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Angel Berto Braida es oriundo de Bragado, ciudad cita la Provincia de Buenos Aires, donde realizó sus estudios primarios, en la Escuela Nº 10, y sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de dicha Ciudad. Graduándose como abogado en la Universidad de Morón, en el año 1.979. Ejerció durante varios años la actividad profesional, en forma independiente, para luego acceder en 2.001, por Concurso, a un cargo en la Magistratura de su Provincia, donde actualmente se desempeña. Anteriormente había tenido un inicio laboral en el campo privado. Además desarrolló una prolongada actividad docente en su Ciudad y pasó por la función pública municipal en el Partido de Bragado. Proviene de una familia con padres descendiente de inmigrantes italianos Esta casado con una profesional médica, y es padre de dos hijos Santino y Luca. Se fue apasionando tempranamente por distintas disciplinas artísticas. Teniendo en un tiempo un paso por el teatro vocacional. Su mayor pasión fueron las letras, tanto como lector y autor. Muy temprano se inició en la actividad de la producción literaria, en particular en la poética. Participó de varios talleres literarios, con intervención en la publicación de trabajos suyos en diversas antologías literarias, ya desde su época de estudiante universitario. Así también hizo conocer sus obras en diversas veladas literarias. Es además profesor de Lengua y Cultura Italiana, estuvo siempre muy activo, integrando distintas entidades comunitarias de su Ciudad, en particular de la colectividad italiana, ahora como miembro en la misma, del Rotary Club, cederá a ésta entidad sus derechos por la comercialización de esta publicación.
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Seitenzahl: 94
Veröffentlichungsjahr: 2016
Angel Armando Berto Braida
Brumas
Editorial Autores de Argentina
Berto Braida, Angel A.
Brumas / Angel A. Berto Braida. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2016.
EPUB
ISBN 978-987-711-506-2
1. Antología de Poesía. 2. Poesía Argentina Contemporánea. I. Título.
CDD A861
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Natalia Charquero Silva
En memoria de mis mayores, que ya marcharon,
En particular a la de mis padres Armando y Gladys.
Y también a mi esposa Andrea, por ser mi descarga a tierra,
Y a mis hijos Santino y Luca, por regalarme cada día un pedazo de cielo
Índice
Prólogo
Ecos de Lejanía
Ecos de lejanía
Itinerario de naufragios
Los desengaños
A mi Madre
Repetida orfandad frente al espejo
En la distancia
Tropezar siempre en la misma piedra
Los efímeros jardines
El boleto equivocado
Alfredo
Tiro al blanco
La vana búsqueda
La dicha del sueño
Vanas cartas
Evangélica
Sombras
Lobo solitario
No me quites la esperanza
La que vendrá desde el mar
Buscando el futuro
Confidencial
La redención de tus manos
Los prudentes
Ecos de algarabía
Pesares
Vacías manos en la noche
Laberintos interiores
Reflexiones
Clamor de pájaros en la aurora
Desde una región de cautivos pájaros
Invitación al llanto
Inaugurando la alegría
Caminos
Nuestras huellas
La mentira
Tristisima
Invocación al olvido
El desterrado
Te necesito amor que no conozco
Paternidad tardía
Límites
El falso poeta
El último tren
El Último Tren
San Mateo 19:06
En el Sur, 1983
Mariana
Espejismos
Retrospectiva
Paralelas
Remordimiento
Primer Amor
Resurrección
Palabras homicidas
Invocación
Somníferos
Prisionero de las sombras
La selva detrás de la puerta
Oficio Literario
Convivencia
San Mateo 18:10
Inexorables relojes
Veneno
Metamorfosis de los retratos
Las urgencias
Los relegados
Conjuras
El desafio de sus ojos
Los tempranos anhelos
El reencuentro
El último anhelo
Fin de juego
Cuerpos unitivos
El inconstante
Los viejos amores
Reflexiones del resucitado
El que tú esperabas
Nuestra casa
El amor y la razón
El amor nunca pide, solo dá
Dilema de la espera
Estuve a tu lado una vez más
Rivera, 1995
El mágico diálogo
La condena de la espera
Bajo la lluvia
Bajo la lluvia
La última hora
Recompensa amarga
Perfidia
Intima
Mi corazón desgarrado quiere venganza
Quisiera llorar
La nueva condena de Ulises
Thames, 1.995
El Amordazado
Cartas de amor
El amor vendrá a golpear a mi casa
Definición
Resurrección del amor
La Pródiga
La indecisa
La Soltera
Cuando el invierno llegue
Pretextos del amor negado
La profanación de los espejos
Presagios en la lluvia
La que se negó a amar
Ansiada Conjunción
La Impiedad del Tiempo
Remordimiento
La agonía de esperar
Albores de ventura
La larga vigilia
El predestinado
El que no pudo ser
Amargura
Impostores
Los viejos espejismos
Amor sin futuro
Vivir mi propia muerte
Evasión
Jesús de la Misericordia
Reclamo
En la caverna
Intimidad
Imposturas pueblerinas
Paisajes
Mis manos te presienten
La Balanza
Literatura
Sueños Caídos
Instantes
El morador de los umbrales
El morador de los umbrales
La soledad desplazando al amor
Sin aurora
Alucinación
Pretextos
Emigrante
Memorias del exilio
Rigor absurdo
Siro Berto
Santa Rosa
La Divina Comedia
Nardela
A mi lado
La Conjura
Fatídica
Orfandad
El Mensajero
Yutuyaco, 1.974
La mala hora
Arquetipos
Radio Nederland
Intimidad Furtiva
Añoranza
El desdichado
El Imaginario
Inventario de mi hogar
El viejo sendero familiar
Piel de nieve
Obstinación
El Coleccionista
El canto del cisne
Amor que huye
Perdón
Sabores de infancia
El lobo
La fotografía
El invadido
Los condenados en su laberinto
Esperar que lo lejano se acerque
Esperándote
El Desolado
A cierto nombre
Ausencias
Monedas sin valor
Sepultado en vida
La contienda
El hechizo
No moriré en sus brazos
Fatal
Los sueños amordazados
Prólogo
Luego de tantos años vividos pasó a apremiarme un tenaz desvelo. El de dar a luz mis antiguos archivos literarios, donde se acumula, como esa sutil bruma que nos alcanza en el camino, postales de un tiempo diverso. Cifras de mi vida en un singular derrotero de la memoria, entre esplendores y quebrantos. Aciago sería el destino, de todo este pretendido oficio literario, si no cumpliría con esta postergada ceremonia, de su proceso creativo. La de ser llevado finalmente a las manos del lector. Su definitiva salida a la luz. Lo que le hará sobrevivirme, y no quedar expuestos, para en un futuro, correr la suerte oprobiosa de tal vez terminar arrumbados entre las cosas que ya nadie repara, en un infame albur de abandono.
Al ir siendo leídos estos antiguos cuadernos míos, que aquí exhibo, para salvarlos de su invalidez. Mis trabajos irán logrando ahora su tardío propósito. Desde el momento en el que comiencen a ser leídos, estos escritos cumplirán su destino, dejando ya de ser exclusivamente míos. Para pasar cada lector a ser el dueño final de sus textos. Ya que desde el mismo momento de vuestra lectura, Ustedes pasaran a ser sus dueños y los nuevos coautores de los mismos, desde la singular interpretación que le den a estos.
Ahí se aloja una idea mía casi obsesiva, sobre el trabajo del escritor. La del hacedor de un algo, que en definitiva tendrá existencia, valor y vida, siempre y cuando guste, siendo comprendido, por un otro imprescindible y desconocido, el lector. En este caso Ustedes, descuidados y atentos, profanos y sabios, incisivos y benignos lectores. Los que en esencia fueron el motivo último de mis obras. Dado que de no seguramente nunca hubieran sido escritas. Puesto que habrían carecido de su motivo, la de ser transmisoras de un mensaje pretendidamente bello. Si las tomamos en su dimensión justa, como que valieron en su momento, de mensajes de naufrago lanzados al mar. Necesariamente estaban destinados a un lector, el que pudo ser un lector preciso, y no el que ahora los recoge. En ese caso, inesperadamente Ustedes tomaran ese lugar necesario. El de ese lector ignoto, o no tanto, el cual no pudo, o no supo asumir dicha tarea.
La Literatura es una larga paciencia, esa es en mi otra idea que no me canso de repetir. Donde los autores participan de un eterno aprendizaje, en un ejercicio de angustias y júbilos, de pesares y deleites, frente a sus trabajos esforzadamente producidos, considerados, puestos en duda, reescritos y vueltos a considerar. Para luego ser expuestos en un desafío riesgoso, ante el lector, haciéndolos públicos, con un destino eventual, donde tal vez sean desechados, cuestionados, o tengan la fortuna de gustar.
Desde ya muchas gracias por la deferencia de haber reparado en ésta mi obra, y por los comentarios, y las correcciones que les habrán de ir incorporando en vuestra labor de coautoría de la misma.
Angel Armando Berto Braida
Ecos de Lejanía
Ecos de lejanía
Cada latido trae ecos de lejanía
Itinerarios de raíces extraviadas
Guitarra que desgarra nostalgias
Sopor de contenida algarabía.
Me doblego en insomnes esperas
Manos subyugadas en la distancia
Campanarios ávidos de futuro
Exilio de pájaros en retorno.
Mágica estrella que irriga dulzuras
Después de tantos años a la deriva
Tus destellos me tienen cautivo.
Faro en el centro del mundo
Donde tus brazos son mi destino
Pirotecnia de sueños que aguardan.
Itinerario de naufragios
Vergüenza tengo de mis manos vacías
Que solo lograron petrificar distancias
Traicionado por una tenaz esperanza
No advertí que no ibas por mi camino.
Ayúdame ahora a resignar la ventura
Equivoqué los rituales enamorados
Estertores de mis sueños truncos
En tu desamor está mi derrota.
Dadme el consuelo de retirarme
De no esperar las palabras homicidas
Inútil es ya continuar con mis luchas.
Si mi espera no fue tu espera
Dejadme arriar mis banderas humilladas
Escapando de este itinerario de naufragios.
Los desengaños
Los desengaños profanaron la esperanza
Ilusorios reclamos de esquivos confines
Ignotos designios prefijaron infortunios
Cadenas que desgarran hacia adentro.
Vano vigor de humilladas esperas
Donde solo triunfa el naipe de los tahúres
Perdida brújula en antiguos extravíos
Inútiles fatigas de desolados caminos.
Traidores relojes obstinan la memoria
En lo que pudo haber sido y no fue
Orfandad de un aciago laberinto.
Se desvanece la magia de los sueños
Ausencias que apuñalan desvelos
En un anuncio de ya no poder más.
A mi Madre
Su sombra vigilante acompaña mis pasos
Compañera de venturas y adversidades
Solo sus manos mitigaron las heridas
Liberándome del peso de íntimas cadenas.
Cuando la ingratitud forzó exilios
Desnudando imposturas de falsas lealtades
Todo lo que tuve fue la seguridad de su auxilio
Confidente en las horas desoladas del abandono.
Interprete de silencios que cifran naufragios
Sus blancas redes resguardaron mis caídas
Dándome razones para seguir adelante.
Aunque un tenaz pudor me impide entregarme
A la certidumbre tutelar de su amparo
Si hoy todavía soy es porque ella va conmigo.
Repetida orfandad frente al espejo
Repetida orfandad frente al espejo
Miedos que fueron ciñendo mordazas
Atávicas flaquezas postergando los frutos
Penumbras sobre inciertos senderos.
Temor a descubrir íntimas quimeras
Fragilidad ante las palabras arteras
En la cuerda floja de los sueños
Se desvanecen trasnochadas estrategias
Postración de vacantes ternuras
Anticipa itinerarios de naufragio
En inercia pasan y pasan los días.
Esclavo de los amagues del desengaño
Fue fijando los límites de sus afanes
Víctima y verdugo de lo perdido.
En la distancia
Manos estrechando distantes manos
Albur de arduos corazones dispersos
Se entretejen en legiones de iguales
Comulgando alegrías y desdichas.
Ajenos en las horas del abrazo
Desde remotos cielos llevan y dan amparo
Lejanos presentes de mutuos auxilios
Que conjugan los reclamos elementales.
Amistad que lleva en sus alforjas
Una enorme voluntad de entrega
Desde una carta burladora de fronteras.
Aún sin poder compartir una misma mesa
Soñando con alguna vez estar frente a frente
Prodigan razones para creer y para esperar.
Tropezar siempre en la misma piedra
Tropezar siempre en la misma piedra
Desde cueles galerías de pesadillas
Por donde se repiten arteras traiciones
Espejismos que regresan con sus engaños.
Los años trajeron su inventario sombrío
Intimas cadenas propiciaron exilios
Múltiples rostros de un mismo infortunio
El desamor como un implacable destino.
Después de reiterar tantos duelos
El recuerdo es un puñal que me postra
Inútil se me hace luchar por los sueños.
Hubo legiones de verdugos impiadosos
Anticipando ficticios dones de ventura
Para luego empujarme a abismos desolados.
Los efímeros jardines
Crueles memorias de vida sin vivir
Su destino fue forjado en vanos amores
Arduos espejos que ocultaron sus reflejos
En la infiel guía de ilusorias estrellas.
Un irrevocable designio le negó la ventura
Como un buzo ciego ante el abismo
Cautivo de efímeros jardines
Se deshacían en sus manos los capullos.
Aunque rebelde a la trama de su desdicha
Aún espera los perdidos esplendores
Esos fugaces dones que del cielo bajan.
Es un hombre desafiando su pasado
Indolente a sus íntimas mutilaciones
Una sola ternura lo redimiría de sus pesares.
El boleto equivocado
Me toca andar con un boleto equivocado
A cada paso la salida es más lejana
Estoy condenado aún cuando lo ignore
Lo que iba a ser todo, solo es nada.
Tardíos sueños marchitan sin consuelo
La soledad fue creando sus espejismos
Vano ritual para huir de éste laberinto
Cómplice inocente de sus propios verdugos.
Esta soga que aprieta y no cesa
En un agobio de máscaras impiadosas
Donde el amor es moneda de pobre valía.
Las palabras son mortajas sutiles
Mensajes de naufrago sin respuesta