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Canciones y decires es una colección de poemas breves, compuestos de versos cortos en los que se narra con estilo cortesano el encuentro de un caballero con una pastora a la que corteja. El Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, escribió varias obras al estilo Grecolatino, pero las que le han dado fama han sido sus poesías de tipo popular (Serranillas, Canciones y decires). El autor hace alarde de su manejo del idioma, de la rima y del dominio de los estilos literarios.
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Marqués de Santillana
Canciones y decires
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: Canciones y decires.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica ilustrada: 978-84-9897-393-8.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-007-7.
ISBN ebook: 978-84-9897-135-4.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Infierno de los enamorados 9
Invocación 23
Triunfete de amor 29
Otro tractado e dezir del señor Marqués de Santillana 29
El sueño 35
Aquí comienza otro tractado que fizo el señor Marqués 35
Decir contra los aragoneses 55
Visión 57
Otro dezir del señor Marqués de Santillana 57
El planto de la reina Margarida 61
Coplas que fizo el Marqués por la muerte de la Reyna donna Margarida 61
El planto de Pantasilea 67
Libros a la carta 75
Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, Palencia, 1398-Guadalajara, 1458). España.
Hijo de Diego Hurtado de Mendoza, almirante de Castilla. Su nombre original era Iñigo López de Mendoza. Perteneció a una de las más ilustres familias castellanas. Intervino en política; actuó en la corte del rey Juan II, del que en algunos momentos fue aliado y en otros enemigo; y participó en la conspiración que acabó con la caída y ejecución de don Álvaro de Luna. También en acciones contra los árabes y la nobleza levantisca (en Olmedo, 1445), por lo que obtuvo los títulos de marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares. Dominaba el italiano, el francés, el gallego y el catalán. En su castillo de Guadalajara tuvo su célebre biblioteca, hizo copiar numerosos manuscritos y financió la traducción de muchas obras. Se rodeó de algunas de las personas más cultas de su tiempo. Santillana escribió en prosa y verso. Su obra poética estuvo influida por la tradición lírica medieval y las nuevas ideas poéticas italianas.
Aquí comienza el ynfierno que fizo el señor Marqués de Santillana de los enamorados
I La fortuna que no cesa,
siguiendo el curso fadado,
por una montaña espesa
separada de poblado
me levó, como rrobado,
fuera de mi poderío;
así quel franco alvedrío
del todo me fue privado
II O vos, Musas, qu’en Parnaso
fazeys la abitación,
alli do fizo Pegaso
la fuente de perfición;
en la fin e conclusión
en el medio, comenzando,
vuestro subsidio demando
para mi propusición.
III Por quanto a dezir qual era
el salvaje peligroso
e recontar su manera
es auto maravilloso;
que yo nin pinto nin gloso
silogismos de poetas,
mas, siguiendo liñas rretas
fablaré non ynfintoso.
IV Del su modo ynconsonable
non escrive tal Lucano
de la selva ynabitable
que taló el bravo romano.
Si por metros non esplano
mi prozeso, e menguare,
el que defecto fallare
tome la pluma en la mano.
V Sus frondes comunicavan
con el cielo de Diana;
e tan lexos se mostravan,
que naturaleza humana
non se falla nin esplana
por autores en letura
selva de tan grand altura,
nin Olimpio el de Toscana.
VI De muy fieros animales
se mostravan e leones,
e serpientes desiguales,
grandes tigres e dragones;
de sus diformes faziones
non relato por estenso,
por quanto fablar ynmenso
va contra las conclusiones.
VII Vengamos a la corona,
que ya non rresplandescía
de aquel fijo de Latona,
mas del todo se ascondía;
e yo, como non sabía
de mí signo nin ventura,
contra rrazón y mesura
me levó do non quería.
VIII Como nave conbatida
de los adversarios vientos
que dubda de su partida
por los muchos movimientos,
iva con mis pensamientos
que yo mismo non sabía
qual camino siguiría
de menos contrastamientos.
IX E como el falcón, que mira
la tierra más despoblada,
e la fanbre allí lo tira,
por fazer zierta bolada,
así prise mi jornada
contra lo más azesible,
aviendo por ynposible
mi pena ser rreparada.
X Pero no andude tanto
quanto andar me cumplía
por la noche con espanto
que mi camino ynpidía;
el propósito que avía
por estos fue contrastado,
así que finqué cansado
del sueño que me venzía.
XI E dormi, maguer con pena,
fasta en aquella sazón
que comienza Filomena
la triste lamentación
de Teseo e Pandión,
quando ya demuestra el polo
la gentil cara de Apolo
e diurna enflamación.
XII Asi prise mi camino
por vereda que ynorava,
esperando en el divino
misterio, a quien ynvocava
socorro. Yo que mirava
en torno por el salvaje
vi venir por el boscaje
un puerco que se ladrava.
XIII ¿Quien es que metrificando
por coplas nen distinciones,
en metros nin consonando,
tales diformes visiones
sin multitud de rrengiones
el su fecho dezir puede?
Ya mi seso retrocede
pensando en tantas razones.
XIV ¡O sabia Tesalïana!
Si la virgen Atalante
de nuestra vida mundana
puede ser que se levante,
quiría ser demandante,
guardante su cirimonia,
si el puerco de Calidonia
se mostró tan admirante.
XV