que los constituye en una fuerza y en una identidad colectiva para mejorar las condiciones de trabajo sin que esto derive necesariamente en privilegios y abusos. Más allá de la importancia de profundizar los estudios sobre los grupos profesionales, es evidente que una aproximación transversal muestra algunos procesos de interés: todos aparecen atravesados por los cambios tecnológicos que interpelan las bases cognitivas de estos grupos; todos presentan transformaciones de género; las profesiones masculinas o femeninas tienen actualmente una tendencia fuerte a las formas mixtas, que las obligan a salir de la desigualdad de posiciones y de carreras entre hombres y mujeres; y, por último, todas las formas de regulación son cada vez más heterogéneas. En este sentido, la regulación de las carreras de formación puede contribuir a facilitar la delimitación de sus territorios profesionales o incumbencias. Se puede concluir que el modelo de profesiones, en tanto forma de organización del trabajo calificado tiene posibilidades de extenderse ampliamente sobre la base de la masificación de la Educación Superior y la multiplicidad de terminales universitarias, lo que también habilita a trabajar las jurisdicciones o fronteras como dominios científicos.

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1 Estas orientaciones se corresponden con los conceptos de “cosmopolitas” y “locales” de Durand (1971), donde la profesionalización se presenta como una guerra de independencia entre el trabajo y la organización.

2 Los Laboratorios MIG trabajan con un dispositivo de recolección de datos basado en la articulación de los métodos cuantitativos y cualitativos. La recolección de los datos de tipo cuantitativo se realiza por medio de una encuesta de tipo longitudinal, la cual hace hincapié solamente en la trayectoria de formación-empleo. Los datos de tipo cualitativo se realiza a través de una entrevista semi-estructurada, biográfica, que capta las diferentes secuencias de su vida familiar, residencial, laboral y de formación, en forma retrospectiva. Los datos obtenidos en estos Laboratorios son comparables entre sí. En este momento funcionan con esta metodología los laboratorios siguientes: MIG Gral. Pacheco (UTN) 2000; MIG Río Cuarto (UNRC), 2004; MIG Avellaneda (UTN) 2006; MIG. Resistencia (UTN) 2007; MIG. Río Gallegos, 2008; MIG-Turismo 2008-11; 2009 MIG-Córdoba; 2014 MIG-UNDAV.

3 En Argentina no tienen reconocimiento en el Estatuto Médico hasta 2019.

4 De hecho, está pendiente de aplicación la Resolución 1254/18 del Ministerio de Educación (Argentina) se reducen la cantidad de actividades reservadas para cada profesión, según las incumbencias de su título. Quedan solo como exclusivas las que comprometen el interés público y ponen en riesgo en forma directa lasalud, la seguridad o los bienes de las personas. La resolución abarca 37 profesiones y tiene validez nacional. En principio, es llamativo que una Resolución ministerial pueda modificar las incumbencias otorgadas por Ley a cada profesión para su ejercicio, y que no se modifiquen primero los planes de estudio, antes de modificar las incumbencias, ya que se les está ofreciendo a los cursantes y a los graduados un título con determinadas incumbencias. Por otro, si bien es prematuro para conocer la reacción de las colegiaturas, es evidente que se producirá una puja de poderes para preservar las incumbencias de cada profesión.

5 Todos nuestros estudios sobre las profesiones articulan un método de relevamiento cuantitativo con una entrevista biográfica en profundidad. Cf. Panaia, M. 2006.

6 Estos datos están referidos específicamente a la Universidades relevadas.