Carta viviente - Jaime García Terrés - E-Book

Carta viviente E-Book

Jaime García Terrés

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Beschreibung

La exploración y catalogación del archivo de Jaime García Terrés reveló la existencia de varias decenas de poemas inéditos, que se examinaron con cuidado para componer Carta viviente<>, testamento lírico de uno de los principales autores de la literatura mexicana contemporánea. El autor fue poeta, ensayista y traductor, y director del Fondo de Cultura Económica e impulsor de instituciones culturales.

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Seitenzahl: 56

Veröffentlichungsjahr: 2014

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•JAIME GARCÍA TERRÉS

CARTA VIVIENTE

JAIME GARCÍA TERRÉS

CARTA VIVIENTE

COMPILACIÓN DE RAFAEL VARGAS

Primera edición, 2006 Primera edición electrónica, 2014

Diseño de portada e interiores: Germán Montalvo y Alejandra Marín

D.R. © 2006, Celia Chávez de García Terrés

D. R. © 2006, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios:[email protected] Tel. (55) 5227-4672

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

ISBN 978-607-16-2474-1 (ePub)

Hecho en México - Made in Mexico

A Rafael Vargasy María Guadalupe Ramírez Delira,con gratitud

 

Celia Chávez de García Terrés

 

 

 

 

 

 

VIÑETAS DE VICENTE ROJO

ÍNDICE

Portada

CARTA VIVIENTE

Escribo —lo que siempre quise—...

Avatares de Melusina

Nox Animæ

Amor, el animoso hermano...

VENID A MIRAR

¡Venid! a mirar a lo lejos

Lecciones de cosas

Los colibríes

RETRATO CON SAUDADES

Imagino tu grácil estatura. . . .

Éxodo

Canción de abril

El retrato

HOMENAJE A QUEVEDO, ENTRE OTROS

Homenaje a Quevedo, entre otros

Al soneto: homenaje y diatriba

Elegía

La poética de Robert Browning

BRAZO DE MAR

¿Sueñas mi sueño?...

Habla el mar en agonía

A la nave desierta

Recuerdos de Rafael Alberti en Puerto Vallarta

TRÍPTICO DE GRECIA

Instantánea

A Giorgos Seferis

Es natural que duela Grecia...

EPÍSTOLA MORAL

Epístola moral

Todas las lágrimas del mar

Vecindario

El gran poema náhuatl sin comienzo ni fin

El espíritu del tiempo

SEIS VARIACIONES SOBRE EL MISMOTEMA MORTAL

Prologuillo

Paso a paso

Clamores a la antigua del soldado en el frente

Las huestes innumerables

Lugar común

Encaminamiento

Antesalas agónicas

VIGILIA DEL VERBO

Después de pregonar su nueva natural vigilia...

En vano quieres descansar del mundo...

Recuerda...

Junto al mar, una cáscara...

Una suerte de Lázaro

 

Nota del compilador

Noticia sobre los poemas

CARTA VIVIENTE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESCRIBO —lo que siempre quise—

una carta viviente

con ojos y cabelloen el color de mis recuerdos y marcadapor la voracidad perpleja del abismo.

Mira cómo se mueve resumiéndomesobre la núbil hoja de papel renovandotodo cuanto soy:

la primera persona del singular ficticioque nació con mi nombre y cuyas manosdescriben signos incesantes para cortar un mundoa mi propia medida pero llenode ti, de nadie,

miserere nobis.

 

Observa sus catálogos de luces

y sombras y matices;

va reviviendo lo pensado

por debajo y encima del cerebro,

lo leído entre líneas;

la mudanza que sufren los sentidos

al velar a sus muertos,

los puntos supensivos y las exclamaciones

carentes de contexto; rescatando

podridos comentarios que a su hora

retuve porque iban a causar desazón

(un sí, tres no, muchísimos no sé

y escándalos mayores, manotazos, ah

se te llena la boca de alimañas),

cargados aún hoy de amor difuso,

y cierta contumacia trashumante

que no suele caber en semejantes moldes;

ni siquiera soñarse,

muy menos desnudarse.

Frases. Las dejaré hablar por mí.Fatigado, la vida me doblega.Como tallo vencido por la espiganací para dejar caer mi testamento.Aquí yace mi cuerpo,

allá mis resonancias.

 

 

• AVATARES DE MELUSINA •

 

 

Apenas bautizada la serpientela coloreó el misterio

y así nos aparece:

descrita por Milton,y en el esbozo de Paul Valéry

(emplumada, mejor, entre nosotros,

bajo el nombre fugaz de Quetzalcóatl).

 

En un momento dado mordió su propia cola,obvio presagio y luz del infinito,

y en Bizancio verán los estudiososimágenes del águila que ladevora,

similares al pregonado símbolo

(ignoro yo si fue veraz o apócrifo)de la remota fundación de México.

 

No divaguemos;

nos hallamos al centro del Edén;

al margen del “Milenio” sobrevivenel Bosco y su jardín, y más alládispersos rituales de réprobos ofitas.

Ah, por supuesto, apenas

de soslayo miremos a la feligresía:

nada puede aclararnos

a pesar de tan buenas intenciones,si luego de insistentes

viajes al centro de ceremonias

adereza un arrullo monocorde,mal adobado con austeras

discrepancias del mito primigenio.

 

Pero los trovadores de aquel mítico signo,

que sí lo evocan o adivinan,

niéganse por su parte a definira Melusina, La Serpentede Lusignan (¿ fue ella

sirena —di, Nerval— o femenina sierpe?

¿y cuál es la distancia rigurosa

entre las unas y otras?

¿cola tuvo los sábados de pez o de reptil?)

 

Dejemos todo ello dormir sobre el pasado,cabe el celo feroz de sus guardianesy clasificaciones,en esa estela sobrenaturalde cualesquiera historias arcaizantes.

 

Muy al principio floreció Lilith,

diabólica según dice,

y aun quizá la misma serpiente del árbol edénico;y súcubo seductor de Adán y su consorte, Eva,gran impulsora ésta de linajescon cierto aire familiar.

Duerman los tres o más con la Medusa ambiguade las fatalidades y cabellos,

y engañen su dormir

la Lorelei de Heine y Lamia la de Keats.

Acaso puedan saber juntos

—y acaso en tal nocturna febrícula divulguen—

los secretos mortales que guarece

discreta la raíz del mundo,

allá donde la tierra nuestra

desnuda poco a poco sus orígenes

sólo

ante pupilas aptas para recuperarlos.

 

 

• NOX ANIMÆ •

 

 

¿Stéphane Mallarmé creía en el silencioabsoluto?

No.

Lo favorecía

entre medias palabras, desmintiendola ausencia de la rosa con su fragancia pura.

Y mudo sólo en parte, levantabafalsos, por virginales, testimoniosen torno a bagatelas

(inhabitadas caracolas, íntimas

huídas de la carne, y abanicos

de cualesquiera damas),que prestaban sus redes al vacíoconmovedor:

hay brumas

tan refulgentes comosoles abiertos,

pero más amigas

del enigma que funda todo ser.

 

Oscurece la luz de aquella lámpara,mujer, que hoy vendrá Mallarmé de visitanocherniega a la casa, y como sabes, éles cuando viene, ¡ay!, un arquitectode su propio desastre.

Ese crudo mirar de tantos ojosni lo complace ni lo justifica.

No le gusta la gente que lo acosa.

Y se pone a cantar, a veces,

al saberse

fuera de todo compromiso,

pródigo.

¡Atención!

Procuremos

andar sobre las puntas  de los pies, olvidando

y respirando sus jadeos.

 

No le preguntes nada.

Sin apremio

escuchémosle darnos el tácito saludo.

 

 

AMOR, el animoso hermano

menor de las virtudes, al nacer ha trocado

mi corazón en una madre;

que así pasa la noche calculando

los años de sus hijos, y pregunta

si los poderes que gobiernan la vida del más tierno

son redentores o maléficos; si las estrellas que rigieron

su nacimiento auguran vida al amor, o muerte.

Ah, corazón, ¿en dónde buscas?

¿Son aquéllos los hados que presiden tus días?