Carismanagement - Sergio Talavera - E-Book

Carismanagement E-Book

Sergio Talavera

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Beschreibung

En estos tiempos postpandemia en que muchos experimentamos desconfianza y miedos por todo lo vivido es necesaria la recuperación de las relaciones centradas en contribuir para el bien común y en construir un mundo en el que cada vez seamos mejores personas. Todos tenemos el deber y la capacidad de elevar la calidad de la condición humana en personas, equipos y organizaciones. Este libro presenta las bases, conceptos y experiencias de una propuesta de gestión y liderazgo basado en el C.A.R.I.S.M.A, concepto desarrollado por Sergio Talavera, el autor, derivado del vocablo carisma y que lo resignifica con el impacto que pueden tener relaciones muy conscientes, afirmadoras, recíprocas, incluyentes, sensibles, generosas y de aprendizaje dentro de un marco de liderazgo centrado en el ser humano. El libro está dividido en cuatro capítulos; va de lo más general a lo particular. Parte de conceptos básicos como el liderazgo y las relaciones transformacionales, para después avanzar hacia el carisma y definir en qué consiste el verdadero C.A.R.I.S.M.A como un recurso de relación. Para esto ofrece, herramientas sencillas que nos ayuden a pensar, decidir, sentir y actuar conscientemente al momento de relacionarnos. El carisma es una cualidad construida y que puede ser dirigida, desarrollada y potenciada, y que su influencia y afinidad repercute también en el plano afectivo. En este libro se habla de la transición de este atributo al C.A.R.I.S.M.A.

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DedicoCARISMAnagement

A mi familia, amigos y a cada persona con la que he establecido un vínculo o una relación de valor porque, queriendo o no, simplemente por haber estado nos hemos transformado para bien y para siempre.

A cada equipo y organización en donde he tenido el privilegio y la responsabilidad de compartir vida y trabajo a partir de la gestión y el liderazgo, porque construimos comunidades de vida; a través del servicio, me llenaron de sentido y felicidad.

A todo aquel que tenga el propósito de desarrollar mejores personas a través de su relación y elevar así la condición humana.

Agradecimientos

A mis padres, Sergio y Lupita, porque con profundo amor nos educaron en la libertad y con ello nos enseñaron a asumir con responsabilidad la vida. A través de su enorme generosidad, aprendimos a compartir con los demás.

A mis hermanas Lupita, Cecilia y Maru, por su apoyo incondicional y ejemplo; son mujeres admirables que con compromiso siguen transformando vidas. A mis cuñados, por su caminar amoroso y respetuoso con ellas.

A Regina, Sebastián, Cecilia y Santiago, porque me dan certeza y esperanza en una juventud que trabaja por y para los demás con compromiso y valor.

A mis comunidades de toda la vida: Valle Verde, Inhumyc, Somos Comunicación, La Cañada, Grupic, MJC, Cerebranding, Imagen Pública, porque asumimos el compromiso de construir más que un equipo y juntos tuvimos experiencias hermosas de crecimiento, aprendizaje y plenitud.

A mi amigo y socio Humberto Gutiérrez, quien desde un inicio fue incondicional, entusiasta y promotor de esta idea, por todo el trabajo compartido y haber contribuido a que en Cerebranding creáramos experiencias que detonaron aprendizajes y desarrollo humano.

A Natalia Paerez, Carolina Posada, Adriana Parrón, Eduardo Naranjo, Marcela Domínguez, Carlos Varela, Bernardo Vázquez, y al IIE por haber llevado e impulsado CARISMAnagement en México, Centro, Sudamérica y el Caribe.

A quienes me han integrado cálida y respetuosamente en sus equipos para trabajar y llevar un mensaje de evolución y enfoque en el ser humano: Humand, Dser Organizacional, GWP Consultores, Icon Lead, 3C Centro de Capacitación para la Competitividad, Mentes a la Carta, Divulga, ITESM, IEDS, Centro de Formación en MKT Político, porque hemos creado sinergias y contribuido solidariamente en la formación de miles de personas.

A las más de doscientas empresas, organizaciones privadas, públicas y filantrópicas que han escuchado, creído, acogido y abrazado esta propuesta y la han hecho propia.

A Norma Macías, por todo el apoyo en la primera versión del libro.

A Lourdes Garza, Claudia Herrán, Valentina Gatti, Ada Laura Luna, Ana de la Serna y a todo el equipo de LID Editorial. Como se los he dicho, sin este feliz encuentro, el libro no hubiera visto la luz.

Sobre todo a Jesucristo, el líder más carismático que he conocido, por ser testimonio coherente y amoroso de compromiso y sacrificio con el ser humano.

Índice

Portada

Contraportada

Dedicatoria

Agradecimientos

Prólogo

Introducción

1. Transformamos a partir de nuestras relaciones

2. El C.A.R.I.S.M.A. Nuestro recurso de relación y gestión

3. Desarrollando nuestro C.A.R.I.S.M.A. letra por letra

4. CARISMAnagement. Un modelo de gestión para un liderazgo centrado en las personas

Conclusiones

Anexos

Autor

Página legal

Publicidad LID Editorial

Prólogo

«¡Es que nació con carisma!» Esta es una de las respuestas más comunes cuando se trata de describir a una persona exitosa y quizá en cierto sentido sea verdad, pero también es una justificación. Parecería que quien no nace con un carisma especial no está llamado a realizar cosas grandes, hazañas trascendentes en la vida…

Por eso me encanta este libro, porque nos habla de un C.A.R.I.S.M.A que podemos desarrollar con base en un trabajo personal propio. ¡Basta de justificaciones! La grandeza está al alcance de todos, siempre y cuando estemos dispuestos a construirla en nuestra propia vida.

Desarrollar las competencias interpersonales necesarias es posible. Desarrollar las competencias que nos permitan dirigir, motivar e inspirar es posible.

Esta publicación tiene dos características poco comunes: por un lado, es una guía, clara, esquemática, pedagógica. Por otro, es una fuente de inspiración genuina, honesta, sensata, realista. No es un libro mágico que ofrece recetas baratas (como muchos que abundan). Es una obra seria, estructurada, inteligente y, sobre todo, útil. Estoy seguro de que es un libro capaz de cambiar tu vida.

¡Déjate abrazar por él. Déjate inspirar y guiar! Deja que Sergio Talavera se convierta en una pieza central de tu grandeza, de la grandeza a la que todos estamos llamados, de la que está al alcance de todos. ¡Basta de excusas y pretextos! Aquí hay un camino inteligente.

Fernando Landeros

Presidente en Fundación Teletón

Introducción

«¡Gracias por voltearme a ver!»

Hay circunstancias en donde la vida nos regala la posibilidad de encontrar personas que nos dejan aprendizajes para siempre. Así me sucedió hace no mucho tiempo con un hombre que limpiaba parabrisas en una esquina de la Ciudad de México.

Habían pasado unos tres meses de haber iniciado el primer encierro por la pandemia de COVID y tuve necesidad de salir a realizar algunas actividades; tomé mi auto todo empolvado después de varias semanas de estar guardado y salí a la calle. Esperaba la luz verde del semáforo en una de las avenidas, dándole vueltas al asunto de la pandemia y sus repercusiones y consecuencias en términos personales y profesionales, cuando un hombre de unos cincuenta años se acercó y con un rostro que reflejaba una mezcla de tristeza, miedo y vergüenza me pidió limpiar mi parabrisas a cambio de unas monedas. Lo observé y busqué en mi cartera si traía dinero para darle, vi que solo tenía un billete de cien pesos y pensé: «cien pesos es mucho para una tarea tan simple como limpiar el parabrisas», así que bajé el vidrio, le agradecí y le dije que quizás en otra ocasión sería, no esta vez.

El hombre, sin perder su forma educada y amable no insistió, pero noté en su rostro cierto cansancio y sobre todo frustración; al ver esa reacción pensé que era justo el momento para ayudarle, no importaba si lo consideraba excesivo o no, él lo necesitaba mucho más que yo, así que cambié de opinión, le llamé con el claxon y le dije que sí, que por favor limpiara el parabrisas. Él con mucha rapidez y entusiasmo lo hizo, por unos segundos le cambió el rostro; al terminar, le entregué el billete de cien pesos pensando que se sorprendería, pero el sorprendido fui yo por las palabras que me dirigió. Cuando recibió el billete me observó fijamente y con una voz profunda de agradecimiento me dijo: «Gracias por voltearme a ver».

¡Gracias por voltearme a ver! resonó en mi cabeza. Por supuesto, seguramente lo que obtenía con mayor frecuencia era que ni siquiera le hicieran caso, pasar desapercibido. Sus palabras causaron en mí ese «chispazo» de consciencia que estaba necesitando; había pasado por momentos complejos durante varios meses y de alguna forma me había ensimismado, pero no podía olvidar que siempre hay alguien que necesita de nosotros y que voltearlos a ver nos hace vivir con sentido.

Para mí, ese fugaz encuentro se convirtió en un recordatorio de nunca dejar de mirar al ser humano, a los que de repente ignoramos, observar esas situaciones que por indiferencia se vuelven parte del paisaje, como la inequidad, la exclusión, la desconfianza, la frustración, el daño al planeta, pero que están más presentes que nunca y causan un enorme daño. Por esto necesitamos una mirada diferente y líderes que con un renovado compromiso con el ser humano reconstruyan organizaciones, comunidades y sociedad.

La lección de ese día, de un sencillo hombre que por necesidad limpiaba parabrisas, la llevo en mi mente y en mi corazón y no quiero olvidar nunca que, pase lo que pase, no podemos dejar de ver a quien nos necesita, porque si no es por los demás, entonces ¿para qué existimos? De eso trata este libro, de tener muy presente que por más crisis y dificultades que enfrentemos, no podemos dejar de ver, sentir y enfocarnos en el ser humano.

Un libro escrito a lo largo de cuatro décadas

En febrero de 2013 tuve por primera vez la oportunidad de compartir el modelo de CARISMAnagement en un evento de educación ejecutiva del Tec de Monterrey, en el marco de su apertura de programas de educación continua. Para entonces, llevaba ya algún tiempo reflexionando sobre la integración de una serie de principios efectivos y de fácil asimilación que apoyaran la mejor gestión de mis clientes. Justo había concluido mi último compromiso de liderazgo corporativo y después de treinta años de colaborar para otras empresas iniciaba mi propia firma de consultoría en procesos humanos y desarrollo organizacional, capitalizando la experiencia recogida en esas tres décadas al frente de equipos y organizaciones.

He de confesar que siempre me gustó y disfruté asumir el rol y la responsabilidad de liderazgo (desde que era un niño y dirigía el espectáculo navideño de la familia), y constantemente pensaba en todo lo que podía hacer para promover mejor a la gente de mi equipo y detonar su talento. Durante ese recorrido también experimenté situaciones complicadas y experiencias que no fueron tan positivas, pero que me trajeron buenos aprendizajes, y cada vez que podía recogía la retroalimentación que me permitiera acercarme más a lo que consideraba un modelo de liderazgo centrado en las personas.

Al año de haber compartido por primera vez CARISMAnagement, pensé seriamente en la idea de escribir un libro donde plasmara todas esas reflexiones y propuestas, pero esta tarea me parecía algo muy complejo, jamás hubiera imaginado todo lo que implicaba hacerlo. Al final, las circunstancias (entre ellas el encuentro con LID Business Media) se dieron para hacerlo, resultando un gratificante y disfrutable proceso. Por eso digo que escribirlo me llevó cuatro décadas, porque son las que he tenido de experiencia y formación: tres en ámbitos corporativos y una con mi firma de consultoría; al final, ha sido una de las experiencias más ricas, así que espero disfrutes tanto esta lectura como yo disfruté escribiéndolo.

C.A.R.I.S.M.A.

El C.A.R.I.S.M.A. no se mide por el nivel de popularidad, simpatía, seducción, por multiplicar seguidores en las redes sociales o los votos en una elección; se mide a partir de a cuánta gente se impacta positivamente y se empodera por abrir espacios de sentido al estar y relacionarse: ese es su verdadero poder transformador.

Llevaba un tiempo dando conferencias y trabajando procesos de consultoría en experiencia y servicio al cliente, entre otros, y me di cuenta de que había empresas muy atractivas, que tenían un encanto muy especial y por eso atraían tanto a clientes como a sus proveedores, quienes estaban muy contentos trabajando con ellas; además, generaban un buen impacto en su comunidad y, sobre todo, sus colaboradores entendían muy bien la razón de su trabajo y, si bien no hay organizaciones perfectas, experimentaban bienestar y sentido. Cuando las observé con más profundidad concluí que lo que había en esas empresas no era un plan estratégico de experiencia al cliente, sino algo mucho más profundo: todas compartían el haber desarrollado liderazgos que abrían posibilidades de sentido para sus colaboradores, que delegaban responsabilidad, pero siempre con autoridad, y que aprendían de lo que sucedía día a día, aportando retroalimentación oportuna y mucho reconocimiento.

Entendí que lo que provocaba organizaciones donde se respira bienestar y sentido no es otra cosa que un estilo de liderazgo más consciente y comprometido, y que ese encanto (que después derivó en carisma y evolucionó como C.A.R.I.S.M.A.) es el impacto de relaciones muy conscientes, afirmadoras, recíprocas, incluyentes, sensibles, generosas y de aprendizaje dentro de un marco de liderazgo centrado en el ser humano. No se requieren personas perfectas, sino líderes que desarrollen en ellos y en los demás su C.A.R.I.S.M.A. como estilo personal de relación.

Lo que encontrarás en CARISMAnagement

Lo que aquí presento son las bases, conceptos y experiencias de una propuesta de gestión y liderazgo basado en el C.A.R.I.S.M.A. como recurso de relación transformacional, con descriptores en tres niveles: personas, equipos y organizaciones. Todo ello conforma el modelo al que he llamado CARISMAnagement y que he podido compartir en distintos formatos, desde conferencias, talleres, asesorías, hasta procesos para implementarlo como parte de la cultura de organizaciones de todo tipo y tamaño.

El libro está dividido en cuatro capítulos y va de lo más general a lo particular. De conceptos básicos como el liderazgo y las relaciones transformacionales, para después avanzar hacia el carisma y definir en qué consiste el verdadero C.A.R.I.S.M.A. como recurso de relación dentro del liderazgo centrado en el ser humano; después explica cada una de las competencias que lo componen y cómo desarrollarlas, para finalizar con la descripción de un modelo de management y gestión que parte de ese C.A.R.I.S.M.A.

No cabe duda que estamos viviendo momentos críticos: después de una pandemia, de nuevas guerras, del avance del crimen organizado y el narcotráfico, el desencanto de la democracia, el calentamiento global, la forma cambiante del trabajo, la movilidad de las organizaciones, la pérdida de sentido existencial, la cada vez más excluyente economía, entre otras muchas situaciones, estoy seguro de que hay una salida y esta se encuentra en el verdadero compromiso con lo que nos hace verdaderamente humanos en relación.

Esta visión es disruptiva y aporta un significado más trascendente a lo que en general le asignamos valor de carismático y abre oportunidades que tal vez no habíamos contemplado: bien vale la pena asumir esa posibilidad para hacer de este C.A.R.I.S.M.A. nuestro sello personal de relación y un enfoque en el ser humano.

Te invito a que descubramos juntos nuestra capacidad de elevar la condición humana en personas, equipos y organizaciones, de reducir los niveles de frustración en el entorno laboral, pero sobre todo de asumir la responsabilidad de mirarnos de una forma diferente y comprometida, de relacionarnos consciente y positivamente de una manera mucho más humana y humanizante. Estamos en el mejor momento para hacerlo; es momento de «voltearnos a ver». Si no es ahora, entonces, ¿cuándo?

Sergio Talavera

Capítulo 1 ______

Transformamos a partir de nuestras relaciones

El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas, si hay reacción, ambas son transformadas.

Carl Jung

Domesticar es una cosa ya olvidada, significa “crear vínculos”… Si tú me domesticas entonces tendremos necesidad el uno del otro, tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo… Tú eres responsable para siempre de lo que has domesticado…

El zorro, en El Principito de Antoine de Saint-Exupéry

NOS RELACIONAMOS PARA CONECTAR, LIDERAR, TRANSFORMAR Y TRASCENDER

Mi intención siempre ha sido facilitar las cosas de forma práctica, y esta vez no será la excepción. A través del CARISMAnagement (mi propuesta de modelo de gestión y liderazgo a través del C.A.R.I.S.M.A. para personas, equipos y organizaciones), espero aportar herramientas sencillas que nos ayuden a pensar, decidir, sentir y actuar conscientemente al momento de relacionarnos (para liderar, gestionar, educar, vender o negociar), no importa el ámbito en el que estemos y nos movamos.

Hoy más que nunca es necesario profundizar en el impacto que tienen nuestras relaciones y nuestro estilo personal en lo que hacemos, sobre todo después de una crisis como la que hemos vivido en el terreno de la salud, de lo social, lo económico y lo organizacional, en donde, con más urgencia, es fundamental empoderar a las personas a partir de nuestros vínculos; por algo estamos viviendo la era del relacionamiento transformacional.

Además, en este momento sería imposible asumir con plenitud la responsabilidad del liderazgo y gestión de personas si no lo hacemos a partir de un enfoque centrado en el ser humano: habrá que transitar hacia una nueva dimensión de la relación como vehículo de transformación.

CARISMAnagement

Es un modelo de gestión y liderazgo centrado en las personas (también llamado human centric) que, a través del C.A.R.I.S.M.A. (como un recurso de relación conformado por un conjunto de competencias interpersonales: consciencia, afirmatividad, reciprocidad, inclusión, sociointeligencia, mente de abundancia y aprendizaje permanente), busca provocar un ecosistema de bienestar elevando la condición humana en personas, equipos y organizaciones.

Cuando hablamos de relaciones, no podemos «no afectar». Siempre que entramos en contacto con alguien más habrá un impacto, ya sea positivo o negativo, y cuando digo «afectar» me refiero a incidir, a dejar una impronta: con el hecho de estar junto a alguien ya le estamos afectando. Lo fundamental es saber con certeza que al relacionarnos siempre tendremos la opción de decidir cómo es que queremos hacerlo, y esa libertad hace toda la diferencia.

No siempre tenemos presente que por el simple hecho de estar o de relacionarnos ya estamos afectando, positiva o negativamente, a alguien. A veces no hacemos mucho caso a lo que implica nuestra presencia y a partir de esta el vínculo que creamos con las personas, equipos y organizaciones. La libertad de elegir cómo queremos afectar es un privilegio y una responsabilidad.

A lo largo de este libro me enfocaré en que a partir de esa libertad elegiremos provocar bienestar y salud, por eso al hablar de relacionamiento siempre me referiré al vínculo a partir del C.A.R.I.S.M.A. (consciencia, afirmatividad, reciprocidad, inclusión, sociointeligencia, mente de abundancia y aprendizaje); más adelante, abordaremos lo que sucede cuando no es así, pero por lo pronto partamos de las condiciones ideales y las mejores intenciones al relacionarnos.

Crear, mantener y nutrir relaciones positivas con los demás es esencial para hacer crecer una sana comunidad, sea esta una familia, un proyecto social, el equipo de trabajo o toda una organización.

Las relaciones nos ayudan a determinar el tipo de mundo en el que queremos vivir. El encuentro consciente de un grupo de personas moldea la forma en que pensamos y sentimos, personal y colectivamente, y da sentido a nuestra existencia. Desde esa perspectiva, vale la pena cuestionarse: ¿cómo puedo aumentar mi influencia, corregir malos entendidos, obtener mayor cooperación y restaurar relaciones deterioradas y así alcanzar metas y objetivos?

Nuestras relaciones, muchas o pocas (no es un tema de cantidad sino de calidad), implican una gran responsabilidad. Cuando la gente con la que interactuamos se siente apreciada, fortalecida, segura y reconocida, es porque construimos relaciones satisfactorias y estimulantes. Parecería como si estas tuvieran principios y finales definidos, pero es posible que no sea así, ya que en realidad son procesos continuos (tienen un impacto hasta la eternidad). Nuestras mejores relaciones nos hacen sentir aprecio, importancia y valor, así como aceptación y confianza; esta conexión recíproca alimenta, apoya y motiva a ambas partes.

La vida está hecha de vínculos, incluso en la vida organizacional. Como lo menciona Carlos Raúl Yepes (2016), expresidente de Bancolombia, en su conferencia «La economía de la empatía» en TedX por Rosario, las empresas son un constructo, no existen, lo único que hay son personas y relaciones, y estoy totalmente de acuerdo con esa concepción, porque nuestra vida son relaciones que nos preceden y nos siguen, nos acompañan todo el tiempo; todo lo demás es una construcción social.

Sin duda, mi capítulo favorito de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry es cuando el Principito se encuentra al zorro aquí en la tierra; en su ingenuidad, lo invita a jugar con él y el zorro le responde: «No, yo no me puedo acercar, yo no puedo jugar contigo porque no me has domesticado». Entonces el Principito comienza insistentemente a indagar y preguntar: «¿Y qué es domesticar?» (entendiéndolo a partir de la metáfora y no literalmente del concepto domesticar como dominio). Entonces el zorro le responde: «Domesticar significa crear vínculos y eso es algo ya muy olvidado por los humanos, muchos seres humanos ya no saben cómo relacionarse porque todo lo compran hecho en las tiendas, y como en las tiendas no venden amigos, ya no tienen amigos».

Finalmente y después de todo un proceso de relación (domesticación, en palabras del zorro) en donde enriquecen la existencia de uno y del otro, llega el momento de la despedida y el zorro le comparte lo que considera su principal secreto: «Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos. Lo que hace importante a tu flor, es justamente el tiempo que le has invertido, tú eres responsable para siempre de lo que has domesticado».

Lo que hace importante a las personas, la pareja, las amistades, los colaboradores, los equipos de trabajo, nuestros proveedores y clientes, es el tiempo y dedicación que otorgamos a la relación, y somos responsables para siempre de lo que hemos «domesticado».

Es cierto, nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan, son parte del sentido profundo de la existencia.

La necesidad de relaciones que transformen

Dice Esther Perel (2021), en su TED Talk «The routines, rituals and boundaries we need in stressful times», que las crisis son aceleradoras de relaciones; sin duda, lo pudimos verificar con la pandemia; el tema es que por una razón u otra todo el tiempo estamos en crisis, a veces más personales, locales o globales, como la crisis sanitaria de la COVID-19, por eso fue que nos movió tanto. Al final, estas crisis son aceleradores y es a partir de ellas que fortalecemos o fracturamos nuestros vínculos con mayor contundencia.

La relación es un existencia dialógica, en palabras de Martin Buber (2017), imposible concebirlas sin ese diálogo que poco a poco profundiza. Hay un ir y un venir, contempla la posibilidad de acción, de crear, de producir, de ser más.

Cuando las relaciones maduran, verdaderamente van transitando de la independencia a la dependencia y de ahí a la interdependencia, que es su estadio más elevado. Esta última se puede dar en cualquier ámbito: en la familia, en la pareja, en el matrimonio, en el entorno de trabajo, con compañeros, pacientes, alumnos. La relación es transformación y la interdependencia es una forma sana de vincularnos.

Lo hemos mencionado antes: las relaciones son transformación porque mueven y modifican algo en la otra persona. Decía Carl Jung, psiquiatra y psicoanalista suizo: «El encuentro de dos personalidades o el encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas. Si hay reacción, ambas son transformadas» (Sánchez, 2021). En una relación sucede exactamente lo mismo. Cuando dos personas se encuentran y empiezan a no ser ajenas, habrá reacción, ambas se transforman y el producto de esto será responsabilidad de ambas.

El vínculo implica transformar algo en la otra persona, pero también dejarse transformar. No es algo de una sola vía, porque las relaciones nos dan esta capacidad de acción recíproca.

Las personas nos entendemos y comprendemos a partir del Tú y del Yo que conforman el Nosotros, de las relaciones de alteridad. Relación significa elegir y al mismo tiempo ser elegido también, por eso implica un ejercicio de encuentro: si la relación es positiva, nos construimos, y si es negativa, nos destruimos. La propuesta de este recurso relacional llamado C.A.R.I.S.M.A. consiste en provocar relaciones que sean positivas sustentadas en una comunicación profunda, en la reciprocidad; como menciona Carl Rogers (2014), psicólogo del Desarrollo Humano, toda relación a niveles profundos es «terapéutica», porque cuando es profunda, íntima y respetuosa, sana.

Una idea complementaria es la que propone la doctora Carmen Millé en su libro La necesidad de comunicarse (1993): las dependencias o adicciones al consumo de sustancias y drogas o la dependencia a las personas, al chocolate, a la comida, a las compras, al sexo, a lo que sea, son formas sustitutivas de relaciones a niveles profundos en ese intento por pertenecer. Es decir que esa necesidad desesperada por el encuentro profundo puede derivar en una situación adictiva y en formas codependientes y de maltrato en las relaciones (en la pareja, la familia, el trabajo, etc.).

De acuerdo con Carl Rogers en El proceso de convertirse en persona (2020), hay tres condiciones para que estas relaciones sean positivas:

AutenticidadAceptación Comprensión

La primera es autenticidad. Sería difícil pensar en una relación que no parta de ser auténticos, aunque sucede con más frecuencia de lo que imaginamos. Autenticidad es esa voluntad de ser quien se es y mostrarse tal cual al expresarse (situación muy complicada para algunos en la era de las redes sociales y la comunicación digital, donde en muchas ocasiones se busca aparentar lo que uno no es). Cuando una de las partes en la relación es auténtica puede provocar autenticidad, y a partir de esto se generan las otras dos características de las relaciones positivas.

La primera exigencia de cualquier relación que sea transformacional y positiva, es ser auténtica.

La segunda es la aceptación, idealmente incondicional, a menos que la otra persona haga daño o sea peligrosa para alguien más o la sociedad. Aceptación es respeto y agrado por el otro, sin tener que estar siempre de acuerdo. Martin Buber (2017) hace ya muchos años decía en ese sentido: «Descubro en ti precisamente por aceptarte amorosamente que eres lo que estás llamado a ser». Entonces, cuando verdaderamente hay aceptación no se reduce, no se niega, no se censura, sobre todo en la convivencia cotidiana; la aceptación empodera porque permite ser lo que estás llamado a ser.

La tercera característica de las relaciones constructivas es la comprensión. A través de esta se libera el potencial de cada persona al descubrir que somos totalmente entendidos; no hay empatía sin comprensión en un inicio.

Autenticidad, aceptación y comprensión, esos son los criterios que propone Rogers para definir una relación positiva. Hagamos un análisis desde estos parámetros:

–––––––– ¿Cómo están tus relaciones con tu pareja, tus amistades, tu familia, tu equipo de trabajo, la gente con la que colaboras continuamente? ¿Contigo mismo?

Nuestro estilo interpersonal

Todos tenemos un estilo propio y característico cuando nos relacionamos, yo le llamo el estilo interpersonal: esa forma muy particular y personal en la que nos vinculamos con los demás; la manera común, ordinaria, de todos los días, en que nos comportamos y actuamos con otras personas. Incluye todas las habilidades que desarrollamos y las que nos faltan, pues nos relacionamos con todo lo que tenemos y también con lo que carecemos.

El estilo interpersonal es complejo porque no es una sola cosa ni es simple; no implica forzosamente que sea complicado, ya que en su raíz, «complejidad» viene de complexus, que significa que todo está conectado, íntimamente relacionado. En el estilo interpersonal intervienen la personalidad, la autoestima, la plataforma de valores, el nivel de extroversión e introversión, el liderazgo, las habilidades comunicacionales, la solidaridad y el carisma, entre otros.

Este estilo se refleja en patrones de relación, que son formas muy características a través de las cuales establecemos un vínculo con las otras personas. Si lo enfocamos más hacia el ámbito organizacional, como líder de un equipo de trabajo, podrías preguntarte: ¿tu estilo interpersonal está provocando bienestar o malestar? ¿Promueve o descalifica, desarrolla o vulnera, empodera o reduce? Independientemente de las intenciones, hacernos estas preguntas es el primer paso en un proceso consciente de relación y sería imposible obtener nuevos o mejores resultados de efectividad y bienestar si no iniciamos de esta manera.

Te invito a hacer este ejercicio consciente de reflexión sobre cómo son tus relaciones y qué impacto producen; quizás puedas identificar algunas áreas de oportunidad. De todo podemos aprender, incluso a relacionarnos con más satisfacción, impacto y plenitud; ese es el objetivo de esta propuesta, que podamos desarrollar un recurso de vinculación y relacionamiento que nos lleve a abrir espacios de sentido existencial para nosotros y los demás, y ese recurso es justo nuestro C.A.R.I.S.M.A.

La recuperación relacional siempre es posible.

Las relaciones saludables y positivas requieren de profundidad emocional, intelectual, incluso espiritual. Una relación que carece de profundidad hará que vivamos con frustración, aislamiento, atrofiados psicológica y emocionalmente.