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En Casados & Felices el autor compara el matrimonio a una maleta vieja, pesada y sin manija. La figura parece rara y negativa, pero es sugestiva. Cuando nos casamos llevamos para la casa una maleta con nuestro ajuar. En ese ajuar, llevamos no solo ropas y lencería, ropas de mesa y baño, sino también llevamos nuestros hábitos, mañas, cultura, idiosincrasias, vicios y deformidades. Cuando abrimos esas maletas y juntamos las cosas, algunas cosas sobran, y esas cosas incomodan, y mucho. Deberíamos ser más sensibles a nuestro cónyuge y menos apegados a esas reliquias y antigüedades que transportamos en esa maleta vieja y sin manija.
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Seitenzahl: 201
Veröffentlichungsjahr: 2017
© 2008 por Hernandes Dias Lopes, Publicado originalmente por la Editora Hagnos Ltda., São Paulo, SP, Brasil, con el título: Casados & Felizes.
© 2017 Hernandes Dias Lopes para Español
Traducción
Juan Carlos Martinez Pinto
Revisión
Vernon Peterson
Portada
Adaptación equipo Hagnos
Diagramación
Felipe Marques
1ª edición - Julio de 2017
Editor
Juan Carlos Martinez
Coordinador de Producción
Mauro W. Terrengui
Todos los derechos de esta edición reservados para:
Editorial Hagnos Corp. 2227 Suite A W. Hillsboro Blvd,
Deerfield Beach, FL 33442 U.S.A. E-mail:
http://www.editorialhagnos.com
Catalogación en la Publicación (CIP)
Angélica Ilacqua CRB-8/7057
Lopes, Hernandes Dias
Casados & felices / Hernandes Dias Lopes ; traducción : Juan Carlos Martinez. – Deerfield Beach, FL : Hagnos, 2017.
Título original: Casados & felizes
ISBN 978-85-7742-204-3
1. Parejas – la vida religiosa 2. Relaciones marido mujer 3. Matrimonio – aspectos religiosos 3. I. Título II. Martinez, Juan Carlos
16-1460
CDD 248.844
Las puntuaciones de catálogo sistemático:
1. Parejas : la vida religiosa
Dedico este libro al querido hermano Manfred Koeller y su amada esposa, Anézia. Ellos son hermanos, amigos y compañeros de andar juntos, refrigerio de Dios en mi vida, familia y ministerio, instrumentos del Altísimo que han sido una gran bendición para nosotros.
Prefacio
Las imágenes del matrimonioLas imágenes del matrimonio (parte 2)La receta de Dios para la felicidad en el matrimonioManteniendo la alegría en el matrimonioLos ingredientes de un matrimonio felizLa comunicación, el oxígeno del matrimonio felizLa intimidad sexual en el matrimonio felizLas virtudes de la mujer que edifica un matrimonio felizEl perdón y la reconciliación son mejores que el divorcioPerdida y confusa en su individualismo consumista y narcisista, la sociedad secular contemporánea busca frenéticamente la felicidad. Esa felicidad, en gran parte, pasa por las configuraciones complejas y enigmáticas de las relaciones humanas. Y por más grande que sea el progreso tecnológico y las facilidades de la vida del siglo 21, parece que las relaciones sociales y familiares se encuentran en una crisis sin precedentes.
Quizás lo más sorprendente y preocupante es el hecho que la crisis también se presenta en las iglesias y comunidades cristianas y evangélicas. Lejos de ser islas de refugio, las iglesias evangélicas han sentido de cerca el drama de los matrimonios y familias debilitadas por el empobrecimiento de las relaciones conyugales. ¡La comprobación de la triste realidad es el número de divorcios en nuestras iglesias!
En esas circunstancias tan desfavorables, la luz de la Palabra divina aun resplandece, y con mucho brillo. Es con alegría y esperanza que presento CASADOS & FELICES, una obra rica del reverendo Hernandes Dias Lopes, escritor hábil, consagrado por sus obras que traducen la teología cristiana para la vida práctica. Este libro trae la enseñanza bíblica sobre el matrimonio y tips prácticos del día a día que hacen toda la diferencia.
La capacidad de síntesis, el equilibrio de enfoque, base bíblica y la atención a detalles fundamentales de la relación conyugal marcan de manera especial esta obra que promete y es edificante. Más allá de ir para teorías complejas y exorbitantes, el reverendo Hernandes Dias Lopes se concentra en la perspectiva bíblica del matrimonio, del sexo y de la relación entre marido y mujer. A continuación, alejándose de un abordaje de generalidades, CASADOS & FELICES le da mucha atención a las pequeñas cosas de la vida conyugal que se comparan al regar de una planta. Este cuidado especial, con toda su riqueza multifacética, es enfatizado y tratado con sensibilidad. Y hasta el “fantasma” del divorcio es discutido con la atención necesaria de manera muy sobria y realista.
Tenemos la convicción y esperanza que CASADOS & FELICES será una bendición en la vida de la pareja y de la familia. Nuestro deseo es que los esfuerzos del autor en su preparación, reflexión, experiencia, oración y deseo de bendecir nuestras familias sean plenamente recompensados con una gran calidad de vida conyugal en cada hogar donde esta obra se encuentre.
Luiz Sayão
1
Escribiendo sobre matrimonio, el apóstol Pablo dice que es un gran misterio en Efesios 5.
El hombre es muy diferente de la mujer. Él tiene una cosmovisión profundamente diferente de la cosmovisión de la mujer. El hombre ve cosas, las siente e interpreta de manera diferente de la mujer. Algunos escritores contemporáneos intentan describir esa diferencia entre el universo masculino y el femenino por el título provocante de sus libros: Los hombres son de marte, las mujeres son de venus, ¿Por qué los hombres mienten y las mujeres lloran?, ¿Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres quieren amor?
El libro de Proverbios describe con figuras intrigantes esa complejidad casi incomprensible del matrimonio. El sabio dice tres cosas que le encantaban, pero una cuarta no comprendía (Pr 30:18,19). ¿Qué le encantaba? El rastro del águila en el aire; el rastro de la culebra sobre la peña; el rastro de la nave en medio del mar. ¿Qué es lo que su mente peregrina y ágil no conseguía entender? El rastro del hombre en la doncella, o sea, el matrimonio.
La mejor manera de explicar algo complejo no es por medio de palabras, sino de figuras e imágenes. Vivimos en el mundo de las imágenes. Imágenes hablan más que palabras. Una figura vale más que mil palabras. Por eso, Jesús de Nazaret, el maestro más grande de todos los tiempos, usó figuras e imágenes para ilustrar sus grandes conceptos. Cuando Jesús quiso hablar sobre la influencia de la iglesia en el mundo, no hizo un discurso rebuscado con palabras eruditas, sino invocó la figura de la sal y de la luz. Cuando él quiso tratar del principio de la humildad, no mencionó los grandes pensadores de la filosofía griega, sino tomo un niño y lo puso en sus rodillas, diciendo que quien no se hiciera como un niño jamás entraría en el reino de los cielos. Cuando Él quiso explicar su importancia para el hombre, dijo de Sí mismo: Yo soy el pan de vida; Yo soy el camino, la verdad y la vida; Yo soy la puerta; Yo soy el buen pastor; Yo soy la resurrección y la vida.
En este texto, examinaremos algunas figuras. Algunas son exóticas, otras familiares, pero todas abren una ventana para nuestra comprensión.
Una maleta vieja, pesada y sin manija1
El matrimonio es como una maleta vieja, pesada y sin manija. La figura parece rara y negativa, pero sugiere algunas cosas. Cuando nos casamos, llevamos para la casa una maleta con nuestro ajuar. En ese ajuar, no solamente llevamos vestidos y lencería, sino también nuestros hábitos, mañas, cultura, idiosincrasias, vicios y deformidades. Cuando deshacemos nuestras maletas y juntamos nuestras cosas, algunas cosas sobran, y esas cosas incomodan, y mucho.
El matrimonio es un gran misterio. Es un milagro que dos personas tan diferentes, como el hombre y la mujer, se armonicen en una relación. El hombre es un universo completamente diferente de la mujer. Hay algunos libros que enfatizan esa profunda diferencia como los mencionados anteriormente. El hombre tiene la tendencia a ser más racional, mientras la mujer es más sentimental; el hombre tiene una visión general, y la mujer observa las particularidades; el hombre es más práctico, y la mujer más observadora. Así vemos como se complementan formando una armonía prácticamente perfecta.
Es un hecho digno de mención que cuando marido y mujer aterrizan en el hogar dulce hogar, después de la luna de miel, notan que traen determinadas cosas muy valiosas que jamás dejaran de lado. Hay determinadas mañas que jamás nos despegamos. Podemos deshacernos de algunas cosas, pero de otras jamás lo haremos. Al caminar por las calles de la ciudad donde vivo, vi una mujer empujando un carrito lleno de baratijas, de cosas viejas y sucias. Ella se aferraba a esas cosas como si fueran un verdadero tesoro. Me imaginé que todos nosotros también tenemos un carrito que empujamos. Dentro de ese carrito llevamos nuestros hábitos, cultura y mañas. No permitimos que nadie venga a incomodarnos ni a quitarnos bienes tan valiosos.
Pasamos buena parte de nuestra vida agarrados a esa maleta vieja, puliendo nuestras monedas antiguas y lustrando nuestros escudos centenarios. Tenemos orgullo de la herencia que recibimos de nuestros padres y abuelos, de las mismas reliquias que nuestros ancestros guardaron. Nos sentimos guardianes de las tradiciones de la familia y jamás estamos dispuestos a deshacernos de esos artefactos tan preciosos. Somos los preservadores de esos relicarios y nos sentimos orgullosos de pasar a la siguiente generación esa maleta vieja, o sea, nuestros hábitos y cultura.
Cuando abrimos esa maleta vieja, pesada y sin manija, notamos que muchas de esas reliquias pueden incomodar profundamente a nuestro cónyuge. Todo nuestro vocabulario, nuestro tono de voz, nuestras mañas, nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestros gustos, nuestras preferencias pueden ser de gran incomodidad para quien convive con nosotros bajo el mismo techo. Hay cosas pequeñas que pueden irritar uno al otro, como la manera de masticar o de apretar la crema dental. Deberíamos ser más sensibles a nuestro cónyuge y menos apegados a esas reliquias y antigüedades que transportamos en esa maleta vieja y sin manija.
Una cuenta bancaria
Como dice Willar Hartley “El matrimonio puede ser comparado a una cuenta bancaria: tenemos que consignar más que lo que retiramos. Si intentamos retirar de nuestra cuenta más que lo que consignamos, vamos a la quiebra, perdemos el crédito, y nuestro nombre ira para el rol de los deudores. En el matrimonio sucede lo mismo: tenemos que invertir más que lo que cobramos; elogiar más que lo que criticamos; amar más de lo que exigimos del ser amado.”2
Es una tontería pensar que dos personas son automáticamente felices. La felicidad no es automática, sino un objetivo a ser perseguido con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Estamos de acuerdo con el gran inventor Thomas Alva Edson que nuestro éxito es construido de 10% de inspiración y 90% de transpiración. Aquella idea que dos personas se casaron y fueron felices para siempre es una utopía, un sueño romántico inocente que no pasa de un mito. Todo matrimonio necesita de inversión y renuncia. No hay matrimonio ideal, o perfecto. No existe esa idea de dos personas completamente compatibles. Un matrimonio feliz es construido con inteligencia, dedicación y esfuerzo.
Otra idea que tenemos que desmitificar es aquella de las dos almas gemelas. La idea que dos personas pueden ser el reflejo uno de la otra no es una realidad. La Biblia no enseña eso. El matrimonio es una unión de dos personas distintas y diferentes para un propósito común. Son dos personas que vienen de familias diferentes, con gustos diferentes, que se unen para formar una sola carne. Para que esa unión se vuelva armoniosa, es necesario hacer constantes inversiones. Es necesario mantener siempre un saldo positivo en la relación conyugal.
Existen personas que cobran mucho y nunca ofrecen nada. Esperan mucho del cónyuge, pero dan poco. Son verdaderas sanguijuelas y parásitos en el matrimonio. Explotan al cónyuge y quitan todo lo que pueden, sin ofrecer nada a cambio, a no ser incomprensión e intolerancia. Ese no es el proyecto de Dios para el matrimonio.
Existen otras personas que buscan el cónyuge ideal para el matrimonio. Eso también es un mito. No existe esa persona ideal. La cosa no es buscar la persona ideal, sino ser la persona adecuada. El problema no es el otro; soy yo. Cuando hablo en buscar la persona ideal, estoy diciendo que ya soy la persona perfecta y que el otro es quien tiene que cambiar. Eso es un engaño. Un matrimonio es un ajuste constante de dos personas diferentes. Son como dos ríos que unen sus aguas en un mismo lecho, pero sin jamás perder su individualidad. Los cónyuges son como las aguas del rio Negro y Solimoes3; a pesar que se unen en un mismo lecho, conservan sus diferentes matices. Todo matrimonio tiene que trabajar dos áreas vitales: renuncia e inversión. Sin esos dos ingredientes, no hay matrimonio feliz.
Nosotros no nos casamos para ser felices; nos casamos para hacer al cónyuge feliz. El amor no es “ego centralizado”, sino “otro centralizado”. La Biblia dice que el amor no tiene como objetivo sus propios intereses. El amor no piensa en lo que puede recibir, sino en lo que puede dar. En primer lugar, no busca la satisfacción del “yo”, sino en la realización del otro. Él no mira para el propio ombligo, sino se concentra en la realización y en la felicidad del otro.
Ojos abiertos y oídos atentos
Dios hizo a la mujer diferente del hombre, a pesar que fue a partir de este. Dios es creativo, y Su creación expresa Su bondad y esplendida sabiduría. Cada persona es un universo singular, con huellas digitales únicas. Dios le creo y tiró el molde a la basura. Dios no nos creó en serie, sino hizo a cada uno de manera exclusiva y peculiar.
Una de las características que difieren el hombre de la mujer es que esta es atraída por lo que oye, y el hombre es despertado por lo que ve. De esa manera, la mujer debe ser más atenta con su presentación personal, y el hombre más cuidadoso con sus palabras.
Existe un adagio chino que dice que debemos tener los ojos bien abiertos antes del matrimonio, y después cerrados. Parece que muchas personas cierran los ojos durante el noviazgo y después del matrimonio, sufren de insomnio y viven no sólo con los ojos abiertos, ¡sino cargando una gran lupa! El noviazgo es una experiencia de adecuación y prueba. Cuando él presenta señales de celos, peleas, desacuerdos, eso es una advertencia que no se debe continuar. Taparse los oídos a esas advertencias es hacer un viaje en dirección al desastre. Es una locura consumada hacer un viaje sin atender a las advertencias a la orilla del camino; eso sería poner nuestra vida en riesgo. Usted no es una isla. Cuando usted camina hacia el matrimonio sin observar las advertencias de Dios, el resultado es sufrimiento para usted, su familia y las futuras generaciones.
En vista de esto, ¿qué quiere decir que los hombres se despiertan por lo que ven? ¿No es que Dios los creo así? Eso es una peculiaridad inalienable del ser masculino. No hay nada intrínsecamente malo en eso. Sin embargo, esa característica se constituye en una advertencia en dos áreas:
Primero, las mujeres deben ser más cautelosas en la manera de vestirse. Si al hombre le gusta mirar, a la mujer le gusta que la miren. Si el hombre es atraído por lo que ve, una mujer distraída en la manera de presentarse al marido comete un grave error. Ella debe prestar atención para agradar al marido y presentarse con gracia y belleza, aun en la intimidad del hogar. Una mujer sabia no deja de lado la apariencia, su vestuario y su cuerpo. Ella tiene placer en prepararse para su marido, volviéndose siempre atrayente para él. Ella tiene que continuar siendo una fuente de placer para él.
Algunas mujeres se van a la cama con la camiseta arrugada de la campaña política de las elecciones pasadas y aún tienen la pretensión que el marido se anime en la relación sexual. No se haga ilusiones; su marido está viendo mujeres atrayentes y perfumadas todos los días y tiene que continuar mirándola a usted como alguien que se alista para él. Una ropa interior que atraiga, o un pijama de seda es una gran inversión en el matrimonio. El cuidado con el cabello, con el cuerpo, con lo que viste, con la presentación personal es algo que todo marido aprecia en su esposa.
Segundo, los hombres tienen que vigilar para no caer en las redes de la seducción. El hombre tiene que hacer pacto con sus ojos para no caer en tentación. Las mujeres tienen que distinguir entre lo que es vestirse con buen gusto y vestirse para despertar en los hombres un deseo lascivo. Una mujer cristiana no expone su cuerpo como instrumento de iniquidad. Ella no baratea su cuerpo, presentándolo en la vitrina del deseo carnal. Ella debe comprender que su cuerpo es templo del Espíritu Santo y pertenece a su marido. La mujer cristiana entiende que las ropas muestran más que lo que esconden. Ellas revelan más el íntimo de lo que tapan el exterior. La manera como una mujer se vista desnuda su ser interior y revela sus valores.
La Palabra de Dios condena el uso inadecuado del cuerpo con el propósito de despertar en otro el deseo lascivo. La defraudación es el pecado de despertar en el otro un deseo que no puede ser satisfecho lícitamente (1 Tes 4:3-8). Ese principio bíblico debe llevar las mujeres cristianas a ser criteriosas en la manera de vestirse. Cuando un hombre peca por la codicia de los ojos, eso muchas veces es fruto también de la falta de modestia y decencia de las mujeres al vestirse. David pecó al cometer adulterio con Betsabé, pero ella también peco al bañarse desnuda en un lugar vulnerable a los ojos de otro. David cayó, pero ella le puso la soga que lo tumbó.
A su vez, los hombres, deben hacer pacto con sus ojos para no ponerlos con lascivia en una mujer que no sea su esposa. Deben huir de la impureza, y no alimentar sus ojos con la lascivia. Existen determinadas situaciones que la Biblia nos manda enfrentar y resistir, y otras que nos manda huir. En ningún momento Dios nos enseña a resistir a ese pecado del deseo lascivo; al contrario, nos manda huir. Ser fuerte es huir, igual como José huyó de la mujer de Potifar.
Esa figura nos trae otra lección. Los hombres deben ser cuidadosos con lo que le dicen a la esposa. La lengua tiene el poder de dar la vida o la muerte (Pr 18:21). Con ella, edificamos o destruimos la relación conyugal. Muchas mujeres pierden el encanto con la relación conyugal porque fueron humilladas por comentarios indelicados, palabras ferinas y gestos con desaire de los maridos. Muchos hombres son como Nabal en la Biblia, duros en la manera de tratar a los demás. A nadie le gusta ser comparado con otra persona. Somos una persona única y singular. La comparación humilla y aplasta las emociones de la persona.
Criticar la esposa en la presencia de otras personas es también un gran agravio. Hay maridos tan insensibles que además de hacerle críticas a la esposa, aun la expone a la vergüenza pública. Por otro lado, tratar a la esposa con rispidez, o sea con ira, destruye el romance. Una mujer pierde el interés sexual por un hombre que la trata con desprecio. Nada destruye más el romance que las palabras duras. El despreciar el cuerpo de la mujer, al humillarle por estar gorda o delgada, acaba con las emociones y la autoestima. Por último, el marido debe mantenerse en silencio si no puede hablar cosas positivas acerca de la familia de la esposa, ¡aunque haya cosas negativas que pueden ser mencionadas!
Partido de tenis tradicional, o tenis de playa
El matrimonio no es una competencia, sino una sociedad. Los cónyuges no son rivales, sino socios. Ellos no están disputando ni compitiendo uno con el otro, sino cooperando juntos. La Biblia dice que mejor es ser dos que uno. La mujer fue dada al hombre no como la rival, sino como la compañera idónea, o sea, una persona adecuada. Ella completa al hombre emocional, psicológica, espiritual y físicamente.
Rubem Alves4 usa una figura simple, pero creativa y eficaz, para ilustrar lo que es el matrimonio: puede ser un partido de tenis tradicional, o tenis de playa. Ambas modalidades tienen dos jugadores, dos raquetas y una pelota. Pero el partido de tenis tradicional es más agresivo. Los dos jugadores entran en una cancha para competir, y uno tiene que derrotar al otro. Los jugadores aprovechan el error del rival para prevalecer sobre él. En el partido de tenis, no se perdona la falla del rival, al contrario, ella es explotada para conseguir la victoria. Por contrario, en el tenis de playa las cosas son diferentes. Los jugadores no son rivales, sino socios. Ellos no compiten; colaboran. En un partido de tenis de playa, no hay perdedores. Ellos no juegan para triunfar sobre el otro, pero para tener un rico momento de deleite. Cuando uno de los jugadores comete una falla, el otro hace un gran esfuerzo para devolver la pelota en condiciones de juego, pues el partido no puede parar. Así mismo, el matrimonio debe ser como un partido de tenis de playa, y no un partido de tenis tradicional.
Hoy vivimos un romper de paradigmas. Nuestra cultura no tolera principios absolutos. Vivimos una pérdida de criterios. Nuestra generación está removiendo los marcos antiguos. Actualmente, muchas personas se casan, pero no se comprometen. Ellas duermen en la misma cama, pero no comparten los mismos sueños. A veces tienen el mismo apellido, pero no luchan por los mismos ideales. Es bastante normal que marido y mujer trabajen fuera del hogar. Cada uno tiene su cuenta bancaria y gasta su dinero como quiere, sin darle explicaciones al otro. El matrimonio se limita al lecho conyugal.
En estos tiempos pos-modernos vemos la decadencia del matrimonio. El índice de divorcios crece de manera alarmante. En algunos países como Estados Unidos, el índice de divorcios ya pasó de 50%. En esta última década en Brasil, el divorcio entre la tercera edad creció 51%. No existe etapa segura del matrimonio. En la milagrosa era de la comunicación, el diálogo está muriendo dentro de la familia. Está acabando el compañerismo. Vivimos el tiempo de las relaciones desechables. Se acabó ese tiempo dorado de pertenecer uno al otro, del gustar estar juntos, de continuar el noviazgo después del matrimonio, de disfrutar juntos la vida, los sueños, las alegrías y las tristezas.
¿Cómo está su matrimonio? ¿Puede ser comparado a partido de tenis tradicional o de playa?
1 [NT] En Brasil se usa la expresión “mala” (maleta) también con connotación negativa y en el caso de este libro aún más por causa de las cosas que ella puede traer para dentro del matrimonio, que de por sí ya le hacen una carga molesta y más aún si no tiene manija para cargarla adecuadamente.
2 HARTLEY, Willard. His needs Her needs. Revell, 2002.
3 [NT] Ríos brasileños, siendo que el Negro, nace en Colombia y se le conoce como Rio Guainía. Estos se unen en Manaos.
4 [NT] Rubem Alves, 1933 – 2014. Brasileño. Fue psicoanalista, profesor, teólogo, escritor y ex-pastor presbiteriano. Es considerado hasta hoy uno de los más grandes pedagogos brasileños. También fue profesor de la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP), en Brasil
2
Las primeras cosas primero
Prioridad es una palabra clave. Nada es más desastroso que pasar toda la vida involucrado con banalidades y dejar de lado lo que es prioridad. El matrimonio no es un apéndice en la vida. Se trata de la esencia de la propia existencia. Marido y mujer tienen una relación más sólida que la relación con los hijos. Marido y mujer son una sola carne. Los hijos nacen, crecen se casan y se van del nido, pero marido y mujer continúan construyendo su historia. La relación de ellos solamente debe terminar con la muerte.